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cia del espa valenciano representa, co to de comunicacién social Gr bras disponibles por informante sidencia y lengua valos (2001-2002) Tema El anilisis de la variaci6n lingiiistica mas all de la fonologia (II): Fenémenos de variacién gramatical en el mundo hispanico 1. IntRopucc ingiies como en aqu. a Ahora bien, puesto que de estas tema posterior icamente nuestr iprendidas en last de hechos de variacién gramatical caracte lingties, incluidos es socioling gicamente, aquellos que § que el contac actor més detem lisis de los principales fenémenos de var detenido la sociolingii rés se diige al and: iad sobre los que se ha spanica en las tiltimas décadas. 2. La ALTERNANCIA «RA/-SE® 5 o pluscuamperfecto de sub io, el proceso evolutivo exper ee amb adigma sutores, ha eliminado pricticamente c. A este respecto, Zamora Munné y Gi cubrir un 3). Y es que co! ign de algun: ceptada la equiparacion como se ha destacado jon entre “ay s pueden sus 1961) Algunos estudios cuant dez de estas impresiones, con resultados, por lo ge incidentes. Se purgado textos periodistic pretérito hoy no &x : los sige 13 del mbito hispénico, con diferens jon tiene todavia una certa difusion s mis elevada— en Espaiia 23 por 100) que en Amé 0), El cuadto si stra los resultados de dicha distr bucién por paises. dos del siglo xne, iniciindose de uso de las variantes -re/~«een la prensa dela ames 2, México y Venezuela Grarico 2 en contextos con menos de tres participantes (eferentes inanimados), ando en tre el niv Porcentajes de le/ do en que estas ronombres de tercera persona difiere consi atriz y mencionar, por ejempl y de sos le determin: as frecuenciales obse: svadas nes peninsulares, en las que se los contextos de da reas a otras, lo que permite sospechar que, ¢ del sistema etimolégico original, distintos su vez reinterpretac bore. Esta tesis, defent la evolucién respecto lectos han producido a mificado de cada pronom snos de tres participantes (referentes vivos), 999) Pore comarcas centro: novad las, operan en mayor medida ficos 1 y 2). Por ejemplo, en los Linico objeto), el dialect soletano considerabl a [ahi as para aludir a los seres inanimados. Por es apenas se emplea en los contextos fe nesta zona de variantes lattas yentes en Soria. Y sin embargo, wan, @ Juana) 98 TaBLa 2 Aceptacién de distintos usos refe del origen geogrifico del segiin Klein-Andreu (19 N 79) de algunos otros deriva as lenguas el uso de le como ob- Este hecho ¢s particularmente v de Torres Cacoullos (2002: 301) b versos cortes diacrénicos y he present-day cor 59% n MexPoy de la duplicacién del objeto mediante pronombres rasgo caracteristico del espafiol y de otras lenguas roman: recibido también la atencidn destacada de la sociol timos tiempos. Como es sabido, la duplicaci como ocure en Jos siguientes contextos: a) en presenci ‘mi madre O dieron yombre person: i a dlen el pargue), ¢) con ver rado (a m neh y a) c nentos pospuestos de caricter ‘matisimo, digamos el paro, Estd la cosa de los muy poco representa cativam Jo observado en otros dialectos nente previsto con los complemen: a, los casos de duplicacién Tugar con el OD, propor n se produce también directos, en lin que la duplicac complementos in del espaol, y menos de lo cs casi cate madre los en posici Ovi elotro dia endl ciones que habla de Madrid por A. Quil ent leer que la extensi siendo to sulares (Company 1997: 436) 74,5 por 100 para el esp2 mientras que Company (2001) eleva estos porcentajes ‘os mexicanos, en los que es fre [os casos en que él correfe no difiere hhablas americ: Garcia Mig ol peninsulas hhasta el 90-96 por 100 en los i cuente icacion afect stag que fe rente €s Pl bam rep otros ecuentos han permitido comprobar ae P conocido un incremento muy némeno de la copia pronominal tivo con el paso de los si hha destacado que la dup 10 por 100 en textos del si nos que han tenido como centro por Silva-Cor jos. Company (2001), por