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I. CONCEPTO DEL DERECHO MERCANTIL.

Según Vidari, “Es la disciplina exterior de aquellos hechos económicos en los que se
sustancia el comercio; en cuanto estos son causa de relación entre los hombres.”
Concretándose más a la especialidad de este derecho, Eixalá lo define: “El conjunto de
disposiciones legales, que regulan los actos de comercio y que dirigen las
contestaciones que de los mismos se originan”.
II. DIVISIÓN DEL DERECHO MERCANTIL
Se hace atendiendo al sujeto y al objeto.
1. CON RELACIÓN AL SUJETO:
El Derecho Mercantil se divide en privado, público e internacional; según
discipline las relaciones de los habitantes de un Estado entre si, o las de estos
con la Administración, o entre habitantes de Estados diversos.
2. CON RELACIÓN AL OBJETO:
Se divide en material y formal el primero, es el que determina las relaciones
de derecho y de deber que se derivan de los hechos mercantiles. El segundo,
es el que de termina los medios para hacer valer en un juicio los propios
derechos, enfrente del que desconoce el propio deber.
III. EL DERECHO MERCANTIL INDEPENDIENTE DEL CIVIL:
Hay dos sistemas sobre el estado o condición del Derecho mercantil: unos lo
consideran como un derecho excepcional del civil, y otros como un derecho propio.
Este último descansa en só lidos fundamentos.
El Derecho mercantil materia de cambios más repentinos y obligados que el civil,
cuyos factores esenciales acusan mayor estabilidad. Las reglas que determinadas
relaciones jurídicas mercantiles han nacido y son a la vez; una consecuencia necesaria
del desenvolvimiento del comercio; de lo que resulta el doble aspecto económico y
jurídico, que se revela siempre en sus instituciones. La influencia que el orden
económico ejerce en los actos mercantiles, da origen a diferencias esenciales entre
estos y los actos civiles.
El Derecho mercantil regula diferentes hechos sociales que el civil: no es lo mismo
comprar para vender, que comprar para atender tan solo a la satisfacción de las propias
necesidades.
El Derecho mercantil es cada día más progresivo; y el Derecho civil es siempre
igualmente estacionario. Los actos mercantiles deben realizarse en medio de la mayor
libertad en cuanto a la forma, con una celeridad cada día mas sorprendente en cuanto al
tiempo, y con un rigor de ejecución tal que no se perdone la menor falta al deudor;
mientras que los actos civiles se realizan sujetos a trabas, a la par que se deslizan
tranquilos y pausadamente en la vida civil, como tranquila y pausada es esta cuando se
compara con la mercantil. En el Derecho mercantil predomina un carácter
eminentemente socialista, y en el derecho civil un carácter eminentemente
individualista.
«La legislación mercantil, como dice Saint—Joseph, se refiere a hechos que son mas
externos, menos íntimos para el hombre que los de que se ocupa la ley civil; el
comercio es cosmopolita por su esencia misma, y enemigo de todo entorpecimiento;
siendo uno de los estorbos con que lucha, la diversidad de reglas de derecho aplicables
a las transacciones mercantiles.»
No por eso desconocemos, que el derecho privado común es la base o la parte general
de los derechos privados especiales.
IV. FUENTES DEL DERECHO MERCANTIL
Son de tres clases: legislativas, científicas y auxiliares.
4.1. FUENTES LEGISLATIVAS.
Corno la ley especial deroga la ley general, cuanto se relaciona con el
comercio debe regirse ante todo, por la legislación mercantil después, por la
costumbre; y en último término, por el derecho civil.
A) La fuente más rica y sistemática de la legislación mercantil, es el Código
de Comercio; pero hay otras leyes en materia comercial, corno el Código para
la marina mercante, las de Cajas de ahorros y demás que insertamos en el
apéndice. Si alguna de estas leyes especiales está en contradicción con el
Código de Comercio, aquella deberá prevalecer sobre éste; por respeto al
citado principio que subordina la ley general a la especial.
En los casos de oscuridad o insuficiencia de las leyes, se debe atender á su
espíritu y a otras leyes sobre casos análogos.
B) La costumbre no es sino la expresión de la razón eterna. El Código
permanece fijo, mientras que el derecho se mueve; por lo que no puede
regular las instituciones que sobrevienen y se desarrollan de continuo por la
afanosa vida de los negocios. Esta parte del derecho es la que el legislador
abandona á la fuerza de las costumbres; ¿ni o que otra regla podrá sujetarla?
La regla de lo justo, de lo bueno y equitativo, que se reproduce y se mejora
cada día, forman una costumbre mediante el consentimiento táci cito de la
sociedad. El uso, la costumbre, son necesarios en la vida y más, si cabe, en la
del comercio: nunca perecerá la costumbre, que en último término, no es sino
una forma del derecho, y el derecho es imperecedero, por que es superior y
anterior a nosotros.
Muchas veces comienzan las costumbres por ser usos adoptados por un
comerciante con su propia clientela; después llegan a ser propios de un ramo
del comercio, hasta que en ocasiones, se extienden por toda la nación y hasta
por fuera de sus confines.

