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10 En cada uno de los puntos para cuidar la relación, escribir el cómo llevarlo a
cabo de una manera efectiva.
No dar importancia a las propias posturas. Evitando imponer nuestras
propias creencias sobre la otra persona.
No provocar fricciones. Mediando los de manera objetiva y racional los
conflictos que podrían surgir entre el doliente y las otras personas.
Tratar de mantener el equilibrio. No dejando que nuestras emociones
influyan en el proceso de intervención y resten objetividad.
Cada caso es diferente. Aunque todos pasamos por las mismas etapas de
duelo, es importante no perder de vista que cada persona vive su proceso
de manera diferente.
Carencias afectivas de ambos pueden engancharse. Evitando la
transferencia y contratransferencia de sentimientos hacia el otro.
Estar frente a alguien “desvalido”. Brindando apoyo para atender las
necesidades inmediatas de la persona para brindarle la oportunidad de
recuperar el bienestar.
Ambos, temor a lo desconocido, al futuro y a la muerte. Acoplarse a las
creencias de la persona y tratar de guiarle para encontrar aquello que le
haga sentir paz y tranquilidad sin imponer las creencias propias.
Impotencia, frustración, coraje, inseguridad, sentimientos compartidos.
Guiando a la persona para que comprenda mejor sus emociones y pueda
gestionarlas de manera adecuada
No perder la postura ni estado del acompañado. Evitando perder el objetivo
planteado para el proceso.
El día “hola” es el día del adiós. Intentando que la persona comprenda que
la vida y la muerte son parte del ciclo natural y que toda etapa trae consigo
un aprendizaje emocional.
La calidad de vida es de ambos. Mediar los cuidados que se brindan tanto a
la persona que está pasando por un proceso de duelo como los cuidados
de acompañante.
Optimizar el tiempo. Tratando de que la persona se reintegre en la medida
de lo posible a sus actividades cotidianas.
Ubicar muy bien nuestros deseos. Teniendo claras nuestras emociones
respecto a cómo nos sentimos durante el proceso de acompañamiento y
ante nuestra labor como profesionales de la salud mental.
Antes de preocuparse hay que ocuparse. Intentando que la persona se
enfoque en la búsqueda de soluciones a los problemas más que en el
conflicto emocional que estos le generan.
Remarcar las semejanzas. Intentando encontrar afinidad con la otra
persona, para facilitar el proceso.
Tolerar la incertidumbre. Orientar a la persona para que comprenda que hay
situaciones/acontecimientos sobre los que no podemos influir, pero, a pesar
de ello tenemos que adaptarnos.
Una mañana, dos monjes uno joven y otro viejo, se dirigían hacia el monasterio.
En la orilla de un arroyo observaron que había una mujer joven y bonita que
llevaba puesto un kimono precioso, por lo que no podía cruzar la corriente.
Sin dudar, el monje viejo tomó a la joven en sus brazos la cruzó al otro lado y
continúo su camino.
-¿Cómo es posible que hayas cometido tan grave falta? ¿Acaso no recuerdas que
nos está prohibido tocar a las mujeres y más si son bonitas?
Importante: Entre las personas suelen presentarse, como en el caso de los dos
monjes, que se lleve como una gran carga las faltas y errores de otros, situación
que a nadie le sirve. Al igual que el monje viejo, uno puede caminar ligero, sin
cargas y menos si son ajenas, cuando se trae algo sobre las espaladas el peso es
enorme, porque eso impide disfrutar y caminar con ligereza.