Algo hermoso mastica la hierba entronizando tu canto
Tu arco puede ser una lira en el desierto Tu alma una nación donde se levantan los valientes Un rugido a lo ancho y largo del mundo El aleteo de las aves sobres las costas mediterráneas Para que en tu andar no se desdichen las palabras Y encuentren su camino de retorno los sueños Para que la arena en el horizonte te revele sus secretos Se convierta en la marea que sostiene tu barco Siempre en mi memoria serás un guerrero que admiro Véspero, centinela, brilla junto a la celeste bóveda estrellada En lo hondo de mi alma arraigaste tu cariño El rencor te es superfluo en las sendas del cielo que recorres Anunciaste con invisibles lagrimas las conchas, las hojas y las piedras De mi corazón que navegaba en la noche sin rumbo Incluso cuando cruce los mares de la inmortalidad Y en mi pecho creció la azulada muerte Me entregaste tu calidez para que me anclara a la esperanza Véspero bajo el arco de tu fuego de oro Ahora tengo un nombre fresco cual si en el mar hubiera crecido Y soy el día en cuyo interior ha comenzado el intimo olvido de las lagrimas Me mostraste en los espacios de tus ojos terrenales fragmentos de felicidad Y en las gaviotas de tus sueños, el archipiélago y la proa de la espuma Escucho tu canto que llega hasta mi nostalgia Gracias guerrero por proteger mi alegría.