Puntum Gambarotta

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Este libro obtuvo el Primer Premio en el "I Concurso Hispanoamericano Diario de

Poesía" (1995). Editado por Libros de Tierra Firme 1996.

PUNCTUM - Martin Gambarotta

1
Una pieza
donde el espacio del techo es igual
al del piso que a su vez es igual
al de cada una de las cuatro paredes
que delimitan un lugar sobre la calle.
La bruma se traslada a su mente
vacía, no sabe quién es y el primer
pensamiento "un perro que se da cuenta que es perro
deja de serlo'' vuelve a formar parte
del sueño pero aparece, difusa,
la maceta: una pava abollada con plantas
en el centro de la mesa: dos caballetes
sosteniendo una tabla de madera
--entonces está despierto.
Las manchas de óxido en el cielo--
el color de la luz sobre las cosas, el cielo
que se retrae y es óxido borroneado
entre sus ojos y cae dormido de nuevo, pero aparece
un orden en la materia despierta.
La ubicación lúcida
del lugar en el día, el ruido,
el cuerpo latiendo,
la ruina de una idea que corre
por una red de nervios,
palabras de acero
contenidas en un soplo:
un orificio cabeza de alfiler
en una cavidad del corazón.

2
En el 2do. estante,
un tenedor torcido entre el alcohol puro
y las gillettes usadas.
Sobre la heladera tiembla
una estatuita: es un tenista banado en oro falso
en el acto de sacar el primer servicio.
Cada minuto un trofeo de plástico.
Y en qué momento un hombre pierde
noción y su mente queda en blanco:
cuando no puede dormir y no aguanta
el hecho de estar despierto.
Cómo se llama eso que cuelga de la pared,
cómo se llama eso que cubre la lámpara.
Rodeado de cosas sin nombre a mí también
me hubiera gustado empezar esto
con: de noche junto al fuego
pero acá
no hay, salvo en potencia, fuego
y eso que se divisa, una oscuridad
baldía sobre nosotros, a duras penas
puede ser llamada noche, nada
hace suponer el final de la transmisión nocturna
que ahora termina y deja
la pantalla nevada
trasladando a la penumbra del pasillo
la oscilación de un aire gris que no provoca
ninguna emoción salvo en las cosas.
Antes del corte de la programación estuvo
el vuelo de una polilla en la pantalla
a contrapunto de la banda de sonido del Gran Chaparral,
una japonesa que se tiraba a la pileta,
los subtítulos en verde decían:
"acaso no eres tú la de los ojos azules",
en otro canal, el documental sobre cáncer de piel
y en otro un delfín saltando aros de fuego
y de nuevo la japonesa secándose la nuca
con la toalla, mirando la cámara
cambia y otro dice "solo se escribe
acerca de la muerte por dinero."
Cadáver, esto ya no es rock,
algunos roban estéreos, otros roban esposas
pero todos robamos.
Discriminando entre el dolor y la apertura siciliana
va hasta la pieza y en una hoja escribe
la jugada de una partida por correspondencia
que va a reproducir un tablero en Concordia
en otra noche. Alguien lee
la nota: Jaque,
torre negra toma peón alfil uno
mate
y sabe que todas sus piezas están perdidas.
No hay color, únicamente
queda la variación en los tonos
de gris que, en el pasillo,
se funden con el destello aguado de un aviso de yogur
que viene de la calle:
PORQUE LO MAS IMPORTANTE dice ES UNO MISMO.
3
En la cocina
la llama de la hornalla
oscila detrás del Guasuncho, que
se cree el héroe del Barrio Pepsi
pero que nunca salió de estas cuadras
a no ser para cobrar una renta.
Guasuncho, de visita en la cocina
él, que hace unos años fundó
una pseudo célula clandestina y después se puso
a vender biblias para el Ministerio de Ondas de Amor y Paz.
Ahora rehabilitado, con restos de chicle en el labio inferior
de su sonrisita parapolicíaca dice
hesitante
loco
loco, yo era amigo de Luca.
Guasuncho cuenta de una minita
que, siguiendo los pasos de su hermana mayor,
usa una remera donde un águila sostiene
el bate de beisbol en una garra y laureles en la otra.
En dos semanas cambió menos que en la media hora donde
hablamos del futuro en tiempo pasado.
El parlante roto, dice Guasuncho
hacía que la canción,
Blondie, se escuchara de a ráfagas, arrastrada
hasta la pieza desde otro lugar
menos pensado; después de la escena
de celos en el comedor coreano algo
quebró la sucesión de los hechos
y entonces, todo indicaba que era él,
no era yo, dice Guasuncho, con un envase
en la mano, ni ella, una mujer
sacando un jean del bolso
los personajes que a la otra mañana se movían detrás
de la vidriera mal enjabonada
en el San Cristobal Laverap.
Nadie comenta salvo Confuncio
que comparando de reojo al Guasuncho
con una diapositiva de cuando tenía 17
le dice, nunca debiste confiar tanto
en alguien que le pone Heráclito a su gato.

4
Hace un año la noche era igual
y nada le asegura que, acostado,
ésta no sea en realidad
otra noche y que el pasado
no pasó
o está gateando
por debajo de esa cama.
La noción del tiempo
perdida hasta que el alcohol le dilata
suave, las arterias
y un latido irregular del corazón
alcanza
para que las horas se reacomoden
en alguna de las dos noches
donde toma algo de un vaso rajado.
Mirando el reflejo de su cara
en el revés de una cuchara,
puede tirar el vaso a la mierda o dejarlo
en la mesa de luz: entre esos dos
puntos del deseo vacila el futuro
y lo importante podrá ser
el ruido,
azul, de los cubitos
de hielo derritiéndose en el vaso
pero lo esencial es el fulgor de una soldadora
llegando desde una construcción lejana: el esqueleto
de un edificio sin terminar
congelado en la iluminación que, desde más atrás,
irradia la terminal empapelada
con afiches de la gobernación:
NO, dicen el rojo, a la droga.
A mitad de cuadra los empleados de una farmacia de turno
fumando bajo una cruz, verde, de neón. Alcanza con bajar
la persiana para eliminar la escena. Cadáver, cada hora
que pasa vale más que un año en la vida de un perro.
Acostado
en la cama impresionista,
sentiría
el roce de un grano de arroz en su paladar seco,
mira la foto de una amiga
que estuvo internada
en un hospicio de París. Eso
suena pretencioso y, releyendo,
sería mejor cambiar París por Federación, hospicio
por hospital, internada por encerrada, pero
se atiene a los datos reales de la nota
detrás de la foto. En el papel
brilloso está prendiendo un cigarrillo,
protege la llama del encendedor en el hueco de la mano
de aquel viento que arrasó una playa. Atrás: el mar
cuando las olas crecen para romper.
Bajo un cielo anti-óxido su amiga, algo pálida;
el pelo del largo al que llega
dos meses después de rapado. La escena soluciona
un problema: sabría a quién llamar si en el bolsillo
de su pantalón, en vez de un cassette y una goma de borrar,
tuviera dos fichas larga distancia.

5
El cerebro en remojo. Intelecto inútil de las cosas. Universo
innecesario. Algo que lo devuelve al principio final.
Agujeros negros abriéndose del centro hacia los
bordes. Idea para un ensayo: a los 21 Sid Vicious mata a su chica
en un hotel, lo meten preso y su mamá le lleva la heroína
así se puede dar la última sobredosis acampando bajo las
estrellas Manolo dice has tenido ese sentimiento alguna vez
muchacho, tú sabes, andar cabalgando por la llanura 2 o tal vez 3 días
conduciendo el ganado del Sr Cartwright a pastar más al norte
hasta que llegas a una posada y una chica te saca las botas
ah, manito no te imaginas lo que te pierdes
y Manolo mira el fuego y se pone a puntear en su guitarra
mejicana, canturrea
nena estoy cansado de cabalgar sacame las botas
en tanto que más atrás una fila de indios Navajo
se mece de un lado a otro haciendo corito
-uuuuuuuuuuuhhhhhh, sacame las botas
y dejame amar- todos parados delante de un cartel luminoso
que se prende
PORQUE LO MAS IMPORTANTE dice ES UNO MISMO
y se apaga
de modo que
se ve obligado y le dice
Manolo no puedes tocar no tienes
manos
y Manolo contesta sin mirarlo
sabes eres un buen muchacho
puedes decirme
Manolito si quieres
así me llaman en el Chaparral
y Manolo pide un yogur
sale un minuto de los reflectores
de la escena que parece
estar rodándose en la banquina de la Ruta 2
para firmarle autográfos a sus fans que le dicen eh,
Manolo es verdá que te la moves a Greta,
joya, Manolito, y otros
andan con pancartas que dicen Manolo
come with your Navajos a vivir to Ciudad Evita.

6
....
Maleza mojada. Maleza. Plantas.
Luz lluviosa (pantalla).
.....
El trabajo de tal y tal en un taller armando llaveros
pegando muñequitos de Jesús a unas cruces
i.n.r.i. de plástico.
....
No soy parecido a ése
sino que soy el que agarra
y con los restos de un
aerosol pone la palabra D-----
en su remera.
....
El que se apellidaba Héroe.
....
Tiró un cartón de yogur bebible por la ventanilla
al mismo tiempo que volanteaba, a los gomazos,
el Ferlaine por los adoquines de Gandhi.
....
El abogado que mataron metiéndole
un palo en el culo.
....
La cabecera oxidada
de una cama de hospital
en el basural.
....
O no pasa nada o no entiendo
lo que pasa.
....
En el mismo lugar velocímetros rotos.
...
Y qué hay del tío de G,
que cuando visitaba su país natal
hablaba un castellano perfecto
pero que de vuelta acá le volvía el acento raro.
....
Y esa vez que tuvo un derrame mezclaba
las palabras de uno y otro idioma
como el que.
.....
Perro que se da vuelta
y ataca a su propio dueño.
......
Y en los días de calor, a cierta distancia,
los edificios desvirtuados detrás
de una capa de vapor.
....
Un tipo desnudo en campera de cuero.
....
El viejo postrado dudando en qué idioma
pensar "me estoy muriendo" a causa del exceso
de sangre que corría por su cabeza.
.....
Esto es lo que yo llamo un
cocktail. Esto es lo que
estoy....Nemrod.
......
Nebulosa.
......
Mear sangre.
......
Qué, a vos también te gustaría
ser un lanzallamas, llenarte
la boca de kerosene azul
y untar, si es que se dice así, en el balde
un palo con un trapo en la punta
llevártelo a la boca y escupir combustible
entre los dientes para ver cómo el chorro prende fuego
unos centímetros por encima
de la carne ajada de los labios?
...
ENSAYO (Sid Vicious)
Vicious en el sentido de sádico. De pibe
apaleaba perros en el parque Slough.
Y Sid porque ningún careta
jamás le pondría ese nombre a su hijo.
Mi verdadero nombre fue John Slivkin.
Creo que Slivkin quiere decir
preso en eslavo.
Cuando tenía 15 aprendí a tocar el bajo
con tres dedos.
A los 19 usaba dos.
Ese año grabamos un disco llamado
La Gran Estafa del Rock and Roll
y pasé unos días en el Chelsea Hotel.
Al otro verano
toda la pendejada de Inglaterra
andaba usando esas remeras con la primera plana
de The Sun estampada en el medio.
Sid Vicious, decía el titular, is dead.

