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SECCION MONOGRAFIAS

* NARCISISMO PRIMARIO

* * Carlos D. Pieríní

El tema en si mismo, su complejidad y amplitud, la cantidad de conocimientos que


se requieren para acometer su investigación, los distintos puntos de vista y contro-
versias existentes en la literatura psicoanalitica, fueron para mí obstáculo y estimulo
al mismo tiempo. Ante la imposibilidad de abarcar y esclarecer muchos puntos de
los cuales surgirán cuestionamientos, quiero solamente acercar el tema, a través de
algunas ideas de Freud y otros autores y de algunas propias, a los que estuviesen
interesados en él.

A modo de introducción

Freud en 1909, utilizando el término introducido en 1898 por Havelock Ellis para
describir una actitud psicológica (Narcissus-like: "a la manera de Narciso") y en 1899
por P. Nacke (Narcismus) para describir una perversión sexual, dijo en la Sociedad
de Viena que "el narcisismo era una etapa intermedia necesaria en el pasaje del auto-
erotismo al aloerotismo". En esta frase están incluidos conceptos relacionados con
una teorla de la libido y una trayectoria deseable en cuanto al destino de la pulsión.
Más tarde, en el análisis de Schreber (1911), y en Tótem y tabú (1913) habla de este
trayecto de la pulslón, desde una etapa donde los instintos sexuales hasta ese mo-
mento disociados (autoerotismo) se reúnen en una unidad e invisten al Yo como ob-
jeto (narcisismo primario) hasta el amor objetal (primero homosexual y luego hetero-
sexual). El retiro de las catexias de objeto y su vuelta sobre el Yo da lugar al nar-
clalsrno secundario.
Esta unificación de las pulsiones coincidiría con un hecho considerado necesario
por Freud para la constitución del Narcisismo primario: la aparición de un nuevo acto
psfquico: la construcción del Yo.
En 1914, en Introducción del narcisismo, desarrolla temas de suma importancia
para la conceptualización de sus teorlas: papel del narcisismo en el desarrollo sexual,

• Presentada en el Instituto de Psicoanálisis de la A.P.A., en 1979. Seminario del


Dr. Raúl Aragonés.
•••• Dirección: Juncal 3719, 61? "A", (1425) Capital Federal, R. Argentina.
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las relaciones entre el Yo y los objetos externos, la distinción entre "libido yoica y
libido objetal", introduce el concepto de Ideal del Yo y el de la "instancia de obser-
vación de sí", vinculada con el ideal.

Un hilo conductor: la idea de narcisismo primario y normal

"Un motivo acuciante para considerar la imagen de un narcisismo primario y


normal, surgió a reiz del intento de incluir bajo la premisa de la teoría de la
libido el cuadro de la dementia praecox o esquizofrenia.
Los rasgos fundamentales de carácter de estos pacientes eran: el delirio de
grandeza y el extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior (personas
y cosas)" ro,

Establece Freud diferencias entre neurosis obsesiva e histeria y la esquizofrenia


(parafrenia).
En las dos primeras afecciones hay para Freud un alejamiento del Vinculo con
la realidad, pero no han roto el vínculo erótico con personas y cosas ya que lo
conservan en la fantasía. "Vale decir: han sustituido los objetos reales por objetos
imaginarios de su recuerdo o los han mezclado con estos [ ... J y han renunciado a
emprender acciones motrices que les permitan conseguir sus fines en esos otnetoe.
Este es el verdadero estado de introversión de la libido" 10.
Otro sería el problema en la esquizofrenia.

"Parecen haber retirado realmente su libido de las personas y cosas del mundo
exterior, pero sin sustituirlos por otros en su fantas/a. Y cuando esto último ocurre,
parece ser algo secundario y corresponder a un intento de curación que quiere re-
conducir la libido al objeto."

