Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
FRANCISCO DE QUEVEDO
1. DATOS BIOGRÁFICOS
Nace en 1580, el mismo año que Portugal se unifica a la Corona Española con Felipe II,
año de la publicación de las Anotaciones de Herrera a Garcilaso y cuando Cervantes es
rescatado de su cautiverio. Empieza a estudiar en la Compañía de Jesús a los 11 años. Se
gradúa de bachiller en 1599, con diecinueve años, cuando se publica la primera parte de El
Guzmán de Alfarache y nace Velázquez. Al año siguiente se licencia en cortes y empieza a
escribir: la Gramática de 1600. En 1601 la Corte se traslada a Valladolid, y se muda con
ella, comenzando la enemistad con Góngora.
Quevedo va publicando poemas, escribiendo los Sueños y en 1613 está en Sicilia, como
criado del duque de Osuna, un privado importante de Felipe II. Vuelve a viajar a Nápoles y
poco después recibe el hábito de Santiago, a los treinta y siete años. El duque de Osuna cae
en desgracia, lo que le crea conflictos. En 1620, con cuarenta años, es desterrado de la
corte. Tuvo tres destierros, que vivió en la torre de Juan Abad, escenario de algunos poemas
muy hermosos. En 1621 es encarcelado y, cuando finalmente lo liberan, es desterrado
nuevamente; esto ocurre en el año del proceso del duque de Osuna. En 1624, la Junta de
Reformación, que velaba por la moralidad, dice que vivió con una tal Ledesma y tuvo un
hijo.
2. EL CONCEPTISMO.
Quevedo es el paladín del Conceptismo, pero su distinción con el Culteranismo está
superada. La diferencia es que, mientras los culteranos se inclinan por la decoración y la
poesía pura, por el placer de versificar y sólo en el fondo aluden a los conceptos del
Barroco, el Conceptismo valora el concepto sobre lo ornamental. El concepto se define
como “iluminación recíproca de dos ideas ingeniosamente ligadas y comparadas entre sí”
Este recurso de contraponer ideas se realiza mediante recursos formales como la antítesis o
las contraposiciones verbales y conceptuales.
3. LA POESÍA DE QUEVEDO.
Dámaso Alonso analiza el pensamiento estoico de Quevedo, exponiendo que es seguidor de
los filósofos estoicos latinos, básicamente Séneca, con una visión pesimista de la vida que
propugna inhibirse y vivir una vida al margen de la sociedad. Llega a introducir ideas de
éste, como el “vivir desviviéndose”. Enlaza con una actitud ética ante la vida, algo que
choca aparentemente con su cristianismo.
Otro aspecto es la espiritualización del amor, que se relaciona con la poesía trovadoresca y
cortés, aunque con nuevas formas de expresión, así como con el Platonismo y el
Neoplatonismo. Considera que tiene dos líneas de inspiración clásica: la de Séneca o
Marcial y la visión satírica de Epicuro, Juvenal o Persio.
Quevedo escribe 500 sonetos, entre los dieciocho y los sesenta y cinco años. 156 amorosos,
121 satíricos, 94 morales, 68 de circunstancias y 25 metafísicos. Antes de Quevedo, el
soneto era exclusivamente amoroso. Tanto el satírico como el metafísico son novedades del
siglo XVII. Poco después, ya se decía que la materia del soneto no tiene límite, en 1625.
El tratamiento formal del soneto es el clásico, junto a los cuartetos y tercetos, suele tener un
corte después del segundo cuarteto. En buena parte, Quevedo lo hace así, pero en otra
buena parte lo coloca en otro lugar, en el segundo terceto o incluso yuxtapone los cuatro
elementos del soneto, tras cada estrofa, o bien hace sonetos continuados. Lo más peculiar es
cuando deja el último verso colgado, convirtiéndose en una especie de máxima que puede
extraerse y funcionar de manera independiente.
Con respecto a las rimas de los tercetos, nos encontramos que frente a la rima alterna CDC
DCD, la más habitual, utiliza también otras formas de rima, la más repetida, CDE CDE.