7
...............El viento silba
en una damajuana vacía. Por la ventana, un
relámpago dibuja el
ideograma en el cielo
y saca radiografías de la noche. Llueve.
Este es un hecho impuesto
sobre el paisaje por el peso de las nubes.
Afuera, todas las cosas están mojadas.
Cadáver, lo que en una ciudad vale mucho
en otra se consigue en cualquier lado.
La silla:
una reposera de playa
en el medio de la pieza:
un cubo de espacio donde gime algo de materia
y entonces es anoche el lugar delimitado donde
duerme. No hay
ideas.
En el sentido estricto,
ninguna, a no ser
nada, separa esa noche
de las manchas de óxido
que se despliegan hoy
y según la graduación de la luz
van conformando ante sus ojos
un cielo. Y ninguna
separa el anteayer, a no ser nada
o el filamento fisurado de una bombita de luz,
del día anterior
y nada separa, a no ser
nada, a ese anteayer de su ayer
y al día antes de ayer de su ayer,
a no ser una sucesión de pantallas nevadas
desplegadas en el sueño. Cadáver, qué esperabas?
Esperabas el ferry que cruza de noche?
El ferry que cruza en 50 minutos
al Uruguay? Esperabas que alguien levante por vos
su brazo en la cubierta para señalarte un punto de fuego blanco
no,
verde, que no
brilla, desiste, se
quema,
no
muere,
se apaga
diluyéndose
en esa hora que no tiene
ubicación en el día, como el día no cuaja
en ninguna semana del mes, un mes, a su vez, sacado
de quicio en un año hepático?
El tiempo se atiene al mandato de la luz. Detrás del
vidrio roto, mantenido en lugar por un broche de metal,
únicamente se tiene noción si se sigue
la variación de colores. Primero
aparecen los caballetes, las plantas,
y después el pensamiento: "un perro que se da cuenta
que es perro deja de serlo.''

8
En un sentido
si fuera hasta la cocina donde
anoche estuvo el Guasuncho vería
el filtro de un cigarrillo flotando en el agua
estancada de la pileta, las
etiquetas de las 5 o 6 botellas
dejadas por días al sol perdiendo color,
moho azul
entre los restos de un té,
una foto recortada del diario
pegada con un imancito
a la heladera: un delantero de la B.
Se deja estar en la curva del silencio.
Ni hablar
de abrir la canilla
para tomar del pico, para sentir, no el sabor del agua sino
más bien el gusto metálico de los caños
que la llevaron de un río hasta el lugar,
un resabio de óxido en el agua
ese gusto, rojo, del tiempo pasando.

9
Cadáver, en las horas sin trabajo
arrastradas por el espanto, la mesura
5 calles te separan de tus tortugas
- la ciega, la de corazón seco -
que duermen, bajo la cama, en una caja de cartón.
500 metros más largos que 500 años.
Si fuera hasta la cocina, vería lo que quedó de la escena,
la disposición de las sillas sin cuerpos
donde Confuncio discutía anoche.
Confuncio, que no se sabe cuándo está hablando
en joda y cuándo en serio,
hacía brillar la cabeza de un alfiler
contra una luz cualquiera.
Un expulsado del paraíso,
la vez que todos los pibes de la agrupación arrugaron
(FS se fue a Mar del Plata en un ambulancia de ATE,
ST a criar gansos a Venado Tuerto) se quedó el verano
a ver cómo los pendejos mojaban el culo en la fuente
y enterado que la chica thrashera con la que pasó
medio año andaba pensando en matarse,
dijo, dice o va a decir en la cocina:
me alegro por ella.
Si cada persona tiene un objeto asignado
que lo representa, Confuncio
es un arquero, despintado, de metegol.
Cuando lo traicionaron
los de la 7 de Mayo
que le habían prometido un par de cargos
pero después arreglaron por atrás con el Senador Pachuco
pensó en largar. Se fue bordeando
el río hasta la terminal y pasó un rato
calando la gentuza: una vieja con el
ojo tapado con una gasa
sentada, un ciego escuchando walkman
la cara de verdugo del repartidor
de bebidas y su tatuaje
en el brazo izquierdo: KISS;
hasta que únicamente quedaron en la plataforma
dos micros con los motores en marcha
y le costó decidir si tomar el que salía
para el sur o el otro, más nuevo,
pero con un solo foco prendido
que lo llavaba al norte
o si de última quedarse ahí mirando
cómo se apagaban las luces
de la terminal, automáticamente,
cuando se hacía de día.

10

No hay, no va a haber, no hubo


no hubo, no, no hay, no va a haber
ni hubiese habido si; no hubo,
no hay, no va a haber, no,
hubo, nunca, ni hay, ni puede
haber, no hay, ni debe haber
habido, no hay, no hubo,
ni va a haber errores de línea
en el cráneo, la curva perfecta
de los huesos frontales,
no hubo, no hay, mejor serie que Kojak,
ni máscara más concreta
que estas antiparras de soldador
para pasar la poda de la noche
neutra, no hubo, noche
neutra ni clara, no hay martillo
neutro ni pesado, no, que martille
agarrando el mango del martillo
para martillar con el martillo
la madera de los hechos, no hubo,
no hay: Kojak vendió su coche en llanta
a los chacales, entregó el escudo y arma
al Capitán Griego, los negros amagan
con quemar un kiosko y no lo queman;
no va a haber, Cadáver, mañanas
reales de color tierra
para usar el gatillo, un gatillo difícil,
tenso, que se resiste a ser gatillado
contra algún objetivo enemigo,
ni hay, no hubo, ni hubo de haber,
tiza para delinear con tiza
el contorno de la víctima tirada
boca abajo en el suelo duro;
no va a haber, líneas
de carbonilla en el cielo,
líneas de grano tieso y reventado,
líneas negras que cruzan otras líneas, en ángulo oblícuo
formando enredaderas con líneas
que se despuntan en líneas
que se pierden hacia un fondo
rayado por otras líneas curvas, ni hubo,
ni hay, no hubo no, no va a haber, no hubo,
ni hubo de haber habido, no hay, no.
Escopetas recortadas en cartón, bidones
de nafta, plantas alicaídas,
descompuestas, antes de lograr
una forma madura bajo el toldo,
vidrio molido en la carne picada,
una vieja con el tobillo sangrándole
bajo la media de nylon, el personal
de limpieza en la planta baja de IBM,
una cuadrilla de negros
que se deja caer del camión
para romper una calle.

11

Trash es la hojarasca, broza, paja, escombros


basura, bajazo, deshecho
de este mundo o
un cualquiera, trashery y trashiness quieren decir lo mismo,
trashy es un despreciable, un inútil
y cómo no va a estar podrido
si el año que apenas empezaba se termina,
por la avenida del bajo pasan
las camionetas repartidoras de diarios
y los compañeros son todos unos cínicos.
Confuncio trasca que no tiene ni
angustia ni ansiedad
y si no fuera por los ojos que miran
el frío que se concentra en los dientes
del cierre relámpago de su campera pero
que no parece
pegarle, para nada, en la cara y mucho menos
alterar en algo, adentro, el ritmo
de la circulación, se puede decir
que está pero no está, para nada,
en la escena, o que le da igual estar o no estar
en el cuerpo que sale, sin inmutarse en lo más mínimo
por el viento cruzado, de la terminal, en lo más mínimo por
la pelotita de flipper que le rebota en el cerebro y parece
saltar hasta ocupar toda su mente. Cadáver, siempre que sea la correcta
a la pregunta no le importa la respuesta.
Confuncio sostiene, está sosteniendo o sostenía
un papelito
entre los dedos
desconectados del resto de su sistema nervioso
pero que reconoce suyos a pesar de no tener tacto,
y camina leyendo en la primera luz
el horóscopo que viene con el chicle bazooka:
tendrás muchos amigos y formarás con todos ellos
una banda de rock o una frase parecida,
una oración que no logra en lo más mínimo
o del todo hacer entrar en su mente; el Pibe Bazooka
es un servis y tiene un operador de la bolsa a sueldo
que le escribe los chistes y sale con la Roxana Porchelana
en el panel de video, la ratoncita divina del Dr Jekyl,
que toda quietita y cremosa
incendió Palermo Chico horrorizada en bikini
en una gran congestión. Eu, Confuncio,
a vos te hablan
...............
.......................................................
...............................La morguera estacionada
entre dos camionetas del correo.
Olor a combustible cortado,
el encargado de la playa que guía
las maniobras de un auto.
Más allá, las bases navales,
las vías para los trenes de carga.
Y oficiales chuecos pidiendo
documentación a bolivianos.
Ah, que el gancho de esa grúa en desuso
me cace del paladar para poder
sobrevolar la escena.
De izquierda a derecha
dominante en el bajo cielo
gris gris gris analgésico.