Subrayemos algunas palabras de la cita: sustituido ... objetos reales por objetos
imaginarios de su recuerdo (neurosis obsesiva e histeria)... retirado realmente su
libido de las personas y cosas del mundo exterior, sin sustituirlos por otros en su fan-
tasía [esquizofrenia] ...
Podemos preguntarnos: ¿Qué ocurre en la esquizofrenia? ¿No hay objetos para
recordar? Y esto ¿qué significa? ¿Quizá la no existencia de experiencias primarias
con objetos reales que hayan cumplido con una "acción especifica" adecuada? ..
Pero sigamos un poco más en el texto de Freud.
Se pregunta cuál es el destino de 13 libido sustraída de 105 objetos en la esqui-
zofrenia; el camino hacia la respuesta lo marcaría el delirio de grandeza; la libido
de Objeto sustraída del mundo exterior fue conducida al Yo. La conducta resultante
es el narcisismo ... , "amplificación y despliegue de un estado que ya antes habia
existido".
Concibe entonces el narcisismo que nace por replegamiento de las investiduras
de objeto como un narcisismo secundario, "que se edifica sobre la base de otro. pri-
mario, oscurecido por múltiples influencias".
Este estado que ya antes habia existido lo sitúa en una época de la vida, la
niñez, cuando, al igual que en los pueblos primitivos, reinan en la vida anímica rasgos
equivalentes al delirio de grandeza: "sobreestimación del poder de los deseos y de los
actos ps/quicos, omnipotencia de los pensamientos, fe en la virtud ensalmadora de
las palabras y una técnica dirigida al mundo exterior, la magia".
Prosigue Freud 10: "Nos formamos así la imagen de una originaria investidura
libidinal del Yo, cedida después a los objetos; empero, considerada en su fondo,
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ella persiste y es a las investiduras de objeto como el cuerpo de una ameba a los
seudopodos que emite".
Libido del Yo y libido del objeto. Nuevo concepto. "Cuanto más gasta una,
tanto más se empobrece la otra". Resignación de la propia personalidad en favor
de las investiduras de objeto en el enamoramiento y su opuesto en la fantasía de "fin
del mundo" de los paranoicos. Energías psíquicas que al comienzo están unidas e
indiscernibles en el estado de narcisismo (primario), sólo diferenciables con la
investidura de objeto (energía sexual [la libido] versus energía de las pulsiones
yoicas).
Desliguémonos un tanto de la idea física de energía, en la que la libido, como
una emanación inasible envuelve al objeto, y adentrémonos, si esto es posible, en
esta imagen ameboide que Freud nos propone como un sistema vincular. Sistema de
relación del individuo y su medio ambiente.
Volvamos a formularnos las preguntas: ¿qué ocurre en la esquizofrenia? ¿No hay
objetos para recordar?
En "el retiro de la libido de las personas y cosas del mundo exterior, sin susti-
tuirlos por otros objetos imaginarios de su recuerdo", nos introduce Freud en impor-
tantes temas: memoria, juicio, pensamiento, realidad, afectos y estados desiderativos.
En el Proyecto de una psicologla para neurólogos (capitulo 16) los editores citan
una afirmación ulterior de Freud (1925) en que, refiriéndose a la prueba de realidad
dice que una condición esencial para que se establezca es que se hayan "perdido
objetos que procuraron otrora satisfacciones reales".
Así el primero y más inmediato fin de la prueba de realidad no es la de descubrir
en la percepción real un objeto correspor:diente a lo imaginado, sino el de redescubrir
tal objeto, el de convencerse de que todavía subsiste." 4 Además, existida -a mi
entender- una tendencia a reencontrar un objeto más arcaico, con el que, en las
primeras etapas del desarrollo, el niño intentaría reconectarse.
Ese objeto imaginado, a mi entender, ese primer objeto de satisfacción es el
que se desea reencontrar en el objeto real. Pero la percepción mostrará que ya no
corresponde exactamente al arcaico objeto (¿recordado?). Catexia desiderativa y per-
cepción ya no coinciden exactamente. Puede ser semejante. Y un "objeto semejante
fue al mismo tiempo su primer objeto satisfaciente, su primer objeto hostil y también
su única fuerza auxiliar" de ah! que sea en sus seme-
4 (p. 921). Prosigue diciendo:
jantes donde el ser humano aprende por primera vez a (reiconocet+

"Algunos complejos perceptivos emanados de los 'semejantes' serán nuevos e


incomparables, como por ejemplo sus 'rasgos', en la esfera visual; pero otras per-
cepciones visuales (los movimientos de las manos, por ejemplo) coincidirán en el
sujeto con su propio recuerdo de impresiones visuales muy similares emanadas de
su propio cuerpo; recuerdos con los cuales se hallarán asociados otros recuer-
dos de movimientos experimentados por el mismo."
El complejo del semejante se divide en dos porciones, una de las cuales [ ... ]
es una estructura constanteque persiste coherente como una "cosa", mientras la otra
puede ser comprendida por medio de la actividad de la memoria [ ... J
La comprensión se relaciona con la judicación, con la diferencia de que lo com-
prendido es sólo la parte variable, la que puede ser entendida, porque por un pro-
ceso de comparación se encuentra que coincide con experiencias corporales, sen-
saciones e imágenes motrices de uno mismo" ~ti (p. 104).

