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2017

Nuevas Historias del


Arte
ARTE, SOCIEDAD Y AMBIENTE- PROF. BÁRBARA LOBATÓN
HELEN M. CUEVAS M.
ENCUENTRO CERCANO CON LA PUERTA

Y yo la mire, y no era la única observándola, y una voz intentaba explicar lo que


yacía frente nuestro. Una voz que no hablaba el mismo idioma que el mío, pero aun
así podía comprender lo que quería decir.

Cientos de figuras se agazapaban en formas distorsionadas y ambigüas ante


nuestros ojos. Figuras llenas de dolor, desesperación y sufrimiento. No tenían
comienzo ni fin, congeladas en un suspiro de su miseria, sin percatarse de ser
observadas.

A mí alrededor se sumaban más espectadores, interesados por la maravilla de la


monumentalidad, dispuestos a prestar oído a la voz que comenzaba el recorrido.
Rodin conocía muy bien a sus demonios como para poder extraerlos de sí mismo y
tallarlos para nuestro evidencie.

Nadie podía escapar de las puertas del infierno.

EL MONSTRUO ATRAPADO EN MI MENTE

Slush, slush, chomp,chomp, el chapoteo se repetía a sí mismo, una y otra vez, ahora
con más fuerza, sin pausas. Navegaba a través de mis recuerdos y aun ahora ha
hecho de mi nostalgia su hábitat natural.

Nos conocimos no hace mucho, pero estuve buscándolo desde hacía tiempo.
Buscaba en los lugares habituales a los que una joven tiene acceso. No fue hasta
que en una zona nice de la ciudad, después de una módica cantidad, y muchas
escaleras eléctricas después, lo encontré.

De la enorme cantidad de seres terrestres y acuáticos congregados en ese espacio,


ahora solo nosotros existíamos.

Frente a frente. Fui recibida por dos de estas creaturas que me permitieron
observarlas mientras el tiempo pasaba. Ajolote. Axolotl. Ambystoma Mexicanum. Se
quedaron grabados en mi ser y en la cámara de mi madre. Larvas con sonrisa de
gato risón, anfibios que han perdurado y ahora, cual dios temeroso de la muerte, se
encuentran a su amenaza principal. Un humano.
DE CÓMO LE ROBE LA SONRISA A LA MONA LISA

Enigmática. Indescifrable. Incluso algo estoica. Así me parecía ella.

La miraba y me atrapaba, como un extraño magnetismo que me impedía mirar a


cualquier otra a su alrededor.

El misterio de su compostura y elegancia no me dejaban tranquila. Tenía que


hacérselo saber.

¿Cómo le hablas al arte encarnado?

Pero lo hice, y a partir de esa tarde, supe que ella sonreía. Me atrevo a decir que
ahora ella sonríe por mí y para mí.

PEDRO

Estaba en la bodega. Él siempre esperaba a los demás. No tenía ninguna prisa, él


ya había cumplido su tiempo.

La bodega se había vuelto su casa, pasando hasta 20 horas en ella.

Cuando ocasionalmente requerían de su presencia en el exterior se aseguraba de


siempre prepararse mentalmente para salir, dar lo mejor de sí, no mostrar duda
alguna. Los jóvenes contaban con él y él no estaba dispuesto a decepcionarlos.

Él siempre fue de complexión delgada, muy delgada, y muy pálido. A pesar de ello,
se podía decir que gozaba de buena salud.

Pedro es muy flexible y siempre está dispuesto a mostrarte algún trucazo que en
vida podrás repetir. Le encanta ser el centro de atención.

Así es como consiguió su trabajo actual, el cual ama con locura. Ha servido de musa
para varias generaciones de artistas. Sigue tan completo como el día en que nació.
Hubo una vez un incidente, no estaba seguro de dónde era que había dejado la
cabeza. Pero al final, con la ayuda de buenos samaritanos, volvió a estar en sí.
Probablemente ahora lo podrías encontrar si subes las escaleras fuera de la
cafetería del claustro de Mejorada, en donde siempre se ha sentido cómodo, la
bodega, esperando la próxima clase que requiera de sus servicios.

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