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Algunos lugares son

diferentes.
Caso: “zapatours” en
Chiapas.
Antropología de turismo

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Ensayo final CIESAS SURESTE
Natasha Tsagarakou
Profesora asesora: Dra Xóchitl Leyva Solano
01/03/2007

introducción

La idea inicial que llevó a la elaboración de este trabajo era estudiar


sobre el turismo a partir de la oportunidad de un viaje a México, con
fines de escribir algo sobre el “zapaturismo”, sobre la gente que viaja a
México para ir a las comunidades zapatistas de Chiapas. Eso empezó de
un interés personal en torno al movimiento zapatista que lleva bastantes
años, como también de mucha problemática sobre la influencia que
puede tener la solidaridad internacional respecto a movimientos sociales
en todo el mundo luchando contra la hegemonía del sistema capitalista
neo-liberal. Pero eso era una problemática política, no antropológica.
Después de un año de estudiar antropología, la redefinición de estos
conceptos resultó necesaria y después de un año de vivir en Chiapas,
resulta que la redefinición afectó más que unos aspectos de la
personalidad de uno.

Algunos lugares son diferentes; eso es muy cierto. Y me contenta mucho


que hay más gente que piensa lo mismo y por eso viaja a esos lugares.
La comunidad co-viajera como se dice, una comunidad que perteneces y
te gusta pero que también no te gusta pertenecer porque quieres ser o
hacer algo diferente. Es muy difícil escapar de esta visión de ti mismo,
es una cosa más complicada que tiene que ver con sistemas socio-

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culturales, nociones de valores, factores psicológicos, pero está bien
porque el viaje te la cambia sin preguntarte.

El “caso: zapatours” es lo que dice el titulo; un caso. Un caso de viaje


dentro de toda una realidad o una fantasía -quien sabe al final- que uno
puede vivir en sus exploraciones. La perspectiva de un mundo en
rebeldía es fascinante, quien lo puede negar, y la oportunidad de vivir
esa experiencia muy importante. Sólo que la vas a vivir con otros, eso es
inevitable. Pero el sueño es que un día la vas a vivir con todo el mundo,
así que vale la pena.

Escribiendo este texto intenté darle una forma que demuestre el proceso
en el cual entré, estuve y estoy saliendo después de estos meses. Llegar
a San Cristóbal, adaptarse al ambiente, ser turista al principio por lo
menos; y de ahí conocer al zapatismo y entrar en el mundo de las
comunidades autónomas; en paralelo, viajar a México y viajar a Chiapas;
y, bueno, el final-cliché, los pensamientos que uno puede dedicarse
cuando termina su viaje y llega la hora del regreso.

agradecimientos

Este proyecto se realizó gracias a una beca de la Secretaría de


Relaciones Exteriores otorgada por el Gobierno de México. No puedo no
agradecer mi asesora Xóchitl Leyva Solano por su preciosa ayuda y
apoyo durante este año de trabajo que era lleno de sorpresas (!);
también decir gracias a todos los amigos y compañeros en San Cristóbal
por conocerles y compartir momentos importantes; agradecer los 2
compañeros que me llevaron al mundo zapatista; los amigos de Grecia y
la familia por todo el apoyo; y, por último, decir gracias a la suerte por el
viaje a México.

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viaje a México-destinación Chiapas

“San Cristóbal de las Casas is a delight...


A favorite travelers’s haunt for decades… It’s easy to see why
San Cristóbal is many people’s favourite Mexican town…”
(Lonely Planet, 2004: 773, 792)

San Cristóbal es chiquito y bonito, a veces muy chiquito pero siempre


bonito, llueve mucho y según dicen “está fresco”. Muchos indígenas y
muchos turistas forman un contraste increíble. Al principio uno no se da
tanto cuenta, simplemente esta circulando, uno más entre todos, pero
poco a poco si empieza a observar puede ver a su alrededor mujeres con
ropa bordada, faldas de lana, zapatos plásticos o descalzas, cabello en
trenzas con cintas de colores cargando niños en chales amarrados en la
espalda. Y hombres igual, con vestidos tradicionales, sombreros y

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bolsas, circulando en la ciudad y muchas veces formando filas en los
bancos de la plaza de San Cristóbal. Un paseo al mercado es suficiente
para consolidar esta imagen. Los indígenas tzotziles de Chamula y
Zinacantan, los pueblos vecinos a San Cristóbal, están presentes en la
vida de la ciudad y también en sus postales. ¿Cómo alguien puede no
ver eso y no impresionarse? No tiene nada que ver con la imagen previa
de tu vida cotidiana.

Por el otro lado, es una pequeña ciudad de 120.000 habitantes que si


alguien piensa donde está, 13 horas de DF y 5 de Palenque que es
diríamos el sitio arqueológico cercano más grande y famoso, tiene
muchísimo turismo. A parte de la temporada alta que básicamente es
durante las fiestas de navidad y la semana santa, cuando la mayoría de
los mexicanos anda en vacaciones y hay bastante turismo local, todos
los demás meses también, gente extranjera pasa por la ciudad: turistas,
otro más otro menos, ex-turistas que se quedaron a vivir allí, y gente
que vino para trabajar o estudiar. Y dentro de ellos estás tú también.

Así que yo, puedo decir que lo que hice era dejar las cosas pasar solas
sin intervenir a su camino. Salió muy natural: llegar a un lugar y dejarse
a su ritmo. Ver ¿donde ira, qué me dice, me dice algo?

Lo que me dijo era que en un ambiente tan turístico el contacto humano


es totalmente diferente. Cada día la ciudad puede amanecer diferente.
Hay una sensación de temporalidad muy intensa que traspasa todo.
Negocios abren y cierran con velocidad tremenda, casas, departamentos
y cuartos amueblados o no, en renta por meses, días o semanas,
posadas y hoteles con gente entrando y saliendo llenan el centro,
agencias de turismo que venden tours por todos lados, internet cafés y
más que todo gente que viene, gente que se queda y gente que se va. Y
eso pasa todo el tiempo.

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La verdad es que los que se quedan son muchos. Los que vienen son
más, pero eso lo vamos a dejar por el momento. Son muchos y cada uno
tiene su propia relación con el tiempo y el espacio. No pienso que esto
tiene que ver tanto con el espacio temporal que uno se dedica a un
lugar como con la sensación de permanencia – en contraste con la
temporalidad que mencionamos arriba - que el lugar te provoca. Esta
sensación de permanencia a veces coincide emocionalmente con la
primera impresión. Muchas personas dirían que a su llegada al lugar
este se les dice algo, otros pueden hablar de su energía, o lo que
simplemente pasa muchas veces, que un lugar te queda bien desde el
principio. En San Cristóbal, un fenómeno que creo se debe al carácter
turístico de la ciudad es que la gente se siente atada con el lugar, les
está provocando esta sensación de permanencia, a través de relaciones
básicamente temporales. Eso no significa que no hay gente que llegó y
ahora vive permanente en la ciudad, sino todo lo contrario: esta es la
imagen que encuentras primero y que descubres en el camino. Parte de
lo que aquí estamos tratando de hacer es simplemente tomar el asunto
desde un principio y ver toda la ruta: como, en otras palabras, alguien
llega a un lugar como turista, extranjero, independientemente de país-
un mexicano podría ser también “extranjero” fuera de su hogar-, y qué
le hace quedar a vivir un tiempo. Y de allá, cómo con su presencia uno
forma o contribuye a crear la imagen de este lugar, la cual es la razón
que llega gente como tú todo el tiempo y así se conserva este círculo de
movida humana alrededor de ciudades como San Cristóbal.

relaciones humanas

Capitulo difícil. No lo vamos a resolver, eso es seguro. El otro seguro es


que compone el alimento de esta ciencia y no se puede ignorar. Me
mencioné más arriba a esta observación oxímora de que en San

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Cristóbal uno adquiere la sensación de permanencia en la ciudad a
través de relaciones temporales. ¿Qué signifique eso? ¿Cómo se traduce
en datos de vida diaria?

Podamos empezar con una multitud de personas que han venido y viven
en la ciudad por un tiempo. Toda esta gente contribuye con su presencia
a la vida de la ciudad, compone su carácter multicultural y vive de y
dentro de eso. Uno camina en la calle y ve anuncios de todo tipo de
clases y cursos, desde yoga y terapias alternativas hasta salsa, danza
africana, capoeira, pintura, música, fotografía, ingles, español, tzotzil,
tzeltal, cacao, bonsái y generalmente todo lo que uno puede imaginar...
Si pensamos que San Cristóbal es un lugar chiquito, podemos imaginar
que mucha gente se conoce a través de estas actividades, muchas de
las cuales los que las ofrecen o los que las siguen no son de la ciudad
pero han venido y viven allá. También, muchas de estas actividades
tienen carácter temporal, algunas tienen forma de seminarios y duran
unos días, otras unos meses y otras se realizan a temporadas, depende
de la demanda. Igualmente estas actividades pueden parar en cualquier
momento. En general la gente se cambia y junto con ella cambia la
ciudad también. Lo que sigue teniendo una validez firme y de lo que
parece creciente es el turismo. Siempre hay gente.

Un segundo característico que presenta esta situación es la velocidad


con la cual cambian los dados. ¿El tiempo pasa rápido o a mí me parece?
La pregunta típica, esta vez tiene respuesta: el hombre crea su tiempo.
La velocidad del cambio en la vida de San Cristóbal se conforme al
movimiento de la gente que entra y sale en su realidad. Hace 10 años la
ciudad era muy diferente, no había casi nada y eso es algo que afirman
tanto coletos como extranjeros que habían llegado o que habían venido
de viaje y que conocen San Cristóbal desde entonces. Ahora, en 2006, la
chiquita ciudad de los Altos se esta transformada y continuamente

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transformando en un centro en el mundo de Chiapas, una dinámica que
se extiende consecuentemente a los demás mundos del planeta. Por eso
constituye fuente de atracción para gente del todo el mundo que quizás
vienen para ver porqué han venido los demás o quizás para ellos San
Cristóbal pueda servir como nueva base en su vida.

