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LOS CENTROS PENITENCIARIOS

Los Centros de Corrección y Rehabilitación dependen de la Oficina Coordinadora del Nuevo


Modelo Penitenciario y a su vez de la Procuraduría General de la República Dominicana,
establecido por la resolución No. 0078 del 22 de septiembre del año 2007, que crea la Unidad
Coordinadora del Modelo de Gestión Penitenciaria y la Oficina Nacional de Coordinación
de los Centros de Corrección y Rehabilitación. Basado en el sistema progresivo, establecido
por la Ley 224 del 26 de junio de 1984, que consiste en obtener la rehabilitación social
mediante la etapa de grado, apoyando en herramientas de gestión moderna consignadas en el
manual de gestión penitenciaria y otras herramientas normativas y procedimentales
existentes o por crearse.
Estos Centros Penitenciarios son edificios públicos con fines de custodiar y asegurar a las
personas sometidas a internamiento, detención o prisión preventiva, donde estas cumplen
las penas privativa de libertad que le ha sido impuesta por las autoridades competentes, estos
recintos arquitectónico, administrativo y funcional se encuentran dotado de organización
propia y pertenecen a la Administración Penitenciaria, los mismos se encuentran distribuidos
en unidades, módulos y departamentos que facilitan la separación interior y el desarrollo de
la vida de los internos, sus relaciones con el exterior y las distintas actividades de tratamiento
orientadas a su reinserción social; su clasificación depende de los internos que se encuentren
allí, aunque dependiendo de sus condiciones de seguridad pueden dividirse en (máxima,
media y mínima), correspondiendo según su régimen en: Ordinarios Abiertos y Cerrados.
Control penitenciario a la luz de la ley 224-84
El Régimen Legal Penitenciario en nuestro país, se crea bajo la Constitución Dominicana y
la Ley 224 sobre el Régimen Penitenciario, contienen disposiciones que estructuran el
sistema carcelario del país, en ese sentido las obligaciones y derechos de los reclusos, deben
ser garantizados por el Ministerio Publico en el ejercicio de sus funciones debe garantizar los
derechos fundamentales que le asista a los ciudadanos y ciudadanas, que se encuentren
cumpliendo las penas privativas de libertad que le hayan sido impuestas por las autoridades
competentes, dando de esta manera cumplimiento a lo establecido por la Constitución,
Tratados, Resoluciones y leyes que regulan el funcionamiento del sistema penitenciario.
El control efectivo de los centros carcelarios dominicanos está a cargo de las fuerzas de
seguridad del Estado. El director de cada prisión es un alcaide civil nombrado por el Poder
Ejecutivo, previa recomendación del Magistrado Procurador General de la República. Tal y
como el Gobierno dominicano señalara: "el funcionario número 2 de cada recinto es el oficial
encargado de seguridad, designado por la institución militar o policial". A la vez el artículo
84 de la ley 224 sobre régimen penitenciario, establece que dentro de los establecimientos
para mujeres existirán instalaciones especiales para dar atención a las reclusas embarazadas,
las que hayan dado a luz y también las convalecientes, se tratará por todos los medios de que
el parto no se produzca en el penal y competirá al administrador hacer uso de los trámites de
lugar para que al redactar el acta de nacimiento, no figure este acontecimiento.
Las reclusas podrán conservar sus hijos dentro del establecimiento por el tiempo
estrictamente necesario y, para tal efecto, se habilitarán dependencias apropiadas para la
permanencia y alojamiento del niño. Antes de que el recién nacido cumpla el primer año, se
tratará por todos los medios de que abandone el penal, permitiéndose su estancia en dicho
lugar solo en caso de que se compruebe que no existe persona alguna que pueda hacerse
cargo de niño.
La vigilancia de los establecimientos carcelarios estará bajo control de los Agentes de
Vigilancia y Tratamiento Penitenciario, (VTP) personal especializado e idóneo, capaz de
cumplir la misión social que le impone la ley. Los establecimientos destinados a reclusión de
mujeres serán atendidos por personal femenino de vigilancia.

Régimen Penitenciario Ordinario


Son considerados ordinarios o segundo grados aquellos recintos donde los internos
concurran en unas circunstancias de normal convivencia, pero sin capacidad para vivir en
régimen de semilibertad, dentro de los establecimientos de régimen ordinario, los principios
de seguridad, orden y disciplina tendrán su razón de ser y su límite en el logro de una
convivencia ordenada, la separación interior en el centro, además de basarse en los criterios
de sexo, edad, antecedentes, estado físico o mental, se ajusta a las necesidades del
tratamiento, a los programas de intervención y a las condiciones generales del Centro.

El Consejo de Dirección del Nuevo Modelo Penitenciario es el responsable de que se dé


cumplimiento al horario y calendario de actividades, respetando las ocho horas de descanso
y dos para asuntos propios del interno o interna, así como tiempo suficiente para atender
actividades terapéuticas y culturales y a las comunicaciones con familiares y amigos, los
internos e internas están obligados a realizar las prestaciones personales necesarias para el
mantenimiento del buen orden, la limpieza y la higiene en los establecimientos. En el caso
de los reclusos preventivos, los rasgos generales de su régimen de vida son muy similares a
los hasta ahora descrito, sin olvidar en ningún momento el principio de “presunción de
inocencia” que ha de presidir su estancia en prisión.

