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JOSÉ CARLOS CAAMAÑO

HERNÁN GIUDICE
(EDS.)

PATRÍSTICA, BIBLIA y TEOLOGÍA


Caminos de diálogo
Giudice, Hernán Martín
Patrística, Biblia y teología : caminos de diálogo / Hernán Martín
Giudice ; José Carlos Caamaño ; compilado por Hernán Martín Giu-
dice ; José Carlos Caamaño. - la ed. - Ciudad Autónoma de Buenos
Aires : Agape Libros, 2017.
242 p. ; 22 x 15 cm. ,
ISBN 978-987-640-464-8 lndice
l. Teología . 2. Cristianismo. l. Caamaño, José Carlos II. Giudice, Hernán
Martín, comp. III. Caamaño, José Carlos, comp. IV. Título.
CDD230
Prólogo: Ser de Dios, ser para los hombres, ser en el mundo
José Carlos Caa111año ......................................................................... 11
Relación entre Sagrada Escritura y teología sistemática a la luz
de la teología de Hans Urs von Balthasar y su comprensión
de los Padres de la Iglesia
Rodrigo Polanco ................................................................................. 13
Elementos de teología fundamental
en el De principiis de Orígenes
Sa1nuel Fernández ............................................................................. 27
Scrittura e cosmo nelle nuove Omelie di Origene sui Salmi:
L'interpretazione del Salmo 76
Lorenzo Perrone ................................................................................. 45
Devenir hijo de Abrahán: exégesis y mística
en el Comentario al Evangelio de Juan de Orígenes
© Agape Libros, 2017
Patricia Ciner .................................................................................... 73
ISBN: 978-987-640-464-8
Si no te conoces, bella entre las mujeres:
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Imagen de tapa: Detalle del mosaico absidal (s. XII) de la Basflica de San en Orígenes y los Capadocios
Clemente en Roma. Francisco Bastitta Harriet ................................................................. 83
ia edición: marzo de 2017
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tiva de delito contra la propiedad intelectual. Abel Fernández Lois ........................................................................ 139

9
como respuesta a una interpelación. Así Dios se convierte luego
"en lo más evidente" y desde donde se comienza. Por eso mismo el
resultado no es "asegurable, elaborable" .62 Todo comienza con un
acto de fe. Es el Espíritu Santo que le incorpora al sujeto la unidad
objetiva realizada por él.
Por eso la teología es oración (M. Barth). "La teología «racional» Elementos de teologia fundamental en
no comienza solo con Tomás, sino que, por decirlo así, hubo de ser
practicada ya por los Padres para la defensa de la fe contra doctri- el De principiis de Origen es 1
nas erróneas. Dicha teología, que consiste en la explicación ordena-
da de la íntima textura de la unidad de la fe («sapientia est ordinare» ), Samuel Fernández
no puede ser otra cosa que una etapa previa de la teología orante y Facultad de Teología
confesante". Por eso "este esfuerzo racional nunca se ha de excluir
Pontificia Universidad Católica de Chile
de la teología más orante", pero debemos agregar que tal "esfuerzo
gira en tomo a lo que el Espíritu Santo ha propuesto ya de ante-
mano al investigador", y eso supone simplemente contemplación
orante de la Palabra revelada. 63 Allí se da la perfecta unidad entre 1. El De principiis y el nacimiento
Biblia y sistemática, en el corazón creyente, orante y pensante del de la teología sistemática
estudioso de la fe.
¿Es correcto afirmar que en el Tit:Qi. ªQXWV se contiene un sistema
teológico? Jerónimo, a propósito de Orígenes, estableció una opo-
sición entre el exégeta y el dogmático,2 que ha sido ampliamente
citada a lo largo de la historia y ha llevado a muchos estudiosos a
ver como irreconciliables el carácter exegético y el carácter siste-
mático de la teología origeniana. En un extremo se puede ubicar
Eugene de Faye, el cual llegó a afirmar: «Orígenes no es ni exégeta, ni
intérprete de las Escrituras ... en realidad es un espíritu muy sistemático». 3
Frente a esta postura, Henry Crouzel destacó la matriz bíblica de
la teología origeniana y evitó con energía llamarla «sistemática». 4
Ahora bien, ¿cómo definir el carácter de una teología de Orígenes?
a. Una teología histórica que aspira a la coherencia. Tal vez, si
nos liberamos de la falsa oposición establecida por Jerónimo, sea

1
Este trabajo forma parte de los resultados del Proyecto Fondecyt 1120687
(2012-2014).
2
«Laudavi interpretem, non dogmatisten, ingenium, non fidem, philosophum,
non apostolum», Ep., 84,2.
3
E. DE FAYE, "Origene est-il exégete ou dogmaticien?", Revue d'Histoire et de
Philosophie Religieuses 3 (1923) 100. En esta línea están A. v. HARNACK, H.
62
Ibíd., 361. KocH, H. JoNAS, E. v. IVANKA, F.H. KETILER, entre otros.
4
63
Ibíd., 362. Cf. H. CROUZEL, "Origene est-il un systematique?", BLE 60 (1959) 81-116.