En este proceso hay algo interesante para mí que son los mecanismos
que se meten en función una vez creado el campo magnético entre viaje
y destino. En otras palabras, qué forma ¿el porqué venir? En mi caso,
como me imagino en el caso de otros, la existencia del movimiento
zapatista era un factor muy importante en la decisión de venir a estudiar
antropología en México. En casos de otros los intereses se varían entre
los indígenas de Chiapas, la selva, los sitios arqueológicos, la cercanía
con Guatemala y la posibilidad de viajar a Centroamérica, la artesanía y
las artes tradicionales, el mero turismo consumidor o el destino.
Cualquiera que sea la razón, significa que el mecanismo funcionó
exitosamente y tú como yo, llegaste hasta acá.

Tengo la impresión que en todo el planeta existen ciudades y países


enteros que presentan característicos similares, que son de una forma
más abiertos a la diferencialidad quizás por una mayor capacidad de
adaptación de su sociedad, por el clima o la naturaleza, por mil razones.
En ese aspecto parece muy lógico que la gente viajando presenta
elementos comunes y a la vez tiene mismas destinaciones. No puedo
imaginar que sea tan casual que muchos de los viajeros de México han
ido a India, Barcelona, Israel, Ámsterdam o África, han pasado por San
Francisco, Brazil, Marruecos, a lo mejor de Grecia o Istanbul. Muchos
coinciden temporalmente a sus viajes, otros se hicieron amigos y otros
puede ser que se encuentren al azar en otro viaje, puede ser que no, lo
que sí es cierto, es que si estuvieron en el mismo lugar se encontrarían
por algún lado.

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Lo que quiero decir con todo eso es que llegué a quedarme a una ciudad
chiquita en el sureste de México justo porque me la habían mencionado
personas muchas y varias que viajan por el mundo y porque consideré
que mi “diferencialidad” era suficiente para que una tal ciudad me cabe
a mi también. Y creo que hay muchos como yo.

turistas

La variedad cultural que puede significar el término “turista” o más bien


el fenómeno de turismo se refleja en mil formas;

un turista es una persona temporalmente ociosa que


voluntariamente visita a un lugar lejos de su país con el
propósito de tener la experiencia de un cambio. (Smith, 1989:
1 mi traducción)

Esa podría ser una por ejemplo. Hay también otra, menos romántica
pero igualmente interesante:

(...) viajar, sí, hay que viajar, habría que viajar, pero sobre
todo no hacer turismo. Esas agencias que cuadriculan la
tierra, que la dividen en recorridos, estadías, en clubes
cuidadosamente preservados de toda proximidad social
abusiva, que han hecho de la naturaleza un “producto”, así
como otros quisieran hacer un producto de la literatura y del
arte, son las primeras responsables de la ficcionalización del
mundo, de su desrealización aparente; en realidad, son las
responsables de convertir a unos en espectadores y a otros
en espectáculo. Quienes se equivocan de papel, como es
sabido, se ven prontamente estigmatizados y si es posible se

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los envía de vuelta en charters a sus lugares de origen. (Augé,
(1977) 1998: 16)

Es un proceso social que forma parte de nuestra realidad, que afecta en


muchos niveles tanto a los visitantes como a los anfitriones y que tiene
el poder de provocar cambios en ambos. Hay una economía entera
constantemente en desarrollo que se basa en turismo, y es esta variable
económica que normalmente constituye el enfoque de las pláticas sobre
el turismo y sus impactos políticos, sociales y culturales (Jiménez, 2005).
Si intentamos mirar al planeta desde arriba, no es difícil destacar las
zonas hoteleras germinando en las costas de todo el planeta, el montón
de agencias de viaje que existen en cada país u observar el número de
autobuses turísticos que están circulando diario por las carreteras del
mundo; si no podemos hacer eso, tenemos la oportunidad de ver los
documentales que hicieron otros que miraron al planeta desde arriba y
pensar qué pasa en el mundo.1

Vivimos en una época que pone la historia en escena, que


hace de ella un espectáculo y, en ese sentido, desrealiza la
realidad, ya se trate de la guerra del Golfo, de los castillos del
Loira o de las cataratas de Niágara. Esa distancia para crear el
espectáculo nunca es tan notable como en los anuncios
publicitarios de turismo, los cuales proponen “tours”, una
serie de visiones “instantáneas” que nunca tendrán más
realidad que cuando, al regresar del viaje, las “volvemos a
ver” a través de las diapositivas cuya vista y exégesis
impondremos a unos circunstantes resignados. (Augé, idem:
31)

1
Indicativamente Lucky People Center Internacional, Barraka, The Qatsi Trilogy

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El desarrollo turístico y sus consecuencias sociales dentro de los cambios
que está provocando en las localidades ha sido relacionado con el
consumismo global, y en extensión, con la manera que este fenómeno
promocionado principalmente del sistema capitalista ha contribuido en
la creación de estereotipos, clientelas y modelos de servicios, todo
dentro una lógica de compra y venta. Jiménez (2005: 14) extiende aún
más este pensamiento y está hablando de vinculación entre los recursos
naturales y los recursos culturales atribuidos a los pueblos. Eso de una
parte puede servir a construir un modelo para diseñar la imagen cultural
de cada región, y a la vez contribuir al acercamiento de las culturas, que
hoy a través de la circulación globalizada de elementos culturales, se
hace motivo para el desarrollo de una actividad turística comercializada.
Lonely Planet (2004: 773) es una vez más un buen ejemplo para ilustrar
este punto de vista:

“... Chiapas has terrific allure and enormous variety. Indeed it


almost seems over-endowed with wonderful scenery: cool, mist-
wrapped mountains and pine-forested peaks, plus extensive
jungle reserves home to bountiful wildlife. But above all, Mexico’s
southernmost state is defined by the culture and customs of the
Maya, both ancient and modern, for the descendents of the
pyramid-builders remain in the region and give Chiapas a
uniquely colourful indigenous identity.”

Las declaraciones del director de Desarrollo Sostenible de la


Organización Mundial de Turismo (OMT), Eugenio Yunis, pueden servir
como otro ejemplo de la relación existente entre turismo y
comercialismo y sus dimensiones políticas.

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“El turismo solidario que surge y administra desde las
comunidades puede servir para combatir la pobreza, pero
sobre todo para afianzar la paz.”

Según los ponentes que participaron en el segundo Foro Internacional de


Turismo Solidario y Comercio Justo:

“Esta industria crece de 6 a 11 por cierto anual, dependiendo


de las regiones y temporadas, y representa la cuarta parte de
las ganancias del transporte.
El objetivo es que las comunidades con atractivos turísticos
se apropien de estos lugares y ofrezcan los atractivos de tal
forma que la derrama económica quede entre los pobladores
y no en manos de los consorcios hoteleros. La ventaja de
lograr instalaciones turísticas comunales es que los propios
pobladores se encargan de la preservación ecológica y
cultural de esas zonas como una condicionante para hacer
atractiva la oferta.”

Eugenio Yunis: “Sin embargo, ya tienen experiencias exitosas


de turismo solidario, como en la zona de la selva en Chiapas,
con centros como las Nubes, Lacanja y las Guacamayas,
entre otros, donde existe una elevada entrada de divisas…
Esta experiencia ha tenido éxito también en países menos
avanzados de África, donde esta actividad es la segunda más
importante en generación de ingresos.”

Y para concluir:

“…En estos lugares las opciones de desarrollo y superación


de la pobreza mediante el turismo solidario han frenado las

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revueltas sociales, que antes eran vistas como única
alternativa para la búsqueda de mejores condiciones de vida.
Es decir: el turismo solidario como lucha contra la pobreza
lleva consigo el afianzamiento de la paz social.”2

Hablando de turismo solidario según los términos de OMT, impone


reflexionar sobre lo que Carillo Salcedo (prólogo en Pureza, 2002: 15)
estima como “reinterpretación funcional de la noción de soberanía” y
qué tiene que ver esta soberanía con la noción de “solidaridad” y más
que todo cuál es el uso a través del turismo que recibe este principio
que a veces llega al borde de explotación, por razones justamente
comerciales por supuesto. Sería interesante indagar esta facilidad con la
cual actores compartiendo de la “hegemonía global” como el OMT
entran en correlaciones entre contextos políticos conflictivos,
demarcados de pobreza y las “soluciones” socio-económicas que les
presenta el desarrollo de un “turismo solidario”, más bien de una
industria turística solidaria, para citarlo explícitamente. La existencia en
sí de estos organismos mundiales, y sus agendas propagadas de
convergencia económico-cultural en los países de Tercer Mundo,
representan la mayor afirmación de la soberanía global del sistema
capitalista y, en consecuencia, de la propulsión de desigualdad en el
planeta. Al final ¿de qué estamos hablando? ¿Del perfil solidario del
capitalismo a través de una ayuda humanitaria desde el Occidente hacia
el Tercer Mundo en nivel socio-cultural?

Con este tipo de preocupaciones en la mente, junto con una buena dosis
de preguntas existenciales, y cambiando mil opiniones en el camino,
pasó el tiempo. Así que este estudio se efectuó después de un año de
vida y de viaje en México y principalmente en Chiapas, una experiencia
de gran impacto, dentro de la cual uno no puede no reconocer tampoco
2
Tomado del boletín electrónico Regiones Indígenas R.I.93. 26, 2003

13
la concepción del viaje en un paralelismo con la propia existencia; en
otras palabras viajar es vivir:

Un motivo casi universal por la explicación y descripción de la


vida es el viaje, por los viajes están marcados de principios y
fines y de una sucesión de eventos en el camino. (Smith,
1989: 28)

Mientras tanto, sería bueno de problematizarnos un poquito más...