Régimen penitenciario abierto


Este régimen es aplicables para aquellos internos clasificados en tercer grado que puedan
continuar su tratamiento en régimen de semilibertad Su objeto es potenciar las capacidades
de inserción social positiva de los penados en tercer grado, realizando las tareas de apoyo y
asesoramiento y la cooperación necesaria para favorecer su incorporación progresiva a la
comunidad. Algunos de los principios que rigen este cometido serán la atenuación de las
medidas de control; la autorresponsabilidad; la normalización social e integración; la
prevención de la desestructuración familiar y social, y la coordinación con organismos e
instituciones dedicados a estas áreas.
Dentro de las penitenciarias, presidios, cárceles y centros abiertos funcionara una comisión
formada por el director del penal, el secretario, un psiquiatra, un visitador social y cualquier
otra persona que preste servicio en un departamento penal, quienes se reunirán una vez por
mes y tratarán sobre el progreso, tratamiento, adaptación, permisos y sanciones de los
reclusos que se encuentren en el penal. Las salidas temporales de los reclusos serán
concedidas por el director del establecimiento, previa resolución motivada, dictada al efecto
por la Comisión de Vigilancia, Evaluación y Sanción, remitiéndole copias al Procurador
General de la República, al Procurador General de la Corte de Apelación o Procurador Fiscal
correspondiente, según el caso. Si el permiso se otorgare por enfermedad grave o muerte del
cónyuge, padres o hijos del recluso, no será necesaria la resolución.
Régimen penitenciario cerrado
Dentro de este régimen funcionara una comisión formada por el Director del penal, el
secretario, un psiquiatra, un visitador social y cualquier otra persona que preste servicio en
un departamento del penal, quienes se reunirán una vez por mes y trataran sobre el progreso,
tratamiento, adaptación, permisos y sanciones de los reclusos que se encuentren en dicho
penal.
Los internos e internas de este sistema serán clasificados en primer grado de peligrosidad o
inadaptación a los otros regímenes, y a los preventivos en quienes concurren idénticas
circunstancias, siendo en este caso las medidas, control y seguridad más restrictivos, siendo
obligado que los internos sean separados de los demás durante el día o la noche.
La asignación y reasignación del Primer Grado y por tanto la aplicación del régimen cerrado,
así como la asignación de modalidad de vida, se acuerdan por la Junta de Tratamiento y se
aprueba por el Centro Directivo. La permanencia del recluso en régimen cerrado será por el
tiempo mínimo necesario, hasta que desaparezcan o disminuyan significativamente las
razones o circunstancias que sirvieron de fundamento para su aplicación. Cada tres meses
como máximo se revisará tanto la clasificación como la asignación de modalidad de vida del
interno o interna.
Régimen de Visitas: Familiares; Conyugales
Los internos e internas podrán recibir, con la frecuencia que sea determinado por los
reglamentos, visitas de sus parientes, abogados, curadores, amigos de buenas reputaciones o
de personas representantes de organismo o instituciones oficiales o privadas que se interesen
en su protección y rehabilitación, según lo establece el art. 35 de la Ley 224 sobre régimen
penitenciario. En ese sentido el art. 436 del Código Procesal Penal establece que: "El
condenado goza de todos los derechos y facultades que le reconocen la Constitución, los
tratados internacionales, las leyes y este Código, y no puede aplicársele mayores restricciones
que las que expresamente dispone la sentencia irrevocable y la ley."
Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de las Naciones Unidas, vinculantes
para el Estado Dominicano, en su Regla 58 establece que: "El fin y la justificación de las
penas y medidas privativas de libertad son proteger a la sociedad contra el crimen. Sólo se
alcanzará este fin si se aprovecha el período de privación de libertad para lograr, en lo posible,
que el delincuente una vez liberado, no solamente quiera respetar la ley y proveer a sus
necesidades, sino también que sea capaz de hacerlo".
Todo recluso tendrá derecho a formular y dirigir peticiones y quejas a la dirección del
establecimiento o a las autoridades administrativas y judiciales, sin otra limitación que la de
proceder en términos respetuosos o convenientes. Ley No. 224 Sobre Régimen Penitenciario,
las visitas conyugales o íntimas consisten en permitir el ingreso de la pareja del interno e
interna, previa solicitud realiza para acudir a la celda o recinto preparado especialmente para
tener contacto sexual.
Los Centros de Protección de Libertad para Niños, Niñas y Adolescentes en conflicto
con la Ley Penal
En República Dominicana, conforme a lo que establece la Ley 136-03, se considera un
adolescente penalmente responsable desde los 13 años de edad. Un tribunal especializado
puede imponer a los y las menores de edad tres tipos de sanciones (socioeducativas, órdenes
de orientación y supervisión, y medidas privativas de libertad), hasta por un periodo máximo
de cinco años. El sistema también contempla el funcionamiento de un Ministerio Público y
una Defensa Técnica especializados en justicia penal adolescente.
La sanción de privación de libertad se ejecutara en centros de privación de libertad especiales
para personas adolescentes, siendo estos diferentes a los destinados de la población adulta.
La Convención sobre los Derechos del Niño, en su art. 40 se refiere a los derechos de los
jóvenes en conflicto con la Ley Penal. En él se subraya que es necesario que los
adolescentes que estén acusados o se declaren culpables de haber infringido la ley penal
reciban un tratamiento desde la acusación hasta la sentencia, que implique haber pasado por
el proceso de investigación, detención, presentación de los cargos, período de prisión
preventiva (en caso de ser necesario) , juicio y aplicación de la sanción correspondiente,
promoviendo además la educación, atención integral e inserción del adolescente a las
familias.

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