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En la Europa medieval, el poder político estaba dividido entre numerosos señores

feudales, que gobernaban pequeños territorios, independientes entre sí. El poder de los
señores feudales fue disminuyendo a medida que disminuyó el número de siervos,
víctimas de la peste negra, o abandonaron el campo e busca de mejores oportunidades,
él trabaja rural dejo de ser gratuito y los señores debían pagar a los campesinos para
realizar las tareas agrarias En otros casos, los señores arrendaron sus tierras a los
campesinos, pero estos no pudieron competir con la producción de los terratenientes
adinerados que utilizaban técnicas de cultivo más modernas, y debieron mudarse a las
ciudades.

Los señores ya no contaban con ejércitos capaces de mantener el orden y la paz. Como
única salida posible a la inseguridad reinante, fue necesario establecer un ejército
centralizado en manos del rey que había cedido durante la Edad Media, gran parte de
su poder a los señores feudales, y que de este modo lo recuperaba, surgiendo así la
unificación de diversos reinos, bajo la autoridad monárquica.

Los señores feudales, no vieron con agrado renunciar a su autoridad política, lo que
generó enfrentamientos sangrientos que culminaron con la consolidación del poder real
y el otorgamiento en propiedad privada los señores de las tierras que administraban,
pero la autoridad política se independizó del poder económico. Los poseedores de
tierra, ahora no ejercían el poder sobre esos territorios.

Si bien el sistema feudal desapareció, los señores conservaron muchos de sus


privilegios, prosiguiendo la explotación de los campesinos.

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