Toda esta descripción anterior nos habla de vínculos entre "semejantes", que
dejan "huellas en la memoria", que "incitan al redescubrimiento del objeto", ya nunca
más "coincidente", ya que sus "rasgos" son diferentes, aunque podemos compren-
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derlo en parte por tener "algo" que además corresponde a nuestras propias expe
riencias corporales, sensaciones e imágenes motrices de nosotros mismos.
Todo un proceso que lleva a la discriminación entre el "sí mismo" y el "seme-
jante", y para que esto se logre es necesario que se "hayan perdido objetos que
procuraron satisfacciones reales".
Toda una estructura de vínculos relacionales, donde la frustración de haber per-
dido aquel objeto coincidente lleva paulatinamente a la individuación y al "sí mismo".

El camino hacia el objeto

¿En razón de qué se ve compelida la vida arurruca a traspasar los límites del
narcisismo y poner la libido sobre los objetos? -se pregunta Freud 10.

"Esa necesidad sobreviene cuando la investidura del Yo (Besetzung) con libido


ha sobrepasado cierta medida".

En este caso 4 (p. 909) la estimulación sólo puede ser abolida por medio de
una "intervención que suspenda transitoriamente el desprendimiento de cantidad (Q1))
en el interior del cuerpo, y una intervención de esta índole requiere una alteración en el
mundo exterior (aporte de alimentos, aproximación del objeto sexual) que siendo
una acción especifica sólo puede ser alcanzada a través de determinadas vías". El
organismo humano es, en un principio, incapaz de llevar a cabo esta acción especf-
fica, realizándola por medio de la asistencia ajena, al llamar la atención de una
persona experimentada ("madre que se identifica con el niño y que a su vez hizo su
experiencia a través de identificaciones) sobre el estado en que se encuentra el niño,
mediante la conducción de la descarga por la vía de la alteración interna (por ejem-
plo: mediante el llanto del niño).
Esta v/a de descarga adquiere asi la importantísima función secundaria de la
comprensión (comunicación con el prójimo) y la indefensión original del ser humano
conviértese asi en la fuente primordial de todas las motivaciones morales" 4 (p. 909).

Podriamos pensar, a modo de pregunta. que es posible que previo al nacimiento


la libido posea un objeto satisfactor que realice la acción especifica automáticamente,
donde no existirian los estados de "anhelo, deseo y expectación".

"La imagen del aislamiento beatifico en la vida intrauterina, que noche tras noche
el durmiente convoca en nosotros, es perfeccionada asi en su costado psiquico. En el
durmiente se ha restablecido el estado originario de la distribución libidinal, el nar-
cisismo pleno, en el cual libido e interés yoico moran todavia unidos e inseparables
en el interior del yo que se contenta a sí mismo" 1:! (p. 379, la redonda es mia). Freud
se acerca así a la idea de un narcisismo pleno, característico, propio del aisla-
miento de la vida intrauterina, idea que no desarrolló, ya que en el mismo texto se
aboca a sus especulaciones acerca del narcisismo secundario.

