Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Agradecimientos
Al Staff Excomulgado: Csanch, Dg Kaleigh,
Marijf22, Mdf30y, Nelly Vanessa, Pau Belikov y Rox16
por la Traducción; Pau Belikov por la Corrección de la
Traducción; Bellecar, Desita, Leluli y Mokona por la
Corrección; Laavic por la Diagramación y
Annammussa por la Lectura Final de este Libro para El
Club De Las Excomulgadas…
¡¡¡Gracias!!!
2
El Club de las Excomulgadas
Argumento
Después de su divorcio Sandra renunció a cualquier relación con hombres
durante un año. En el aniversario del divorcio de Sandra, su amiga, Aimee, le
sugiere que haga una lista de cosas sexys que nunca ha hecho, pero que le gustaría
hacer. Después de que Sandra hace unas pocas sugerencias seguras, Aimee la
engatusa hasta que Sandra se abre y saca sus más profundas y más oscuras
fantasías. Así, nace La Lista.
Devlin está enamorado de Sandra, pero sabe que no está lista para una
relación de compromiso todavía, así que él y Aimee urden un plan para conseguir
que Sandra vaya a un refugio aislado para un fin de semana, con dos tíos
magníficos, para hacer realidad La Lista.
3
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Uno
—No puedo creer que hayas estado todo un año sin sexo. Y por elección.
Sandra hizo una mueca ante el comentario de su amiga. Ella apretó los
dedos alrededor de su copa de champán. Muchas veces se había arrepentido de
contarle a Aimee su resolución, pero en realidad, su confesión había forjado una
amistad más estrecha entre ellas. Una amistad que la había ayudado en momentos
difíciles durante el año pasado. Sobre todo con la soledad.
4
El Club de las Excomulgadas
No es que no le hubiera dolido descubrir que ya no la amaba. O que, en
verdad, nunca la había amado. Habían estado saliendo desde la escuela secundaria,
y durante muchos años, habían confundido estar cómodos con estar enamorados.
Pero ninguno de ellos había querido un matrimonio fallido, admitir que habían
fracasado, por lo que tardaron diez años en darse cuenta finalmente que el divorcio
era la única respuesta. Ellos simplemente no eran felices juntos. Eran buenos
compañeros de habitación, pero su relación se había roto años atrás, si es que
alguna vez la habían tenido.
Aimee frunció sus labios. —Está bien, entonces. Continuando. Dime lo que
buscas en un hombre.
Ella se inclinó hacia Sandra y sus labios se curvaron en una sonrisa torcida.
Sandra podría decir que Aimee había tomado un poco de más. Y ella
probablemente también. El champan tendía a tener ese efecto en ella.
Ella abrió su bolso y sacó una pluma, a continuación, agarró una de las
pequeñas servilletas de cóctel cuadradas que la camarera había dejado sobre la
mesa con la bandeja de los aperitivos. Aimee escribió el número uno seguido de un
punto.
—Está bien, quiero que pienses en… —Ella se rió—…ya sabes... hombres...
y lo que te gustaría de verdad.
— ¿Lo que me gustaría? Supongo que me gustaría un tipo que fuera muy
sensible, con un buen sentido del humor y... bueno, sentido de la aventura.
5
El Club de las Excomulgadas
hablando. Aventura —Tomó un sorbo de su bebida otra vez, luego dejó la copa—.
Olvídate de esa cosa del Sr. Sensible. Piensa en el Sr. Pedazo de Músculos junto con
el Sr. Chico Malo Sexy y en la forma en que él… —Le guiñó un ojo— …o, mejor
aún, los dos podrían hacer que tus sueños se hagan realidad.
Sandra observó mientras Aimee escribía Ser mantenida cautiva al lado del
número uno.
6
El Club de las Excomulgadas
— ¿Qué sobre ese libro que estabas leyendo un par de semanas atrás? Era
sobre bondage 1, ¿verdad?
Sandra tomó un sorbo de champán y miró hacia los profundos ojos azules
de Aimee. Ella quería ayudar. Sandra suspiró.
—Bueno, síp —Aimee mordisqueó una de las alas de pollo, luego recogió la
— ¿Qué más? Piensa en alguna fantasía que realmente te haya intrigado pero
que sabes que nunca intentarías, aunque te gustaría —Ella sonrió—. Y no seas
tímida.
1
Bondage es una denominación aplicada a los encordamientos eróticos ejecutados sobre una persona vestida o desnuda. Los
atamientos pueden hacerse sobre una parte o sobre la totalidad del cuerpo, utilizando generalmente cuerdas, aunque también
se puede ver en muchas ocasiones el uso de cinta, telas, cadenas, esposas, y cualquier otra cosa que pueda servir para
inmovilizar a una persona. Con cierta frecuencia, a la persona se le aplica una mordaza o los ojos vendados. El bondage
puede usarse como práctica estético — erótica, como parte de una relación BDSM, como una variante erótica más o como
elemento en ceremonias de dominación o de sadomasoquismo.
7
El Club de las Excomulgadas
Sandra frunció sus labios. —Bueno...
—No, más bien a hacer el amor con alguien y no saber quién es.
—Así que, digamos, ¿algún tipo sexy haciéndotelo y tú no puedes ver quién
es? Eso es bastante intenso.
Aimee escribió el punto número tres como Hacer el amor con un sexy
desconocido con los ojos vendados.
Tener relaciones sexuales con dos hombres al mismo tiempo (quizás más).
Sandra sintió sus mejillas calentarse. —Eso es algo de la lista que tenemos
allí.
8
El Club de las Excomulgadas
1. Ser mantenida cautiva.
4. Tener relaciones sexuales con dos hombres al mismo tiempo (quizás más).
6. Tener un esclavo.
7. Ser un voyeur.
8. Intentar exhibicionismo.
—Ya era hora —Aimee echó un vistazo por encima del hombro de Sandra.
9
El Club de las Excomulgadas
brillante mirada conecto con la de ella mientras caminaba con su habitual paso
relajado, una media sonrisa encantadora curvando sus labios.
A pesar de que no podía ver el color de sus ojos en esa luz, sabía que eran
tan azules como el cielo al atardecer, espolvoreados con motas de oro, y rodeados
por un anillo azul medianoche. La áspera sombra en su mandíbula le daba un
definido encanto masculino, y había recogido su pelo castaño largo hasta los
hombros, lo cual era típico en un día de trabajo. Su relajado atuendo informal de
viernes consistía en jeans desgastados y una chaqueta de mezclilla marrón sobre
una camisa a rayas color café.
—Eres tan malo —La mano de Sandra rozó a través de su amplio pecho
mientras trataba de llegar a la lista, pero la mantuvo lejos de ella. Estiró su brazo
aún más, tratando de agarrar la pequeña servilleta cuadrada, pero sus brazos eran
más largos que los de ella. De repente, se dio cuenta de que estaba prácticamente
encima de él, su pecho contra el suyo, y se volvió muy consciente de su musculoso
brazo debajo de sus dedos, sus senos presionados contra su sólido y rígido pecho, su
rostro demasiado cerca del de ella. Besablemente cerca.
Y besar no era algo que tenía intención de hacer con Devlin. Él era su
amigo.
Se echó hacia atrás y tiró de los costados de su camisa hacia abajo, luego la
10
El Club de las Excomulgadas
alisó sobre sus caderas, sus labios fruncidos.
— ¿Es esta tu lista de cosas para hacer el fin de semana? —preguntó él, cejas
levantadas.
Pero el tiempo lo era todo. La mujer no había estado con nadie desde la
escuela secundaria, y estaba claramente de rebote. Los primeros tipos con los que
saliera no conducirían, o no deberían, a algo permanente. Tenía que esperar un
tiempo más, dejarla saborear la vida de soltera. Luego, una vez que ella estuviese
firmemente instalada en el mundo de las citas, él se entrometería y haría su
movimiento.
*****
11
El Club de las Excomulgadas
Sandra sostuvo uno de los brazos de Devlin y Aimee el otro mientras los tres
salían a la cálida tarde de verano. Sandra respiró hondo y se dio cuenta de que se
sentía más que un poco mareada.
—Así que, el año está finalmente terminado —Él echó un vistazo hacia ella,
12
El Club de las Excomulgadas
luego de vuelta a la carretera—. ¿Tienes ganas de salir de citas otra vez?
—Bueno, estoy fuera de práctica, por ejemplo —Ella miró hacia él—. Y no
digas que es como andar en bicicleta.
—Creo que estoy preocupada porque no encontraré a nadie que quiera salir
conmigo —Ella jugueteó con sus manos en su regazo—. Y entonces me preocupa
que si me cito con alguien, no saldrá bien... no voy a saber qué decir o hacer. Ese
tipo de cosas.
Devlin sonrió, pero sacudió la cabeza. —No, yo iba a decir que podría
organizarte una con alguien. Tal vez presentarte a un par de mis amigos mientras
tomamos unos tragos, para ver si te llevas bien en un ambiente informal.
13
El Club de las Excomulgadas
Él se detuvo frente a su edificio y estacionó el coche, luego caminó alrededor
y abrió su puerta. Ella salió del coche y, mientras respiraba el aire fresco de la
noche, se sintió un poco mareada. Devlin tomó su brazo.
—Creo que alguien celebró un poco demasiado esta noche —Él tomó su
mano y la apoyó sobre su codo, luego la acompañó hasta la puerta del edificio de
apartamentos.
Ella rara vez tomaba más de una o dos copas de vino con la cena, o un solo
trago en una noche, por lo que el champán y la piña colada se habían ido
definitivamente a su cabeza. Sacó la llave de su bolso, la metió en la cerradura de
puerta y la giró. Devlin abrió la puerta.
14
El Club de las Excomulgadas
— ¿Quieres entrar? —preguntó Sandra impulsivamente.
15
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Dos
El estómago de Sandra se agitó ante la idea, lo cual era loco porque él había
entrado más de una docena de veces antes. Por supuesto, siempre con Aimee. Ellos
eran una especie de trío de amigos. Pero ahora, viendo sus impresionantes ojos
azules, pensó en un trío de otro tipo. Tríos como el que Aimee había sugerido en su
lista. Sexys y eróticos tríos.
Pero justo en este momento, ella estaría bien sin el tercero. Sólo Devlin y
ella.
*****
Devlin miró fijamente a Sandra, que lo miraba con esos cálidos ojos verde
Sus brazos se enroscaron alrededor de su cuello y ella se acercó más a él. Sus
pechos suaves se apretaron contra él. Quería apartar su chaqueta y tirarla con
fuerza contra su pecho, para sentir si sus pezones estaban duros por el deseo, al
igual que su polla latía a la vida ante su proximidad.
Ella nunca había hecho algo así antes. A través de la bruma del deseo, se
16
El Club de las Excomulgadas
acordó de cuántas bebidas había tomado esta noche. Tres desde que él había
aparecido en el bar. No sabía cuántas antes de eso.
—Vamos adentro.
Sus ojos se iluminaron, y se dio cuenta que había leído mal su comentario.
Sin embargo, él abrió la puerta y la guió hacia adelante, luego cerró la puerta detrás
de ellos.
Se puso de pie y se volvió hacia él. Ella apartó el largo pelo de color negro
brillante detrás de su oreja y empezó a levantar su rodilla, elevando su pie en el aire.
Preocupado de que fuera a caerse, se agachó frente a ella y capturó su pie.
Consciente de sus largas piernas bien formadas delante suyo, desabrochó la correa
del tobillo de su zapato de tacón alto, luego lo quitó de su pie.
17
El Club de las Excomulgadas
Ella sonrió, sus ojos brillaban deliciosamente. —Gracias.
—Eh... no, mejor me voy —Si se quedaba aquí por más tiempo, podría
acabar cediendo a su intenso deseo.
No pudo resistir. Él capturó los labios que ella tan voluntariamente ofreció
de nuevo. Tan suaves. Tan seductoramente dulces. Envolvió sus brazos alrededor de
su cuerpo y deslizó su lengua en su boca aterciopelada. Ella sabía a piña dulce,
coco y ron. Agitó su lengua dentro de su boca y su lengua se unió a la suya, luego
se hundió dentro de su boca. Casi jadea ante la urgente necesidad que lo inundaba.
Él la deseaba. Seriamente.
18
El Club de las Excomulgadas
Ella tiró de su chaqueta y la sacó de sus hombros. Esta cayó al suelo.
Entonces empujó la camisa abierta mientras acariciaba bajo su barbilla con su
nariz. Sus suaves labios acariciando su piel áspera, enviando escalofríos a través de
él. Su camisa cayó al suelo, dejándolo tan sólo con una camiseta, y ella le agarró las
manos y las levantó. Sintió su redondo y firme seno contra su palma, por debajo de
la fina tela de su suave blusa de seda. El pezón volviéndose una dura protuberancia.
Y eso era demasiado importante como para tirarlo por una noche de pasión,
no importa cuán dulce fuera la experiencia.
19
El Club de las Excomulgadas
—Sip. Estamos bien —Ella se puso de puntillas y le besó la mejilla—. Eres
un buen amigo, Devlin. Gracias.
—Por supuesto.
*****
Devlin era su amigo. Y se había lanzado sobre él. ¿Cómo podría enfrentarlo de
nuevo alguna vez?
Por un momento creyó que él estaba interesado. Estaba segura de haber visto
más de una chispa de interés en sus ojos. Pero eso evidentemente habían sido las
20
El Club de las Excomulgadas
piñas coladas afectando su cerebro.
Ella entró en el dormitorio y se metió bajo las mantas. Ahora bien, si tan
sólo pudiera olvidar el aguijón de su vergüenza y quedarse dormida, tal vez mañana
podría olvidar todo el asunto. O, al menos, actuar como si se hubiera olvidado de
Tiró las mantas sobre su cabeza. ¿Cómo podría alguna vez enfrentarlo de nuevo?
*****
Tan pronto como Devlin subió a su coche y cerró la puerta, tomó su teléfono
celular y marcó el número de teléfono de Aimee.
21
El Club de las Excomulgadas
Su corazón dio un vuelco. — ¿Por qué lo preguntas?
—Oh, como si no supiera que sientes algo por ella desde el primer día.
—No. Un hombre tendría que mandarle una invitación grabada con sus
intenciones antes de que creyera que él la desea. ¿Así que estás planeando
perseguirla?
22
El Club de las Excomulgadas
Él sonrió. Aimee era realmente sensacional. Si él no estuviera tan mal por
Sandra...
—Bueno, estaba pensando en esa lista que tú y Sandra hicisteis esta noche
—dijo—. Tal vez podríamos llevarla a través de su exploración sexual haciendo las
cosas de la lista por la vía rápida.
— ¿Y cómo te sentirías sabiendo que Sandra está fuera teniendo un trío con
un par de chicos? ¿No estarás celoso?
Él sólo debería abrir la puerta del coche en estos momentos y caminar hasta
allí. Decirle que la quería y tener su oportunidad. El recuerdo de ella respondiendo
23
El Club de las Excomulgadas
a sus besos, su cuerpo respondiendo a su toque, envió sus hormonas por las nubes.
¿Por qué esperar cuando todos los indicios le decían que ella lo deseaba en este
momento?
24
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Tres
Sandra levantó la mirada al hermoso rostro de Devlin.
—Estás aquí.
Se sentó y miró fijo hacia su maravillosamente larga polla. Ella presionó sus
labios a la punta y lamió, luego tragó su glande entero.
25
El Club de las Excomulgadas
—Sandra, eso es fantástico. Eres fabulosa en eso.
Ella sonrió de oreja a oreja y se lanzó sobre él, tomándolo más profundo en
su garganta sin una sola sensación de náuseas, a pesar de que era grande y gruesa.
Chupó y lamió, luego se balanceó arriba y abajo.
Ella agarró los pantalones de él y los tiró hacia abajo, luego los arrojó fuera
de la cama. Él tiró de su camisa y camiseta sobre su cabeza en un movimiento
rápido. La atrajo a sus brazos y la besó, sus senos desnudos aplastados contra su
pecho sólido como una roca. Sus perlados pezones conduciéndose en su rígida
carne.
Oh, Dios, había pasado más de un año desde que había tenido a un hombre
dentro suyo. Y ahora Devlin estaba deslizándose en ella. Profundo. Y más
profundo.
26
El Club de las Excomulgadas
Levantó sus caderas, luego se bajó a sí misma de nuevo. El placer se hinchó
a través suyo. Se deslizó arriba y abajo. Ella contuvo el aliento ante las intensas
sensaciones retorciéndose a través suyo.
Ring.
Ring.
27
El Club de las Excomulgadas
Maldita sea, qué manera de mierda para empezar la mañana.
*****
Cuando Sandra echó un vistazo por la soleada ventana del restaurante, vio a
Aimee caminar hacia la puerta. Un momento después, entró en el restaurante, miró
a su alrededor, y la saludó caminando hacia la mesa.
—Pastrami con pan de centeno y una cola dietética —Sandra tomó un sorbo
de su propio refresco de cola dietética, un vicio que había recogido de Aimee.
Realmente no tenía necesidad de cafeína.
La camarera llegó a la mesa y colocó los platos cargados con comida delante
de ellas. El sándwich y las papas fritas de Aimee y el pollo rebozado con una
Aimee recogió una larga y esbelta fritura con sus dedos y le dio un mordisco.
—Mmm. Estas cosas son demasiado buenas. Y muy calientes. Justo de la forma en
que te gustan. ¿Quieres una?
28
El Club de las Excomulgadas
Aimee dejó su sándwich. —Está bien, ¿qué pasa?
—No.
—No, no es eso, yo... —se mordió el labio—. Es sólo que... en cierto modo
hice el ridículo anoche con Devlin.
Aimee sonrió. —Hmm. Con las mejillas así de rojas, tengo que saber.
Suéltalo.
29
El Club de las Excomulgadas
—Muchacha, si no estás segura, estás definitivamente fuera de práctica.
—Está bien, entonces, ¿qué pasó después? ¿Vosotros...? —Los ojos de Aimee
brillaron de diversión.
— ¿En serio? Hmm. Encuentro eso difícil de creer —Aimee tomó un bocado
de su sándwich.
—Bueno, créelo.
30
El Club de las Excomulgadas
*****
—Por allá —Aimee señaló hacia una pequeña isla más allá del final del
canal donde las orillas se ampliaban—. Estamos llegando a Silver Lake, que es la
isla donde está la cabaña.
—Una isla toda para ti. Eso está muy bien —dijo Sandra.
—Bueno, es una isla pequeña, y no es exactamente toda para mí. Hay otra
cabaña, pero está en la orilla opuesta, así que es bastante privada.
—Solía ser propiedad de los Reed, amigos de mis padres, pero ya no venían
tan a menudo, así que la vendieron el año pasado. A un amigo de su hijo. Su
31
El Club de las Excomulgadas
nombre es Craig. De hecho, yo solía salir con él.
—Oh —Sandra frunció los labios. No creía que querría salir con alguien con
quien compartía una isla. Cuando la relación terminara, las cosas podrían ponerse
inciertas.
Cuando el bote se acercó a la isla, Aimee desaceleró. Sandra divisó una boya
de color naranja neón a la izquierda, y otra a la derecha. Aimee se dirigió en línea
recta hacia un muelle de madera. Un elegante bote de color marrón estaba atado a
un lado del muelle.
—Supongo que esto quiere decir que alguien está en la otra cabaña este fin
de semana —dijo Sandra—. Así que salías con el dueño. ¿Esto va a ser difícil?
Por la forma en que Aimee miró a Craig, Sandra se preguntó qué tan bien se
llevaban. Por supuesto, ella sólo podría estar imaginando el hambre en los ojos de
Aimee, reflejando su propia hambre por un hombre fuerte y sexy.
Aimee sonrió. —Bueno, tal vez un poco. Pero supuse que sería una buena
32
El Club de las Excomulgadas
manera de que conozcas a un par de chicos guapos en un ambiente informal. Sin
presión. Y si decides que no deseas pasar tiempo con ellos, sólo lo mantendremos
entre nosotras.
Síp, claro. Sin presión. Ellos estaban en una isla juntos. Ninguna otra persona en
millas.
*****
Cuando Aimee llevó el bote junto al muelle, el hombre sin camisa de cabello
arena castaño le entregó su cerveza al otro hombre y agarró el costado del bote y
tiró de este más cerca del muelle. Luego arrojó un lazo de cuerda sobre el sistema
de fijación en la parte delantera del bote, y lo enganchó atrás, cuidadosamente
atando el barco al muelle. La mirada de Sandra cayó sobre el gran tatuaje de un
tigre, que merodeaba por su brazo derecho y a lo largo de su musculoso hombro.
33
El Club de las Excomulgadas
El cabello arena castaño de Craig era corto y recto por encima, las
puntiagudas puntas casi brillando con reflejos dorados, probablemente por pasar
una gran cantidad de tiempo en el sol, a juzgar por su oscuro bronceado. James
estaba de espaldas a ellos mientras colocaba las botellas de cerveza en el otro lado
del muelle, pero Sandra podía ver su pelo negro corto a los lados y largo y ondeado
en la parte superior.
— ¿James Connor?
34
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Cuatro
El increíblemente sexy, y perversamente seductor James de la universidad.
Eric no quería que fuera a una universidad tan lejos de su casa, tan lejos de
él, pero ella le había asegurado que le sería fiel. A pesar de que había mantenido esa
promesa, siempre se había sentido culpable por su intensa atracción por James. Una
atracción que nunca había olvidado.
Por el calor en sus ojos, Sandra podía asegurar que él tampoco la había
olvidado.
35
El Club de las Excomulgadas
con un montón de cosas.
Aimee y Sandra caminaron detrás de él, lo que le dio a Sandra una excelente
oportunidad para observar el apretado y bien formado culo de James, mientras
caminaba por delante. Cada parte tan preciosa como la recordaba.
Aimee captó su mirada fija y le guiñó un ojo, una gran sonrisa inundando su
cara.