eiem del dativo aumenta desde un (ot asta un 83 por 100 en el .ncia del clitico en 10s algunos casos de ause en situaciones de contacto de To haa wrsto, por ejemplo, Urrutia (1995) y Landa (199% ® sobre el espafiol hablado en el Pais V: ;gualmente se unas comunidades andinas (Lipsia 1996). Sobre ‘adelante (véase tema XVI, § 5.2). os volveremos m to directo esta mo sucede en mises enunciados donde apa ntes rasgos negativos, como en (14) Mpllce el referent se increment social que EN ESPANOL como ¢s imperfecto de subjuntivo (can aparece plenamente con: , que comprende las | Asimismo se ex: Lavandera 1979 a considerado como una ¢ posicién que ocupan estas formas in opinién de Ridruejo (1975, 1989), el nimero red estos en los que el imperfecto de subjuntivo puede ¢ icativo contribuye a desdibujar su sig se buscaria una proximo al de la razones radigma ve cido de io. Desde esta perspectiva, itemativa que poseyera al si aria, Ridrucjo (1975: 13 ista sobre el tema encuentran zada pot La Ja de Buenos Aires. En que los habl: condicional en detriment mn impulsados por una bésica nec por la norma, lo hace ‘cativa: su deseo de dist | futuro. Cor ;querdo con un esquera no estindar (1 éativa, Sin embargo, ¥ Cont os hombres en el uso del c sblantes mis jovenes, lo que sugiere [a pos encontremos ante Tas primerss de estas diferencias sociolectales cos, vease mas adelan nidad nos cha (sobre ble existent ‘A os trabajos de Lav didos por Silva-Corval a (Covarrubias, Burg into funcional, Cor lera 1984a) sobre el espati ante “1 ‘eguido otros, como col de una poblacién del subjuntivo, preserito esidad Ss mis o menos probables leccion de Tos empr senta en su sis relacionadas, es deci tica, aquella que se encuentra mas ale- del hablante —en cuanto refiere acontecimientos de escasa posib cumplimiento— es la que tiende a caer en desu: so. Motivado, pues, por las necesidades comunicativas del hablante, tendria lugar un proceso de del jento semintico de las formas zadas para la expres Dicho en otros sistema pose formas cognitivamente mas acce el caso de la forma en -ria— las mis /se)acaban desechindose* in descubre tambi sexo de los hablantes. La pri istica de la tujeres (mayor uso entre estas iltimas) necesidades comunicativas, lo que se traduce en la con! d, especialmente entre los hablantes m jstran unos juicios mas positives también la considerable difusién so- hablado en el Pais Vasco, donde al wvados, aunque con dife re los grupos sociales extremos, como grifico 3. Y lo mismo han advertido Ridrue- ién con La Rioja y Navarra (1997) han abordado la cuestién en una regién peninsular bilingiie que también se detectan algunos casos de acién entre las formas ~ra/“ria, que, sin embargo, han sido mu cho menos atendidos por los especialistas. Aunque la extension social advertida en este trabajo sea baja en lineas generales, entre los resulta dos del estudio sobresale una significativa i b mo individual en la preferencia por el condicional, mis frecuente centre los hablantes con mayor competencia en cata Grarico 3 de uso de diversas formas verbales en la protasis de las condicionales un funcién del nivel social de los hablantes, din Urrutia (1995: 255) 0 que subyace afos anteriores se ambién en estudios que tienen como centro de interés la ex ndicativo en detrimento te riedades del espafiol de EE.UU. en contacto con el inglés, Aunque aborda mice in capitulo posterior (v uci n el que ha o: una situa amente remitica que en ciones de fionista zado también la acci6 es, contribuyendo ast con el sub ivas. Como es sabido, en apro: Caracas, con 1 io del espaiiol, e de formas en -ra Tanta 5 es que no pue- ps erqucmey ol verbo del sbordinad 30 del total, De Mello (2001: 497) indica quel x trarla en un hecho de natura fen que una cosa () = westis| pa 2 norma prescribe el uso del ind contrario, la presencia del subjuntivo se relaciona casi siem pre con el rasgo semntico [— existencia], como advertimos en el ejem plo (19). Nada menos