26 27
posible reconsiderar el problema. El prefacio del De príncipiis con- con la concatenación racional de estas verdades -la aKoAou8ía-,
cluye con una afirmación que declara el propósito de articular el que permite avanzar en la verdad.7
pensamiento cristiano en un único conjunto orgánico y da luces La coherencia de la fe no se verifica en una comprensión litera-
para el presente tema: lista de la Palabra de Dios, porque el contenido literal de la Escritu-
«Así pues, de acuerdo al mandato que dice: Iluminaos vosotros ra no siempre es coherente. Y, en consecuencia, se debe enfrentar el
mismos con la luz del conocimiento (Os 10,12 LXX), es necesario que desafío de la interpretación:
estos como elementos y fundamentos sean utilizados por todo el «Por esto, es necesario que el lector, con precisión, observando
que desea realizar, por medio de la razón, a partir de todos ellos, el mandato dicho por el Salvador: Escrutad las Escrituras Gn 5,39),
un cierto ordenamiento y conjunto orgánico; para que busque cuál investigue atentamente dónde el sentido literal es verdadero y dón-
es la verdad que está en cada una de las afirmaciones evidentes y de es imposible, y según su capacidad, a partir de los términos se-
necesarias; y constituya, como dijimos, un único conjunto orgánico, mejantes, siga la huella del sentido profundo [... ].Pues bien, como
con ejemplos y afirmaciones, tanto con las que haya encontrado en será evidente a los lectores, mientras la coherencia (Eiqµó<;) es im-
las santas Escrituras, como con las que haya descubierto a partir del posible en lo que se refiere a la letra, por el contrario, el [sentido]
examen de la misma concatenación lógica» (Prin 1, praef, 10; FP 27, principal no sólo no es imposible, sino verdadero» (Prin N,3,5; FP
135-137).5 27, 887·889).
Este importante texto afirma que la enseñanza cristiana puede Toda la Escritura es coherente y verdadera, pero no siempre a
ser estructurada en un conjunto racionalmente orgánico, es decir, nivel de la letra. Por ello no basta leer, sino que es necesario «escru-
en «Un único cuerpo de la verdad». 6 Esta convicción fundamenta tar>>, para discernir el contenido auténtico del texto sagrado, que
la teología como disciplina científica y, a la vez, permite que la fe debe ser coherente con el conjunto orgánico que se ha elaborado
cristiana pueda ser propuesta al pensamiento filosófico de modo con las otras verdades. Por ello, para comprender el contenido pro-
responsable. fundo de un texto bíblico, Orígenes afirma que se debe buscar la
De este modo, sobre la base de las afirmaciones «evidentes y analogía (armonía) con otros textos semejantes.8 Aquí se insinúa el
necesarias», es decir, sobre la base de los enunciados de la Escritura núcleo del problema de la relación entre exégesis y sistemática: la
y los de la regla de fe (que son el punto de partida), corresponde al búsqueda de la coherencia racional de la revelación histórica exi-
teólogo elaborar, por medio de la razón, un conjunto orgánico, es ge un discernimiento y, a la vez, esta misma coherencia ilumina el
decir, un sistema. No se trata de yuxtaponer, sino de establecer un discernimiento que permite acceder a la verdad del mensaje. No
conjunto orgánico. Vale la pena destacar dos aclaraciones metodo- se trata de dos pasos cronológicos, como si la exégesis aportara los
lógicas contenidas en el texto: En primer lugar, este sistema no se datos y después la sistemática buscara la coherencia; ni tampoco,
elabora directamente con el contenido material de las afirmaciones,
sino con «la verdad» que está contenida en ellas, es decir, con el
significado profundo de las afirmaciones bíblicas y eclesiales, en
oposición a su mera letra. Y, en segundo lugar, el sistema se elabora 7 Semejante a este método, Platón propone partir de las afirmaciones más só-
lidas y considerar verdadero aquello que está en armonía (auµcpwvEiv) con
ellas (Plwedo, lOOa).
8
Se trata del principio que elabora sobre la base de lCo 2,13: «Comparando
s El De principiis se cita de acuerdo a Orígenes, Sobre los principios. Introducción, realidades espirituales con realidades espirituales» (lCo 2,13). Orígenes com-
texto crítico, traducción y notas de Samuel FERNÁNDEZ, Madrid, Fuentes Patrís- prende rcveuµan1<0i<; como neutro plural (las realidades espirituales), a dife-
ticas 27, 2015 (en adelante, FP 27). Para el resto de las obras de Orígenes, se rencia de Ps.-HIPÓLITO, que lo comprende como masculino plural (los hombres
utilizan las siglas de A. MoNACI CAsrAGNO (ed.), Origene. Dizionario, la cultura, il espirituales), cf. Refut., V,8,26; F. CoccHINI, Il Paolo di Origene. Contributo alla
pensiero, le opere, Roma, Cittil. Nuova, 2000. storia della ricezione delle epistole paoline ne! III seco/o, Roma, Studium, 1992, 119-
6 Así lo afirma en Cio XIII,303. Además, en CCt 11,10,5 dice: «los principios de 120. Este principio recuerda el de los filólogos alejandrinos: «Aclarar Homero
la fe están fuertemente ligados entre sí» (BPa 1, p. 200); también Ireneo habla con Homero», cf. R. PFEIFFER, Historia de la filología clásica. Desde los comienzos
del único cuerpo de la verdad, cf. Adv. liaer., 11,27,1. liasta el final de la época helenística, Madrid, 1981, 400-403