James sacó los bolsos de encima de la nevera y los colocó cerca de un pasillo
que probablemente llevaba a los dormitorios, y Craig arrastró la nevera a la cocina.
36
El Club de las Excomulgadas
voy a mostrar tu cuarto.
Los ojos de Aimee se abrieron como platos. —Oh, Dios mío. ¿Es Eric el
único hombre con quien has estado?
—Wow. Bueno, creo que debemos hacer algo al respecto —Aimee dio unas
palmaditas en la cama junto a ella y Sandra se sentó—. Te sentías atraída por James
en la universidad, ¿no? —preguntó Aimee.
—Um. Síp.
37
El Club de las Excomulgadas
Sandra se limitó a asentir con la cabeza.
—Está bien, entonces crees que tú y él tal vez... Quiero decir, ¿crees que
haya una posibilidad de iniciar una relación seria?
Aimee asintió. —Sip. Bien. Eso tiene sentido. Por si acaso, quiero decírtelo.
James y yo, también salimos.
— ¿Tú y James?
—Sip. Sólo en caso de que tú y él empezaran a salir, quiero que estés al tanto
de eso de una vez.
Aimee se levantó. —Bueno, ahora voy a dejar que te instales. Iba a invitar a
los chicos a cenar. ¿Eso está bien para ti?
— ¿Aimee?
38
El Club de las Excomulgadas
Aimee se detuvo en la puerta y miró hacia atrás. — ¿Sí, cariño?
—Yo sólo quería saber... —Ella tomó una profunda respiración—. ¿Cómo
fue con él?
*****
—Hey, cariño, estamos en la terraza —La voz de Aimee flotó dentro por la
puerta mosquitera junto a la cocina.
Sandra echó un vistazo al exterior para ver a Aimee mirándola. James estaba
parado a su lado.
Se lamió los labios, más por la exhibición de deliciosa carne masculina que
por el aroma de la comida. Ella tomó un sorbo de cerveza, luego dejó el vaso sobre
la mesa, que ya estaba puesta, incluyendo una ensalada y una cesta de pan.
James agarró la sartén del quemador y puso las cebollas y los champiñones
en un bol, a continuación, los puso sobre la mesa. Craig colocó los filetes en platos
individuales. Aimee recogió dos y los llevó hacia la mesa, y Sandra tomó los otros
dos. Todos se sentaron a disfrutar de la comida.
39
El Club de las Excomulgadas
—Así que estás divorciada —Craig tomó un trago de su cerveza, luego dejó
la botella.
—Me imagino que debe ser muy duro volver al mundo de las citas después
de eso.
Sandra asintió, luego miró por encima del lago, tan suave como el cristal en
la calma luz del atardecer. Un pato emitió un llanto lastimero en la distancia.
40
El Club de las Excomulgadas
puede hacer eso también, pero ella es también la artística y hace todo el diseño
gráfico.
— ¿Qué hay de ti, Craig? —preguntó Sandra, sin querer dejarlo de lado.
—Todos nos conocimos aquí, en realidad. Unos cuatro años atrás —dijo
Craig—. Sammie Reed a menudo solía organizar grandes fiestas y barbacoas en la
otra cabaña cuando sus padres todavía eran los dueños. Invitaba gente de Beneton
Lodge y del campamento circundante. Ya sabes, donde está el puerto deportivo.
Hay una gran cantidad de remolques allí sobre una base estacional. Son un grupo
bastante sociable.
41
El Club de las Excomulgadas
deberíamos hacer algo así este verano.
Sandra miró fijamente esos hermosos ojos de color azul grisáceo con el
anillo azul marino alrededor de los bordes, y su aliento quedo atrapado en el calor
que le trasmitían.
*****
El sonido de la puerta del patio al abrirse llegó desde el exterior, luego pasos
a lo largo de la terraza.
42
El Club de las Excomulgadas
—Te he echado de menos. Mucho —dijo Craig—. ¿Estás segura que no
quieres unirte a mí esta noche?
—Estoy tentada, pero este fin de semana es para ayudar a Sandra. Si tanto tú
como James mostraran interés en ella, eso ayudaría a reconstruir su confianza.
Pensé que la encontrarías atractiva.
—No, por supuesto que no —La voz de Aimee se alejó mientras hablaba—.
Los voy a acompañar hasta el camino.
Sandra podía oír los pasos sobre los escalones de madera de la terraza.
43
El Club de las Excomulgadas
La voz de Aimee se acercó a la cabaña.
—Sip. Entra.
Sandra asintió.
—Sabes, no quise decir nada con eso. Sé que puedes encontrar chicos por tu
cuenta. Yo... sólo quería ayudarte.
Sandra sonrió. —Por supuesto que no —Ella envolvió sus brazos alrededor
de Aimee en un fuerte abrazo—. Has sido una gran amiga. Has estado ahí para mí
a través de todo mi divorcio. Adoro que quieras ayudarme a salir —Soltó a Aimee y
sonrió tímidamente—. Sólo espero que los chicos no crean que soy una especie de
perdedora patética... —Especialmente James.
44
El Club de las Excomulgadas
deseando hacer un trío.
—Estoy segura de que sólo dijo eso con la esperanza de convencerte a ti para
tener un trío.
—Sabes, ya que tú y James están calientes el uno por el otro, él sería perfecto
para que tu... ya sabes... saltes a la acción.
—Bueno, tenemos tres días. Vosotros podéis usar ese tiempo para llegar a
conoceros el uno al otro de nuevo.
Aimee levantó sus pies sobre la cama y se apoyó contra el cabecero junto a
Sandra. —Sabes, esa idea sobre el trío…
45
El Club de las Excomulgadas
—Vamos, Aimee. En realidad, no estás queriendo sugerir que tú, yo y
Craig…
Pero a medida que la sangre tronaba a través de sus venas, tuvo que admitir
que era una idea inspiradora.
—No, no lo hago.
—Lo haces. Oh, cariño, sólo piensa en lo sexy que sería. Dos chicos
magníficos, ambos totalmente empeñados en darte placer. Ellos se apuntarían, ya
Claro, ella había vuelto a tomar la píldora de nuevo, pero eso era porque así
estaría lista cuando conociera a alguien. Cuando comenzara a tener citas. No para
tener sexo casual en la cabaña.
46
El Club de las Excomulgadas
—No, pero a veces el silencio dice mucho. Y ese silencio cuando te dijo que
te había extrañado...
—No puedo sólo tener sexo con dos chicos que son prácticamente
desconocidos. Sería bastante duro con uno…
—Aimee.
47
El Club de las Excomulgadas
Aimee sonrió. —Por eso nos llevamos tan bien.
48
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Cinco
Craig miró fijo hacia Sandra sobre la mesa de picnic, sus manos alrededor de
la botella de cerveza delante de él. Grandes manos masculinas. Podía sentir sus
pechos hinchados de la necesidad de sentir esas manos sobre sus pechos.
El tigre en el brazo y hombro de Craig parecía latir con vida. Quería tocarlo.
La mesa de picnic se desvaneció y ella se acercó a Craig, luego pasó su mano por la
espalda del tigre. A pesar de que estaba tatuado en su piel, se sentía como pelaje
49
El Club de las Excomulgadas
real. El animal hizo un ruido sordo mientras lo acariciaba. Entonces merodeó por
encima del hombro y hacia abajo por el pecho, hacia su pene duro como piedra y
completamente erecto. El animal lamió el pene, a continuación, se enroscó
alrededor como un gato lo haría en la pierna de alguien. Lamió de nuevo, luego se
apartó.
—Hazlo, cariño —Alentó Aimee. Ella se relajó sobre sus pies y envolvió su
mano alrededor de la enorme polla de James, a continuación, la sostuvo mientras
bajaba su cuerpo sobre esta.
Craig acarició su pelo fuera de su cara, entonces dobló los dedos alrededor
de su cabeza y la atrajo hacia él. Sus labios se encontraron con los suyos
dulcemente, con una ternura maravillosa. Cerró los ojos y se perdió en el beso
íntimo, aceptando su lengua dentro de su boca, acariciándola con su propia lengua.
Sus manos cubrieron sus senos y ella se aferró a sus hombros en busca de apoyo.
50
El Club de las Excomulgadas
levantó, luego se bajó de nuevo. Él envolvió sus manos alrededor de sus caderas y
rodó sobre ella, luego empujó profundamente. El temblor en su cuerpo aumentó
cuando el placer la invadió. Él se echó hacia atrás y se lanzó hacia delante de
nuevo, llenándola profundamente. Ella jadeó y montó la creciente ola. El orgasmo
estaba tan cerca.
Él se echó hacia atrás y empujó de nuevo. Ella se aferró a él, entonces jadeó
cuando el placer se catapultó a través suyo. Todo su cuerpo temblaba y se
convulsionaba. Mientras el orgasmo la reclamaba, la sensación del cuerpo de Craig
sobre el de ella se desvaneció. Abrió los ojos, todavía temblando de placer, y se dio
cuenta que estaba en la cama sola.
*****
—Por supuesto. ¿Qué hora es? —preguntó Sandra, su voz ronca. Se aclaró la
garganta mientras empujaba la colcha hacia atrás y se sentaba.
—Gracias —Sandra tomó la taza y bebió un sorbo. El café tenía una sutil
acidez equilibrada con los ricos sabores del chocolate con leche y las avellanas.
Definitivamente la mezcla mexicana que había traído como parte de su
contribución a la comida de este fin de semana.
51
El Club de las Excomulgadas
—Pensé que podríamos ir a nadar antes del desayuno. ¿Juegas?
Sandra pensó en tirarse al agua fría del lago tan temprano en la mañana y se
estremeció. Ella prefería nadar en una piscina climatizada. —No lo sé. ¿Cómo está
el agua?
—Vigorizante.
Aimee sonrió con picardía. —Bueno, puedes tomar una ducha en cambio,
pero la única que tenemos está afuera.
Maldita sea. Una manguera de agua estaría aún más fría que el lago. De
hecho, probablemente sería del lago, pero estaba segura que se sentiría más fría. Y
tendría que ponerse su traje de baño, ya que no iba a ducharse afuera desnuda.
—Síp, seguro.
Sandra amaba el aire libre, pero no amaba estar fría y mojada por la
mañana. Prefería nadar por la tarde, cuando el sol estaba ardiendo.
Tomó otro sorbo de su café, luego empujó sus pies hacia el suelo.
Sandra abrió el cajón y revolvió a través del contenido por su bikini favorito
con flores tropicales en rojos, naranjas y verdes. Luego se dirigió al cuarto de baño.
52
El Club de las Excomulgadas
Diez minutos más tarde, Sandra seguía a Aimee por un sendero entre los
árboles.
El sendero las condujo fuera de los árboles hacia otra playa, pero aquí la
orilla se curvaba alrededor, formando una bahía cerrada no visible para el lago
abierto o la otra orilla. La luz del sol se reflejaba en la superficie cristalina del agua
en calma.
— ¿No es hermoso? —Aimee dejó caer su bolso de paja y una toalla sobre la
playa.
Aimee desató el cinturón de su corta bata roja de tela de toalla y dejó caer la
prenda al suelo. Los ojos de Sandra se abrieron al darse cuenta de que Aimee no
llevaba nada debajo de la túnica.
Aimee entró en el agua hasta sus tobillos. — ¿Te vas a unir a mí?
Sandra entró en el agua, también. Estaba fría, pero no tan fría como había
supuesto que estaría. Los largos días calurosos del último par de semanas habían
hecho un buen trabajo calentándola. Ella se metió hasta sus rodillas.
Aimee se echó a reír. —Me refería a por qué no te deshaces del traje de
baño.
53
El Club de las Excomulgadas
Sandra la miró con incertidumbre.
—Agradable, ¿eh? Hay una gran roca por aquí en alguna parte en la que
puedes pararte —Ella se alejó nadando, luego anduvo alrededor por un rato—.
Aquí está.
Aimee se paró, mostrando sus pechos desnudos por encima del agua, la cual
acariciaba sus caderas justo debajo de su ombligo.
Sandra contuvo la respiración ante la voz de Craig. Ella miró hacia la playa.
Tanto Craig como James estaban parados mirando. En lugar de volver a
zambullirse en el agua, Aimee colocó sus manos en las caderas y posó.
—Bueno, gracias.
54
El Club de las Excomulgadas
Sandra quería cubrir sus propios pechos, pero tenía que flotar en el agua. De
todos modos, los chicos realmente no podían verla debajo de la superficie.
—Espera —dijo James—. ¿Y tú, Sandra? ¿Quieres que nosotros nos unamos
a ti?
Ella echó un vistazo hacia Aimee y se lamió los labios. No quería arruinar la
diversión de su amiga. —Yo... eh... bueno, estaba a punto de regresar a la cabaña
así que... si me dieran un minuto...
55
El Club de las Excomulgadas
Sus mejillas se sonrojaron y negó con la cabeza. —No, esto no es para mí,
Aimee. Simplemente regresaré a la cabaña.
Aimee nadó un poco más cerca. —Oye, tengo una idea. Puedo entender por
qué tal vez no quieras saltar sobre todo. Pero por qué no... ya sabes, observas.
— ¿Qué?
—Está bien, pero piénsalo —dijo Aimee, entonces le gritó a Craig—. Dale
un minuto más.
Los pies de Sandra tocaron el fondo y se cubrió los pechos con las manos
mientras caminaba hacia la orilla, incluso aunque los hombres todavía estaban de
espaldas. Ella tenía que caminar por delante de ellos para llegar a sus cosas y la
verían en su visión periférica.
Inmediatamente, él se volvió hacia el otro lado. Sandra corrió por sus cosas,
tomó su pareo y rápidamente lo envolvió alrededor de su cuerpo y lo ató sobre sus
56
El Club de las Excomulgadas
pechos así formaba un vestido sin tirantes.
Los hombres se giraron y James sonrió hacia Sandra. Craig asintió con la
cabeza en su dirección, luego giró su mirada de regreso a Aimee, que estaba
nadando hacia la roca de nuevo.
—Hey, chicos —Aimee se puso de pie en la roca y saludó hacia ellos, sus
pechos húmedos brillando bajo el sol—. No les importa si Sandra se queda y
observa, ¿verdad?
57
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Seis
Sandra se detuvo y miró alrededor. James recogió algo de la arena y se lo
ofreció.
Oh, maldita sea. Era la parte de arriba de su bikini. No se había dado cuenta
que cayó a la playa cuando había agarrado su pareo con tanta prisa.
—Sabes, podría ser una buena manera de facilitar el terreno sexual otra vez.
Observar te permite participar, manteniendo una distancia. No es tan amenazante
como estar implicado personalmente.
—Está bien —dijo James. —Realmente no hay nada malo en mirar. Ellos
58
El Club de las Excomulgadas
dijeron que estaba bien y estoy seguro de que aumenta su excitación —James
extendió su toalla en la arena y se sentó, luego dio unas palmaditas a su lado en
invitación.
Craig se había movido detrás de Aimee y sus manos cubrían sus pechos
redondos. Sus pezones asomaban por entre sus dedos mientras él acariciaba y
apretaba. Los propios pechos de Sandra dolían por ser tocados. Quería acariciar sus
pezones. Echó un vistazo hacia James sentado a su lado, mirando también la
acción sobre la roca, y se moría de ganas de alcanzar su mano y colocarla sobre su
seno.
59
El Club de las Excomulgadas
—Estas dolorido por mí, ¿no, cariño? —Aimee acarició esa maravillosa polla
varias veces.
Oh, Dios. Quería rodar hacia atrás, quitarse el bikini, e invitarlo a entrar. Sólo
podía imaginar su polla deslizándose en ella. Profundo. Y tan poderosa en su
interior.
Aimee acarició la larga polla de Craig, varias veces, entonces envolvió sus
labios y bajó su boca sobre él. Sus manos rodearon el prieto trasero de Craig y lo
apretó mientras se balanceaba arriba y abajo.
60
El Club de las Excomulgadas
continuación, Craig le dio la espalda a la escalera y enroscó sus brazos alrededor de
ésta, su cuerpo aún en el agua. Aimee envolvió sus piernas alrededor de él,
capturándolo dentro de ella otra vez, luego enroscó sus brazos alrededor de sus
hombros.
Sandra sólo podía imaginar esa polla larga y dura en su interior. Sus
entrañas quemaron de necesidad. Pasó sus dedos sobre el dorso de la mano de
James, la cual todavía acariciaba su necesitado pecho, y golpeó su mano hacia
abajo. Él entendió la idea y se deslizó por encima de su estómago, luego por debajo
de la banda del tanga de su bikini. Tan pronto como ella sintió sus dedos deslizarse
sobre sus mojados pliegues, gimió, sus ojos cerrándose. Su cabeza colgó hacia atrás
contra él mientras acariciaba sobre su raja, luego deslizó dentro dos gruesos dedos
masculinos.
—Oh, Dios mío, no quería... —Su mirada se posó sobre el bulto en los
pantalones de James—. Quiero decir, tú no lo hiciste... —Ella se sentó—.
Debería…
61
El Club de las Excomulgadas
—Pero tú... —Ella estiró su mano, pero él la atrapó antes de que pudiera
acariciar su entrepierna abultada.
*****
Sandra apoyó su codo sobre la mesa y miró por la gran ventana hacia la luz
del sol brillando sobre el lago. Tres patos nadaban a lo largo de la superficie del
agua calma. Uno sumergió su cabeza bajo el agua, luego se deslizó suavemente por
debajo de la superficie. Uno de los otros sumergió su cabeza en el agua, tomando
un sorbo, y el otro volvió a salir a la superficie a varios metros de distancia.
—Está bien. Ese es el espíritu —Puso los pies sobre la silla a su lado—.
Entonces, ¿dónde está la lista de todos modos?
—Oh, síp —Se puso de pie y recuperó la lista, luego la puso sobre la
redonda mesa de cristal del comedor—. Sin duda tienes razón. Es el siete —Agarró
el lápiz que había dejado sobre el crucigrama del periódico en el que había estado
trabajando esa mañana, y tachó el número siete—. Genial. Estoy segura de que
podrás tachar alguno más antes de irnos.
Sandra gimió. — ¿Estás bromeando? No puedo creer que haya hecho uno.
62
El Club de las Excomulgadas
—Bueno, en realidad, ¿no estabais a la mitad de hacer el número tres? No es
que James sea exactamente un desconocido, y no tenías una venda en los ojos, pero
seré buena contigo y lo contaré como válido si quieres.
Sandra miró el número tres. Hacer el amor con un sexy desconocido con los ojos
vendados.
Sandra dejó caer su cara a sus manos, cubriendo sus mejillas ardientes.
—Yo sólo... —Ella levantó la cara y miró a Aimee—. No puedo creer lo que
hice. Casi no conozco a ese hombre y le dejé... Y ni siquiera... hice nada por él,
¿sabes?
63
El Club de las Excomulgadas
Aimee comenzó a reírse. —No quería decirlo de esa manera, pero está bien.
¿Por qué no te permites convertirte en una mujer libre? Sólo por este fin de semana.
James es fantástico. También Craig. Y hombre, Craig es un amante increíble —Ella
le dio un codazo al brazo de Sandra—. Y James, también. Te lo dije. Tal vez una
vez que abordes a los dos, me darás una oportunidad también. Nunca he estado en
un trío, tampoco.
—No puedo hacer un trío —dijo Sandra, con los labios apretados—. Ni
siquiera puedo tener un dúo.
— ¿Sabes qué? Tengo una idea —Señaló el número tres con la punta de su
lápiz—. ¿Por qué no darle al número tres una oportunidad, pero en el sentido más
verdadero?
— ¿Allí en el bosque?
— ¿Craig?
—Bien, ahora estás poniéndolo difícil. La idea es que no debes saber quién
es.
64
El Club de las Excomulgadas
—Bien, no es difícil suponer que será Craig o James. Son los únicos en esta
isla.
—No traerás a un total desconocido para que tenga sexo conmigo, sólo para
hacer verdad la fantasía.
*****
Devlin se asomó hacia el claro desde detrás de los arbustos, sosteniendo una
65
El Club de las Excomulgadas
rosa amarilla de tallo largo en la mano. Sabía que era el tipo de flor favorito de
Sandra. Su pene había estado duro desde el momento en que había recibido la
llamada de Aimee esta tarde.
66
El Club de las Excomulgadas
su divorcio, lo que lo atraía totalmente. Y él la estaría ayudando a vivir una de sus
fantasías.
¡Y la suya!
67
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Siete
Sandra podía oírlo acercándose, pero no se dio la vuelta. La excitación se
deslizó a lo largo de sus terminaciones nerviosas. El brazo de él se enroscó
alrededor de su cintura y la atrajo contra su sólido pecho. Sostuvo una rosa amarilla
frente a ella. Amaba las rosas amarillas. Una nota estaba adjunta, la cual decía: Yo
soy tu desconocido de fantasía. Ella tomó la rosa de su mano y la presionó contra su
nariz. Sus ojos se cerraron mientras respiraba la dulce fragancia.
—Es hermosa.
Sabía que él no diría nada. Eso era parte del acuerdo, para mantener su
identidad en secreto. Él deslizó un trozo de tela negra a través de los ojos de ella,
luego la ató detrás de su cabeza, dejándola en total oscuridad. Luego le tomó la
mano y la condujo lejos. Era extraño caminar por el bosque sin saber a dónde iba.
68
El Club de las Excomulgadas
su camisola y tiró de esta por encima de su cabeza, luego desabrochó el cierre
frontal de su sujetador y lo desechó. No podía ver su expresión, pero podía sentir su
caliente mirada sobre ella. Admirando.
Su boca cubrió un tenso pezón y ella gimió de placer. Ella arrastró la mano
por su vientre tenso hacia el bulto en sus pantalones, luego acarició por encima.
Jugueteó con el botón y logró desabrocharlo. A continuación, sus dedos
encontraron la cabeza del cierre y lo bajó, entonces deslizó su mano dentro de sus
pantalones y encontró el premio. Su gran y gruesa polla. Oh hombre, era enorme.
