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Notas Conceptuales para el

Desarrollo de la Estrategia
Nacional de Formación
Ciudadana
Mesa Técnica de Educación para la Paz,
la Memoria Histórica y los Derechos
Humanos

GUATEMALA 2017
Insumos conceptuales para desarrollo de la Estrategia Nacional de Formación Ciudadana. Guatemala 2017.

Notas Conceptuales para el Desarrollo de la Estrategia Nacional de


Formación Ciudadana

El presente documento contiene un conjunto de notas conceptuales sobre cinco grandes


temas relacionados con la convivencia social y que, son a la vez, grandes desafíos para la
formación de la ciudadanía:
1. Derechos Humanos
2. Diversidad, Multiculturalidad e Interculturalidad
3. Democracia
4. El Conflicto Armado Interno en la Histria Reciente de Guatemala
5. Educación para la Paz

Representan debates vivos en la sociedad y deben estar presentes en los procesos


educativos. En la medida que la educación debe cumplir con el mandato constitucional de
aportar el desarrollo humano integral y del conocimiento de la realidad nacional y universal,
es imprescindible que estén presentes en los programas de los distintos niveles educativos.

La Formación Ciudadana, más que un área curricular, es ante todo un proyecto de


ciudadanía y una de las razones de ser de los sistemas educativos. Teniendo en cuenta el
planteamiento de la UNESCO sobre la Educación para la Ciudadanía del Siglo XXI: “La
educación ciudadana no puede de ninguna manera ser un catálogo de preguntas y
respuestas… debe ser el foro que da lugar y alimenta una verdadera cultura de la
discusión”.

La implementación de un nuevo enfoque de ciudadanía, para el siglo XXI, requiere una


docencia con una perspectiva metodológica innovadora y con las bases conceptuales de
cada una de las sub áreas temáticas que la desarrollan. Estas notas ofrecen las bases para
la aproximación a cada una de las sub áreas indicadas antes.

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1. DERECHOS HUMANOS

1.1. Derechos humanos

Los derechos humanos son garantías universales con valores jurídicos y morales
interdependientes entre sí e indivisibles. Como son inherentes a todas las personas por su
condición de seres humanos, protegen tanto a individuos como a grupos de individuos
contra cualquier acción que afecte sus libertades fundamentales y su dignidad humana. A
los Estados corresponde trabajar porque se respeten, protejan y promuevan los derechos
humanos.
Los derechos humanos sirven para proteger la vida, la libertad, la igualdad, la integridad, la
seguridad jurídica, el medio ambiente, la paz, entre otros. Su realización implica la
existencia de un orden jurídico y social donde el actuar de la persona esté protegido contra
los abusos de autoridades, servidores públicos y particulares.

Principios fundamentales de los derechos humanos:


- Dignidad
- Libertad
- Igualdad
- Justicia
- Fraternidad–solidaridad

Las principales características de los derechos humanos son:


- Universales
- Inherentes
- Progresivos
- Irrenunciables
- Integrales (integralidad de los derechos humanos)

1.2. Deberes y obligaciones del Estado hacia los derechos humanos

El Estado tiene tres tipos de obligaciones generales: la de respeto, la de protección y la de


satisfacción:
a) Respetar: exige que el Estado se abstenga de adoptar medidas que obstaculicen o
impidan el goce de los derechos humanos;
b) Proteger: demanda del Estado medidas para velar por el respeto de los derechos
humanos por parte de terceros, por lo que proteger también implica generar mecanismos
para la defensa de los derechos.

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c) Realizar: implica las obligaciones de promover y hacer efectivo cada derecho humano,
es decir, el Estado debe adoptar medidas que faciliten el ejercicio de estos derechos para
todas las personas (medidas legislativas, políticas públicas, asignación de recursos, etc.)
para lograr la plena realización de los derechos humanos.

1.3. Derechos específicos

Los derechos humanos de grupos específicos buscan una verdadera igualdad para las
personas que por su pertenencia a un grupo social, género o edad, están más expuestas a
la discriminación o abusos de parte de mayorías o sectores dominantes. Dentro de los
grupos específicos podemos mencionar particularmente la niñez y la juventud, las mujeres,
los pueblos originarios, los migrantes, las personas con capacidades diferentes, los
refugiados, las personas mayores, las personas que viven con el VIH, las personas LGTBI
y otros.

a. Niñez y adolescencia

La Convención Internacional de Derechos del Niño y la Ley de Protección Integral de la


Niñez y Adolescencia reconocen los derechos individuales, sociales y culturales de los
niños, niñas y adolescentes. Es el marco jurídico específico para brindar protección especial
a la niñez y adolescencia vulnerabilizada. Establecen los deberes y responsabilidades de
la niñez y adolescencia frente a sus familias y la sociedad. “El enfoque de protección
integral” es un cambio de paradigma que provee la Convención de los Derechos del Niño:
Se reconoce al niño, niña y adolescente como sujetos de derechos. Se aplica el Interés
superior del Niño.

El interés superior de la niñez es una garantía que debe ser aplicada en toda decisión que
se adopte con relación a la niñez y la adolescencia, con el fin de asegurar el ejercicio y
disfrute pleno de sus derechos. Para ello deben actuar en favor de la niñez respetando sus
vínculos familiares, origen étnico, religioso, cultural y lingüístico. En la aplicación del interés
superior, debe tomarse en cuenta la opinión del niño, niña o adolescente en función de su
edad y madurez.

El interés superior de la familia. Se entiende por interés de la familia, a todas aquellas


acciones encaminadas a favorecer la unidad e integridad de la misma y el respeto de las
relaciones entre padres e hijos, cumplidos dentro del ordenamiento legal.

b. Pueblos originarios

Pueblos originarios o pueblos indígenas lo constituyen los pueblos asentados en el


territorio, cuyas condiciones sociales, culturales y económicas les distinguen de otros
sectores de la colectividad nacional, que descienden de poblaciones que habitaban el país

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en la época de la conquista o la colonización y del establecimiento de las actuales fronteras


estatales, y que, cualquiera que sea su situación jurídica conservan todas sus instituciones
sociales, económicas, culturales y políticas o parte de ellas.

c. Personas con capacidades diferentes

Todos los miembros de la sociedad tienen los mismos derechos humanos. Todas las
personas con discapacidad tienen derecho a gozar, sin discriminación alguna, de todos sus
derechos. Ello incluye el derecho a no ser víctima de discriminación por motivos de
discapacidad, así como por cualquier otro motivo como la raza, el color, el sexo, el idioma,
la religión, la opinión política o de cualquier otra índole, el origen nacional o social, el
patrimonio, el nacimiento, o cualquier otra condición.

Todos los instrumentos de derechos humanos incluyen una disposición que protege contra
la discriminación.

d. Mujeres

El sistema sexo-género permite conocer un modelo de sociedad en el que se explica cómo


las diferencias biológicas entre las mujeres y los hombres se han traducido históricamente
en desigualdad de índole social, política y económica en el ámbito de los derechos entre
ambos sexos siendo las mujeres las más desfavorecidas en este proceso. El sistema sexo-
género identifica lo natural y lo socialmente construido y establece que el sexo no es en sí
mismo la causa de la desigualdad de las mujeres sino su posición de género socialmente
construida. El sistema sexo género se basa en un modelo de sociedad androcéntrico que
supone lo propio y característico de los hombres varones como centro del universo,
parámetro de estudios y análisis de la realidad y experiencia universal de la especie
humana.

e. Personas mayores

La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las


Personas Mayores nos da la siguiente definición: “Persona mayor”: Aquella de 60 años o
más, salvo que la ley interna determine una edad base menor o mayor, siempre que esta
no sea superior a los 65 años. Este concepto incluye, entre otros, el de persona adulta
mayor.

