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ORACIÓN DE NAVIDAD- 1º DE BACHILLERATO

11/12/2019

Bienvenidos a esta oración. Buscamos la postura mejor para vivir ese diálogo con Dios...
para ponernos a la escucha de la voz del Señor, que una y otra vez sacude y mueve toda
nuestra vida...Imaginamos que en ese silencio de nuestro interior abrimos bien la puerta de
todo nuestro ser, para que llegue mejor al último rincón de nuestra vida, la voz del Señor... su
mensaje de esperanza. Sólo somos una puerta que se abre y se abre... a esa presencia de Dios,
que trae la salvación para todos… Vivimos desde el silencio, esta actitud de apertura total a
Dios.
Como sabéis nos encontramos en uno de los momentos más importantes en la vida de un
cristiano: el adviento. Este tiempo nos invita a escuchar, a contemplar, a navegar y a movilizar
nuestro día a día. Nos invita a prepararnos para el nacimiento de Jesús.
Te proponemos tomarte lo que queda del tiempo de Adviento como un momento para
dejarse encontrar por Dios. Sí, es verdad, el Adviento es un camino... pero en el que sabemos
que Dios ya ha dado el primer paso y que correrá a nuestro encuentro en cuanto vea de
nosotros un acercamiento.
El Adviento nos prepara a los creyentes a un encuentro: el encuentro con Jesús. Él viene
a cambiar nuestras vidas. Para ello, nos da el ejemplo de amor sin límites, hasta la muerte,
convencido de que una vida entregada al máximo merece la pena
Sin embargo, nuestras vidas no siempre son tan arriesgadas. Tenemos miedos. Nos
conformamos algunas veces con calmar nuestras conciencias. O preferimos ocultar nuestras
debilidades y deficiencias para aparentar ser más fuertes de lo que en realidad somos.
(Música de fondo y dejamos unos minutos de silencio)

1
Vamos a escuchar una historia que nos ayudará a reflexionar.

Una historia sobre Jesús

TERESA: Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre
levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando
y temeroso.

JUAN: Acércate ¿Por qué tienes miedo?


VICENTE: No me atrevo, Jesús,… no tengo nada para darte.
- Me gustaría que me des un regalo – dijo el recién nacido.

TERESA: El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó:

VICENTE: De verdad no tengo nada... nada es mío, si tuviera algo, algo mío, te lo daría... mira.

TERESA: Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja de cuchillo
herrumbrada que había encontrado.

VICENTE: Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy…


JUAN: No, guárdala. Querría que me dieras otra cosa. Me gustaría que me hicieras tres regalos.
VICENTE: Con gusto,pero… ¿qué?
JUAN: Ofréceme el último de tus dibujos.

TERESA: El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo
oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús:
VICENTE No puedo... mi dibujo es horrible... ¡Nadie quiere mirarlo... !

JUAN: Justamente, por eso lo quiero... siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo
que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato.

VICENTE: (tartamudeando) Pero… ¡lo rompí esta mañana! .

JUAN: Por eso lo quiero... Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida, yo quiero
arreglarlo... Y ahora –insistió Jesús- repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te
preguntaron como habías roto el plato.

TERESA: El rostro del muchacho se ensombreció, bajó la cabeza avergonzado y, murmuró:

VICENTE: Les mentí... Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto... ¡estaba
enojado y lo tiré con rabia

JUAN: Eso es lo que quería oírte decir. Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras,
tus calumnias, tus cobardías, tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas... No tienes necesidad de
guardarlas... Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas. A partir de hoy me
gustaría que vinieras todos los días a mi casa.

2
GESTO 1:
Ahora… después de escuchar esta historia… os queremos pedir que reflexionéis sobre los
aspectos negativos que hay en vuestra vida y que queréis poner en MANO de Jesús para
mejorarlos. ¿Siempre eres consciente de tus aspectos negativos? ¿Sabes cuáles son pero te
cuesta cambiarlos? ¿Por qué te cuesta quitar esos aspectos negativos, tus cobardías, tus
mentiras de tu vida? Reflexiona y escribe en la mano que te entregaremos. Después ofrécela a
Jesús.