Envolvió sus dedos alrededor de esta y la extrajo.
—Mmm. Delicioso.
Acercándose, abrió los labios y tomó dentro su glande entero. Este llenó su
boca. Era tan grande. Tan duro. Y ella quería chuparlo hasta que explotase en su
boca.
69
El Club de las Excomulgadas
Las manos de su desconocido se metieron alrededor de su cabeza y le
acariciaron el pelo. Ella arremolinó su lengua bajo la corona mientras sus manos
acariciaban su eje. Chupando sobre su glande, metió una mano debajo de sus bolas
y las acunó en su palma mientras acariciaba su pulgar sobre el punto fuerte detrás
de sus bolas.
Ella liberó su polla. —Quiero hacerte venir. Así. Por favor, no te retengas.
Ella se desabrochó los jeans y los empujó al suelo, luego dio un paso fuera
de ellos. Arrastrando sus manos por su cuerpo, sonrió. Ahuecó sus pechos y los
apretó, luego jugó con sus pezones, sintiéndose intensamente perversa aunque
valiente, teniendo en cuenta que no podía verlo en absoluto. Eso le dio una cierta
libertad.
70
El Club de las Excomulgadas
Su brazo recogió sus piernas y él la levantó, entonces se sintió descender sobre el
suelo. Algo suave. ¿Un colchón de aire?
Ella yació hacia atrás, su cabeza sobre una almohada. Hombre, él había
pensado en todo. Sus dedos se engancharon en sus bragas y resbalaron lejos. Oyó el
susurro de él quitándose su ropa y esta cayendo al suelo. Un segundo después,
separó sus piernas y su boca jugó a lo largo de sus muslos internos. Entonces él la
cubrió. Su lengua se arrastró a lo largo de su húmeda raja... luego rozó sobre su
clítoris. Ella se arqueó hacia arriba, empujándose a sí misma contra su boca. Él
empujó sus piernas aún más separadas, poniendo sus rodillas sobre sus hombros,
luego comenzó a darse un festín con ella en serio.
—Oh, Dios. Eso es... Ah, se siente tan bien —Envolvió sus manos alrededor
de su cabeza, cubierta por una gorra tejida, y lo sostuvo cerca de ella.
71
El Club de las Excomulgadas
hemos terminado todavía —Ella se movió en la oscuridad hasta que encontró su
polla, que estaba dura como una roca y lista para seguir—. Quiero algo más de
esto.
Oh, Dios, no sé ni quién es, pero su pene está dentro de mí y, en cualquier segundo
ahora, me voy a correr. Una vez más.
72
El Club de las Excomulgadas
Él empujó de nuevo, entonces se movió en espiral. Ella jadeó. Profundo.
Volvió a moverse en espiral. Ella se sentía mareada. Sus terminaciones nerviosas
parecían temblar con electricidad. Se condujo más duro. Más rápido. Los temblores
se agolparon en ella. Sus sentidos aumentados explotaron en una oleada de intenso
placer. El gozo se precipitó a través suyo y ella se aferró a él, jadeando en el aire,
entonces gimió cuando un potente orgasmo la reclamó. En cuerpo y alma.
*****
Sandra bostezó mientras se abría paso por el pasillo hacia la cocina, atando
su bata mientras caminaba.
73
El Club de las Excomulgadas
—Pensé en ir a nadar de nuevo esta mañana. Me imagino que
probablemente querrás saltearte eso hoy.
¿Creía Aimee que ella todavía se arrepentía de haber jugado ayer por la mañana?
Después de hacer el amor salvaje y apasionadamente con James o Craig anoche,
ella había perdido totalmente sus reparos sobre la mañana de ayer. Se sentía más
aventurera. Más cómoda con su sexualidad.
Una rosa amarilla de tallo largo igual a la que estaba en el florero junto a su
cama ahora mismo, la que le dio su hombre de fantasía.
—Hmm. Yo diría que las cosas fueron muy, muy bien anoche —Sonrió
Aimee—. Pero no estoy preguntando.
Aimee se rió de buena gana. —Tienes que estar bromeando. Tú cara lo dice
todo —Ella se volvió y desfiló hacia el pasillo—. Por cierto, no olvides leer la nota.
74
El Club de las Excomulgadas
¿Tiempo para el punto ocho? Utiliza la ducha exterior y te admiraré desde lejos.
El Desconocido de Fantasía
Aimee regresó con una toalla y se dirigió hacia la puerta. —Me iré por una
hora o algo así.
—Um, ¿Aimee?
— ¿Síp?
75
El Club de las Excomulgadas
Qué lástima que Sandra no había preguntado ayer, en lugar de suponer. Por
supuesto, si lo hubiera hecho, se habría perdido su sexy aventura de la mañana en
la playa. La cual había llevado a su aventura totalmente sensacional de anoche.
Aimee se dirigió hacia la puerta, entonces se dio la vuelta otra vez. — ¿Tiene
esto algo que ver con la nota que tu hombre de fantasía te ha enviado?
—Bien, entonces —Aimee caminó hacia la mesa y agarró su libro—. Tal vez
me quede fuera un poco más. No quisiera apresurarte —Sonrió ella—. La ducha
está justo por el lado de allá —dijo, y señaló la pared opuesta a la puerta corredera.
Podía ponérsela sobre el bikini y… ¿qué? ¿Ducharse en traje de baño al igual que
Aimee cuando era una niña pequeña? ¿O hacer un striptease quitándoselo bajo la ducha?
Bueno, eso podría funcionar, pero conociéndose, se enredaría con los broches y
arruinaría totalmente el estado de ánimo erótico.
76
El Club de las Excomulgadas
contenerse de caer a la cama y liberarse a sí misma justo ahora.
¿Quién sabía que iba a estar tan excitada por la idea de mostrar mi cuerpo a un
hombre?
Entonces pensó en la lista. Bueno, Aimee, por ejemplo. Esa mujer tenía
instintos increíbles.
Tan pronto como dio la vuelta a la segunda esquina, la vio. Una sección de
la pared de la cabaña estaba hecha de pizarra, con una plataforma de cedro a sólo
unos centímetros por encima de la hierba extendiéndose hacia el exterior, un banco
*****
Vio como Sandra daba la vuelta por la esquina de la cabaña con el sol de la
mañana brillando sobre su largo pelo negro. Llevaba sólo una toalla de playa de
brillantes colores envuelta alrededor de su cuerpo. Ninguna correa sobre sus
hombros. ¿Estaba usando un traje de baño sin tirantes debajo de la toalla o nada en
absoluto? Su ritmo cardíaco se aceleró ante el pensamiento de su cuerpo desnudo
cubierto sólo por la toalla.
77
El Club de las Excomulgadas
Pronto iba a verla desnuda de nuevo. Anoche había sido increíble, hacer el
amor con ella por primera vez. Ver su cuerpo desnudo, tocarla íntimamente. Oírla
gemir con el placer que él le daba. Había ardido de deseo por decirle quién era, que
ella supiera quién le estaba haciendo el amor. Pero eso habría arruinado todo.
Tenía que mantenerse enfocado en el plan, así en última instancia, podría ganar su
corazón. Esto no sólo sería un asunto a corto plazo.
*****
Al principio, su piel bailó con piel de gallina. Ella sabía que podía
simplemente entrar en la ducha para calentarse, pero quería quedarse aquí un poco
más.
78
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Ocho
Devlin contuvo el aliento cuando Sandra abrió la toalla. Oh, Dios, ella era
hermosa. Sus pechos completamente redondos se mantenían firmes y orgullosos,
los pezones rosa oscuro frunciéndose en apretadas protuberancias. Arrastró su
mirada abajo hacia su cintura, tan delgada, luego por la suave pendiente de sus
caderas. Sus gruesos rizos púbicos negros habían sido recortados en una adorable
forma de corazón.
¿Qué haría él? ¿Se burlaría de él con tan sensacional muestra de su cuerpo desnudo,
sólo para esconderse detrás de una cortina mientras se duchaba?
Pero ella soltó la cortina y se dio la vuelta con una sonrisa iluminando su
rostro.
Las manos de ella acariciaron sus pechos, trazando círculos. Sus pezones se
asomaron entre sus dedos mientras se acariciaba esos hermosos pechos, entonces
apretó. Tenía ganas de tocarlos, tomar los duros pezones en su boca y burlarlos
hasta que ella gimiera en voz alta.
79
El Club de las Excomulgadas
Se pasó las manos por el vientre, a continuación, sobre las caderas. Su
mirada se desvió hacia el pequeño y negro corazón peludo, pero ella se dio la
vuelta. Su decepción se disipó rápidamente cuando sus manos acariciaron sobre sus
nalgas, luego se dobló por la cintura y tocó el suelo, permitiéndole una grandiosa
vista de su sensacional culo.
Todavía doblada por la cintura, ella separó sus piernas y sus hormonas
saltaron a toda marcha ante la vista de sus pliegues íntimos con el agua cayendo
sobre ellos. Tan húmedos y acogedores. Se estremeció cuando ella arrastró sus
dedos a lo largo de sus pantorrillas, luego continuaron hasta sus muslos internos. Él
tuvo que detenerse a sí mismo de ir a zancadas por detrás de ella, estirarse a su
alrededor y ahuecar sus pechos maravillosamente suaves mientras empujaba su
dura y dolorida polla en su mojada apertura.
Poco a poco, se puso de pie, entonces se dio la vuelta, sus hombros hacia
atrás, mostrándose orgullosamente. ¿Estaba excitado observándola? ¿Estaba su gran
polla larga y dura? ¿Estaba tocándose?
80
El Club de las Excomulgadas
Ella apretó el tirante pezón, casi jadeando ante la intensa sensación, recordando la
boca de él cubriéndola. Chupado sobre su dura protuberancia.
Oh, Dios, se sentía tan bien. Se apretó un pezón. Ante la intensa sensación,
pellizcó más duro, luego se acarició entre las piernas más rápido. Cerró los ojos,
recordando a su Desconocido de Fantasía presionando su polla en su apertura
mientras ella yacía debajo de él, con los ojos vendados. Su polla la había penetrado,
estirándola con su circunferencia.
*****
81
El Club de las Excomulgadas
quería tanto.
Ella jadeó, luego gimió, su rostro era la imagen del éxtasis cuando el
orgasmo la invadió. Su ingle se apretó y luego gimió en silencio mientras sentía la
liberación, el líquido caliente brotando de él.
*****
Creyó que había escuchado un gemido en los arbustos, pero podría haber
sido su imaginación.
Tomó una profunda respiración. Poco a poco, se puso de pie con sus rodillas
todavía un poco inestables.
Una cosa era segura, este fin de semana había cambiado la forma en que
miraba el sexo.
*****
82
El Club de las Excomulgadas
preciosos alrededores.
—Oye, te ves muy relajada —Aimee subió por las escaleras, finalmente
regresando de su baño matutino.
Sandra se preguntaba si ese baño había sido con Craig, incluyendo una
repetición de las actividades de ayer por la mañana en la plataforma de nado.
83
El Club de las Excomulgadas
—Esa es una gran idea —Aimee deslizó la puerta y entró en la casa, luego
regresó un momento después con dos botellas de líquido color rosa y le entregó una
a Sandra. Aimee se sentó y tomó un sorbo, luego colocó la botella sobre la mesa
entre las sillas, con una peculiar sonrisa en su rostro.
— ¿Qué?—preguntó Sandra.
—Síp, bueno —Sandra tomó un sorbo del líquido agrio, sintiendo el ardor
del alcohol mientras tragaba, luego se encogió de hombros ligeramente—. La lista
no fue tan mala idea después de todo.
Un trío
Los ojos de Sandra se abrieron como platos. — ¿En serio? —Se mordió el
labio inferior mientras jugaba con la etiqueta de su botella—. Así que... ¿cuál es
más grande?
84
El Club de las Excomulgadas
—Bueno, ese sería Craig.
*****
—Esa es una zona muy agradable —Y estaba a sólo una hora de su casa.
—Me encanta aquello. Tengo un gran patio y una hermosa vista del río por
la parte trasera de mi casa. Además, está ese gran parque cerca. Trabajo con los
aviones de radio-control, los cuales diseño y construyo yo mismo, y los fines de
semana a menudo los llevo allí con algunos de mis amigos. Puedo pilotar aviones
de verdad, también. Acabo de recibir mi licencia de piloto el año pasado.
Él había dicho que era ingeniero, así que tenía sentido que le gustaran los
artilugios, pero le sorprendió que pudiera diseñar y volar aviones. Se imaginó en la
cabina con él, mirando hacia el mundo por debajo, mientras viajaban en avión para
85
El Club de las Excomulgadas
una escapada de fin de semana.
Tomó otro sorbo de vino y se quedaron mirando por encima del agua
durante un rato. Se sentía un poco incómoda, como si estuviera en una primera
cita, y no había tenido citas desde hacía mucho, mucho tiempo. James parecía muy
a gusto con el silencio, pero a ella la arrastraba más y más.
— ¿Por qué? —Ella desearía haber sido así de astuta antes de caer en el
matrimonio con su ex.
86
El Club de las Excomulgadas
tarde se casaron. Supongo que simplemente no estábamos destinados a estar juntos.
—Entonces, ¿crees que hay una combinación perfecta para cada persona?
—No necesariamente una. Tal vez haya más de una persona con quien
podemos hacer una vida, pero creo que cuando conoces a una de esas personas
especiales, encontrarás una conexión más profunda.
Él se rió entre dientes. —No entres en pánico. Sé que no estás buscando una
relación en este momento. Estoy feliz de que esto se mantenga casual. Basta con
encontrar el tiempo para conocernos el uno al otro otra vez.
Pero no tan hermosa para ella como James, que era tan sexy. Tan
increíblemente masculino.
87
El Club de las Excomulgadas
Devlin en ese aspecto.
Pero ella quería más que amistad de James en este momento. Sus entrañas
se estremecieron al imaginarlo besándola. Acariciándola. Haciéndole el amor.
Como si pudiera leer sus pensamientos, sus ojos se oscurecieron y sus labios
bajaron, rozando los suyos ligeramente al principio, luego sus brazos se envolvieron
alrededor de ella y la atrajo hacia sí. Ella le devolvió el beso, con hambre,
queriendo estar más cerca de lo que posiblemente podría. Presionó su cuerpo
apretado al suyo y metió su lengua en su boca. Él gimió, luego apretó los brazos
alrededor de ella, aplastándola contra su cuerpo. Sus pezones dolían de necesidad
mientras se empujaban en su pecho. Podía sentir un bulto creciendo a través de sus
jeans, presionando en su vientre. Quería tocarlo. Oh Dios, tenía que tocarlo.
Descansó su mano sobre uno de sus hombros y corrió sus dedos por su
mejilla, luego hacia abajo por su cuadrada mandíbula. Besó el hoyuelo en su
barbilla, luego mordisqueó la ligeramente áspera textura de su mandíbula. Se
incorporó de puntillas y le acarició el cuello con la nariz, luego presionó sus labios
cerca de su oído.
88
El Club de las Excomulgadas
pasar rápidamente hacia la habitación de James. Se sentía caliente y sexy ahora.
Tenía miedo de que la interrupción arruinase eso. Quizás perdiera el coraje. Había
esperado tanto tiempo, y todo era tan perfecto aquí. Ahora mismo.
James sonrió. —Por qué pequeña pícara. Te gusta la idea de que tal vez
seamos pillados.
—No es eso. Solo no quiero arruinar el estado de ánimo — ¿Pero eso era todo
lo que era? Con toda la charla de ver y ser mirado... ¿Qué pasa si Aimee y Craig estaban
mirándolos en este momento? Había una cierta emoción ante el pensamiento de la otra
pareja viéndolos. Observándolos mientras se besaban. Y más.
Ella pasó sus manos sobre sus hombros y abajo por su pecho, calor
zumbando a través de ella ante la sensación de sus duros músculos debajo de sus
dedos. —Lo que quiero es… —Se inclinó y le besó la barbilla— tocarte.
Sandra lo presionó hacia atrás hasta que su espalda estuvo contra la pared de
madera de la cabaña. Arrastró sus manos por su pecho, por encima de sus
abdominales. Podía sentir los duros músculos ondearse a través de su fina camisa
de algodón. Pasó su cinturón, luego acarició el impresionante bulto en sus
89
El Club de las Excomulgadas
pantalones. La sensación de su dura erección debajo de su palma la emocionó. Ella
había tocado a su Desconocido de Fantasía así. Sintió su dura polla en su mano.
Oh, Dios, se sentía tan bien. Caliente. Duro como una piedra.
Él la deseaba.
Se inclinó y lamió por debajo del borde, luego hacia arriba con la punta de
su lengua acariciando sobre su glande. Arremolinó alrededor de la pequeña
abertura, luego abrió su boca y tomó su gran glande dentro de su boca.
90
El Club de las Excomulgadas
se deslizó hacia abajo. Su ancha cabeza empujándose más profundo en su boca.
—Cariño, eso se siente tan bien —Le acarició el pelo, sus caricias enviando
estremecimientos a través de ella.
Ella levantó la vista hacia él y alcanzó a ver sus ojos, medio cerrados, llenos
de deseo. Succionó sobre él mientras acariciaba arriba y abajo su eje con la mano.
Él echó la cabeza hacia atrás y su polla tembló en su boca. Ella se deslizó hacia
arriba, liberando más de su eje a su mano, luego hacia abajo otra vez.
Ella sonrió, luego le apretó la polla dura como una roca con la mano. —
—Oh... Dios...
Ella capturó sus labios, más caliente que nunca. Él la abrazó y su lengua se
deslizó en su boca y exploró a fondo. Intensa necesidad golpeó a través de ella. Sus
pezones, duros y arrugados, empujaron contra su pecho duro. Cada movimiento
91
El Club de las Excomulgadas
causaba fricción y enviaba a sus hormonas a volar.
—Dios, estoy tan excitada —Le tomó la mano, desesperada por sentir su
toque, y la apretó contra su muy necesitado pecho—. Puedo decirlo.
Ella agarró el dobladillo de su camiseta y tiró su mano por debajo, así habría
menos tela entre ellos.
Ella se quitó sus jeans y camiseta y se sentó en la mesa de picnic, con los
pies sobre el banco. Los ojos de James brillaron mientras ella se estiraba detrás y
desabrochaba su sujetador. Se lo quitó, luego lo arrojó sobre la mesa a su lado.
—Eres hermosa —Él se puso de pie delante de ella y alcanzó sus pechos con
reverencia. Sus manos cubrieron sus calientes montículos y sus pezones se
presionaron en sus palmas.
92
El Club de las Excomulgadas
sostuvo cerca.
Ella le soltó la cabeza y metió sus dedos bajo el elástico de sus bragas y se
retorció mientras las desplazaba hacia abajo, todavía bajo la embestida de su
talentosa boca. Todavía chupando su dura protuberancia en su boca, él acarició por
su vientre y entre sus piernas. Cuando sus dedos se deslizaban a lo largo de su raja,
ella gimió.
—Oh, Dios, sí —ella acarició por encima de sus pantalones, luego agarró su
polla—. Justo ahora.
Presionó sus manos sobre su cintura y la sentó a noventa grados. Sus piernas
colgando sobre el borde de la mesa y tiró de sus bragas fuera el resto del camino,
luego dio un paso hacia ella, colocándose entre sus muslos.
Ella respiró hondo. Esto realmente iba a suceder. La primera vez que haría
el amor con un hombre... al menos, cara a cara... en más de un año.
93
El Club de las Excomulgadas
La amplia sonrisa en su rostro se volvió tierna y él se recostó hacia adelante.
Su polla se deslizó en ella. Estirándola. Llenándola.
James siguió penetrándola con su gran polla acariciando su placer una y otra
vez. Caliente líquido estalló dentro de ella y él gimió. Aun empujando.
94
El Club de las Excomulgadas
ella para darle un beso. Sus labios se encontraron con los suyos y ella metió su
lengua dentro de su boca, al igual que su polla aún estaba acurrucada en su interior.
95
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Nueve
Sandra subió los escalones de la terraza mientras James iba a recoger un
poco de leña para la chimenea de la pila guardada al costado de la cabaña. Era una
noche calurosa, pero él había sugerido que el fuego sería acogedor y romántico.
Su ex marido había sido el único hombre con el que alguna vez había hecho
el amor antes de que hubiera comenzado este fin de semana. Sólo había estado con
un hombre. Ahora, en el espacio de veinticuatro horas, había triplicado esa cifra.
Ante un ruido sordo, su cabeza giró hacia el sofá. Sus mejillas ardieron más
calientes a medida que veía el trasero desnudo y bien esculpido de Craig y a Aimee
en el sofá delante de él, desnuda de la cintura para arriba, sus labios alrededor de la
polla de Craig.
Aimee se echó a reír. —No te preocupes, cariño. Ya nos viste hacer todo
ayer por la mañana de todos modos.
¿O no? Podrían haberse ido a la habitación de Craig. Tal vez les gustaba la
96
El Club de las Excomulgadas
idea de ser descubiertos, también. Tal vez incluso habían estado observando a
James y a Sandra, mientras habían hecho el amor fuera.
A pesar de que Sandra acababa de hacer el amor con James, las hormonas la
inundaron. Al igual que una mujer muerta de hambre ante un festín, se humedeció
los labios. Recordó cómo esa polla se había sentido en su boca. Cómo se había
sentido deslizándose en su interior.
Aimee sonrió ampliamente. —Cariño, ¿por qué no vienes aquí? Esta polla es
Aimee tomó la mano de Sandra y la guió hacia la polla de Craig. Tan pronto
como las puntas de sus dedos tocaron el caliente cuero de piel, acarició
suavemente, luego envolvió sus dedos alrededor de su eje. Aimee sonrió y lamió un
lado de la polla. Sandra no pudo evitarlo. Se inclinó hacia delante y arrastro su
lengua a lo largo de la erección, también.