Otra novedad es la manipulación libérrima de las rimas, haciendo juegos humorísticos,
hasta el punto de romper en ocasiones las rimas consonantes: ox, ax, ex, ix.
-Otro tema es la muerte, la cual se aprecia en Conoce la diligencia con que se acerca la
muerte. No es tanto la muerte horrible barroca como la tranquila del Renacimiento y el
Cristianismo, aunque el comienzo es violento. Monta el soneto sobre bimembraciones,
antítesis y juegos de contrarios.
-Otro tema es el beatus ille. Hay un soneto, versión modernizada del tópico: Dichoso tu
que alegre en tu cabaña… El soneto Desde la torre fue escrito antes de su última prisión.
Habla de un retiro forzado y gozoso, en el que los libros comunican con la sabiduría de los
difuntos y detienen el paso del tiempo.
En otros formatos aparece el tema de lo efímero, como en poemas dedicados a flores: Hay
una letrilla relacionada con la imaginería de Góngora: flor que cantas, flor que vuelas…
dedicada a un pájaro, pero con la imaginería de la flor. Otro está dedicado a un ramo
despojado, que recuerda al olmo seco de Machado. Hay otro sobre una fuente que plantea
dicotomía de helada en invierno y fluyente en verano, con el tema detrás del fluir del
tiempo. Tiene una silva dedicada a un pincel, montada sobre vocativos anafóricos.
Buena parte de las imágenes proceden del amor cortés y de la poesía provenzal a través del
tiempo. Quevedo sirve de inflexión entre esa poesía tradicional y la otra moderna. La
descripción de la amada es aparentemente tópica, así como el tópico del amor desgraciado,
los recursos, etc., pero está violentamente remozado.
Quizá, el punto de partida más inmediato es Petrarca. La amada de Quevedo es Lisi. Los
poetas renacentistas y barrocos daban nombre a la amada con nombres poéticos. Ella era
doña Luisa de la Cerda, y le escribió poemas durante veinte años. Pero teniendo en cuenta
que esta poesía es un juego, también dedica poemas a otras damas: Amarilis, Aminta, Doris,
Filis, Flora, etc. Escribió a Lisi 65 sonetos, más un madrigal y 4 idilios. Tomó como modelo
el amor de Petrarca y Laura. El petrarquismo es el elemento fundamental de la poesía
amorosa de Quevedo. Es difícil precisar el tiempo que duró su adscripción al mismo, pero a
lo largo de su producción aparecen bastantes juegos petrarquistas. También llega a su
poesía el neoplatonismo, lo que favorecería la opinión de que es fingido, y se añade si
también es un amor humano, contrario al neoplatonismo. Realmente presenta estos dos
elementos: el amor idealizado y la presencia física de la amada. Bien es verdad que en el
amor trovadoresco había tres niveles, uno de ellos sensual, que contaba con la corporeidad
de la amada, y otro ferino, la pasión desatada. Hay elementos de modernidad:
coloquialismos, juegos de imágenes nuevas, exageración de la identificación amor-muerte,
etc.
Aún dentro de la temática amorosa, tenemos temas que se derivan hacia el humor. En estos
sonetos, además, podemos intuir alguna crítica, pues burla lo idealizado en el
Renacimiento: A una dama bizca y hermosa o Amante agradecido a las lisonjas mentirosas
de un sueño, son pseudo-humorísticos y amorosos. Aparece el tema del engaño, el sueño, la
vida y la muerte. Hay un progreso, el soneto, que empieza como burla, acaba en apariencia
metafísica. Todo se produce a base de dar nuevas lecturas a lo ya manido por la tradición.
Continúa utilizando el soneto, pero aparecen otras formas, como el romance o la letrilla.
Dámaso Alonso decía que es un poeta indivisible, porque lo que antes era pesimismo y
desilusión se convierte en sarcasmo.
