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ejes constitutivos:
Con relación a la información objetiva y verídica, corresponde destacar las dificultades que
ofrece a la teoría del conocimiento la posibilidad de llegar a la realidad de las cosas. De ahí que
si la información deseable sea la objetiva, la posible es la información que tiende a esa verdad
objetiva. Esta limitación subyace como herencia de la condición humana que la formula. Y
marca, con el signo del acierto o del error, la distancia que siempre existe entre el hecho y su
relato. No se trata de la verdad absoluta, sino de buscar leal y honradamente lo verdadero, lo
cierto, lo más imparcialmente posible y de buena fe (del fallo de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación del 19 de noviembre de 1991 por la causa Vago, J. A. c/ Ediciones de la Urraca).
No toda conducta considerada como deshonrante o desacreditante es tal, pues la ofensa
deberá analizarse dentro de los valores relativos tenidos en cuenta para una comunidad dada,
en circunstancias de tiempo, modo, lugar y personas a las que son dirigidas, dentro del
contexto general en que se dan, pues palabras o frases que para una persona o en
determinado lugar o tiempo histórico resultan injuriosas, en otros no lo son (del voto del juez
Adolfo Roberto Vázquez, en el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación del 12 de
noviembre de 1996 por la causa Giadone, D. A. c/ Morales Solá, Joaquín).
2. El encuadre constitucional
Las siguientes son las referencias de la Constitución Nacional más relevantes en materia de
libertad de prensa:
Art. 14: "Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las
leyes que reglamentan su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de
navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir
del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y
disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de
enseñar y aprender".
Art. 32: "El Congreso federal no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta o
establezcan sobre ella jurisdicción federal".
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa
censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la
ley y ser necesarias para asegurar:
3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el
abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias
radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por
cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y
opiniones.
Los delitos de calumnias e injurias cometidos por medio de la prensa están tipificados en el
Código Penal. Son delitos de acción pública pero de instancia privada y su fundamento es la
protección jurídica del honor de las personas.
El principio general en la legislación argentina es que los delitos sean de acción pública, esto
es, perseguibles de oficio por el Estado, aun cuando no exista interés de los particulares
víctimas. Pero dentro de los delitos de acción pública, existen aquellos que dependen de
instancia privada. El proceso por estos delitos -calumnias e injurias entre ellos- sólo puede
iniciarse cuando el agraviado presenta su demanda en sede judicial.
Art. 110: El que deshonrare o desacreditare a otro, será reprimido con multa de pesos
argentinos mil a pesos argentinos cien mil o prisión de un mes a un año.
La calumnia consiste en acusar falsamente a una persona, por cualquier medio, de haber
cometido un delito de acción pública. A su vez, esta conducta puede ser clasificada como
contumelia (cuando la acusación se hace en presencia del acusado) o difamación (cuando la
acusación se hace en su ausencia). Pero la imputación debe reunir todas las características del
tipo penal. Decir de alguien, genéricamente, que es "un ladrón", no constituirá calumnia sino
injuria, porque tendrá potencialidad ofensiva para el honor. Para que sea calumnia, debe
describirse pormenorizadamente la conducta del acusado y el objeto de su delito.
Art. 111: El acusado de injurias sólo podrá probar la verdad de la imputación en los casos
siguientes:
1.- Si la imputación hubiere tenido por objeto defender o garantizar un interés público actual;
2.- Si el hecho atribuido a la persona ofendida, hubiere dado lugar a un proceso penal;
Art. 112: El reo de calumnia o injuria equívoca o encubierta que rehusare dar en juicio
explicaciones satisfactorias sobre ella, sufrirá del mínimo a la mitad de la pena correspondiente
a la calumnia o injuria manifiesta.
Art. 113: El que publicare o reprodujere, por cualquier medio, injurias o calumnias inferidas
por otro, será reprimido como autor de las injurias o calumnias de que se trate.
Art. 114: Cuando la injuria o calumnia se hubiere propagado por medio de la prensa, en la
capital y territorios nacionales, sus autores quedarán sometidos a las sanciones del presente
código y el juez o tribunal ordenará, si lo pidiere el ofendido, que los editores inserten en los
respectivos impresos o periódicos, a costa del culpable, la sentencia o satisfacción.