El mundo existe todavía en su diversidad. Pero esa diversidad


poco tiene que ver con el calidoscopio ilusorio del turismo. Tal
vez una de nuestras tareas más urgentes sea volver a
aprender a viajar, en todo caso, a las regiones más cercanas a
nosotros, a fin de aprender nuevamente a ver. (Augé (1977)
1998:16)

el lugar

En nuestro caso las reflexiones se mueven en el marco y desde el prisma


de la antropología, con la intención de entender los sentidos que pueden
tener para la gente algunas nociones y emociones, a través de una
experiencia de viaje en Chiapas. No podemos no hablar del lugar. El
lugar es el espacio vital del turismo; no puede existir sin eso, salvo en
realidades virtuales donde también ocupa un fondo como imagen. Por el
otro lado, el lugar no se puede considerar como una definición espacial a
parte del modelo mundial globalizado, aunque algunas veces su
tendencia de escapar parece muy provocante. En el mundo redefinido
por la globalización el lugar se encuentra bajo constante reformación y
la noción de “local” se coloca inevitablemente con su contexto “global”.
En la imagen del planeta como un conjunto de mundos constituidos de

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redes de lugares que se interrelacionan formando así sistemas sociales,
un lugar-destino de viaje vive en un estado fluido que establece su ritmo
conforme a la velocidad del movimiento turístico que lo transforma en
“destino” desde el principio. Según Arturo Escobar en El final del salvaje
(1999: 29), el lugar está despreciado en el nombre del Tiempo y del
Espacio desde que en la era globalizada que vivimos el enfoque se mete
a lo global y se expande a las relaciones entre aquello global y el local.
Ya el lugar no está solo; hasta que podríamos decir que no existe. Por lo
menos así argumenta Marc Augé en su texto Un etnólogo a Disneylandia
((1977) 1998: 16):

Así la visita a Disneylandia viene a ser turismo elevado al


cuadrado, la quintaesencia del turismo: lo que acabamos de
visitar no existe. Allí tenemos la experiencia de una libertad
pura, sin objeto, sin razón, sin nada que esté en juego. Allí no
volvemos a encontrar ni a los Estados Unidos ni a nuestra
infancia; sólo encontramos la gratuidad absoluta de un juego
de imágenes en el que cada uno de los que nos rodea, al que
no volveremos a ver nunca más, puede poner lo que quiera.
Disneylandia es el mundo de hoy, ese mundo con lo que tiene
de peor y de mejor: la experiencia del vacío y la experiencia
de la libertad.

Aunque de acuerdo con Augé y con un gran interés generado por


aquellas experiencias del vacío, por razones obvias de necesidad
académica no podemos sostener que los lugares-destinos de viaje en
realidad no existen (¿donde está mi tema?) y el turismo se traduce en
una experiencia de viaje por placer construida (¿pero en qué de sus tres
partes? ¿La experiencia, el viaje o el placer? ¿O en las tres juntas?).
Sobre la experiencia de la libertad mantenemos una distancia
expresando una o más preocupaciones por la naturaleza “libre” de la

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libertad. Pero ese tipo de preocupaciones pueden bloquear reflexiones,
ser obstáculos a escribir y al final hacer que nunca uno termine un
ensayo perdido en la búsqueda de definición de la “construcción” o peor,
de la “verdad”...

Por eso me gustaría regresar a la importancia del lugar como espacio


donde se entrecruzan experiencias y crean realidades sociales. No
entramos tanto en buscar la esfera imaginaria donde se desarrolla este
proceso o qué tanto es fantástico y qué real, primero porque
reconocemos la existencia de esta estera y sostenemos la necesidad de
la fantasía en todo el prisma de la vida

... Urbanistas, arquitectos, artistas y poetas deberían cobrar


consciencia del hecho que la suerte de todos ellos está ligada
y de que su materia prima es la misma: sin lo imaginario ya
no habrá ciudad y viceversa. Desde este punto de vista la
sociedad y la utopía están vinculadas. Lo imaginario mide la
intensidad de la vida social. (Augé, idem: 130)

y segundo porque aunque parcialmente o totalmente imaginado, el viaje


de cada uno se encuentra con el viaje del otro justo por la búsqueda de
intercambio de experiencias con gente que más o menos sea como
nosotros, que nos provoca el interés de compartir momentos, horas y
días de nuestro tiempo y que al fin van a constituir parte del viaje, parte
del lugar.

¿por qué hablar de “zapaturismo”?

La pregunta, porqué hacer antropología, podría ser equivalente. Y la


respuesta –por supuesto- es, ¿por qué no? Es un fenómeno real, un
fenómeno que ha beneficiado mucho chiquitas ciudades como San

16
Cristóbal, que ha sido y sigue siendo tema de comentar, espectáculo,
agente de solidaridad, pretexto para cambio de vida. Es un movimiento
turístico basado al principio de la solidaridad como expresión de
pensamiento político y no es algo abstracto. No es algo abstracto,
aunque a veces tiene la inclinación, porque se puede contextualizar
dentro de un marco político especifico que se llama zapatismo y
presupone principios como la autonomía, el anti-neoliberalismo, el anti-
capitalismo, el NO a los partidos políticos y las elecciones y una
colocación abajo y a la izquierda.

Hay una bibliografía extensa sobre lo que es el neozapatismo, o nuevo


movimiento zapatista, que ha sido objeto de mucho análisis sobre su
significado en nivel local y global (entre ella aquí citamos Leyva 
Sonnleitner, 2000; Leyva, 2002, 2004; Le Bot, 1997; Sánchez, 2003;
Parra, 2002; Hernández Navarro, 2006). De estos análisis me ha
aparecido útil cómo se concibe el perfil llamado por Leyva y Sonnleitner
(2000) “neozapatista internacionalista” dentro del cual se podrían ubicar
los simpatizantes o solidarios “zapaturistas”, con el fin de ofrecer un
mayor enfoque a este aspecto del neozapatismo que se ha creado de la
movida internacional hacia el Chiapas autónomo y su contribución
solidaria.

un encuentro “intergaláctico”

La verdad que es complicado describir el carácter del nuevo movimiento


zapatista. Uno de los rasgos predominantes es una apertura política que
se constituye en redes políticas interconectadas que se comunican
alrededor del zapatismo (Leyva y Sonnleitner, 2000). Esta movilización
política que se originó con referencia al EZLN, la cual Yvon Le Bot y el
subcomandante Marcos llaman “zapatismo civil” (Le Bot, 1997: 258) y

17
Leyva (1999) “neozapatismo civil”,3 desarrollando aún más el concepto
de redes y convergencias civiles en torno al zapatismo después de 1994
que le han aportado una nueva identidad política- la neozapatista, y
sigue trayendo el discurso zapatista desde sus fuentes mexicanas hasta
sus bases de apoyo internacionales, tiene varias expresiones
dependiendo de la esfera de su acción.

De estas esferas, una que podría servir en nuestro análisis es la que toca
el nivel internacional. Según Leyva y Sonnleitner (2000: 195), el
neozapatismo internacionalista-antineoliberal se constituye en “redes
transnacionales” basadas a principios de solidaridad que funcionan en
nivel global. Numerosos colectivos, organizaciones (ONGs), grupos de
ciudadanos, individuales están contribuyendo en el apoyo de una “otra
forma de hacer política”, con medios de información alternativa-
información corriente no censurada, con temas de represión en contra
de los zapatistas o otros rebeldes del mundo (Palestina por ejemplo), o
con temas promocionando movimientos de resistencia en el resto de
América Latina (los MST en Brazil, los “piqueteros” en Argentina, los
Mapuche en Chile etc); información generada de la gente misma, de “los
de abajo”, no de periodistas oficiales y con una colocación lo más fuera
posible de los agentes “monstruos” de información. Pero no se trata solo
de noticias; eventos, encuentros, foros, talleres, opiniones, proyectos,
fotos, zapatours, preparación de campamentistas, todo este montón de
información está interconectado y corriendo entre las máquinas del
planeta.

Empezamos entonces de este marco interpretativo, denominado arriba


internacionalista-antineoliberal, con la intención de reconfigurar el

3
Vease también XÓCHITL LEYVA SOLANO Y WILLIBALD SONNLEITNER. 2000.
“Que es el neozapatismo?” en Espiral, estudios sobre Estado y Sociedad, Universidad
de Guadalajara, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Volumen VI,
enero-abril 2000

18
fenómeno de “zapaturismo” como parte del neozapatismo internacional
y buscar las convergencias y divergencias con base a la teoría elaborada
sobre el tema. En este esfuerzo sirve también una otra visión del
zapatismo internacional que nos presenta el subcomandante Marcos en
la entrevista que dio a Yvon Le Bot en 1997:

“… Se encontraron en el zapatismo, pero tienen su


propia lógica, sus propios planteamientos muy generales del
zapatismo. No me atrevería a llamarlo zapatismo. Pero es un
fenómeno que se presenta en torno al zapatismo, con el
zapatismo como pretexto. Y no veo ninguna semejanza entre
los zapatistas vascos, los catalanes, los griegos, los kurdos,
los suecos, los japoneses. Lo único que veo es que vienen
aquí y tienen su propia idea de lo que es el zapatismo, su
propio deseo de lo que el zapatismo debe ser, en realidad su
propio proyecto.” (Le Bot, 1997: 259-260)

¿Pero cómo se forman las ideas de lo que es el zapatismo, cómo surgen


los deseos y los proyectos y en final análisis, quienes son ellos y ellas
que se encargan a través de sus experiencias en Chiapas de crear la
imagen internacional zapatista? En esa esfera vamos a intentar a
presentar los varios aportes de los estudiosos de movimientos sociales
como forma de introducción antes de llegar a nuestro caso.

De su parte, Keck y Sikkink (1998) ofrecen una interesante perspectiva


de lo que llaman “transnacional advocacy networks”, creaciones civiles
activistas con objetivos tanto domésticos como internacionales, que
funcionan en la forma de redes, reclamando la defensa de Otros, donde
participan individuales de varios antecedentes, trabajando juntos para
propagar información, organizar servicios o tal vez buscar fondos. En
este modelo de redes transnacionales de defensoría aterrizan sin duda

19
las organizaciones no gubernamentales que según Keck y Sikkink tienen
un papel político (1998: 6) y ayudan transformar el ejercicio de poder
(1998: 2). Este último podría transformarse en buena pregunta, si uno
toma en cuenta el papel de muchas ONGs en lo que se refiere a su
posicionamiento político y los objetivos resultantes. Como muy
acertadamente comentó una activista sobre si funciona el papel de su
ONG en la observación de paz en comunidades zapatistas: “Si no pasa
nada, ¿por qué estamos allá?”

