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2QUE ES LA eRITICAT Siempre es posible promulgar algunos grandes principios eriticos en funcién de Ta actualidad ideol6gi- ca, sobre todo en Francia, donde los modeloé teéricos tienen un gran prestigio, porque sin duda dan al escri- tor la seguridad de que participa a un tiempo en un combate, en una historia y en una totalidad; asf es como, desde hace unas qu 5, la critica francesa | se ha desarrollado, con fortuna diversa, en el interior de cuatro grandes,«filovofias». En primer lugar, 1o que se ha dado en Warnar, con un término muy discutible, el existencialismo, que ha dado las obras criticas de Sartre, el Baudelaire, el Flaubert, una serie de articulos més cortos sobre Proust, Mauriac, Giraudoux y Ponge, y s0- bre todo el admirable Genet, Luego, el marxismo: ja es sabido (pues el. debate-es antiguo) hasta qué pinto Ja, obras, o'dictand® conaighas, mf que citer de valo- res; es, pues, por asf décirlo, en Jas fronteras del mar- xismo (y-no en su centro declarado) donde encontra- mos la critica més fecurjda; Ja de L. Goldman (sobre Racine, Pascal, sobre el «nouveau foman», sobre el tea- tro de vanguardia, sobre Malraux) debe explicitamente 345 a mucho a la de Lukiécs; es una de las més flexibles y més ingeniosas que puedan imaginarse a partir de la histo- ria social y politica. A continuacién, el psicoandlisis; existe una critica Psicoanalitica Ge dbediencla freudia~ na, cuyo, mejor representante én Francia, actualmente, seria Charles Mauron (sobre Racine y sobre Mallarmé); pero, también en este caso, el psicoandlisis marginal» hia sido el més fecundo; partiendo de un anélisis de las sustancias (y no de Jas obras), siguiendo las deforma- ciones dindmicas de Ja imagen en numerosiéimos poe- tas, G. Bachelard ha fundado una verdadera escuela cr{- tica, tan rica, que puede decirse que la critica francesa es actualmente, bajo éu forma mejor desarrollada, de ins- piracién bachelardiana (G. Poulet, J. Starobinski, J.-P 0 (0 pata simpli- Richard). Finalmente, el estructur ido, ¥ de un modo sin duda abusivo: el If la inportancia, podifa de- cirse la Lioga, de este movimiento en Francia, deste que Cl. Lévi-Strauss le abrié las ciencias socigles y'la refle- xi6n BJOG; ha originado atin, pocas obras criticas; peco se preparan varias en las que sin duda'encontrare- mos sobre todo la influencia del modelo lingitistico construido por Saussure y ampligdo por R. Jakobson. (que, ef sus inicios, también paiticipé en un movi- miento de critica literaria, la escuela formalista rusa); parece por ejemplo posible desarrollar una critica lite- rarin a partir de dos categorias ret6ricas establecidas por Jakobson: la metéfora y la metpniimia. Come vemos, esta critica francesa es ala ver una cionaly (debe muy poco 0 nada a la critica anglosajona, al spitzerismo, al cxocismo) y actixal, 0, si se prefiere, cinfielv: sumergida yor completo en un cierto presente ideolégico, apenas se reconoce cdrifo participando ‘en una tradicién critica, Ja de Sainte-Beuve, la de Taine ola de Lanson. Este tiltimo modelo plintea, sin embargo, a 246 | Todo, eVespiritu de fanson, que fue dl d | “odo, je Janson, que fue el prototipo d sde face t la critica actual un problema particul La obra, elmé- fisor 5, rige, desi ‘raves de innumeraliles epigonos, toda Ja critica univer- indipiog ‘lea none los del tel rigor y X de in objetividad’en _Pretacién, Sin embérgd, atingué la Pagjoria de los criti- cos franceses de boy (hablamos aqui tan s6lo de la cxi- ‘ede taructur, | [22 & i atten de impulso) sean también profesores bay una cierta tensién entee cs ree Te lntchtica posit hombre, ee , el aitor yle obra: Yor ejer iplo, ia psicologia del lanso- ‘aio esté totalmente anticuada, ya que consiste esen- cialmente en una especie de determinismo analégico, segtin el cual los detalles de una obra tienen que pare- cersé™% Jog, detalles de una vida, el alma de tn personaje al alma del autor, etc., ideologia muy. peculiay, puesto gue, posteriormenté, el psicoanélisis, por ejemplo, ha imaginado” relaciones. contrarias de denegacién’ entre una obra y su autorf Evidenteme se puede reprochar sito al hecho de 3 397 Dado que estos principios- ideolégicos diferentes son posibles al mismo tiempo (y por mi parte, en cierto modo, suscribo al mismo tiempo, cada uno de ellos), sin dlucla la elecci6n ideolégica no constituyeel ser de la cri- “ica, ya averting no es su saricién.