Está en la página 1de 3

¿La contemporaneidad es una herida?

Valentina Anzola García

« Sin título », Justiniano Durán

Hay una ansiedad por entender lo contemporáneo, sobretodo cuando queremos definirnos o definir a
algo que está puesto en nuestro contexto. Agamben nos exige ser contemporáneos. No solo porque
estamos en un presente. Además, porque resulta importante ser contemporáneos de los textos y autores
que leemos y que distan de nosotros por siglos. Hoy examinaremos cómo a través de la pintura del
artista colombiano Justiniano Durán, podemos aplicar nociones de lo contemporáneo según el texto
¿Qué es lo contemporáneo? de Giorgio Agamben. Además, estableceré una comparación entre esta
pintura (a la que desconozco su título) y diferentes pinturas neo-expresionistas que recientemente
hemos venido revisando.

El primer acercamiento que podríamos tener de esta pintura junto con el texto de Agamben es
preguntarnos si a través de lo que vemos podemos percibir una pretensión de contemporaneidad. Desde
el poco conocimiento que tengo del artista y de su obra, podría deducir que esta es una pintura que nos
permite pensar que hay elementos que no encajan dentro de su tiempo. A lo mejor me estoy guiando
por esa paleta de color que nada tiene que ver con la sincronía que vemos en el espacio y las tensiones
que maneja, haciendo que todo tenga un aire más expresivo que cualquier otra cosa. Es posible que,
Justiniano haya tenido, como escribe Agamben, una singular relación con el propio tiempo, pero a la
vez tomando distancia. Esa distancia que toma, pienso yo, debe ser un acto excepcional de transformar
y transformarse, pero inevitablemente causará una fractura que impedirá al tiempo componerse. Estas
últimas palabras escritas por Agamben son muy expresivas y abren paso a varias interpretaciones. Así
como el poeta en cuanto contemporáneo, fractura, el pintor también y ambos son peligrosos. Sobretodo
cuando queremos analizar una época específica. Hay una manía de entablar épocas con las artistas «más
representativos» que resultan siendo el «artista genio». Pero los genios no representan su época. Para
comprender la época hay que revisar a los artistas que simplemente aplican lo que ven, no proponen un
estilo, hace lo que le dicen, no se cuestiona tanto su arte y va sobre fórmulas seguras. Pero ¿hay formulas
seguras en lo contemporáneo?

Por otro lado, tenemos a Agamben escribiendo acerca de las luces y la oscuridad en lo contemporáneo:
«puede decirse contemporáneo solamente quien no se deja enceguecer por las luces del siglo y alcanza
a vislumbrar en ellas la parte de la sombra, su íntima oscuridad». Lo importante está en que dentro de
esta íntima oscuridad seamos capaces de percibir una luz que nos permita, como ya dije, transformar.
Transformar el tiempo y, por lo tanto, en este caso especifico transformar una imagen o una situación.
Se ve un interés en la pintura de Durán de representar lo atmosférico, pero a la vez una ruptura que
vemos solo a través de la fuerza de ciertos trazos de líneas fuertes que rompen la ligereza que por
momentos se mantiene en la imagen. Además, hay una escogencia muy particular del color pastel.

Me resulta difícil continuar con la relación de este texto y la pintura de Durán. Hay una complejidad
en este y seguramente la habrá en la pintura. Mi falta de conocimiento sobre el artista solo causará que
plantee especulaciones, cosa que hasta ahora ha resultado como un ejercicio interesante, ya que de por
sí la pintura habla. Sin embargo, puedo estar cayendo en un abismo al revolver cosas con otras que
pueden estar careciendo de sentido, por lo que ahora me dedicaré a la segunda parte de este escrito.

Como había dicho anteriormente, para entender una época hay que revisar artistas que vayan con
fórmulas seguras. De esta forma, hay un orden progresivo para entender la historia del arte. Sin
embargo, en el neo-expresionismo, hay un gran interés por lo abstracto y la emoción. Esto lo vemos sin
duda en varias de las pinturas de Justiniano Durán y específicamente en la anexada en este texto. Durán
se preocupa por lo matérico y lo atmosférico pareciéndose casi a las pinturas de Willem de Kooning, en
especifico “Interchange”, una sus representaciones más abstractas. Si cogemos ambas pinturas nos
daremos cuenta que son muy similares como base. Hay bloques de color y trazos bruscos que rompen
con la sincronía de la imagen, colores que dialogan con la negritud de las líneas que bloquean la
atmósfera. Hay una libertad de dejarse llevar y no tener el miedo, pero también hay rabia y desahogo.
Por el lado de Durán se establece una relación con los colores pastel, cosa que dialoga con la fuerza de
sus trazos. Casi que diría que hay una pelea entre la fuerza de quiebres en el espacio y el color tierno
que las posee. Habría que preguntarse por esas zonas de color y los matices que tenemos allí, pero lo
que está claro es que, así como en Kooning, hay un poder en estas líneas que se quiebran y hieren a la
imagen. Hay emoción en lo que vemos y es visceral.

En la obra de Barnett Newman o incluso Mark Rothko hay una producción de atmósferas de color, en
la obra de Durán están también presentes. Es muy claro que los resultados de ambas son completamente
distintos ya que la obra de Newman y Rothko es minimalista en todos los aspectos y la de Durán juega
más con una paleta de color variada e intuitiva, esta es representativa de su trabajo ya que “sin título” no
es la única que es trabajada bajo esta misma paleta. Durán no tiene miedo de jugar con la imagen (no
es que Rothko o Newman la tengan), pero hay algo de este juego que se desordena y no parece ser un
obstáculo para seguir. En Rothko, por ejemplo, vemos algo mas etéreo, que intimida y hasta enceguece.
Es espiritual en su quietud, es una experiencia. ¿Podríamos decir que la pintura de Durán es también
una experiencia o incluso llegar a ser espiritual? Si la hay, no hay duda de que algo allí se está
quebrantando.

El quiebre de esta imagen me hace pensar en la herida de la contemporaneidad, que es la herida que
veo en esta pintura. Hay fracturas en el tiempo, así como hay fracturas visuales en la pintura de Durán.
Suena muy literal y pareciera que carece de significado, pero es inevitable no juntar ambas para darle
sentido a mi título, que sin duda tiene mucha mas complejidad de la que yo misma pueda darle. Al fin
y al cabo, apenas comienzo a entender cómo dialogan las palabras con las imágenes.

También podría gustarte