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Los padres que sobreprotegen a sus hijos tienen sus razones particulares para hacerlo,
y para ellos, esas razones justifican sus comportamientos. Este padre/madre se siente
hiperresponsable sobre lo que le pueda ocurrir a su hijo/a. Quieren evitar que su hijo/a
sufra, que lo pase mal, que tenga que pasar por muchas de las cosas que él/ella pasó
en la infancia/adolescencia. Además, en muchos casos, este padre/madre, se sentiría
muy culpable de que le pueda pasar algo malo a su hijo/a.
Las consecuencias sobre la personalidad y los patrones de conducta de sus hijos se van
a hacer evidentes desde muy pronto, pero sobre todo, a partir de la época de la
adolescencia. Cuando empiezan a aparecer comportamientos que muestran malestar
en el hijo/a, el padre/madre se pregunta qué está pasando, si él/ella ha intentado
hacer todo lo posible para que no lo pase mal, para que no sufra. Muchas veces no
pueden comprender. Y en muchos casos, se achaca ese malestar al hijo/a, a su
personalidad, a sus amigos, al colegio/instituto,… Muchos de los padres que han
sobreprotegido en exceso a los hijos son incapaces de reconocerse a sí mismos que su
estilo de educación ha podido influir para que sus hijos se sientan mal en la
adolescencia o en la vida adulta. Reconocerse esto sería precisamente tener que
reconocer que se han equivocado, que, aunque sus intenciones eran buenas, las
consecuencias no lo han sido tanto. Reconocerse esto sería culparse por haberlo hecho
mal. Muchas veces estos padres empiezan a tener una lucha interior sobre si se han
equivocado o si es que “el niño/a le ha salido mal”. Pero, tengamos siempre en cuenta
que la educación en un niño/a es un aspecto fundamental, y que los niños van
aprendiendo comportamientos, no nacen siendo de una determinada manera.
- RELACIONES DIFÍCILES CON LOS PADRES. Según van creciendo, pueden haber
desarrollado mucha rabia contra los padres, porque van viendo sus dificultades a la
hora de enfrentarse a problemas, y pueden echarles la culpa a ellos. Además, los
padres pueden haber cortado mucho la libertad de esta persona en su desarrollo,
haciendo que dejara de hacer cosas porque podía ser peligroso, quizá cosas habituales
en otros chavales de su edad. Debido a ello, las discusiones con los padres pueden ser
frecuentes, la culpabilización hacia ellos puede ser la norma general. Esta
culpabilización a su vez lo que está haciendo es que al culpar a otros de los propios
problemas, no le está permitiendo a la persona fijarse en lo que puede hacer para sí
misma, para mejorar.
Proteger y ayudar a los hijos a solucionar sus problemas ayuda a su desarrollo. Evitar
que los niños sufran solucionando sus propios problemas, cuando ellos mismos los
podrían solucionar, hace que los niños a corto plazo se sientan bien y protegidos (“mis
papis me defienden”), es un alivio temporal. Pero esta situación hace que a largo plazo
todos los miedos de los padres sobre el sufrimiento de sus hijos, se cumplan.