“Solidaridad intergeneracional” es un concepto del que se habla en el mundo desde 1999,


cuando se celebró el Año Internacional de las Personas Mayores (IYOP) con el slogan:
“Hacia una sociedad para todas las edades”. Tres años más tarde, con motivo de la II
Asamblea Mundial sobre envejecimiento celebrada por Naciones Unidas, en Madrid, en el
año 2002, se publicó un plan internacional sobre envejecimiento, en cuyo artículo 16 se

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dice expresamente: “Reconocemos la necesidad de fortalecer la solidaridad entre las


generaciones y las asociaciones intergeneracionales, teniendo presentes las necesidades
particulares de los más mayores y los más jóvenes y de alentar las relaciones solidarias
entre generaciones”.

1.4. Derechos humanos y justicia de transición

Durante los conflictos armados o periodos de represión, a menudo se cometen algunas de


las más graves violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario.
En el momento en que esos conflictos terminan y se empieza la transición hacia la paz y el
estado de derecho, se hace necesario, a través de la justicia de transición, que el Estado
enfrente los abusos del pasado y sus efectos en la sociedad para iniciar un proceso de
reconstrucción y verdadera reconciliación nacional.

Desde la perspectiva de los derechos humanos, este proceso implica principalmente la


adopción de medidas para garantizar el derecho de las víctimas a la justicia y la verdad, a
una adecuada, efectiva y rápida reparación y a la certeza de que las violaciones no volverán
a repetirse.

Los derechos relativos a la justicia de transición están contemplados dentro del marco legal
de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, los Convenios de
Ginebra, el Estatuto de Roma y otros. Estos Derechos se divides en tres aspectos:
- Derecho a la justicia: Obliga al Estado a investigar las violaciones de manera
eficaz, rápida, completa e imparcial y adoptar las medidas apropiadas para que sus
autores sean procesados, juzgados y condenados debidamente.
- Derecho a la verdad: Cada pueblo tiene el derecho inalienable de conocer la
verdad acerca de crímenes y violaciones graves a los derechos humanos cometidos
en el pasado, el ejercicio pleno y efectivo del derecho a la verdad proporciona una
salvaguarda fundamental contra la repetición de tales violaciones.
- Derecho a la reparación: la reparación adecuada, efectiva y rápida tiene por
finalidad promover la justicia, remediándolas violaciones cometidas. Los Estados
deben, entre otras cosas, dar una reparación apropiada y proporcional a la gravedad
de la Violación y a las circunstancias de cada caso.

Referencias bibliográficas
 Declaración Universal de Derechos Humanos, ONU 1948.
 Pacto Internacional Derechos Civiles y Políticos, ONU 1966.
 Pacto Internacional de Derechos Económicos, sociales y culturales. ONU 1966.
 Convención Americana sobre Derechos Humanos, 1969.
 Convención Internacional de Derechos del Niño, ONU.
 Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia, Guatemala.

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 Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales, OIT 1989.


 Acuerdo Sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas.
 Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial, ONU
1965.
 Folleto: Violencia contra las mujeres; ONU MUJERES, Ley contra el Femicidio y otras.
 Mapas Conceptuales sobre sexualidad y derechos humanos, Procurador de los Derechos Humanos,
2015.
 Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ONU 2007.
 Derechos Humanos, Boletín No. 4 OACNUDH.
 Los Derechos Humanos en el Derecho Internacional, Boletín No. 1 OACNUDH.
 Derechos Humanos y Justicia de Transición, Boletín No. 8 OACNUDH.
 Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores,
OEA 2015.

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2. DIVERSIDAD, MULTICULTURALIDAD E INTERCULTURALIDAD

Hoy todos reconocemos que Guatemala es un país multiétnico, plurilingüe y multicultural.


Este reconocimiento es relativamente reciente. Desde la colonia se creó un sistema social
que dividió a la población por su origen y etnicidad con papeles muy claros en la vida
económica, política y social. Esta visión se prolongó con la vida independiente, con una
división casi oficial que clasificaba a la población del país en “indígenas y ladinos”.

Esto permitió mantener vigente el modelo económico y político heredado de la colonia y


crear un imaginario de nación guatemalteca basado en lo que se ha llamado “identidad
ladina” que excluyó durante muchos años a la población indígena de gozar de todos los
derechos ciudadanos y provocó la negación por parte de los ladinos, del reconocimiento de
ser producto de un mestizaje étnico y cultural en el que las culturas mayas han jugado un
papel muy importante. Este sistema se asentó en una concepción racista de la sociedad
guatemalteca basada en prejuicios, estereotipos y prácticas discriminatorias hacia la
población indígena. Y ha tenido como consecuencia que la población indígena en la
actualidad sigue enfrentando graves exclusiones económicas, sociales y políticas.

En Guatemala el racismo se convirtió en un eje para organizar las relaciones de poder. La


discriminación social surgió en la época colonial a partir de un concepto llamado “pureza de
sangre”, que era una estrategia de mostrarse superior a otros diciendo que los europeos
tenían sangre “limpia”, mientras que los habitantes de los pueblos originarios que iban
conquistando tenían la sangre “sucia”; y, a partir de este prejuicio se hizo una injusta
estratificación social, basada en cuestiones étnicas, con fines de despojo, manipulación,
control y uso de la fuerza de trabajo.

A partir del siglo XIX hubo en el país “leyes de ladinización”, las que distinguían una
“república de indios” y “una república de no indios”, y daban a los segundos la categoría de
ciudadanos, alcanzando así legitimidad jurídica y distanciamiento en los derechos y
obligaciones ante los demás; dejando a grandes masas de población sin derechos, con
obligaciones injustas, y con una ciudadanía de segunda categoría o incluso sin ciudadanía.
A finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, fueron características de esta
legislación injusta otras prácticas que separaban más a los indígenas de los llamados
ladinos, como: el Reglamento de Jornaleros, la Ley de Vialidad, la Ley Contra la Vagancia,
la Ley de Protección a la Finca, los Mandamientos, las Habilitaciones, la privatización, el
robo de tierras, la falsa modernización, entre otras.

Fue por eso que entre los primeras medidas de urgencia, decretadas por la Junta
Revolucionaria, instaurada después del 20 de octubre de 1944, estuvieron las de eliminar
las leyes de trabajo forzado que aún se practicaban en Guatemala. Durante la Revolución
de 1944 se mantuvo como marco conceptual la igualdad en derechos y garantías para todos

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los ciudadanos y para todos los partidos sin distinción de credos políticos ni religiosos, se
iniciaron otras prácticas para el ordenamiento de la vida ciudadana y garantía de nuevos
derechos o derechos hasta ese momento negados a los habitantes del país.