Se dice que el Barroco tiene dos formas de tratar la realidad: elevándola para convertir el
mundo en supermundo, como Góngora, o lo que hace Quevedo: convertir la realidad en
inframundo. Su literatura es pre-esperpéntica, pues deshumaniza a los seres humanos.
Recursos: Caricatura, hipérbole, desproporción de elementos y degradación de lo
mitológico, lo épico, lo caballeresco, la literatura, etc.
Temas: Tipos humanos específicos como médicos, cornudos, dueñas, mujeres, boticarios,
dinero, modas, etc. Es muy repetido el de los defectos físicos.
Ejemplos:
138: A un hombre de gran nariz. Usa como recurso la anáfora y una serie de comparaciones
y metáforas hiperbólicas y desrealizadoras, básicamente cosificadoras. También, el aplicar
un sufijo a otro elemento que no lo consiente.
142: o el soneto calvo que no quiere encabellarse... a los hombres que se tintan las canas:
Desmiente a un viejo por la barba..., poemas amorosos a una dama defectuosa: Pecosa
ahoyosa y rubia..., a las ropas: soneto Mujer puntiaguda con enaguas.
Sátira de profesiones:
Médico que para un mal que no quita receta muchos, epitafio a una dueña, sátira de los
casados: Hastío de un casado al tercero día; A un hombre casado y pobre, la misoginia. A
las mujeres, a los borrachos, al dinero, tiene una pareja de sonetos dedicados a los
mosquitos, al río Manzanares, etc.
Esto nos lleva a otra literatura esperpéntica, la jácara, de la que Quevedo fue maestro.
Jácara procede de jaque: chulo. Se cantaba y se bailaba, y llegó a los lugares sagrados, por
lo que hubo polémica. La jácara 143, Carta de Escarramán a la Méndez, se monta sobre
dilogías, en forma de carta que el jeque envía a su prostituta preferida antes de morir
ajusticiado.
Estos poemas satirizan la literatura. El norte de esta literatura son los culteranos, a los que
Quevedo crítica. Las burlas de los eruditos enlazan con la base de La dama boba. La sátira
de las cultas latiniparlas es bastante frecuente.
Hay sátiras a los cultos también en otros autores de la época. Esto lleva aparejado el ataque
personal a Góngora. A veces, Quevedo utiliza el tema filosófico-moral con tono
humorístico.
Pronuncia con sus nombres los trastos y miserias de la vida, con rimas en -oca, -oco, -uca,
-eca, rima cacofónica con ambiente de soeces y mundo degradado.
Aparece el tema de las ruinas o el carpe diem, como uno que dedica a una vieja, con rimas
en -ajo, -ujo, -ojo.
Dentro de la línea de degradación de los mitos, los más significativos son una pareja de
sonetos dedicados a Dafne huyendo de Apolo y de Apolo persiguiendo a Dafne, sátiras de
Angélica y Medoro, a Diógenes, a Hero y Leandro, etc.
4. ESTILO
La característica fundamental es que Quevedo rompe el equilibrio del idioma. Tiene unos
prodigiosos recursos de lengua, porque usa lo que le apetece del lenguaje anterior junto a
un lenguaje presente y añadidos de argot, frases hechas, refranes, etc. Reforma el léxico,
rompe, altera, separa, une, compara y deshace palabras, etc.
Es, según Dámaso Alonso, un arte desmesurado, una angustia existencial como la moderna,
madura y muy existencial en su tiempo. Es precursor de escritores posteriores, bien por
imitación o porque se anticipa a su tiempo. Su epígono es Pedro Torres Villarreal, del S.
XVIII. También se percibe su influencia en Cadalso, prerromántico, y en los románticos,
sobre todo en Espronceda o Larra. En el s. XX, en Gómez de la Serna, Valle-Inclán o
Camila José Cela.
5. TEATRO.
No tiene importancia. Han llegado 12 entremeses, 9 en verso y 3 en prosa, que escribió
entre 1616-24, ya en su madurez, con personajes y temas semejantes a los de la poesía
satírica. Además, escribió comedias, pero sólo ha llegado una completa, un panegírico
desvergonzado al conde duque de Olivares: Cómo ha de ser el privado. Han llegado
fragmentos de dos comedias y noticias de otras dos.