que un 86 por 100 de los casos en que se emplea este modo en el corpus (72 enunciados en total) el evento presentado en la subordinada se ca por su naturaleza hipotética. Por el ontario, en los contextos en que dicho evento presenta el rasgo inver aparece en un 90 por 100 de las casio nes. c a tegoricamente en el m i nacion novedosa, como en (20): 19) Lo ideal se raen la sala de partos. ) Pero lo cierto es que yo me desespertha mucho. Otro contexto subordinado en el que se han detectado algunos que afecta a los enunciados encebezados do escasa atencién , pero en los tiltimos afios ha sido ob: is particulares desde diferentes perspectivas Bosque 1990). Desde una orientacién variacionista, Krakusin y Cedefio (1992) han ig fctores lingtiisticos que estén detras de dicha va entre (21) y (22): ¢ ode ores, el empleo del subjuntivo aparece preferente hablante introduce proposiciones con valor temitico formativo, Por el contrario, el indicativo se ve favore icos Pese a lo expuesto en los pérrafos anteriores, algunas investigacio nes han llamado én también sobre ciertos casos de variabi dad que benefician al subjuntivo, en una linea evolutiva contraria a la s complem as que se expres «do inceridumbre, yen las qu parece de que eso saced es remot) 3 lenguas (cf. Giv 1 paradigma de fa eile ‘ol no d vo, y que vendrian de contextos ricanas que los empleos prospecti: je una cierta produ i, los dialectos del espafiol americano, donde la prefezenc variante perifristica —o en otros casos, el presente de indicat si se desprende de estudios (1989), quienes ofrecen datos em: 0 varieda todos los casos ef 80 por 1 en (6 muestra venezolana), resente de indicativo. Obsérvese, por tiltimo, cémo en algunos casos Repitblica Domi y la presencia de futuros fiexivos Ia expresion de la futuridad verbal es pricticamente inexistente Gutiérrez (1994) ha descrito también un avance de la form bjs del especto soc una cierta resistencia por parte sti difundiéndo- weiptdamente por d reso dela sociedad. Por ot lado, este mismo ‘autor (Gutiérrez. 1995) ha puesto también en relacién dicho avance de icas con la situacidn de contacto de lenguas en que EEUU, a la forma perifr la expresié de usos temporales p: modo mediante su esp dos modales. El pres de un cambio li Blas Arroyo 1993a y mi tarde e1 tema XVI, § 4.1) Grarico 4 bos dialectos el us perifris forma morfoldgica, éste alcanza jense (62 por fluencia determ del contacto con antes que poseen unos patrones de el Indo, la que tan sélo posee la 112 cia es total, y en los que al mismo .cidencia de ciertos factores semanti id al acto de habla, y b) la 3) casos en los que la ate tiempo, se vislumbra la posi cos y pragmaticos, a saber modalidad epi caciones ico como consecuencia s que viene me iré de vacaciones. De los result que parece estar suc ie Gran Canaria, ciudad e somo en oraciones la expresion de acciones habla, la vari istica supera semant ia entre las dos formas a partir de la rel: vo se define como expre 1a 1967; Roca Pons meida y Diaz-Peralta 1998). ‘numerosos los casos en que ambas formas re lo mis frecu $n del valor caracte todo, cada vez son més n perfectamente intercambi te peifrstica se de onjugada en el expafiol de dos co 10). En su andliss considera Distribucién de las formas del futuro flexivo del futuro perifristico segtin diversas marcas de seguridad/inseguridad en Venezuela, segiin Sedano (1994a) os que ambas formas no sor reguntas rt6ricas: «Qu erse aqui 2) casosa do.. en el aspecto comercial verbos de segurid ide! cyuridad 6 ue obedecen a diversos factores yanos investigadores han yor en el ha sen 1983), res con futuro fl 9 seria todavia productivo analizados en el pres pec compres ¥ joridad a la del sistema adamente Moreno de Alba (19 ‘en qué consiste esa relacién n algunos casos”, en re ambas for mn bollo. te y ya fluye bien el trifico decay) un 5) EL mi (ejemplos de 1 las regiones del centro y norte de Es jue el empleo mas habitual del pasado simple estaria