28 29
i
L-
1
por el contrario, como si una sistemática preconcebida juzgara cuál Naturalmente, como todo buen teólogo, Orígenes es consciente
es la verdad de la Escritura. El método de Orígenes avanza en un de la tensión entre la capacidad y la insuficiencia del lenguaje
diálogo, en que el teólogo busca la coherencia racional de los datos teológico. Por ejemplo, cuando habla de la generación del Hijo, dice
que le ofrece la revelación histórica y, a la vez, esta misma coheren- que, por una parte, es inadmisible equiparar a Dios Padre con un
cia ilumina el discernimiento de la verdad de los datos. padre humano, pero, por otra parte, es necesario escoger algo para
Por otra parte, el texto del prefacio del De principiis implica otra que la mente humana pueda comprender de qué modo Dios Padre
afirmación fundamental: la coherencia de la revelación divina pue- genera a su Hijo. 10 De este modo, Orígenes elabora su teología con
de ser captada por el ser humano. Este postulado fundamental su- la convicción de que la enseñanza cristiana puede ser estructurada
pone que la verdad de las afirmaciones bíblicas está en cierta con- en un conjunto racionalmente orgánico, gracias a la continuidad,
tinuidad con la mente humana y con la creación. Esta continuidad aún parcial, entre la realidad creada, la razón humana y la razón
(coherencia) es posible porque tanto la creación como las criaturas divina. El valor del lenguaje teológico se apoya en aquella cierta
racionales (Aoyuco() poseen huellas del Aóyoc; divino: En cuanto a semejanza entre Dios, el hombre y la creación.
la creación, Orígenes afirma que en la Sabiduría «estaba contenida
toda virtud y forma de la futura creación», por ello la Sabiduría «contiene 2. Características de la teología del De principiis
en sí misma los principios, las razones y las especies de toda criatura»
(Prin 1,2,2; FP 27, 171), y así, el Aóyoc; es el paradigma de todas las a. Una teología que aspira a abordar la totalidad. El De prin-
criaturas. Esta afirmación central de la protología origeniana, tiene cipiis recurre mucho a la Escritura, pero no es una obra exegética;
también su manifestación en la escatología (cf. Prin 11,11,6-7). Y, en por otra parte, amplias secciones reaccionan contra diversas here-
cuanto a los seres racionales, declara que «hay un cierto parentesco de jías, pero tampoco es una obra polémica. El De principiis busca una
la mente respecto de Dios, del cual la misma mente es imagen intelectual, presentación global del pensamiento cristiano y, por ello, intenta
y por esto puede percibir algo acerca de la naturaleza de la divinidad» hacerse cargo de la totalidad. Es decir, aspira a la catolicidad (to-
(Prin 1,1,7; FP 27, 159). Este parentesco entre el hombre y Dios, es mando el término católico en su significado original). Ahora bien,
decir la imagen, es lo que otorga legitimidad al lenguaje teológico. 9 la riqueza del tratado también se explica por el hecho que esta tarea
intelectual fue realizada en contraste con tendencias contrapues-
tas, es decir, contra herejías contradictorias: sus interlocutores son
griegos ilustrados, cristianos simples, gnósticos, judeocristianos,
9 La expresión parentesco, «propinquitas», debe traducir auyyEvda (en HLv monarquianos, judíos helenizados y marcionitas. Frente a ellos,
XIl,5, «propinquitas» equivale a «EK 'COÜ yÉvouc; au'COÜ» ). En Prin IV,4,9, según Orígenes busca afirmar simultáneamente y de modo intelectual-
la traducción de Jerónimo, que parece más precisa, los racionales y Dios «en
mente responsable doctrinas que están en tensión, tales como la
cierto modo son de una misma sustancia (quodammodo unius esse substan-
tiae)»; en Prin IV,4,10 habla de la «consanguinitas» de Dios con los hombre~, novedad de Jesús (NT) y su continuidad con Moisés (AT); la jus-
y en Prin IIl,l,13 afirma que Dios ha creado la naturaleza intelectual afín a El ticia de Dios y su bondad; la libertad humana y la providencia di-
(au'Cc¡J auyyEvij), cf. Prin IV,2,7; 1,1,6. En Mart 47, Orígenes recuerda que el vina; la prioridad del Padre y su igualdad con el Hijo; entre otras.
hombre posee algo emparentado con Dios (n auyyEvec; 8Ec¡J) y explica que el
voüc; por naturaleza conserva una familiaridad (oiKnÓ'rT}c;) con Dios; enH81Ps
1,1 (f. 361 v) dice que el espíritu que está en nosotros posee un parentesco con
Dios (auyyÉvnav EXOV rcqoc; 8Eóv); en ce IIl,40 declara el parentesco ('ro Dissert., 1,3,1-8; Il,8,11-14; Diógenes Laer., Vitae, VIIl,27-28; J. Pépin, Idées grec-
auyyEvec;) entre el alma racional y Dios; en FrEph 1,19 habla de la 1wLvwvía ques sur l'lwmme et sur Dieu, Paris 1971, 5-20.
10
entre el Hijo y los racionales; sin embargo en Cio XIIl,149, frente a Heracleón, «Es inadmisible e ilícito equiparar a Dios Padre, en la generación de su Hijo
niega que el hombre espiritual sea consubstancial a Dios (óµooúmoc;). Asimis- Unigénito y en su subsistencia, con uno que genera, ya sea hombre o animal.
mo, Filón afirma que lo mejor del hombre es afín (auyyEv~c;) a Dios (Decal., Pero, por otra parte, es necesario escoger algo que sea digno de Dios (respecto
134); y Justino relaciona 'CO auyyÉvÉc; con la capacidad de ver a Dios (Tnjph., del cual no se puede encontrar ningún término de comparación[ ... ]), para que
IV,1-3). Este concepto estaba muy extendido en el pensamiento griego: Platón, el pensamiento humano pueda comprender en qué modo el Dios ingénito lle-
Resp., X,611e; Leg., IV,716c; Lys., 214ab; Plwedo, 80ab; Phileb., 30de; Epicteto, ga a ser Padre del Hijo Unigénito», Prin 1,2,4 (FP 27, 177).

30 31
Como sus interlocutores tienen programas contrarios, Orígenes no y un poco después, rechaza la teología de aquellos cristianos que
tiende a las afirmaciones unilaterales (como es tan frecuente en las «por la estrechez de su entendimiento y la pobreza de su explicación, intro-
obras polémicas). Por ejemplo, cuando destaca la continuidad de ducen una comprensión muy vulgar y baja de la resurrección del cuerpo»
Jesús respecto de Moisés, contra los marcionitas, no puede dejar de (Prin II,10,3; FP 27, 501). Más en general, afirma que en De principiis
afirmar la novedad, a causa de los ebionitas. Asimismo, mientras ha sido escrito en función de los que «aun creyendo, acostumbran a
gnósticos y marcionitas separaban al Dios justo del Dios bueno, escudriñar la razón en nuestra fe» (Prin IV,4,5; FP 27, 947), los que bus-
Orígenes, al defender la bondad de Dios no puede desligarla de can <ifortalecer la fe con la razón» (Prin IV,1,1; FP 27, 793). La razón,
la justicia, y, al contrario, cuando describe la justicia de Dios, no entonces, no se mira con la desconfianza de algunos de los apolo-
puede desvincularla de la bondad. De este modo, su solución no gistas, sino con la confianza del que está convencido de una cierta
consistió en transformar la tensión en antítesis (como Marción o armonía entre el Aóyrn; humano y el Aóyrn; divino. De hecho, la
los judeocristianos) o la de negar una parte del problema (como los razonabilidad es un criterio origeniano para descubrir el verdadero
ebionitas o los docetistas). Su propuesta, por medio de una síntesis significado de la Escritura: nada aAoyoc; puede ser sostenido por la
dinámica, tensa e intelectualmente responsable, siempre buscó sal- Palabra de Dios, lo que implica que la razón participa activamente
varla totalid_ad; de ahí su carácter genuinamente católico. en la recepción de la revelación bíblica (cf. Prin IV,3,2-3). Con esta
b. Una teología que no renuncia a la razón. La empresa de sis- manera de hacer teología, Orígenes contribuyó mucho a superar el
tematizar la revelación de modo racionalmente orgánico y respon- principal obstáculo para la difusión del cristianismo: el persistente
sable parece ser una contribución del De principiis que marcará el prejuicio de que la fe cristiana era sólo para fanáticos e ignorantes,
rumbo de la teología cristiana. De hecho, el maestro alejandrino y que para creer era necesario abandonar la razón.
toma distancia de la desconfianza frente a la razón y a la investi- c. Una teología capaz de participar en el debate filosófico.
gación presente en muchos autores prenicenos e ilustrada por la Frente a este persistente prejuicio, se revela la vital importancia
famosa expresión de Tertuliano: «¿Qué tienen que ver Atenas y Jeru- del programa origeniano que contiene el nombre del tratado
salén?, ¿la academia y la Iglesia?[... ]. No se requiere la curiosidad después Sobre los principios. ¿A qué ((principios» se refiere el título de la
de Jesucristo, ni investigación, después del evangelio» (Praescr., VII,8).11 obra?, ¿a los principios de la enseñanza cristiana o a los principios
Hay que recordar que los paganos -a veces con buenos motivos- constitutivos de la realidad? Por una parte, un texto de las homilías
acusaban al cristianismo de profesar una fe irracional. Según Cel- recientemente restituidas a Orígenes habla de los principios de la
so, los cristianos mandan: «No investigues, sino cree ... Buena cosa es enseñanza (aQxa( boyµá'Cwv), 12 lo que podría sugerir que nEQL d'.Q-
la necedad» (CC l,9); «¡Que nadie se dedique a la ciencia!» (CC III,75); xwv se refiere a los principios de la doctrina cristiana (K.F. Schnit-
«Cree, si quieres salvarte, o márchate» (CC Vl,11); y según Teófilo de zer13); pero, por otra, la utilización de una expresión tan familiar
Antioquía, los paganos «dicen que [los cristianos] no tenemos nada que a la filosofía griega hace pensar que el título nEQL ªQXWV alude a
decir como demostración de nuestra verdad» (Autol., III,4,2). los principios constitutivos de la realidad (E. v. Ivánka14) y busca
Teniendo en mente este grave prejuicio, cuando enfrenta, por integrar la reflexión cristiana en los grandes debates de la filosofía
ejemplo, el carácter corporal de la escatología, Orígenes declara que
se debe discutir acerca de la resurrección «sobre todo por el hecho de
que algunos se escandalizan con la fe eclesial, como si creyéramos de ma-
12
nera estúpida y necia acerca de la resurrección» (Prin II,10,1; FP 27, 495), «Muchos son los principios de la doctrina (aqxa[ boyµá'Cwv). Hay un prin-
cipio referido al Padre; un principio referido al Hijo; uno referido al Espíritu
Santo; uno referido a la Iglesia; uno referido a las santas potencias. ¿Y para qué
debo enumerar los principios?», HSal 77, VII,2 (f. 286v). Cf. Cio 1,102.
11
Cf. Mt 7,7; Jn 5,39; lPe 3,15; ce IIl,33; Cio XIX,20; V, fr. VIII (Pliil V); ce 1,9; 13
Cf. K.F. ScttNITZER, Orígenes über die Grundlehren der Glaubenswissenschaft, Stu-
1,13; IV,54; G. AF Hi\LlSTRóM, Fides Simpliciontm according to Origen of Alexandria, ttgart, 1835, XXI-XXII.
14
Helsinki, Societas Scientiarum Fennica, 1984, 27-32; H.A. WoLFSON, T11e P11ilos- Cf. E. v. lvANKA, Plato Cliristianus. Übernahme und Umgestaltung des Platonis-
ophy of tire Clwrclt Fathers, London, 1976, 106-111. 111us durclt die Viiter, Einsiedeln, 1964, 110.