Vale la pena mencionarnos también en el punto de vista de Esteva


(1994: 48-49) sobre las formulaciones que está llamando “coaliciones de
descontento”. Estas coaliciones se caracterizan por

expresar motivos generalizados de descontento social y


articular una crítica radical del régimen que causa el
descontento: son incluyentes y abiertas a todas las ideologías
y clases sociales: poseen estructuras organizativas flexibles,
sin dirección política centralizada, aunque pueden contar con
un núcleo activador disciplinado y coherente: se autolimitan
en sus acciones y en sus reivindicaciones, desligándose de
ideologías totalizadoras: por lo general emplean medios
democráticos y procedimientos legales y finalmente, se
resisten a la creación de liderazgos personalizados.

De todos modos, sea hablamos de “un proceso dinámico, constituido por


una pluralidad de intereses, voluntades e identidades” (Leyva y
Sonnleitner, 2002: 165) que se articula en nivel internacional
desarrollando relaciones solidarias en torno al zapatismo, sea de
“propios deseos de lo que el zapatismo debe ser”, sea de “defensores” o
de “descontentos”, es importante reconocer que la parte internacional
del zapatismo se constituye en contenidos plurales, diferentes, a veces

20
contradictorios, y políticos de base. Estos contenidos se relacionan a
través de redes de solidaridad e apoyo al zapatismo en todo el mundo,
propagando información principalmente, y organizándose en
manifestaciones “alternativas” o “reaccionarias” en segunda fase. Temas
como “justicia, democracia y libertad”, derechos humanos y derechos
indígenas,

“... me interesa el caso de injusticia. Yo estoy aquí para


defender la paz, una paz donde hay justicia. Me interesa el
zapatismo pero también iría a comunidades indígenas de
Guatemala y Colombia, porque más que todo me interesa ser
observadora de paz”4

o posicionamientos políticos más radicales como el anti-neoliberalismo o


la autonomía, el alejamiento consciente de la izquierda constitucional
también con un “revolucionarismo tradicional”, y con eso me refiero a la
movilización solidaria que tuvo lugar en apoyo de revoluciones del
pasado, como la cubana, la salvadoreña o la nicaragüense (Leyva y
Sonnleitner, 2000: 196). Tomamos la iniciativa de llamarlo “tradicional”
porque esta gente ha creado con los años un perfil de si misma distinto
y característico; son los “viejos” del movimiento. Y se componen de
militantes de izquierda revolucionaria, guevaristas, maoístas, leninistas,
trotskistas y otros, la mayoría de los cuales tuvo experiencia solidaria
viajando en estos países bajo condiciones de guerra, post-guerra o
dictadura. Sobre el mismo punto, Leyva (2004: 365) anota en su
participación en los encuentros con neozapatistas internacionalistas en
Europa que éstos “se inscribían dentro de las redes de solidaridad
tejidas en los años 80 con los movimientos guerrilleros
centroamericanos o desde los 70 con los militantes de izquierda
“víctimas” de las dictaduras y los golpes de estado en Sudamérica.”
4
Persona solidaria

21
“Estoy convencido de que, además de su enraizamiento en
las comunidades indígenas y campesinas, lo que más me
sedujo de la insurrección “zapatista” fue el contenido
antiautoritario de su mensaje fundacional y de su programa
reivindicativo. Un mensaje y una práctica que, obviamente,
reactualizaban sin proclamarlo explícitamente, el ideario y la
lucha magonista de los inicios de la revolución mexicana de
1910 y de la rebelión campesina de Emiliano Zapata. No me
cabe pues la menor duda de que, con ello, el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se desmarcaba
ideológicamente de las guerrillas castristas y guevaristas que
se habían sucedido a lo largo y ancho de América Latina en
las décadas anteriores. Es decir: que, consciente o
inconscientemente, se afirmaba como un movimiento
insurreccional revolucionario en ruptura ideológica con los
movimientos vanguardistas que se habían reclamado, o que
se reclamaban aún, de la ortodoxia marxista y del
nacionalismo populista. No me extrañó pues que el
zapatismo no fuese visto con gran interés y simpatía por la
mayoría de los sectores de la izquierda institucional
mexicana e internacional. Por haber vivido en México treinta
y dos años, e inclusive haber pasado un mes en una de esas
cárceles “privadas” y secretas en las que los gobiernos de
aquellas épocas solían encerrar a los opositores políticos,
creo haber comprendido bastante bien y rápidamente este no
tan paradójico desinterés y falta de simpatía.”5

5
OCTAVIO ALBEROLA. “Mi zapatismo y magonismo”, pp. 87-88 en Miradas, ecos y
reflejos… del zapatismo a la utopía y viceversa. 2004. Secretaría de Relaciones
Internacionales y Comisión Confederal de Solidaridad con Chiapas de la CGT: España

22
El punto que quiero llegar para concluir después de esta exposición de
varios interesantes puntos de vista sobre la gente de apoyo en torno al
movimiento zapatista en nivel internacional, es que su composición y
variedad tienen origen político; pero al mismo tiempo, este amplio frente
político que sostiene el mismo movimiento zapatista resulta que tiene la
capacidad de hospedar un igualmente amplio frente de objetivos
personales y consciencias, curiosidades y placeres que no
necesariamente entran en este ámbito de lo político 6 sin que eso
signifique que no entran en procesos sociales políticamente formados,
especialmente mientras realizando un viaje en Chiapas. Es de esta
convergencia multi-dimensional de políticas y personalidades que nacen
las relaciones intrigantes de la realidad zapatista, que nos llevan a un
campamento civil por la paz...

el caso

Una noche se hizo un pequeño escándalo en la champa donde


dormimos los campamenteros. Resulta que Juin Hélene, la
francesera, padece insomnio y desde su hamaca alcanzó a ver que
algo se movía en el techo. Alumbró con su lámpara y resultó ser
una culebra, víbora o serpiente. Por supuesto que empezó a gritar y
por supuesto que todos nos despertamos. Lo que siguió fue un
pánico generalizado, pero disfrazado de debate ecológico esquina
con terapia colectiva. Primero discutimos si la matábamos o no. A la
culebra, no a Juin Hélene. Por parte de Danna Mayo se dieron
argumentos naturistas en contra de matarla, alertando sobre el
peligro de alterar la biodiversidad; por parte de Vittorio Francesco
Augusto Luiggi se proponía matarla y se dieron razones culinarias
que abundaban sobre las bondades gastronómicas de la culebra,
6
Para un mejor entendimiento de la noción de “lo político” véase DAVID SLATER.
“Repensar la especialidad de los movimientos sociales: fronteras, cultura y política en
la era global” en ARTURO ESCOBAR, SONIA E. ALVAREZ, EVELINA DAGNINO.
2001. Política cultural & cultura política. Una nueva mirada sobre los movimientos
sociales latinoamericanos. Taurus-ICANH: Colombia

23
pues había leído en un comunicado del Sup que la víbora asada
tenía sabor a pescado. Juin Hélene estaba por alterar el equilibrio
biológico matando a la culebra, y a mí el pescado me gusta mucho,
así que, por mayoría aplastante, se optó por condenar a muerte la
serpiente. Claro que el problema era primero hacer que bajara del
techo, y segundo, matarla. Danna Mayo dijo que consiguiéramos
una silla y que Vittorio Francesco Augusto Luiggi la bajara dándole
con el cucharón de la sopa de fideo. Panchito dijo, con un notable
acento mexicano, que ni madres (...)
(Sub. Marcos-Paco Ignacio Taibo II, 2005: 50)

Los campamentos zapatistas constituyen lugares ideales para la


generación de este tipo de episodios que más que todo, creo, tienen
virtud literaria, o sea de una dinámica en “contar la historia”. La
estancia allí tiene un cargo emocional específico, que es consiguiente de
muchos factores; entre ellos, el ambiente o en otras palabras, la selva.
La vida en la selva es otra de la ciudad; es necesario cambiar la manera
de percibir el mundo, prestar atención donde antes no, respetar la
naturaleza y su voluntad y, fundamentalmente, aprender a aguantar y a
esperar. A veces puede ser pesado. Pero a la vez tiene su aventura,
además la selva constituye una fuente de conocimiento increíble que
provoca el interés de mucha gente que le gusta aprender y
experimentar.

En ese tipo de ambiente, tan distinto de ambientes urbanos, el estado


emocional de uno tiene que adaptarse para poder estar y más
importante para poder convivir. Que nos lleva a otro factor, el
campamento: compartir y respetar. A veces hay mucha gente y no está
cómodo, a veces las interpretaciones de nociones como el respeto
pueden ser muy variables, pero hay que venir a un acuerdo cada uno
con si mismo y poder convivir. Convivir en territorio rebelde; suena bien.
¿Pero qué significa eso?

24
Muchas cosas; cada uno de nosotros tiene una noción diferente de la
rebeldía y de la forma que ella puede tener en su propia vida y esta
parte de su personalidad está convocado a exponer y compartirla con
los demás campamentistas. Si quiere por supuesto; pero es un primer
paso apropiado. No obstante el impacto emocional más intenso proviene
de las relaciones con los compañeros zapatistas de las comunidades, de
su palabra y de su modo de escuchar

... para hacer oír la voz de los dominados hay que escucharla
(Gilly, Marcos, Ginzburg, 1995: 37)

Eso es indiscutible y gran carisma de los zapatistas.