nte extendido por la mayor parte de His fiolas como Canarias 0 Gal s dos formas, que ampl 3) de las regiones, pero ferencias tempora En los iltimos afios, diversos estudios dialectol venido a arrojar algo mas de luz sobre esta distribu o regional y én la existencia de cambios en mai spanicas™. Investigadores ¢ ( ich (1972) y Moreno de Al Jado sobre el espaitol de México, y lo mismo ha hecho H. Miranda (1980-1981) en el sociolecto culto de Chile. Asis emos de algunos datos de diversa entidad, refer Rico (Cardona 1982; citado en Kock 1991), Uniguay (Ricci y Ricci 1982) 0 1992). En Espafia, el tema ha wn el habla de Madrid y Schwenter inte. Con todo, y al igual que jo considerado por Kim jiol hablado ruchos casos, es en 17 iderado con mayor profusién, al menos desde perspectiva soc 988; Herrera y Medi: 1; M. J. Serrano 1995-1996; fe cuadro permite comprobar en primer té- ino la pree inos generales del pretérito simple en el mundo » evada en regiones p: bio en marcha, por el que la norma vernicula, que potencia el uso del pretérito indefinido, se veria desplaz: [os usos del pretéri- to perfecto, al menos en los contextos cer momento de se desprende, po de estudios como el de M. J. Seano (1995-1996) en el expatiol hablado en Santa Cruz. de Tenerife. Como se deduce de los datos empiricos aportados por esta investigadora, dicho ‘cambio es impulsado preferentemente por ciertos grupos (grupos socia les y generacionales intermedios) especialmente atraidos por el prestigio de fa norma del espafiol peninsular, favorecedora de la forma compues tun periodo histérico presente, en el que un fercambios cul ingisticos entre C. jslamiento de las islas. acién entre estos paradig. alectos; caracterist- lega. Pese a que ciertos factores pragmé variantes alternativas al pasad mporales y aspectuales q subjuntivo (cantara)y las del pretérito pluscuamperfecto de indicativo sabia cantado). Todas ellas pueden observarse en los sigt dos (citados en Pollén 2001: 62) citcel cuando le aplicaron garrote vil a otro, a ra de Lugo, era d iego de Agua; se pesetas comprado en (28), a térito simple —variante may aquellos contextos discursi vvos en los que el tiempo verbal contiene es tarse de informacién compartida previamente pot los E «SER® POR “ESTAR” EN ALGUNOS CONTORNOS SINTACTICO-SEMANTICOS ble que ha merecido considerable atencién por parte de del verbo estar para cubrir yente reservados a ser. Uno de los con- 19 is comparativo acerca de una progresiva ex mbas comunidades, si 30, Ciertos factores estar en expresiones de dos comunidades ve con el inglés— ha hecho que una buena parte de la bibliografia iacionista sobre dicha variable gramatical se centre en el an: espaol en EE.UU,, por lo que re sgjeto en dos aspectos relevantes de su sintaxis: a) la expresin us, at Gia de los sintagmas que desempefian dicha func cuando es un pronombre, y b) la posicin (antepues pecto al verbo en determinados contextos. ha sido, sin duda, el primero el que ha re pospuesta) res: Son todo, de estos dos, 3S (vid. Silva-Corv © pragmatico, Frente alo qu nal, en los que este sis 0 de ambigiiedad morfologica (cfr. RAE dios de caracter mas condicionada por factores de que sobresalen: refer significado de ciertos verbos (cf d) el tiempo verbal (Silva-Corva ) a persona y el niimero gramati (efi. Barrenechea y' Alonso’ 1977; Cifuentes 1980-1981; Ens ez 1984; Be 99), h) la compensacién fun no (Hochberg 1986 988; Blanco 1999), ) el é as paramétricas relevantes entre diversos Toribio 2000a), m) la influencia de Aunque en la prictica varios de estos factores se hallen implica dos al mismo tiempo en este fenémeno variacionista, probablemen rudios empiricos reali la diferentes como Caracas (B oston (Hochberg 1986), Santiago de 1980-1981), Puerto Rico (cft. Hochberg 1986; Léper Mors Morales 1986; Can y Pérez-Alvarez 1997), Honduras (Hea} (Almeida Toribio 1994, 2000: y ‘Cérdoba (Ranson 1991), Filadelfia (Poplack 1979), 1c0 1999), etc. Para ejemplificar cémo