32 33
de su época. 15 La discusión acerca de los principios (aqxal) tiene 3. Orígenes, ¿un filósofo, un biblista
un puesto central en el pensamiento griego, no sólo porque se o un teólogo sistemático?
recuerdan obras filosóficas contemporáneas como el TIEQL aqxwv
de Longino,16 sino porque la pregunta acerca de los principios se La convicción de la coherencia racional de la fe cristiana es lo
formula en las diversas escuelas filosóficas.17 Zenón, Cleantes y que le otorga el carácter sistemático al tratado. Esta afirmación no
Crisipo defienden dos principios (aqxal): el pasivo (la materia) y implica declarar que la estructura del pensamiento origeniano sea
el activo (la razón: Dios);18 y en la tradición platónica son muchos de origen filosófico, como si la Biblia llegara en un segundo mo-
los que formulan esta pregunta: Espeusipo, Jenócrates, Plutarco, mento a buscar un lugar en una síntesis filosófica ya establecida;
Moderato, Nicómaco y Numenio, entre otros. 19 Albino, por ejemplo, el carácter sistemático del tratado tampoco implica que se trate de
en su Manual de doctrina platónica, distingue tres principios: la un conjunto cerrado de ideas definitivas. 23 Se trata de la vieja ten-
materia, las ideas, y Dios (ce. VIII-X). En ámbito cristiano, Clemente sión entre el Dios de los filósofos y el Dios de la Biblia; es decir,
de Alejandría menciona un proyecto de escribir un TIEQL ªQXWV entre el racionalismo y el fideísmo. De partida, habría que aclarar
referido a las doctrinas físicas. 20 El título, sin excluir otros sentidos, que la distinción entre filosofía y teología carece de sentido en la
manifiesta su intención de integrar la reflexión cristiana al debate mente de los pensadores antiguos. El carácter religioso de la filoso-
filosófico contemporáneo. 21 Esto significa que su preocupación por fía y la pretensión intelectual del cristianismo vuelven inadecuada
la filosofía brota de «una intención eminentemente apostólica». 22 la distinción. De todos modos, para respetar la extensión de la ex-
Ahora bien, naturalmente, este propósito se apoya en la convicción posición, propondremos sólo algunos ejemplos para mostrar que,
fundamental de que la fe cristiana es capaz de ofrecer una respuesta en Orígenes, la razón no relega a la revelación bíblica a un plano
global a las grandes preguntas de la razón humana. subordinado, sino que entre ambas se desarrolla un diálogo que
emiquece y critica tanto a la revelación como a la razón: se trata de
una relación «de ida y vuelta», en que la razón clarifica el conteni-
do de la revelación y en que la revelación ofrece nuevos puntos de
15 De todos modos, el Comentario a Juan (I,90-124) muestra hasta qué punto partida a la razón. 24
Orígenes está consciente de la pluralidad de sentidos del término «principio»
(ctQXÍJ), lo que implica que estos sentidos no deben ser vistos como excluyen- a. El problema de la incorporalidad de Dios. La cuestión del
tes. Además, Marcelo de Ancira, años después del 320, asocia el título del tra- carácter corporal o incorporal de Dios, en la Iglesia primitiva, no
tado a la tradición platónica: «Aun recordando los dogmas de Platón y de sus era una cuestión definida: «Puesto que en muchos lugares de la divina
distinciones de los principios, escribió un libro Sobre los principios y puso este escritura leemos que Dios habla a los hombres, por esto los judíos, pero
título a este escrito», Apud EusEBIO, C. Marcell., 1,4 (fr. 22, Vinzent). también algunos de los nuestros, pensaron que Dios debía ser concebido
16 Así lo afirma PORFIRIO: «Avayvwa8Év'Wc; bE. aU'CctJ 'COÜ 'CE "ITEQL aQxwv"
a la manera de un hombre, es decir, dotado de aspecto y de miembros hu-
Aoyy(vou», Vita Plotini, 14.
manos». 25 Es decir, ciertas afirmaciones bíblicas impulsan a algunos
11 Cf. G. DoRNAL, Remarques sur la forme du Peri Archon, en Origeniana, Bari,