Podemos pensar que después del nacimiento, al interrumpirse esta comunicación


tan particular con un objeto automáticamente satisfactorio (¿suministro incondiclor rl
umbilical? ~S), el objeto externo debe cumplir con esa función, pero ya se ha perdido
aquel "objeto coincidente". Este "nuevo objeto" tiene sus propios "rasgos".
Freud escribe 4 (p. 909) que una vez que el individuo asistente ha realizado para
el inerme el trabajo de la acción específica en el mundo exterior, el segundo se
encuentra en situación de cumplir sin dilación, por medio de dispositivos reflejos, la
función que en el interior del cuerpo es necesaria para eliminar el estímulo endó-
geno. La totalidad de este proceso representa entonces una vivencia de satisfacción
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que tiene las más decisivas consecuencias para el desarrollo funcional del indi-
viduo.
Pribram y Gill dicen al respecto: "una vez más [ ... ] Freud atribuye los orígenes
de las experiencias satisfactorias a la intervención de una persona que prodiga cui-
dados".
Entonces, sólo mediante tal intervención puede llegar a organizarse el Yo inhi-
bitorio. El Yo inhibitorio lleva a una "moderación" de la catexia de objeto deseado,
que permite reconocer a ese objeto como no real 4 (p. 918).
Es entonces un Yo enlazado al "semejante" (madre). Semejante que con sus
características propias, sus "rasgos", actuando eficientemente mediante su asistencia,
ayuda a eliminar el estímulo endógeno, y a diferenciar lo real de lo irreal. Pero este Yo
inhibitorio es un nuevo aspecto posnatal del Yo, opuesto al Yo placer, y por nuevo
no está todavia lo suficientemente organizado, y por lo tanto se encuentra más ex-
puesto.

"La educaci6n y el desarrollo de este Yo original ocurren en un estado repetitivo


de anhelo (desiderativo) o sea de expectación. El Yo aprende primero que no debe
catexiar las imágenes motrices de modo que resulte una descarga, hasta que se hayan
satisfecho ciertas condiciones por el lado de la percepción. Aprende además que
no debe catexiar la idea desiderativa más allá de cierto monto, pues de otra manera
se engañaria de una manera alucinatoria" 26 (p. 89).

La madre del niño, ese semejante al que me he referido, impide como un Yo


auxiliar inhibitorio, la búsqueda ilusoria del objeto totalmente coincidente de la
alucinación.
Esta presencia -a mi juicio- es el objeto para recordar, que vivenciado a partir
del nacimiento, ha poseído, con conflictos, el neurótico, y que ha fallado o está ausente
en determinadas áreas, en períodos tempranos del desarrollo, en la esquizofrenia.
En el delirio de grandeza, en la esquizofrenia, en la alucinación ¿no existirá un
recuerdo, algo así como una proto-memoria?
Ante la imposibilidad de recurrir al recuerdo de una experiencia de satisfacción
adecuada, y a los modos para lograrla, y a los "semejantes" memorizados que con-
tribuyeron en la acción especffica, y en el desarrollo consiguiente del proceso se-
cundario, probablemente el esquizofrénico recurre a aquello que sí tuvo una vez, en
la vida prenatal, donde el Yo y el Ello se vinculaban indiscriminadamente. El Yo era
el núcleo de la ameba, no la corteza.

"Se resignan las investiduras de Objeto y se reproduce un estado de narcisismo


primitivo, carente de objeto" llbis (p. 194).

En realidad esta reproducción nunca es total. Volver atrás es una mera ilusión.
Se reniega del objeto externo frustrante, reconectándose con objetos ideales.
Repito: Se resignan las investiduras de objeto... Más adelante dice !lbis que
el sistema lec. contiene las investiduras de cosa de los Objetos, que son los primeros
y genuinos. El sistema Precc. nace cuando esa representación-cosa es sobreinvestida
por el enlace con la representación-palabra que le corresponde.
El narcisismo primario sería asl un estado sin sobreinvestiduras (relacionadas
con el objeto externo-representación palabra) pero sí con investiduras de cosa de
los objetos, primarios y genuinos ... quedando entonces atrás, en el interior del lec,
como algo reprimido. (Primariamente, a partir del nacimiento; la represión primaria
se establecería con el nacimiento y con la disociación que experimenta el Yo para
adaptarse a la realidad exterior) 28 (p. 65).
Para Freud este proceso de represión, explicado como proceso que ocurre entre
lec. y Precc. con el resultado de que "algo es mantenido lejos de la conciencia"
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debe ser modificado -para el caso de la dementia praecox y de otras afecciones


narcisistas.
Tendría algo en común con las neurosis de transferencia, según Freud, en el sen-
tido que la "huida del Yo", quitando las (sobre) investiduras conscientes, es común
para ambos. Encuentra, sí, una diferencia: esa huida es mucho más rápida y marcada
en las neurosis narcisistas.
Podríamos preguntarnos: ¿las sobreinvestiduras en los estados narcisistas son
iguales a las de las llamadas neurosis de transferencia?