Art. 115: Las injurias proferidas por los litigantes, apoderados o defensores, en los escritos,
discursos o informes producidos ante los tribunales y no dados a publicidad, quedarán sujetas
únicamente a las correcciones disciplinarias correspondientes.
Art. 116: Cuando las injurias fuesen recíprocas, el tribunal podrá, según las circunstancias,
declarar exentas de pena a las dos partes o a alguna de ellas.
Art. 117: El culpable de injuria o calumnia contra un particular o asociación, quedará exento de
pena, si se retractare públicamente, antes de contestar la querella o en el acto de hacerlo.
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En estos momentos, el Congreso de la Nación estudia la supresión de estos delitos del Código
Penal, a través del reemplazo de los artículos 111 y 113, por lo que, de convertirse en ley este
proyecto, se acabarán las querellas criminales impulsadas contra periodistas. La nueva
redacción propuesta es la que sigue:
Art. 111: No será punible la difusión por cualquier medio, de informaciones o juicios de valor
que versaren sobre hechos de interés público referidas a funcionarios, personalidades públicas
o a particulares, cuando estos últimos se hayan involucrado voluntariamente en cuestiones de
relevante interés público. Se entiende por juicio de valor también las expresiones humorísticas.
Art. 113: El que a sabiendas de su carácter injurioso o calumnioso reprodujere por cualquier
medio injurias o calumnias inferidas por otro, será reprimido como autor de las injurias o
calumnias de que se trate, salvo que se dieren las circunstancias del artículo 111. No serán
punibles quienes reproduzcan fielmente informaciones o juicios de valor sobre hechos de
interés público ya vertidas por otros medios de difusión o por autoridades públicas o entidades
intermedias de cualquier índole, o por un particular. No serán punibles a título de los artículos
109 y 110 las manifestaciones críticas formuladas en público por cualquier persona, siempre
que dichas manifestaciones tengan las demás características enunciadas en el artículo 111 del
Código Penal.
El Código Civil también protege el honor de las personas. En este caso, la demanda apunta a
una indemnización por los daños y perjuicios causados, en caso de que la calumnia o la injuria
hayan sido acreditadas previamente, con sentencia firme, en los tribunales. Pero este tipo de
demandas puede también iniciarse sin haber presentado el ofendido una querella criminal.
Este es su articulado:
Art. 1089: Si el delito fuere de calumnia o de injuria de cualquier especie, el ofendido sólo
tendrá derecho a exigir una indemnización pecuniaria, si probase que por la calumnia o injuria
le resultó algún daño efectivo o cesación de ganancia apreciable en dinero, siempre que el
delincuente no probare la verdad de la imputación.
Art. 1096: La indemnización del daño causado por delito, sólo puede ser demandada por
acción civil independiente de la acción criminal.
Art. 1099: Si se tratare de delitos que no hubiesen causado sino agravio moral, como las
injurias o la difamación, la acción civil no pasa a los herederos y sucesores universales, sino
cuando hubiese sido entablada por el difunto.
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El proyecto que estudia el Senado de la Nación, citado líneas arriba, incluye también drásticas
modificaciones al actual Código Civil. Se propone incorporar los siguientes párrafos a su
artículo 1089, en consonancia con los cambios que se pretenden introducir en el Código Penal:
- "La difusión por cualquier medio de información inexacta sobre hechos de interés público que
pueda afectar el honor de las personas estará exenta de responsabilidad si se refiere a
funcionarios o figuras públicas y a particulares, cuando estos últimos se hayan involucrado
voluntariamente en cuestiones de relevante interés público. La responsabilidad civil, en tales
supuestos, se dará si el afectado por las informaciones prueba la falsedad de las mismas y el
dolo o culpa grave del autor. Sólo se entenderán reunidos esos extremos cuando quien se
sintiere agraviado demostrare la falsedad de los hechos, la real malicia con que fueron
difundidos pese al conocimiento de esa falsedad por el autor o su temerario desinterés por la
verdad.
- "La formulación o difusión por cualquier medio, de juicios de valor referidos a funcionarios o
figuras públicas y a particulares, cuando estos últimos se hayan involucrado voluntariamente
en cuestiones de relevante interés público, estará exenta de responsabilidad civil. Se entiende
por juicios de valor también las expresiones humorísticas.
