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2.1 Introducción
Los servicios suponen una parte muy importante del comercio internacional. Las
telecomunicaciones y tecnologías de la información modernas han ayudado a hacer más
barato y fácil que nunca el comercio internacional de servicios.
Ya estés importando o exportando servicios, muchas de las reglas básicas son iguales que en el
comercio con productos. Pero existen unas diferencias esenciales, desde cómo se
comercializan los servicios hasta los impuestos y reglamentos que se aplican.
Si pretendes exportar servicios, muchas de tus acciones serán iguales que al exportar
productos tangibles. Son imprescindibles una profunda investigación y una comprensión clara
de la cultura local para entrar en un nuevo mercado. Pero también hay importantes
diferencias:
Los servicios internacionales se pueden ofrecer desde tu propio país, por ejemplo,
utilizando Internet, o en el país del cliente, realizando una visita personal. El lugar
desde donde se preste el servicio suele suponer diferencias importantes en aspectos
legales y fiscales.
Cuestiones muy similares se aplican a la importación de servicios. Por ejemplo, sin muestras
físicas, evaluar la calidad del proveedor puede ser difícil. Pueden ser importantes las
recomendaciones y la acreditación profesional.
Las distintas culturas empresariales, entornos legales e incluso idiomas aumentan el riesgo de
confusión al comerciar internacionalmente. Es importante tener un contrato claro.
Con el comercio de productos, la atención se centra sobre todo en las responsabilidades por la
entrega, que normalmente se establecen mediante Incoterms reconocidos. Otras cuestiones,
como la identificación y tipología del producto suministrado, normalmente son muy claras. Sin
embargo en servicios ocurre justo lo contrario. Puede resultar difícil especificar exactamente
qué servicios se van a prestar y en base a qué criterios. Puede resultar de utilidad establecer la
obtención de unos resultados o cumplimiento de unos objetivos. Esta puede ser una parte del
acuerdo estipulado en el contrato.
Existen otros asuntos legales importantes a considerar:
La localización del proveedor y del cliente, afectando a los reglamentos de qué país
deben ser aplicados.
Existen cuatro maneras en las que se pueden ofrecer servicios internacionalmente, según la
localización del proveedor y el cliente.
Movimiento de individuos. Personas que ofrecerán el servicio viajan al país del cliente.
Por ejemplo, un arquitecto puede viajar al extranjero a trabajar en el diseño de un
edificio allí.
Puede que debas adaptar el servicio para encajar con los gustos y exigencias locales y cumplir
con los reglamentos locales. También puede que debas cambiar la forma de comportarte para
adaptarte a la cultura empresarial local.
Ventas y distribución
Sin un producto físico, puede que sea difícil que el cliente vea lo que estás ofreciendo o
comprobar que cumpla con sus necesidades. Piensa detenidamente en qué hace que el
servicio que ofreces sea creíble y adapta tu oferta en consecuencia. Las cualificaciones
profesionales, una carrera convincente y la experiencia en proyectos similares pueden ser
argumentos fuertes de venta.
Las relaciones personales cobran aún si cabe mayor importancia, luego debes estar preparado
para realizar visitas comerciales, quizás varias veces. Conseguir contratos de servicios puede
llevar bastante más tiempo que cuando vendemos un producto físico.
Según tus circunstancias, puede haber otras formas de aumentar las ventas y tu
posicionamiento en el mercado destino. Por ejemplo, puedes unirte a entidades profesionales
locales, o buscar oportunidades de relaciones públicas como hablar en conferencias. Para
algunas empresas constituir una relación con un socio local puede ser muy efectivo.
A diferencia de los productos, los servicios no tienen que pasar aduanas, pero hay reglamentos
que afectan a las importaciones y exportaciones de servicios:
Por norma general las exportaciones de servicios están exentas de IVA, es decir no se
repercute el IVA.
Si ofreces un servicio en un país extranjero, deberás cumplir los reglamentos locales. Por
ejemplo, puede ser ilegal ofrecer asesoría legal o financiera a menos que tengas ciertas
cualificaciones personales.
Antes de vender tu servicio en el extranjero, puede ser conveniente tomar medidas para
proteger tu propiedad industrial allí.
Viajes al extranjero
Tanto si los empleados como los profesionales autónomos viajan al extranjero para trabajar,
pueden necesitar un visado y permiso de trabajo. Mientras están en el país, estarán sujetos a
las leyes e impuestos locales. Para más información, contacta con la embajada del país
correspondiente.
Presencia en el extranjero
Es más probable que tu negocio esté sujeto a reglamentos locales si tienes una presencia
permanente, como una oficina representativa.
Los reglamentos locales sobre el empleo se aplicarán para todos los empleados que tengas en
el extranjero. Los reglamentos y tasas en el extranjero pueden ser un área muy compleja. Es
conveniente que te asesores previamente con profesionales locales antes de comprometerte.
La propiedad industrial puede ser una parte importante de lo que tienes que ofrecer,
ayudándote a superar la competencia. Para muchos servicios son cruciales una buena
reputación y un nombre comercial fuerte para ganar nuevos clientes.
Para que tus marcas, diseños industriales y/o patentes estén protegidas no son suficientes los
registros nacionales, deberás registrarlos también internacionalmente
Licencias
Puedes ser capaz de explotar tu propiedad industrial en el extranjero incluso aunque tengas
tiempo y recursos limitados. Por ejemplo, puedes dar licencia sobre tu marca y know-how a un
socio en el extranjero. En lugar de vender tus propios servicios, recibes una tasa por permitir a
tu socio ofrecer servicios utilizando tu marca.
Este sistema requiere de un contrato que recoja escrupulosamente todos los términos que
regulan la relación comercial entre las partes.
Antes de comprar u ofrecer servicios, deberás garantizar un acuerdo claro sobre las
condiciones de pago.
Si ofreces servicios en el extranjero, el riesgo de impago puede ser alto. No te puedes proteger
con ciertos métodos de pago que se utilizan para reducir los riesgos al exportar productos.
También puede ser difícil probar que has ofrecido el servicio, y puede ser caro o imposible
recuperar deudas impagadas a través de juzgados locales.
Como mínimo debes comprobar la solvencia de tus clientes, puede ser conveniente contratar
un seguro que te proteja del riesgo de impago. Otra opción es exigir el pago por adelantado a
aquellos clientes considerados de mayor riesgo. Si la prestación del servicio se va a prolongar
en el tiempo, es preferible establecer el pago en varias fases a medida que el servicio se vaya
ejecutando.