"La vivencia de satisfacción conduce a una facilitación entre las dos imágenes
mnemómicas (la del objeto deseado y la del movimiento reflejo) y las neuronas nu-
cleares que han sido catectizadas durante el estado de urgencia" 4 (p. 911).

Si el Yo inhibitorio-auxiliar-madre no cumple esa función, ante el restablecimiento


del estado de urgencia o de deseo, no existe una imagen mnemónica satisfaciente ni un
objeto real externo para sobreinvestir adecuadamente, diferencia, a mi entender funda-
mental con las neurosis de transferencia.
Dice Freud: no tengo duda alguna acerca de que la reactivación desiderativa pro-
duce en primer término algo similar a la percepción, o sea la alucinación. Si ésta lleva
a la realización del acto reflejo, su consecuencia ineludible será la defraudación ~
(p. 911).
Es entonces un proceso de percepción hacia adentro, siguiendo un modelo pri-
mitivo. Percepción de los objetos primarios y genuinos investidos (no sobre investidos)
con catexias primarias y genuinas. Percepción óptica, bidimensional, donde se intenta
reproducir aquel primitivo estado de narcisismo primario, ante la imposibilidad de
satisfacción adecuada en el mundo de los objetos reales.
A modo de síntesis:

1. Imposibilidad del niño, a partir del nacimiento, de realizar por sí solo la


acción específica.
2. Intento de llamar la atención mediante la conducción de la descarga por la
vía de la alteración interna (por ejemplo, mediante el llanto).
3. Incomprensión del "semejante" del mensaje del niño. La parte variable, la que
puede ser comprendida, "porque por un proceso de comparación se encuentra
que coincide con experiencias motrices de uno mismo", falla en la madre (posi-
bles alteraciones de sus propias experiencias identificatorias).
4. El punto 3 lleva al no desarrollo del Yo inhibitorio, por la falla del Yo inhibi-
torio auxiliar-madre.
5. La sobreinvestidura de los objetos es precaria y vacilante.
6. Intento de búsqueda del objeto coincidente primario y genuino, interno. ca-
racterístico del narcisismo primario de la vida prenatal, alucinatoriamente.
7. La satisfacción alucinatoria, al igual que en el desarrollo normal, es insuficiente,
pero si el Yo inhibitorio no se ha desarrollado adecuadamente, o el Yo auxi-
liar inhibitorio falla, no hay posibilidades de una acción especifica acorde a
las circunstancias.
8. Restitución. Búsqueda fallida del objeto. Sobreinvestimiento de la representa-
ción palabra "conformándose el sujeto con las palabras" o las alucinaciones,
en lugar de las "cosas".

En el desarrollo normal, en las primeras etapas, la carga de objeto y la identifi-


cación están indiferenciadas 19. Si el objeto cargado no responde, la identificación
cae en un "vacío". El camino hacia el objeto ha sido frustrado y deshaciendo el
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camino se intenta volver a un estado (el narcisismo primario) que había existido, a mi
entender, en la vida fetal, pero que ya es imposible reconquistar. Se establecen co-
nexiones con los objetos ideales, los que remedan a aquel objeto automáticamente
satisfactor.

De la bldimensionalidad a la tetradimensionalidad

A partir de la interpretación del cuento de E. T. Hoffmann "El hombre de la arena",


Freud desarrolló su fascinante trabajo Lo siniestro.
Siniestro; todo lo que debla haber quedado oculto, secreto, pero que se ha ma-
nifestado. Familiar, Intimo, propio de la comarca natal, oculto a ojos extraños, con-
fortable, sustraido al conocimiento inconsciente.
El camino que recorre Nataniel, el personaje del cuento de Hoffmann, está des-
tinado a tratar de recuperar, a mi entender lo que Aragonés llama el self de la per-
fección narcisista (y quizá lo que Kohut llama el self grandioso).
Clara le dice a Nataniel: todas esas cosas espantosas que nos relatas me parecen
nacidas de ti mismo; el mundo exterior y real no tiene sino poca participación en
ellas.
Refiriéndose a una primitiva concepción del mundo, el animismo, con todas sus
características ya descritas en el delirio de grandeza, Freud llama la atención sobre
el maná, término melanésico (aclaración del traductor) con el que se denomina
toda una concepción de lo divino, calificado como algo indefinible, ubicuo, no per-
sonificado, anterior a la adoración de los dioses concretos. A mi juicio: dioses con-
cretos, ubicables como los primeros objetos de la realidad exterior. Lo divino, previo.
prenatal, por eso no personificado, abstracto [.,.] "creaciones mediante las cuales el
ilimitado narcisismo de ese período evolutivo se defendía contra la innegable fuerza
de la realidad 15 (p. 45). Cuanto hoy nos parece "siniestro" llena la condición de
evocar restos de una actividad psíqulca animista, estimulándoles a manifestarse".