- "Quedará excluida la responsabilidad civil de quienes, en los casos de los párrafos segundo,
tercero y cuarto se limiten a la reproducción fiel de información ya vertida por otros medios de
difusión o por autoridades públicas o entidades intermedias de cualquier índole, y aún por
particulares, si se consigna la fuente. Si esta se mantuviese en reserva, se aplicarán las
disposiciones de los párrafos segundo, tercero y cuarto de este artículo."
5. La doctrina de la real malicia
Estos proyectos que se estudian en el Congreso se deben a la obligación que tiene Argentina
de cumplir con los tratados internacionales. Así como en 1993 el delito de desacato fue
derogado por el Congreso a partir de una solución amistosa propuesta por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, luego de una demanda planteada por el
periodista Horacio Verbitsky contra el Estado argentino, los mismos protagonistas llegaron a
idéntico acuerdo para despenalizar los delitos de calumnias e injurias y acotar las demandas
civiles a los casos en que el agraviado pruebe:
Esta Corte adoptó el standard jurisprudencial creado por la Suprema Corte de los Estados
Unidos en el caso New York Times vs. Sullivan (376 U.S. 255; 1964), que se ha dado en llamar
la doctrina de la real malicia y cuyo objetivo es procurar un equilibrio razonable entre la
función de la prensa y los derechos individuales que hubieran sido afectados por comentarios
lesivos a funcionarios públicos, figuras públicas y aun particulares que hubieran intervenido en
cuestiones de interés público, objeto de la información o de la crónica. Esa doctrina se resume
en la exculpación de los periodistas acusados criminalmente o procesados civilmente por daños
y perjuicios causados por informaciones falsas, poniendo a cargo de los querellantes o
demandantes la prueba de que las informaciones falsas lo fueron con conocimiento de que lo
eran o con imprudente y notoria despreocupación sobre su veracidad. El derecho de prensa no
ampara los agravios, la injuria, la calumnia, la difamación. No protege la falsedad ni la
mentira, ni la inexactitud cuando es fruto de la total y absoluta despreocupación por verificar
la realidad de la información. Ampara, sí, a la prensa, cuando la información se refiere a
cuestiones públicas, a funcionarios, figuras públicas o particulares involucradas en ella, aun si
la noticia tuviera expresiones falsas o inexactas, en cuyo caso los que se consideran afectados
deben demostrar que el periodista conocía la falsedad de la noticia y obró con real malicia con
el propósito de injuriar o calumniar.
6. El ABC de la noticia inocua
Años antes de tomar como propia la doctrina de la real malicia, la Corte Suprema de Justicia
de la Nación estructuró, a través del caso "Campillay", cómo deben escribirse las noticias para
no ser punibles. La causa se inició a raíz de un comunicado de la Policía Federal que imputaba
a Julio Campillay, un ex agente de esa fuerza de seguridad, de diversos delitos. Tres diarios
–"Clarín", "La Razón" y "Diario Popular"- publicaron casi textualmente ese comunicado, sin
atribución de fuente. La demanda concluyó en una sentencia condenatoria para los medios.
El concepto central de aquella sentencia, pronunciada el 15 de mayo de 1986:
El hecho de que los Estados Partes puedan fijar las condiciones del ejercicio del derecho de
rectificación o respuesta no impide la exigibilidad, conforme al derecho internacional, de las
obligaciones que aquéllos han contraído según el artículo 1.1, que establece el compromiso de
los propios Estados Partes de "respetar los derechos y libertades" reconocidos en la
Convención y de "garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción...". En consecuencia, si por cualquier circunstancia el derecho de rectificación o
respuesta no pudiera ser ejercido por "toda persona" sujeta a la jurisdicción de un Estado
Parte, ello constituiría una violación de la Convención, susceptible de ser denunciada ante los
órganos de protección por ella previstos.
El 16 de abril de 1998 la Corte Suprema de Justicia, en el caso Petric Domagoj, Antonio c.
diario Página/12 nuevamente invocó el derecho de réplica con base en el Pacto de San José,
dando aplicación a esta figura por cuarta vez en Argentina.
- "Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral
pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de
los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley ni
privado de lo que ella no prohíbe."