actiian estos fac nos haremos eco a continuacién de algunas de es vierte la autora chilena, la frecuencia en la expresin d nima cuando su referente se puede identificar sin posibilidad de ambi- agiiedad alguna, asi como cuando no hay un cambio de tépico oracio- 0 discursivo. Por el contrario, la presencia del sujeto es obligato cuando se trata de un foco de contraste. Por su parte, Bentivoglio (1987, 1988) ha comprobado también que en Caracas els icativamente con mayor frecuencia en or (P .66). Y lo mismo sucede con otros factores estructurales 's pronombres singulares (P .68 para pronombres como yo, ted frente a una probabilidad mucho mis baja (P32) para nosotros, con verbos de percepcién (P .59) y c) en contextos de po- sticas que sobre este fenémeno de variacién sintictica dispo- 1 peninsular. La tabla siguiente concentra la infor imitada, con inal de primera perso- mbre son mis (65 por 100). Al respecto desta y sefiados anteriormente, como a) el mimero gramatical —la expresién del 0 (P .861), que con el plural nosotos (P 413) bos, siendo de nuevo los verbos de percepcién los que més favore n la regla de expresién del pronombre (P .603); ¢) el cambio di dad referencial de los sujetos en la cade giiedad (P 639). TABLA 11 acién de diversos factores lingistios y esilisticos rado de expresidn 2s. elision del pronombre sujeto en las formas que se prestaban a ambigiiedad (por &j., can el resto (véase tabla 12) Tanta 12 te el grado de expresion o ausencia del jedad funcional e 996) y Almeida To- s dela compensacién cca de persona gramatical en estas comunidades no se corn nificat mayor o menor frecuencia de expre jeto. Ranson (1991) incluso observa que los sujetos pronominales se emplean signi por su parte qu masiva en todo el si a de los pro ente idén- ver las diferencias en el grado de exp diversos sujetos pronominales en les diferentes del aribefia (Puerto Rico), otra sudamericana (Buenos A res varied AB ersos pronombres person cuencia de los sujetos pronomi con diferencias que son espec: bonaerense. Por otto lado, e: nen en todos los pronombres, si bien dentro de cada dialecto ferencias, sujetos ti) es mayor que en los demas casos, con porcentajes muy elevados en la variedad portorriqueia (69 por 100) y bastante signficativos también en la argentina (48 por 100). los pronombres de tercera persona son los menos ue es especialmente destacada en el ecto bonaerense (18 por 100)°". Pese a lo restricciones impuestas por los factores funcior mente son muy similares a ambos lados del ndencia de las diferencias frecuenciales resefiadas (cf 1996-1997). comprobar que variables n 1982; En: Igunas cons lectalmente y en l que la expres sujeto aparece formas verbales no conjugadas, un rasgo detectado ya en el eg fio por Henri s (1966) asi como por Ker del esquema sintactico forma 10 + infinitivo, como en (1937: 550) en textos do por la combina G1) y 62), (Bogoté, Buenos Aires, C: México, ete.)®. (2) «. parayo cor El investigador norteamericano ha visto que dicha variante subes tindar tiene lugar preferentemente en algunas comunidades de habl: caribefias, como Caracas y San Juan (ciudades que c nen el 75 por 100 de todo el material registrado que en éstas se asocia adem de los esta ) en el espatiol 10 se demostré muy ba se construye Lopez Mora cibe como la sintictica (oid. S es copulativas y absolut es un fenémeno -anas como Ecuador, Lima, Rosario, Santi le, Caracas, etc. (cff. Bentivo ; Rabanales 1974; Boret Macchia 1989; Prieto 1995-1996; De (35) Debers (1991-1992) sobre una muestra de jévenes universitarios sevillanos, icin de Gomez Molina y Gémez Devi la ciudad de Valencia o la mas recientes contribuciones de M. J, Serano (1998) y Schwenter (1999) en tomo ala difisin del smo en el espafiol de Santa Cruz de Tenerife y Alicante, respec: tores dicen descu Boret de Macchia 1989). Otros, como De Mello (1995c: 118), obser que el dequeismo cor respecto al significado del verbo. Y en otra n, Jo que leunos