Con el reconocimiento de la multietnicidad de la sociedad guatemalteca, como producto de


las luchas sociales y de los pueblos indígenas y con la incorporación de una nueva visión
de la sociedad guatemalteca en el currículo nacional, se abre la posibilidad de avanzar en
la construcción de una sociedad y un Estado guatemalteco que incluya y responda a todos
sus habitantes.

Hoy los pueblos indígenas quieren ser reconocidos como ciudadanos plenos sin renunciar
a sus culturas ancestrales y buscan ser reconocidos como actores políticos y sociales desde
una identidad maya fortalecida. Los garífunas y xinkas por su parte están fortaleciendo su
identidad étnica y también buscan esa integración a la sociedad guatemalteca conservando
su cultura y recursos naturales. Por su lado los ladinos también están llamados a
replantearse su identidad, reconociéndose como producto del mestizaje y revalorando sus
raíces indígenas.

En este reto toda la población, de todas las herencias culturales, se ve obligada a


emprender la transformación de las ideas heredadas que sostuvieron la división étnica y las
estructuras sociales, políticas y económicas que no han permitido el acceso de toda la
población a los recursos y servicios que les permitan tener una vida plena.

El racismo y la exclusión han sido una estrategia de control para mantener la pobreza y la
mala distribución de la riqueza en el país; situación que ha marcado las estructuras
económicas y políticas del país a lo largo de su historia. Durante el conflicto armado interno,
estas estructuras desembocaron en fuertes procesos de violencia étnica.

Reconocer los derechos de los pueblos indígenas es parte de las acciones, valores y
actitudes que debiesen marcar la vida de todos los ciudadanos en sociedad, para lograr
una vida digna, íntegra, libre, respetuosa, responsable, basada en la igualdad.

De manera paralela el Estado y sus instituciones enfrentan el reto de crear condiciones que
permitan compensar los graves rezagos que el sistema excluyente ha generado en la
población indígena, a través de acciones y políticas públicas que permitan equiparar
condiciones tanto para la inserción en la vida económica como para el ejercicio pleno de la
ciudadanía y la participación a todo nivel. Para que el Estado avance en su necesaria
transformación la exigencia de la ciudadanía es de gran importancia, es necesaria una
sociedad consciente que los bajos índices de desarrollo humano de casi la mitad de la
población del país en un problema de todo el país y no solo de los pueblos indígenas o de
los grupos excluidos.

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La discriminación provoca sentimientos de inferioridad, tristeza, rencor y hasta odios. Por


eso es un sentimiento y una práctica que se debe eliminar de toda la sociedad. Hoy en día,
la discriminación étnica en Guatemala es un delito y todas y todos debemos contribuir a
que esas actitudes no se reproduzcan en el hogar, en el centro escolar, en la comunidad,
en las instituciones públicas y en ningún lugar. Los estereotipos, los prejuicios y la
discriminación, son prácticas que deben eliminarse del imaginario guatemalteco, pues van
creando ideas erróneas y estructuradas de superioridad e inferioridad, de “quiénes son
menos y quiénes son más”.

Para avanzar hacia esa transformación de la comprensión de la sociedad guatemalteca y


de la transformación de las instituciones para abordar los problemas que ha dejado un
Estado excluyente es necesario un programa global que permita avanzar en varias vías de
manera paralela:
1. Valoración de la identidad personal y el reconocimiento de ésta como producto de
una identidad colectiva heredada, muchas veces fuertemente relacionada con una
tradición cultural y lingüística específica.
2. Reconocimiento de los otros pueblos que conforman la sociedad guatemalteca con
sus tradiciones culturales y lingüísticas específicos. Tratando de romper esquemas
que estereotipen la diversidad y creen nuevas segregaciones.
3. Lucha contra el racismo y la discriminación, tanto a nivel de denuncia de hechos de
discriminación como a través de estrategias preventivas y de formación a largo
plazo. Para esto es necesario una mayor conciencia y claridad de los indicadores
sociales, económicos, políticos de la población, evidenciando de forma desagregada
las poblaciones que se ven más afectadas por etnicidad, género, edad, lugar de
residencia, capacidades diferentes, etc., como producto de un sistema excluyente.
4. Promoción de convivencia respetuosa a todo nivel, muchas veces marcada por
prejuicios y estereotipos que separan a unos de otros, o por incomprensión de que
los “otros” tienen lógicas y perspectivas diferentes que es preciso respetar, conocer
y comprender como requisito indispensable para una convivencia en paz.
5. Generación de nuevas prácticas de respeto y convivencia en la diversidad a todo
nivel: instituciones, educación, universidades, medios de comunicación, partidos
políticos, etc. Desde la comprensión que es un desafío a largo plazo y que cada
espacio de interrelación tendrá sus particularidades y aportes por lo cual las
experiencias concretas pueden aportar a otras experiencias y creación de modelos
de culturas organizacionales, de agendas de transformación y de protocolos de
intervención en casos críticos que se vayan generalizando.

Referencias bibliográficas
 IIARS. (s.f). Conceptos para entender las relaciones étnicas en Guatemala. Guatemala: IIARS
 IIARS. (2019) Guatemala, una sociedad diversa a lo largo de su historia. Guatemala: IIARS
 IIARS. (2013) Rompiendo esquemas abirmos posibilidades: un breve recorrido histórico por la
construcción de las ciudadanías en Guatemala. Guatemala: IIARS

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3. DEMOCRACIA

3.1. Concepto de democracia

Existen dos tipos de democracia –la democracia liberal y la democracia radical-, las cuales
deben tomarse en cuenta para la formación de ciudadanía. La democracia liberal, según
García (1998) tiene sus inicios en el liberalismo, en este modelo los ciudadanos delegan la
toma de decisiones en sus representantes, la participación del pueblo queda limitada a la
elección, a la emisión del sufragio para otorgar ese derecho a dichos representantes.

La democracia radical, se basa en basa en la participación directa, soberanía y autonomía


popular. Por su parte Torres Rivas (2008) define que la democracia: “es una forma de
organización del poder en la sociedad a fin de que el ciudadano, pueda, en condiciones de
libertar, solidaridad e igualdad, desplegar sus mejores cualidades y organizar la vida
política. Es un régimen de participación ciudadana” (p.34).

En el caso latinoamericano, Ogario (2006) sostiene que la idea de democracia surge como
proyecto modernizador, frente a la etapa de las dictaduras y los gobiernos autoritarios. Pero
que las prácticas y lenguajes democráticos fueron asimilados y conducidos por una
tendencia conservadora, ejerciendo un control de la democracia sobre la sociedad, el
Estado y la economía, limitando una transformación estructural que permitiera la vivencia
de la democracia radical. Siendo actualmente una democracia de ciudadanía restringida.

En el caso guatemalteco, la democracia liberal es la que tiene mayor auge, siendo ésta la
que se enseña en el sistema educativo nacional (enfocándose principalmente a la elección
de gobierno escolar pero como meros espacios de traslado de información y no de
participación democrática), limitando con esto la formación de ciudadanía en los
estudiantes.

En el país existen otros modelos de expresión de democracia, que podrían resaltarse para
alcanzar la democracia radical, dentro de los que se pueden nombrar las prácticas
comunitarias, los modelos de organización indígena, entre otros. Tzul (2016) al explicar
sobre la política comunal indígena, explica que son segmentos autónomos, organizados
entorno al trabajo comunitario, por medio de las asambleas planifican y deciden sobre sus
asuntos comunes, deliberando como se relaciona y gestionan sus conflictos.