12
Nadie se hace cargo en la terminal
del cartel publicitario en el que un tipo entrado en años
pero que en la foto representa un joven con proyectos y uno
a lo
sumo
dos
botones de la camisa desabrochados baja
las escaleras de una facultad - derecho - un libro
y la constitución nacional bajo el brazo
la foto rematada
por la frase YO NO ME DROGO, la palabra
no en itálicas diferenciándolo
de los que sí se dan
en los 2 ambientes de un departamento en Congreso
donde festejan el cumpleanos del Guasuncho.
El Cadáver
que ya se cojió de parado al Guasuncho como regalo
lo mira al hermanito del Lagarto, al que en un par de horas,
después de que todos salgan y estén un tiempo dubitando
sin hablar en la entrada de la Piraña, después
de pasar a buscar a Equis
y estar otro rato sin saber para qué lado agarrar,
se la va a chupar en el bañito del depto
manteniendo la puerta cerrada con una mano
agarrándosela con la otra
para despertarse a la mañana
siguiente o pasada,
donde sea,
pero en una manana,
con el gusto a leche del Lagartito en el paladar,
al lado de Confuncio
a quién le dijo todavía algo dormida,
en el colchón sin sábanas, tapada
a medias por un poncho
donde daba vueltas buscando
la almohada entre sueño quiero
Confuncio, quiero
pija......................................
............................................
...
13
Para qué ilusionarse: la disposición
ideogramática de los fósoforos usados
en la mugre no contiene mensaje.
....
Qué siente? Coagulos
de bruma en la mente
acolchada, calambres de hígado
que nacen en los dientes
pasan por los nervios de las encías
y echan una raíz inextirpable
en la tripa.
....
Lo mejor que podía ofrecer el día
era ganarse un televisor en un sorteo.
....
El balde con la campera de jean
en remojo.
....
Un auto que los lleve
de donde sea al lugar que sea.

....
El Cameraman.
....
Hacía tiempo
que no hablabas con alguien
con ganas de tenirse
unos mechones de violeta. Espacio.
El hambre de la memoria. Espacio.
Alimento para gatos. Espacio.
Espacio.
....
Media manana: el ruido
de las topadoras municipales
reciclando las tumbas
de las familias retrasadas en el pago
para RIP en Chacarita.
....
Cielo con estrías del color
de las etiquetas anaranjadas
de los discos CBS.
....
Cielo. Cuando dijo cielo
nada representó salvo el color irreal
marcando el contorno del paredón
bordeando el cementerio.
....
Un tipo al que le temblaron tanto
que tuvo problemas para embocar de primera en la taza
el líquido que servía de la botella.
....
Eso sí que es bueno. Eso sí que es pandemonio.
Eso sí que es mirar ceniza
girar en un vaso de agua.
....
Su ser: agua con cenizas.
Agua con cenizas, cenizas
que se diluyen en agua.
....

Papel hecho cenizas


con un encendedor.
La ceniza con forma de diente
que pierde esa forma
en el vaso de agua.
El fuego que forma
ceniza que después
se pierde en agua.
....
En realidad, prendió el encendedor para escuchar
el hiss del gas líquido
alimentando la llama
que movía por dos o tres costados
de la pieza a oscuras
iluminando fracciones de objetos sin definir
tratando de comprobar
que estaba
y dónde estaba
ese momento
en el que estaba.

14
De una que el mundo sensible que aparece delante
de Confuncio, yéndose de la terminal,
se ve a través de una bombita de luz, los objetos
apenas magnificados por el vidrio adquieren movimiento
circular y se superponen unos a otros.
Confuncio saca la vista del cartel
y en ese momento sin explicación posible
ve irse a una parte de su persona, Kwan-fu-tzu,
por una calle
mientras la otra, una fracción
a su vez de sus mil partes hasta ese momento indivisibles,
se queda parada. Kwan-fu-tzu
trasca que cuando lee la letra A se le aparece representada
al revés o acostada
tres líneas que se entrecruzan en un punto definido
pero que no representan nada y pronuncia perro como prero
y si quiere escribir drogo le sale dorgo y si lee una oración
invierte su significado o le agrega otro.
Kwan-fu-tzu no es alguien que se mira
anémico al espejo sino que es
el reflejo en ese espejo
y ve el mundo, invertido, plano, desde ese lugar.
Se aleja de Confuncio con las manos en el gamulán
por una transversal cualquiera
que hace unos años se llamaba Darwin
y ahora le pusieron California.
Se le hace dificultoso acordarse
de algunos sustantivos.
Lo que mira o va a mirar se
disgrega a medida que se pierden en su memoria
las palabras que tiene
para representarse los objetos;
partes del mundo sin nombre
que se desarrolla delante suyo.
Y esto llega a un punto, se podría decir,
crítico cuando Kwan-fu-tzu
para en la verdulería y toma con la mano izquierda, de uno de los
cajones apilados afuera, una fruta anaranjada, áspera, que huele
y pesa en la palma de su mano, una fruta a la que ve
perfectamente pero no puede reconocer, registrar, ni darle nombre aunque
igual
la guarde en uno de los bolsillos del gamulán y sepa que la va a comer
sentado en el umbral de una casa cuatro o cinco
cuadras más adelante y después siga caminando hasta
pararse nuevamente, esta vez en una veterinaria.
Kwan-fu-tzu no reconoce lo que es una caja
pero fija la mirada en la tortuga del tamaño de una mano;
un manchón verde que se mueve en el espacio restringido
por cuatro paredes de cartón.
No sabe nada de tortugas, no sabe
ni qué tipo de bicho es pero se mueve y entonces
está viva y puede imaginarla retrayendo
la cabeza para dormir
en su caparazón. Alguien
va a tener que dar explicaciones de cómo Kwan-fu-tzu
después de fingir estar mirando la vidriera unos segundos
para calcular el movimiento de su brazo izquierdo,
que extiende entrando apenas en el negocio,
asomándose casi, manotea la tortuga de la caja
cuando el vendedor no mira y sigue caminando como si nada
por California, a partir de ese punto
con un animal pequeño en un bolsillo de su gamulán.
Oleosa la manana,
una capa de blanco que confrontada con otra
más blanca entonces era, es o va a ser amarilla. En la calle,
cerca de un lote con partes quemadas
de lavarropas, las llamas tatuadas en el esmalte blanco,
heladeras en desuso
dejadas al fondo del baldío, unos hombres
colocando balizas
que van a titilar de noche alrededor de un pozo.
Cadáver, en la petit masacre de tus horas
hablándole al oído a un alfil negro,
este día: parte de la carnaza
común de todos los días.

15
Una máscara real, la máscara
de un arquero de hockey
sobre hielo, el hombre de la máscara
de hierro, una máscara de oxígeno,
una máscara de anestesia, una máscara
de esgrima, el barbijo de enfermero,
una máscara de gas, la mano que hace
de máscara, la máscara que usa
un buzo, la máscara de un soldador.

16
Oleosa la manana en la que Kwan-fu-tzu,
al que no esperan en ninguna parte,
traspasa el aire denso, casi
aceitoso.
Recién cuando Kwan-fu-tzu anda
bordeando el río se encuentra a Confuncio, que se quedó
sin cigarrillos antes de entrar
a la terminal y las dos partes se vuelven a juntar
y son de nuevo Confuncio, indivisible, que no puede
decidir, iluminado por el único foco del micro,
cuál de los dos tomar:
si el que va a Diamante
o el rápido a Bahía Blanca,
pero esta vez tiene que agregarle a la duda,
casi un dolor físico más que un pensamiento,
de viajar o quedarse a ver la iluminación automática apagarse,
a esa duda le tiene que agregar
qué hacer con la tortuga de Kwan-fu-tzu;
en definitiva él mismo,
el nombre innombrable que toman los hechos
pasados haciendo eco en el presente.
Kwan-fu-tzu, el pretérito perfecto
de Confuncio que se queda 1/4 de hora, menos,
buscando la entrada a la terminal.
No lee, Confuncio,
en el tablero que anuncia
la partida de los servicios
Diamante sino Daimante,
no Bahía Blanca sino Bhaía Bancla.
Tiene problemas para entender
los números que le informan
el horario de salida de los micros:
6.30: Diamante
6.35: Bahía Blanca.
Una diferencia que tampoco puede registrar
ni representarse, al menos, el espacio
que significa esa diferencia
de 5 minutos
entre la salida de cada
micro que,
igualmente al no poder calcular
cuál sale antes que el otro,
ya está decidido,
no va a tomar.

17

Manolo hace a un lado la guitarra,


te lo imaginas al cabrón Chipriota, sentado
en la tierra del olivo mirando
las estrellas calcinadas allá arriba,
el brillo del sol trasluciéndose por la materia
polvorienta de la luna, terneros pastando a un costado
y en otro el graznido de perros salvajes
buscando agua con el hocico, el olor a parra quemada
empujado por el viento desde la aldea,
te lo imaginas murmurando, la idea
todavía rumiando en su cabeza, te lo imaginas
diciendo "este mundo
el mismo para todos no lo hizo ninguno
de los dioses ninguno
de los hombres
sino que siempre fue es y será
fuego siempre vivo". A ver navajos manitos
canten algo y los Navajo uuuh, estoy sucio
y desprolijo, sucio y desprolijo hoy
mirando de reojo al Pato Lucas
que salta delante de los reflectores
y dice "eso es todo amigos''.
Pero si esto fuera, a fin de cuentas, todo
no estaría el Guasuncho captado por la luz
de la heladera abierta
cuando saca una lata de cerveza alemana, atún,
la mostaza francesa, el pan lactal, lonjas
de salmón y queso
para sentarse en el sillón giratorio y ver
los noticiosos de la noche.
El tiempo en Frankfurt: diez bajo cero,
Berlín: cinco bajo cero,
Londres: diez bajo cero.
Si esto fuera, una vez más, todo
no pediría un remís, no reservaría un cuarto de hotel
entrado el amanecer dando el número de una tarjeta,
ni saldría con el saco, no saldría
como lo hace, en la mañana grumosa, a la calle,
repitiendo que era amigo de Luca,
esperando el auto
para hundirse en un rincón del asiento de atrás.
El cielo color engrudo alejándose por la ventana trasera
cuando el coche arranca y mete segunda.
El que maneja haciendo el intento de parecer profesional
va a preguntar "hacia dónde senor" y él, el Guasuncho,
va a sentir su cuerpo tomar velocidad con el movimiento
rectilíneo uniforme del auto. La tarifa de un remís, la tarifa de una
puta,
la maqueta del infierno, tanta paz que no hace falta cortar la calle
alumbrada todavía por el sodio de los faroles. La cabeza del Guasuncho
que se va a dormir como una mano, los alfileres y las agujas en la nuca,
el parpadeo al compás de la música sabiamente funcional,
los manchones de color inmediato por la ventanilla,
el rumor de las instrucciones transmitidas por radio
desde la central.
Qué bueno, las palmas secas en el tapizado de terciopelo sintético.
El que maneja, tomando una avenida ancha
le va a ofrecer un cigarrillo
adivinando por el espejo retrovisor
una parte de su cara alumbrada
por los autos que vienen de frente.
Justo cuando la voz en la radio pregunte
"coche nueve confirme destino cambio'',
el que maneja va a volver a mirar al Guasuncho,
y no va a saber, por un segundo, qué contestar
hasta que escuche insistente la voz desde la central
"destino coche nueve destino cambio"
y entonces pisando a fondo, la aguja naranja
del velocímetro subiendo las cifras rojas, los semáforos de la avenida
todos en verde, va a acomodar el cuerpo
en la butaca, soltar el volante un segundo
al pasarse la lengua por los dientes,
antes de contestar "destino desconocido, cambio''.