97
El Club de las Excomulgadas
la suya, pero él sólo sonrió.
Ella guió la mano de Sandra a sus bolas y Sandra las masajeó suavemente
98
El Club de las Excomulgadas
mientras Aimee se deslizaba hacia abajo sobre la polla de Craig, tragándolo entero,
a pesar de su generosa longitud. Fascinada, Sandra observó a Aimee deslizarse
arriba y abajo, tomándolo más profundo en su boca. Mientras Sandra acarició las
tensas bolas de Craig con una mano, la otra acarició por encima de su apretado y
duro culo.
—Sandra, creo que James podría estar listo para algo de acción, pero Craig
necesitará un poco de ayuda —Los dedos de Aimee se enroscaron alrededor de los
brazos de Sandra y la llevó hacia adelante—. ¿Estás dispuesta a animarlo? —Aimee
metió sus dedos debajo del borde del top de Sandra y comenzó a rodarlo hacia
arriba.
Aimee empujó el top por encima de los pechos de Sandra y pasó sus manos
sobre ellos. Luego se estiró por detrás de Sandra y liberó los ganchos del sujetador.
Segundos más tarde, Sandra contuvo el aliento ante la sensación de los dedos de
Aimee deslizándose sobre sus arrugados pezones.
99
El Club de las Excomulgadas
Aimee acariciaron por sus costillas hacia abajo, enviando temblores a través suyo...
más allá de su ombligo... luego hicieron una pausa en la cintura de sus jeans. ¿Ella
realmente iría tan lejos para excitar a los hombres? ¿Sandra se lo permitiría?
Sandra se quedó mirando hacia los redondos y firmes pechos de Aimee. Ella
sabía exactamente lo que quería Aimee. Que Sandra continuara con el espectáculo.
Echando un vistazo hacia la ahora semirrígida polla de Craig, podía ver que el plan
estaba funcionando a las mil maravillas.
Acarició el pelo rubio en capas largo hasta los hombros de Aimee, detrás de
su oreja, luego dejó que su mano se deslizara por el pecho de Aimee. Deteniéndose
al lado de su seno, Sandra miró hacia el arrugado pezón rosa oscuro, luego pasó su
¿Cómo se sentiría en su boca? Pasó sus dedos sobre la dura protuberancia, luego
se inclinó hacia adelante y besó la carne blanca alrededor de la aureola. Corrió la
punta de su lengua por la carne tensa, luego alrededor de la dura perla en el centro.
La lamió y chupó un poco. Aimee respiró hondo y su mano se enroscó alrededor
de la cabeza de Sandra, sus dedos bifurcándose a través de su largo pelo. Sandra se
movió al otro pezón de Aimee y lo acarició con su lengua, entonces chupó.
—Maldita sea, vosotras dos sois tan calientes —dijo Craig con su voz
colgando tensa.
100
El Club de las Excomulgadas
completamente erecto, luego hacia James, también luciendo una gran erección.
Ella sonrió, entonces se quitó sus propios jeans y ropa interior. Aimee se sentó en el
sofá y tiró de Sandra a su lado.
Aimee gritó. Sandra miró al otro lado para ver la cabeza de James
moviéndose sobre su ingle. La boca de Craig se movió hacia abajo, entonces su
lengua lamió su clítoris y ella jadeó. Sus dedos separaron sus mojados pliegues y se
deslizaron en su interior mientras su lengua sondeaba su sensitiva carne. Ella se
aferró a su cabeza, su pelo enrollándose alrededor de sus dedos, mientras el placer
se hinchaba en su interior.
Entonces él se detuvo.
101
El Club de las Excomulgadas
Apoyada contra el respaldo del sofá, tomando aire, ella anhelaba la
conclusión.
James sonrió y miró hacia Sandra. Ella volvió su mirada hacia Aimee.
—No sé...
Sandra miró a Craig, su gran polla apuntando directamente hacia ella, luego
102
El Club de las Excomulgadas
Craig se movió hacia atrás y James se colocó delante de ella. Él le acarició
su húmeda raja con los dedos, luego presionó su polla en su contra. Se lanzó hacia
delante en un inmediato y profundo impulso. Ella levantó sus caderas,
encontrándolo de frente. Él empujó varias veces, luego se retiró. Craig regresó, su
polla conduciéndose profundamente de nuevo.
Rápido.
103
El Club de las Excomulgadas
Sandra cayó hacia atrás contra los cojines del sofá, y Craig cayó en sus
brazos. Ella lo abrazó mientras James empujaba en Aimee a su lado. Él empujó y
Aimee gimió. Ambos llegaron a su clímax en unos instantes.
El único problema era que, ella aún no sabía con certeza cuál hombre fue su
Desconocido de Fantasía.
104
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Diez
Sandra agarró la mano de Craig y él la puso de pie y le dio un sólido abrazo.
Le dio otro beso antes de soltarla. James besó a Aimee, luego tomó a Sandra
entre sus brazos y la besó sonoramente.
Sandra recogió su ropa y la dejó caer sobre el sofá, luego se puso sus bragas
y sus jeans. Se sentó y miró a Craig, que le estaba dando a Aimee un beso
apasionado, después a James.
Antes de que hubiera hecho el amor con James sobre la mesa de picnic,
Levantó su sostén y empujó los tirantes sobre sus hombros y abrochó los
ganchos, luego ajustó las copas de encaje.
Ahora que también había tenido sexo con Craig, debería estar convencida de
que él era su Desconocido de Fantasía, pero el tamaño de su erección no era
suficiente para confirmarlo. El toque de Craig era incluso más diferente. Y con el
rápido y furioso frenesí de embestidas, de un hombre al otro… Inspiró
profundamente. Simplemente no podía estar segura.
105
El Club de las Excomulgadas
Se puso la camiseta de tirantes y se dio cuenta de que se sentía un poco
entumecida. De algún modo todo a su alrededor se sentía distante.
Sandra asintió.
Tan pronto como Sandra salió al claro aire nocturno, el sonido de los grillos
Aimee la llevó por los escalones de la terraza hacia el sendero a través de los
árboles. Caminaron en silencio por algún rato.
—Eso fue bastante excitante, ¿ah? —dijo Aimee lanzándole una mirada de
soslayo a Sandra.
106
El Club de las Excomulgadas
—Tú te lo pasaste bien, ¿cierto?
—Mm… seguro.
—Dulzura, mírame.
En realidad, admiraba cómo Aimee tomaba las riendas de todo. Ella los
conocía a ambos, Craig y James… había tenido sexo con ambos anteriormente.
Cuando ella y Craig habían hecho el amor sobre la plataforma frente a Sandra y a
107
El Club de las Excomulgadas
James, no se había sentido sucio o equivocado. Se había sentido como si Aimee
estuviera siendo juguetona. Simplemente divirtiéndose. Y con una apertura hacia el
sexo que Sandra deseaba poder compartir. Sandra no creía ni por un momento que
Aimee pudiese agarrar al primer extraño sexy que pasara por su lado y tener sexo
con él en público. Lo que ella había hecho había sido una excitante escapada entre
amigos. Amigos que confiaban y se respetaban entre sí.
Aimee sonrió. —Te lo agradezco. Así que si piensas eso de mí, entonces
permítete a ti misma la misma cortesía. Disfrutaste del sexo con dos tipos
increíblemente bien parecidos y sexys. Cualquier mujer amaría estar en tus zapatos.
Así que relájate. ¿Está bien?
Disfrutaste del sexo con dos tipos increíblemente bien parecidos y sexys. Cualquier
mujer amaría estar en tus zapatos.
Puede que eso fuera verdad, pero la mayoría de las mujeres sólo fantaseaban
con eso. Pocas lo harían realmente.
Lo único que sabía con seguridad era que el recuerdo de esos duros penes
metiéndose en su interior iba a rondar en su memoria, y en sus sueños, durante
mucho tiempo.
*****
108
El Club de las Excomulgadas
A la mañana siguiente, Sandra no despertó hasta las diez y media. Salió de
la cama y se puso su bikini rojo y un pantalón corto. Mientras caminaba hacia la
cocina podía oler el café recién hecho. Aimee debía estar levantada. Miró hacia el
refrigerador y notó que el punto cuatro había sido tachado de la lista.
Ella suspiró, se sirvió una taza de café y miró por la puerta del patio para ver
a Aimee asoleándose en la terraza. Abrió la puerta y salió.
—Hola —Aimee cerró la revista que había estado leyendo y la arrojó sobre
la mesa a su lado luego recogió su taza y tomó un trago—. Cuando termine con
esto voy a ir a nadar. ¿Quieres ir conmigo?
¿Ir con ella? Y probablemente encontrarse con Craig. Tal vez con James
también.
Aimee se terminó su café y se paró. —Está bien, voy a estar fuera por una
hora o algo así. ¿Qué vas a hacer?
Aimee abrió la puerta. —Hmm, desechar dos chicos ardientes por un libro
109
El Club de las Excomulgadas
—Sonrió y se encogió de hombros—. Lo sea que te excite, nena —Fue dentro y
cerró la puerta. Unos minutos después, regresó usando su bikini naranja floreado y
una toalla envuelta alrededor de sus caderas—. Si cambias de parecer, sabes dónde
encontrarnos.
No, había tenido su diversión anoche. Y el día anterior. Eso era suficiente.
En realidad ya había tachado la mitad de los puntos de la lista.
*****
—Hola.
110
El Club de las Excomulgadas
de la puerta. James estaba detrás de él.
Sandra caminó por el sendero siguiendo desde atrás la nevera con ruedas
que Craig tiraba, con James a su lado.
El pánico que sintió debió haber destellado en sus ojos porque un pequeño
frunce cruzó los sexys labios de él. Puso su mano bajo la barbilla de ella y la alzó,
luego capturó sus labios. El calor de su boca sobre la de ella quemó a través suyo y
a pesar de su mejor juicio le devolvió el beso. Los brazos de él se envolvieron
alrededor de ella y la acercó más. Sus cuerpos se presionaron con fuerza, y el
corazón de ella golpeó en su pecho.
111
El Club de las Excomulgadas
Oh, Dios, ¿por qué no había ido a la playa con Aimee esta mañana? Ya anhelaba
que el cuerpo caliente y desnudo de James estuviera presionado contra el suyo.
Sentirlo deslizándose dentro de ella llevándola al cielo otra vez.
Una vez que le soltó los labios, ella inspiró. Oh Dios, ella quería desnudarse
ahí mismo y rogarles que la follaran.
—Gracias. Yo… eh… mejor me voy ahora —Dio un paso sobre un costado
del bote, poniendo un pie dentro, y se tambaleó un poco mientras el bote se
Craig la agarró de las caderas para estabilizarla, luego la sujetó con un firme
agarre mientras ella se subía completamente al bote.
Aimee saltó dentro del bote y se puso tras el timón. — ¿Todo listo para ir a
casa? —preguntó Aimee.
Sandra asintió, pero de hecho, no estaba del todo segura de que lo estuviera.
*****
112
El Club de las Excomulgadas
la propuesta de diseño de Sandra para el nuevo sitio web, la mayoría de ellos
imposibles especialmente desde una perspectiva de mantenimiento, pero eso no era
lo peor. El problema era que ella no podía alejar su mente del fin de semana en la
cabaña.
Un ansia profunda por volver a ver a James y a Craig y tener otra tórrida
aventura sexual mantenía su mente girando y su cuerpo vibrando de necesidad.
113
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Once
Sandra sonrió y retrocedió. —Sí, por supuesto.
Una vez dentro, él se sacó los zapatos. Ella caminó hacia la sala de estar y él
la siguió.
Oh, Dios. Tener aquí a Devlin elevó varios puntos su ansia ya desolada. Aquí
estaba él, un hombre de verdad, al alcance. Un hombre que hacía que le destellaran
las entrañas.
—Seguro.
Él asintió. —Esa es la razón por la que vine. Para asegurarme de que nada
se interponga en esa amistad.
114
El Club de las Excomulgadas
Su estómago se encogió. ¿Aimee le había contado lo que había sucedido en la
cabaña? ¿Él había decidido que no podía tener una amiga que se comportara de ese modo?
*****
Devlin miró fijo hacia sus ojos muy abiertos y supo que ella no estaba
pensando en lo mismo que él.
¿Y cómo se sentía ella acerca de él? Ese beso le dijo que ella quería que fueran
más que amigos, y eso era genial. Sólo que no ahora. Se había prometido que
esperaría seis meses.
—Claro. Me toca cocinar esta vez. Voy a intentar una nueva receta de postre
que encontré en internet. Torta de chocolate con relleno de licor de naranja.
Devlin había hecho con ella un curso de cocina gourmet hacía seis meses,
habían invitado a Aimee, pero ella no tenía interés en cocinar, y ahora se
alternaban para cocinar el uno para el otro, una vez al mes, para mantener sus
habilidades afinadas. Sin embargo, a Aimee le gustaba comer, así que ella también
115
El Club de las Excomulgadas
se les unía.
—Eh… bien.
—Así que tú y Aimee solas en una isla con dos tipos disponibles… —Él
sonrió— ¿Eliminaste algo de tu lista?
116
El Club de las Excomulgadas
—Nada —Él alzó las cejas y su sonrisa se ensanchó—. Pero por tu reacción,
asumo que di en el blanco.
Él alzó una ceja y sonrió. — ¿En serio? ¿No sueñas despierta con chicos
calientes haciéndote el amor de manera salvaje y apasionada?
—Mira, lo que sea que hayas hecho este fin de semana, te felicito. De hecho,
creo que deberías hacer más de lo mismo. Te mereces pasar un buen momento y no
permitas que nadie te juzgue.
117
El Club de las Excomulgadas
me lo dijo, y pensé que lo había aceptado, pero pensar en hacerlo otra vez…
Pensaba que quizás una vez estaba bien, pero que más que eso significaba… ya
sabes, que yo era…—Se encogió de hombros.
— ¿Pervertida?
—No hay nada de malo con tener un apetito sexual sano —dijo él—. Y eso
— ¿Entonces no crees que haya nada de malo con que tenga sexo con dos
chicos?
— ¿Qué cosa? —Por mucho que tratara de parecer desafiante, se veía más
como un gatito tratando de mirar a un perro gigante.
118
El Club de las Excomulgadas
*****
Mientras Sandra cerraba la puerta tras Devlin, sonrió. Realmente era un tipo
sensacional. Y un amigo tan comprensivo. Él tenía razón. Tener un apetito sexual
saludable estaba perfectamente bien, y puesto de ese modo la hacía sentir mucho
mejor. De hecho, tener la aprobación de Devlin significaba mucho para ella porque
confiaba en su juicio.
Recogió las tazas de la mesa de café y las llevó a la cocina, luego las puso en
el lavavajillas y lo encendió. Bostezó y se estiró. Sería una buena idea acostarse
temprano después del activo fin de semana que había tenido y el hecho de que no
hubiera dormido nada bien la noche anterior, ansiando profundamente aún más
actividad sexual. Vagó hacia el baño, hizo su rutina nocturna, luego se puso su
pijama y se metió a la cama.
Tal vez no se había vuelto una maníaca sexual, sino algo maníaca sexual, tal
*****
Sus brazos estaban alrededor de ella y Sandra se reclinó hacia atrás contra su
duro cuerpo. Sus manos le ahuecaron los senos y ella se arqueó hacia adelante. Sus
pezones dolían y su cuerpo ardía de necesidad.
Ella se volvió en sus brazos para ver su rostro, pero no pudo percibir sus
rasgos en la tenue luz. No podía ver a su Desconocido de Fantasía.
—Yo también te deseo —Le acarició la mejilla, luego bajó por su pecho.
Duros músculos ondearon bajo las puntas de sus dedos. Siguió sobre su
119
El Club de las Excomulgadas
ombligo, luego más abajo. Hasta que rozó contra la punta de su pene. Le sonrió,
luego besó su pecho.
Ella envolvió sus dedos alrededor de su grueso pene, tan largo y duro como
lo recordaba, y besó la punta, luego tomó la cabeza en su boca como una piruleta.
Lamió alrededor una y otra vez hasta que lo oyó gruñir. Se deslizó hacia abajo y
fácilmente lo tomó todo dentro, a pesar de su tamaño. Los dedos de él acariciaban
entre su cabello mientras ella alternaba entre chupar y lamer. Él se tensó y gruñó.
Su boca se llenó de líquido caliente.
Ella rodó de espaldas y se estiró al lado de él. Se acarició los senos y jugó
con sus pezones. Él sonrió y se inclinó hacia ella, luego capturó una dura
protuberancia en su boca. Ella suspiró ante el increíble calor de su boca alrededor
suyo. Él acarició su otro pezón mientras su lengua giraba sobre el primero. Suspiró,
luego jadeó mientras él chupaba. Duro y profundo.
120
El Club de las Excomulgadas
Él se retiró, acariciándole los senos, luego bajó hacia su vientre y entre sus
piernas. Ella se arqueó contra su mano. Él deslizó su dedo a lo largo de su
humedad. Su glande rozó su muslo, luego la punta presionó contra sus húmedos
pliegues. Ella contuvo el aliento mientras él se deslizaba a lo largo de su húmeda
entrada, luego empujó dentro… sólo un poco. Ella gruñó, queriendo más. Él
empujó hasta que su glande estuvo anidado dentro. Ella alzó las caderas, tratando
de forzarlo a ir más profundo, pero él puso una mano sobre su estómago y la
mantuvo quieta.
121
El Club de las Excomulgadas
alrededor de su gruesa vara. Estrujando. Justo cuando alcanzaba el pináculo, su
duro pene pareció desaparecer. Mientras su cuerpo temblaba al borde del éxtasis,
sus ojos se abrieron.
Estaba sola.
Devlin no había estado ahí para nada, pero el placer que todavía temblaba a
través de ella era vívidamente real. Y quería más. Tanto que le dolía.
*****
Sandra miraba fuera de la ventana del bus mientras este se movía por la
concurrida calle, su teléfono celular contra su oído.
—Escucha, Aimee, ¿crees que podrías faltar la noche del sábado? —Sandra
se movió un poco para hacerle espacio a una señora para que se sentara a su lado.
—Lo sé, pero te prometo que te compensaré. Iré a tu casa y cocinaré la sopa
de langosta que tanto te gusta.
—Está bien.
—Está bien entonces —dijo Aimee—. Tenemos un trato. ¿Pero por qué
quieres cancelar?
122
El Club de las Excomulgadas
Las cejas de Sandra se unieron. — ¿Cómo sabes eso?— Sandra no se lo
había mencionado a Aimee.
El bus se detuvo y Sandra salió hacia los cálidos rayos de sol del exterior.
—Oh, Devlin me contó que estaba preocupado y que había pasado para
hablar contigo. Es un gran tipo, ¿sabes?
*****
La noche del sábado, Devlin golpeó la puerta de Sandra, con una botella de
vino en la mano. Un momento después, ella abrió la puerta y le sonrió con su cara
brillando. El corazón de él dio una pequeña voltereta ante la vista.
123
El Club de las Excomulgadas
Él levantó la tapa de la olla al lado de la salsa agarró la taza grande de
medidas llena de pasta con forma en espiral y la vertió dentro. Sandra programó el
reloj de la cocina.
Él pretendía dejarlo respirar, pero tan pronto como sacó el corcho, ella le
tendió su copa. Él vertió un poco en la de ella, luego en la de él. Ella lo olfateó,
luego bebió un poco.
Él alzó una ceja. — ¿En serio? Ella nunca se pierde nuestras cenas.
Una parte de él estaba encantado de estar aquí sólo con Sandra, casi como si
fuera una cita, pero otra parte temblaba de nervios.
124
El Club de las Excomulgadas
su uso de energía, ¿cierto?
Él puso sus caras tazas de café sobre la encimera y ella las llenó. Mientras él
añadía azúcar al suyo ella abrió el refrigerador y puso una tarta de queso sobre la
encimera.
—Es de chocolate amaretto —cortó dos trozos y puso cada uno en un plato
— ¿Oh? ¿Qué pasó con la tarta de chocolate con relleno de licor de naranja?
Cuando terminó su postre, puso el plato sobre la mesa de café. Una vez que
ella terminó, puso su plato encima del suyo y los alejó. Ella tomó un sorbo de su
café.
—Quería agradecerte por venir la otra noche —lo miró por encima de su
125
El Club de las Excomulgadas
taza—. Tú sabes, para asegurarte de que las cosas estaban bien entre nosotros.
—Me alegro.
Oh, oh. Él no sabía hacia dónde iba esto, pero sonaron campanas de alarma
—Por supuesto.
¡Maldición!
Él se miró fijo las manos mientras frotaba sus palmas. —Habías bebido
varios tragos esa noche. No quería aprovecharme de ti.
126
El Club de las Excomulgadas
Él frunció el ceño. —Sandra, realmente me estás poniendo en una situación
difícil.
—Devlin, prácticamente me arrojé sobre ti. Seguro, había bebido unos pocos
tragos, pero nunca haría eso a menos que me sintiera atraída por un hombre.
Seguro que sabes eso.
—Así que mis sentimientos por ti están expuestos. Sólo me gustaría saber si
esos sentimientos son recíprocos.
127
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Doce
El corazón de Sandra golpeaba mientras miraba profundamente en los ojos
azules salpicados con motas doradas de Devlin.
— ¿Entonces podemos…?
—No. No podemos —Se acercó más y puso sus manos sobre sus hombros
mientras la miraba profundamente a los ojos.
Ella no dudaba eso, pero lo que había visto en sus ojos era más que el deseo
de amistad. Seguro, podía entender la necesidad de luchar contra una leve atracción
que podría acabar después de algunos meses, para cuidar una amistad a largo
128
El Club de las Excomulgadas
plazo, pero lo que había visto en los ojos de él era… pasión. La intensidad de su
deseo había brillado con fuerza.