La meta de este trabajo no es tanto entrar en un proceso de calificar los
sentidos que la resistencia, la autonomía, la solidaridad, la revolución
pues, tienen para los internacionales-campamentistas que se
encuentran por más o menos tiempo en los campamentos zapatistas.
Eso sería una crítica política que nadie niega su utilidad pero que desde
la perspectiva antropológica no es suficiente. Aquí lo que emerge como
fenómeno, interesante creo del contacto humano bajo condiciones
políticas especiales y de insurgencia, es que por cada uno de los
internacionales estas nociones arriba mencionadas adquieren múltiples
sentidos y prácticas a veces complementarias o/y contradictorias. Y por
cada uno su visión tiene sentido, por lo menos suficiente para hacerle
viajar hasta México.

En nuestro caso, el interés se confine espacialmente y temporalmente


en un viaje a México y principalmente a un campamento zapatista con la
curiosidad de ver las interacciones que puede provocar el encuentro de
estas nociones en una de sus fuentes de nacimiento, el zapatismo en su
propio lugar. Con eso no se insinúa que no existen en el resto de la vida

25
de cada uno, pero lo que aquí está bajo exploración antropológica es
cómo estas prácticas y estas nociones prenden vida a través de la
experiencia de viajar a Chiapas con fines de llegar al territorio zapatista
e apoyar al movimiento con su estancia solidaria como campamentista-
internacional; es una prueba interesante.

Para los compañeros zapatistas, todos nosotros somos compañeros


internacionales, compañeros del mundo, que hicimos un viaje tan largo y
pudimos llegar hasta Chiapas para estar solidarios con ellos.

Nacimos la guerra con el año blanco y empezamos a andar


este camino que nos llevó hasta su corazón de ustedes y hoy
los trajo a ustedes hasta el corazón nuestro. (EZLN, 1996: 25)

Por eso, nos agradecen siempre a la llegada y a la despedida, están


responsables para nuestra seguridad en el campamento o nosotros de la
suya- por lo menos así dice nuestro papel de “observador de paz”-, y
nunca olvidan de insistir en cuánto importante es para ellos el hecho
que viene gente de todo el mundo para apoyarles en su lucha.

“Una vez llegados al punto del encuentro, desde ese


momento se ocupan de ti para evitar cualquier problema, de
forma silenciosa, discreta, están continuamente pendientes de
ti, siempre con una sonrisa, con un gesto de amigo, de
hermano, trasmitiéndote de la forma más natural ese calor
tan especial que sin duda te hace sentir cono si fueses un
miembro más de la familia zapatista.”7

7
“El viejo”. “A la “niña””, pp.84-85 en Miradas, ecos y reflejos… del zapatismo a la
utopía y viceversa. 2004. Secretaría de Relaciones Internacionales y Comisión
Confederal de Solidaridad con Chiapas de la CGT: España

26
Las relaciones con los compas zapatistas son emocionantes de por si; la
palabra de ellos sabe tocar directo al corazón y su interacción con el
ambiente alrededor tiene la capacidad de transformar el lugar y las
personas en símbolos; símbolos de resistencia. No es sólo el
pasamontañas o la junta de buen gobierno o el papel de autoridad en
una organización social, política y militar que se convierten en símbolos.
Es todo, desde el discurso oficial zapatista hasta las casitas pintadas y
los murales en los caracoles, los letreros con la estrella roja, las bases de
apoyo encapuchadas o no, y por supuesto toda la gente que está allá
con ellos.

Mi convicción personal es que gran parte del simbolismo de este


movimiento se debe a las interpretaciones del zapatismo por parte de la
gente internacional y toda la sociedad civil en su conjunto que le apoya
y que se encuentra inspirada por el para crear arte, literatura, academia,
cine, música y otras actividades con potencial simbólico. Podríamos
decir entonces que este simbolismo es reciproco, tanto en el nivel que
se produce como en el nivel que funciona. La presencia internacional
solidaria alrededor del movimiento zapatista ayuda a construir su
imagen que en fin de cuenta es esta imagen la que funciona como
atracción, la que genera los primeros sentimientos, para que uno tome
la decisión de venir o viajar a Chiapas.

“Me decidí a venir por aquí, más que por puro convencimiento
(eso ha llegado después), por esa curiosidad que a veces nos
asalta, y me encontré con algo que no esperaba… (al menos
no a una escala tan grande) una gente luchadora, digna, y un
avance de lo que puede ser un mundo mejor.

Para empezar la vida es muy dura (mucho más para ellos que
para ti, para qué nos vamos a engañar…) pero no dejas de ser

27
una de tantas personas que vienes del otro lado del mundo (o
casi) y tienes otra existencia, otros principios, otra jerarquía
en las prioridades. Pero el problema no es ése, cada uno es de
donde es y es ahí donde está la riqueza de las culturas, el
problema tampoco es que ellos no actúen como yo (o
nosotros) lo haría, el problema es que desde el otro lado del
mar las cosas se ven de una forma muy “normal”, todo vale a
la hora de convertirte en un “ser de provecho” para la
sociedad y algo tan sencillo como es ver lo que es bueno para
el colectivo y hacerlo, se nos hace maravilloso. ¡Qué pena! y a
la vez ¡qué suerte…!

Se necesita venir a un lugar como éste, donde se aprenden
cosas que no se ven a simple vista en la vida que llevamos
habitualmente. Si, ya sé que todos tenemos claro que la
enseñanza no sólo está en los libros, sino también en la
escuela de vida, en tu entorno, en tus experiencias, pero
llegar a un lugar como Chiapas, donde el existir es totalmente
diferente, ayuda bastante a tener mucha más perspectiva; la
vida que tenemos, la que quieren hacer que tengamos y la
que deberíamos tener, (y lo bueno es que esto se puede
aplicar a cualquier parte del mundo donde estés o decidas
quedarte).

Pero hay que dejar claro que nuestros sentimientos (como
internacionales, me refiero) no se pueden ni parecer a los que
tienen todas estas personas, tal vez en algunas cosas sí, pero
de lo que estoy seguro es que hemos llegado a ellas de forma
diferente, nosotros desde la basura del mundo moderno pero
instalados en la comodidad, y la gente de aquí partiendo de

28
una vida de sufrimientos y desprecio a través de los ya
muchas veces mencionados 500 años.”8

En el mundo globalizado que nos toca a vivir a todos, la dinámica de la


imagen se fortalece, es la primera que llega siempre y que provoca
emociones. Gracias al Internet el zapatismo ha podido ser conocido a
través de sus imágenes y su discurso.

El discurso no es simplemente aquello que traduce las luchas


o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que y por
medio del cual se lucha. (Foucault. El orden de discurso, p. 43
cit. en Gilly, Marcos Ginzburg, 1995: 37)

En ese fondo donde el discurso zapatista ha conseguido tener un


impacto internacional y transformarse en medio global de lucha es
importante destacar que

... será posible así interpretar y reproducir de cerca, en la


pasión que mueve lo escrito o lo narrado, el movimiento
interior de las relaciones entre los seres humanos y sus
infinitas variantes y transformaciones. Porque el secreto de la
historia no hay que buscarlo en la fijeza de las obras en que
se cristaliza el trabajo pasado, sino en el incesante
movimiento donde fluye y existe el trabajo viviente. (idem:
37)

Un movimiento interior presupone un movimiento exterior. Así que gran


parte de los imágenes del zapatismo proviene de gente que viajó hasta
Chiapas, donde entró en procesos de contacto con el movimiento,
8
GONZALO. “Dignidad”, pp. 81-82 en Miradas, ecos y reflejos… del zapatismo a la
utopía y viceversa. 2004. Secretaría de Relaciones Internacionales y Comisión
Confederal de Solidaridad con Chiapas de la CGT: España

29
visitando comunidades, sacando fotos, participando en eventos,
comprando libros, posters, dvds o cualquier cosa podría ser información
“útil” que vale la pena circular en red mundial.

Nuestra relación con la imagen y con el espacio se presenta


en un doble aspecto: recibimos imágenes (fijas o móviles) y
fabricamos imágenes. Fabricar imágenes significa a la vez
apropiarse del espacio y en cierto modo transformarlo,
consumirlo. De manera que la “toma de vistas” asigna como
finalidad última al espacio y a la historia el espectáculo, un
espectáculo al que espacio y tiempo históricos dan la materia
prima; la toma de vistas impone un cambio de naturaleza, de
lugar y de temporalidad. (Augé (1977) 1998: 124)

Viajar entonces.

el viaje en una comunidad zapatista

Son los procesos mismos de la globalización junto con sus


interpretaciones antropológicas que han contribuido al énfasis sobre la
fluidez de los límites entre formulaciones sociales y culturales, la
polisemia de la noción de localidad y la relevancia y el carácter múltiple
de la identidad. En este proyecto las dichas nociones están tratadas más
como problemáticas que categorías universales sirviendo al análisis de
la investigación antropológica. Para empezar tenemos el esquema social
zapatista donde se encuentran fondos culturales diferentes; ¿cual es la
imagen que presenta el lugar en este marco, cómo una comunidad local
se transforma en comunidad global, y cómo se interacciona la identidad
indígena con un movimiento global que se moviliza por su apoyo tanto
en nivel local, viajando a Chiapas por solidaridad, como en nivel
internacional, organizándose en varios países del mundo?

30
En un esfuerzo de facilitar el mejor entendimiento de este punto de vista
podemos recorrer a las palabras de los solidarios, que todos están
hablando de “nuestra comunidad”, “nuestro caracol”, “nuestra escuela”,
“nuestros compas”. Vemos que el sentido de localidad entonces puede
cambiar y hacerse mucho más amplio, incluyendo no-indigenas, no-
campesinos, no-mexicanos, sino extranjeros, turistas que desde el
“sentimiento de pertenencia a una comunidad política internacional”
(Leyva, 2002: 74) hasta un estado de solidaridad in situ se sienten
miembros de las comunidades que les hospedan. Cómo se podría
traducir eso en datos de convivencia?