Divídense las costumbres en generales, que se siguen en todos los ramos del
comercio y en todos los países; locales, cuya esfera de acción se limita á un
lugar, como una plaza, la Bolsa, la Aduana, las Ferias etc.; y especiales, que
son propias de ciertos ramos de comercio, por ejemplo, del comercio al por
menor, del comercio ambulante, del comercio en aceites, vinos o sedas.
Para que las costumbres tengan fuerza obligatoria, se requiere:

a) Que sean una práctica constante y general de los comerciantes, observada


como una norma de derecho, esto es, como una regla obligatoria de la cual no
es posible eximirse impunemente, y no por tole rancia ó complacencia.

b) Que no sea u contrarias y las leyes de carácter público, como las que
regulan la capacidad y el orden de la familia.

c) Que no sean, tampoco, contrarias á las leyes mercantiles; porque si fuese


lícito derogarlas en cada plaza, caeríase en la anarquía q no se quiere evitar
por medio de la codificación.

En los juicios, el juez debe conocer la ley, al paso que puede ignorar la
existencia de la costumbre; por lo que, el que la invoca, tiene la necesidad de
probarla. Podrá hacerlo por medio de testigos o de peritos, sentencias
anteriores, pareceres de escritores, legislaciones extranjeras, actos de
notoriedad firma dos por comerciantes, y la colección de costumbres que ni
muchas marcas de comercio han publicado.

C) EL DERECHO CIVIL
Que por regla general constituye una fuente de derecho supletorio de las
costumbres mercantiles, tiene prelación sobre las mismas:
a) Cuando contiene disposiciones de carácter ú orden público.
b) Cuando dispone expresamente en materia mercantil.
c) Cuando el Código de Comercio hace referencias expresas al Código
Civil, y lo eleva así al grado de ley comercial para integrar sus propias
disposiciones.
4.2. FUENTES CIENTIFICAS
La equidad, o sea la aplicación del Derecho natural, es el primero de los
principios; pues que ningún caso escapa a su ancha esfera de acción, y preside
o debe presidir á la redacción de las leyes positivas.
En ese primer principio, se comprenden los principios del derecho dominantes
en el derecho vigente, cuyo conocimiento es la mejor guía para la tarea del
jurisconsulto; ya porque los principios se gravan en la mente con mas
facilidad, ya porque sirven para resolver también las cuestiones no previstas
por el legislador; y se consigue descubrirlos, por medio de la investigación
histórica y la investigación técnica.
La investigación histórica, indicando la evolución de una institución en las
leyes, en la costumbres y en la jurisprudencia del pasado, nos dice cuales son
los motivos del derecho vigente y cuál será su mar cha probable en lo
venidero.
La investigación técnica, enseñando cual es el objeto práctico de una
institución, sugiere las reglas jurídicas que mejor sirven para alcanzarlo.

4.3. FUENTES AUXILIARES


Considerarnos corno tales, la jurisprudencia de los tribunales, el interés
general del comercio y las opiniones de los jurisconsultos y tratadistas. Sobre
esta última nada tenernos que explicar.
Las doctrinas admitidas por la Corte Suprema de Justicia, es lo que se llama
jurisprudencia de los tribunal. Esta no constituye doctrina legal; porque es
muy raro que haya identidad en dos casos litigiosos, y porque los jueces
pueden muy bien haber incurrido en error; pero dichas doctrinas,
constantemente admitidas, pueden formar una fuente auxiliar, por ser
interpretaciones dadas por altos magistrados de experiencia en el ramo,
versados en la ciencia y dedicados a la aplicación de las leyes.
Entiendense por interés del comercio, lo que alienta y protege las
expediciones marítimas, la circulación de géneros y mercancías, et; en una
palabra, todo aquello que favorece la rapidez de la circulación, la facilidad en
las transacciones y lo que provoca la confianza, fuente del crédito, por el cual
los cambios se alimentan. Debe tenerse en cuenta el interés general del
comercio, mas bien que el particular del comerciante, en cuantas cuestiones se
originen: 1o intereses particulares son muy atendibles, pero en ningún caso
comparables con los de la humanidad.
V. ORDEN DE PRELACIÓN DE LAS FUENTES.
El orden de preferencia a que el juez debe atenerse en la decisión de los
asuntos encomendados a su resolución, es el de la enumeración de las fuentes
en el número anterior.

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