18

Cadáver, un hombre no necesita diccionarios


y no hace falta estar senil
para que la cuchara cínica nos tiemble,
de la manera que le tiembla a Hielo, en la mano retórica
cuando toma la sopa del verano,
en la cocina con todas las hornallas prendidas.
Afuera, el camión triturando basura.
El viento mueve una persiana que habla.
No hubo, eso parece, atardecer. Estas son
las horas que, en invierno, la noche le conmuta al día,
pero no son horas para andar divagando.

Su amiga, enamorada de nada, viene de la calle


entra por el vacío enmarcado donde hubo antes puerta, se tira
en una reposera de playa desplegada junto a la cama.
Nadie puede saber
si lo que hace está bien
mal, cerrá del todo esa persiana, abrí la botella
destilada en Catamarca, sacá, dice Hielo, esa basura
clásica de la radio
y poné heavy
metal.
No soy yo
el que se lleva el tenedor con una papa hervida a la boca
un tanto fosforescente contra la ondulación de la hornalla:
es Hielo, que a los 15 andaba con un brazalete
celeste y blanco con un 6 y un 2
impreso en una tipografía pesada, oscura.
Cada primero de Mayo, Hielo era de la banda
que le daba a los de la orga para que tengan pero
después de un par de lecturas se abrió de la derecha
y se pasó a la 7 de Mayo
para finalmente abandonar y dedicarse. Hielo, que
en un gesto irónico o una manera de recordarse a él mismo
lo que todos consideran, y sin duda fue, un error,
todavía conserva la musculosa con las letras gastadas
U
O
M
azules estampadas arriba de la palabra lealtad
en negro con la que andaba en ese tiempo
y que ahora se pone
para dormir algunas noches cuando viene su amiga
en el tren eléctrico de la capital.
El Cadáver, que va a decir, dice o dijo
estar con Hielo
es lo mismo que estar
con nadie. Hielo, que podría llegar a ser el potencial simple
de Confuncio pero es, en sentido estricto, otra persona:
un inmigrante, esté donde esté ubicada la noche
que se mueve, lerda, para adelante.

19
Esto se dijo antes (ya)
se dijo, incluso, en canciones pop;
que la noche hace crash se dijo
antes, está dicho desde antes,
se dijo que el animal sedado
daba vueltas por la casa y antes
se dijo que no había nervios trastocados
en el organismo ansioso, que la carne
sin nervios molesta se dijo
y también se dijo que no hay
que saltar en la cama
y aparte se dijo esto
y del lugar en que se dijo
está sacado esto: no puedo leer.
El párrafo que empiezo y rempiezo
se detiene, me trabo al llegar a la primera e.
La primera e es el cabeza rapada partidor-
de guías-de-teléfono que me hace no seguir leyendo.
Por el cabeza rapada tatuador-de-esvásticas
entiendo todo lo aprendido hasta ahora
y que no sirve.
Antes de aniquilar
esta párrafo es inútil,
estéril además, en esta tierra negra,
seguir con toro párrafo
donde la traba para leer
sería, por ejemplo, una coma.
Las palabras en el libro no significan nada,
al leerlas están cargadas de electricidad, saltan de la hoja
pero no quieren decir nada. A esto trato de solucionarlo
tomando algo, poniéndome gotas para los ojos,
que obnubilan la vista,
dejan la visión acuosa. Con una gota
de medicamento en el ojo
se ven colores no formas, al colocar
siguiendo las indicaciones en el prospecto
una gota en el lagrimal, que vendría a ser
la esquina del ojo
si se toma al ojo por un triángulo acostado
veo colores y no formas,
eso mismo que dije antes y anteriormente
se habrá, creo, dicho muchas veces antes (ya).
Parpadeo, los cierro para que sequen,
para que los ojos en sangre vuelvan a blanco,
esperando que el movimiento líquido que veo,
los manchones negros, cubos blancos
y lo que parece ser un pez gordo
nadando sin sombra en el fondo del mar
vuelvan a ser los que en realidad, son:
un ovejero atado a un lavarropas.

.....

Mamadera para los dioses


y carbón para asar el siglo
cobarde, la piedra negra,
la mano de piedra
negra que atrapa el relámpago,
alambre iluminado que
se transmuta en flecha de cobre
y no hace falta espicificar,
digo piedra: forma estéril
ahí entre las viejas del agua disecadas,
los caracoles disecados, las uvas
resecas, las hojas disecadas,
la cáscara de durazno disecada
y la cáscara de esa cáscara disecada.
Eso forma parte de su dieta
a base de calabaza y jugos diluíbles.
Todo en un tercero D alquilado
lejos del dodge verde metal de papá
donde fumaba por la tarde.
Una viuda de 24 anos
contemplando su cráneo de yeso
en la biblioteca de mimbre.
Hielo charla con La Drogona de Palermo
que pasó a pedirle un cospel.
"Dale," dice Hielo, "ponéte tu remera
del Mono andando en Mula,
quememos estos libros
y salgamos a ver la lucha de clases
en los copetines de la tarde, a los que se creen
albaniles por levantar cuatro bolsas, a pedirle plata
a tu novio que tiene llavero de la CNN,
el que paga 10 dólares por un sandwich
y después siente inconvenientes en la panza
o al otro punto aquel que tenés
el que trae jugadores de
la Federación Boliviana de Futbol.
Después podemos ir en taxi a bailar
a ese galpón que pusieron por discoteca
al ritmo machaque de esa chatarra
cibernética de tercera mano que ponen.
Eso si te dejan entrar y no te dicen
"zafá pardita'' en la entrada
y tenemos que ir a buscar
a la novia de Iggy
para que mueva el culo
enfundado en lycra
y nos haga pasar."

....

La sangre: pacificada
más suero, en realidad, que sangre.
Suero pacífico por sangre
igual a sangre pacificada;
sangre con suero que anula
la sangre real. Las vías
respiratorias: pacificadas;
los peces: pacificados; los huesos occipitales,
también, pacificados. El cemento duro,
que por definición es duro, de las edificaciones
del estado: pacificado. Pacificada, además,
la pupíla dilatada a causa
de una gota para los ojos.
El parpadeo en el sopor
ayuda al proceso de pacificación
general del cuerpo. Los pulmones:
pacíficos. Agua y arena para hacer cemento:
pacificados, los músculos de la cara:
pacificados. Las fundiciones de acero:
pacificadas; los altos hornos zapla:
pacificados; en paz descansan las perforadoras
con mecha especial para talar piedra,
las soldadoras eléctricas, las pulidoras de metal
y otras herramientas.

20
Enero, enero,
la pendejada reseca y sin trabajo:
todo es simple si uno
se acobarda en el juego sucio.
Cojen en la noche
después de ensamblar las partes
de un mueble usado.
Hay cosas que el color moja
y cosas que no.
La trasfusión de un relumbre líquido divide
el cielo en láminas. Una ampolla de pus punzada por un alfiler,
manchones indelebles en medio de los ojos,
un mareo leve le muestra
la obsesión corrosiva de la luz por las cosas,
la manera inocua en que se gira con la piedra del mundo,
desde su centro de gravedad hacia los bordes.
Acá, para delimitar un lugar,
en lo que bien podría ser
una cámara de agua sellada al vacío,
sumergido, no piensa dos veces,
hay, entre el agua y la piel,
una capa seca que recorre su cuerpo,
amarillento, casi neutro, terso
o peor: algo que el agua no traspasa,
sus movimientos plagiados de un perro mestizo, no sé
todo se mezcla, qué personajes habla
con las rayitas coloradas de la remera del Cadáver,
el día en que la televisión cortó los dibujitos
para mostrar un edificio de piedra en la lluvia,
un general viejo metido en un cajón,
gente haciendo cola para verlo muerto.

21
Qué es lo que me pasa
no tengo mucho para decir, Manolito habla cerca de la fogata
haciendo gestos balbuceantes con sus manos, la luz del día se cuela
por la ventana y yo todavía estoy en este bar abierto las 24hs
salir a la ruta por donde los camiones ruedan lentos
-si tuviera alas y pudiera volar sé para dónde iría
pero ahora mismo prefiero quedarme sentado en la orilla
para ver el río pasar pero eso es imposible le dice Ruthie,
que en la pantalla de su mente insiste en llamarse así,
imposible manito ir desde el Gran Chaparral a la ruta
y Manolo levanta su estratocaster y canturrea
cuando Ruthie viene a verme a mi laguna honky-tonk
bueno yo la puedo ver bailar gratis
bajo la luna panameña
y le digo vamos, vamos
si vos sabés de mi novia
y ella me dice
tu novia sabe lo que querés
pero yo sé lo que necesitás.

22

Esa noche el Guasuncho


fumaba Oxi Bithué
después de haber roto
su ficha de afiliación
agotado el stock de jugadas,
haciéndose preguntas retóricas
sobre Manolito.
Qué hacía un Mejicano
dándosela de cowboy
en el desierto Mojave?
Manolito, you know,
es verdad que después de entregar las espuelas,
el chalequito de cuero,
puso un autoservicio
en la ruta 101 cerca de Arkansaw?
Manolo, que según el Sr Cartwright,
no era un negro, un Navajo siquiera,
apenas un proyecto de blanco.
Un fracaso: tenían que doblarle
el inglés en Puerto Rico
para que lo entiendan en Tijuana.
What are you doing now Manolo
en una noche like this?
Esperando
que Manolito conteste
I am cleaning my fusil, manito.
Pero Manolo you should be
uno de los negros de la limpieza
cebando y jugando ajedrez en el turno noche,
dándole mate pastor a ese
que después de una operación mal hecha en la cabeza
quedó con el párpado izquierdo caído para siempre.
..........

El Guasuncho manosea
el celofán del atado
y sintiendo ese ruidito, la crepitación,
se da cuenta
que no tiene más cigarrillos.
.....