-La exftica lar justamente en nombre de principios «verdaderos» la Hdeologia, sing el silencio silencio culpable tiene un nombre: cia, 0, por asi decirlo, la mala fe. En efecto, jeémo creer gite la obra es un objeto exterior a la psique y a la histo- ria de quien la interroga, y ante el cual,el critico gozarla de una especie de derecho de extraterritorialidad? ;Por obra de qué milagro la cominicacién profurida que 1a mayorta de los criticos postulan entre la obra y el autor que estudian dejaria de existir cuando se trata de su propia obra y de su propio tiempo? jAcaso puede haber eyes de creacién validas para el escritor, pero no para el caitico? trots cultica debe inclu en su discurso (aunque sea del siodo mis velado y més piidico) un discurso im- plicito sobre's! mismg; toda critica es critica de la obra ‘Feriuce de Si hyisinay para ulllizar un juego de palabras de Claudel, es conocimiento del otro y co-nacimiento de sf misino,en el mundo, Para volver a decirlo en, otros téemoinos{ Ia exitica dista mucho de sec una iabla de re- sultados 6 un cuerpo de juicios, sino que es ese mente una actividad, es decir, una sucesign.de actos in- telectuzles_profunday inmersas, ‘istérica y subjetiva ‘cabo, e5 decir, del que los agume. }Buede ser «verdade- ra» una actividad? No, obedece aexigencias totalmente distintas. Se supone que todo novelista, todo.poeta, sean cua- a8 Thismg) del que Jos leva a Jes sean los rodeos que pueda adoptar la teoria literaria, habla de objetas y de fendmenos, aunque sean imagina- rios, exteriores y anteriores al lenguaje: el mando existe, y el éscritor habla, ésta es Ja literatura, El objeto de la cuitica’es muj*distint6; no es ee] mundo», es un discur- 80, el discursa de otro: Ja critica es discurso sobre un disgurso; es un Tenguaje segindo, o mata-lenguaje (Como dirian Tos T6gicos), que se ejerce sobre un Jenguaje pri- inero (0 Tenguaje-objeto). De allo Se deduce qué la acti- ‘Vidadl Critica debe contar con dos clases dé relaciones: la lgcTOn entre el Tengnaje crice Yel lenguiaje del autor analizado, y Te relacién entre este lenguaje-abjeto y el mundo. La tfotacién de esos dos Iengaajes es lo que define la criti¢a y le da tal vez una gran semejanza con ofa actividad mental, la légica, que se funda también enterariente en la distincién del lenguaje-objeto y dél meta-lenguaje, Porque si la critica sio es més que un meta-lengua- je, ello equivale a decir que su tarea no es eh modo al- gund la de descubrir wiérdades», sino s6lo «validecesy, En shun leugudfé. do es verdadero 0 falso, es vilido ono Io es: valido, es decig, que constituye un sistema cohe- : ignos, Las reglas que conditionan’ él lérigugje Wterario, no afectan a la conformidad de ese Jengua- je con lo real (sean cuales sean las pretensiones de las es- cuelas realistas), sino tan s6lo a su sumisién al sistema de signos que el autor se ha fijado (y; desde Inego aqui hay que dar un sentido muy fuerte al término sistema), La critica nd tieste que decir si Proust dijo la everdadn, si el bakén de Charlus era el conde de Montesquion, si Francoise era Céleste, ni siquiera, de un modo més ge- neral, si la sociedad que describié reproducia con exac~ titud Jas condiciones histéricas de eliminacién de la | nobleza a fines del siglo x0x; sit funcién es iinicamente elaborar ella misma un lenguaje, cuya coherencia, cuya 349 22 Logica, y por decirlo todo, cuya sistemtica, pueda reco get, 0, mejor ain, «integra» (en el sentido matemético del vocablo) la mayor cantidad posible de lenguaje | proustiano, exactamente. como una ecuacién légica |) praca la validez‘de un razonamiento sin tomar partido ceica de la «verdad» de los argumnentos que moviliza. sla dinica ga- Oe of auto aializados, algo ), como junca es completamente clara; por “as(decirlo, tiene un sent ree un siste- como un dstima Significante declarado, pero Je vehi je comio, objeto significado. Esta especie de de-cepcibn, obra literaria tenga tanta fuerza-para formular preguntas al mundo (haciendo thmbalear los sentidos seguros que las creencias, ideologiaé y el sentido comin parectan po- seer), sin legar nusica,jpin embargo; a responder (no hey } ninguna obra que'sea |dogméticay), y de otra parte que | se presté aun desgarrfamiento infinito, puesto-que no hay ninguna razén. aie que un dia se deje de hablar de Racine o de Shakespeate (si no.es por un abandono que seré en sf mismo un Hinguaje):-2Ja.xez, propa istente de sentido, y sqntido obstinadamente fugitivo, da (sssnunn lenguaie, es de de signos: su ser 00 « Et en su mensaje, sino en su “ienae fe abt Que la critica no tenga que re a He Ge la obra, sino solamente su sistema, al igual que el Iingiista no tiene que deictrar el sentido rde. cer -gstructora formal que permite a entidg teapspntire Reconocienido ei s{ misma no es mds que wn lenguaje (o més exact{mente un meta-lenguaje), la erf- tica puede ser contradictoria pero auténticamente, a la ver, objetiva y subjetivk, hist6rica y existencial, totalita- ria y liberal. Porque, de una parte, e] Jengua) exitico elige no-le-baja.del-ciel ada 35 sasimiento del sehtido, explica de una parte que la \ , ¢s objetivamente el lenguajes que le proporte sf ion historic del saber, ‘imino de una cierta mad de Tas ideas, de lad pasiones inteledt «dadi'y, de obra. parte, este lenguaje necesario es clegido. n funcion de exla organizaciin 9 de wna funcién intelectual ejercicio en el cual pone ‘cir, sus elecciones, sus pla- ceres, sus resistencias, sus obsesiones. As{ es como pue- de iniciarse en el seno de la cbra critica el didlogo de dos historias y de dos subjetividades, las del autor y las del crftico. Pero éste diélogo queda egofstamente todo él trasladado hacia.el presente: la crftica ho es un shome- najen'a la verdad del pasado, 0 a la verdad del «otro», sino ave les constriiccién de Jo’ inteligible de nuestro temp} toda su «profand 1963, Tires Literary Supplement. . 352 25

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