Ella subió su otra mano por su pecho y a lo largo del costado de su cuello,
— ¿Pero por qué esperar? ¿Por qué posponer lo inevitable? —insistió ella,
queriendo desesperadamente sentir los brazos de él alrededor suyo. Rozó levemente
sus labios con los de ella.
*****
El primer pensamiento que pasó por su cerebro fue asustarla. Ser algo que
ella tuviera miedo de abordar.
129
El Club de las Excomulgadas
Le agarró las muñecas y las presionó detrás de ella, lo cual empujó sus senos
atractivamente hacia adelante. Trató de ignorar el calor que llameó en su
entrepierna mientras la atraía hacia adelante y capturaba sus labios. Su lengua se
metió en la boca de ella y saboreó su dulzura. Retiró su lengua y ella jadeó mientras
él le chupaba la lengua con su boca, trayéndola profundamente. La hizo retroceder
hasta la pared y le alzó las muñecas hasta sujetarlas a los costados de su cabeza.
Volvió a meter la lengua en su boca y exploró.
Si esto resultaba, su mayor problema sería cómo girar las cosas una vez que
el momento fuera el correcto para realmente iniciar una relación con ella. Pero
resolvería eso después. Ahora mismo, necesitaba detenerla en ese preciso instante
Una fiera sonrisa curvó sus labios. —Ves, mis gustos van un poco por el lado
salvaje. Me gustan las mujeres dispuestas a someterse —Su sonrisa se amplió—.
Totalmente.
— ¿En serio? —Con los ojos muy abiertos, ella inspiró profundamente y
entonces para su total sorpresa sonrió—. ¡Qué excitante!
*****
130
El Club de las Excomulgadas
dominándola, llenándola con un ansia incansable. Oh, Dios, había sido tan
excitante.
Sandra alzó una ceja. —Tú sabes algo. ¿Has hablado con Devlin acerca de
esto?
131
El Club de las Excomulgadas
—Síp. Anoche. Cuando cenamos, le pregunté directamente si estaba atraído
por mí.
— ¿En serio?
—Está bien, tal vez, pero cuando lo presioné un poco más, volvió a cambiar
la historia. Esta vez me dijo que le gustaba… algo más pervertido.
Los labios de Aimee se curvaron en una sonrisa. —Oh, sip. ¿Cómo qué?
— ¿Y lo logró?
132
El Club de las Excomulgadas
— ¿Estás bromeando? Fue totalmente excitante —Agarró una barra de pan
de la canasta y mordisqueó el extremo.
—Bueno, Devlin siempre ha sido directo. Si dice que se siente atraído por ti,
pero se resiste a actuar de acuerdo a eso, eso es todo.
— ¿Pero por qué cambiaría la historia? ¿Crees que no quiere tener sexo
conmigo, pero teme herir mis sentimientos?
No podía creer lo excitada que la hacía sentir la idea de ser dominada por
Devlin. Nunca había siquiera considerado la idea antes; ahora casi parecía
obsesionada con eso.
133
El Club de las Excomulgadas
Aimee acarició el costado de su vaso de agua con la punta de un dedo,
siguiendo una gota de condensación. —Esa es información clasificada.
Sandra entrecerró los ojos. ¿Por qué parecía que Aimee de pronto estaba siendo
reservada? Casi como si el Desconocido de Fantasía fuera alguien completamente
diferente. El calor llameó a través de ella ante el pensamiento. ¿Podría ser que
realmente hubiera estado con tres hombres diferentes en la cabaña aquel fin de semana? ¿Su
Desconocido de Fantasía había sido realmente alguien totalmente extraño que nunca había
conocido siquiera?
Oh. Dios. ¿En realidad debería encontrar ese pensamiento tan increíblemente erótico?
Bondage.
Sandra señaló a su amiga con su barra de pan. —Parece que tienes esa lista
memorizada.
Sus entrañas dolían de necesidad. Sólo había una cosa que ocupaba más su
mente.
134
El Club de las Excomulgadas
— ¿Y tú crees que tal vez… podrías volver a arreglar una visita de mi
Desconocido de Fantasía?
*****
Dejó su libro sobre la mesa al lado de la taza de café, estiró las piernas, y se
desplomó sobre la silla tapizada en la acogedora cafetería al lado del río.
—Tenía que pensar en algo —No tenía idea que tendría ese efecto en ella.
¿Quién imaginaría que amenazar con dominar a una mujer como Sandra actuaría como un
afrodisíaco?
135
El Club de las Excomulgadas
—Buen movimiento.
—Noo. Pero Sandra claramente sí. De hecho, ahora mismo parece que eso
es todo en lo que puede pensar.
—Seguida por una loca excusa. Todo lo que hiciste fue confundirla.
Él gruñó.
—No, está bien. Todo está bien. Sólo que no creo que debieras esperar
mucho tiempo.
— ¿Debido a su historia con James? ¿Crees que eso lleve a una relación seria
después de todo?
El alivio lo inundó.
136
El Club de las Excomulgadas
mantendrá distraída por un rato, pero en algún punto ella va a querer asentarse en
una relación. Con su lujuria no correspondida en el pasado, James tiene una
ventaja. Ya que ella quiere estar contigo ahora, ¿por qué no…?
—Aimee, tengo que apegarme al plan. No quiero ser parte de una multitud.
Cuando esté conmigo, quiero que sea especial.
—Cariño, si vosotros dos sois el uno para el otro, entonces estar juntos va a
ser especial sin importar quién más esté alrededor, o lo que hagáis juntos. De eso se
trata el amor.
Él miró por la ventana a los patos que nadaban a lo largo del brillante río,
dejando que las palabras se asentaran.
Creía absolutamente que eso era cierto. Y sabía que amaba a Sandra.
—El plan funcionará —tenía que creer eso—. Será bueno para Sandra
disfrutar más aventuras eróticas.
137
El Club de las Excomulgadas
debajo de él con su rostro contorsionado en éxtasis hicieron que le latiera la polla.
*****
Ahora mismo, todo lo que sabía con seguridad era que se estaba muriendo
por ir otra vez a la cabaña. Estar con los dos hombres. Sentirlos haciéndole el amor.
Sus duros penes dándole placer. Incluso el pensamiento enviaba cosquillas
recorriendo su columna, y hacía que sus entrañas tuvieran espasmos de necesidad.
Miró el reloj. Siete treinta y cinco. Alejó la sábana de una patada y salió de
la cama, luego corrió al baño a ducharse. Quince minutos más tarde, fue a la
cocina, su nariz crispándose por el aroma terroso de la mezcla asiática que había
preparado en la cafetera la noche anterior. Puso algo de pan en la tostadora, luego
138
El Club de las Excomulgadas
se sirvió una taza y bebió un sorbo, apreciando el cuerpo poderoso y grande
realzado por sus matices de hierbas y el suave sabor a canela. No había empacado
ésta para la cabaña porque sabía que a Aimee no le importaría.
Una vez que la tostada estuvo lista, le echó mantequilla, luego se la comió
junto a la encimera, pensando en el trabajo que tenía que tener hecho para el final
de la semana. En el bus, volvió a revisar el informe que detallaba los requerimientos
para el complejo formulario Web que tenía que desarrollar. Esa era la tarea más
grande que tenía que completar para el viernes. Llegó al trabajo alrededor de diez
minutos antes, terminó algunas de las tareas más pequeñas, luego se puso a trabajar
en el formulario.
Después de casi dos horas, echó un vistazo al código HTML frente a ella,
preguntándose por qué la página Web no hacía lo que quería. Golpeteó el escritorio
con el lápiz mientras trataba de comprender qué estaba mal con el código.
Por la diversión que curvaba los labios de Aimee, Sandra supo que se refería
a James y Craig. Y estaba absolutamente en lo cierto.
139
El Club de las Excomulgadas
puedo ir el viernes.
140
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Trece
Sandra sintió que el color escapaba de su rostro.
Se estiró y arrancó el lápiz de los dedos de Sandra, quien se dio cuenta que
lo había estado agarrando con tanta fuerza que le sorprendió no haberlo partido en
dos.
—Si tienes que esperar otra semana —continuó Aimee— serás un caso
perdido. No puedo ir el viernes, pero puedo llegar el sábado.
Toda la noche del viernes en la isla, sólo ella y los dos hombres
increíblemente sexys… Sus entrañas se sacudieron.
*****
141
El Club de las Excomulgadas
entrañas hirviendo a fuego lento. De algún modo terminó el formulario Web y se lo
envió a su jefa para que lo comentara. Cualquier cambio sería manejado la semana
siguiente.
—Bueno, sabes, estaba pensando en eso. Quizá podría terminar esto en las
próximas dos horas o algo así, y podríamos comer una cena tardía y estar en la
cabaña a las once más o menos.
142
El Club de las Excomulgadas
Abrió el maletero y sacó la nevera con ruedas que Aimee le había prestado.
Era del tipo que decía que mantenía el hielo congelado por más de cinco días, lo
cual era genial ya que había tenido que dejarla en el auto todo el día. Había
guardado suficiente comida para ella y Aimee para el fin de semana. Sacó su
pequeña maleta y la puso encima de la nevera, luego aseguró el auto. Tirando la
nevera detrás de ella, se dirigió al muelle que albergaba el bote de Aimee. Ella le
había dicho que el bote de Craig estaba cinco lugares más allá.
El verlo de pie ahí sin camisa, el tatuaje del tigre arrastrándose por su brazo
y sus músculos extremadamente bien definidos y abultados, se le cortó la
respiración.
Ella alejó su mirada, moviéndose hacia James, que estaba de pie en el bote.
Sonreía. Usaba una camisa ligera de algodón, el frente abierto revelando sus
músculos rígidos y bien esculpidos. No tan corpulento como el de Craig, aunque no
menos excepcional.
Sandra miró alrededor, un poco nerviosa de que los chicos mostraran alguna
expresión de afecto.
143
El Club de las Excomulgadas
Si uno de ellos la abrazara ahora mismo, con sus hormonas alzándose,
puede que se dejara llevar.
James soltó las amarras del muelle, luego se sentó al frente en el asiento del
pasajero. El motor aceleró y el bote se alejó del muelle. En pocos momentos,
estaban en mar abierto y el bote avanzaba mientras agarraba velocidad. Su corazón
golpeaba con anticipación mientras el pequeño navío chocaba arriba y abajo sobre
el agua, luego se asentó en un tranquilo viaje.
El bote bajó la velocidad y ella miró alrededor para ver que se estaban
dirigiendo hacia la costa. Reconoció las familiares boyas de neón naranjas dispersas
alrededor para marcar las rocas. Craig se ubicó junto al muelle de madera y el bote
chocó ligeramente contra este. James se puso de pie y bajó al muelle, agarró las
cuerdas unidas a la madera, y sujetó los extremos alrededor de los amarres del bote.
144
El Club de las Excomulgadas
de él. Craig se acercó por detrás de ella, entonces su mano le acarició su nalga
derecha y apretó.
—Oh, nena, he estado esperando por esto —Los brazos de Craig la rodearon
y sus labios devoraron los suyos. Su lengua abrasó el interior de su boca.
145
El Club de las Excomulgadas
apretadamente contra él, la longitud de su erección ubicándose entre sus nalgas.
Tan duro y largo.
Todavía recuperando el aliento, ella lo miró con los ojos muy abiertos. —
Por supuesto que sí.
146
El Club de las Excomulgadas
— ¿Veis algo que os guste? —Se sentía perversa y lasciva.
Ella acarició con su mano la cabeza de James, deslizando sus dedos entre
sus ondas castaño oscuro, y él alzó la cabeza y sonrió, luego la besó en los labios.
Ella alcanzó la hebilla de su cinturón y tiró de él hacia adelante luego le bajó el
cierre y buscó dentro por su polla. La sacó, entonces amorosamente deslizó los
dedos sobre ésta.
—Mmm —Se inclinó hacia adelante y lamió su bulboso glande, luego giró
su lengua alrededor de la punta.
Él sonrió y se puso de pie. —No puedo discutir con eso —se bajó la
cremallera y sacó su enorme erección.
Ella la agarró con su otra mano y la besó. Ahora miró fijo hacia las dos
grandes pollas, una en cada mano. Lamió a Craig, después a James otra vez.
Envolviendo sus labios alrededor del glande de James, apretó y chupó, luego lo
soltó y capturó el aún más grande de Craig en su boca. Lamió el extremo con su
lengua, luego la giró alrededor de la punta.
Lo soltó, entonces presionó los dos penes juntos y lamió ambos. De la base a
la punta, una y otra vez, girando su lengua ida y vuelta mientras la arrastraba hacia
147
El Club de las Excomulgadas
arriba. Los atrajo hacia ella y miró fijo los glandes, los apretó juntos, luego lamió
las puntas. Capturó a Craig con su boca, luego abrió más amplio y apretujó dentro
a James también.
Ella encontró sus bolas otra vez y las acarició mientras su lengua giraba
sobre sus puntas. Luego acarició detrás de sus bolas, y chupó largo y fuerte.
James explotó primero, Craig justo después que él. Llenaron su boca con
líquido caliente.
James sonrió. — ¿Es momento para ir a sacar las cosas del bote?
148
El Club de las Excomulgadas
Ella sintió su polla alzándose entre ambos. Envolvió su mano alrededor de
ésta y apretó, luego presionó la cabeza de su eje semi erecto contra su abertura que
goteaba. Lo pasó a lo largo de su hendidura, atrás y adelante. Pronto su pene estaba
tan sólido como una roca.
Presionó su mano sobre el pecho de Craig y lo echó hacia atrás. Una vez que
él estuvo acostado, ella se empujó hacia arriba con sus rodillas, disfrutando la
Oh, Dios, se sentía tan llena. Dos grandes pollas dentro de ella. Apretó sus
músculos.
149
El Club de las Excomulgadas
—Señor, yo también —James le acarició el culo.
Ella apoyó sus manos sobre la roca, luego meció su pelvis hacia adelante. El
dedo de Craig encontró su clítoris. Un placer agudo la abrasó. Se meció atrás y
adelante. Los hombres empezaron a moverse, empujando dentro de ella, luego
atrás, luego profundo otra vez. James le ahuecó los senos y los apretó suavemente
mientras la volvía a penetrar. El placer aumentó, entonces estalló a través suyo
mientras un orgasmo explotaba a través de cada célula de su cuerpo. Ella gimió
ante las increíbles sensaciones que pulsaban a través de ella y explotó en éxtasis.
—Eso ha sido… —Se sacó el largo pelo negro de la cara—. Oh, Señor,
vosotros chicos sois… —Sacudió la cabeza—. Quiero decir… ¡sólo wow!
James se rió mientras se salía. Craig se puso de pie, alzándola con él, luego
*****
— ¿Qué son todas estas cosas? —Sandra miró la bolsa de compras de tela
roja que Aimee había dejado sobre la cama frente a ella.
Sandra levantó una de las correas de cuero, una gruesa banda negra unida a
un anillo de metal.
150
El Club de las Excomulgadas
—Eso es para tu muñeca. Hay otra más, también —Aimee recogió una
delgada correa de cuero. Mientras la alzaba, Sandra notó que tenía otras correas
unidas a esta—. Este es el arnés corporal que usarás.
Sandra arrancó el arnés de los dedos de Aimee y lo miró fijo. —Ni siquiera
estoy segura de cómo ponérmelo.
—Oh.
151
El Club de las Excomulgadas
—Aquí, pasa esto por la cabeza.
Sandra metió la cabeza por debajo de la correa de cuero que sostenía Aimee
y ella acomodó el arnés sobre los senos de Sandra, las correas formando un
triángulo alrededor de cada uno. Aimee caminó detrás de Sandra y pasó una correa
alrededor de su cintura, luego abrochó la pequeña hebilla. Todavía colgaban sueltas
un par de correas en el frente.
—Está bien, tengo que poner las otras correas entre tus piernas y abrocharlas
aquí atrás —dijo Aimee.
Aimee buscó entre los muslos de Sandra para agarrar las correas, luego las
abrochó a la de la cintura. Se puso de pie y giró a Sandra para que enfrentara el
espejo.
—Tal vez debiera hacer eso con mi vello púbico —Ella frunció los labios. —
Pero primero tendría que dejar que creciera y eso duele.
—Estoy segura que lo que tienes ahora está… bien —Sandra no estaba
acostumbrada a conversar acerca del recorte del vello púbico con Aimee, pero
entonces, la naturaleza de su relación parecía estar cambiando.
152
El Club de las Excomulgadas
— ¿Los tobillos también? —preguntó Sandra. Aimee se rió.
—Síp. ¿De qué otro modo podrán ponerte como águila extendida?
—Estoy bien con ello. Ahora vamos a prepararte para que podamos
empezar a tener algo de diversión.
153
El Club de las Excomulgadas
similar. Ambas se pusieron batas de satén y sandalias, luego salieron hacia la otra
cabaña.
154
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Catorce
Antes de que Sandra pudiera echar un vistazo detrás de ella, algo la agarró.
Ella contuvo el aliento cuando un gran brazo se deslizaba alrededor de su cintura y
tiraba de ella hacia atrás... contra un cuerpo sólido.
Ella exhaló, dejándose caer contra él. La hizo girar, luego la apoyó contra
un árbol. Sosteniendo sus brazos inmóviles por encima de su cabeza, su sólido
cuerpo presionándola con fuerza contra la corteza, su boca engranándose con la de
ella y su lengua empujó en su boca. La devoró con un hambriento y apasionado
beso, dejándola sin aliento.
155
El Club de las Excomulgadas
Tenía que concentrarse en respirar. La excitación estremeció todo su cuerpo.
Este hombre musculoso, grande y masculino, la sostenía inmovilizada contra un
árbol, su cuerpo aplastando el de ella, y le decía que era su prisionera. Insinuándole
que tenía la intención de dominarla. Ella respiró hondo. Dominarla. Ella exhaló.
— ¿Qué…? —Su voz salió como un graznido, por lo que carraspeó y volvió
a empezar—. ¿Qué vas a hacer conmigo?
Él rió entre dientes, con un brillo diabólico en los ojos. Presionó sus labios
contra su oído y murmuró: —Sabes exactamente lo que haré —Sonrió e hizo un
gesto con su cabeza hacia James, que sujetaba un collar de cuero alrededor del
cuello de Aimee—. Y mi compañero, también. Ambos disfrutaremos de nuestro
tiempo contigo y tu amiga.
Le soltó las muñecas, pero no pudo tirar de estas hacia delante. Echó un
vistazo a Aimee y James que estaban a su derecha y se dio cuenta de que James
había unido las muñecas de Aimee juntas fijándolas a un mosquetón con un anillo
en cada puño, como si fueran esposas.
Craig dio un paso delante de ella, sacó un collar negro de cuero del bolsillo
de su cadera, lo deslizó alrededor de su cuello, y lo abrochó. Junto a ellos, James
abrochó una correa de cuero al anillo en el collar de Aimee, mientras que Craig
sacaba una tela negra de su bolsillo, la deslizaba sobre los ojos de Sandra, y la ataba
detrás de su cabeza.
Era extraño estar de pie en el bosque con sus ojos cubiertos. En la oscuridad
total.
156
El Club de las Excomulgadas
Como la noche con su Desconocido de Fantasía.
Pero esta vez tenía la intención de dominarla. Tomarla por la fuerza. Oh,
Dios, ¡qué excitante!
No sería igual que la otra noche. Esa vez había sido intenso, pero sobretodo
tierno y amoroso. Esa noche también prometía ser intensa, pero de una forma
turbulenta e impresionante.
Tal vez su perfecto recuerdo de esa noche era sólo una manifestación de su
largo año sin ningún hombre, de ella creando el recuerdo de lo que sería hacer el
Ella tanteó con la punta de su pie hacia adelante y sintió una superficie
vertical. Arrastró su pie hacia arriba. Recto. Un escalón. Levantó su pie hasta que
sintió un tope. La parte superior del escalón. Colocó su pie sobre éste, luego con
cuidado, movió su otro pie sobre el escalón siguiente. Craig la guió por otros dos
escalones más. Sobre la terraza de su cabaña.
¿Hacia un dormitorio?
157
El Club de las Excomulgadas
Craig la hizo caminar hacia adelante, luego sostuvo sus hombros firmes,
manteniéndola en su lugar.
Uno de los hombres lanzó un silbido. —Bueno, bueno... Esa es una vista
muy sexy —Oyó decir a James.
Hubo silencio por unos momentos y ella no supo lo que estaba pasando,
entonces oyó el suave gemido de Aimee y eso le dio una idea aproximada.
Un segundo más tarde, Sandra sintió un toque suave contra sus muñecas, a
continuación, la tensión entre ellas se aflojó. Dejó caer las manos a sus costados.
Lentamente.
Ella contuvo el aliento cuando el aire frío barrió a través de su pecho. Sus
pezones se arrugaron mientras la bata lentamente era bajada por sus hombros,
luego sus brazos. Finalmente cayó al suelo y la piel de gallina bailó a través de su
piel.
158
El Club de las Excomulgadas
suaves de Aimee cubrieron los senos de Sandra. Los masajeó un poco, luego los
acarició en la parte inferior.
—Me gustaría ver esos pezones un poco más duros —dijo James.
Las manos de Aimee ahuecaron las mejillas de Sandra, luego suaves labios
acariciaron los de Sandra. La lengua de Aimee se sumergió dentro de la boca de
Sandra. Fue tan suave y dulce el toque, que Sandra se encontró a sí misma
respondiendo.
Sandra podía imaginar que su gran polla estaba presionando tan duro contra
sus pantalones que debía ser doloroso. Ella casi se rió cuando los labios de Aimee
liberaron los suyos. Dos fuertes muñecas agarraron sus brazos y los levantaron,
separándolos ampliamente, entonces oyó el sonido ahora familiar de metal sobre
metal, mientras unían sus muñecas a algo por encima de su cabeza.
Pronto se encontró parada sobre los dedos de sus pies. Entonces la presión
159
El Club de las Excomulgadas
se tensó contra sus muñecas mientras sus dedos de los pies dejaban el suelo. Sus
piernas colgaron libres debajo de ella.