El Cadáver dijo: mejor que saber


2 idiomas es no saber ninguno.
Eso puso nervioso a Confuncio
que se palpaba la camisa
buscando cigarrillos.
Todo esto, cerca del río
donde prendieron un fuego
para asar una tira de carne,
tomar bebida de un bidón.
El Cadáver movía el fuego
con una rama y después preguntó.
Un auto levantó polvo
en el camino de tierra.
El movimiento del agua.
Más lejos, el brillo,
espeso, de unos focos iluminando
el puente hecho por los militares.
..............................................
..............................................
..............................................
Esa noche,
Confuncio dormía con el Cadáver
en una bolsa de dormir
por una razón simple:
quería estar ahí
cuando su respiración de anguila parara.

..........................

El Cadáver dijo que después de las transfusiones de sangre


iba a esconderse en la ciudad.
Pero del otro lado de la línea
se escuchaba el viento marino,
el ladrido de un perro
afónico.

............................

La diferencia entre
un superhéroe y un tipo aturdido
con remera de Marley
acomodando cajones de fruta vacíos
en un terreno baldío.
.............................

Vienen amigos noctámbulos con camperas,


tienen escudos de STP bordados en las mangas,
apagan cigarrillos en las plantas,
putean en italiano, buscan temas
en la radio, pasan emisoras,
envidian el pathos de los pescadores.
Cada uno sabe y hamaca el peso
de sus párpados. Después salen
a bares de taxistas. Todo se mueve
en una luz morbosa, los materiales
hechos por el hombre hacen de carnada
y lo único original es el Cadáver.
..................
Pero en cambio, insistió
en reconstruir en su mente ese muelle
que parecía un puente
sin terminar, el movimiento
de sus manos
en la terminal de Fray Bentos.
Una taradez más
cuando, en realidad, entendía
que un aire precario
fabrica una sabiduría precaria.
Después empezó a sentir
que no podía respirar.
Dios, no puedo respirar.
A eso le siguió
mecánicamente
el balbuceo
de unas palabras ingrávidas
que no marcarían nada,
menos que el aire
en una balanza de correo.
23

Prohibición de palabras
igual prohibición de deseo.
Si viniera la Novia de Iggy Pop
dejarías de poner música de camionero,
dejarías de hacer negradas.
Cuando el hermano mayor del Negro
murió entre dos vagones del Marplatense
cerca de Gerli, vos estabas escuchando
un concierto minimalista con la Novia de Iggy
totalmente ida, en un palco forrado de terciopelo rojo.
La Novia de Iggy, ojos de túnel de estación de subte
se hizo un tatuaje en un bar de Santa Fe
y les mandó un cráneo de caballo pintado
por encomienda a los parroquianos.
Así que no te hagás el negro,
el negro de mierda muere viajando de polizón
y baila a lo grasa en el Super Verdi Tropical,
duerme en una pieza sin enchufes.
En cambio, vos caminabas calles
con la Novia de Iggy
que te pidió que le hagas pie
para saltar la reja del hospital
a ver si trataban
tu imposibilidad de hablar
a esa hora.
..........................

La Novia de Iggy Pop


era autobiográfica cuando decía
seré concisa. Voy a actuar como
un logo de la desesperación.
Después hizo un gesto de revista under.
Voy a conseguirme un tipo
que me invite gratis a recitales.
Los huesos mínimos de un pollo
brillaban en el plato. Todas las cosas
por negociar fueron negociadas.
Los nervios estaban quietos y en su lugar.
Las brasas frías en el cielo carbón.
Los alimentos pereciendo en la heladera.
Pero un corte imprevisto en la transmisión
satelital desencadenó el fastidio universal.
Imposible dormir esa noche.
En el insomnio invertebrado se notaba
la recta final de esta historia.

........

No relámpago, piedra, tormenta la sustancia del estilo.


Hielo saca la basura. De la pieza donde
funcionan los flashes de una memoria fotográfica.
Siempre faltan días para algo. Silencio. Está
pensando en un gesto hambriento para la posteridad.
Rodeada de animales domésticos la Novia de Iggy
con cara de vicio dice: "sos un rubio con mentalidad
de negro''. Hielo fumando con los pies
sobre el tablero de la camioneta del correo. Armó
un cigarrillo con una hoja sacada de una biblia de Gedeón.
Los negros con buzos de gimnasia adidas
comen en los puestos de panchos. Hielo discutía
mal sus ideas con el negro del tatuaje de Gene Simmons
hasta que dijo: estoy harto, me vuelvo
y agrega un nombre de provincia.
Pasó la noche previa al viaje haciendo que tocaba el bajo.
Darle agua a unas plantas desagradables
fue su único acto en primera persona ese día.

24

Siente el olor acre


de su cuerpo.
Subió la carne.
La muerte del hermano
del Negro salió en Crónica.
Comida para mecánicos,
cumbia por la radio.
Las sodas empezadas.
Los tachos con aceite
de cocina usado.
El pibe que toma lo peor
de las dos escuelas.
Un mecánico con gorra de lana
que separa las tuercas de los tornillos
antes de pagar.
-----------------

Salir a comprar un atado


y algo para masticar
al 24hs del coreano
que debe estar soñando
con un bote de paja en Saigón,
con el regreso a la zona del monzón
Son cuadras rectas
con los semáforos bajando
para nadie, hasta llegar
al negocio, ni un local abierto,
ladridos de ovejero
detrás de la persiana,
logos del Mundial '78
en los talleres,
meos de gato subiendo
desde la boca de subte
y todo el cielo ensuciado
por nubes que chocan contra
unos edificios, torcidos,
totalmente fuera de escuadra.

25
La mujer atada
de pies y cintura
al hombre que trata de zafar del nudo
arqueando la espalda
girando la cabeza hacia la izquierda,
abriendo las piernas para hacer fuerza.
Los dos cuerpos a su vez
están atados a un árbol pelado
donde hace segundos se posó
una lechuza gigante,
que en un ademán
desesperado por no caerse,
por no errar el lugar de aterrizaje,
manotea con una garra
tratando de buscar un punto de apoyo
en la cabeza de la mujer.
La caligrafía negra dice:
No hay quién los desate.

...........

Esa chica que soportó


con ternura la lechuza gigante
con ojos desorbitados
a punto de arrancarle la oreja
está ahora estrangulada por tu gusto, Caronte,
terrorista, tus zapatillas Puma,
tu actitud de pibe molotov, leyendo mal, declinando peor
verbos erráticos. Todo acto es literario
y eso apesta. Todas las cosas
rogando por sinceridad. La muestra
de color en el televisor y los que buscan
cariño en las sierras de Córdoba
viviendo de alfajores.
Sentados en cajas de bebidas
los negros fuman Gitanes,
la marca nueva y hablan mal de los Judíos.
El servicio nocturno del tren eléctrico: cancelado,
el 75% de Hurlingham: infectado.
Los pibes con los huesos arruinados.
La capital sin miedo del negro
con la remera de Kiss pidiendo
vino y panchos en el puesto de lata.
Ese negro, su buzo adidas, su actitud de mierda,
sus pantalones bombilla y los espasmos en la dentadura.
La cultura no quiere cortarle los huevos
al negro. Disco no es cultura,
tu cultura filtrada para
quedar bien. Disco
no es cultura, tu cultura
la cultura de tus caricaturas.
Que los fasci de combattimenti
se queden con la belleza,
que los demócratas se queden
con la narrativa actual.
La chica burguesa se quedó
hasta el final del recorrido del 39
para que el negro del interno 12 se la montara
bien montada
en los asientos de atrás.
Así, en vez de hacerte el artista
buscate un oficio noble que te gaste las manos:
carpintero corta madera. Cambia madera
formada con sus manos y herramientas
por plata. Plata por madera
no ideas por madera. Plata
por una silla trabajada
con tus manos.
Y después de trabajar, por la nochecita
me gusta mirar televisión,
me gusta mirar mucha televisión,
me gusta mirar las calles de San Francisco
con todas las luces del cuarto apagadas
porque hace mal a la vista, tomando cerveza
hasta hinchar la vejiga, maldiciendo
la suerte de los bastidores, después
me gusta ver más televisión, no me gusta leer,
yo hojeo El Gráfico
en las clases de castellano y me río
de los pantalones anchos, me escribo las zapatillas con birome,
me gustan las películas tipo Alien,
yo tengo una remera de Alien,
otra de Karate Kid.
Nunca leí el Quijote.
En todo caso sueño con Alien
escupiendo los huesos de Don Q. en el basural.
Las tripas de Sancho Panza
vaciadas por la mandíbula de Alien.
Veo capítulos repetidos de Kojak
durante el invierno sin chica.
Veo venir el auto cuadrado y marrón
de Kojak con una sirenita
desde 1977 a la autopista brumosa de mi pieza.
Después veo otros episodios,
me quedo dormido viendo Viaje a las Estrellas.
Hasta que consigo una chica
y vemos juntos más repeticiones de las Calles.
Y le cuento lo que está por
hacer el hijo de Kirk Douglas
unos segundos antes de que lo haga.
Y si me deja
veo episodios de series
hasta que aparece otra chica.
Una vez viví en casa de un amigo
donde lo único que había
era el televisor
y unos cassettes de Eros Ramazotti.
Veía entrevistas a Daniel Passarella,
a Blas Armando Giunta después del partido
y cuando no quedaba otra
dormíamos con Eros de fondo
Después mirábamos un poco
más de televisión, a veces
con el volumen bajo y sacándole el color
(se llega a odiar el color)
para que el episodio de Kojak
quedara en blanco y negro.
.....
Admito que a veces había cierto diálogo:
"Si yo estuviera sano de la cabeza
te haría una trenza,
te compraría un tapado usado
en la feria americana,
botas con cierre
y saldríamos por la calle
comiendo de una bolsa
cosas de la panadería,
pintarías cabezas de caballo,
y ese sería tu oficio.
Caminaríamos mucho, pasando el edificio
de piedra del Correo Central, hasta la reserva
ecológica, después de mirar
los barcos de la marina mercante,
las locomotoras en desuso. Vos serías mi amante
y yo el tuyo
por el fuego siempre vivo
que hay en nuestros ojos. Venderíamos el televisor
de mi amigo y con la plata
compraríamos más huesos
para que los pintes. Pero estamos
mal de la cabeza, yo por lo menos
y nos quedamos
mirando el televisor
tomando cerveza sin droga sin
droga sin droga y los tallos
de las plantas
girando en la penumbra
para captar la única luz,
azul,
que viene del monitor".
No hacíamos mucho.
Dormíamos y mirábamos televisión.
A veces no sabíamos si dormíamos
o si mirábamos televisión,
a veces pensábamos
que lo que mirábamos por televisión
lo estábamos soñando
en colores luminosos.
Una vez nos gustó
mucho que un preso o algo así,
un tipo acusado de haber hecho algo mal,
mirara la cámara diciendo:
yo no confío
pero para nada
en la justicia.

