Todo ello la convierte en una técnica adecuada para contrarrestar los signos de una piel
dañada y envejecida.
Con ello se consigue lucir un rostro más uniforme, sin manchas ni signos de
envejecimiento. Un rejuvenecimiento que llega desde las capas más internas de la piel ya
que el colágeno natural se sintetiza.
Para incrementar los efectos de esta técnica es posible combinarla con otras como la
toxina botulínica o hilos para rellenar arrugas.
Los resultados son visibles desde la primera sesión y el aspecto de la piel continúa
mejorando hasta seis meses después de su aplicación.
La estructura primigenia de la piel se recupera con esta técnica, que también hará que se
ralentice el posible deterioro de la misma debido a que volverá a producir colágeno y
lucirá luminosa, tersa y elástica, los poros se cerrarán y desaparecerán las manchas,
arrugas o líneas de expresión. Sin imperfecciones.
El paciente podrá hacer vida normal y estará cómodo, sin apenas inflamación.