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Introducción a los Ejercicios Espirituales

Comenzamos los Santos Ejercicios Espirituales, tiempo de gracia y de oración, para escuchar la
voz de Dios en nuestras vidas, escuchar para poner por obra (reforma de vida) y de esa forma
poder ordenar nuestra vida según la Voluntad de Dios.
Si el día de retiro, si los Ejercicios Espirituales de 5 u 8 días son un tiempo de gracia, un tiempo
necesario en nuestra vida, con cuánta mayor razón, lo son los Ejercicios Espirituales de mes, en
especial para aquellos que están en la misión.
En la primera anotación, San Ignacio ya nos habla de esto: de la misma manera, todo modo de
preparar y disponer el alma, para quitar de sí todas las afecciones desordenadas, y después de
quitadas para buscar y hallar la Voluntad divina en la disposición de su vida, para salud del
alma.
Cuando vivíamos en el seminario, o aquellos que viven en un monasterio, (en ambos casos en un
lugar privilegiado y apto) es más fácil tener ordenada la vida espiritual. Todo está pensado para
ayudar a los que en esos lugares viven. Y aun así cuán necesario son los Ejercicios Espirituales.
En la misión es más fácil, desordenarse y perder el norte. Conozco una comunidad donde no
hacen adoración diaria al Santísimo Sacramento. Sacerdotes que no se confiesan regularmente
(casos y casos).
Sin embargo, vemos según la experiencia, que algunos Sacerdotes, no hacen los Ejercicios
Espirituales todos los años y más aún, los Ejercicios Espirituales de mes. “La misión demanda
mi presencia, no puedo este año hacer los EE de mes”
A mí siempre me llamó la atención la cuarta anotación de San Ignacio: porque como acaesce que
en la primera semana unos son más tardos para hallar lo que buscan, es a saber, contrición,
dolor, lágrimas por sus pecados; asimismo como unos sean más diligentes que otros, y más
agitados o probados de diversos spíritus; requiérese algunas veces acortar la semana, y otras
veces alargarla, y así en todas las otras semanas siguientes, buscando las cosas según la
materia subiecta; pero poco más o menos se acabarán en treinta días.
San Ignacio, escribe esto pensando en el EE de mes y con un solo ejercitante. Cuando se predica
a varias personas, esto a veces no se puede cumplir; pero sigue siendo real. Y una de las causas
de esto es lo que escribe en la 5ta anotación: al que rescibe los exercicios, mucho aprovecha
entrar en ellos con grande ánimo y liberalidad con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su
querer y libertad, para que su divina majestad, así de su persona como de todo lo que tiene, se
sirva conforme a su sanctíssima voluntad.
Y ¿por qué digo esto? Porque justamente hay Sacerdotes que no entran en los EE con grande
ánimo y liberalidad. Un Sacerdote me dijo en cierta oportunidad: “Yo nunca pedí ni pediré
contra la carne”
[157] Nota. Es de notar que quando nosotros sintimos affecto o repugnancia contra la pobreza actual, quando no
somos indiferentes a pobreza o riqueza, mucho aprovecha para extinguir el tal affecto desordenado, pedir en los
coloquios (aunque sea contra la carne) que el Señor le elija en pobreza actual; y que él quiere, pide y suplica, sólo
que sea servicio y alabanza de la su divina bondad.

Lo mejor de todo, es que cuando pedimos contra la carne, no significa que Dios nos va a
conceder eso; normalmente no ocurre, pero sí ocurre que nuestra alma se libera de una
esclavitud, se libera de un afecto. Pero afirmar que nunca lo hice y nunca lo haré, implica que tal
persona nunca va a entrar en los EE con grande ánimo y liberalidad. (Cuando yo era chiquito,
mis hermanos me contaron cómo moría un enfermo de tétano y quedé tan espantado y traumado
con ese tema, incluso siendo seminarista y Sacerdote…. Hasta que en un EE lo encaré al tema y
pedí contra la carne, morir de tétano… no sé en qué momento me dí cuenta de que ya no tenía
ese temor…. Aunque una vez volvió, lo eliminé sin tardanza)
O aquel otro Sacerdote que hacía alarde de tener una santa indiferencia con respecto a los
familiares y un día de fiesta, estando él hablando con sus familiares y era el momento en que
debía empezar la Misa, dijo: “no puedo colgar el teléfono, estoy hablando con mi familia”.
Evidentemente que tenía un afecto desordenado por su familia y no solo no quería reconocerlo
sino que se convencía a sí mismo y trataba de convencer a los demás de que era indiferente a ese
tema. Como decía el P. Castellani, cuando alguien hace alarde de una virtud, es propiamente en
eso en donde falla más a menudo.
Hacer los Ejercicios Espirituales de mes como Sacerdote es una gracia especial; el que lo hace
por segunda vez (es decir la primera como novicio) se dará cuenta de la gran diferencia entre
ambos EE… ya sea por la madurez alcanzada por los años; ya sea la experiencia adquirida, por
haber realizado otros EE de 5 días o por haber predicado EE; ya sea por todo el conjunto de
doctrina que absorbimos como seminaristas y luego como Sacerdotes.
Sin embargo, cuando hice los Ejercicios Espirituales de mes como Sacerdote; finalizada la
primera semana, después del desayuno, nos dirigíamos a cambiarnos para hacer la salida… y me
encontré con un Sacerdote y me dijo: “Basta, no doy más” por lo cual me quede boquiabierto…
estaba por decirle algo cuando llegó otro Sacerdote y dijo… “estoy que no doy más y esto recién
empieza”
Por eso… debemos pedirle a Dios la gracia de empezar estos Santos Ejercicios Espirituales con
grande ánimo y liberalidad.
En la Anotación undécima, San Ignacio escribe: “al que toma exercicios en la 1ª semana
aprovecha que no sepa cosa alguna de lo que ha de hacer en la 2ª semana; mas que ansí trabaje
en la 1ª, para alcanzar la cosa que busca, como si en la 2ª ninguna buena sperase hallar”
A cada día le basta su afán. Se empieza como saben con el Principio y Fundamento y luego se
pasa a lo que se llama la primera semana… y debemos concentrarnos en eso; sin pensar cuándo
se va a acabar el PyF; cuántos días quedan para el descanso; etc… conocí a un seminarista, que
apenas entraba en los EE de 5 días decía: “bueno, faltan “X” horas para terminar”

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