En esos modelos hay plena participación de varios pobladores tanto en nivel de


responsabilidades y jerarquías en las tomas de decisiones, pero lo que se resalta es que
cada uno debe cumplir con un trabajo de servicio a la comunidad, teniendo representación
pero también participación decidida por la asamblea, es decir el total de la comunidad.

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Para que la democracia pueda aplicarse es necesario el desarrollo de la ciudadanía, según


Marshall “es una condición otorgada a aquellos que son miembros plenos de una
comunidad. Todos los que poseen la condición son iguales con respecto a los derechos y
deberes” (Marshall, 2004: 37). Asimismo, realiza una distinción entre la ciudadanía formal
y la ciudadanía sustantiva. La primera puede definirse como “pertenencia a una nación”; la
segunda, como una variedad de derechos civiles, políticos y especialmente sociales, que
implica también cierta clase de participación en asuntos del gobierno.

Un componente esencial e imprescindible de la democracia es la participación de todos los


individuos, la cual en el país y en el sistema educativo, se tiende a confundir con la
asistencia o presencia de las personas en un determinado espacio o reunión. Sin embargo,
Hart analiza la existencia de distintos niveles de participación que permita promover la
democracia, para esto propone el concepto de la “Escalera de la participación”, centrándose
en ocho escalones, siendo los primeros cuatro niveles falsa participación y los siguientes
representan niveles realmente participativos.

1. Participación manipulada: Es la que se da cuando la población es utilizada para


realizar acciones que no entienden y que responden totalmente a intereses ajenos
a los suyos. Un buen ejemplo de ello podemos verlo en las campañas políticas que
usan a la población llevando pancartas, sólo para recibir a cambio una prebenda.
2. Participación decorativa: Se realiza cuando se incorpora a la población sólo como
un accesorio, es decir, para "decorar" o "animar" determinada actividad. Un buen
ejemplo podemos encontrarlo en eventos en los que se utiliza a la población
indígena, o a sectores muy pobres para "lucirlos" como beneficiarios de tal o cual
programa, al margen de la conciencia o voluntad real de la población. Asimismo,
cuando en determinadas publicaciones es incorporada sólo con fines decorativos o
“folklóricos”.
3. Participación simbólica: Es la que podemos apreciar cuando se realizan acciones
donde la participación de la población es sólo aparente. Un buen ejemplo de este
tipo de participación se da en algunas "parlamentos infantiles", donde los niños
actúan con un lenguaje y madurez sorprendentes, sólo que, “entrenados”
íntegramente por adultos.
4. Participación de asignados pero informados: En este nivel, aún se dispone de la
población para que participe en una determinada actividad, sin embargo se le
informa en qué consiste la misma. Es, aunque todavía limitada, el primer nivel de
participación real. Un ejemplo es el que se da cuando llega una obra de
infraestructura a la localidad y se le encarga a la población un faena en la que
aportarán su mano de obra. En ese caso, la población ha sido asignada sin consulta,
pero al menos está informada de lo que va a hacer.
5. Participación con información y consulta: Es el segundo nivel de participación
real. En él, los agentes externos de desarrollo informan y consultan a la población
sobre su probable participación. En base a ello, la población decide. Por ejemplo,

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cuando los maestros de una escuela deciden un paseo escolar y consultan con los
niños si quieren ir y a dónde podría ser.
6. Participación en ideas de agentes externos de desarrollo compartidas con la
población: La acción es pensada por agentes externos de desarrollo, pero es
compartida con la población. Supone que ellos se incorporan en pensar y aportar
respecto a la acción a realizar. Este caso se daría, si en el ejemplo anterior, los
maestros consultaran y compartieran con los niños la planificación de las actividades
mismas del paseo.
7. Participación en acciones pensadas y ejecutadas por la propia población: La
acción se gesta en la propia población y es ejecutada por ellos. No hay relación con
agentes externos de desarrollo. Un ejemplo de este nivel se da cuando un grupo de
niños organiza un campeonato de fulbito en su barrio, sin consulta alguna con
adultos. Sin duda ellos son los protagonistas, sin embargo, no cuentan con el aporte
que podría brindar la experiencia o dominio técnico de los agentes externos de
desarrollo.
8. Participación en acciones pensadas por la propia población y que han sido
compartidas con agentes externos de desarrollo: La acción es pensada por la
población, pero a diferencia del escalón anterior, es compartida con agentes
externos de desarrollo. Tomando el ejemplo anterior, los niños organizan el
campeonato y coordinan con sus padres un apoyo al evento. Es el nivel superior
que contempla la llamada Escalera de la Participación.

3.2. Enseñanza-aprendizaje de la democracia

La democracia en el sistema educativo no debe verse sólo como un tema a abordar en


clase, sino como una forma de vida, una forma de relacionarnos con los demás, que debe
vivirse en la escuela y en los distintos espacios sociales para que sea aprendida por el niño,
niña y adolescentes, para alcanzar una sociedad más incluyente y participativa.

Es importante resaltar que la razón fundamental de incluir la democracia dentro del currículo
nacional base es principalmente que nuestra sociedad transite de una sociedad autoritaria
a una más democrática. Aspecto que no se logra solamente con cambiar el régimen
electoral sino cambiar nuestras propias prácticas en la interacción con las demás personas.
Partiendo de lo anterior, la democracia se aprende por medio de la “Pedagogía de la
participación”, la cual es un concepto trabajado por FLACSO Guatemala desde el año 2012,
el cual se centra en las prácticas pedagógicas, desde la perspectiva sociológica, y se refiere
a todas las acciones formativas que docentes, autoridades educativas, padres de familia y
estudiantes realizan de manera consciente o inconsciente mediante las cuales comparten
sus conocimientos formales (adquiridos en el sistema educativo) y de vida.

En el caso de las acciones formativas conscientes, se refiere al currículo formal, que incluye
competencias, saberes, estrategias, medios y materiales, infraestructura y tiempo, que a su

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vez se convierten en el currículo real, cuando ya el docente lo implementa en el aula.


Existiendo allí estrategias que se puede implementar para la enseñanza de la democracia
como las siguientes:

 Orientación a la controversia y al conflicto: “Lo que se vive de manera controversial


y conflictiva en la sociedad, debe llegar de manera controversial al aula“. En las
sociedades democráticas es esencial que los temas controversiales o conflictivos
se dialoguen, se discutan y en el mejor de los casos, se busque un consenso o un
compromiso acerca de ellos. Por su parte, en una sociedad autoritaria, los temas
controversiales suelen reprimirse u ocultarse. En aquellas sociedades que están en
transición de ser totalitarias a democráticas suele haber silencio, negación o
subestimación de temas importantes pero controversiales, con la justificación de que
las controversias y los conflictos dividen a la sociedad

Las clases de formación ciudadana tienen que ofrecer a los estudiantes la


posibilidad de formarse opiniones autónomas y darles además la oportunidad de
comunicarlas con los demás en diálogos abiertos. Este proceso sólo es posible si
los problemas sociales, con sus controversias y conflictividad, se colocan
abiertamente “sobre la mesa”. En ese sentido, este principio coloca a la vivencia y
manejo de la controversia como un elemento fundamental de los procesos
democráticos. Las siguientes actividades se basan en este principio:
 Ejercicios de deliberación
 Debate controversial
 Discusión-dilema
 Discusión pro-contra
 Discusión-pecera
 Seminario
 Mesa redonda

 Orientación a problemas y retos: La educación para la democracia en la formación


ciudadana debe partir de problemas reales y desarrollar competencias para el
tratamiento de dichos problemas, no por el problema en sí mismo sino por el valor
que tiene el proceso de desarrollar capacidades para entenderlos, analizarlos e
incidir en ellos.