"Lo siniestro no seria nada realmente nuevo, sino más bien algo que siempre fue
familiar a la vida psiquica y que sólo se tornó extraño mediante el proceso de re-
presión.
Siniestro, propio de la comarca natal; la fantasia (siniestra) de ser enterrados
vivos en estado de catalepsia sólo es la transformación de otra que en su origen
nada tuvo de espantoso, sino que por lo contrario, se apoyaba en cierta voluptuosidad:
la fantasia de vivir en el vientre materno 15 (p. 50).
Amor es nostalgia, y cuando, soñando con una localidad o con un paisaje, pensa-
mos "esto lo conozco; aqul estuve alguna vez", la interpretación onirica está autori-
zada a reemplazar ese lugar por los genitales o por el vientre materno lf, (p. 50).

Un mundo donde reina lo divino, voluptuoso, que llena pos natal mente de nos-
talgia.
El fenómeno del doble, enlazado por Freud con lo siniestro, enraizado con los
procesos psíquicos más arcaicos, "fue primitivamente una medida de seguridad contra
la destrucción del Yo, un 'enérgico mentrs a la omnipotencia de la muerte' (O. Rank),
y probablemente haya sido el alma 'inmortal' el primer 'doble' de nuestro cuerpo" 1;¡
(p. 35). '~,

"Estas representaciones surgieron en el terreno de la egolí/ia ilimitada del nar-


cIsismo primitivo que domina el alma del niño, tanto como la del hombre primitivo.
Sólo al superarse esta fase se modifica el signo algebraico del 'doble'; de un ase-
gurador de la supervivencia se convierte en un siniestro mensajero de la muerte." 111
182 Carlos D. Pierini

El mensajero de la muerte es, a mi juicio, el mundo externo que irrumpe junto con
el incremento pulsional en el primitivo narcisismo primario, a partir del nacimiento.
"Un mundo tetradimensional que se alcanza por fin con el advenimiento de la posición
depresiva, es decir con la operación de la identificación introyectiva que nos hece sentir
dolorosamente que el tiempo es irrecuperable y avanza sin cesar" ~4 (p. 15).
Este mensajero (el tercero, realidad exterior, padre, espacio-tiempo) debe pene-
trar lentamente en el sistema ameboide ilusional madre-hijo.
Lo siniestro en las vivencias se da cuando convicciones primitivas superadas pa-
recen hallar una nueva confirmación.1"
Pero ¿cómo y de dónde han surgido estas convicciones primitivas, ya que Freud
las diferencia de las vivencias siniestras que emanan de los complejos infantiles re-
primidos? Si pensamos en la vida infantil (anímica) nos encontramos ante el mismo
problema.
Es posible intentar aclararlo, a mi entender, desistiendo de la idea que ubica el
nacimiento del psiquismo y de la relación de objeto, con el nacimiento del individuo
y la etapa oral.

"Pero los resultados a que hemos llegado por la aceptación de un mundo de


objetos históricos percibidos internamente, nos ha hecho admitir la existencia anterior
a la organización oral, de una relación de objetos extremadamente rica y en la cual
se encuentra todo el acervo del conocimiento heredado, es decir, el conocimiento
instintivo inmanente" 2R (p. 52).

Freud se acerca muchas veces a estos conceptos, aunque nunca pudo profun-
dizarlos, y a la idea de un narcisismo primarioprenatal, "oscurecido por múltiples
influencias".
En Inhibición, síntoma y angustia (p. 128), al preguntarse qué es un peligro,
piensa que el peligro del nacimiento carece aún de todo contenido psíquico y que
"el feto no puede notar más que una enorme perturbación de su libido narcisista".
Presupone entonces una capacidad perceptiva, por lo tanto una función yoica,
confirmada al hablar de libido narcisista, ubicando ese nuevo acto psíquico, la crea-
ción del yo, en un período prenatal.