En lo que se refiere a los indígenas, según Bonfil Batalla (1990: 72), su


cultura particular “autónoma” les permite enfrentar a las nuevas
condiciones que se presentan en su mundo y adaptarse a las nuevas
circunstancias.9 Me gustaría citar el siguiente extracto:

Kochelin jbahtik:
Nos detendremos sólo en una expresión idiomática tzeltal que
usualmente se traduce como “autonomía”. Hay diversas
expresiones para hablar de “autonomía” que no tienen
equivalente en castellano, y por tanto hay que interpretarlas,
ya que las nociones que suponen, normalmente no las
manejamos cuando pensamos en términos de las lenguas
indoeuropeas.

9
“Es a partir de esa cultura autónoma y de los elementos que la integran (materiales,
de organización, de conocimiento, simbólicos y emotivos), como cada pueblo hace
frente a las nuevas situaciones, a los cambios del mundo que le rodea y de las
relaciones que con él establece. (Con base en ella)… cada grupo se adapta a las
nuevas circunstancias: resiste para conservar sus espacios en todos los órdenes de la
vida, se apropia de elementos culturales ajenos que le resultan útiles y compatibles, e
inventan nuevas soluciones, nuevas ideas, nuevas estrategias de acomodamiento que
le permiten sobrevivir como una comunidad delimitada y diferente, cuyos miembros
tienen acceso a un patrimonio cultural común, propio y distinto.” GUILLERMO BONFIL
BATALLA. 1990. México Profundo. Una civilización negada. Grijalbo: México, p.7

31
Te sk’op yu’un te comonal ya yabey sna ta lek te ayuk wen
chahpajel ta spasel te a’tel, te ja’ ya yal te kochelin jbahtik: ya
x bojotik ta pasel te ka’teltik ta komon.
(La palabra de la comunidad da a saber de manera bien
orientada que hay un buen arreglo para hacer el trabajo. Nos
dice que de manera autónoma: vamos a realizar nuestro
trabajo comunal.)10

“El imaginado de la comunidad indígena con sus formas distintas de


organización política y sus reclamaciones de control del territorio y de
recursos, de hecho representa un poderoso y atractivo símbolo anti-
hegemónico en México”.11 Si nos orientamos hacia las comunidades
zapatistas de Chiapas, el caso es justamente eso. Sólo que aquí nos
enfrentamos con una realidad bipolar. De una parte nos referimos a la
comunidad imaginaria, compartiendo así la crítica del foco establecido
por los antropólogos y los demás investigadores a comunidades locales,
del acercamiento de estas comunidades como sistemas sociales
cerrados e autónomos y de la percepción según la cual, la noción del
contexto etnográfico se refiere a un área limitada y con homogeneidad
cultural. En este camino de reflexión compartimos que la noción de la
“comunidad” está siempre bajo reinvención (Gledhill, 1997: 100),
especialmente si la vemos como sistema-parte de la columna global de
redes que con su interacción reforman el organismo social.

10
ANTONIO PAOLI. “Mandar obedeciendo con autonomía en la comunidad tzeltal”, p.
75. En Miradas, ecos y reflejos… del zapatismo a la utopía y viceversa. 2004. Secretaría
de Relaciones Internacionales y Comisión Confederal de Solidaridad con Chiapas de la
CGT: España
11
JOHN GLEDHILL. “Liberalism, Socio-Economic Rights and the Politics of Identity:
From Moral Economy to Indigenous Rights”, en RICHARD A. WILSON (ed.). 1997.
Human Rights, Culture & Context. Anthropological Perspectives. Pluto Press: London,
Sterling, Virginia, p.100 (traducción mía)
Véase también BENEDICT ANDERSON. 1993 [1983]. Comunidades imaginadas.
Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. Fondo de Cultura Económica:
México

32
De la otra parte, hay que reconocer que las comunidades indígenas de
Chiapas tienen su propia manera de regular su vida, por ejemplo sus
propias normas acerca de la tierra o la justicia, pero al mismo tiempo,
hay que reconocer que están recibiendo intervenciones de agentes
externos de todas partes - discursos de derechos humanos, convenios
internacionales, el Banco Mundial, el FMI, las varias ONGs, los turistas-
que inevitablemente influyen y cambian procesos y personas. Aunque
indígenas, las prácticas de hoy, no pueden escapar de los impactos que
traen las prácticas del resto social que forma la mayoría. 12 Como afirma
Héctor Díaz-Polanco (1992 cit. en Gledhill, 1997: 98), “los grupos étnicos
no son simples complejos de característicos culturales con raíces en el
pasado; son realidades socio-culturales que están constantemente
creadas y recreadas por el capitalismo, que no se puede entender sin el
factor crítico del poder que ejercen los grupos dominantes sobre ellas.”

Luchando contra ese contexto, las comunidades zapatistas ponen en


práctica un modelo social autónomo que implica estas formas distintas
de organización política y que encima de todo se caracteriza por su
parte militar y rebelde. No es fácil contestar, me imagino, que del
carácter “guerrillero” del movimiento zapatista es consiguiente una
espacialidad delimitada -las comunidades y los municipios autónomos
en Chiapas- y por supuesto políticamente definida, como también
severamente criticada, especialmente por su carácter militar y anti-
neoliberal. Esta polarización, según Xóchitl Leyva en el caso de las
Cañadas (2002: 65), es un fenómeno obvio en el interior de las

12
Particularly, the communities of the Selva Lacandona, which have little historical
depth, mix together people who bear distinct “ethnic identities” and have experienced
extensive influences from outside organisations. (GLEDHILL 1997: 98)
Vease también XÓCHITL LEYVA SOLANO. 2002. “Transformaciones regionales,
comunales y organizativas en Las Cañadas de la Selva Lacandona (Chiapas, México)”,
en SHANNAN L. MATTIACE, ROSALVA AÍDA HERNÁNDEZ Y ZAN RUS (eds). 2002.
Tierra, libertad y autonomía: impactos regionales del zapatismo en Chiapas. CIESAS,
IWGIA: México, Dinamarca

33
comunidades donde hay conflictos, por ejemplo, entre zapatistas y
“priistas” -“priistas” siendo el término general utilizado por los “compas”
en las comunidades para caracterizar todos los contrapuestos
políticamente- que pueden ser familiares. Este hecho marcó la atención
de un solidario que trabajaba como maestro en la escuela primaria de
una comunidad:

“… Al principio los compas guardaron su distancia - y es muy


normal creo, como cualquier persona que llega puede ser un
riesgo; no saben si tú y yo o cualquier otro sea con ellos o
contra ellos, disfrazado, para observar otro tipo de movida…
después de los primeros días, los compas hablaban más
conmigo, me llamaban “el maestro”, pero siempre hasta
donde podían. La discusión es limitada, no arriesgan abrirse.
Por ejemplo, a veces por la tarde me sentaba con un compa
para fumar un cigarrillo, tomar un té. Él tenía 6 hijos y de
ellos/as solo una hija, está en la organización. Dos de los hijos
viven en pueblos vecinos que son priistas.
-Pues vienen a visitarme y me preguntan: “¿Cómo estás
papá, qué tal?”
Yo les digo: “Bien, aquí” y así es… No podemos platicar más
cosas con mis hijos porque no están en la organización y son
priistas.”

Las divisiones de este tipo y las diferencias en general en el interior de


las comunidades zapatistas tienen también efecto sobre los
internacionales, solidarios, campamentistas, proyectistas, zapaturistas
que se encuentran ahí, los cuales de repente, formando parte de la
comunidad aunque temporalmente, entran en procesos de crear
sentimientos a favor de o en contra de personas a menudo sin
necesariamente conocerles: un ejemplo de la problemática arriba

34
expresada sobre la transformación de la comunidad indígena zapatista a
través de su contacto con la gente del mundo, que se facilita por medio
de la solidaridad.

Sea experiencia de vida después de su contacto con el Chiapas


autónomo, sea parte de su viaje virtual en la historia de Chiapas hoy via
Internet o “la pasión por lo escrito o lo narrado”, uno no puede no
reflexionar sobre la represión estatal que ha vivido el zapatismo por su
estado de autonomía “ilegal”, las comunidades divididas, las
poblaciones expulsadas, los puestos de control en las carreteras, los
paramilitares y tantos factores más, que han resultado entre otras cosas
en el impacto global que tiene el movimiento zapatista.

La aporía se resuelve comprendiendo la acción, porque los de


abajo, siendo fuerza de trabajo, hablan con sus actos y
explican sus parcas palabras por sus hechos y sus obras, no a
la inversa. Entonces hay que leer en sus acciones, colectivas
e individuales, y comprender o intuir por qué un maquinista
ferroviario de Bolonia, a principios de este siglo, lanzó contra
un tren de lujo una maquina loca: “forse una rabbia antica,
generazioni senza nome che urlarono vendetta, gli
accecarono il cuore....”, para tocar la misma racionalidad de
fondo, la misma fuerza antigua que levantó y puso en camino
a los ejércitos de Espartaco, a la División del Norte o a la
insurrección salvadoreña. (Gilly, Marcos, Ginzburg, 1995: 37)

Y de ahí su simbolismo atractivo y poderoso. Las reclamaciones “de


izquierda, anti-jerárquicas, anti-autoritarias”13 se transforman en
símbolos que nacen dentro la localidad especial de las comunidades-

Asamblea Plenaria Región Altos de Chiapas, La Otra Campaña. Resumen de los seis
13

puntos para su lectura y posterior respuesta al cuestionario, 2 de enero 2006, p.1

35
que significa bajo condiciones políticas sensibles (guerrilla, autonomía,
anti-neoliberalismo)- representan un modelo político otro, con prácticas
aplicadas en un nivel de vida cotidiano, no imaginario, y se extienden
mundialmente como expresión de principios globales que tienen que ver
con el respecto a las diferencias culturales, los derechos humanos, la
izquierda, la identidad indígena, y como herramientas de crítica hacia el
capitalismo, el neoliberalismo, la represión, aún ella misma la
globalización.

“No creo que la perspectiva personal puede ser neutra a


parte de mi trabajo aquí. A mí me gusta que son
autónomos.”14

¡bienvenidos compañeros del mundo!

