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INSTITUCIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR

La Cena del Señor es un evento que fue instituido por el Señor Jesucristo para su iglesia, pues dijo:
haced esto en memoria de mi. Otro de los actos que nos instruyó el Señor es el bautismo.

P: Quiénes pueden participar de la Cena del Señor, y quiénes pueden ser bautizados?

Mat 28:18-20 Jesús se acercó y les habló diciendo: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la
tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y
yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». Amén.

En esta narración encontramos que se define como un discípulo a una persona que gracias a la
locura de la predicación, habiendo creído el mensaje de salvación en Cristo, dicha persona es
bautizada para luego aprender y guardar todas las cosas que Cristo nos ha mandado, entre ellas, la
Cena del Señor. De manera que en la Cena del Señor participan los discípulos bautizados; es decir,
quienes son parte del Cuerpo de Cristo; dicho en otras palabras, para ser miembro del Cuerpo de
Cristo y participar de la Cena, hay que bautizarse, pues es el Espíritu Santo es quien nos bautiza en
el Cuerpo de Cristo.

1Co 12:13 porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como
griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

1Co 10:16-17 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo?
El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros,
con ser muchos, somos un cuerpo, pues todos participamos de aquel mismo pan.

En relación con el bautismo, hay que entender primeramente que hay un solo bautismo bíblico:

Efe 4:5 un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo (en el nombre del Padre, del Hijo y del E.S.)
Conforme los preceptos de la Gran Comisión descritos en Mateo 28, y conforme el modelo de la
iglesia primitiva descrita en el libro de Hechos, cualquiera que cree tiene derecho a ser
inmediatamente bautizado; no tiene que recibir un curso de bautismo ni esperar a que madure su fe

Hch 2:41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados, y se añadieron aquel día como
tres mil personas.
Hch 18:8 Crispo, alto dignatario de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de
los corintios al oír, creían y eran bautizados.
Hch 19:5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
Hch 8:12 Pero cuando creyeron a Felipe mientras anunciaba el evangelio del reino de Dios y el
nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
Hch 8:13 Aun Simón mismo creyó, y una vez bautizado él acompañaba a Felipe; y viendo las
señales y grandes maravillas que se hacían, estaba atónito.
Hch 8:36-38 Mientras iban por el camino, llegaron a donde había agua, y el eunuco dijo: —He aquí
hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: —Si crees con todo tu corazón, es
posible. Y respondiendo, dijo: —Creo que Jesús, el Cristo, es el Hijo de Dios. Y mandó parar el
carro. Felipe y el eunuco descendieron ambos al agua, y él le bautizó.

La Biblia no registra bautismo de niños. De hecho, los bebés no están en condiciones de recibir el
mensaje de salvación, no tienen un viejo hombre del cual arrepentirse, por lo cual no pueden ser
bautizados; cualquier ceremonia que con ellos se haga no corresponde al bautismo bíblico. No solo
los bebés, sino mucha gente que descendió a las aguas con Juan el Bautista, tuvieron que
bautizarse nuevamente en el Nombre de Jesús.
Hch 19:3-5 Entonces dijo: –¿En qué, pues, fuisteis bautizados?. Ellos dijeron: –En el bautismo de
Juan. Dijo Pablo: –Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyeran
en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron
bautizados en el nombre del Señor Jesús.

P: Quiénes habiendo recibido un bautismo incorrecto, todavía no han sido bíblicamente


bautizados?

Muchos de los hechos del Antiguo Testamento son sombra y símbolo de la gloria que había de
manifestarse con Cristo y la iglesia. Sin duda, uno de los hechos más importantes y que guarda
paralelismo teológico con la obra redentora de Cristo consiste en el éxodo de Moisés hasta la tierra
prometida. Figurativamente al pueblo de Israel le fue dado un Salvador, por su mano Dios hizo
prodigios, celebraron la Pascua sacrificando un cordero, por la señal de la sangre fueron salvos del
ángel de la muerte, fueron bautizados en el Mar Rojo para poder salir de la esclavitud de Egipto, y
una vez en el desierto, los que iban naciendo también eran bautizados bajo la nube que les
protegía del calor.

1Co 10:1-4 No quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube,
y todos pasaron el mar; que todos, en unión con Moisés, fueron bautizados en la nube y en el mar,
todos comieron el mismo alimento espiritual y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque
bebían de la roca espiritual que los seguía. Esa roca era Cristo.

Todos ellos que fueron bautizados y pudieron participar simbólicamente de los elementos de la
Santa Cena. De alguna manera, quienes podemos participar del pan y del vino en la Santa Cena
somos los que hemos sido partícipes de la muerte de Cristo.

Rom 6:3-4 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido
bautizados en su muerte?, porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el
bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva

1Co 11:26 Así pues, todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor
anunciáis hasta que él venga.

Simbólicamente, el pueblo del pacto ha sido bautizado en la muerte del Salvador, para no sufrir la
muerte segunda; sin embargo, Faraón y su ejército también se bautizó en el Mar Rojo, es decir, con
un bautismo incorrecto, y pereció.

Anunciamos la muerte del Señor hasta que él venga, porque cuando Cristo venga, entraremos a la
tierra prometida, alcanzaremos la semejanza de su vida eterna y ya no habrá más muerte;
estaremos con Cristo en el reino del Padre. Se nace dos veces para morir una sola vez, pero
quienes nacen una sola vez, mueren dos veces.