 Orientación a la actualidad: es necesario permitir que la realidad social y política


tenga su lugar en el aula. En este sentido, el educador está llamado a informarse
constantemente del acontecer nacional, utilizando un “ojo didáctico” que le permita
reconocer todos los insumos que los medios informativos, las redes sociales y otros
medios de comunicación le presenten. No se trata tampoco de aprovechar todas las
noticias del momento sino de seleccionar aquellas que permiten crear casos tipo
que puedan generalizarse al desarrollar un contenido concreto.

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Por su parte, las acciones inconscientes son las acciones no planificadas propias del
currículo oculto que tienen sus raíces en el medio cultural y social. Por ende si vivimos en
una sociedad autoritaria o con raíces autoritarias existen prácticas de esa índole que se van
a reproducir en el centro educativo por medio de discursos, expresiones, gestos, ademanes,
etc., las cuales determinan un proceso de formación que puede favorecer o limitar el
fortalecimiento de la democracia.

3.3. Vivencia de la democracia

1. Educación contextualizada: Para que exista y se viva en democracia es


indispensable repensar las relaciones de poder y la forma en la que los saberes
“occidentales” son considerados más validos que los saberes de las poblaciones
indígenas o rurales. Razón por la cual se propone retomar el concepto de educación
contextualizada para que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes valoren su
cultural, la promuevan y adquieran aprendizajes significativos vinculados a su
entorno social.
2. Relacionamiento democrático: El relacionamiento entre personal administrativo,
docentes, estudiantes, padres de familia, debe ser democrático, en condiciones de
igualdad, sin preferencias y en el cual el respeto sea la base de la conviviencia
escolar. Asimismo, se debe enseñar a ser crítico, propositivo, receptivo y
respetuoso de las diferentes ideas y planteamientos de los distintos grupos y sub
grupos de la comunidad educativa.
3. Disciplina asertiva: En el contexto de la escuela se entiende la palabra de disciplina
como el uso del poder que regularmente se ve reflejado en la fuerza de la persona
dominante para corregir acciones o actitudes inadecuadas que vulneren el orden
dentro de la escuela. En ese sentido podemos decir que la escuela es un contexto
tiránico, entendiendo tiranía como “alguien que tiene el poder fuerza a otros para
que hagan o dejen de hacer algo en contra de su voluntad” (Savater, 1997). El uso
de la disciplina dentro de la escuela debe cambiarse hacia una disciplina positiva
para estimular la afirmación de la autonomía individual y el espíritu críticos de los
educandos para desarrollar una cultura de paz y el pleno ejercicio de los derechos
humanos.
4. Administración educativa democrática: La democracia debe ser promovida
desde la dirección del centro educativo, para lo cual se deben habilitar y otorgar
espacios de participación a los distintos actores de la comunidad educativa. Para
cumplir con lo anterior, las y los directores deberían de disponer de una serie de
herramientas de la administración moderna que les permitiera guiar la institución
educativa hacia la calidad, cumpliendo con una serie de funciones que se enmarcan
dentro del proceso de la administración educativa, tales como: aspectos
institucionales, de organización, pedagógicos y comunitarios.

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Insumos conceptuales para desarrollo de la Estrategia Nacional de Formación Ciudadana. Guatemala 2017.

5. Evaluación democrática (estudiantes, docentes y autoridades educativas): La


evaluación debe convertirse en una cultura, en la que deje de percibirse la
evaluación con un objetivo de castigo, sino con un propósito de retroalimentación.
Debe dejar se concebirse como un ejercicio de poder, por ende la evaluación debe
ser entre los distintos actores de la comunidad educativa.

Referencias bibliográficas
 Elena García Guitián. (1998). El discurso liberal: democracia y representación. Madrid: Alianza
Editorial.
 Fernando Vallespín. (s.f.). El discurso de la democracia radical. Madrid: Alianza Editorial.
 García Guitián, Elena (1998). El discurso liberal: democracia y representación en La democracia en
sus textos. Madrid: Alianza Editorial.
 Henry A. Giroux. (2006). La escuela y la lucha por la ciudadanía. México D.F.: Siglo Veintiuno Editores.
 Ogario, Gustavo (2006) critica de la razón democrática. Configuraciones de la democratización
conservadora en América Latina. En Horacio Cerrutti Guldberg, Carlos Mondragón González
(coordinadores) Resistencia popular y ciudadanía restringida. Universidad Autónoma de México.
 FLACSO Guatemala (2012). Línea de base Pedagogía de la participación. Programa de estudios
sobre educación.
 FLACSO Guatemala (2015). Diagnóstico intermedio de la Pedagogía de la participación. Programa de
estudios sobre educación.
 FLACSO Guatemala (2015). Enfoque de la Pedagogía de la participación. Programa de estudios sobre
educación.
 FLACSO Guatemala (2015). Alineación curricular de la Pedagogía de la participación en el CNB de
Bachillerato en Ciencias y Letras con orientación en educación. Programa de estudios sobre
educación.
 Rafael del Águila. (1998). Los precursores de la idea de la democracia: la democracia ateniense.
Madrid: Alianza Editorial.
 Theodore Marshall & Tom Bottomore. (1998). Ciudadanía y clase social. Madrid: Alianza Editorial.
 Torres Rivas, Edelberto (2008) Percepción ciudadana de la democracia. Programa de Naciones
Unidas, Guatemala.
 Tzul Tzul, Gladys (2016) Sistema de Gobierno Comunal Indígena. Mujeres y tramas de parentesco en
Chuimeq’ena’.

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Insumos conceptuales para desarrollo de la Estrategia Nacional de Formación Ciudadana. Guatemala 2017.

4. EL CONFLICTO ARMADO INTERNO EN LA HISTORIA RECIENTE DE


GUATEMALA

Entre 1962 y 1996 Guatemala vivió un conflicto armado de graves consecuencias para la
sociedad. Se estima que más 200,000 personas murieron, más de 45,000 desaparecieron,
y más de un millón escaparon de sus comunidades debido a la violencia y el miedo. La gran
mayoría de las víctimas fueron indígenas que vivían en comunidades rurales. Este fue un
período difícil que aún hoy nos marca por lo cercano en el tiempo y por sus consecuencias
sociales, políticas y económicas. El conflicto fue vivido por personas que hoy (2017) son
adultos y adultos mayores (entre 45 y 90 años) e incluso por sus hijos. (IIARS, 2016, p.28).
Sin embargo, estos hechos trágicos son parte de la historia reciente del país y todos
debemos conocerlos para garantizar que nunca vuelvan a repetirse.