6. PROSA
6.1. CLASIFICACIÓN SEGÚN ASTRANA
Obra seria
Obras filosóficas como De los remedios de cualquier fortuna (1633). El título es una
traducción de una obra de Petrarca: De remediis ustriusque fortunae.
Obras acéticas entre las que destaca La cuna y la sepultura con la ideología vista en su
poesía, y la constancia y pervivencia del santo Job.
Obra festiva:
Quevedo la empieza a escribir pronto, y lo hará durante toda su vida. Antes del S. XVII
encontramos Orígenes y definiciones de la necedad, e Hija del confiado de sí mismo y de la
porfia. Pero lo más difundido y conocido son las “prématicas”, escritas hacia principios de
siglo. Son dispositivos en los que nos encontramos cómo se vivía en la época, y se
muestran las ridiculizaciones que había.
Las Cartas del caballero de la Tenaza hacen referencia a los que no sueltan el dinero. El
texto más interesante, de 1627, es el Libro de todas las cosas y otras muchas más, en el que
Quevedo satiriza sobre todo a la moda de creer en recetas milagrosas, que se consiguen con
poco esfuerzo y sin trabajo. Está dividido en tratados con instrucciones. Hay un tratado de
adivinación, de saber todas las ciencias en un día, cómo ser médico, etc.
6.2.1. Ediciones.
Es una obra con bastantes problemas de edición. Han llegado tres ediciones importantes. La
primera vez que se publica es en 1627 en Barcelona: “Suelos y discursos de verdades
descubridoras de abusos, vicios y engaños en todos los oficios y estados del mundo”. Es la
edición Princeps.
Ese mismo años hay una edición en Zaragoza: “Desvelos Soñolientos y verdades soñadas”,
que cambia el título y algunas cosas del contenido. Al parecer, los cambios del texto los
hizo un editor sin consultar con Quevedo. Desaparecen los Sueños: “El alguacil
endemoniado y El mundo por dentro”, y los otros cambian de lugar. Además, se hacen
“mejoras estilísticas”, y se suprimen determinados personajes que parecían atrevidos.
Una tercera edición posterior sí está autorizada por Quevedo: “Juguetes de la niñez y
travesuras del ingenio, de 1631”, en Madrid. Es un texto obligado, porque la Inquisición
prohibió “Los Sueños”, y se hicieron modificaciones muy importantes, como el cambio de
los títulos:
Otras modificaciones son sustituciones más de letra que de espíritu. Por ejemplo, los
personajes que tienen que ver con la religión cambian de nombre, pero no de función: Dios-
Júpiter, demonios-verdugos, ángeles-predicadores, etc. En ocasiones se suprimen palabras,
con lo que algunas oraciones se truncan, o se añaden o se suprimen determinados
personajes para suavizar la acción.
6.2.2. Fuentes.
No hay una fuente directa, pero si hay muchas obras que están detrás de su espíritu. Por un
lado, la poesía didáctica de visiones, donde una personaje tiene una serie de visiones, como
el Laberinto de afortunado de Juan de Mena. También el lenguaje sermonario, y la sátira de
oficios, que existe desde Esopo. Esta mezcla de elementos medievales y recurso
humanísticos sienta la base de la obra.
Con respecto a obras concretas, los viajes al Hades de la literatura clásica: Homero,
Virgilio, Luciano de Samosata, que describe textos en forma de diálogo, las Danzas de la
Muerte, la Divina Comedia de Dante y obras del S. XVI como El Crotalón de Cristóbal de
Villalón, el Diálogo de Mercurio y Carón de Alfonso de Valdés. Incluso, Guillermo de
Torres habla de pintores pre y post-quevedescos: El Bosco, Valdés Leal, Goya o Solana.
También se han comparado con Cervantes para mostrar las diferencias. Mientras que
Cervantes satiriza la sociedad, pero tiene una visión positiva, Quevedo opta por el nihilismo
total.