Entre las leyes secundarias, el Código Civil incluye este derecho como uno de los supuestos en
que hay que indemnizar daños causados a terceros:
Art. 1071 bis: El que arbitrariamente se entrometiere en la vida ajena, publicando retratos,
difundiendo correspondencia, mortificando a otros en sus costumbres o sentimientos, o
perturbando de cualquier modo su intimidad, y el hecho no fuere un delito penal, será obligado
a cesar en tales actividades, si antes no hubieren cesado, y a pagar una indemnización que
fijará equitativamente el juez, de acuerdo con las circunstancias; además, podrá éste, a pedido
del agraviado, ordenar la publicación de la sentencia en un diario o periódico del lugar, si esta
medida fuese procedente para una adecuada reparación.
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La preservación de la intimidad de una persona pública sólo puede ceder ante el derecho a la
información cuando lo difundido afecta, por su objeto o por su valor, al ámbito de lo público.
Así, la difusión de datos sobre aquella se justifica si atiende un interés público. Sin embargo,
no todo lo que interesa al público, o por lo que se siente curiosidad, puede ser catalogado
como de interés público. En efecto, la vida afectiva o familiar de un funcionario público, en
tanto no se vincule con aspectos de su actividad, está al margen de la curiosidad de terceros y
por tanto debe ser protegida por el ordenamiento jurídico.
El voto de la minoría:
- "Toda persona podrá interponer esta acción para tomar conocimiento de los datos a ella
referidos y de su finalidad, que consten en registros o bancos de datos públicos, o los privados
destinados a proveer informes, y en caso de falsedad o discriminación, para exigir la
supresión, rectificación, confidencialidad o actualización de aquéllos. No podrá afectarse el
secreto de las fuentes de información periodística."
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El hecho de estar integrada esta garantía al recurso de habeas data podría suponer una
interpretación jurídica restringida exclusivamente a ese ámbito, como ya sucedió en un caso
que resolvió la Cámara Federal de San Martín: el fiscal entendía que la reserva de la fuente
sólo correspondía frente a un recurso de habeas data, pero los jueces interpretaron esa
garantía para todos los supuestos en que se ponga en juego. Ese fallo del 2 de mayo de 1996
podría señalarse como "leading case", pero no sólo sobre la interpretación restringida o amplia
de esa garantía, sino también sobre el respeto de las llamadas "fuentes reservadas".
La Sala I de la Cámara Federal de San Martín, integrada por los jueces Jorge Eduardo Barral,
Hugo Rodolfo Fossati y Narciso Juan Lugones, confirmó el fallo del juzgado de primera
instancia que, contrario a las pretensiones del fiscal, había resuelto el archivo de las
actuaciones. Este tipo de resoluciones, con todo, no es definitivo, pues, como dicen los
magistrados, "el archivo es una medida que habilita la reapertura del sumario, en caso de así
resultar prudente".
Este Tribunal habrá de enrolarse en la posición primera, esto es, admitir la posibilidad de que
el secreto profesional periodístico ceda cuando razones de orden público de relevante jerarquía
así lo aconsejen y cuando ello no vulnere el derecho a no auto incriminarse ni afecte los límites
previstos en el art. 28 de la CN.
Debe tenerse sumamente en cuenta que al inicio de las presentes actuaciones, el ahora
procesado Gorriarán Merlo se encontraba prófugo de la justicia y ello por la imputación de
delitos de suma gravedad, como los que se cometieron en el ámbito del Regimiento de Tablada
en enero de 1989. Esta situación se vio esencialmente modificada con la detención del
nombrado a fines del pasado año. Por otra parte, no obran en autos elementos independientes
de los testimonios de los periodistas que permitan suponer la real existencia del grupo
mencionado en el requerimiento de fs. 1 con carácter de permanencia, que habiliten pensar
que actualmente se encuentra afectado un bien jurídico tutelado de jerarquía tal que pueda
llevar a preterir la alegada garantía constitucional.
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La ley de garantía del secreto periodístico es un proyecto del senador José Genoud que
comenzó este año a discutirse en el Senado de la Nación. Sus artículos fundamentales:
Art. 3°. El secreto periodístico comprende: a) El derecho a negarse a revelar las informaciones
obtenidas en el ejercicio de la profesión periodística; b) El derecho a negarse a revelar la
identidad del autor o autores de la información recibida en el ejercicio de la profesión
periodística. En ambos casos, tales derechos son reconocidos al periodista ante los
requerimientos de cualquier autoridad pública, ante los de su empleador o ante los de
cualquier particular.
Art. 6°. Los derechos reconocidos en la presente ley sólo podrán ceder con la conformidad
voluntaria y expresa de su titular o bien cuando se trate de informaciones obtenidas en forma
ilícita o a través de un ejercicio ilegítimo de la profesión periodística.
