Está en la página 1de 2

ALTAMIRANO

La historia de los intelectuales en América Latina

Las élites culturales han sido actores importantes de la historia de América Latina.
desempeñaron un papel decisivo no s6lo en el dominio de las ideas, del arte o de la literatura
del subcontinente, es decir, en las actividades y las producciones reconocidas como culturales,
sino también en el dominio de la historia política. quienes pudieran suministrar discursos de
legitimación destinados a engendrarla alianza incondicional de los ciudadanos con "su" Estado -
narrativas de la patria, de la identidad nacional, del pueblo en lucha por la nación en los campos
de batalla el espacio característico de los intelectuales es la ciudad. aunque su ambiente no sean
únicamente las capitales o las grandes ciudades. Los intelectuales son personas, por lo general
conectadas entre sí en instituciones, círculos, revistas, movimientos, que tienen su arena en el
campo de la cultura. Como otras élites culturales, su ocupación distintiva es producir y transmitir
mensajes relativos a lo verdadero. la acción de los intelectuales se asocia con lo que Régis Debray
llama grajoestera -es decir, con el dominio que tiene su principio en la existencia de la "imprenta,
los libros, la prensa Los intelectuales se dirigen unos a otros, a veces en la forma del. debate,
pero el destinatario no es siempre endógeno: también suelen buscar que sus enunciados
resuenen más allá del ámbito de la vida intelectual, en la arena política. En América Latina y
hasta avanzado el siglo XIX esa esfera de la cultura intelectual estuvo bajo el poder de los
varones, fueran descendientes de familias de fortuna, herederos de un capital cultural o
autodidactas "hijos de sus obras", como Sarmiento. Las mujeres no participarían en ella sino
marginalmente- La noción de intelectual tiene una historia, una historia que se desarrolló en
diferentes contextos sociales, culturales y políticos, y América Latina fue uno de ellos. Tampoco
aquí brotó de golpe, sin progenitores ni tradiciones. El prototipo se forjó en la cultura de la
ilustración y les proporcionó a nuestros ilustrados una imagen de su papel social. El discurso
americanista se entretejió tempranamente con esa representación de los hombres de saber y
en el panteón de las personalidades del continente añadió, junto a los héroes de la emancipación
-los Libertadores-, a los héroes del pensamiento. Alhablar de americanismo nos referimos a la
empresa intelectual de estudio y erudición destinada a indagar, valorizar y promover la
originalidad de América Latina, tal como se la podía descubrir en su literatura y en los legados
de su historia cultural. Lavocación del americanismo no era conservadora. Selo concebía
comopartede una promesa utópica,la"utopíade América", que buscaba en el pasado no sólo
valores a salvar del olvido, sino también los elementos que anunciaban su independencia
intelectual o preparaban lo que debía ser su originalidad moderna. Larepresentación del hombre
de letras como apóstol y visionario, que honra a su país con sus obras y lo inspira con su
pensamiento y su acción cívica, cristalizó muy tempranamente. Se la encuentra ya bajo la pluma
de Esteban Echeverría y Juan Bautis1a Alberdi en el Río de la Plata. ¿Cuál ha sido la función de
esas élites dentro del sistema de poder? Producir discursos de legitimación del orden social,
incluida la definición de la cultura legítima, que no era otra que la de los mismos letrados. . Rama
registra las mutaciones que experimentó la vida social y política de estos países, así como la
aparición de nuevas profesiones intelectuales y nuevas formas de vivir de la destreza en la
cultura escrita, desde el periodismo a la docencia y la diplomacia-la reivindicación del "capital
cultural", para emplear el lenguaje de Pierre Bourdieu- Rama subraya el margen de autonomía
de los grupos intelectuales. Esas élites, observa, situándose explícitamente en la huella de Karl
Mannheim, no deben ser consideradas como simples mandatarias de otros poderes
(instituciones o clases sociales), porque se perdería de vista "su peculiar función de productores,
en tanto conciencias que elaboran mensajes, y, sobre todo, su especificidad corno diseñadores
de modelos culturales, destinados a la conformación de ideologías públicas" (ibid.:38). Dicho de
otro modo: ellas no sólo secundan a un poder. La más frecuente es que el poder descriptivo e
interpretativo de la noción de "letrado", entendida corno categoría funcional al sistema de
dominación política, se debilita a medida que el análisis se aleja del período de la independencia.
Al prolongar su vigencia hasta fines del siglo XIX. En Hispanoamérica, escribió Tulio Halperin
Donghi, el intelectual procede del letrado colonial. Entre aquel antepasado y el intelectual
moderno latinoamericano no hay, sin embargo, una línea continua, sino transiciones,
dislocamientos, metamorfosis<

En los primeros tiempos de la colonia, No es, sin embargo, posible reconstruir la historia
sistemática de los "intelectuales"-es decir, de los expertos en el manejo de los recursos
simbólicos-de aquellas sociedades precolombinas (1492-1630/1650) debido al simple (y
lamentable) hecho de la insuficiencia del registro escrito que de ellas ha perdurado. inspirada
durante el siglo XVI en el ideal renacentista de "las armas y las letras'. en las sociedades
latinoamericanas consistente en cierto monopolio eclesiástico de las funciones intelectuales-
miembros del clero: desde Bartolomé de Las Casas, José de Acosta y Antonio Vieira hasta los
curas revolucionarios de los primeros años del movimiento de independencia, la cultura letrada
colonial -aun cuando experimentó cierta incipiente complejización y secularización en la
segunda mitad del siglo XVIII- fue en gran medida consustancial al universo simbólico de las
doctrinas del catolicismo

También podría gustarte