(Varios lectores van leyendo las siguientes oraciones mientras ellos escriben en la mano).

1. PABLO: Tenemos miedo a ser generosos. Pensamos que merecemos todo, y que no
tenemos por qué dar a los demás, porque “no se lo han ganado”.

2. MACU: Tenemos miedo a enfrentarnos con algunas situaciones de la vida. Preferimos


meternos en nuestro mundo, en nuestra música… para ignorarlas y evitar que nos afecten.

3. PABLO. Tenemos miedo a dar un giro a la vida. Preferimos seguir viviendo en nuestra
mediocridad. La conocemos, y estamos a gusto con ella.
4. MACU: Tenemos miedo a descubrir nuestras debilidades y nuestros errores. Preferimos no
pensar, no mirarnos en profundidad. Y si alguien nos intenta ayudar haciéndonos alguna
propuesta de mejora, nos defendemos, porque ya “somos los mejores”.
5. PABLO: Tenemos miedo a amar, porque es peligroso y exigente. No nos importa que nos
amen, pero cuando nos puede comprometer, nos quedamos al margen.

Podemos leer aleatoriamente cuando acaben algunas de las manos que han ofrecido al niño Jesús.
Les pediremos que compartan con el resto del grupo.

Escuchamos la palabra de Dios.


MANU: Hermanos: Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño,
porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el
día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y nos disponemos con las armas de la luz.
Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni
desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo. (Rom 13, 11-14)

Jesús nos quita nuestros miedos. Nos invita a ser valientes. Nos da la fuerza. Lo llamamos
“salvador”.
Merece la pena reconocer nuestros miedos, nuestras dificultades, nuestras faltas, para así
poder superarlas.

3
GESTO 2. Ahora después de saber cuáles son tus faltas y tener ganas de superarlas, queremos
que pienses en alguien de tu grupo de catequesis. ¿Qué crees que le falta a esa persona? ¿Qué
consideras que puede cambiar para ser una mejor persona? Escribe en un papel lo que te
gustaría que se propusiera cambiar y como gesto regálale una BOLA DE NAVIDAD para
desearle que le llegue aquello que crees que le falta.

ORACIÓN FINAL Se reparte a varios catecúmenos un párrafo para que lo lean…


HUGO: Jesús, todos los días escucho que los jóvenes somos el presente y el futuro, y que en
nosotros está la esperanza. Lo escucho en los labios de mis padres, en el colegio, en la televisión...
Ante esto, me da miedo y temo en ocasiones, porque la realidad es que me siento invadido y no sé
hacia dónde seguir. La verdad es que siento que poseo grandes cualidades, pero no veo cómo las
puedo ejercitar, cómo puedo llevarlas a la práctica.

FEDE: Algunas veces me comparo con un avión nuevo y bien equipado en un hangar sin pista y sin
piloto. Creo que eso somos los jóvenes, aviones nuevos sin estrenar, esperando que nos coloquen en
la pista. Jesús, hay muchos jóvenes que se sienten hoy aviones sin pista en el museo de la
desorientación, ante la mirada de un mundo que espera que nos decidamos a comprometernos.

CARLA AYORA: Jesús, hoy deseo decirte que deseo ser piloto de mi propia aeronave, que tu
palabra me basta para abrirme al mundo. No quiero seguir siendo comodín de la ruleta de la
hipocresía; ya me harté del imperio del consumismo en el que nadie es valorado por lo que es, sino
por lo que puede dar.

FERNANDO MODESTO: Jesús, en mi papel de joven, sé que es duro romper con el ambiente en el
cual me he levantado desde niño, pero sé que sólo Tú eres la persona que colma de sentido mi
existencia. Permíteme no dudar jamás de tu amor, de tu coherencia de tus sentimientos y
pensamientos, en los cuales encuentro el camino para mi realización, veo la luz que me abre
horizontes de vida nueva

ELENA ABELLÁN: Jesús quiero ser joven contigo y encontrar en mí, los instrumentos para
extender tu reino, entre la sociedad, pero especialmente entre mis amigos.

Rezamos un padrenuestro todos juntos.

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