.............
Lo que era no es,
fue, lo que antes era,
no, después, lo que era
después, antes, no
es más, fue, lo que
en un tiempo era,
no es, lo que antes
era hueso de caballo
ahora se muele
para hacer polvo sagrado,
no más hueso, lo que era
una piedra de doce ángulos
se fracciona y es piedra envasada
en el país de los 50.000 abogados,
entonces quemá las radiografías,
pintá los huesos de caballo, entregá el escudo,
avisale, andá, que esto se pone raro
a la viuda de Noble,
lo que era metal es madera,
lo que era, no, o parecía
Kojak destapando la pileta era
Telly Savalas vendiendo un tour
a un geriátrico de Arkansas,
lo que era no es, más,
no, fue, era; lo que era
espacio entre objeto
y pensamiento, no está más,
lo que era decir "la suerte de
los idiotas cambia cuando
se dan por vencidos'' después o antes,
en un tiempo, cambió; era: espacio
entre mente y pensamiento; es: no
espacio entre mente y pensamiento
y la suerte de los idiotas
no cambia aunque corran a dinamitar
todos los muelles de Fray Bentos,
aunque coman fuego, escupan querosén,
se escapen de una cámara de agua en menos de uno,
incendien locales de tatuajes, bajen la bebida de un trago
y salgan a hacer estragos por la ciudad,
saqueando bibliotecas por encargo de un juez,
lo que era relámpago, cambia, es trueno,
seguido por, después o antes,
lo que era trueno, cambia, es relámpago,
o viceversa, hasta no saber, no sé, en realidad,
no se sabe, no puede ser sabido,
si lo que seguía al trueno era relámpago,
o, a decir verdad, viceversa; lo que parecía
ser, lo que sin lugar a duda era, lo que empezó
siendo una mancha de óxido en el cielo
resultó ser, al final, era, en realidad,
una piedra opaca, una piedra casi
con forma de riñón,
que la mente escupió, volvió a tragar, pulió
y finalmente retuvo.

26

En inglés se puede estar sick o ill,


en castellano únicamente enfermo.
En algún sentido estar ill es
más grave que estar sick aunque
por lo general se los puede considerar sinónimos.
A esto hay que agregarle que
en griego antiguo la palabra farmacón significaba
remedio y veneno a la vez. No es difícil comprobarlo.
Hay enfermedades (ej. asma) donde el remedio cura por días
un ataque pero a la larga arruina el corazón.
Entonces se puede decir que los remedios
curan o matan según se los ubique en el tiempo, por eso
no sabía bien lo que estaba haciendo,
si la iba a envenenar o qué cuando salió
a buscar una de turno.
La encontró al lado de la estación de servicio.
El remedio se lo dio una vieja
pasando una mano tétrica por una abertura en la persiana.
Cuando volvió
no se había ido, no estaba muerta, ni dormida.
Mientras tragaba una droga alemana
le contó que la vieja
tenía el nombre -empezaba con Y- bordado con hilo azul
en el bolsillo izquierdo de su delantal.

27

De noche, el fuego
o todo lo que en potencia, a causa de un corto
circuito podría ser fuego, la cama
envuelta en llamas, las sillas, el fuego
que para los demás es --------
es casi una táctica para vos.
Cadáver, hay palabras que no hace falta escribirlas
para que existan. Por decir algo:
la palabra "griega" que se pronuncia
al leer la letra Y. Una palabra sin peso
que se lee sin estar escrita en ningún lado.
Recién entonces
Gamboa abre la carta y reproduce
en Concordia la jugada final
jaque
torre negra toma peón
alfil uno
y nota en la disposición de sus piezas sobre el tablero
que la partida está perdida. La sal ------ la babosa,
la tortuga se hace la idiota
para que no le saquen la lechuga y
por la ventana por la
que ninguno mira se ve
la precipitación de unas gotitas que el viento va a tirar,
entrada la tarde, hacia la capital. Más livianas
que el aire
sostenidas por ese mismo aire

abren paso
a un amancer sofista en la base de lo que, escuetamente,
algunos antes dieron en llamar caelo.
Cita: el universo no es más que un montón de basura
desparramada por casualidad.
En eso pensaba o piensa cuando el tren
bajo el desorden nocturno
cruza el Zárate-Brazo Largo.
Gamboa, un ex-capitán de la regional Norte,
que en Entre Rios se transformó en profesor de inglés
y se mantiene gracias al kiosko y la huerta de su mujer,
una que no termina lo que va a decir
aunque parezca estar queriendo decir
algo importante. Una
que guarda las cosas tan bien que después
no las puede encontrar.
Gamboa reproduce la jugada
en un tablero hecho por él mismo
(fue a buscar la madera y todo, de puro aburrido)
y comprueba la derrota
un par de noches después de ser
pensada en la capital.

Escribe: está bien ganaste. Debe ser la bebida;


mi mujer insiste con que vaya a Alcohólicos Anónimos
o al menos eso creo porque, a decir verdad,
en todos estos años nunca la escuché rematar una frase.
Pero me imaginás?
Una reliquia en vida
del museo de la subversión -un tipo
que pasó a la clandestinidad y después zafó
tan fácil que todos en la orga, salvo vos y
Confuncio, pensaron que había batido-
explicándole por qué toma ginebra o lo que venga
después del partidito a la directora local
de la liga de Amas de Casa.
No. Que lo manden a esas reuniones al Senador Pachuco.
Otra cosa: acá los pibes andan escuchando metal
y dicen que están armando una bandita en el boliche
para bajar a la capital y romperle el culo a todos los porteños. Cuidate.
Saludos a Confuncio, a Hielo.
Gamboa.
Olor a espirales. Manchas de óxido en la pileta del lavadero,
con el tiempo. Alguien tira alcohol puro sobre un corte menor
no para curar más bien para quemar un poco de piel.
28

Gamboa anota:
La violencia organizada
es superior porque permite
perpetrar reiterados hechos de violencia
contra el sistema. Para derrotar al sistema
hay que lograr una organización superior
al sistema, golpearlo varias veces hasta
desorganizarlo. Que la inteligencia revolucionaria
supere la inteligencia de la reacción. Pero bueno,
acá los negros saben que no queda otra,
quieren quemar la Gobernación y salir
con la cabeza del gobernador al que votaron
clavada en una tacuara, gritando
patria o muerte, chorreando sangre oficial
por los pasillos, jurando que van a usar
el cráneo de tal y tal de cenicero, los dedos en V,
prometiendo vino gratis por las calles llenas de polvo
y todo el año carnaval, etc.

....................
El criminal que lee una historieta
en Skorpio se siente identificado
con el dibujo del hombre en cueros
tendido en la cama grande
limpiando un arma perecida a un rayo negro.
Sabe, aunque sea un estereotipo de su realidad,
por qué el criminal de la historieta,
en este caso un asesino a sueldo,
dice: me tengo que ir y cambiar de econdite.
Lo mismo Gamboa cuando ve en el televisor
las sobras de una revolución fallida
llavadas a juicio por un asalto guerrillero
repudiado por los partidos en las solicitadas de la tarde.
Los ojos enmudecen, la garganta se seca,
se manotea un cigarrillo volcando, de puro torpe, un vaso.

Para Gamboa la organización


no es la cosa más bella,
la organización es la belleza misma.
Por eso no soporta
ver las cosas del desayuno
terminado dejadas sin levantar
en la mesa.
Están el pan y la manteca,
sobras de pan con manteca y dulce,
el tarro de dulce de leche sin tapa,
las tazas apiladas una encima de otra,
miguitas quemadas, la cuchara, hormigas
paseando por el mantel de hule,
los saquitos de té, secos ahora,
fósforos usados, la tostadora
sobre la hornalla apagada,
una bolsa de arpillera verde colgada
al picaporte de la puerta, un libro
de ajedrez en la mesa, marcando el lugar
del desayuno de ayer
o el de hoy dejado así como está
por Gamboa, como pocas veces hace,
tratando de encontrar un orden perdido en la desordenación,
un mundo en el submundo revuelto,
cada cosa, el ejemplar doblado de "La Calle"
ocupando un lugar en la mesa
ubicada en el "comedor diario":
una mesa en la cocina,
siempre ordenada, mejor, organizada
por Gamboa, pero esta vez no.
La base de una taza
entra en otra taza y así
se puede apilar taza
sobre taza como quien apila una taza
arriba de otra taza en forma de torre
pero no como quién apila ladrillo
sobre ladrillo para hacer una pared
y poner en fila a todo los traidores y fusilarlos
uno por uno. La guerra termina pero sigue
en la cabeza del combatiente. El combatiente
más peligroso no es el que está cerca de la victoria,
el combatiente más peligroso es el combatiente resentido,
que se sigue considerando un combatiente después de la guerra,
gordo, retirado, con una barba a medias, sentado en la tribuna
mirando el clásico local que gana Deportivo dos a cero,
reacomodando las ideas que caben envueltas en una hoja de parra.
Hay que ganar el clásico de local. Hay que ir después
hasta el almacén con tres envases vacíos
y volver con tres llenos, en la nochecita fernet,
cuando la gente vuelve de la cancha,
los del Deportivo por una vereda,
los de Juventud por la otra.
Los del Deportivo que vuelven en camionetas
y autos haciendo sonar sus bocinas;
la hinchada de Juventud cruzando la vía.
Hay que poner dos botellas acostadas en la heladera
y destapar la que se dejó sobre la mesa y tomar.
Olor, de nuevo, a espirales. Afuera, alguien prueba un arma.
Más atrás, si el ruido tiene ubicación en el espacio,
los bombos de los de Juventud llegando al barrio:
truenos negros no precedidos de relámpagos.
Gamboa le saca punta a un lápiz y entonces la tormenta.
Eso le gusta.

........
Anota.