1975, pp. 33-45; lDEM, "Nouvelles remarques sur la forme du Traite des Prin-
cipes d'Origene", Recherches Augustiniennes et Patristiques 22 (1987) 67-108.
23
18 Cf. D1óGENES LAERCIO, Vitae, VIl,134. H. Crouzel criticó la tesis de F.H. Kettler precisamente porque afirma que en
19 Cf. J. DILLON, Tlle Middle Platonists. 80 B.C. to A.D. 220, New York, 1996, 12-18; la obra origeniana subyace tin sistema teológico de origen filosófico, y porque
24-30; 199-200; 280-285; 312-315; 346-349; 366-373. considera que la distinción origeniana entre doctrina e investigación sería una
2° Cf. CLEMENTE, Strom., III,13,1; IIl,21,2; IV,2,1; IV,16,3; V,140,3; Vl,4,2. estrategia de Orígenes para poder presentar al interior de la Iglesia sus convic-
2 1 Cf. M. SIMONETII, "Agl'inizii della filosofía cristiana: il De principiis di Orige- ciones más audaces. Cf. H. CROUZEL, "Un nouveau plaidoyer pour un Origene
systématique", BLE 68(1967)128-131.
ne", Vetera Cliristianorum 43(2006)157-173.
22 Cf. H. CROUZEL, "Qu' a voulu faire Origene en composant le Traité des Princi-
24
Las próximas páginas son una reelaboración de una parte de otro artículo:
pies", BLE 76 (1975) 167. De hecho, según un escrito autobiográfico, Orígenes S. FERNÁNDEZ, "El encuentro entre filosofía y revelación en el De principiis de
declara que se determinó a examinar las opiniones de los filósofos en función Orígenes", Philosophica 43-44(2013)121-136.
25
de su enseñanza del cristianismo (apud Eusebio, HE, Vl,19,12). HGn IIl,l (BPa 48, 130); cf. HN111 XXIIl,2; HGn 1,13; VIII,10; Heracl 12; Gn 1,26.

34 35
cristianos a creer que Dios es corpóreo. Estos cristianos son el blan- blicos no implican la corporalidad de Dios.30 Es decir, sobre la base
co de las críticas de Celso, 26 puesto que la idea de un Dios antropo- de la tradición intelectual platónica busca clarificar el verdadero
morfo horrorizaba a los griegos de formación platónica. Por ello, sentido de la revelación bíblica que, leída de modo literal, apoya la
refiriéndose a los filósofos, Orígenes dice: «Nos ensordecen insolente- idea de que Dios es corporal. En este caso, la razón platónica orien-
mente diciendo que al Dios excelso, invisible e incorpóreo no le conviene ta la manera de comprender la revelación bíblica. Es decir, en cierto
tener comportamientos humanos». 27 sentido, la razón critica a la revelación histórica.
Entonces, ¿cuál es la actitud de Orígenes? Es bien conocida la b. El carácter creado de la materia. La creación de la nada, que
insistencia del De principiis, en especial de su primer capítulo, en implica el carácter creado de la materia, era un dato que Orígenes
favor de la absoluta incorporalidad de Dios. Para realizar esta ta- consideraba propio de la revelación bíblica. El texto de 2Mac 7,28 y
rea, el maestro alejandrino examina los versículos bíblicos utiliza- el Pastor de Hermas eran los loci classici para este tema:
dos para afirmar que Dios es corporal (ej. Dt 4,24; Jn 4,24). Frente a «Pero, para que, también a partir de la autoridad de las escri-
estos textos, declara: turas, creamos que esto es así, escucha cómo, en los libros de los
«Todas las cosas que se dicen corporalmente acerca de Dios: de- Macabeos, donde la madre de los siete mártires exhorta a uno de
dos, manos, brazos, ojos, boca o pies, afirmamos que no se refieren sus hijos a soportar los tormentos, es reafirmada esta doctrina, pues
a estos miembros humanos, sino que por medio de estas denomina- dice: "Te ruego, hijo, mira el cielo, la tierra y todo lo que hay en ellos, y
ciones de miembros corpóreos se refieren ciertas potencias suyas» viendo esto comprende que Dios, cuando esto no existía, lo hizo" (2Mac
(Prin 11,8,5). 28 7,28)» (Prin 11,1,5).31

Orígenes se vale de una argumentación racional, presente en Pero, la creación de la nada estaba en contraste con el pensa-
tradición platónica,29 para mostrar que los antropomorfismos bí- miento filosófico. Así lo reconoce Orígenes: «Casi toda la filosofía [... ]
disiente de nosotros cuando dice que la materia es coeterna con Dios». 32
Efectivamente, Platón, Albino y Numenio, entre otros, afirman el
carácter ingénito de la materia;33 y sólo muy pocos cristianos com-
partieron esta idea. 34 En este caso, para Orígenes, el dato revelado
26
Cf. Cels VIl,34; IV,14; Vl,71; IV,73; IV,72; VIII,13. Además CCt IIl,13,46; Clo prima por sobre la convicción racional:
XIII,125; Orat XXIIl,3.
27
HGn IIl,1 (BPa 48, 130). En su Comentario a Romanos, Orígenes habla contra
los antropomorfitas que pertenecen a la Iglesia (CRm 1,19), y en su Comenta-
rio al Génesis menciona entre ellos a Melitón de Sardes (CChG 15,72; PG XII, JO En ce 1,15, se vale deuna autoridad filosófica para comprender la Escritura:
93a-b). Un autor cristiano influenciado por el estoicismo, como Tertuliano, a «Numenio, pues, en el libro primero Sobre el bien, hablando de las naciones
propósito de Jn 4,24, afirma: «¿Quién negará que Dios es cuerpo, y sí bien Dios que concibieron a Dios como incorpóreo, entre ellas contó a los judíos, y no
es espíritu, el espíritu es un género particular de cuerpo (corpus sui generis)», Adv. vacila en alegar en su escrito palabras de los profetas, que él interpreta figu-
Prax., 7,8; cf. Carn., 11,4: «Nada hay incorporal». Y así, los partidarios de un Dios radamente».
corpóreo no se cuentan sólo entre los cristianos simples, sino también entre los JI Cf. Prin 1,3,3; 2Mac 7,28; Hermas, Pastor, Mand., 11,1,5; Vis., 1,1,6; Justino,