Para comprender la memoria histórica es importante conocer lo que pasó durante el


conflicto armado interno, sus causas y consecuencia, y la importancia de que las nuevas
generaciones conozcan estos hechos. La escuela y el aula son espacios importantes para
abordar estos aspectos para honrar la memoria de las víctimas del conflicto armado interno,
promover los valores del respeto y la paz, y garantizar la no repetición.

4.1. Conflicto armado interno

Según protocolos internacionales se llama conflicto armado1 al enfrentamiento entre las


fuerzas gubernamentales de una nación y grupos armados disidentes.2 Los grupos
disidentes organizados son aquellos que poseen una dirección y son capaces de sostener
operaciones militares con cierta regularidad en una o diferentes partes del territorio del país.
Estos conflictos surgen por la existencia de desigualdades o exclusiones relevantes que se
expresan a través de diferencias políticas, económicas, étnicas o religiosas. Muchas veces
también se oye hablar de guerra, guerra civil o guerra revolucionaria. (IIARS, 2015, pág.
27). A la confrontación violenta que se vivió en Guatemala se le dio el nombre de Conflicto
Armado Interno (CAI), aunque algunas personas lo llaman enfrentamiento armado o guerra
interna.

En Guatemala en los años setenta y ochenta se establecieron dictaduras militares que


utilizaron el aparato de seguridad y justicia estatal como mecanismo para enfrentar a los
grupos guerrilleros. En este contexto, el Estado implementó una política contrainsurgente

1 El concepto viene de la discusión sobre la Segunda Guerra Mundial que llevó a la firma de los Convenios de Ginebra en
1949.
2 Disidencia es cuando alguien tiene un desacuerdo total o parcial con las creencias, doctrinas, criterios, principios o la

forma de actuar de un grupo, una organización, una comunidad o un sistema político, porque ya no considera
importante seguir unido a ellos. La persona o grupo manifiesta su desacuerdo y se aparta de la organización o se
autoexcluye del sistema al que pertenece.

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en donde no se respetaron las libertades individuales y colectivas de los ciudadanos, el


Estado persiguió a los opositores políticos y reprimió toda protesta social. Las fuerzas
armadas persiguieron a la población civil cometiendo graves violaciones a los derechos
humanos, principalmente contra la población indígena que se encontraba en las regiones
donde operaba la guerrilla.

4.2. Causas del conflicto armado interno en Guatemala

Las causas de los conflictos son históricas, y en el caso de Guatemala, son situaciones que
se fueron formando a lo largo del tiempo y han influido en la sociedad, relaciones sociales
y conducta humana. Se señalan como las causas más comunes la desigualdad social y
económica, la exclusión política y cultural y el no reconocimiento de los derechos de amplios
sectores sociales, sobre todo, de los pueblos indígenas. Estas causas se han traducido en
diversas manifestaciones de violencia estructural, política y social.

Según el Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico –CEH– Guatemala,


memoria del silencio, las causas históricas, que en muchos aspectos siguen estando
presentes, son las siguientes:

1. Estructura agraria y exclusión económica


La pobreza es un factor constante en la sociedad guatemalteca derivada de la
distribución desigual de la riqueza económica en particular de la tierra. El control
sobre la tierra ha originado un sistema de dominio y control sobre las personas, para
lo cual se ha recurrido al uso de la fuerza.
2. Racismo, subordinación y exclusión indígena
El racismo, consciente o inconsciente, es un factor muy importante en la explicación
de muchos de los actos desmedidos de violencia a lo largo de la historia y del
conflicto armado. Desde la colonización, la sociedad se ha organizado para
mantener en subordinación y exclusión a los pueblos indígenas.
3. Dictadura y autoritarismo
Una dictadura se entiende como el poder total concentrado en una sola persona o
un pequeño grupo, que se ejerce sin controles legales o institucionales. En
Guatemala hubo una tradición autoritaria, de dictaduras, desde 1839 (Rafael
Carrera).

4.3. Memoria Histórica

Durante el siglo XX la memoria ha sido tratada principalmente desde dos perspectivas: la


individualista y la colectiva. La memoria histórica es parte de la segunda, que indica que la
memoria se edifica sobre la base de los grupos. Es decir es un esfuerzo consciente de los
grupos humanos por entroncar su pasado, valorándolo y tratándolo con especial respeto.

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Dicha memoria histórica se enseña y reconstruye a partir de varios presupuestos: i) la


memoria, incluso la individual tiene una base colectiva, es en ella que se sostiene; ii) los
presupuestos son dos: tiempo y espacio; iii) la memoria se construye con ciertos elementos
materiales (como edificios, placas conmemorativas) pero el lenguaje es el elemento central
con el que se edifica; iv) para que la memoria establezca la continuidad entre pasado y
presente se requiere que ésta se comunique.

La memoria histórica tiene su contraparte, el olvido, que también es individual y colectivo.


El olvido tiene sus propios procesos, principalmente el silencio y sus prácticas se sustentan
en la imposición y censura. El olvido se ejerce principalmente desde el poder. Mientras la
memoria histórica se sustenta y edifica en el lenguaje y los símbolos materiales, el olvido lo
hace sobre el silencio y mediante prácticas como la imposición de una versión del pasado
que lo justifica como inevitable.

La memoria histórica y colectiva sostiene qué es el significado de los acontecimientos por


los que atraviesa un grupo o sociedad, lo que al paso de los años la población recordará.
No se recuerda el dato, que si le importa a la historia clásica, sino lo que para un grupo
representa o representó tal acontecimiento, y los acontecimientos se fijan de alguna forma
en puntos de apoyo que permiten su posterior recuperación. La memoria histórica también
aporta a la construcción de ciudadanía colectiva, de los sentidos de pertenencia porque se
construyen referentes históricos que representan a la sociedad, en base a hechos reales y
no la negación de lo sucedido.

4.4. Algunos mecanismos para generar cambios

Después de un conflicto armado interno queda una sociedad en condiciones muy débiles.
Ante ello hay dos grandes retos en la que todas las personas y las instituciones de la
sociedad tienen que contribuir: la justicia transicional y la convivencia pacífica.

 Justicia transicional: se refiere al trabajo para la superación de los problemas del


pasado y sus consecuencias. Es una combinación de medidas enfocadas en la
legalidad para construir un futuro más democrático, justo y pacífico. El concepto sirve
de marco para enfrentar hechos pasados y como componente de una transformación
política mayor. Involucra estrategias judiciales y no-judiciales complementarias para
prevenir violaciones futuras (Bickford, 2004).

Algunas de las medidas incluyen la recuperación de la memoria histórica. Es necesaria


para poder vivir en grupo, en la comunidad y en sociedad. Ayuda a entender por qué
las cosas son como son y no de otra manera. Experiencias en otros países han
mostrado que la imposición del olvido y amnistía no son opciones exitosas porque
contienen el riesgo de la repetición de la violencia, de la revancha, de la justicia aplicada
por mano propia y de la transmisión del trauma a las siguientes generaciones. Olvidar

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es vivir en la oscuridad y es una forma de huir. El olvido no hace desaparecer lo malo


sino que lo hace más grande y le permite que se vuelva a repetir. Conocer el pasado
ayuda a entender lo que se vive en el presente, también ayuda a tener un mejor futuro.

