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Panteón

He visto ayer sonidos generales,

mortuoriamente,

puntualmente alejarse,

cuando oí desprenderse del ocaso

tristemente,

exactamente un arco, un arcoíris.

Vi el tiempo generoso del minuto,

infinitamente

atado locamente al tiempo grande,

pues que estaba la hora

suavemente,

premiosamente henchida de dos horas.

Dejóse comprender, llamar, la tierra

terrenalmente;

negóse brutalmente, así a mi historia,

y si vi, que me escuchen, pues, en bloque,

si toqué esta mecánica, que vean

lentamente,

despacio, vorazmente, mis tinieblas.

Y si vi en la lesión de la respuesta,

claramente,
la lesión mentalmente de la incógnita,

si escuché, si pensé en mis ventanillas

nasales, funerales, temporales,

fraternalmente,

piadosamente echadme a los filósofos.

Mas no más inflexión precipitada

en canto llano, y no más

el hueso colorado, el son del alma

tristemente

erguida ecuestremente en mi espinazo,

ya que, en suma, la vida es

implacablemente,

imparcialmente horrible, estoy seguro.

Preguntas sugeridas

• ¿Cuál es la imagen de la vida que manifiesta el yo lírico?

• ¿Qué efecto otorgan las palabras terminadas en “mente” al poema?

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