creyentes ilustrados de tradición estoica. Cf. Tertuliano, Anim., 5,2 (se apoya Apol., 1,59,1-6; 1,67,7 (pero 1,10,1; 1,59,1); Taciano, Orat., 5,3 (indirecto); Arís-
en los estoicos); Clemente, Strom., V,89,2; además: «Los estoicos dicen que Dios tides, Apol., 4; Teófilo, Auto/., 1,4,5; 11,4,4-6; 11,10,1; 11,13,1; Hipólito, Noet.,
es cuerpo», CC 1,21; IV,14. También Taciano afirma que Dios es espíritu, pero X,1; Tertuliano, De praes., XIII,1-2; lreneo, Adv. haer., 11,1,1; 11,28,7; 11,30,9;
rechaza la asociación entre este espíritu y el espíritu material de los estoicos IV,20,2; Dem., 4; Ps.-Hipólito, Refut., Vll,22,3; Orígenes, Prin 11,1,4-5; 11,2,1; Cio
(Orat 4), y afirma: «Hay quien dice que el Dios perfecto es cuerpo, pero yo [afirmo] XXXII,187; Cio 1,103.
2
que es incorpóreo (áawµaw<;;)», Orat 25. J HG11 XIV,3 (BPa 48, 285).
33
28
Algo muy semejante dice en el Comentario a Juan: «C.uando se ha hablado Cf. Platón, Ti111., 48-53; Albino, Did., VIII,2 y Numenio, fr. 52.
de mano, brazo o dedo de Dios, nosotros no atamos nuestro pensamiento a la 34
En ámbito cristiano, Hermógenes negó la creación de la nada, cf. Ps.-Hipó-
expresión literal, sino que buscamos cómo entender esto sanamente (úyLwc;) y lito: «Un cierto Hermógenes, queriendo, él también, imaginar algo nuevo, enseñó que
de una manera digna de Dios (ci'.E,íwc; 8rnu)», Cio 1,282. Dios hizo el mundo a partir de una materia coeterna e increada», Refat., Vlll,17,1; cf.
29
Cf. Albino, Didascálicos, X,8. X,28; Tertuliano, Hermog., Il,1-III,1; Vl,1-3.

36 37
«Que todo ha sido creado por Dios y que no hay ningún ser que como el de los niños que lloran; luego, que se narra que incluso fue
no haya recibido de Dios el mismo hecho de existir, es confirmado sacudido en la muerte ... » (Prín II,6,2).
por muchas afirmaciones de toda la Escritura. Por ellas se rechazan
Si bien el texto extrema el carácter paradójico de la encarnación,
y refutan las [opiniones) que falsamente son propuestas por algu-
nos, ya sea acerca de la materia coeterna a Dios ... » (Prín 1,3,3).
Orígenes no abandona su convicción de que la economía divina es
susceptible de ser comprendida. Por ellos se pregunta cómo «cap-
De este modo, si bien la tradición intelectual griega, de modo tar y comprender» lo que se cree. El texto continúa:
casi unánime, declaraba que la materia era increada, Orígenes afir- «Cuando veamos en él algunas [realidades] tan humanas, que
ma lo contrario porque reconoce que el carácter creado de todo, a en nada parece que se apartan de la común fragilidad de los mor-
excepción de Dios, es un dato revelado por la Escritura. 35 Simplifi- tales, y algunas tan divinas, que no corresponden a ningún otro,
cando mucho las cosas, si en el primer ejemplo, la incorporalidad sino a la primera e inefable naturaleza, la estrechez del intelecto
de Dios, la razón «critica» el dato bíblico; en este segundo ejemplo, humano se paraliza y es abatida por el estupor de tanta admiración,
el dato bíblico «critica» a la filosofía tradicional. Algo semejante se ignora de qué se debe apartar, qué debe mantener y en qué se debe
podría afirmar, más en general, acerca de la teología de la creación modificar: si percibe a Dios, ve al mortal; si lo considera hombre,
a partir cie Prin Ill,5,1, que asevera el inicio y el final temporal del distingue al que vuelve de entre los muertos con el trofeo, habien-
mundo. do conquistado el reino de la muerte. Por lo cual, con todo temor
y reverencia, se debe considerar que en uno sólo y el mismo de tal
c. La encarnación del Hijo de Dios. Indudablemente, otro punto manera se muestra la verdad de ambas naturalezas, de modo que
central en que se puede estudiar la índole de la teología origeniana nada indigno o inadecuado se perciba en aquella inefable sustancia
es la encarnación. El carácter escandaloso de la encarnación, para la divina, ni, por otro lado, los hechos ocurridos sean considerados
mentalidad griega, es señalado por Orígenes en una homilía: falsas imágenes engañosas» (Prín II,6,2). 36
«Cuando dices [a los infieles] que el Señor de la majestad fue Este texto contiene una enorme riqueza para nuestro tema. En
crucificado y que el que ha bajado del cielo es hijo de hombre, ¡cuán primer lugar, el punto de partida es la revelación histórica: «Cuando
tortuoso y difícil les parece esto!» (HEx V,3). veamos en Cristo algunas realidades tan humanas ... y algunas tan divinas».
Esta dificultad se refleja en el De principíis en las múltiples ad- Ante los paradójicos datos de la Escritura, que llenan de confusión
vertencias que Orígenes realiza antes de hablar del Hijo de Dios y de estupor, Orígenes no renuncia a la convicción de que la aún
hecho hombre: estrecha razón humana no debe ser abandonada para adentrarse en
«Entre todos sus milagros y maravillas, éste supera totalmente
la encarnación del Hijo de Dios. Luego, en una compacta frase, afir-
la admiración de la mente humana, y la fragilidad de la inteligencia ma que el intelecto humano «ignora de qué se debe apartar, qué debe
mortal no encuentra cómo puede captar o comprender que se deba mantener y en qué se debe modificar», es decir, frente a los datos de la
creer que una tal potencia de la grandeza divina, aquel mismo Lo- revelación histórica, que provienen de la Escritura, el intelecto debe
gos del Padre y la misma Sabiduría de Dios, en que fue creado todo realizar un discernimiento: de qué se aparta, qué mantiene y en qué
lo visible y lo invisible, estuvo dentro de la delimitación del propio se modifica. Luego plantea el principio: se debe aceptar la verdad de
hombre, que apareció en Judea; además, que la Sabiduría de Dios ambas naturalezas sin negar la realidad de lo divino, ni considerar lo
entró en el vientre de la mujer, nació como niño y emitió un gemido humano como aparente. Es decir, hay que pensar en serio, sin sacrifi-
car los datos. Para Orígenes, incluso la: encarnación es susceptible de
ser pensada, y, de hecho, debe ser pensada.
35Esta divergencia entre filosofía griega y revelación bíblica no se refiere para
nada a un punto marginal. Basta recordar que en la tradición platónica, que
se había vuelto «koiné filosófica» en la época imperial, definía los primeros
principios como Dios, las ideas y la materia. Es decir, afirmar que la materia no 36
Este párrafo fue citado bajo el nombre de San Basilio por el papa León Mag-
es uno de los principios, sino que proviene de Dios, que es el único principio, no en el año 458, en su Cartn 104, fr. 14 (E. ScttwARTZ, ACO 11,4, 125,1-9). Es inte-
equivalía a trastornar todo el edificio doctrinal de la filosofía de la época. Cf. J. resante notar que, en medio de las violentas controversias cristológicas del si-
DILWN, Tl1e Middle Plntonists. 80 B.C. to A.D. 220, New York, 1996, pnssim. glo V, se cite -aún sin saberlo- un texto de Orígenes como nuctoritns doctrinal.