 Convivencia pacífica, es importante promoverla para lograr una paz a largo plazo. La
visión es una sociedad en la que sus miembros conviven con dignidad, respeto y
tolerancia y en la que todas las personas tienen los mismos derechos y oportunidades.
No sólo se espera la ausencia de la violencia, sino se requiere también de relaciones
de respeto, tolerancia, equidad y libertad, que establezcan una interculturalidad activa.

La CEH enfatizó la importancia de que la sociedad conociera y comprendiera lo


sucedido para fortalecer la convivencia y generar condiciones que disminuyeran las
exclusiones que vive el país. El sistema educativo tiene un importante papel para lograr
estos objetivos:
 La profundización del sistema democrático para una mejor convivencia
 El respeto, que se basa en aceptar la existencia de todo tipo de oposición
 La visibilización y respeto de los derechos de los pueblos indígenas
 La aplicación de la justicia para castigar crímenes humanitarios realizados
durante el conflicto
 El fortalecimiento de la institucionalidad que incida en un mejor funcionamiento
de los organismos del Estado

4.5. Mecanismos para el aula

En el caso de Guatemala ha sido común la perspectiva de que es incómodo hablar sobre


el conflicto armado por considerarlo negativo y se señala que es mejor abordar los eventos
positivos de la historia. Otras opiniones también consideran que es mejor evitar el tema
pues los actores siguen con vida y la conflictividad es latente.

Las teorías educativas actuales enfatizan que las y los estudiantes deben a aprender a usar
la información para resolver problemas, más que obtener conocimiento por sí mismo. Esa
misma teoría insiste en dar importancia a la comprensión del presente y a su historia
inmediata. Conocer el pasado cercano es visto como algo que ayudará a las y los
estudiantes a comprender mejor su propio contexto para enfrentar de manera adecuada y
realista su futuro. De esta manera las categorías de tiempo y espacio se convierten en
herramientas útiles para:
 Comprender el presente, qué pasó
 Cómo actuamos, personal y comunitariamente. Cómo fue nuestro comportamiento
y sus consecuencias para con nuestros vecinos, familia, conocidos y la gente en
general
 Buscar soluciones prácticas a los problemas que se viven cotidianamente. Cómo
enfrentamos y solucionamos los problemas las situaciones pasadas

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Insumos conceptuales para desarrollo de la Estrategia Nacional de Formación Ciudadana. Guatemala 2017.

 Proyectar soluciones innovadoras


 Aprender de la historia cuáles caminos tomados fallan a la convivencia. Cuál ha sido
nuestra actitud frente a los problemas de los demás. Etc.

El presente se construye con base en los nuevos sucesos que se apoyan en los viejos. En
esa relación puede modificarse la trayectoria; el presente se mira como algo complejo y el
futuro como incierto. Esto obliga a entender mejor los procesos de continuidad y de ruptura
para enfrentar los retos del futuro. Con ello, los estudiantes obtienen bases para entender
lo que se puede hacer y hasta dónde es realizable.

Entonces, hablar sobre el conflicto armado Interno se debe a la necesidad de comprender


el presente y sus problemas, tomando en cuenta que el pasado aporta elementos para las
decisiones futuras. Estudiar experiencias como éstas ayuda a comprender mejor con qué
valores ha de construirse el futuro. Un conflicto de las dimensiones de lo que se vivió en
Guatemala obliga a sacar lecciones para que no se repita una experiencia similar.

Esa orientación educativa está dirigida a las y los descendientes de la generación


involucrada en el Conflicto Armado Interno para que tomen conciencia del presente en que
viven, comprendan la historia que lo explica y de ese modo construyan su propio tiempo de
manera diferente a la de sus abuelos.

Trabajar el Conflicto Armado Interno implica tres dimensiones prácticas:


 Construir destrezas destinadas a la convivencia
 Hacer más comprensiva la experiencia del presente tomando el pasado como
insumo
 Proyectar el valor social de responsabilidad ciudadana

Nuestra historia reciente está llena de acontecimientos extremos en los que la vida ha sido
violentada, el presente también. El ejercicio de un adecuado proceso de recuperación de la
memoria histórica, de comprender los conflictos, nos permitirá entroncar este presente
extremo que la ciudadanía vive con el pasado que no vivieron para buscar nuevas salidas.
También permitirá recuperar identidades y valorizar las luchas de los pueblos e individuos
como un elemento de esperanza y confianza para el futuro.

Referencias bibliográficas
 CEH. (1999). Tomo I Causas y Orígenes del Enfrentamiento Armado Interno. En Informe Guatemala
Memoria del Silencio. Guatemala: CEH.
 IIARS. (2015). El Conflicto Armado y la Transformación de Conflictos en Guatemala. Guatemala:
IIARS.

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5. EDUCACIÓN PARA LA PAZ

Para la Estrategia Nacional de Formación Ciudadana, la cultura de paz está en el centro de


las aspiraciones por una educación de calidad, inclusiva y equitativa, que innove la práctica
educativa e implemente el Currículo Nacional Base de Guatemala.

Con la educación para la paz se busca potenciar y habilitar la construcción compartida de


condiciones que permitan el surgimiento de una cultura de paz en la que el conflicto se
resuelva por la vía del diálogo y la construcción de acuerdos consensuados, en donde prive
el diálogo intercultural, respetuosa de las diversidades, que busca mejores acercamientos
a una verdad compartible y dentro de la cual las personas, como los grupos y las
comunidades, encuentran condiciones para construir y desarrollar un pensamiento propio,
atento a las razones del otro y de los otros.

La educación es esencial para un cambio social fundamental en nuestro país. Conocemos


el poder de la educación para influir y formar la sociedad. Es momento de reconocer el
potencial de nuestro sistema educativo para ser una fuerza poderosa en la conformación
de una sociedad que valora la justicia social, el respeto por los demás y la creencia en la
dignidad y los derechos de cada vida, es decir, una cultura de paz.

La educación para la paz busca en los seres humanos la puesta en práctica de unos valores
de libertad, respeto, igualdad, justicia. Reconocer al otro en toda su dignidad, su
potencialidad y sus derechos. Enseñar a pensar y reflexionar sobre los distintos
acontecimientos del mundo y de la realidad cotidiana con amplitud y objetividad.

5.1. Cultura de paz

La cultura de paz está vinculada intrínsecamente a la prevención y tratamiento de los


conflictos y a su transformación por medios no violentos. Es una cultura fundada en la
tolerancia, la convivencia y la solidaridad cotidiana, es una cultura que respeta los derechos
de todas las personas y que se orienta esencialmente a abordar los conflictos en sus raíces,
concediendo toda la importancia debida a los nuevos peligros que, sin tener un carácter
bélico, se ciernen sobre la paz y la seguridad: por ejemplo, la exclusión, la pobreza extrema
y el deterioro del medio ambiente. La cultura de paz trata de resolver los problemas a través
del diálogo, la negociación y la mediación, a fin de lograr que la guerra y la violencia sean
imposibles.

Una cultura de paz valora los principios de los derechos humanos: vida, igualdad, inclusión,
fraternidad, libertad, diversidad, pluralismo, creatividad, cooperación o solidaridad, entre
otros. Y es aquella en la que, en el día a día, estos principios se materializan a través de
valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida que buscan la no violencia

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y que están encaminados al diálogo y al debate, como herramientas fundamentales para la


inclusión, la solución pacífica de conflictos y la construcción de proyectos colaborativos
consensuados.