hechos destacados, como la presencia sencia de verbos de este tipo, como en (36), 0 la eno incluso en los casos en que existe mater giistico interpuesto entre el verbo y su complemento, como en (37) (ciemplos tomados de M. J. Serrano 1998: 398): (36) Se tien G7) El com saltado algunos datos soc istica que ate cudles son los contextos adecuados para el uso normativo de posicidn, lo que induce en no pocas ocasiones a fendmenos de tivoglio 1980-1981; Arjona 1979; Boretti de 2d explique también otros datos reveladores, por ejemplo, el re los estudiantes universitarios nos de cameras , La pr ersa del que le mas extendida que entre los demas estudiantes, como de este fendmeno as, y ocasionalmente es ¢ intermedios (cft. Bentivogtio y Por sociolecto ha encontrado ispanoamé Casos ne DEQue snzos de los ochenta 3. lo mismo ha se fe once ciudades is- de vista gon nde pri MJ Serano (19 Tos hombres n en los tiltimos afios las prescripciones y adv dequeismo por parte de destacadas insta ;ormativo, el queismo supone la ausencia sen. que dsta viene regida sinticicame n (38) y (39): Aunque el fendmeno ha si sestudiado que el anterior des de una perspe como Gémez Molina y Gémez D. y hhan evaluado diversos fac tores lingiisticos y extralingisticos que e de la difusi6n del mo en comunidades situadas ino y otro lado de ). Esta it ctor que prepositiva es la presencia de verbos prono: enterarse (de) 4 105 tiempos debido a las presior ro Carreter 1981; Butt y Benjamin 1988; Gomez Torrego 1991, 1999; Bat n 1992)**. El hecho de que los ia de la preposicién en c mo un rasgo subestindar podria explicar un incremento le en los ultimos tiempos, que correria en paralelo a la disminu: ign del dequeismo. Como sefialaba ya a este respecto uno pioneros en el estudio del dequefsmo (Rabanales 1974: 442-443), en Chile: 10 deciamos al pri y queistas se han a ocasionalm hhwenter (1999: 66) denomi lo este autor se idad que algunos v I para construirse con 0 sin preposicién (sabe mu disparidad entre los criterios mo ala construccién de los jores que condicionan la altemancia lementarios, de manera que los que c Tapia 15 icacion de diversos factores lingiistcos y estlisticos en la realizacién de la variable (de)qu segiin Schwenter (1999) 68 671) 49 223) # 52 (662) z 3) 11. BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA SOBRE VARIACION GRAMATIC/ ibn fénica, oftece- | sobre investigaciones lle- idades del mundo hispanico acerca resumidas en los res (con todo, algunas serin resefiadas mas adelante en el desarrollo de otros temas sobre sociolingtiistica v del espaii lamente una r vadas a cabo en distini sta Pronombres de relativo: Powers (1 (1980-195 81) en México D. F; Olguin to culto de Santiago de Chile ca de La Jara (Caceres). Se ce Coralia (19846) en co 1993) sobre el idades portorr en espanol en un corpus deobras co Ds Corse (1986) encom bos de estructura intransitiva en construcciones transitivas erdo (1985) organi ‘onstrucciones «cle retoma» en subordina marcadores discursivos en cambio de tumos en Alcald de Henares. 134 Tema IV El concepto de variable sociolingiiistica. Modelos de distribucién sociolingiiistica en el mundo hispdnico 1, Inrropuce de conducta so 3 muy significat- y sociedad se tivos del ha- Como es sabido, la lengua representa una for cial de la que se desprenden con frecuencia diferen vas entre los tes. Las correlaciones entre han reconocido desde antig bla realizados en las fica que los factores soci ng 10, pero los estudios cuai 8 décadas han demostrado de forma cient teristicas sociales adscritas étnico, raza, sexo, edad, casta, etc.) 0 adguiridas ‘nivel educacion: camente en Ia actuacién de los habl fenémenos lingiisticos y factores $0 Para algunos investigadores, cuando la variacién obedece tan s6lo factores lingtisticos, pero no social to (Cedergren 1983). Ciertamente, ol Des: sy perspectivas en el estudio de la lengua espanola en contexto social

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