38 39

...
Ahora bien, el carácter racional de la teología origeniana no a. La diversidad del valor de las diferentes afirmaciones teoló-
debe verse en oposición con su índole espiritual. Así lo muestra el gicas. El De principiis parte de una importante observación:
texto que se cita a continuación: «Muchos de los que confiesan creer en Cristo discrepan no sólo
«Ahora bien, estoy seguro de que no se puede explicar con pa- en [puntos] pequeños y sin importancia, sino también en [puntos]
labra e ingenio humano en qué forma esta tan grande variedad y grandes y de máxima importancia, es decir, acerca de Dios, del Se-
diversidad de cosas pueda ser comprendida como plenamente justa ñor Jesucristo o del Espíritu Santo; [y] no sólo acerca de ellos, sino
y equitativa, a no ser que, postrados y suplicantes, roguemos al pro- también de las diferentes criaturas» (Prin 1, praef, 2).
pio Lagos, Sabiduría y Justicia, que es el unigénito Hijo de Dios, que, Frente a esta dificultad, que arriesga la unidad de la fe cristiana,
infundiéndose en nuestras mentes por su gracia, se digne iluminar Orígenes insiste en que las afirmaciones teológicas tienen diferente
lo oscuro, revelar lo escondido y desplegar lo secreto» (Prin 11,9,4).
valor. Así lo expresa en el mismo prefacio:
Este texto muestra que el uso de la razón no excluye la rele- «Se debe saber que los santos apóstoles, predicando la fe en
vancia de la oración y de la gracia para la investigación teológica. Cristo, trasmitieron de modo muy claro algunos puntos: los que
Tampoco se dice que la oración reemplace a la investigación. El consideraron necesarios para todos los creyentes, incluso para
párrafo citado reproduce una oración en que se pide la gracia de la aquellos que se mostraban más negligentes para la investigación
comprensión de un difícil problema que preocupaba a la filosofía del conocimiento divino; pero la comprensión racional de la afirma-
griega contemporánea. Así se expresa la orientación espiritual de ción de aquellos [puntos] la dejaron para la investigación a los que
la búsqueda intelectual de Orígenes. Este tipo de oraciones, tan fre- habrían merecido los excelentes dones del Espíritu. [... ]. Respecto
cuentes en las homilías, también se encuentran en el De principiis.
37 de otros [puntos] declararon su existencia, pero callaron su modo y
su origen, sin duda para que los más diligentes que los sucedieran
En síntesis, lo que más nos interesa es el hecho de que Orígenes, y que fueran amantes de la sabiduría pudieran realizar un ejercicio
no es servil con ninguna escuela filosófica, ni tampoco cae en el en el cual mostrar el fruto de su ingenio» (Prín 1, praef, 3).
fideísmo: la razón y la revelación son dones del mismo Dios y nin-
guna puede ser sacrificada en función de la otra. De hecho, en estos La primera distinción es clara: algunos elementos han sido reve-
puntos neurálgicos, ni abandona los datos de la revelación históri- lados de modo explícito (para los más negligentes) y otros de modo
ca, ni abandona la razón. Y el carácter espiritual de la teología no velado (para los amantes de la sabiduría). Pero además, afirma que
compite con su índole racional, sino que ambos aspectos quedan los puntos doctrinales fundamentales también son susceptibles de
ser comprendidos racionalmente. Por ejemplo, al tratar el tema del
orgánicamente integrados.
libre albedrío, afirma que un punto claro de la predicación ecle-
siástica es la doctrina del justo juicio de Dios. Luego, a partir de
4. El carácter de la teología de Orígenes este punto claro, deduce que depende de nosotros ser dignos de
alabanza y de reproche, lo que implica el libre albedrío (cf. Prin
Ahora bien, el carácter sistemático del tratado origeniano -tal IIl,1,1). De este modo, considera que la doctrina del libre albedrío
como lo hemos descrito- no implica un sistema cerrado, sino un está implícita en la proclamación eclesial del justo juicio de Dios. La
cuerpo vivo en desarrollo; pero tampoco se trata de un cuerpo tensión entre los elementos revelados, los implícitos y la diversidad
amorfo, sin estructura: Orígenes reconoce elementos claros, que de sus comprensiones; es decir, la tensión entre la unidad de la fe
pertenecen de modo irrenunciable a la fe cristiana. Esta manera de y la diversidad de las teologías, supone que la teología no es un
comprender la teología se refleja de múltiples maneras. conjunto cerrado de respuestas.
b. Una teología en búsqueda. Esta distinción entre los puntos
transmitidos, ya sea de modo claro o velado, y su comprensión ra-
37 Además, Prin I,5,4; Il,2,2; 11,8,2. Para el conocimiento de los misterios se re- cional (que queda para la investigación) es el fundamento del ca-
quiere de la acción del Logos y del Espíritu que se invoca por la oración, cf. HEx
I,1; His Il,1; Hier XIX,11; HLv VI,1; Hios XX,5; CMt XV,27; L. PERRONE, La preglliera
rácter del De principiis: se trata de una teología en búsqueda, que a
secando Origene. L'impossibilitii donntn, Brescia, Morcelliana, 2011, 251-253. partir de los datos evidentes o latentes siempre progresa, de modo

