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Bajo la idea de que la vida es sólo tiempo; Nuestro tiempo así como la
vida es limitado. El mío, el tuyo, el de todos. Por esto, es bueno saber y
ser consciente de cómo administramos ese tiempo. A quién y a qué le
dedicamos más o menos de esta única pertenencia personal.
Utilizando una metáfora económica; Imaginemos por un momento que
cada uno tiene un cierto capital depositado en un complejo financiero.
Este se nos es depositado al momento de ingresar en dicho complejo.
Y tras ingresar en el estado de conciencia (entendido este como el
momento en que por primera vez asimilamos la idea de irreversibilidad1
), bajo dos premisas inicia el usufructo real y consciente de este.
La primera de ellas es que; Dicho capital se nos otorga para que lo
gastemos o invirtamos cuanto, como y en donde queramos. Siempre y
sólo dentro de ese complejo financiero, en donde se encuentran una
amplia gama de oportunidades prácticamente inacabables.
La segunda es que ;con o sin previo aviso, si el complejo financiero o
algunos de sus también poseedores de capital, así lo decidieran
pueden vaciarnos la cuenta y dejarnos sin capital.
Esta asimilación genera una movilizante incertidumbre y una
inquietante certeza.
La gran incertidumbre que se abre tras entender estas dos premisas es
que; no sabemos a ciencia cierta cuánto es en realidad lo que
poseemos. Es decir, no se nos otorga un estado de cuenta, por lo tanto
no tenemos noción de cuánto capital real tenemos para gastar/invertir.
Al consultar con asesores del propio complejo financiero sólo
podríamos obtener un estimado de este.
La inquietante certeza que nos abruma es que sólo existe un desenlace
posible, y este es inevitable; El capital es limitado y se va a acabar. Sea
por obra propia o externa se va a acabar.
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Lo irreversible es aquello que no se puede revertir: es decir, que no es posible que recupere la
condición, el estado o la propiedad que tuvo con anterioridad. Cuando algo es irreversible, no tiene
vuelta atrás. La propia muerte es el hecho irreversible por antonomasia.
Ahora, traspolando esta metáfora económica; Imaginemos que ese
sujeto somos nosotros, el Complejo financiero es el mundo. Las
oportunidades son el estudio y los oficios. Los otros poseedores de
capital son las demás personas y el capital es el tiempo.
Sen los padres, El/los Dios/es, el universo, o aquel que el lector prefiera;
nos otorgan sólo un bien, el tiempo. El medio donde lo
gastemos/invirtamos será en el mundo, las personas, estudios, trabajos
etc. Pero que si los otros sujetos quieren (a conciencia o no), o el propio
mundo y su azar/providencia lo quieren nos pueden arrebatar ese
tiempo.
Y si volvemos a la idea inicial, la cual decía que “la vida es solo tiempo”
cúal es su reflexión?
Un consejo de un simple depositario de ese mismo complejo financiero
esq que: invierta en la superación personal sin dañar al colectivo. No
le prometo la felicidad o disfrute total. Pero si le aseguro que cuando
el tiempo se acabe mirará atrás y sabrá que el camino fue el que usted
decidió y estará orgulloso de lo hizo.
Usted siendo ya consciente o no de esta realidad, en qué planea
invertir/gastar su vida?
Sebastian Leguisamon. Octubre 2019.