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Contexto histórico

El 11 de julio de 1971, bajo la presidencia de Salvador Allende, el Congreso chileno votó por
unanimidad una enmienda a la constitución que autorizaba al gobierno a nacionalizar las tres
mayores compañías de cobre en Chile de origen estadounidense. Se publicó la ley 17450 de
reforma constitucional y culminó la nacionalización del metal.

Era el desenlace de una cadena de hechos previos que comenzaron a partir de las elecciones de
1964. A partir de esa fecha, la opinión pública comenzó a presionar a la clase política chilena por
la nacionalización del cobre.

Un tiempo atrás, en el año 1953, se había creado el Ministerio de Minería de Chile. Este sería el
responsable por las medidas que prepararon la vía para la nacionalización del cobre.

Esta se cumplió en dos fases. La chilenización del cobre, fase I, se inició en la presidencia de
Eduardo Frei Montalva (1964-1970). En esta fase, el Estado compartió con las mineras extranjeras
operaciones y ganancias de la actividad.

Luego de la decisión de 1971, las empresas fueron obligadas por ley a ceder las minas a la nación.
Como compensación, se les pagaría una indemnización consistente en el valor en libros de cada
una de las empresas expropiadas.

Causas

Desigual disfrute del beneficio

Hasta mediados de la década de 1960, la mayor parte de la industria del cobre en Chile estaba
operada por compañías mineras norteamericanas.

Por tanto, las ganancias por esta actividad eran repatriadas a los Estados Unidos de América en
lugar de ser invertidas en el país.

Se estimaba que para el momento de la nacionalización, las tres minas más grandes habían
enviado a su país de origen unos 10,8 mil billones de dólares.

Sin embargo, en el mismo lapso, los ingresos de toda la actividad económica chilena fueron unos
10,5 mil billones de dólares.

Promesa de campaña electoral política

En las elecciones presidenciales de 1964, Eduardo Frei y Salvador Allende, los dos principales
candidatos, prometieron nacionalizar la industria chilena del cobre. El candidato Frei sacó un 56%
de los votos, y Allende obtuvo 39%.
Así pues, en esa elección, los dos primeros lugares recibieron el 95% del apoyo electoral. Se
interpretó entonces que la nacionalización del cobre era una demanda de todo el país.

En consecuencia, esta promesa fue renovada para las elecciones de 1970 donde resultó ganador
Salvador Allende.

Presión social por mejoras económicas

Para la época, algunos grupos políticos y sociales afirmaban que la existencia de la Gran Minería
en manos extranjeras era la causa básica del subdesarrollo chileno. La culpaban, entre otras cosas
de la escasa actividad industrial.

Asimismo, pensaban que impedía disminuir el desempleo, mejorar la agricultura, aumentar


salarios y, en general, eliminar el atraso. Afirmaban que los planes sociales del gobierno no se
cumplían a cabalidad por insuficiencia de fondos.

De igual manera, argumentaban que, siendo el cobre el recurso que proporcionaba el 70% de las
divisas del país, debía contribuir con su desarrollo.

Para ese momento, se estimaba que el ingreso por la explotación cuprífera era de unos 120
millones de dólares anuales.

Consecuencias

Repercusión internacional

La nacionalización del cobre chileno dio lugar a un amargo proceso legal y enfrentamiento
comercial internacional entre el gobierno chileno y las empresas mineras estadounidenses. La
disputa también afectó las relaciones binacionales.

La fuente de la disputa fue el descuento hecho a las indemnizaciones a pagar de unos montos
llamados “utilidades excesivas”. Según el gobierno, las mineras habían obtenido utilidades por
encima de lo declarado.

De ese modo, descontaron estos montos al momento de la liquidación de las compensaciones.


Como resultado, algunas de las empresas no recibieron ninguna compensación por algunas de las
minas luego de la expropiación.

Boicot internacional

Las empresas involucradas protestaron las condiciones bajo las cuales se realizó la nacionalización
del cobre. También, el gobierno de USA consideró que las normas internacionales comerciales se
violentaron en el proceso.

Consecuentemente, junto con sus aliados comerciales. impuso un boicot comercial a Chile. Esta
medida afectó negativamente a la economía chilena.
Por otro lado, existen fuentes que aseguran que la Agencia Central de Inteligencia estadounidense
(CIA, por sus siglas en inglés) accionó para desestabilizar el gobierno de Allende.

Caída de la producción

La nacionalización del cobre no trajo la abundancia inmediata prometida. La producción y los


beneficios se desplomaron bruscamente. Entre otros, el boicot dificultaba conseguir repuestos
para las maquinarias.

Asimismo, se produjo una escasez de mano de obra. Luego de la nacionalización, algunos técnicos
especializados abandonaron las minas.

Un grupo de ellos renunció en protesta por la nueva administración y otros porque ya no recibían
pago en dólares. Este era uno de los beneficios que las empresas privadas ofrecían a un grupo de
trabajadores clave.

Cualquiera haya sido el motivo, la salida de estos trabajadores capacitados obstaculizaba la


producción, particularmente en áreas muy técnicas como la refinación.

Golpe de Estado

Los partidarios de Allende calificaron la nacionalización del cobre como un «acto de soberanía».
Sin embargo, en la opinión de analistas, fue el catalizador para que empeorara la polarización
política que se estaba viviendo en el país.

Al final, esta polarización desembocó en el golpe de Estado liderado por el general Augusto
Pinochet en el año 1973.

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