Está en la página 1de 8

Algo salió mal.

Ese fue el primer pensamiento que cruzó el alma de Malefor. Él cayó en la cuenta de esto debido a dos
cosas bastante significativas. Primero, gran parte de los hechizos que rodeaban su alma habían sido
destruidos, esto hechizos incluyen hechizos de adivinación para percibir el mundo a su alrededor
(después de todo no hay un cuerpo que lo haga automáticamente), hechizos que le permiten moverse a
través del éter y más importante aún, una serie de hechizos que le permitiría entrar forzosamente a otro
cuerpo y sobreponer el alma de la víctima con la suya propia.

La segunda y menos obvia razón indicativa de que algo andaba mal, es que Malefor no podía percibir
formas de vida fuertes cerca (el alma a perdido sus sentidos pero un alma libre aún puede percibir
formas de vida cercanas), él sabía muy bien que después de entrar a través del hilo de magia que
conectaba el hechizo de adivinación él aparecería en el lugar del lanzador y entonces tendría que batallar
con él o ella por el control de su cuerpo… pero no había nadie cerca, y sus hechizos ya habían sido
destruidos.

El Maestro Oscuro no podía hacer más que vagar a merced de las corrientes del éter, y por mucho
tiempo así fue. Lo suficiente como para que pudiera considerar una gran cantidad de posibilidades sobre
qué le pudo haber ocurrido y deducir que el hechizo de adivinación había sido roto mientras que él lo
atravesaba; lo cual no era poca cosa, pues sin los hechizos necesarios pensar sin un cerebro que ayude a
procesar la información no es nada fácil. Una cantidad de tiempo imposible de determinar para Malefor
más tarde, se presentó una oportunidad.

Durante el tiempo que el alma estuvo flotando en el éter, Malefor pudo percibir claramente formas de
vida sapientes a su alrededor, pero con sus hechizos destruidos, no había forma de que pudiera tomar
un cuerpo por la fuerza. Entonces se preguntarán, ¿qué tipo de oportunidad se le presentó a Malefor? Lo
que el Maestro Oscuro logró percibir cerca fue un alma saliendo del cuerpo, alguien estaba a punto de
morir cerca y esto significaba que el alma que habitaba ese cuerpo se estaba desprendiendo y era lo
suficientemente débil como para permitirle a Malefor tomar su lugar antes de que el cuerpo dejara de
funcionar por completo. Si lo hechizos que le permitían pensar con claridad aun estuvieran activos, él se
habría dado cuenta de la gran cantidad de almas disolviéndose en el éter en todo el lugar, pero con su
limitada capacidad, sólo podía concentrarse en una cosa a la vez y eso era entrar en ese cuerpo.
Concentrando toda su intención y voluntad en el poco mana que su alma es capaz de usar, Malefor forzó
su alma dentro de su objetivo desplazando aquella que ya se encontraba allí.

Algo muy particular e inesperado sucedió en aquel momento y es que el spin de su alma se estabilizó en
el mismo spin del alma que ocupaba anteriormente este cuerpo. Una de las primeras y más importantes
lecciones que aprenden aquellos que apenas comienzan a aventurarse en las artes arcanas son los
spines.

El spin es la dirección en el plano etéreo en la cual un alma “gira” y es directamente responsable del tipo
de efecto que se puede lograr al lanzar un hechizo. Hasta el momento se sabe que existen cinco spines:
Up, Down, In, Out y Lateral.

Una de las particularidades de ser un dragón púrpura es que tu alma es estable en dos spines en vez de
uno solo. En su caso, Malefor era estable en los spines Lateral y Out, pero por alguna razón al entrar a
este cuerpo su alma fue forzada a estabilizarse en el spin In. Más adelante Malefor se daría cuenta de
que esto se debió al método que él inventó para mantener su alma unida, es decir, un pozo de gravedad,
en vez de una burbuja protectora. Razón por la cual los textos de los antiguos hechiceros que habían
logrado trasplantar su alma no mencionaban nada al respecto de un cambio de spin.

Una vez dentro Malefor enlazó su alma su alma al nuevo cuerpo…

Dolor.