6.2.3. Motivaciones y temas.
6.2.4. Contenido.
Sueño 1: Sueño Del Juicio Final. El prólogo va dirigido “al ilustre deseoso lector”, y en él
declara que lo ha publicado con su dinero. Se ha considerado a este sueño como preludio de
lo que va a ser la obra total. La estructura es lineal y tiene un encabezamiento que plantea el
tema del sueño. Los resucitados huyen de las partes de su cuerpo que los van a acusar.
Luego aparecen las mujeres. El pasaje del juicio final se relaciona con un texto de Luciano:
“Menipo”, que viaja al infierno a preguntar por qué los dioses transgreden las leyes. Allí
encontrará el tribunal de Minos, donde también aparecen distintas clases de sociales.
Sueño 4: El mundo por dentro. Al igual que tiene un título anómalo, también es anómalo
por su planteamiento. Dedica el texto al lector “como Dios me lo depare…”, y es un sueño
con cuentos. Hasta ese momento, viajaba solo, pero ahora se encuentra con un anciano, el
Desengaño. Empieza a ver una serie de casos distintos en estos cinco personajes: un viudo,
una viuda, un alguacil, un rico falso y una mujer vanidosa. El Desengaño decide
demostrarle que no son lo que parecen. Es quizá el texto más imitado de la obra, y tiene el
pretexto de la peregrinación por una ciudad.
Guillermo de Torres pensó que era un libro juvenil anterior a la fecha que se publica. Hay
críticos que emiten opiniones para todos los gustos: hay quien dice que no puede ser tan
juvenil, por ejemplo Angel Valbuena decía que es posterior al Guzmán de Alfarache. Molho
señala que tuvo dos redacciones: una más juvenil y otra posterior a 1614, y entre esas dos
fechas habría un manuscrito de la obra. Esto explicaría que además de la versión de 1626
había manuscritos.
Otra cuestión es la genérica, ya que críticos dicen que no es una novela. Según Guillermo
de Torres es una relación aditiva que va sumando episodios, pero con cierta continuidad;
hay también quien niega su condición de novela picaresca, porque no se ajusta a las
características del Guzmán de Alfarache.
6.3.2 Temas.
Los temas del Buscón son el desengaño mostrado en una estructura de extensión y
distensión. El hambre (relacionado con la literatura carnavalesca, de pasar hambre e
hincharse a comer). El pícaro criado por muchos amos, aunque aquí no se da bien, porque
Pablo tiene solo un amo, pero lo que sustituye a los amos es la forma en la que conoce a
mucha gente.
Otra cuestión son las fuentes literarias, entre las que podemos citar La Celestina, apreciable
en la madre de Pablo que es una bruja; también tiene la misma estructura que el Lazarillo:
escudero-caballero. Pablo y Guzmán estudian en Alcalá y sufren las mismas novatadas, por
lo que se asimila al Guzmán de Alfarache.
6.3.4. Personajes
Los personajes manifiestan poco sus sentimientos. Pablo siempre está en primer plano. El
Buscón destaca por la aparición de los antihéroes, pero es un antihéroe que progresa. En
esta obra se da la presencia del “anti-anti héroe”, que es el que arruina los proyectos de
Pablo (antihéroe) (don Alonso Coronel, padre de Pablo).
Individuos: Pablo, domine Cabra, verdugo (tío de Pablo), don Diego Coronel, Alonso
Coronel. Pablo es el más importante, ya que es el protagonista o testigo de lo que ocurre,
además es crítico.
Tipo (representan clase social, trabajo): arbitrista, maestro de esgrima. Los personajes tipo
aparecen y desaparecen. Hacen chistes. Pablo se encuentra con x, y ese x lo deja hablar. Los
arbitristas hacen un papel muy cómico.
Grupo: estudiantes en Alcalá, caballeros. Los personajes grupo actúan contra Pablo en la
escuela, universidad, Madrid… en general son gente agresiva.
6.3.5. Estilo