"Grandes sumas de excitación -continúa- irrumpen hasta él, producen nove-


dosas sensaciones de displacer, muchos órganos se conquistan elevadas investiduras,
lo cual es el preludio de la investidura de objeto que pronto se iniciará:
Parece que la acumulación de libido narcisista no se tolera más allá de cierta
medida. Y aun podemos imaginar que se ha llegado a la [sobre] investidura de objeto
justamente por eso, porque el yo se vio forzado a emitir su libido a fin de no enfermar
con su estasis" l~ (p. 383).

Podemos a modo de hipótesis pensar en:

a. Narcisismo primario prenatal. El Yo es el primer objeto del Ello y éste es


su primitivo ambiente. El Yo es el núcleo de la ameba. Pertenece al endo-
plasma, pero éste no es más que una parte del protoplasma-ello, que lo
envuelve y con el que tiene íntimas conexiones. "Los esfuerzos fundamentales
de adaptación al mundo real externo son cumplidos por el organismo materno,
por ello puede prescindir de los objetos reales y mantener toda su orien:ación
hacia el mundo interno ideal, constituido por el conjunto de prototantasias he-
redadas y almacenadas en el ello" 2R (p. 53). Este narcisismo primario y nor-
mal quedaría como sustrato, sobre el que se "edificaría otro, secundario,
quedando el anterior oscurecido por múltiples influencias" (¿represión prima-
ria instituida con el nacimiento?).
Sección monografías 183

b. Posteriormente, en el nacimiento, ante el incremento de la tensión instintiva,


"grandes sumas de excitación irrumpen hasta el feto". Los órganos, el Yo cor-
poral, como si fuera el cuerpo el primer mundo externo real, es sobreinvestido.
El cuerpo como primer elemento tridimensional diferente al mundo de los
objetos ideales bidimensionales del narcisismo primario.
c. Sobreinvestimiento del objeto externo. Tetradimensionalidad. Los tiempos b.
y c. se darían entremezclados y simultáneos.

Una comprensión más clara del narcisismo primario y normal prenatal, podemos
obtenerla siguiendo la descripción del psiquismo fetal.

"Ubica adecuadamente el proceso mágico del pensamiento, su existencia y su


utilidad en el curso del desarrollo.
Sitúa la regresión psic6tica, parcial o total, en su verdadera cronologla arcaica.
Explica por qué la intensa frustración en relación con el objeto externo real con-
duce a la relación exclusiva con su previo equivalente interno ideal.
Nos brinda las bases genéticas de toda la organización psfquica y nos introduce
a una interpretación de las formas de mantenimiento de las representaciones here-
dadas y del proceso de metamorfosis embrionario-fetal.
Explica las razones del proceso de disociación de la primitiva unidad del Yo, a
partir del trauma de nacimiento, y también el significado de la negación, idealización
y omnipotencia sobre la base de la necesidad de mantener la relaci6n exclusiva con la
representación interna u objeto arcaico.
Muestra la graduación en el desarrollo perceptivo del Yo, a partir de la relación
bidimensional con la representación interna, hasta alcanzar la percepción tetradimen-
sional del objeto externo.
Señala la significación prospectiva de la agresión y del trauma de nacimiento
para movilizar la relaci6n de objeto, forzando la proyección de la representación in-
terna sobre su equivalente real externo, y favoreciendo el juego ulterior de introyec-
clones y proyecciones.
Algunos postulados teóricos en la teorla psicoanalftica adquieren categorfa vl-
vencial si se los ubica prenatalmente (Yo Ideal, Ideal del Yo, principio del placer,
fenómeno del doble, etc.)" 28 (p. 54).