Un horrible inundó los sentidos de Malefor como una presa rompiéndose y solo gracias a su gran fuerza
de voluntad, digna de un gran mago, fue que pudo evitar ser expulsado del cuerpo en ese instante. Una
vez que el primer impacto pasó el Maestro Oscuro pudo finalmente volver a llamar su magia y un rápido
hechizo adormeció instantáneamente todos sus sentidos. Si bien esto mitigó toda percepción del mundo
a su alrededor, cumplió su objetivo de eliminar la mayor parte del dolor, él aún podía sentirlo por
supuesto, pero ahora a un nivel bastante tolerable. Y ahora finalmente con un cuerpo anclándolo al
mundo material y un cerebro con el cual pensar claramente Malefor se puso a trabajar.

Lo primero de lo que él pudo darse cuenta es que, si bien no tenía muchas opciones disponibles, haber
entrado en un cuerpo moribundo no era la mejor de las ideas, y el cuerpo en el que se encontraba
estaba casi más allá del punto de no retorno, casi. Un spin Out en un momento como este habría sido
ideal, siendo el spin más adecuado para lanzar cualquier hechizo de sanación, pero afortunadamente
Malefor poseía el siguiente mejor spin dado el caso. Los spines In y Out son los spines del cuerpo y la
mente, pero mientras que el spin Out de la vida, el spin In es su opuesto y sus usuarios temidos por el
poder sobre la muerte que este puede alcanzar. Pero Malefor es el Maestro Oscuro, el mago prodigio
que se adentró en las artes arcanas de este spin para desvelar sus secretos.

Extendiendo su maná, Malefor alcanzó la energía residual de todas estas almas disolviéndose en el éter a
su alrededor y la arrastró hacia su moribundo cuerpo. Toda la energía vital liberada por las recientes
muertes a su alrededor ahora estaban ayudando a su cuerpo a recuperarse. Huesos rotos volvieron a su
lugar y comenzaron a repararse, hemorragias internas y externas se detuvieron y las heridas más graves
comenzaron a cerrarse. Fue entonces cuando Malefor se dio cuenta de un gran problema, una de sus
heridas en su pecho se rehusaba a cerrarse y una gran herida en su cráneo estaba tardando mucho más
que el resto en sanar.

Con una ligera modificación al hechizo que dormía sus sentidos, Malefor recuperó la vista y el oído. Él
abrió los ojos con cierta dificultad, pero su visión no era muy buena, desventaja de un cuero moribundo
supuso. Todo era muy borroso, a su alrededor pero al menos lo suficientemente claro como para darse
cuenta de que estaba cerca de anochecer, a juzgar por el color del cielo. Malefor se encontraba boca
arriba en algún lugar desconocido, inidentificable por su borrosa visión, pero el objeto en su pecho que
le impedía curarse era bastante claro. Probablemente una lanza o espada de algún tipo, entraba por su
cavidad torácica perforando su pulmón derecho y salía del otro lado clavándose en la tierra, pasando
peligrosamente cerca de su columna vertebral.

El constante flujo de energía vital prevenía que su pulmón se siguiera inundando de sangre, pero no
podría mantenerse así por siempre, su cuerpo no poseía mucho maná, lo que le impedía reunir energía
que estuviera a más de quince metros de él. Normalmente esto no debería ser un gran problema, puesto
que lo único que debía hacer era retirar dicho objeto y dejar que su magia hiciera el resto, pero Malefor
estaba teniendo un contratiempo mayor, su cuerpo no respondía.
Él intentó moverse, pero todo lo que pudo hacer fue crear un par de espasmos musculares o mover
erráticamente su cola. Fue después de unos valiosos minutos de frustración que se dio cuenta de que el
problema estaba en la herida de su cabeza. Malefor podía detener hemorragias y reparar tejido
fácilmente, pero al parecer era su cerebro el que había sido lastimado y repararlo era algo mucho más
complejo de lo que su magia podía lograr sin dirección precisa.

El Maestro Oscuro maldijo silenciosamente a su suerte. ¿Qué iba a hacer ahora?

Malefor podría abandonar este cuerpo, pero las probabilidades de volverse a topar con un dragón
moribundo eran muy bajas y con el poco maná que tiene este cuerpo no es posible reconstruir los
hechizos que fueron destruidos durante su escape.