Sin ver. Sin suelo estable bajo sus pies. Ella se sentía tan... vulnerable.
Craig desenganchó una cadena de la pared, y Sandra vio el tatuaje del tigre
en su brazo mientras se sentía a sí misma descender. Cuando su cadera estuvo a la
altura de la cintura, el movimiento se detuvo y Craig volvió a recolocar la cadena.
James se puso detrás de Aimee y la posicionó directamente delante de Sandra. Las
manos de él ahuecaron la parte inferior de los senos de Aimee y los levantó.
160
El Club de las Excomulgadas
James movió a Aimee hacia delante, sosteniendo un seno hacia Sandra.
Sandra abrió su boca y lo tomó dentro. Arremolinó su lengua sobre este otra
vez, entonces succionó ligeramente.
Craig, que ahora estaba de pie detrás de Aimee, acarició su desnudo trasero
mientras miraba a Sandra.
—Con más fuerza ahora —Los ojos azules grisáceos de James brillaron.
Sandra liberó el duro pezón, deseando que alguien le hiciera algo a sus
doloridos pezones.
El placer vibró a través suyo ante la sensación de las bocas calientes de dos
hombres sobre ella. La mano de James acarició arriba y abajo por su muslo,
acercándose, pero no lo suficiente, a su dolorida vagina. La mano de Craig acarició
su otro muslo, ligeramente, en pequeños círculos. Cada vez que se movía hacia
arriba por su muslo, se acercaba a su hendidura. Podía sentir el calor fundido
161
El Club de las Excomulgadas
llenando su apertura. El dedo de James acarició sobre una de las correas del arnés
entre sus piernas, luego delineó el pequeño corazón formado por sus rizos
recortados.
Él ajustó las cadenas que sostenían arriba sus muñecas para que sus
hombros bajaran hasta que su espalda estuvo horizontal. Dejó caer sus bóxers al
suelo y su dura polla se balanceó hacia delante. Se acercó más y presionó su glande
contra su mejilla. Ella giró y abrió su boca, ansiosa de sentir esa polla maravillosa
162
El Club de las Excomulgadas
Craig chupó su clítoris y ella jadeó.
Craig se puso de pie y dejó caer sus pantalones cortos al suelo, luego arrojó
lejos sus bóxers. Envolvió su mano alrededor de su enorme polla y se acercó a su
cara, del lado opuesto a James. Le ofreció su polla y ella la lamió, luego la tomó en
su boca y acarició el glande con su lengua. Después de un momento, él empujó más
adentro, entonces se impulsó dentro y fuera mientras ella lo apretaba en su boca.
Craig caminó hacia Aimee y liberó su correa de la pared. Unió sus muñecas
juntas detrás de ella otra vez, luego la llevó al otro lado de la habitación.
James ajustó las cadenas en las muñecas de Sandra, tirando de ella hacia
arriba hasta que quedó en una posición sentada. Luego se acercó al armario y
163
El Club de las Excomulgadas
agarró otra barra como de la que Sandra estaba suspendida. La colocó en el suelo al
lado de Aimee y ató uno de los tobillos de Aimee a un extremo mientras que Craig
unía el otro tobillo al otro extremo. En esencia, esto forzaba a las piernas de Aimee
a abrirse ampliamente.
James se puso de pie, se movió detrás de ella y ahuecó sus pechos. Ella se
retorció como si tratara de resistirse. Craig acarició su cadera, luego se arrodilló y
lamió su ombligo. Luego fue más abajo. Con sus piernas sostenidas abiertas, Aimee
no se podía resistir.
James se deslizó dentro y fuera varias veces, luego se hizo a un lado. Craig
tomó su lugar y empujó su polla dentro de ella, embistiéndola lentamente un par de
veces. Entonces James otra vez. Cuando él se retiró, Craig sonrió y miró a James.
—Me siento con ganas de un sándwich. ¿Qué tal tú? —preguntó Craig.
—Definitivamente.
164
El Club de las Excomulgadas
Craig agarró los hombros de Aimee y la atrajo hacia delante. Ella cojeó
hacia él, tratando de mantener su equilibrio con sus piernas separadas por la barra.
Cuando llegaron a la cómoda, Craig se detuvo, luego la agarró por las caderas y se
empaló a sí mismo en su interior. Luego se apoyó en la cómoda mientras James se
adelantaba.
—Oh, Dios... oh, ¡sí! —Aimee gimió, luego aulló cuando un orgasmo la
reclamó.
Los hombres embistieron, más y más rápido. Craig gimió. Entonces lo hizo
James. Ambos se derrumbaron contra ella, intercalándola entre sus cuerpos duros.
Maldita sea, ella los deseaba ahora, pero los necesitaba erectos. Recordando
que querían resistencia, ella arqueó su cuerpo.
165
El Club de las Excomulgadas
—Liberadme —Levantó su cadera, luego la bajó, entonces lo hizo con sus
pechos, ondularon hacia arriba y abajo como si ella tratara de liberarse de las
cadenas.
Aimee sonrió. —Oh, cariño, no sabes lo que te pierdes. Esas grandes pollas
llenaron mi interior. Follándome tan duro —Ella echó un vistazo hacia los
hombres—. Pero esas pollas no van a hacerte mucho bien en su estado actual —Les
guiñó un ojo—. Así que, por supuesto, te ayudaré.
Sandra miró a su alrededor para ver a los dos hombres acariciando sus pollas
semi-erectas.
166
El Club de las Excomulgadas
Las manos de James ahuecaron sus pechos y la atrajo con fuerza contra él.
Ella se arqueó contra sus manos, sus pezones clavándose en sus palmas calientes.
Él le acarició el cuello con la nariz, enviando estremecimientos que bailaron a
través suyo. Craig se paró frente a ella, le agarró las rodillas y las separó
ampliamente. Escalofríos se extendieron por sus terminaciones nerviosas ante su
brusquedad. Dio un paso adelante y presionó su polla dura como el hierro contra su
humedad.
James aumentó la presión sobre sus pechos, luego los acarició. Craig empujó
hacia delante. Ella jadeó cuando la empaló, su enorme polla estirándola. Él meneó
su cadera, haciendo que su pene se moviera en espiral dentro de ella. Ella gimió
ante las sensaciones exquisitas. Continuó y siguió, mareándola de placer.
James soltó sus pechos, luego se trasladó frente a ella. Craig se retiró.
Lentamente. Su grueso glande acariciando su pasaje. Cuando él se salió finalmente,
ella quiso llorar de desilusión. Entonces James se adelantó. Su polla se condujo
Él se retiró, luego se puso detrás de ella otra vez. Ella sintió su resbaladizo
glande presionando contra su apertura trasera, entonces la presión. Su apertura se
extendió mientras él empujaba hacia delante, ampliándose alrededor de la corona.
Una vez que su glande estuvo dentro, se detuvo.
167
El Club de las Excomulgadas
Luego se detuvieron, ambos sumergidos totalmente. Ninguno se movió.
Simplemente la sostuvieron encerrada entre ellos. Ambos hombres apretados con
fuerza contra ella, al frente y a su espalda. Pechos duros y musculosos. Grandes y
anchos hombros. Largos ejes duros en su interior.
168
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Quince
Sandra estaba sentada en el césped delante de James, los brazos de él
alrededor de su cintura mientras ella se reclinaba hacia atrás contra él. Su mejilla
descansaba contra su cabello. Después de la sensacional sesión de bondage, los
cuatro se habían acurrucado por un rato en la cama, luego los chicos habían
cocinado algo de carne en la barbacoa. Después de la cena, todos se sentaron en el
césped bajo las estrellas con una botella de vino y miraban hacia el agua brillante
mientras conversaban.
Sandra sorbió su vino, luego suspiró, disfrutando de estar justo ahí, justo
entonces. Una suave brisa levantó un rizo de su cabello y bailó contra su rostro.
James lo puso tras su oreja.
— ¿Tienes frío? —preguntó él—. Podría traer una manta del interior.
Ella miró hacia Aimee, que se veía bastante cómoda contra el costado de
Craig, los brazos de él alrededor de su cadera. La mirada de Sandra vagó hacia el
tatuaje del tigre arrastrándose por su brazo y sobre su hombro.
—Realmente me gusta ese tatuaje tuyo, Craig —dijo Sandra—. ¿El tigre
tiene algún significado?
169
El Club de las Excomulgadas
Los ojos de Craig se entrecerraron. — ¿Cindy te contó acerca de mi tatuaje?
Él se rió. —Está bien. Yo soy quince años mayor que Cindy, y cuando ella
tenía unos cuatro, yo tenía una camiseta preferida, con rayas, la cual me gustaba
usar. Una vez cuando la estaba usando, Cindy dijo que yo era rayado igual que un
tigre. Gruñí y jugamos un rato. Después de eso ella empezó a llamarme “Tigre”. El
sobrenombre quedó y cuando ella era adolescente, me retó a que fuera a hacerme el
tatuaje de un tigre.
Los ojos de Aimee se ampliaron y sus labios se alzaron en una gran sonrisa.
—Oh, tienes razón —Se giró hacia él y acarició su mejilla con un dedo, luego se
inclinó y lo besó. Él la puso sobre su regazo, luego su boca volvió a encajar con la
de ella y le dio un beso largo y duradero. Cuando la soltó, ella lo miró con ojos
brillantes, sus mejillas ruborizadas y su respiración acelerada.
170
El Club de las Excomulgadas
James acarició con la nariz la parte posterior del cuello de Sandra y
estremecimientos bailaron por su columna. Su mano subió acariciando, luego
cubrió su seno. La acarició mientras observaban a Craig besar a Aimee de nuevo.
Sonrió ante el pensamiento. Esa era la belleza de esta pequeña isla. Podían
ser libres y abiertos, sin preocuparse porque la gente de las cabañas de los
alrededores pasaran por ahí. Tenían total privacidad.
Le gustaba la idea de estar fuera al aire libre, las estrellas por encima de sus
cabezas, los árboles rodeándolos. Hacer el amor a la luz de la luna. Tan romántico.
Y sexy.
El calor hirvió a fuego lento dentro de ella. Lo quería otra vez. Su pene
grande y duro. También el pene grande y duro de Craig. Quería que ambos
hombres se acostaran en el suelo, sus desnudas erecciones enfrentando las estrellas
mientras Aimee y Sandra los lamían como altas piruletas, luego subir a bordo y
cabalgarlos hasta el cielo.
171
El Club de las Excomulgadas
Aimee se sentó erguida y la tela de su bata se empujó hacia los costados
debido a la mano de Craig por debajo revelando el costado de su seno desnudo.
Sandra ladeó la cabeza con sorpresa. — ¿En serio? Pero todavía es temprano
—Sandra no tenía idea de qué hora era. Sólo sabía que no quería que la noche
terminara todavía.
Craig alejó sus manos de los senos de Aimee. Un poco de su oscuro pezón
se asomó antes de que ella se cerrara la bata.
—Sabes, es una hermosa noche. Es una pena entrar… —Aimee sonrió hacia
Sandra—. Creo que deberías dormir afuera.
— ¿En serio?
172
El Club de las Excomulgadas
experiencias que Sandra había disfrutado desde que seguía los consejos de Aimee,
Sandra supo que sería inteligente seguirle la corriente.
Sandra caminó hacia la hamaca tejida que colgaba entre dos árboles
robustos.
La hamaca había sido colgada bastante alto, pero vio un banco con
escalones a su lado, así que subió y se sentó en la hamaca.
La hamaca era bastante ancha. Sandra se acostó tal como Aimee había
sugerido, con los árboles a cada lado de ella.
—Está bastante iluminado, con la luz de la luna y todo, así que aquí tienes
una máscara de noche para bloquear la luz —Aimee sacó una máscara de satén
negro del gran bolsillo de su bata y se la tendió a Sandra. Sandra se la puso sobre
173
El Club de las Excomulgadas
los ojos y tiró de las correas elásticas alrededor de su cabeza. La máscara quedó
cómodamente en su lugar.
Ella sintió que ataban sus muñecas con correas, luego unas manos atrajeron
sus brazos a cada lado de ella y los ataron a la hamaca.
Pero mientras estaba ahí acostada, la calidez del vino todavía calentando sus
entrañas, el suave susurro de las hojas altas encima de ella, se encontró relajándose.
El cansancio la bañó y se durmió.
174
El Club de las Excomulgadas
por el borde, sus rodillas sostenidas por la tela. La hamaca se ladeó, dejándola en
una posición sentada.
Él le separó más las piernas y ella sintió sus piernas musculosas entre sus
muslos. Luego sus manos le ahuecaron la cara. Sus labios se unieron y la lengua de
él giró dentro de su boca. Ella suspiró, aceptándolo. Tan dulce. Tan tierno. Sus
brazos la rodearon y la atrajeron contra él. Sus senos se presionaron contra su
pecho duro y desnudo. Tan sólido y firme. Podía sentir su larga polla presionando
contra su estómago. Dura y lista para ella.
Él besó hacia abajo por su estómago, luego sobre los rizos. Su lengua trazó
un sendero alrededor del corazón que formaban. Sus dedos acariciaron sobre sus
pliegues, luego se deslizaron dentro. Ella se apretó alrededor de él. Lista y ansiosa.
Desesperada por sentirlo en ella.
*****
El pene de Devlin estaba tan duro que pensaba que estallaría. Había llegado
a la cabaña a las ocho, tal como planeó con Aimee, y esperó entre los arbustos
hasta que Aimee había traído a Sandra y los otros de vuelta a la cabaña. Pensar en
175
El Club de las Excomulgadas
volver a hacerle el amor le tenía la polla hinchada, especialmente sabiendo lo que
Aimee había planeado para Sandra más temprano esa noche; Sandra atada y
suspendida, usada como el juguete de los hombres. Cuando había visto a los cuatro
saliendo del bosque, los celos lo habían inundado, pero habían volado al ver el
cuerpo desnudo de Sandra una vez que ella dejó caer la bata al suelo. Después
encontró excitante ver a los hombres observándola con hambre en sus ojos.
Ahora ella yacía en la hamaca delante de él, sus piernas extendidas sobre el
borde, bien separadas, lista para él. Ella quería que la tocara. Su caliente pasaje
interior le apretaba los dedos. Estaba empapada y lista para él.
*****
—Por favor, fóllame —jadeó cuando él se metió dentro de ella con una
profunda embestida.
176
El Club de las Excomulgadas
embestidas incrementándose mecieron la hamaca.
Él bombeó un par de veces más, entonces se puso rígido contra ella mientras
la llenaba de calor.
*****
Era como si hubiera una verdad más profunda que compartían cuando
estaban juntos. Como si al vendarle los ojos, él pudiera mostrar su verdadero yo.
Mostrar lo mucho que sentía por ella. Y presentía que él tenía sentimientos muy
profundos por ella. Tal vez incluso… amor.
177
El Club de las Excomulgadas
Pero eso era ridículo. No quería que ningún hombre se enamorara de ella
ahora mismo. Y seguro que no quería enamorarse. No todavía. Eric había sido el
único hombre con el que había estado antes de venir a la cabaña con Aimee. Devlin
tenía razón. Necesitaba aprovechar este tiempo para experimentar con distintos
hombres. Para ser un poco salvaje.
Rodó de espaldas y se quedó mirando los árboles mientras las aves trinaban
en las ramas. Sus entrañas se agitaron con anhelo por estar otra vez con su
Desconocido de Fantasía.
Ah, maldición. Tal vez si pudiera averiguar de una vez por todas si era James
o Craig… pero no. Eso no ayudaría. Probablemente saber lo haría todavía más
difícil. Por lo menos ahora, cuando estaba con ellos sin la pretensión del
Desconocido de Fantasía, todos pasaban un buen rato aunque sin apego
*****
Sandra empujó sus pies por el borde de la hamaca y se puso de pie. Aimee le
tendió la toalla y Sandra la envolvió alrededor de su cuerpo, luego siguió a Aimee,
similarmente vestida con sólo una toalla de playa, hacia el sendero.
—A propósito, taché los puntos uno y dos de la lista. Ser mantenida cautiva
y bondage —Aimee sonrió.
178
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Dieciséis
Sandra se rió. —Qué mal que no tengamos más tiempo aquí, para que
podamos terminar con ellos.
No podía creer que realmente había hecho la mayor parte de las cosas de su
lista. Durante el transcurso de dos cortas semanas, se había convertido en una
mujer salvaje. ¡Y le encantaba!
—Buenos días.
—Lo son —acordó ella, luego se arrodilló sobre sus muslos y envolvió su
polla con sus manos. Había estado yaciendo quieta sobre sus piernas, pero ante su
toque, cobró vida. Ella la acarició, la hizo crecer y endurecer en su mano. Una cosa
asombrosa, de verdad.
Con su mano libre, acarició su seno, los pezones ya duros por el agua fría. Él
cubrió su otro pecho con su mano caliente y lo acarició. Ella lo quería. Ahora. Se
pellizcó el pezón, luego acarició hacia abajo por su estómago hasta su apertura,
entonces se acarició a sí misma, sintiendo su humedad. Presionó la polla de él
contra su hendidura y se deslizó a sí misma sobre él.
179
El Club de las Excomulgadas
—Oh Dios, se siente tan bien —dijo él—. Supongo que me echabas de
menos.
—Oh, síp —Ella lo apretó dentro suyo, luego se levantó y se deslizó hacia
abajo de nuevo.
—Fóllame. Duro.
180
El Club de las Excomulgadas
Pero si supiera que él era su Desconocido de Fantasía. ¿Se sentiría celosa entonces? ¿Y
qué si supiera que era Craig? ¿Y qué si Aimee sugiriese ponerse una máscara para estar con el
Desconocido de Fantasía de Sandra? La sola idea la llenaba de celos.
*****
—Pero eso no tiene sentido. Si fueran reales, ¿por qué no los siento cuando
estoy con el hombre sin la máscara?
Sandra levantó una ceja. — ¿Me estás diciendo que has traído a un tercer
hombre a la isla?
—Bueno, ¿por qué no? —Sonrió Aimee—. Te gustaron los dos que viste.
¿Habría estado mal que hubiera tenido a uno de repuesto reservado para una
ocasión especial?
181
El Club de las Excomulgadas
—Bueno, porque no le conozco.
Aimee giró el bote en una curva ancha, y Sandra vio el puerto deportivo
delante.
Sandra no estaba segura si Aimee sólo estaba jugando con ella o en serio le
estaba tratando de decir que el Desconocido de Fantasía era un tercer hombre.
Salió del barco y siguió a Aimee mientras arrastraba la nevera portátil, con
el equipaje encima, hacia el coche.
182
El Club de las Excomulgadas
Fantasía, su polla parecía más grande. Más como la de Craig. Pero eso realmente
podría haber sido su imaginación.
*****
Todo el fantástico sexo que había tenido con James y Craig, haber sido
capturada por Craig, dominada por él, estar encajonada entre ambos hombres,
debería haberle dado suficientes fantasías para llenar su mente de deseo.
Pero sus pensamientos seguían vagando hacia estar de nuevo entre los
brazos de su Desconocido de Fantasía. Extrañaba sentir la ternura de su toque de
nuevo. Sentir sus labios rozando contra su cuello. Sentir sus brazos alrededor de
ella, sosteniéndola apretada contra su sólido cuerpo.
183
El Club de las Excomulgadas
había sido que ella se había perdido en fantasías de amor y finales felices de cuentos
de hadas.
No es que ella no creyera en esas cosas, pero tenían que estar basadas en
hechos. En sentimientos reales, por un hombre real.
*****
—Ok, bueno... ¿Crees que sería realmente una mala persona si... tu sabes,
como que hago algo para convencerlo de que lo haga?
184
El Club de las Excomulgadas
tiene otra. No hay nada de malo en tratar de convencer a una persona para que
cambie de opinión, ¿verdad?
Sandra sonrió. —Eso era lo que estaba pensando —Le dio un trago a su
bebida—. Voy a necesitar tu ayuda.
*****
En la tarde del viernes, mientras el sol poniente proyectaba sobre las nubes
una luz profunda de color naranja contra el telón de fondo del cielo azul brillante,
Devlin caminaba hacia la puerta frontal de su edificio de apartamentos. Sonó su
móvil y lo sacó del bolsillo.
185
El Club de las Excomulgadas
vacaciones o en viajes de negocios. Plantas, correo, ese tipo de cosas.
—Claro. ¿Quieres que te llame después de descubrir lo que es? —Se paró
afuera de su puerta y buscó en su bolsillo las llaves.
Aimee se rió. —Um… no, está bien. Más tarde estará bien —Entonces ella
colgó.
Mira en el dormitorio.
Sandra.
Su corazón se aceleró.
Desnuda.
Y atada.
186
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Diecisiete
Devlin se agarró al marco de la puerta y se concentró en respirar, su mirada
clavada en la visión sumamente erótica de Sandra con sus brazos abiertos de par en
par por encima de su cabeza, sus muñecas atadas a la cabecera de la cama, y sus
piernas extendidas abiertas y ligadas al estribo. Un collar de cuero estaba alrededor
de su cuello.
—Sé que soy tu prisionera —dijo ella—. Puedes hacer conmigo lo que
quieras y no podré detenerte. No tiene ningún sentido resistirme.
¿Resistir? Pero él tenía que resistir. No podía hacer el amor con ella. No
importa lo mucho que quisiera. No importa lo mucho que ella lo quisiera a él.
Toda resistencia cayó de él. No tenía otra opción. Tenía que tenerla.
187
El Club de las Excomulgadas
cinturón, bajó la cremallera de sus pantalones y los dejó caer al suelo.
Empujó sus bóxers grises hasta el suelo y se quitó los calcetines, luego
caminó al lado de ella.
—La mejor para joderte, querida mía —Presionó su glande a su boca y ella
—Ahora succiónalo.