Mat 26:26-29 Mientras comían, tomó Jesús el pan, lo bendijo, lo partió y dio a sus discípulos,
diciendo: –Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio,
diciendo: –Bebed de ella todos, porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es
derramada para perdón de los pecados. Os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de
la vid hasta aquel día en que lo beba de nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

Luc 22:7-8 Llegó el día de los Panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de
la Pascua. Entonces Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: –Id, preparadnos la Pascua para que
la comamos.

Luc 22:13-15 Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la Pascua. Cuando era
la hora se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: –¡Cuánto he deseado comer con
vosotros esta Pascua antes que padezca!,
En relación con la Pascua, esta se deriva de la palabra hebrea "Pesaj" que significa: "pasar por
alto" haciendo alusión al ángel de la muerte que pasó de largo sin hacer daño a los hogares en
donde partieron un cordero y pintaron con su sangre los dinteles. La verdadera Pascua se cumplió
con el derramamiento de la sangre del Cordero que quita el pecado del mundo, por lo cual es
necesario que nosotros mantengamos latente esa señal.

1Co 10:16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El
pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?

P: Cuál es la importancia de la Sangre de Cristo?

1Co 15:50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios,
ni la corrupción hereda la incorrupción. (Necesitamos una transfusión de la sangre correcta)

Heb 10:19 Así que, hermanos, tenemos libertad para entrar en el Lugar santísimo por la sangre de
Jesucristo, (Comunión con Dios)

1Jn 1:7 Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la
sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado (Perdón de pecados)

Heb 13:20 Que el Dios de paz, que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran
pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, (Resurrección)

Apo 12:11 Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio
de ellos, que menospreciaron sus vidas hasta la muerte. (Victoria)

P: Cuál es la importancia del pan y el vino en la Santa Cena?

En la Pascua celebrada en Egipto, el pueblo de Israel no tuvo tiempo para permitir que la masa del
pan se leude, por lo cual comieron panes sin levadura y comieron la carne del cordero entre varias
familias, anticipando así el gran interés que Dios tiene en la comunión y unidad de su pueblo; lo que
sobró de la carne tuvieron que quemarla como señal de que la gracia y la salvación de Dios no
puede quedar al alcance de ningún ser humano que no haya sido cubierto por la sangre del
Cordero, es decir que fuera de Cristo no hay salvación. En una fecha conmemorativa de esta fiesta,
Jesús simbólicamente partió el pan y nos enseño lo siguiente:

Juan 6:48 Yo soy el pan de vida.


Juan 6:49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y aun así murieron.
Juan 6:50 Este es el pan que desciende del cielo para que no muera quien coma de él.
Juan 6:51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
Juan 6:52 Entonces los judíos discutían entre sí, diciendo: –¿Cómo puede este darnos a comer su
carne?
Juan 6:53 Jesús les dijo: –De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del hombre y
bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
Juan 6:54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día
final,
Juan 6:55 porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
Juan 6:56 El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Juan 6:57 Así como me envió el Padre viviente y yo vivo por el Padre, también el que me come
vivirá por mí.
Juan 6:58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres, que comieron el maná
y murieron; el que come este pan vivirá eternamente.

El maná era el pan que enviaba Dios desde el cielo para que su pueblo se alimentara
saludablemente; no se necesitaba nada más en la dieta para suplir nutriente alguno. El maná se lo
debía recoger diariamente en la proporción adecuada para que se alimente toda la familia; si se
recogía menos de lo necesario, había hambre, enfermedad y desnutrición; si se lo recogía demás,
se descomponía y era comido por los gusanos, en otras palabras, se lo echaba a perder. El maná
cubría todo el campo, era infinitamente mayor de lo que el pueblo necesitaba, sin embargo, lo que
no se recogía no se descomponía, pero lo que se recogía en exceso, se echaba a perder, lo cual
es un sinónimo de la gracia de Dios, que pese a ser sobreabundante, podemos echar a perder la
obra de Dios si es que no usamos todo lo que de Él hemos recibido; por lo cual Jesús dijo: el que
conmigo no recoge, desparrama (Mat 12:30).

Nosotros hemos sido libertados del pecado y de la muerte, al igual que Israel fue libertado de
Egipto pero estamos en el mundo del cual Jesús dijo que aquí tendremos aflicción. Muchos en el
desierto comieron el maná y sin embargo murieron, nunca entraron en la tierra prometida, nunca
entraron el en reposo de Dios.
La promesa de Jesús es que al ser Él mismo ya no la imagen o el símbolo sino el verdadero maná
descendido del cielo, quienes comamos de su carne y bebamos de su sangre, tendremos vida
eterna. De ahí que para tener vida verdadera, tenemos que participar de su carne y de su sangre.
Hay solamente un requisito adicional para participar de su carne y de su sangre:

1Co 11:27 De manera que cualquiera que coma este pan o beba esta copa del Señor
indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
1Co 11:28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y beba de la copa.
1Co 11:29 El que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe
para sí.
1Co 11:30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos han muerto.
1Co 11:31 Si, pues, nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;
1Co 11:32 pero siendo juzgados, somos castigados por el Señor para que no seamos condenados
con el mundo.

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