Con un suspiro de resignación, que en realidad fue más como una horrible gárgara acompañada de un
poco de sangre saliendo de la boca del dragón, Malefor se estaba preparando mentalmente para
abandonar este cuerpo apenas se disipara por completo la energía residual de las almas a su alrededor
cuando un ser vivo, un dragón a juzgar por la densidad del maná, entró en los límites de su percepción, y
segundos después, dos más, mucho más poderosos se sumaron a este.

«Quienes quieran que sean esos parece que llegaron bastante tarde a la fiesta, este cuerpo es lo único
que queda con vida en este lugar» pensó Malefor con cierta gracia.

Casi una decena más de formas de vida llegaron al lugar, pero ninguna de ellas emanaba una presencia
tan fuerte como las dos que llegaron antes.

Justo entonces la energía vital de las almas a su alrededor comenzó a agotarse provocando que su
pulmón volviera a inundarse de sangre una vez más. Instintivamente su cuerpo tosió intentando
deshacerse de la sangre, Malefor pudo sentir como ésta llenaba su boca y se derramaba en la tierra
junto a su cabeza. Desgraciadamente el movimiento brusco provocó a su vez que el objeto en su pecho
deshiciera parte del daño interno que ya había sido reparado por su hechizo acelerando su muerte.

Su tos, al parecer, hizo más ruido del que creía puesto que uno de los dragones con la fuerte presencia
inmediatamente comenzó a dirigirse hacia él.

Para entonces ya el sol se había ocultado y en la poca luz que había a su alrededor los ojos de Malefor
tan solo pudieron identificar una mancha negra aproximándose en la esquina de su visión. A partir de ahí
todo fue bastante confuso, su cerebro no estaba recibiendo suficiente sangre y se estaba haciendo difícil
pensar de nuevo. Él escuchó voces, estaba bastante seguro de que le estaban hablando, pero para su
cerebro moribundo no eran más que sonidos indistinguibles que no tenía la fuerza para interpretar. Más
formas de vida se acercaron a él rápidamente y justo cuando su alma estaba a punto de abandonar su
cuerpo, el indistinguible toque de la magia regenerativa de luz llegó a sus sentidos y una vez que su alma
se volvió a estabilizar por completo en su nuevo cuerpo, Malefor cayó inconsciente.

Lumia estaba horrorizada. Durante los últimos meses en el templo han estado recibiendo llamadas
pidiendo ayuda por ataques de monstruos en poblados pequeños de diferentes especies. Los ataques
eran generalmente de grublins de las antiguas fuerzas de Malefor, al parecer el dragón había dejado
fábricas activas de las horribles cosas y estaban bastante bien ocultas. Ya varias de ellas habían sido
encontradas y destruidas durante los últimos años, pero no todas habían desaparecido aún. En los
últimos meses las cosas se empezaron a complicar cuando, por alguna razón desconocida, los esqueletos
de lo que alguna vez fueron los monos empezaron a unirse a los ataques. Warfang entonces envió
soldados a los poblados del reino para reforzar la seguridad, los ataques entonces comenzaron a ser
repelidos con éxito. Y mientras los soldados protegían los asentamientos pequeños grupos de élite de
diferentes especies fueron enviados a investigar.

Uno de estos grupos llegó a warfang hace unos días reportando un avistamiento de un pequeño ejército
de las criaturas moviéndose hacia el norte. Esto era inusual, nunca antes las criaturas habían decidido
avanzar tanto en esa dirección. Warfang contactó el templo entonces y los guardianes decidieron tomar
el asunto en sus propias garras y junto con treinta de los mejores dragones del templo partieron hacia el
norte.

Gracias a las dragones de viento les tomó tan solo un día y medio encontrar el rastro del ejército y lo
siguieron durante toda la tarde, hasta que entonces, cerca del anochecer, se encontraron con esta
atrocidad.

Una pequeña Aldea de dragones, casi al límite del reino, había sido completamente destruida. Al verla,
un pequeño grupo de dragones aterrizó para buscar sobrevivientes mientras que el resto siguió tras el
ejército, que estaba a no más de 500 metros de distancia. Si hubieran llegado tan solo una hora antes
habrían podido intervenir en la lucha, pero ahora…

Lumia solo podía ver cadáveres a su alrededor, al menos varios unos cien de ellos estaban entre los
caminos de tierra de la Aldea, muchos de ellos horriblemente mutilados, el olor de la sangre y la muerte
aquí era casi insoportable. Lumia vio a algunos de los dragones más jóvenes que los acompañaban vaciar
sus estómagos poco después de aterrizar.