188
El Club de las Excomulgadas
Oh, Dios, cuanto la deseaba.
Pero se contuvo.
Colocó sus manos en la parte inferior de su espalda, luego las dirigió hasta
sus omóplatos y alrededor hasta que rozó los costados de sus pechos. Las empujó
debajo de ella, entre la suave carne de sus montículos y la madera fría de la mesa,
encontrando sus pezones. Estaban duros e hinchados.
189
El Club de las Excomulgadas
Cuando no contestó, suavemente agarró su pelo y lo enrolló en su mano,
luego tiró de su cabeza hacia atrás un poco. Besó su cuello arqueado.
—Sí.
—Um… yo…
Azotó de nuevo, un poco más fuerte esta vez. Luego acarició su nalga
sonrosada, luego azotó la otra nalga.
190
El Club de las Excomulgadas
— ¿Te gusta esto? —Deslizó sus dedos dentro de su raja.
—Sí.
—Oh, sí.
Sacó sus dedos, luego agarró una silla, y se sentó. Se inclinó hacia adelante y
apartó sus nalgas más, luego lamió a lo largo de su raja. Ella gimió.
*****
Sandra gimió cuando lo escuchó salir. Su hambre exigía ser satisfecha, pero
no podía hacer nada con sus brazos y piernas atadas. Si pudiera lo habría
perseguido, exigiendo que la satisficiera. O lo haría por sí misma. Pero no podía
hacer ninguna de las dos cosas. El dolor ardía dentro de ella.
191
El Club de las Excomulgadas
—Chupa —ordenó.
Los dedos salieron libres, luego se deslizaron entre sus nalgas hacia su
apertura trasera. Empujó una yema de su dedo resbaladiza en ella. Despacio.
—Relájate —indicó.
Ella tomó una profunda respiración y dejó que la tensión se liberara de ella.
Lo que sea fue empujado dentro más profundo, luego se detuvo. Él lo arremolinó
alrededor de su culo. Se sentía sexy y perverso. E increíblemente bien.
192
El Club de las Excomulgadas
*****
Devlin esperó en el otro cuarto lo que le pareció una eternidad, pero su reloj
mostró cinco minutos. Entró en la cocina de nuevo, su mirada descansando sobre
su curvado culo, el círculo morado intenso apoyado plano entre sus nalgas era la
única evidencia del plug anal dentro de ella. Al pensar en ese cono de silicona en su
apretada entrada, su polla se agitó nerviosamente.
Se inclinó atrás y acarició su raja, luego arrastró sus empapados dedos sobre
su polla, recubriéndola con su humedad. No la tocó en absoluto, sólo la contempló.
Se retorcía, claramente sintiendo su ardiente mirada fija clavada en ella.
Ella jadeó, luego lloriqueó. Cuando se arqueó contra él, lanzando un grito
de éxtasis, explotó dentro de ella en una intensa liberación, que hizo volar su
mente, el placer subiendo más allá de cualquiera que hubiera experimentado alguna
vez.
193
El Club de las Excomulgadas
su cuerpo desnudo se presionaba contra el suyo, sintió que su ingle se animaba otra
vez. Dios, incluso aunque ella acababa de satisfacerlo totalmente, la deseaba otra
vez. Y sabía que nunca dejaría de desearla.
Sus labios se separaron y lo miró fijamente, sus ojos verde oliva brillando.
Tiró de ella con fuerza contra él mientras la apoyaba contra la pared. Apretó
su polla ahora totalmente erecta a su apertura y se metió en su caliente y acogedora
raja. Se sumergió profundamente, apretándola contra la pared. Ella jadeó, los ojos
oscurecidos por el hambre.
La penetró, una y otra vez, mirando su rostro. Sus mejillas enrojecidas y sus
ojos brillando tenuemente. Ella se aferró a sus hombros, luego echó su cabeza hacia
atrás y jadeó. Cuando gemía su orgasmo, él también gimió, eufórico por su
capacidad de llevarla a tal placer.
194
El Club de las Excomulgadas
Ella se rió, él tomó su mano y la llevó al dormitorio. Se acurrucaron en su
cama y la atrajo apretada contra su cuerpo. Ella le acarició la mejilla, luego soltó su
pelo de su atadura y pasó sus dedos a través mientras se acurrucaba contra su
hombro.
Dios, amaba a esa mujer. Desesperadamente quería que ella fuera una parte
permanente de su vida.
*****
Por supuesto, ahora mismo su plan parecía estar totalmente fuera del
camino, pero podía volver al sendero. En este momento, eso significaba seguir
desempeñando el papel que había diseñado para sí mismo.
195
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Dieciocho
Lentamente, Devlin sacó su brazo de debajo de Sandra. Ella murmuró,
luego suspiró y rodó lejos. Él se sentó y empujó su pelo detrás de la oreja, luego
recogió el elástico que había sobre la mesilla de noche.
—Hey, hola.
Todo dentro de él le exigía saltar y volar a la cama con ella de nuevo. Sentir
su cálido cuerpo contra él. Devorar la dulzura de sus labios.
Él sonrió. —Lo haría, pero tengo algo de trabajo que hacer —no era una
mentira. Tenía que leer el informe, pero no hasta el miércoles. Sin embargo, si
subiera de nuevo a la cama con ella… si se permitiera pasar mucho tiempo con
ella… temía que ella vería su necesidad de ella. Su amor.
196
El Club de las Excomulgadas
su textura como guijarros. Probar el salado dulzor de las puntas.
—Te diré qué. Si estás dispuesta a ser una buena esclava sumisa y hacer
exactamente lo que te digo, entonces tal vez podamos pasar el día juntos.
Ella pareció temblar un poco y sus labios se unieron a los suyos en un beso
rápido e impresionante. Una amplia sonrisa reclamó sus labios. —Sí, Amo
Semental.
197
El Club de las Excomulgadas
Su polla se agitó ante la palabra Amo. Maldita sea, le gustaba como sonaba.
Tal vez demasiado.
—Sí, Amo.
*****
—Entra —dijo.
Por el rabillo del ojo, podía verla moverse por la habitación, pero se resistió
a alzar la vista, conservando una imperiosa distancia.
—Le traje un poco de café —hizo una pausa, entonces continuó con—,
Amo.
198
El Club de las Excomulgadas
delantal de encaje que tenía en su casa para sus noches de cocina.
Ella dejó el café sobre el escritorio junto a él, luego se cayó la cuchara al
suelo. Con un poco de ayuda, al parecer. Se dio la vuelta, colocando su delicioso
culo redondo delante de él, luego se inclinó para recoger la cuchara. Su polla se
hinchó. La atractiva curva de su delicioso culo se mostraba frente a él, su mirada se
clavó en sus pliegues íntimos enmarcados entre esas nalgas. Quería inclinarse hacia
adelante y lamer esa carne íntima.
—Lo lamento, Amo. Debería ser castigada —Se dio la vuelta y se inclinó
Él tiró la cuchara a un lado, luego acarició sus redondas nalgas. Azotó una,
luego la otra, pero la vista de sus labios hinchados y la carne reluciente entre ellos
fue demasiado para resistirse. La azotó una vez más, disfrutando del rubor rosado
en su suave piel, luego arrastró su dedo a lo largo de sus empapados pliegues. Ante
la sensación resbaladiza de ella, su polla se agitó. Deslizó un dedo dentro de ella,
luego otro. Oh, Dios, ella se sentía tan bien.
199
El Club de las Excomulgadas
su boca mientras lo succionaba profundamente. Tiró de su cabeza más apretada
contra ella.
—Tengo hambre.
—Sí, Amo.
Él apenas podía soportarlo. Saber el efecto que tenía sobre ella. Cómo podía
simplemente tocarla allí y hacerla llegar al clímax. Lamió otra vez, luego succionó.
Ella gimió y se arqueó atrás. Su monitor cayó hacia atrás. Él la agarró,
deteniéndola de caerse también, luego colocó el monitor derecho otra vez.
Por mucho que quería volver a darle placer, eso no parecía que fuera a
funcionar. Ella se puso de pie y empujó su silla atrás, luego se arrodilló delante de
él.
200
El Club de las Excomulgadas
mano sobre su impresionante bulto—. Por favor, permítame arreglar las cosas.
*****
Esta mañana, cuando había parecido distante, casi como si hubiera querido
deshacerse de ella, se había preocupado de que esto hubiera sido un gran error.
Ahora ella entendía su preocupación por que una relación causaría problemas con
su amistad, porque si la hubiera rechazado, no estaba segura de que hubiera sido
capaz de superar los sentimientos de rechazo que le habría dejado dentro.
201
El Club de las Excomulgadas
Ahora, viendo la mirada de intenso deseo en su cara, sabía que no había
sido un error. De hecho, había sido probablemente una de las mejores decisiones de
su vida.
Él atrajo sus manos hacia sus hombros mientras empujaba y ella se aferró a
Eso fue lo más cercano al cielo que se había sentido alguna vez en los brazos
de un hombre.
*****
202
El Club de las Excomulgadas
montículos suaves.
—Sé que tienes que leer tu informe —dijo—. Si quieres hacer eso en tu
dormitorio, podría sólo acostarme a tu lado mientras lees.
Ella sonrió y caminó hacia él. —Creo que estarás más cómodo con menos
ropa.
¿Estaba bromeando?
203
El Club de las Excomulgadas
— ¿Por qué no te tumbas de lado? —sugirió ella.
—Así es. No me toques —No podía creer que acabara de decir eso.
—Sí, Amo —Ella apartó las manos de su polla y respiró hondo—. ¿Amo?
204
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Diecinueve
La polla de Devlin tembló.
—Estoy un poco somnolienta —dijo ella—. Creo que tomaré una siesta.
205
El Club de las Excomulgadas
—Pensé que ibas a irte a dormir.
Ella asintió con la cabeza, lo que provocó que su boca se deslizara sobre su
glande, volviéndole loco. Ella lo liberó.
Ella chupó de nuevo, luego se detuvo. Él miró hacia abajo pero sus ojos
permanecían cerrados.
Bajó el informe y miró fijo hacia su adorable coño. Si ella podía jugar, el
también podía. Se estiró hacia delante y delineó el invertido corazón con la punta
de sus dedos, luego se inclinó y acarició el vello con su nariz. Pasó la lengua por los
rizos, que habían sido recortados. Retrocedió, luego acarició los rizos con su dedo
otra vez, luego más arriba, hacia sus muslos. Se deslizó sobre su abertura, luego se
sumergió en su interior. Oh, hombre, estaba tan húmeda.
206
El Club de las Excomulgadas
Ella soltó una risita. Sus suaves manos se envolvieron alrededor de él
mientras él empujaba su lengua en sus suaves pliegues.
*****
Se subió sobre él, luego se acomodó sobre sus rodillas mirando hacia los pies
de la cama. Su polla se deslizó en ella, llenándola completamente, y en un ángulo
diferente.
—Sí, Amo.
207
El Club de las Excomulgadas
Lo montó más rápido, conduciendo a su enorme polla más hondo dentro de
ella, propulsándola más cerca del nirvana una vez más. Su áspera respiración le
decía que él estaba cerca. El calor bañó su cuerpo mientras su polla se incrementaba
en ella una y otra vez. Entonces, ella tomó aire y gimió mientras otro orgasmo la
inundaba. Él gimió, luego liberó calor en su interior. Lo apretó, tirando de él más
hondo. Él giró, enviándola más arriba, en un estado de abandono total. Ella gimió
de puro éxtasis.
*****
Cuando ella se despertó una hora más tarde, él estaba en el sillón de nuevo.
Decidió que realmente debería dejarlo terminar su trabajo sin distracciones. Se
duchó y vistió, luego hizo unos emparedados para el almuerzo.
Dio un último sorbo a su café, luego juntó los platos y los llevó al fregadero.
Él acarició su trasero y tiró con fuerza de ella hacia él. Luego, azotó su
trasero.
208
El Club de las Excomulgadas
—Pero tú adoras los castigos.
Pero no lo hizo.
—El viernes.
Ella sonrió y asintió. Caminó por el callejón, luego lo saludó justo antes de
doblar la esquina. Él le devolvió el saludo. Ella continuó caminado, preguntándose
cómo sería posible que sobreviviera cinco días completos sin verlo.
*****
209
El Club de las Excomulgadas
El asombro se disparó a través suyo ante el pensamiento. ¿Amándola? ¿Quería
más de Devlin que sexo?
Ah, maldita sea, ¿qué esperaba? Devlin y ella eran más que conocidos
ocasionales, o incluso nuevos amantes. Ella conocía a Devlin desde hacía casi un
año. Pasaban mucho tiempo juntos... como amigos, por supuesto, pero siempre
supo que él era más para ella que sólo un amigo. Se sentía atraída por él, pero
también sentía una profunda conexión con él.
Tenía que ser muy cuidadosa de no engancharse otra vez. Por primera vez
en su vida, estaba siguiendo su corazón y viviendo sin miedo. En cuanto al
compromiso, ya había estado allí, lo hizo. Ella había pensado que la haría feliz,
pero le había hecho justo lo contrario.
La conclusión era que tanto su ex, Eric, como ella habían tenido miedo de
estar solos. Los padres de él habían pasado por un divorcio y su madre nunca se
Pero entonces había encontrado que el vacío de un matrimonio sin amor era
peor que estar sola.
Y su deseo por él ahora era sencillamente eso. Un deseo. Por sexo. Si James
o Craig estuvieran aquí, podría aliviar esa necesidad estando con ellos.
Estar con Devlin no era diferente de estar con James o Craig. Era la mezcla
210
El Club de las Excomulgadas
de amistad e intimidad lo que la confundía.
*****
— ¿Así que estás conforme con que vaya? ¿Aunque Craig y James estén allí?
Él vaciló.
—Aimee dice que está segura que no tendrán problema con ello. De todas
formas ya os conocéis unos a otros, ¿no?
— ¿Estarías incómodo?
211
El Club de las Excomulgadas
—No, por supuesto que no. ¿Y tú? ¿Estarás incómoda con todos nosotros...
mezclados?
Ella sonrió.
*****
—Hey, chicos —gritó Craig por detrás del timón, con James junto a él.
El barco de ellos se situó al otro lado del muelle y Devlin enganchó una
línea en su barco. Los chicos saltaron fuera y la primera cosa que hizo Craig fue
agarrar la mano de Sandra y tirar de ella en un profundo abrazo, sus labios
212
El Club de las Excomulgadas
reclamaron los de ella. James agarró a Aimee y la echó hacia atrás en un gracioso
aunque apasionado beso.
Una vez que soltaron a las mujeres, Craig sonrió hacia Devlin y le tendió la
mano.
—Oh, ¿en serio? —Sonrió Aimee—. Realmente podría conseguir que los tres
se mezclaran un poco —Guiñó el ojo y pasó su brazo alrededor de los hombros de
Sandra—. Si Sandra y yo nos besamos, ¿lo haríais dos de vosotros?
213
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Veinte
La ingle de Devlin se apretó ante la vista. Sabía que los cuatro habían estado
involucrados en algo de sexo aventurero en la isla, pero no se había percatado de lo
libres y abiertos que se habían vuelto. Le tomaría un poco de tiempo
acostumbrarse.
Aimee sonrió.
214
El Club de las Excomulgadas
— ¿Estarás bien con esto? —le preguntó James a Devlin.
—Porque todos sabemos que estás enamorado de Sandra. Debe ser extraño
verla besando a otros hombres, no digamos... lo que estaremos haciendo después.
—De acuerdo. Mira —dijo James—, si estás preocupado por Sandra y por
mí, por nuestra historia, no lo estés. Aimee nos informa, y está bastante claro que
yo no tengo ninguna oportunidad. Y para mí está bien —Palmeó el hombro de
Devlin—. No tienes nada de qué preocuparte. Para Sandra, Craig y yo sólo somos
una distracción.
*****
Sandra estiró sus piernas sobre el diván mientras miraba hacia el agua, la
cual estaba tan tranquila como cristalina. Tomó un sorbo de su fuerte limonada.
215
El Club de las Excomulgadas
algodón de Sandra, luego pasó su mano por la parte superior del seno de Sandra.
Sandra sabía que no había nada en su limpia blusa blanca. Era la forma en
que Aimee ponía en marcha las cosas. Aimee acarició otra vez, luego acunó el seno
de Sandra.
—Tienes razón.
Sandra sonrió mientras echaba un vistazo hacia los rostros de los tres
hombres ansiosos observando. Incluso Devlin. Sabía que había estado tenso por
venir aquí, pero la cena y unas pocas cervezas parecían haberlo relajado. Estaba
agradecida por eso.
Sandra deslizó los brazos por los tirantes, pero mantuvo las copas en su sitio
un rato, de repente sintiéndose tímida por estar medio desnuda delante de los tres
hombres. Era la primera vez que Devlin la vería en este tipo de situación, con los
otros hombres viendo su cuerpo desnudo, tocándola, en frente de él. Estaba un
poco nerviosa al respecto. Pero contuvo el aliento, manteniendo su mirada en
cualquier sitio menos en Devlin, y dejó caer la prenda de encaje al suelo.
216
El Club de las Excomulgadas
excitante compartir con una amiga así.
—Tienes unos hermosos pechos. —dijo Aimee mientras los acariciaba. Ella
ahuecó la mejilla de Sandra, luego la besó.
—Sabes, es una tarde cálida y agradable, creo que todos deberíamos tener el
torso al aire. —Sandra miró a los hombres. La mirada de Devlin estaba centrada en
la mano de Aimee, que todavía estaba acariciando el seno de Sandra.
—De acuerdo.
217
El Club de las Excomulgadas
—Caramba, los hombres se ven como si sus pantalones estuvieran
demasiado ceñidos.
—Sabes, creo que estaré justo allí si necesitas algo de ayuda, cariño —Aimee
cruzó hacia el diván y se tendió, indicando claramente que esta era la fiesta de
Sandra.
—Todos lucen tan sexys —La mirada de Sandra fue hacia los tres sólidos y
musculosos pechos frente a ella, luego se deslizó hacia los bóxers.
218
El Club de las Excomulgadas
intensamente.
*****
Devlin no quería ser el tercer hombre al que Sandra besara. Quería ser el
único hombre. Pero no podía echarse atrás ahora. Por un lado, estaba demasiado
malditamente excitado. También, necesitaba demostrarle a ella que podía darle esta
libertad.
La única forma en que podría aceptar sus dos deseos opuestos, mantenerla
para él y compartirla, era estar en control total.
—Sí.
219
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Veintiuno
Sandra miró fijamente a Devlin, sus ojos azules brillaban con autoridad.
—Sí, Amo.
—Muy bien —Se paró enfrente de ella y acarició sus pechos delicadamente,
220
El Club de las Excomulgadas
luego bajó por su estómago. Cuando llegó a su tanga negra, deslizó sus dedos por
debajo del dobladillo, hundiéndose lo suficiente para acariciar la parte de arriba del
corazón, luego se deslizó hacia los costados a su cadera. A continuación deslizó un
dedo por debajo del dobladillo de cada lado y bajó el tanga por sus piernas, luego
fuera.
Ahora estaba de pie enfrente de los hombres, con sus manos atadas por
detrás, totalmente desnuda.
*****
Devlin miró fijamente hacia ella. ¿Realmente podía continuar con esto?
Aimee se puso de pie, dejó caer sus bragas al suelo, y se paró junto a Sandra,
luego puso sus manos en la barandilla detrás de ella, empujando sus pechos hacia
adelante.
Devlin nunca había pensado en Aimee de manera sexual, pero era una
hermosa mujer, y con ella de pie allí, con sus pechos inclinados hacia adelante y su
coño totalmente depilado expuesto, sus hormonas corrieron por él aún más rápido.
¿Si Sandra podía disfrutar de otros hombres delante de él, porque no iba a ser indulgente
consigo mismo también?
La soltó y echó un vistazo hacia Sandra. Ella sonrió, sus ojos verde oliva se
221
El Club de las Excomulgadas
oscurecieron con interés. Era tiempo de darle un espectáculo.
Condujo a Aimee a través de la terraza con él hasta que estuvo parado junto
a una de las tumbonas. Se quitó sus bóxers. La mirada de Aimee se trabó en su
polla y sus ojos se abrieron. Él sonrió y envolvió su mano alrededor de ésta.
Ella se sentó de cara a Sandra y la atrajo hacia atrás contra él, su erección
anidada contra su trasero.
*****
222
El Club de las Excomulgadas
James le acarició un pecho mientras Craig apretaba el otro. James deslizó las
puntas de sus dedos por encima de su pezón endurecido. Craig tomó su otro pezón
entre las puntas de sus dedos y apretó. Fuerte.
Ella echó un vistazo hacia Devlin y él tenía una mano en cada uno de los
pechos de Aimee, acariciándolos.
Craig cayó de rodillas enfrente de ella y acarició sus caderas, luego ahuecó
su trasero y la atrajo hacia él. Cuando ella sintió su lengua acariciar sobre sus
—Ahora Craig.
223
El Club de las Excomulgadas
—Ahora acaricien sus pechos.
Los hombres se pusieron de pie y cada uno acunó uno de sus pechos en sus
manos cálidas.
*****
224
El Club de las Excomulgadas
cuerpo de nuevo, él encontró su clítoris y lo acarició. Ella se dejó caer de nuevo,
tomando una bocanada de aire.
*****
Finalmente, Aimee colapsó sobre Devlin y suspiró en sus brazos. Ese era el
—Ohhhh, sí.
225
El Club de las Excomulgadas
Él la sacó y Craig enterró su polla más grande dentro de ella.
Ella gimió.
James la penetró dos veces, luego Craig hizo lo mismo. Las pollas se sentían
gloriosas dentro de ella deslizándose en sus profundidades, pero la pausa entre las
penetraciones, no era suficiente.
Ella se volvió y enfrentó el lago. Devlin la guió hacia delante hasta que
estuvo inclinada sobre la barandilla, luego le volvió a atar las muñecas.