La filmación con cámara oculta con fines periodísticos ha ido creciendo en los últimos años,
sobre todo de la mano de "Telenoche Investiga", hasta el año pasado un segmento del
noticiero de Canal 13 "Telenoche" y desde este año transformado en programa. La necesidad
periodística de este recurso y su práctica concreta serían materia de una profunda
investigación que no tiene lugar en este artículo, cuyo estricto marco es su validez jurídica.
En tal sentido, la cámara oculta es considerada como una prueba más, pero de ninguna
manera como única. En cuanto a su importancia como prueba de cargo, su suerte ha sido
diversa: desde su desestimación como tal dentro del conjunto de documentos probatorios
aportado hasta su valoración como prueba fundamental.
El obstáculo que sí ha salvado la cámara oculta es el recurso de nulidad que habitualmente los
imputados presentan contra ella. La Cámara Federal de Buenos Aires, el 20 de abril de 1999, a
raíz, precisamente, de una investigación realizada por "Telenoche Investiga", fundamentó así
la aprobación de esta manera de hacer periodismo:
En punto a este aspecto, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el fallo citado supra,
descartó que se hubiese comprometido la garantía de inviolabilidad del domicilio cuando al
imputado nada se le ocultó porque nada indagó, no se hizo un despliegue de medios
engañosos para ingresar a su morada, esta última no fue objeto de requisa y cuando en
definitiva la presencia de terceros en el hogar se debió a la forma en que discrecionalmente
ejerció su derecho como titular del domicilio.
La situación que para la Cámara quedó a la espera de la "etapa procesal pertinente" es la
referida a la preservación de la identidad del periodista como testigo de la causa:
En aquella "etapa procesal pertinente", otro tribunal, el Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 2 de
San Martín, debió considerar la negativa del equipo periodístico -también de "Telenoche
Investiga"- a presentar como testigo a uno de sus miembros -portador de la cámara oculta-
amparándose en la reserva de la fuente periodística y en que "la persona es muy valiosa para
el equipo de producción y de ser revelada su identidad no podrá ser utilizada nuevamente",
argumento este último que el tribunal bautizó como "economía de recursos". En su fallo del 14
de febrero de este año, el tribunal evaluó así la conducta de los periodistas:
Aun en el concepto más amplio imaginable de fuente, el mismo no parece alcanzar a una
persona que trabaja con regularidad para los periodistas en la producción de hechos
periodísticos. Podría ser fuente de sus noticias la víctima Rocha, la familia de Rocha, los
empleados o amigos de Rocha. Pero sólo un absurdo puede llevar a considerar fuente a los
familiares, empleados o amigos del periodista que recibe de Rocha la fuente de sus noticias. En
todo caso, lo discutible será si es o no aplicable y si justificaba la omisión de la testigo Lewin el
deber de guardar secreto, cuya infracción pena como delito el artículo 156 del CP. O si la
testigo, que no es abogado, padeció, al negarse a contestar, de un error de prohibición (según
el lenguaje de la doctrina predominante) por el cual creía estar amparada por un derecho
constitucional cuyos alcances confundía.
En cuanto al argumento que bauticé como de economía de recursos, no resiste el menor
análisis. Con el mismo criterio, el Estado ahorraría recursos a los contribuyentes si pudiera
mantener para siempre en el anonimato a los agentes que investigan, descubren y detienen a
los sospechosos de delitos.
El tribunal no sólo desoyó estos argumentos, sino que ordenó otra investigación judicial con el
fin de que se evalúe "la posible comisión de los delitos de desobediencia y falso testimonio por
omisión", de los que serían responsables los periodistas de "Telenoche Investiga". De no haber
sido por las otras pruebas logradas por la investigación judicial -iniciada antes que la
investigación periodística-, la causa no hubiera concluido con una sentencia condenatoria.
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- "Toda persona tiene derecho, de conformidad con el principio de publicidad de los actos de
gobierno, a solicitar y a recibir información completa, veraz, adecuada y oportuna, de cualquier
órgano perteneciente a la administración central, descentralizada, de entes autárquicos,
Empresas y Sociedades del Estado, sociedades anónimas con participación estatal mayoritaria,
sociedades de economía mixta y todas aquellas otras organizaciones empresariales donde el
Estado de la Ciudad tenga participación en el capital o en la formación de las decisiones
societarias, del Poder Legislativo y del Judicial, en cuanto a su actividad administrativa, y de
los demás órganos establecidos en el Libro II de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires."