―¡Lumia!

La dragona volteó rápidamente su cabeza al escuchar su nombre. La voz pertenecía a Cynder, una
dragona de escamas negras y vientre rojo en la cúspide de su juventud y probablemente, la dragona más
fuerte que Lumia alguna vez haya tenido el placer de conocer. Se dice que solo su pareja, el legendario
dragón púrpura, podía igualarla en su poder.

―¡Rápido Lumia, encontré a alguien aún con vida aquí, pero está muy malherido! ―Lumia ya estaba allí
para cuando Cynder terminó de hablar.

A los pies de Cynder, se encontraba un dragón muy joven, delgado y de apariencia afeminada. Sus
escamas estaban cubiertas de mugre y sangre y a su alrededor la tierra tenía una tono vino tinto, seguro
de toda la sangre que ya había perdido. Lo más impactante por supuesto era la lanza incrustada
profundamente en su pecho. El dragón estaba claramente vivo, sus profundos ojos rojos estaban
abiertos y mirando en la dirección general de Cynder, y su húmeda pero débil respiración podía
escucharse. Cómo el joven dragón aún seguía vivo era un misterio para Lumia, pero ahora que ella
estaba aquí no iba a permitir que alguien que se aferraba tan desesperadamente a su vida muriera, la
situación era complicada, pero una maestra de las artes sanadoras de la luz como ella podía manejarlo.
―Ey mírame, vas a estar bien, Lumia no te dejará morir, pero no puedes dormirte aún ¿ok? ―Cynder
tomó suavemente la cabeza del dragón y comenzó a hablarle para mantenerlo despierto.

Lumia le gritó a otros dos dragones sanadores para que la asistieran y se puso a trabajar. Usando su
magia regenerativa Lumia logró estabilizar al dragón y estimular la producción de glóbulos rojos en su
cuerpo. Cynder se asustó un poco cuando él se desmayó, pero Lumia le aseguró que estaba bien y
continuaron con el procedimiento. Retirar la lanza fue un proceso lento y delicado pero al final lograron
retirar el objeto sin que la condición del paciente empeorara.

No se encontraron más sobrevivientes en la aldea, la noticia casi rompe el corazón de Lumia, casi
trecientos dragones fueron masacrados en este lugar en tan solo una horas. La maestra de luz terminó
usando casi todo su maná para cerrar completamente las heridas del joven dragón. Durante el proceso
ella se percató de algo que había pasado por alto antes y era que el dragón además tenía una gran herida
en su cabeza, su magia sanó la piel y los huesos del cráneo rotos, pero si su cerebro había sido lastimado
no había mucho que ella pudiera hacer, se necesitaría a un mago muy especializado para reparar ese
tipo de daño y aun así probablemente habría consecuencias permanentes para el joven, Lumia rezó una
oración silenciosa a los Antepasados para que el daño no fuera muy grave.

No mucho después de haber terminado la operación el grupo que fue detrás del pequeño ejército
regresó.

Al parecer habían logrado destruir a la mayor parte tomándolos por sorpresa con poderosos ataques
desde el aire, pero algunos pocos se habían dispersado en pequeños grupos en el bosque y fue imposible
seguirlos en la oscuridad de la noche, así que decidieron reagruparse y lidiar con ellos a la mañana
siguiente. Nadie tomó bien la noticia de la aldea destruida, muchos sentían que habían fallado en su
misión al permitir que tantos murieran, incluso si realmente no había sido su culpa.

Los guardianes junto con una decena de dragones se quedaron en la aldea recogiendo los cuerpos y
quemándolos en piras funerarias, junto con algunas oraciones para que sus almas pasaran a mejor vida
con los Antepasados.

Lumia se desplazó a un campamento que armaron en el bosque, a unos diez minutos a pie de la aldea. El
púnico sobreviviente de la masacre se encontraba acostado e inconsciente sobre unas mantas. Lumia se
había tomado el tiempo de limpiar al dragón y se sorprendió al encontrar que sus escamas eran tan
blancas como la nieve, un par de cuernos cortos color plateado sobresalían de la parte de atrás de su
cabeza y se curvaban ligeramente hacia abajo, pero sobre todo, este dragón no tenía ningún tipo de hoja
de cola. Fue entonces que Lumia cayó en la cuenta de que este era un dragón albino. Éste no era el
primero que alguna vez había visto, pero como eran tan poco comunes no fue lo primero que vino a su
mente al verlo.