Éste se deslizó dentro de ella varias veces, luego se retiró. Una polla se
presionó contra su entrada trasera, luego se deslizó dentro. Ese era James. Empujó
profundamente, penetrándola algunas veces, luego se retiró. Otra polla se deslizó
en su vagina. Una más grande. Penetrando profundo. Luego se fue.
226
El Club de las Excomulgadas
Finalmente una polla la penetró con fuerza, entonces comenzó a empujar.
Profundamente. Llenándola y duro.
Embistió en ella una y otra vez. La atravesó una espiral de placer y gimió
mientras el éxtasis de su orgasmo bañaba todo su cuerpo. Se inclinó contra la
barandilla, jadeando por aire.
Devlin la atrajo hacia sus brazos y la besó, luego la hizo retroceder a lo largo
de la terraza hacia la esquina. Sintió como unas manos la tomaban de la cadera
Devlin dio un paso hacia adelante y presionó su polla en su raja, y ella gimió
cuando se condujo dentro profundamente, empujándola fuerte contra el cuerpo
sólido de James que estaba detrás suyo. Las manos de Devlin se enrollaron
alrededor de su cabello, él tiró de su cabeza hacia atrás y chupó su cuello. Después
acarició su oreja con su nariz.
227
El Club de las Excomulgadas
Aimee gemía en un orgasmo detrás de Devlin. Craig gruñó.
Ella se desplomó entre los dos, rendida. James le besó el cuello y dio un
paso hacia atrás. Devlin capturó sus labios de nuevo y su polla latió dentro de ella.
Su vagina se contrajo a su alrededor automáticamente. Él acunó su trasero y la jaló
hacia él otra vez.
Devlin era tan especial. Y ella se sentía especial en sus brazos. Y por mucho
que adorara estar con James y Craig, ella sentía más con Devlin. Y su corazón
sabía que estar con Devlin significaba mucho más para ella que solo el sensacional
sexo.
228
El Club de las Excomulgadas
*****
Sandra se despertó con una mano acariciando su pecho y una dura erección
entre sus muslos desde detrás. Abrió sus ojos para ver pelo rubio enfrente de ella.
Aimee. Los pechos de Sandra empujaban contra la espalda de Aimee, pero había
una mano masculina entre ellas que jugueteaba con su pezón. Atisbó por encima
del hombro de Aimee para ver que James la estaba mirando. Él le guiñó un ojo y
apretó su pezón otra vez, luego besó el cuello de Aimee.
Sandra notó el tatuaje del tigre en el brazo alrededor suyo y miró por encima
de su hombro para ver a Craig atrás de ella. Era suya la gran erección deslizándose
entre sus muslos. Ella se estiró hacia abajo y le acarició el glande mientras éste
empujaba hacia adelante.
Devlin sonrió.
—Buenos días.
— ¿Te gusta que esa gran polla de Craig esté profundamente dentro tuyo?
Craig empujó un poco más profundo para enfatizar y ella jadeó, luego
asintió, su mirada puesta en la de Devlin.
229
El Club de las Excomulgadas
Devlin se paró junto a la cama y alcanzó el lubricante de la mesilla de
noche. Puso algo de gel sobre sus dedos, luego acarició su polla erecta, lubricándola
hasta que brillaba.
Ella respiró profundamente ante la idea. Tanto Craig como Devlin eran
grandes. Muy grandes. Ella miró atentamente la polla reluciente de Devlin. De
hecho, la de Devlin era unos centímetros más larga y más ancha.
—Sí, Amo.
230
El Club de las Excomulgadas
través de su cuerpo. Devlin se deslizó más profundo, luego Craig pulso en ella. Se
aferró a sus hombros. Finalmente, Devlin estuvo profundamente dentro, y Craig
también.
231
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Veintidós
Devlin nunca había visto a una mujer desmayarse durante un orgasmo
antes. Y justo cuando él y Craig gemían con sus propias liberaciones.
—Oh, hombre —Miró por encima del hombro de Craig hacia Devlin—. Eso
ha sido increíble. Gracias.
—De nada —dijo Devlin, al mismo tiempo que Craig. ¿Qué diablos? Había
sido un esfuerzo de equipo.
Devlin se subió a la cama detrás de Sandra. Ella besó a Craig, luego se dio la
vuelta y besó a Devlin. Se acurrucó en sus brazos y se durmió de nuevo. Él la
sostuvo cerca, deseando poder hacer esto cada noche de su vida.
*****
Después del desayuno, Sandra ayudó a Devlin y a Craig a limpiar los platos,
puesto que Aimee y James habían cocinado. Después de eso, ella y Aimee se
pusieron los bikinis y todos se dirigieron a la tranquila bahía con la plataforma de
nado. Devlin extendió una manta sobre la arena y se dejó caer, luego palmeó el
espacio a su lado.
232
El Club de las Excomulgadas
— ¿Estás disfrutando del fin de semana? —preguntó Sandra, queriendo
saber qué pensaba Devlin de todo ahora que estaba aquí.
—No. Estoy feliz donde estoy —Ella acurrucó su mejilla contra su pecho
desnudo.
233
El Club de las Excomulgadas
—Devlin, ¿alguna vez hiciste este tipo de cosas antes?
Él se echó a reír.
—Supongo que eso es cierto. Pero es bastante difícil encontrar una mujer
especial con la que estar, ni hablar de dos.
—Devlin, eres un gran tipo. ¿Por qué no tienes una relación seria ya?
—Yo la tenía, por lo menos, traté de tenerla, casi un año antes de conocerte.
Él acarició su espalda.
234
El Club de las Excomulgadas
decirle adiós y… —Se encogió de hombros— la invité a salir.
— ¿Y ella lo hizo?
Él suspiró.
—No. Ella me dio una mirada de ciervo ante los faros de un auto y me dijo
que tenía que pensar en ello. Después de eso, estaba demasiado “ocupada”, —dijo
la palabra haciendo comillas con los dedos—. Nos vimos un par de veces más,
entonces rompió conmigo.
Él se encogió de hombros.
—Fue una experiencia de aprendizaje. Ahora sé que debo tomar las cosas
con calma —Le sonrió—. Si es una mujer con la que vale la pena estar, vale la pena
esperar por ella.
La risa de Aimee sonó de fondo, luego corrió hacia la manta y se dejó caer
detrás de Sandra.
235
El Club de las Excomulgadas
—Bueno, ese es un bonito cuadro —sonrió Devlin.
— ¿Por qué no vais las dos y le quitáis los trajes de baño a los chicos? —
Sandra se movió hacia James y sonrió mientras tiraba hacia abajo de su traje
de baño mojado, revelando su frío y encogido pene. Ella pasó la mano sobre este.
— ¿Por qué no agarráis esas pollas —dijo Devlin— y las guiais por este
camino? —Él recogió las bolsas que habían traído con ellos a la playa.
236
El Club de las Excomulgadas
Sandra se puso de pie, una mano envuelta alrededor de la dura erección de
James, y siguió a Devlin a través del bosque. Él los condujo hacia la otra cabaña,
entonces en torno al otro lado del edificio. Colgando de un gran árbol había dos
columpios de madera. Devlin dejó caer las bolsas al lado de los columpios, luego
abrió la suya y sacó unas correas negras. Le lanzó dos a Sandra.
—Coloca a Aimee sobre uno de los columpios, después sujeta sus muñecas a
sus tobillos con estas. —Devlin le entregó a Sandra dos fuertes clips metálicos.
También le entregó una toalla—. Es posible que desees poner esto sobre el
columpio primero.
Aimee se acercó al columpio y, una vez que Sandra puso la toalla doblada
sobre la áspera madera del columpio, se inclinó. Sandra abrochó los anillos en las
Craig silbó.
—Sandra, sus senos se ven fríos. ¿Por qué no se los calientas? —sugirió
Devlin.
Ella sintió una mano masculina acariciar sobre su trasero, luego se deslizó a
lo largo de ambos lados de sus pliegues expuestos. Después sobre su raja. Sus ojos
se cerraron y chupó más duro a Aimee, provocándole un gemido.
237
El Club de las Excomulgadas
—Vuelve aquí —la instruyó Devlin.
—Creo que Aimee ha sido una chica muy mala este fin de semana, trayendo
todos estos hombres aquí y estando de juerga con ellos. Necesitas castigarla.
Ella azotó más duro esta vez. La carne suave y pálida de Aimee se volvió de
color de rosa.
—Ahora la otra. —Sólo Devlin hablaba. Los otros hombres sólo miraban
con fascinación.
—Quiero ver a James y Craig follarla. Primero, ponla lista para ellos —
instruyó Devlin.
238
El Club de las Excomulgadas
Los pezones de Sandra se estremecieron ante sus palabras y las imágenes
que suscitaron. Ella pasó sus dedos a lo largo de la ranura de Aimee. Los pliegues
ya estaban resbaladizos. Pero esto era tanto para los hombres como para Aimee.
Sandra lamió a lo largo de la rendija de Aimee, luego se apartó y arrastró sus dedos
a lo largo de la abertura. Deslizó sus dedos en el interior. En su visión periférica,
vio que Craig tenía su pene en la mano y lo bombeaba.
—Déjame ver —Devlin dio un paso al lado de ella y pasó sus dedos a lo
largo del coño de Aimee—. Tienes razón —Se agachó y le lamió la raja.
Aimee gimió.
Craig se movió junto a James y se volvió hacia Sandra. Ella agarró su gran
pene y acarició mientras James seguía empujando en Aimee. Su mano todavía
239
El Club de las Excomulgadas
ahuecaba sus bolas. Sus embestidas se aceleraron y sus pelotas se pusieron firmes.
Los sonidos de placer de Aimee se incrementaron. De repente, James gimió y se
empujó profundamente en ella. Ella gimió en voz alta.
240
El Club de las Excomulgadas
presionó su polla hacia su vagina, luego se movió hacia delante. Su pecho sólido
presionó contra los suyos, intercalándola entre los dos hombres.
*****
Estar sola así es a lo que regresaría después del fin de semana. Aunque
todavía quedaban unos pocos fines de semana de verano, una vez que Aimee
cerrara la cabaña por la temporada, Sandra extrañaría el ambiente despreocupado
que había encontrado aquí. El haberse permitido ser salvaje y libre. Disfrutar del
sexo con varios hombres. Tener libertad erótica total.
¿Vería a James y a Craig de nuevo? Sería raro verlos fuera de este entorno.
Invitarlos a su apartamento. O ir a sus casas.
Suspiró.
Además del placer de ser follada por tres hombres, lo más importante que
241
El Club de las Excomulgadas
había aprendido este fin de semana era lo especial que era Devlin para ella. Su
amor y su alentadora naturaleza la habían ayudado a aceptar este lado salvaje de sí
misma desde el principio. Él era un gran amigo. Un amante sensacional.
Un rato más tarde, fue consciente de que alguien estaba detrás suyo. Un
cálido y sólido cuerpo estaba en cuchara con ella.
242
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Veintitrés
El calor atravesó a Sandra, reuniéndose en su ingle. Sintió una polla
revolverse entre sus muslos.
243
El Club de las Excomulgadas
Ella sintió que su corazón se hinchaba. Su Desconocido de Fantasía siempre
la tocaba con tanta ternura. Siempre se sentía amada en sus brazos. Sabía que era
James o Craig, aunque yacer aquí con él no se parecía en nada a cuando ellos la
sostenían en sus brazos.
Y podía deleitarse en ésta sin sentir que podría irse por el camino
equivocado, como lo había hecho con Eric. Porque el Desconocido de Fantasía no
era real.
—Sí. —La palabra se deslizó de sus labios antes de que pudiera detenerla.
No había querido admitir eso.
244
El Club de las Excomulgadas
renovando el placer que aún se arremolinaba a través de ella de su orgasmo
anterior. Su polla la llenó profundamente de nuevo. Ella apretó, luego se aferró a
sus hombros mientras gemía ante el intenso placer... creciendo... llenando todo su
ser. Entonces, sensaciones placenteras fueron en cascada a través suyo y voló en
éxtasis, temblando en sus brazos.
*****
245
El Club de las Excomulgadas
—Así es.
—Yo no mentí.
Ella lo miró.
Ella se tragó su pregunta “¿De qué?” porque ella no quería oír su respuesta.
246
El Club de las Excomulgadas
—Sandra, ¿por qué supiste que era el Desconocido de Fantasía? No te vendé
los ojos. No te traje una rosa amarilla.
—Devlin, no te amo.
— ¿Estás segura?
247
El Club de las Excomulgadas
Él le tomó la cara entre las manos.
— ¿Qué pasaría si...? —Ella tomó aire y volvió a empezar—. ¿Qué pasa si
tengo razón y...?
Y le dio miedo porque recordó cuando Eric la había mirado de esa manera y
cuánto le había dolido cuando que ese calor se había desvanecido.
Ella se estremeció.
— ¿Y... si te pierdo?
—No lo harán. Te lo prometo —La echó hacia atrás y la miró a los ojos de
nuevo, sus ojos azul intenso—. Pero incluso si no crees eso, aún deberías
aprovechar la oportunidad.
— ¿Por qué?
248
El Club de las Excomulgadas
sentimientos eran reales. Y eran un reflejo de lo que Devlin sentía por ella.
Ardía por inclinarse hacia delante y besarlo de nuevo. Sentir sus brazos
sosteniéndola con fuerza.
— ¿Estás bromeando? Estoy loco por ti. —Un dolor profundo vibró a través
suyo, y su corazón latió de alegría porque ahora sabía que lo que sentía por Devlin
era verdadero amor.
249
El Club de las Excomulgadas
una sonrisa irresistible. Ella le acarició la áspera mejilla.
—Siempre.
Mientras esa sensación se extendía por ella, se dio cuenta de que esto era
totalmente diferente a lo que había sentido por Eric. Este amor se asentaba
profundamente en su corazón y surcaba cada parte de ella, llenando los más
profundos, más oscuros y más solitarios lugares en ella.
250
El Club de las Excomulgadas
El amor de Devlin la completaba. Y en el fondo de su alma sabía que estaba
total y completamente enamorada de él.
251
El Club de las Excomulgadas
Capítulo Veinticuatro
Devlin se despertó con suaves labios acariciando su cuello, debajo de la
barbilla. Apretó sus brazos alrededor de Sandra y la atrajo más cerca. Ella se
acurrucó contra su pecho, luego se empujó sobre su hombro hasta que rodó sobre
su espalda. Entonces, ella se subió encima de él, sentada sobre su estómago.
Su sonrisa se ensanchó.
—Sí, lo hago.
—Por supuesto.
—Lo hago.
252
El Club de las Excomulgadas
Ella saltó fuera de él y se sentó en el costado de la cama, luego abrió el cajón
de la mesilla de noche. Revolvió en el interior, entonces sacó algunas bandas de
cuero negro y las dejó caer sobre el costado de la cama. Envolvió una alrededor de
una de sus muñecas y la sujetó, sus delicados dedos rozando suavemente la piel
sensible en el interior de su muñeca mientras sujetaba las hebillas. Él levantó su
otra muñeca para ella y ella sujetó una allí, también. Luego levantó un collar de
cuero.
Él se sentó erguido para que ella pudiera sujetarlo a su cuello. Ella se puso
de pie y arrastró la sábana, la cual había caído en un montón alrededor de su
estómago por sus caderas, entonces le pasó la mano sobre su pecho y por sus
abdominales. La sensación de su suave toque sobre su cuerpo envió calor
zumbando a través suyo, sobre todo mientras acariciaba más abajo.
Ella sonrió.
Él empujo hacia atrás las mantas y se levantó. Ella arrastró su mirada sobre
su cuerpo, permaneciendo en su ingle, observando su polla comenzando a
hincharse, a continuación, abrió el cajón de la mesilla de noche otra vez y sacó una
correa de cuero. Una vez que la sujetó al anillo en su collar, tiró de esta.
253
El Club de las Excomulgadas
Lo condujo por el pasillo y dentro de la sala de estar. Aimee estaba tendida
sobre el sofá, leyendo un libro, una taza de café sobre la mesa a su lado, sus pies en
el regazo de James. James gentilmente sostenía el pie descalzo de Aimee entre sus
grandes manos, acariciándolo. Ella llevaba un bikini rosa y James usaba sus bóxers.
Craig estaba sentado en el sillón bebiendo café, mirando fuera hacia el agua. Él,
también, llevaba sólo sus calzoncillos. Sandra sonrió al ver el sexy tatuaje del tigre
en su brazo.
—No, pero lo voy sacar a jugar. Seré el Ama Sandra. ¿Quieres unirte a
nosotros?
Aimee sonrió.
—Ningún problema.
254
El Club de las Excomulgadas
2. Experimentar con bondage.
4. Tener relaciones sexuales con dos hombres al mismo tiempo (quizás más).
6. Tener un esclavo.
8. Intentar exhibicionismo.
Él la siguió alrededor de la casa hasta la ducha al aire libre, los otros dos
hombres y Aimee a la zaga. Sandra abrió el agua y la probó con su mano, luego
desabrocho las correas de cuero de sus muñecas y cuello, y las arrojó a un lado,
sobre la hierba.
—Sí, Ama Sandra —dio un paso bajo el agua tibia y ésta se derramó a través
de su cuerpo.
255
El Club de las Excomulgadas
pezones empujando hacia afuera.
La sensación de sus manos sobre él, la visión del agua caliente fluyendo por
su cuerpo casi desnudo, y el pensamiento de ella ordenándole hacer cosas eróticas a
su sexy cuerpo envió sus hormonas flotando a través de él.
James y Craig observaban desde más allá de la ducha de agua, sus manos
dentro de sus bóxers.
—Está bien, te ves agradable y limpio —Se volvió hacia los otros hombres—
. Craig y James, traed el sillón desde la terraza. Aimee, ve a traer algunas toallas
y... —Sandra susurró en el oído de Aimee, y ésta asintió.
256
El Club de las Excomulgadas
mientras esperaban a que los otros regresaran. Su toque era el cielo.
—Siéntate.
Moría por tocarla. O, mejor aún, por tener a Sandra tocándolo, pero ella
volvió de regreso a la ducha y se paró bajo el agua. Aimee se despojó de su bikini y
se unió a Sandra. Aimee arrastró hacia arriba la húmeda camiseta de Sandra y tiró
de ésta sobre su cabeza. La polla de Devlin se movió ante la vista de sus pechos
desnudos y mojados.
257
El Club de las Excomulgadas
—Hey, chicos —Sandra les gritó a James y Craig— venid y uníos a
nosotras.
Los dos hombres se despojaron de sus bóxers y volaron debajo del agua.
Pronto, los cuatro estaban enjabonándose unos a otros, acariciando sus mojados
cuerpos. Manos masculinas acariciaban sobre los pechos de las mujeres. Manos
femeninas acariciaban grandes pollas duras. A excepción de la de Devlin. Él estaba
erecto y listo, pero totalmente solo, deseando ser tocado.
Finalmente, Sandra salió del agua, su cuerpo mojado brillando bajo el sol.
Una vez que estuvo seca, se puso de pie delante de él y, apoyando las manos
Ella sonrió.
— ¿Algo más?
258
El Club de las Excomulgadas
—Bueno, hazlo.
Ella se apartó.
*****
Aimee envolvió sus manos alrededor de cada una de sus pollas, luego se
agachó en la ducha y se llevó una a su boca, se balanceó arriba y abajo un par de
veces, luego la liberó y tomó la otra en su boca e hizo lo mismo. Sandra observó,
sus entrañas doliendo, mientras Aimee alternó entre las pollas. Aimee giró a los
259
El Club de las Excomulgadas
hombres para que Sandra y Devlin pudieran ver desde el costado y tomó el gran
glande de Craig en su boca. Entonces, tomó la polla de James y la empujó contra su
boca, también, y la guió dentro. Su boca estaba estirada ampliamente, pero tenía
ambos glandes en su interior.
—Oh, Dios, sí. Vuestras pollas son tan grandes —jadeó Aimee.
260
El Club de las Excomulgadas
y ella gimió.
Aimee enjabonó las marchitas pollas de los hombres, luego las enjuagó
minuciosamente. Cuando los hombres salieron de la ducha, sus pollas estaban
semierectas. Aimee se secó a sí misma y caminó hacia Sandra, luego se arrodilló
delante de ella y le acarició el estómago. Se inclinó hacia delante y sacó los dedos
de Devlin del clítoris de Sandra, entonces lamió el pequeño botón. Devlin acarició
ambos pechos de Sandra. Las sensaciones zumbando a través de su cuerpo
aceleraron su ritmo cardíaco.
261
El Club de las Excomulgadas
Ida y vuelta, conduciéndose en su interior, aumentando la sensación de la enorme
polla de Devlin dentro de su culo. Pequeñas ráfagas de placer estallaron a través de
ella. Cuando Craig la penetró otra vez, ella agarró sus hombros.
262
El Club de las Excomulgadas
sonrió a Devlin—. Sobre todo tú. Como recompensa, te dejo en libertad.
Su polla llenándola como ninguna otra. Él empujó en ella una y otra vez. Se
aferró a sus hombros y gimió cuando un orgasmo empezó y siguió adelante
mientras la llenaba una y otra vez con su polla gigante.
—Wow.
Él sonrió.
263
El Club de las Excomulgadas
—Oh, no te preocupes. No hay dudas en mi mente —Le acarició la mejilla y
sonrió—. Y te amaré, honrare y obedeceré a ti. Porque te amo, Devlin.
—Y yo te amo a ti.
Sandra podía ver la alegría en sus ojos cuando la apretó fuertemente entre
sus brazos. Ella sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que él le pidiera que se
casara con él. Especialmente con sus indirectas no-tan-sutiles.
Fin
264
El Club de las Excomulgadas
Próximamente
Opal Carew
Arma Secreta
265
El Club de las Excomulgadas
266
El Club de las Excomulgadas
¡¡¡Visítanos!!!
http://informativoexcomulgado.blogspot.com/
267