Concepciones actuales desarrolladas por D. Meltzer y otros en Exploración del


autismo se acercan mucho a estos conceptos. "Cuando el self se desmantela de sus
componentes sensoriales debido a la suspensión de la función yoica de la atención,
un Yo coherente cesa de existir temporariamente; cada fragmento o componente se
reduce a su estado primitivo, dominado por el Ello y por su economia y dinámica.
Sugerimos que este primitivismo es esencialmente carente de actividad mental, des-
mentalizado." 24 (p. 28).
Me arriesgarfa a pensar que es otro tipo de actividad mental condicionado por
otras leyes que son las que rigen prenatalmente.
También se acercan estas ideas a las de Freud en el Proyecto en relación con
el desarrollo del Yo inhibitorio (asistencia ajena, acción específica, etc.).
Meltzer resalta, en lo que llama personalidad posautista, el empleo del objeto
materno (o el objeto de la transferencia materna) "como una extensión del self para
ejecutar las funciones del Yo". Escribe: "Cuando el terapeuta falla en el desempeño de
la función yoica requerida por el nlffo (autista o posautista) surge un azoramiento y
una tendencia a aislarse en el estado del autismo propiamente dicho". Quizás este
estado sea, como he dicho anteriormente, el más cercano al narcisismo primario, Junto
al fenómeno normal del dormir.
184 Carlos D. Pierínl

Prosigue Meltzer afirmando que "la cualidad de dependencia observada en el


estado posautista y en el recién nacido son semejantes ya que necesita del objeto tanto
para que lo atienda como para que realice sus funciones yoicas. Esto implica un
vínculo narcisista que no sólo prolonga el cuerpo del niño en el más capacitado del
objeto, sino también la mente misma.
Esto parecería una identificación primaria característica del narcisismo primario
descrito por Freud, diferente de la confusión entre self y objeto debida a la identi-
ficación proyectiva ~·1 (p. 33).

"Siguiendo a Freud -continúa Meltzer- en que en los primeros tiempos relación


de objeto e identificación son indiferenciables, nos vemos nuevamente dirigidos a/
problema de la cualidad bidimensional del Objeto y el selt en la estructura de la per-
sonalidad del niño autista".

Doy en pensar entonces que, en los primeros estudios elel desarrollo, el aparato
mental del niño es el de la madre. Las limitaciones del estado mental de la madre
y del tercero (padre, el que al principio no debe romper la diada sino fomentarla hasta
el momento oportuno: no arrancar el fruto verde) producirán, según su intensidad,
diversas alteraciones en el niño; "las limitaciones psicoafectivas graves de los proge-
nitores podrían llegar a provocar hasta el desmantelamiento. o sea 12 pérdida de
significado de las experiencias sensoriales".

"Cuando la relación [. .. 1 con la figura maternal [. . .] se marchita, como sucede


cuando la madre sufre una depresión u otra perturbación, y en consecuencia reduce
su atención. calor, su charla y su sensualidad hacia el bebé. el seff desmantelado
tiende entonces a flotar por periodos cada vez más largos de tiesmernetízecíon" ~4

(p. 29).

Podemos pensar entonces que vuelven a adquirir plena vigencia los objetos ideales
bidimensionales arcaicos propios del narcisismo primario prenatal, único eslabón previo
al que pueden aferrarse, perdiendo toda siqnificación en el mundo externo real y sus
objetos y las representaciones ligadas a ellos.
Clínicamente es observable (señalado por Rascovsky y colaboradores) que ante
un incremento de ansiedades paranoídes, existe una situación regresiva constante con
la aparición de los mecanismos inherentes al psiquismo prenatal (narcisismo primario);
esta situación fuerza al Yo al abandono de la relación con el objeto externo y refugio
en las condiciones que lo mantenían ligado al objeto interno exclusivamente.
Para terminar, podemos decir que el narcisismo primario es un estado prenatal
del desarrollo, libidinal y estructural en lo que se refiere al aparato mental y sus
relaciones objetales, que posee sus propias leyes y objetos característicos, que quedan
como sustrato en el desarrollo posnatal, tiñendo la vida anímica infantil, pero que nunca
es posible reconquistar en su máximo grado de pureza, y del que se va saliendo a
medida que crece el Yo inhibitorio, y se va rompiendo la ilusión de encontrar el objeto
totalmente coincidente de la perfección del narcisismo primario.
El narcisismo posnatal sería siempre secundario. Podemos dividirlo en normal y
patológico.
El secundario normal infantil estaría impregnado de las características del primario,
de las que va desprendiéndose a medida que va adquiriendo su Yo autonomía y el
self ameboide niño-madre va dividiéndose en el sí mismo y el otro que denota la
presencia del tercero.
Sección monografías 185

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