El albinismo, al igual que en todas las especies, era una característica bastante poco común, pero en los
dragones, esto también se manifiesta en su elemento. Se sabe que estos son siempre dragones de luz y
su alma gira en un spin In; hasta dónde se sabe, solo estos dragones poseen esta combinación específica
de elemento-spin.

Normalmente el albinismo provoca defectos físicos que varían un poco dependiendo de la especie, pero
la mayoría suelen tener problemas en la piel con el sol y defectos en la vista, pero para los dragones es
diferente, se puede decir que su defecto se manifiesta en su maná. Por alguna razón estos dragones,
aunque pueden cambiar su spin, no pueden usar su magia elemental inherente. Durante mucho tiempo
incluso se pensó que estos dragones no poseían un elemento, puesto que no hay ningún tipo de magia
elemental de luz que se pueda lanzar en combinación con un spin In.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Cynder entró a la tienda.

—Hola Lumia —saludó la dragona—, ¿cómo sigue él?

—Bastante bien, ya no tiene heridas internas y solo tendrá que cuidarse por un mes mientras sus huesos
se recuperan por completo. Mi magia los soldó bastante bien pero siempre es mejor dejar que el cuerpo
se encargue de la última parte del proceso —explicó Lumia—, pero me preocupa bastante esa herida en
su cabeza, parece que lastimó su cerebro, y no hay forma de saber qué tan grave es hasta que
despierte… si despierta.

Cynder puso una pata sobre el dragón y acarició suavemente su espalda.

—Despertará —afirmó Cynder con convicción —, es un dragón fuerte.

Lumia no estaba muy convencida, pero Cynder no mentía, desde el momento en que ella puso sus patas
sobre el dragón por primera vez ella podría jurar que podía sentir el poder de su alma, y no solo eso,
Cynder también estaba bastante segura de que podía sentir su alma resonar con la suya. Ella supuso en
un principio que esto se debía a que el dragón poseía su mismo spin, hay quienes afirman que a veces,
cuando dos seres poderosos con el mismo spin se tocan, pueden sentir sus almas resonar. Pero esta
sensación que ella sentía era más familiar, casi cómo…

―Te recuerda a tu hija ¿no? ―Cynder la miró sorprendida―. No me mires así, te he visto poner esa cara
antes cuando Frya se mete en problemas. No me extraña, parece tener casi su misma edad, tal vez uno o
dos años más… Frya cumplió dieciocho el mes pasado ¿no?

―Sí así es, tan solo diez años más y mi hija será toda una adulta.

Dos días más tarde Lumia se encontraba de vuelta en el templo, ella había regresado con una parte del
grupo, mientras que el resto se quedaron para encargarse de los grupos de monstruos que lograron
escapar, probablemente tardaría uno o dos días más en llegar. Cynder y su pareja se quedaron a ayudar
en la incursión junto con la mitad de los guardianes.

El templo era un lugar impresionante y durante los últimos cincuenta años ha crecido bastante. Cuando
terminó su reconstrucción luego de la derrota de Malefor una gran cantidad de refugiados comenzaron a
salir una vez que la guerra terminó regresando a las ciudades principales, y una vez que el reino estaba
de nuevo en orden los guardianes decidieron devolver el templo a su antigua gloria de siglos atrás como
un lugar para impartir conocimiento y entrenar a lo mejor que la raza de los dragones tenía que ofrecer.

Desde entonces, dragones que demostraban excepcionales capacidades mágicas y destacable


inteligencia llegaban cada semestre al templo para ser evaluados por los propios guardianes e intentar
obtener un puesto como aprendiz del templo. Con el paso de los años el templo volvió a recuperar su
prestigio e influencia de antaño y lentamente, entre las familias nobles, se convirtió en una especie de
competencia silenciosa tener al menos a uno de sus miembros como aprendiz del templo. Aquellos que
lograban graduarse obtenían el título de Maestro y todos ellos eran altamente respetados y poseían gran
influencia en el reino. Debido a esto el templo se ha vuelto un lugar bastante concurrido y ahora en las
afueras hay prácticamente una pequeña ciudad, pero que el tamaño y la edad de la misma no los
engañe, debido a que tantas familias importantes y adineradas suelen ir al templo, la ciudad fuera es un
gran sitio de comercio en dónde se pueden encontrar los productos más finos y exclusivos.