“The anthropologist, surveying the tapestry of human cultural


variation, is like the visitor to the art gallery- a “viewer of views” 15

Todo tipo de gente pasa por los campamentos zapatistas. Sea por mera
curiosidad de ver quienes son estos campesinos zapatistas insurgentes -
que me gustaría mucho citar un proverbio etiope: “cuando el gran señor
pasa, el campesino sabio hace una profunda reverencia y
silenciosamente se tira un pedo” 16-, sea por vinculaciones solidarias con
el movimiento a través de colectivos o organizaciones de sus países, el
campamento constituye un lugar vibrante y rebelde. Existe una
inclinación hacia los más “extremos” o “raros” de apariencia pero no es
siempre cierto, tampoco se podría llamar típico, aunque a veces es
divertido entrar en ese juego e intentar adivinar si uno es o no es
14
Persona solidaria
15
TIM INGOLD. 2000. The Perception of the Environment. Essays on livelihood,
dwelling and skill. Routledge: London and New York, p.15
16
Citado en ADOLFO GILLY, SUBCOMANDANTE MARCOS, CARLO GINZBURG.
1995. Discusión sobre la Historia. Taurus: México, P.59

36
“zapaturista”. La verdad es que uno se da cuenta después de muchos
años de interacción con la gente que lo más “raro” ha empezado a
ubicarse en el mundo interior de las personas y ya no tanto en su
apariencia exterior. Me imagino que para los compas todos somos raros,
aunque ya están acostumbrados...

Me gusta mucho la opinión de Marc Augé ((1977) 1998:121) cuando está


hablando de la ciudad-encuentro:

Lo que importa destacar aquí es que, en virtud de la


solicitación de los sentidos y de la emoción estética, lo
evocado es la ciudad como persona y que la ciudad como
persona es evidentemente la ciudad social, la ciudad en la
que personas pueden cruzarse y encontrarse.

Yo creo que eso pasa con los lugares-destinos de viaje, dentro de


aquellos se coloca el Chiapas zapatista. Es punto de encuentro de miles
de viajeros en búsqueda de su definición o redefinición de rebeldía. Y
son viajeros que ven al lugar como persona, que entran en relaciones
sociales con el y que les transforman en imágenes. Imágenes que les
cuentan como historias, con un modo u otro, en su contacto social con
los demás- por email, en cartas, por teléfono, con fotos, textos,
organizando eventos, etc.- y que, con alguna manera, forman parte de
su persona social, la parte de su personalidad que se activa a través del
contacto con otros. Citando un poco más de Augé:

La personificación de la ciudad sólo es posible porque ella


misma simboliza la multiplicidad de los seres que viven en ella
y la hacen vivir. En otras palabras, la ciudad puede tener una
existencia imaginaria porque tiene existencia doblemente
simbólica; la ciudad simboliza a quienes viven en ella, a

37
quienes trabajan en ella y crean en ella, y todos ellos que
constituyen una colectividad; todos se encuentran, se hablan,
tienen una existencia simbólica en el sentido primero del
termino: todos se complementan y su relación tiene un
sentido...

En ese sentido podríamos decir que viajar es consiguiente de


socializarse.

Ese sentido social es la condición mínima y necesaria para


que puedan desarrollarse los procesos imaginarios de forma
metafórica o metonímica del arte, de la novela o de la poesía
o, también, para que sean apreciados por todos, y
reconocidos como seductores y no desprovistos de sentido
(...) Debemos pues ver en la dimensión imaginaria de la
ciudad un indicio de su grado de sociabilidad. No es
completamente indiferente preguntarse por qué algunas
ciudades son cantadas y otras no lo son, ni por qué algunas
que eran cantadas lo son quizá menos. (idem: 121-122)

Este proceso de contacto humano se facilita en un campamento;


primero por el espacio delimitado de la convivencia. En un campamento
zapatista mucho más, porque existe el sueño, el viaje, y la propia visión
de cada uno sobre lo que es el zapatismo y lo que es él en torno a eso,
que aún individuales han funcionado de manera global y nos han hecho
viajar a Chiapas. Así que todos compartimos lo mismo y todos
participamos mismo en eso.

La comunidad [co-viajera] tiende a hacerse permanente aún


cuando se termina… la sensación de “estar fuera” juntos en
una situación excepcional, de compartir algo importante, o de

38
retirarse mutualmente del resto del mundo y rechazar las
normas habituales, retiene su magia fuera de la duración… se
rodea en un aire de secretismo... disfrazándose... disfrazados
juntos como seres otros. (Huizinga, 1950: 12)

De esa convivencia de personalidades bajo el abrazo fuerte del


zapatismo salen casos muy divertidos e interesantes. Hay un juego de
declaraciones que provoca mucha gracia (como por ejemplo, anarquista,
anticonformista, anarco-punk idealista, independiente etc.) y además
resulta interesante como forma que utilizamos los seres humanos para
definirnos respecto a otros; son generalizaciones finitas que según quién
las usa pueden provocar reacciones contrastantes, de risa hasta ira.

A parte de lo emocional que seguro es muy importante, esas


declaraciones son equivalentes con imágenes o nociones atribuidas
tanto por la misma gente que se auto-declara como tal, como por el
resto social que se distancia de eso y se autodefine respectivamente.
Alguien puede imaginar las interpretaciones múltiples que pueden salir
de este proceso que muy fácil puede transformarse en batalla, cómica o
dramática.

Un individuo afrentado puede desarrollar una fantasía


personal de venganza y confrontación, pero cuando el insulto
no es más que una variante de las afrentas sufridas
sistemáticamente por toda una raza, clase o estrato, entonces
la fantasía puede convertirse en un producto cultural
colectivo. Cualquier forma asuma-parodia teatral, sueños de
venganza violenta, visiones milenarias de un mundo puesto al
revés- este libreto oculto colectivo es esencial para cualquier
visión dinámica de las relaciones de poder. (Gilly, Marcos,
Ginzburg, 1995: 58)

39
En ese marco entonces donde se mueve una gente tan diversa - de
suecos pacifistas y griegos anarquistas, a vascos autonomistas,
catalanes anti-globalistas, gringos anti-Bush, italianos activistas y de ahí
siguen izquierdistas, anti-racistas, anti-fascistas, anti-capitalistas y toda
una seria de anti-…istas – que se encuentra compartiendo, más bien
apoyando con su estancia en Chiapas (principios, ideas y valores) un
modelo político autónomo y rebelde en sus propias bases- las
comunidades zapatistas, el viaje asume un papel social, genera
sociabilidad y establece relaciones.

“Allá y acá, acá y allá. Tan lejos y tan cerca. Dos caminos tan
dispares y sin embargo, una y otra vez se acercan. ¿Seremos
capaces de escucharnos?, ¿de dialogar?, ¿de
intercambiarnos?, ¿de contagiarnos? ¿Puede existir un futuro
común para zapatistas, revolucionarios, desobedientes,
autónomos, ecologistas, antimilitaristas, feministas,
libertarios, anarcosindicalistas,… a un lado y al otro del
atlántico? ¿Seremos capaces de responder y de preguntarnos
juntos?”17

el regreso: ¿del viaje solidario a la cotidianidad solidaria?

Siempre intentando no escapar de muestro marco interpretativo,


podríamos ofrecer una definición de la solidaridad como un producto de
la globalización por excelencia, un agente de ingresos con buena causa,
hasta una mezcla de revoluciones y comercios justos; por el otro lado
sin embargo, un apoyo económico a la gente luchadora y un
reforzamiento de alianzas colectivas contra el capitalismo del consumo.
17
ELADIO VILLANUEVA SARAVIA.“Una verdad como un libro”, p. 92 en Miradas, ecos
y reflejos… del zapatismo a la utopía y viceversa. 2004. Secretaría de Relaciones
Internacionales y Comisión Confederal de Solidaridad con Chiapas de la CGT: España

40
San Cristóbal de Las Casas no puede ser una excepción. Dando una
vuelta al centro de la pequeña ciudad, el ojo se encuentra
constantemente con playeras de Zapata y de Marcos, postales con
zapatistas de todas formas artísticas, pasamontañas, muñequitas,
llaveros, cds, libros… Posadas con sextas declaraciones pegadas en el
cuadro de anuncios junto con tours en la selva, cosas en venta, talleres
de masaje y cursos de español… El bar Revolución con la marca de
Zapata y tanto más... Imágenes, fotos, tan demasiada promoción
comercial de una “revolución”, que en nuestro caso implica al
movimiento zapatista, pero hay este tipo de ejemplos con todos
movimientos y todas resistencias. La verdad es que hay una razón por
la existencia de tantos negocios: venden bien. La otra verdad es que
uno se puede cansar de este “entusiasmo” comercial que resulta en la
sobredosis de imágenes de zapatismo turisticamente modificadas y
adaptadas. En final de cuenta ¿donde está el espectáculo y quien es el
espectador? Una interesante reflexión es la siguiente:

La profusión de cámaras era tal que resultaba muy difícil


excluirlas del campo de visión. Observé durante un momento
ese espectáculo desde lo alto del árbol de los Robinson suizos
(del exótico estilo F4 con tragaluces): indiscutiblemente cada
uno de los que filmaban o fotografiaban era él mismo filmado
o fotografiado en el momento en que estaba filmando o
fotografiando. La gente va a Disneylandia para poder decir
que ha estado allí y para dar la prueba de ello. Se tarta de
una visita al futuro que cobra todo su sentido después,
cuando se muestran a los parientes y a los amigos,
acompañadas de comentarios pertinentes, las fotografías que
el pequeño ha tomado de su padre mientras éste filmaba y

41
luego la película del padre a manera de verificación. (Augé
(1977) 1998: 26)

Algo parecido dice Smith (1989: 33) cuando está hablando del viaje
y los souvenirs:

Pocos turistas regresan de vacaciones sin algo para mostrar,


sea cerillos, arte tradicional o rollos de film revelado. El tipo
de vacaciones escogido y la prueba que en realidad por fin lo
hicimos, refleja lo que consideramos “sagrado”. El Santo Grial
es el mito que uno busca en el viaje y el éxito de las
vacaciones es proporcional al grado que el mito se cumple.