Así en la antiguedad
el hígado ocupaba el lugar sentimental
que después le tocó jugar al corazón.
Hacían paté con el hígado de Hamlet
y se lo comían en rodajas tostadas.
Está demás decir
que esa teoría fue amputada
snap
por la mandíbula
de una planta carnívora
que la historia
fija su precio por cabeza,
dicho de otro modo:
toda sangre derramada
viene de antemano negociada.

29
Una mente sajona
en un cuerpo Italiano,
cuerpo que únicamente
puede pensar su cabeza.
Un Rey David bien proporcionado
con el tabique deforme
-sangre en la encía,
el tic de masticar
con la boca vacía.
La mueca registrada,
la lengua de reptil
que separa la carne
de las espinas, levantándose
cada 2 x 3 para mojarse la cara.

Gamboa sigue, anotando:


Satélite al que le quitan
el objeto en torno al cual gira.
Destruir el objeto alrededor
del que rota el satélite
es destruir el satélite.
Destruir la suerte
de los estados satélites.
Y estas son líneas acerca de la destrucción.
Así, alguna vez se pensó que a falta
de una fonomenología personal la muerte
de un objeto era un doble final.
Pero a diestra y siniestra ahora resuenan
las detonaciones de un alfabeto sucio
dando cuenta de la inexistencia real
de toda escena y sus marcas.
La marca en este caso es
un corte menor en la mano.
......

Tickets para comida.


Fiesta en el jardín.
Por algo esos fundamentalistas
no dejan que el estado
eduque a sus hijos.
Los mandan a esos colegios
donde hay que pagar entrada para estudiar.
Y empezando de cero:
cero por cero, cero
cero por uno, cero
cero por dos, cero
y así hasta llegar
a una raíz cuadrada,
una raíz enferma,
que cabe envuelta, esa es la idea,
en una hoja de parra.
Si hubieras sobrevivido
verías esto: un número
especial de Kiss Fever
en el colchón, discos
de los Cachimbas in Hell,
una adicción moderada
a la programación satelital,
gente acusándose mutuamente
de periodistas, futuros redactores de Para Ti
empedándose en muestras fotográficas,
gente volviendo con alteraciones
de las escuelas de arte.
Un ex maquinista pelando pollos
en Basavilbaso.
No serías peligroso.
No asustarías a nadie.
Se te escucharía mover
los brazos bajo el agua
con los ganglios inflamados:
si volvieras a aparecer desaparecido
serías un mono rehablitado
repudiado por los partidos de tarde en tarde,
en las solicitadas pagas de los diarios,
acusado de nadar crawl nervioso
con campera de piel de pescado en la noche pulmonar.

......
Gamboa anota PD:
El enemigo en ropa de invierno
en verano el enemigo dice
lo que está haciendo la banda
es música enemiga, el enemigo
posa delante del espejo
y hace que toca la guitarra eléctrica.
El enemigo tiene estilo
robado de Canal 13,
el enemigo de la leche
que se toma en barrios enemigos
apreciando la arquitectura enemiga,
el enemigo puso una confitería enemiga
el enemigo sabe que no quedan
ideas enemigas, el enemigo anota
que anduviste en una pick-up
embarrada por el camino negro
buscando el local donde tocaba ------,
que pediste la vuelta del número 8 herniado
y que te ahogás de noche,
el enemigo no usa la palabra
enemigo, el enemigo
sabe que nadie juega
con la palabra enemigo,
que no se puede definir,
el enemigo
tiene en claro
cuáles son las luces
enemigas, los planetas
enemigos, las piedras
enemigas, las zonas
enemigas, el enemigo
compagina ideas enemigas,
por ejemplo, compagina la rendición
de tal y tal para el noticioso de la tarde
ambientando las tomas del allanamiento final
con una música clásica
donde los graves van
más rápido que los agudos.

......

30

Ducha de agua fría, un día de ayuno,


asunto del pasado: el detector de mentiras,
el detector de metales, de agua. Plomo
para soldar ideas. El soldador que suelda ideas,
el agua que desnuda piedras. Calcinarlas, si se quiere,
en un horno de piedra. Así, el horno del universo
calcinó alguna vez las piedras brillosas del cielo.
El cuchillo de la vecina cortando comida
sobre la tabla. Acero sobre madera.
Después, se siente el olor húmedo
de los alcauciles hirviendo
por horas en la olla.
Falta gas en la ciudad.
Lejos, alguien prueba un arma.
Un rifle de aire comprimido.
Acá el aire, también, comprimido
a punto, incluso, de estalllar. La presión
atmosférica del pasado. Sueño
con los días en mi pueblo colgado sin hacer nada
en la hamaca paraguaya acariciando un gato vizco.
Los ojos cerrados,
retener el trago de "Marcela" viscosa bajo la lengua,
antes de probar el gustito negro de la noche.
Sueño componer un requiem para
los insectos muertos en la tormenta de ayer.
En el almacén hablaban fastidiados
de la Chica Drogada. Sobre todo la Vieja
de Lengua Naranja por Tomar Helados de Agua.
Eso retiene, por poco, la mente, eso y el local.
La fiambrera cortaba 100 gramos de jamón en rodajas
como podría cortar la mente de la Chica Drogada........
.............fue o fui........a buscar hielo para la "Marcela"
.....la sombra de los sifones en la pared........las manos...
heladas........llevando cubitos de hielo hasta afuera .....
......que meto o mete con los dedos en el vaso..........
..........................................................................
para volver a la hamaca......................................
desde donde veo.......azul ennegrecido.........veo...
detrás de los tanques de agua, el olor de la quema
.........los palteros........de al lado
dando las primeras paltas.

...................

Miré o miró, miraba él o yo,


alguno de los dos miraba,
él o yo, miré yo o miraba él,
mirábamos él o yo, una de dos,
o miraba yo o miraba él, miraba
el ovejero atado a un lavarropas.
El perro tenía derecho a permanecer callado,
a no ver lo que tenía delante de sus ojos:
moscas buscando una fuente de luz.
No miraba
como mirábamos él o yo
el brillo esmeralda en el ojo del perro,
la lengua salida de la boca,
y cuando mirábamos pensé o pensó
"un perro que se da cuenta que es perro deja de serlo".
Tirado yo o él en la hamaca paraguaya,
tendida entre paltero y paltero,
mirando el perro,
el ovejero rubio en el pasto, desatarse
y alternativamente,
los dibujos, bozales, en el cielo, las descargas, lejos,
las moscas con hambre buscando luz.
Reducido a respirar, el desgraciado,
respiraba con aliento a "Marcela."
Fui o fue a buscar hielo.
Al bajar de la hamaca, al querer bajar
quedé o quedó un momento, inanimado,
en posición de lanzar un disco, un atleta en decadencia,
un lanzador de javalina, haciendo con el cuerpo
una figura ambigua para no perder el equilibrio
al tocar el piso, un levantador de pesas,
antes de seguir camino a la cocina
acompañado automáticamente por el perro
que empezó a caminar como escuchando
la detonación de un revólver de largada.
La mente reciclando una carrera de larga distancia,
el salto en alto, el trayecto de la javalina, reciclando
el giro de cintura al lanzar el disco. Qué bueno sería ahora
tener un disco pesado en la mano y girar el cuerpo para
tirarlo o lanzar una javalina, pero no, ni eso, ni un rifle de aire
comprimido
ni un amague de tiro al pichón, ni eso, no.
Unicamente una pecera iluminada. Pero no.
Ni eso. No.
La escena se recicla,
parecía, de nuevo, al abrir el congelador,
un lanzador de disco,
las manos de él o las mías
cubiertas de hielo y
volviendo a la hamaca
(dos mentes en un cuerpo):
el perro que latiguea una oreja
para espantar las moscas.

..........

Yo estaba a cargo de la operación.


Hacía dos días que teníamos al Capitan de Navío
en un departamento seguro del centro.
No había negociación posible con el enemigo,
el Capitán había sido condenado a muerte por un tribunal.
Unicamente faltaba la directiva final de la conducción.
Llegó a la mañana.
Como dije antes, yo estaba a cargo de la operación
entonces tenía que ejecutar la orden personalmente.
Primero cantamos el Himno y la Marcha.
Como último deseo el detenido pidió verse la cara en el espejo.
Un solo tiro en la nuca y estaba muerto.
Pero al darlo vuelta me dí cuenta que no era el Capitan de Navío
sino uno de estos jóvenes narradores actuales con uniforme de la Marina.
Lo reconocí porque todavía tenía la misma sonrisa fija
que aparece en la solapa de una de sus más recientes nouvelles.
Aterrado, miré a los compañeros buscando una explicación. En vez de un
oficial
de las fuerzas armadas habíamos matado a un joven narrador.
Ellos también enseguida se dieron cuenta del error
pero igual festejaban con los fusiles en alto,
por Julio Troxler, gritaban presente
por Paco Urondo presente
por Felipe Vallese presente
por la 7 de Mayo Gamboa,
basta, este es un amanecer patético en Concordia, Entre Rios, 1991.
.............

Ya perdieron. No sabés nada de las cosas.


Los heavies pararon el coche en la plaza
y escuchan Maiden por la radio del Citroen.
Uno de los pibes, el que parece una araña,
tiene una cruz invertida, blanca
pintada en la espalda de su campera.
Un amigo diría que es un amanecer sórdido. Pero es un amanecer.
Falta poco para que termine el siglo.
En la parada de la plaza unos tipos con bolsitos
esperando el colectivo
discuten, Molina, dice uno
Molina no te hagás el pelotudo
que esta vez te toca pagar a vos.