41
40
provisorio, hacia una comprensión más profunda. Por ejemplo, al busca cerrar los problemas, porque la Palabra de Dios es inago-
hablar del final del mundo que, ciertamente, era un tema muy de- table, y además porque la auténtica investigación es un ejercicio
batido, advierte: «Estas cosas son dichas por nosotros con mucho temor espiritual que tiene su fin en sí mismo: el que investiga progresa en
y cautela, más para los que debaten y examinan, que para los que definen su comunión con la Palabra personal de Dios. Por ello, el maestro
de manera cierta y precisa» (Prin 1,6,1). Sobre el origen del alma, ad- alejandrino no restringe sus preguntas; y más que transmitir sus
vierte: «Lo que hemos expuesto recientemente acerca de las naturalezas propias soluciones quiere impulsar a los auditores y lectores del De
racionales, ha sido examinado y desmenuzado más en fanción de la com- principiis a recorrer el camino personal de la búsqueda de Cristo,
prensión lógica que de la definición dogmática» (Prin I,7,1). Y más abajo, Sabiduría y Verdad.
puntualiza: «En todo caso, no se debe pensar que [estas afirmaciones]
sean propuestas por nosotros como dogmas, sino como cuestiones discu-
tidas con el ánimo de examinar y de investigar» (Prin II,8,4; cf. II,8,5). Conclusión
De hecho, en Comentario a Mateo XIIl,18 afirma que a veces se habla
En cuanto al carácter de la teología origeniana, ya se ha dicho
a modo de enseñanza (wc; Myµa'roc;) y otras a modo de ejercicio
que la distinción entre filosofía y teología no es aplicable al siglo
(wc; _yuµvaa_(()u)_.~8 Estas expresiones y otras semejantes muestran
el carácter investigativo, exploratorio, provisorio e inacabado de la III. Por otra parte, habría que decir que la relación entre teología
teología origeniana. sistemática y teología bíblica -sugerida por Jerónimo- no se debe
comprender como una relación de oposición y menos como una
En la misma línea se pueden situar las afirmaciones en que Orí- disyuntiva, pues, de acuerdo a lo que hemos visto en el De principi-
genes deja la elección entre diversas hipótesis al lector. Ante dos
is, no se puede establecer una sucesión cronológica entre la razón y
soluciones de un problema de escatología, afirma: «lo juzgarás más
la Biblia, como si una de ellas tuviera una prioridad y la otra llegara
bien tú, que lees» (Prin I,6,3; IIl,4,5). Frente a tres hipótesis sobre el
en un segundo momento. Nuestro recorrido por algunos ejemplos
final, dice: «Pues bien, cada uno de los lectores juzgue por sí mismo, de
significativos del tratado muestra la simultaneidad entre razón y
modo diligente y minucioso, estas tres opiniones acerca del final univer-
revelación bíblica.
sal y de la suma bienaventuranza» (Prin II,3,7). Después de complejas
disquisiciones sobre el origen del alma, dice: «Sin embargo, el lector, La sistematicidad del De principiis es el resultado natural de dos
frente a sí mismo, examine y profandice con más diligencia esto que diji- elementos: la pretensión de la coherencia racional de la revelación
mos» (Prin II,8,4). Y frente a otro problema, dice: «Dejamos al arbitrio cristiana y la aspiración de ofrecer una mirada a la totalidad de la
del lector cuál de las dos [soluciones] habrá juzgado mejor para elegir» realidad a la luz del Evangelio. Es decir, un único cuerpo que aspi-
(Prin IIl,6,9). ra a dar una respuesta global. Este sistema es siempre provisorio,
Esta valentía para pensar -y para dejar pensar - , por una parte, por la riqueza inagotable de la Palabra de Dios y por la limitación
manifiesta la convicción fundamental de que el ser humano tiene la de la palabra humana; y, por ello, se trata de una teología en bús-
capacidad de aproximarse a la Verdad, porque existe una armonía queda, que siempre puede progresar hacia una comprensión más
-por tenue que sea- entre la razón humana (Aóyoc;) y la Palabra profunda. Este progreso en la comprensión implica un progreso en
revelada (Aóyoc;); y, por otra, muestra algo muy característico de la comunión con la eterna Palabra del Padre, y, por ello, la investi-
la teología origeniana: para Orígenes;la investigadón teológica no gación teológica tiene su fin en sí misma: más importantes que las
conclusiones de la investigación es la investigación misma. Com-
prendido así, el carácter sistemático se manifiesta como un aspecto
característico del De principiis, que permite que el pensamiento cris-
38 Atanasia definió este tipo de discurso como «lo dicho como por ejercitación» tiano participe en la reflexión de los grandes debates de la filosofía
('Ca wc; EV yuµvaaíq. AEyóµEva), cf. De decretis, 27,1-2. Este carácter investiga-
tivo debe ser tenido en cuenta para interpretar las afirmaciones del presente de su época, porque participa de la convicción fundamental de que
tratado, cf. H. CROUZEL, Orígenes. Un teólogo controvertido, Madrid, BAC, 1998, la fe cristiana es capaz de ofrecer una respuesta global a las.grandes
229-237. preguntas de la razón humana.

42 43
En síntesis, la coherencia entre la lógica de la creación, la razón
humana y la revelación bíblica se apoya en la razón divina, que es
el fundamento de la inteligibilidad de la realidad. Y así, todo lo que
se ve como absurdo (aAoyoc;), ya sea en la Escritura o en la historia,
sólo puede ser superficialmente absurdo o provisoriamente absur-
do, porque la armonía y coherencia del Aóyoc; resplandece en lo
profundo y triunfa en lo definitivo. Así se entienden las palabras
Scrittura e cosmo nelle nuove
de Benedicto XVI que afirman que el maestro de Alejandría llevó Omelie di Origene sui Salmi:
a cabo «Un cambio irreyersible en el desarrollo del pensamiento
cristiano». 39 l'interpretazione del Salmo 76
Lorenzo Perrone
"Alma Mater Studiorum" - Universita di Bologna
Dipartimento di Filología Classica e Italianistica

L"ultimo Origene': la riscoperta dell'esegesi sui Salmi


Le 29 omelie di Origene (25 delle quali inedite), scoperte due
anni fa da Marina Molin Pradel nel Codex Monacensis Graecus 314,
rappresentano la testimonianza piu cospicua che ci sia pervenuta
della sua esegesi sul libro dei Salmi.1 Come attesta Gerolamo ne-
ll' Ep. 112 ad Agostino, egli e stato il primo - ed anche il piu in-
fluente - tra i commentatori di eta patristica. 2 Nondimeno, poco si

1
Per le notizie sulla scoperta e il procedimento di attribuzione del codice ano-
nimo rimando a M. MouN PRADEL, "Novita origeniane dalla Staatsbibliothek di
Monaco di Baviera: il Cod. Gmec. 314", Adamantius 18(2012)16-40; L. PERRONE,
"Rediscovering Origen Today: First lmpressions of the New Collection of Ho-
milies on the Psalms in the Codex Monacensis Graecus 314", in Shtdia Patrística.
Vol. LVl/4: Rediscovering Origen, ed. by M. VINZENT, Leuven-Paris-Walpole/
MA 2013, 103-122. Solo le quattro Omelie sul Salmo 36, corrispondenti alle pri-
me quattro tradotte in latino da Rufino, erano note in precedenza; cf. Orige-
ne, Omelie sui Sal111i. Homiliae in Psalmos XXXVI-XXXVII-XXXVIII, a cura di E.
PRINZIVALLI, Firenze 1991.
2
Gerolamo, Ep. 112,20,2-3 (Hilberg 390,4-12): In explanatione Psalmontm quos
apud Gmecos interpretati sunt 111ultis uoluminibus, primus Orígenes, secundus Eu-
sebius Caesariensis, tertius Tlteodorus Heracleotes, quartus Asterius SCljtlwpolitanus,
quintus Apollinaris Laodicenus, sextus Didymus Alexandrinus. Feruntur et diuer-
BENEDICTO XVI, Audiencia general, miércoles 25 de abril de 2007, en BENEDICTO
39 sorum in paucos psalmos opuscula; sed nunc de integro Psalmorum corpore dicimus.
XVI, Los Padres de la Iglesia, Madrid, Ciudad Nueva, 2008, 57. Apud Latinos autem Hilarius Pictauiensis et Eusebius Vercellensis episcopus, Orige-

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