Lumia, luego de recorrer los pasillos desde el comedor finalmente entró a la sala de sanación, su lugar de
trabajo. Aquí es dónde vienen todos los habitantes del templo siempre que alguno era herido por alguna
u otra razón o atrapaban alguna enfermedad pasajera. La sala era lo suficientemente amplia para
acomodar a una decena de dragones adultos y en el fondo había una puerta que conducía a una bodega
en dónde se guardaban todo tipo de medicinas y objetos necesarios para tratar diferentes
complicaciones que se puedan presentar.

Lumia se detuvo en la puerta y parpadeó un par de veces porque ella no esperaba ver que Frya ya estaba
allí, no solo eso, sino que parecía estar bastante interesada en inspeccionar al dragón blanco que yacía
inconsciente en unas mantas.

―¡Ah! ―La joven prácticamente dio un brinco en el aire sobresaltada y Lumia tuvo que hacer su mejor
esfuerzo para evitar reírse de su reacción.

Frya era una dragona de color púrpura opaco con vientre y alas grises, ella claramente tenía el cuerpo
delgado y flexible de su madre pero los cuernos y la serie de aletas color naranja oscuro que recorrían su
espina dorsal eran claramente de su padre, la dragona también poseía una hoja de cola en forma de
punta de flecha con el mismo color y finalmente, unos ojos verdes tan claros que a veces era fácil
confundirlos con gris.

―¡Lumia! no me asustes así ―dijo Frya fallando miserablemente a pretender estar enojada.

―Lo siento mucho Frya, pero parecías estar bastante concentrada en nuestro nuevo huésped ―dijo
Lumia fastidiándola un poco.

Frya se sonrojó y movió un poco sus patas nerviosamente antes de contestar.

―Nunca había visto a un albino antes y tenía curiosidad ―y luego añadió entre dientes―, además, se
siente raro estar junto a él.

Esto dato era interesante para Lumia, si bien la resonancia de las almas con el mismo spin era algo
cercano a un mito, puesto que quienes afirmaban sentir este tipo de sensación eran muy pocos y no
había manera de comprobar si esto sí se debía realmente a algún tipo de resonancia, sí estaba
comprobado que a veces aquellos que eran estables en el spin Out podían percibir a seres con su spin
opuesto y viceversa. Por lo que Frya probablemente estaba percibiendo el spin apuesto al suyo en el
dragón, lo cual era curioso porque generalmente para que esto pase, ambos dragones deben ser
relativamente poderosos con su magia y si bien Frya podría tener el potencial aún no estaba cerca de esa
cantidad de poder, ¡y el dragón actualmente inconsciente era un albino por amor a los antepasados! Es
imposible que un dragón que no puede usar su magia posea ese tipo de poder.

―Mmm ¿Lumia? ¿Sabes algo de mis padres? ―La preocupación de Frya casi podía saborearse en el aire.

«Ah, así que esa es la verdadera razón por la que estás aquí» pensó Lumia. Para alguien tan joven como
Frya, escuchar que sus padres fueron a combatir un ejército probablemente era como decirle que habían
partido a la guerra.
―No te preocupes Frya, ellos están bien. Cuando yo partí de regreso ellos ya se habían encargado de la
mayor parte del problema, no creo que les haya tomado mucho esfuerzo eliminar al resto de los
monstruos por ahí, seguro que ya viene en camino ―le aseguró Lumia con una suave sonrisa.

La preocupación de Frya no desapareció por completo pero ciertamente se veía más tranquila.

―Ahora Frya, creo que tu madre te dejó unos cuantos ejercicios para moverte entre sombras ¿Cómo vas
con eso? ―Los ojos de la joven se abrieron con alarma, claramente había olvidado por completo su
tarea.

―Yo… voy a poner me eso.

Un segundo más tarde Frya ya no estaba en la habitación. Lumia negó con la cabeza con diversión y su
mirada se posó de nuevo sobre el dragón blanco, tal vez esperando que él decidiera elegir ese momento
para despertar… el dragón no despertó ese día.

También podría gustarte