En realidad lo que se regresa son memorias de experiencias. Según


Carpenter (1973: 17),

la conexión entre símbolos y cosas es consecuente del hecho


que el símbolo- la palabra o imagen o construcción- ayuda dar
la identidad a la “cosa”, su claridad y definición. Ayuda en
convertir la realidad en una realidad experimentada, así que
es parte indispensable de toda la experiencia.

Es verdad que la gente que viaja a Chiapas apoya al movimiento


zapatista contribuyendo económicamente a las cooperativas
autónomas, pero también entra en el proceso de comprar un “souvenir
solidario” de donde sea, porque en final análisis “dice EZLN” o porque
puede comprar “3 por 2”. Este fenómeno, como también la forma que
se promociona la cultura zapatista a través de los negocios, son temas
de preocupación en torno al movimiento zapatista y han sido
comentados de gente que se encontró viajando en Chiapas y pasando
por San Cristóbal.

42
“No sé, hay unas cosas que no las entiendo. ¿Por qué los
zapatistas venden posters con el logo de Greenpeace? ¿Que
más vamos a ver, la Amnistía Internacional junto con
EZLN?”18

“Lo que no entiendo yo, es ¿cómo es posible que el “centro”


de los zapatistas se encuentra en un espacio enorme en el
centro de la ciudad, en uno de los lugares más pijos del
barrio? Primero entras allá y ves todos con sus lap-tops con
stickers zapatistas. No estoy contra la tecnología pero ¿cómo
se combina esta imagen con la lucha anticapitalista? Y qué
tienen que ver los “ethnic” posters con mujeres Tuareg con
México? Yo pensaba que este movimiento está luchando
contra la globalización, no utilizándola para atraer clientes.”19

“El otro día estaba en este café y se me acerca un turista


mostrándome una bolsa que justo había comprado y me dice:
“¡Mirra! ¡Esa bolsa es auténtica zapatista!”. No lo creía! ¿Qué
decirle, bravo?”20

“¿Cómo puede ser que hay restaurante con Menú Compa, y


en este menú sirven arroz y frijoles? La gente, los compas, no
se sienten ofendidos?¿Qué sentido de humor es eso? La otra
cosa que no entiendo es porqué han escrito en las
manteletas frases de gente que no tiene que ver nada entre
sí. Y no estoy hablando del contenido de las frases que dicen
cosas bonitas pero de lo que representan. Hay frases del Sup,
de la Madre Teresa, del mayo de 68 por ejemplo. Yo no digo
18
Persona solidaria
19
Persona solidaria
20
Persona solidaria

43
que hay que meter solo frases de Marcos, pero qué tiene que
ver la filantropía con el zapatismo? Y cómo podemos
identificarnos con un slogan de 68 cuanto hemos visto qué
paso de este movimiento y con las políticas de sus
manifestantes?”21

Por parte de sus recibientes, estas críticas se confrontaron


yuxtaponiendo que debería mostrarse mayor enfoque en la militancia
pro-zapatista de estos espacios en los hechos, y en la manera que esa
se expresa su la actividad solidaria, apoyando cooperativas autónomas,
sirviendo café zapatista, tomando posicionamiento contra la Coca Cola y
la privatización del agua y más que todo con el objetivo de ser un
puente entre el movimiento zapatista y el resto social. La esencia de
esta platica se condensa con la mejor manera en una pregunta que creo
concierne a todos: “La cosa no es tanto por qué sino ¿para qué estás
haciendo lo que estás haciendo?” 22
conclusiones

The next best thing to traveling is to know someone who did…


LONELY PLANET (también podría ser JOHNNY WALKER... )

El viaje no puede ser sin destinación, no puede no tener un fin; un


fin determinado con base a los propios sistemas culturales de los que
viajan que han dado sentido en este proceso. Lo que cada uno está
buscando en su viaje puede ser diferente, sin embargo el hecho que
existe una motivación por esa búsqueda es un fenómeno común,
compartido para todos en el rumbo de la historia, desde los rites de
passage hasta los peregrinajes y las cruzadas, del Festival du Desert
hasta Las Vegas, de Ibiza a Goa... Hay un interesante comentario en el

21
Persona solidaria
22
Entrevista con representante de multi-espacio filo-zapatista en San Cristóbal

44
libro Hosts&Guests (1989: 28, mi traducción) en el capitulo que habla
del “viaje sagrado”:

Turismo tiene un declarado o no declarado, pero


culturalmente definido, propósito que ha cambiado con los
siglos. Para las sociedades tradicionales las recompensas de
peregrinajes eran acumulación de gracia y predominancia
moral en la comunidad natal. Las recompensas de turismo
moderno están traducidas en términos de valores que ahora
se sacralizan: salud mental y física, status social y
experiencias diversas y exóticas.

No estoy muy segura que la gracia o el status moral eran las frutas del
turismo de aquella época y en el mundo moderno y su turismo no
existen. Por supuesto hablamos de experiencias, eso sí, es el gran
contexto de análisis, pero según el presente estudio del caso de
“zapaturismo” podríamos decir que el status moral que uno tiene la
posibilidad de conseguir a través de su experiencia de viajar a Chiapas-
moral en el sentido de que esté aceptado como agente de conexión
entre dos mundos, como agente de información, y más que todo como
poseedor de conocimiento; una vez reconocido, se le regala una forma
de respeto social, que progresivamente puede constituir elemento de
diferencia, - constituye una motivación principal para los “zapaturistas”.
No es fácil reconocer este motivo de viaje porque uno tiene que
enfrentarse a si mismo y aceptar el hecho que el reconocimiento social
de su experiencia de viaje y del conocimiento que eso le ha aportado,
simplemente le gusta (!). Pero una tal aceptación, lo más seguro es que
se va a encontrar en juicio; le van a medir los niveles de superficialidad
moral, le van a acusar de falta de consciencia, de egocentrismo, de
turismo... Esto es algo interesante en los campamentos zapatistas, que
se pueden convertir de pronto en lugares de batalla entre status sociales

45
y morales; personalidades se crean, auto-estimaciones suben y bajan,
papeles se atribuyen, líneas se establecen, amigos, enemigos, priistas,
compas, no compas, ex compas... Todos hay que caber.

Y ¿qué decir sobre la gracia del viaje? ¿Que no existe? ¿Que no se puede
llamar un valor? Porque la gracia, como resultado del placer de viajar,
constituye un elemento ya escrito en las personalidades de todos los
que viajan, les da un brillo de alguna forma, y este es un elemento
obvio, un cambio en la mirada notable por los demás y muchas veces
admirado o envidiado por ellos.

En casos de viaje como en el de Chiapas, la gracia parece estar en un


estado de interdependencia con el ambiente natural y social. La selva a
veces complica las cosas y hace la vida más difícil de lo que uno está
acostumbrado. De repente hay que cuidarte de mil factores y muchas
veces es necesario un estado físico más o menos bueno sino, siempre
llegas pero cómo... Esta vida de por si tiene su gracia; más para alguien
proveniente de ambientes urbanos, que a lo mejor tenga una buena
relación con la naturaleza pero seguro no es su contexto de vida de cada
día sino de vacaciones. Muy naturalmente entonces, el esfuerzo que se
exige para poder integrarse en la vida de la comunidad, deja su huella
en la persona.

“Por encima de todo, y todo tiene relación, lo más


impresionante es ver esas comunidades, en unas condiciones
duras de vida, tremendamente duras en muchas ocasiones,
que no tienen nada, como diríamos aquí, pero que tienen algo
muy hermoso y del todo valioso como es la dignidad.” 23

23
“El viejo”. “A la “niña””, p.84-85. En Miradas, ecos y reflejos… del zapatismo a la
utopía y viceversa. 2004. Secretaría de Relaciones Internacionales y Comisión
Confederal de Solidaridad con Chiapas de la CGT: España

46
Las historias de las dificultades físicas que gente tuvo la experiencia en
comunidades, que más que todo tenían que ver con el tiempo o la fauna
y flora de la selva, son incontables y por supuesto pueden ser muy
graciosas.

En el contexto zapatista de la selva y los altos de Chiapas, que a


nosotros interesa más como destino de viaje y provocador de todo este
proceso de transformación de los status de todos tipos que uno tiene, la
autonomía indígena y su estructura social, con la cual el campamentista
viene en contacto en su estancia en la comunidad, es un factor que
puede tener impacto emocional a la personalidad del campamentista-
viajero. Otro punto sobre el cual existen miles de historias de gente que
“el viaje en el Chiapas zapatista se les cambió la vida...”

El viaje y su gracia, y más que todo las interpretaciones de esta relación


nos llevaron a mucha reflexión. Hay que reconocer la presencia de un
“ego” atrás de la motivación. Un “ego” personal que quizás a menudo
nos preocupa como elemento diferencial, una disposición de ser
diferente del otro, pero que al mismo tiempo constituye un elemento de
unidad entre las disposiciones de todos especialmente en el tiempo
salvaje que vivimos. Igualmente hay que reconocer que el viaje y su
gracia residen en el gusto por la exteriorización de la experiencia vivida.
Compartir las experiencias del viaje no se aplica a todos con la misma
forma y estas prácticas pueden ser hasta totalmente contrarias. La
riqueza cultural que recibe el viajero de su experiencia le introduce a
todo un nuevo mundo de correlaciones, a una realidad diferente y el
mejor momento para constatar eso es cuando regresa. El famoso choque
cultural; consecuencia inevitable del camino viajero, un proceso de
redefinición, de socialización, de acción, un rite de passage en tiempos
modernos. Hay personas que escriben libros y otras que nunca hablan

47
de sus historias, gente que le gusta la atención social y gente que la
evita cuidadosamente; como que sea, el viaje tiene el poder de
estampar a uno y eso no se puede esconder.

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