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Dice que "toda persona tiene derecho a solicitar y recibir información de cualquier órgano
perteneciente a la administración central y descentralizada de los poderes del Estado" y
considera al "silencio administrativo" como una "arbitrariedad manifiesta a los fines de los
requisitos para la interposición de un recurso de amparo", luego de transcurrido el plazo de
diez días desde el pedido de la información, plazo que puede prorrogarse por otros diez días,
previa notificación. Este plazo puede acortarse a 48 horas "cuando se tratare de información
que presumiblemente obre en poder del Estado y la demora en acceder a la información
tornara inconducente la solicitud a los fines de evitar daños para el interés público".
Pero las excepciones al ejercicio de este derecho lo hacen casi inocuo: "Cuando se trate de
información expresamente clasificada como reservada mediante un decreto del Presidente de
la Nación por razones de defensa o política exterior" y "cuando una ley del Congreso de la
Nación declare que algún tipo de información referida a seguridad, defensa o política exterior
es clasificada como reservada e inaccesible al público, o bien establezca un procedimiento
especial para acceder a ella".
Cuando se trate de información que pudiera poner en peligro el correcto funcionamiento del
sistema financiero o bancario;
Cuando se tratare de secretos industriales, comerciales, financieros, científicos o técnicos que
pertenezcan a un órgano de la administración pública que tengan un valor sustancial o sea
razonable esperar que lo tuviere y cuya revelación perjudique la competitividad, o lesione los
intereses de la Nación Argentina, o su capacidad de conducción de la economía o resulte en un
beneficio indebido para el recipiendario de la información;
Cuando comprometiere los derechos o intereses legítimos de un tercero, cuando se tratare de
secretos industriales, financieros, comerciales, científicos o tecnológicos suministrados a un
ente u organismo estatal en la confianza de que no serían revelados. También se entenderá
que compromete los derechos de un tercero la información cuya revelación sin fundamento en
la defensa del interés público provoque como resultado importantes pérdidas o ganancias
financieras, la pérdida de posiciones competitivas o interferencias en la celebración o ejecución
de contratos. Pero cuando el interés vinculado a la salud y seguridad públicas y a la protección
del medio ambiente sea claramente superior en importancia a los intereses particulares de
terceros que estuvieren en juego, podrá revelarse la información;
Cuando se trate de información preparada por los órganos de la administración dedicados a
regular o supervisar instituciones financieras o preparados por terceros para ser utilizados por
aquellos y que se refiera a exámenes de situación, evaluación de su sistema de operación o
condición de funcionamiento;
Cuando se trate de información que obre en poder de la Unidad de Información Financiera
encargada del análisis, tratamiento y transmisión de información tendiente a la prevención e
investigación de la legitimación de activos proveniente de ilícitos;
Para completar la inocuidad del derecho de acceso a la información, el proyecto establece
también que serán reservadas las siguientes informaciones:
Notas cuyo contenido presentara propuestas al titular del Poder Ejecutivo o a los miembros de
su gabinete;
Los papeles de trabajo de dichos mandatarios que tuvieran por finalidad, formular análisis de
problemas u opciones políticas para su consideración por los diferentes ministerios;
La agenda de las reuniones del gabinete nacional y las actas de los mismos;
Los archivos que contengan o reflejen las comunicaciones o conversaciones entre el Presidente
de la República con su gabinete o de los ministros entre sí sobre cuestiones que hacen a la
toma de decisiones o la formulación de la política de gobierno;
Los documentos con la información destinada al uso del Presidente de la República o de sus
ministros relativa a cuestiones para ser tratadas en las reuniones previstas en el párrafo
anterior;
Consejos o recomendaciones efectuadas a un organismo o ente estatal por parte del
Presidente de la República o sus ministros;
El resumen de las consultas y deliberaciones que involucren a funcionarios o empleados de un
organismo o ente de la Administración, a ministros del Poder Ejecutivo o a sus asesores;
Las actas de las deliberaciones de las sesiones secretas del Congreso Nacional.
En síntesis, nada cambiará para los periodistas que nos dedicamos a la investigación, porque,
precisamente, la información que el proyecto considera reservada es la única que nos puede
interesar.