31
Lo que vale, entonces, es ir
hasta la cocina y dejarse estar en la curva
del silencio mirando
el orden de las cosas: una prolongación
de su mente que termina 5 o 7 cms delante de su cuerpo,
un cuerpo. No deja, en sentido estricto,
la pieza
ni sale a la calle para ver
pibes que boludean
en la puerta de los videos,
un par de hombres
- no saben qué hacer con sus manos -
mirando para cualquier parte
sin decirse nada. El chico con
la remera verde
Supermercados Hawai
que usa lentes oscuros
cuando trabaja. Una mujer
paseando a su hija
paralítica bajo el sol
ni abajo, en la estación Malabia
después de dos o tres días
en el trabajo la chica
que vende los cospeles
con una campera de jean
arriba de la camisa reglamentaria...........
..........................................
..........................................
con un escudito de los Who.
.........................................
.........................................
.........................................
Cadáver, porque nadie rompe
la vidriera de la concesionaria
y se lleva la cupé Mazda, azul, brillante
se sabe que hay un
orden social establecido. No sale
para ver los tipos
que prueban lucecitas de navidad en los bares
cerca de la aduana, el técnico del subte
arreglando la escalera mecánica parada hace días.
Ni la fachada del inquilinato adornada
con seis peces de piedra sobre la puerta
donde está el sereno
que, cuando volvió a pasarlo
2 o 3 semanas más adelante,
andaba con un bastón.
Inenarrable,
la música que reproducen
los parlantes de la galería semi-clausurada
en unos pasillos con luz deficiente.
32

Qudarse sin palabras y ni poder hacer siquiera


la mueca que causa un chiste malo bien contado
lejos de la capital donde escuchan acid jazz
se creen los futuros T.E. Hulme, esperando
que el sistema les pague una botella de champaña,
haciendo que leen al que se hizo famoso
por sentir olor a bifes en los pasillos, anotando
lo que viste en la feria: un viejo teclado
Commodore, un Fiat 600 duravit, participaciones
para un casamiento de 1964,
todo el tiempo en pose de algo
imitando ideas prestadas
del tamaño de un punto sobre la i.
Cadáver, la luz no rige tus pupilas
y porque se me antoja ésto:
Nemrod, Nemrod, mundo y submundo,
a causa de qué algunos
hablan dos idiomas
y otros ninguno.
Y mucho más tarde, después de darse
cuenta que lo difícil no es fundar un sistema
sino refundarlo, mucho más tarde: negro sobre negro
y negro nuevamente.
Al principio no siente;
al sumergirse, después, sí: el trabajo
de las cavidades, la inervación negra
cuando se hunde en el agua
el rumor de la sangre
circular, el rumor circular de la sangre pasando
por las venas, la respiracíon contenida
en el soplo o visto de otra manera: temblando
en la bañadera la noche es larga pero meter, mover
la mano por la pecera no quiere decir
atrapar un pez.
Paréntesis:
las hojas, lisas, de la enredadera
van tapando el capricho 47, el fondo
gris donde se dibujan unos murciélagos
en vuelo que atraídos por una luz proyectada desde abajo
se van transformando en lechuzas nítidas, algunas
a medio vuelo, otras ya posadas detrás de un hombre
que hasta hace un rato escribía y ahora duerme
con una lapicera en la mano, la cabeza apoyada en sus brazos
que a la vez descansan sobre el escritorio
en uno de cuyos paneles se puede leer:
El sueño de la razón engendra monstruos.
Los tallos oscuros que culminan
en hojas enredándose sobre el capricho,
tapando, incluso, la onza
que aparece recostada a un lado,
casi bajo la silla del que duerme,
hojas animadas en una maraña de vegetación
que sobrepasa los límites del dibujo
y se extiende rodeando otras zonas de su mente. Cierra paréntesis.
Olor a espirales, a yeso mojado. Ahora te gusta Tom Waits
y bailás bajo los focos dicroicos
con la que a los 16 era una estrella en potencia
y sentía un rechazo por las caricias entre piernas
y dormís el sueño liviano de los perros parafraseando al Sr. Hecatombe
y hablás con desesperación moderna del tiempo
en que esperabas la trama invertida de los huesos
del tórax en una radiografía y en otra
la imagen frontal de tu cráneo
donde resuenan las cavidades oscuras de tus ojos:
la tomografía mostrando en un monitor
la contracción de las cavidades del corazón,
el análisis de sangre, el desglose prolijo
en una planilla de los porcentuales,
los millones de glóbulos, los restos de una sustancia rara
cuando la enfermera pone en foco una gota de tu sangre
bajo el microscopio, sabiendo mejor que nadie
que ninguno está exento,
lanzado hacia adelante en la carrocería
destartalada del tiempo
con solo una percha de acero inoxidable
para agarrarse.
33
Hace un calor que no se puede estar.
No
se puede
estar, se decía, y no ve nada, se decía, de esa ciudad
de la que conoce un par de cuardras
y de esas cuadras una casa
y de esa casa una pieza y de esa pieza nada,
a no ser nada. No se puede
estar. Hace un calor. No se
puede. Estar. El vidrio roto de la ventana
sostenido en su lugar por un broche.
Raquíticas, casi borrándose entre
el cielo óxido
y el alumbrado lechoso de la calle
las ramas de un árbol enano
que echó raíces
en una corniza del campanario de la iglesia.
Cadáver, pasaste un tiempo en cama pensando
que te gustaba el invierno cardíaco cuando en realidad
querías que llegue el verano.
Te cuesta, ahora, formar palabras.
Tu trazo tiembla como el de un zurdo
que trata escribir con la derecha. Y está tu cara iluminda
por el fuego seco de una estufa a cuarzo. Círculos sin
números en el estampado árabe de tu frazada. Los pliegues claros
que se forman entre tu mirada y las cosas: la faceta lisa, menos
interesante del juego que más te obsesiona.
En la luz inusual de
la tarde, ampolladas
al fondo, las hojas incoloras de unas palmeras,
los ladrillos expuestos en el revoque averiado
del paredón imponen
una música incidental.
Economía de palabras.
El Pato Lucas
que lo empuja a Manolito y le hace un gesto a Ruthie
y al coro de Navajos para que lo sigan y se larga a cantar
torciendo el pico amarillo, meciendo el cuerpo negro,
el brazo apoyado en el soporte del micrófono y canta:
Son menos de las once: he visto a la Novia de Iggy Pop
transformarse en la esposa de Lou Reed
y el amor se escapa y se escapa se escapa tan tan
rápido yo siempre pensé que iba a durar y durar
mirá en tu libro de leyes y decíme lo que ves.

De noche, entre fotocopias del joven Billy Idol


el balbuceo incongruente de una inteligencia artificial,
la microcardia y los dientes morados
-soñando con la internación en una clínica de guitarras.
De noche, en la región alambrada de las ideas, qué bien.
De día, después de una época leguminosa, palabras irreversibles,
tu castellano punk, sangre en la orina
lo siguiente:
un animal cúbico con el perfil de Lenin,
fascículos de la historia del rock
y bajo la iluminación color arroz, blanca gris blanca
la escena ansiosa se desarrolla sin tiempo verbal:
o no pasa nada o no se entiende lo que pasa.

34

De noche, en el oscurecimiento de la tarde,


no turbia, color tierra
el terreno de la realidad se expande y contrae;
el fuelle de una máquina de respiración artificial.
............
Ruido. El que escucharía alguien tomando aire
a bocandas por una máscara de gas.
Prueba que alguien, aparte de nosotros, respira.
.........

Enfocando una linterna desde el margen izquierdo


se obtienen sombras transversales en la escenografía.
.........

De noche, el graznido del disco rígido grabando las memorias


de un Flash Gordon en potencia
analizando una tormenta de electricidad,
líneas descargadas en la tensa lámina
y no se escucha ni la más mínima rotación de los planetas.
Urano, allá arriba sobre una colonia de Alemanes,
las milquinientas hectáreas de algodón
donde se hacen los interesantes, sudando gancia,
rayando compactos de B.A.D.
.............
Así y todo la radio anuncia la llegada de un circo
4 tigres, 15 ponis, osos blancos.
Cada ciudad tiene su jaula, cada jaula
el espacio para desplegar un sistema.
Toda edad es de piedra, cada piedra
tiempo calcinado, piedras que hacen resonar
los huesos del agua. Piedras frías
mostrando el cielo. Una piedra con forma de riñón.
La forma de la piedra pensada
por el agua en la arena nudosa.
........

De noche, los ojos en sangre,


el cuerpo flotando, atado de pies y manos
rota sobre sí
en una cámara de agua sellada al vacío.
1 minuto para escapar.

35

En la lista de alguna repartición sus nombres


marcados con una equis. La inercia del cielo,
casi un organismo. Pero esos chicos
sueñan que son televisores
no saben declinar sus verbos
pasado, presente, futuro
futuro perfecto para enfocar
una luz contra la pared
-el cuerpo desnudo hinchado por el sueño-
y pelear con la sombra.
36
La ley seca
en un país mojado. Una paz
gelatinosa en un estado en bancarrota.
La ley seca en un país mojado, junto a la cama
los restos, las escamas en el plato, astillas
en la garganta, la membrana
cubriendo la máquina fusiladora
que trabaja en un idioma sin vértebras.

37
En un acto lúcido los ingleses
redujeron el nihil latino a nil
que quiere decir nada
y no cero. Pero nada se traduce por nothing
y nulo por null, así
hay una palabra en un idioma que queda sin
su correlato en otro y
si una palabra denota, en este caso,
un estado, entonces hay
estados que existen en y para un idioma
y no en otro. Se podría decir
que hasta las dimensiones de la nada son relativas
al idioma que se habla y esto quedó claro cuando
después de tomar algo en la estación
hicieron dedo del lado entrerriano del puente:
los levantó un camión y el Cadáver a último momento
decidió no subir.
Qué palabra en qué idioma describe eso?
Confuncio pasó todo el viaje de vuelta
mirando una calcomanía de KISS
pegada en una esquina del parabrisas.
38

Noche, el terreno
real que se extiende sin verbo,
lo que se ve por la mirilla de la máscara,
y el anverso no es el día, no estamos
en una película de ruta,
en la estructura de un discurso
del servicio mundial de la BBC, esto no es
el sistema respiratorio de una anguila
o de un mamífero de agua, una carpa
de oxígeno, dicho de otro modo, Dios no está
al volante, las piedras del cielo
no alumbran el camino, los árboles
rápidos pasando cuando el micro que no tomó
entra en la curva, la fábrica de hielo seco,
el sol oxidado subiendo atrás de unos galpones.

.......
Más tarde, buscando algún pretexto,
la solución a un problema irreductible,
anda por calles con nombre de gente muerta,
sin poder sacarse
el olor a pescado de las manos.

39

Ni hablar, acostado
el cielo óxido se envuelve a sí mismo y todo lo que aparece:
la materia que se reduce
a unos manchones de luz diluidos
moviéndose delante o detrás
por un fondo inmóvil que se retrae y
desacelerando, desaparece
de la pantalla nevada de su mente
y ahora, que es lo mismo que decir nunca, o bien
se está despertando en la mañana presente
o bien está a un paso de la altura
del sueño en alguna noche
o, en todo caso, en la vigilia: un andamio
para que lo suban,
que lo suban ahí.

PUNCTUM - Martin Gambarotta

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