5.2. Paz

La paz es un proceso dinámico que nos brinda tranquilidad interior, prosperidad, calidad en
las relaciones con nosotros mismos y los demás, armonía, respeto mutuo, solidaridad,
relaciones justas, nivel reducido de todo tipo de violencia y un nivel elevado de justicia, la
presencia de valores y prácticas que aseguren, entre muchas otras cosas, una justicia
social sostenible y una democracia plural para todos y todas.

La paz es una noción compleja y llena de matices. Es la ausencia de guerra y de violencia.


Sin embargo, en el mundo actual, muchas poblaciones que formalmente no están en
situación de guerra, viven hechos extremadamente violentos en su vida diaria. Por ejemplo,
viven situaciones de hambre y desempleo, enfrentan muertes derivadas de enfermedades
prevenibles, y viven al margen de los procesos económicos, políticos y culturales que
ocurren en su entorno. También hay personas que viven discriminación por sexo, por el
color de su piel, por pertenecer a un grupo cultural minoritario, porque su lengua materna
no coincide con la lengua dominante o porque tienen alguna necesidad especial.

La paz no es solo un estado en el que no hay guerra, es mucho más que eso. Es un estado
(social, económico, ecológico, jurídico, político y cultural) sin violencia, en donde hay
seguridad, bienestar y oportunidades de desarrollo para todos. En donde los conflictos se
resuelven a través del diálogo y el debate respetuoso e incluyente, con reconocimiento de
las diferencias y en busca de puntos comunes que permitan el entendimiento y la
cooperación mutua para la realización de proyectos compartibles.

La paz es un estado en el que se cumplen todos (no sólo algunos sino todos) los derechos
humanos. Para los humanos, la paz es una aspiración que abre horizontes e invita a actuar
de manera incluyente, informada, consensuada, concreta e inmediata.

5.3. Violencia escolar

Los docentes contribuyen de modo decisivo al desarrollo emocional y cognoscitivo del niño
y desempeñan una función esencial en el desarrollo y las transformaciones sociales. A
pesar de que lamentablemente algunos estudiantes son víctimas de la violencia en el hogar,
los maestros pueden inculcarles otros modos de ser creando modelos de comportamiento
constructivos y no violentos y fomentando la empatía y las aptitudes para tratar los conflictos
de forma pacífica.

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Dado que las causas de la violencia en la escuela presentan numerosas facetas, para
eliminarla hay que tomar medidas que abarquen múltiples aspectos e involucren a todos
los miembros de la comunidad escolar de manera integral. Los padres de familia, los
trabajadores sociales, los líderes comunitarios, las iglesias y las instituciones deben trabajar
mancomunadamente con los estudiantes, los docentes y los administradores.

Son muchos los factores que determinan la violencia en la escuela. Entre ellos figuran las
distintas concepciones culturales de la violencia, los factores socioeconómicos, la vida
familiar de los estudiantes y el entorno externo de la escuela. Por ejemplo, pueden existir
grandes disparidades entre las culturas y las sociedades en la definición de lo que
constituye un acto o entorno violento. Independientemente del contexto cultural o
socioeconómico de la escuela, la violencia puede ser tanto física como psicológica. En el
Informe mundial sobre la violencia contra los niños se definen las principales formas de
violencia tales como: el castigo físico y psicológico; el acoso; la violencia sexual y por
razones de género; la violencia externa: las consecuencias de las bandas, las situaciones
de conflicto, las armas y las peleas.

5.4. Conflicto

Los conflictos son situaciones en que dos o más personas entran en oposición o
desacuerdo de intereses y/o posiciones incompatibles donde las emociones y sentimientos
juegan un rol importante y la relación entre las partes puede terminar robustecida o
deteriorada, según la oportunidad y procedimiento que se haya decidido para abordarlo.

Así como encontramos coincidencia, cercanía, identificación y reciprocidad con otras


personas, también son recurrentes emociones, sensaciones y experiencias que tienen
dirección opuesta, que impactan en el fondo y forma de la relación humana. En este sentido,
los conflictos son inevitables, a veces impredecibles, pero la gran mayoría de ellos se
pueden administrar y resolver. En consecuencia, los conflictos surgen y se expresan de
diferente manera, por motivos diversos y con distinta intensidad entre las personas.

La resolución pacífica de conflictos es una habilidad social que contribuye y enriquece la


vinculación entre las personas desde una posición colaborativa.

5.5. Diálogo

El diálogo es la expresión de la cultura de paz en la interacción humana. A la vez que es un


fin educativo de la educación para la paz, es una herramienta básica para la convivencia
pacífica.

Educar para el diálogo implica la práctica del respeto, de la inclusión, de la horizontalidad


en la comunicación. Significa libertad para expresar ideas y pensamientos propios, y la

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capacidad de escuchar al otro u otros cuando comuniquen sus propias ideas, aun cuando
no se esté de acuerdo con ellas. En una cultura de paz, el diálogo es el medio idóneo para
abordar los conflictos, la expresión de necesidades, emociones y pensamientos.

5.6. Pensamiento crítico

El pensamiento crítico es una herramienta para encontrar la manera en que el “yo mismo”
valora un objeto, un sujeto o un tema de la realidad. La persona (o el grupo) que emplea su
pensamiento crítico hace un análisis detallado de su objeto de estudio en el que involucra
tanto sus emociones como sus principios, herencias culturales, necesidades y anhelos. Por
su etimología, “crítico” está relacionado con la noción de criterio y, a su vez, (por sus raíces
griegas), con las ideas de discernir, discriminar y juzgar. El pensamiento crítico busca ser
objetivo, pero necesita reconocer que la objetividad absoluta no existe y que los seres
humanos, al pensar, actuamos como seres históricos, a partir de recuerdos, conocimientos
y legados.

5.7. Pensamiento creativo

La creatividad es hermana de la inteligencia y también de la ciencia, la tecnología y el arte.


El pensamiento creativo identifica cosas que nada tienen que ver entre sí y descubre un
punto común que puede unirlas.

Todas las personas nacen creativas, pero también deben aprender a desarrollar la
creatividad. El pensamiento creativo ocurre cuando una persona tiene experiencias de vida,
pensamiento crítico, interés atento por sí mismo y por el mundo, capacidad de escuchar
con apertura y sin prejuicios a los otros y al mundo, recuerdos y aspiraciones, libertad,
pasión por el conocimiento y aspiración a la verdad, deseo de comunicarse con el mundo y
de pertenecer al mundo, amor por la risa, la paz y la concordia.,

En materia de diálogo, debate e inclusión para la paz, el pensamiento creativo es muy


importante porque lucha por encontrar puntos comunes compartibles ahí donde, en
apariencia, no existen.

Referencias bibliográficas
 Caja de herramientas en educación para la paz. UNESCO México, 2013.
 Conceptos clave para la resolución pacífica de conflictos en el ámbito escolar. Ministerio de
Educación de la Argentina/UNICEF, 2006.
 Cultura de Paz. Texto programático de la UNESCO.
 Poner fin a la violencia en la escuela: guía para docentes. UNESCO, 2011.

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