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EN LA LITERATURA
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Cristo de Botero
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INTROITO
(17: 1-13), Marcos (9: 2-13) y Lucas (9: 28-36). Nos extraña que en el evangelio
según Juan no se reseñe tal portento. No sólo le ocurrió a Jesús, sino también a
Moisés cuando hablaba con Yaveh y recibió de Él los diez mandamientos (Éxodo:
34: 27-35).
convivio entre Jesús y los profetas Moisés y Elías, siendo testigos Pedro, Jacobo y
Juan. El portento obnubiló a Pedro quien hizo una proposición práctica que no
tenía lugar (las tres enramadas). Los profetas, no obstante sus explosiones de ira,
indignación y –por qué no- neurosis, son solicitados por Dios como críticos o guías
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Regresando a Ziolkowski, tenemos que este crítico define la Transfiguración
cual los personajes y la acción, sin importar el significado del tema, están
asociados con la vida de Jesús tal como se la conoce por los Evangelios”
cristiana.
comprende títulos como “La Montaña Mágica” de Thomas Mann, “El Gran
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a) Socialista cristiano, pp. 75-121, referido no sólo a un afán de redención y
para abordarlo en una lectura heterodoxa desde el Mito. Se trata más bien
histórico y mítico que dotó “un modelo figural” para los protagonistas
“Mesías” (1954) de Gore Vidal, son casos ilustrativos de este tipo o sub-
lectura lúdica de trece poetas, dos crónicas y tres ensayos relacionados con la
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I.- NOVELÍSTICA:
que Sue inició el 19 de junio de 1842 con el título de Los misterios de París. La
judío Samuel, émulo de los afanes justicieros y filo-socialistas del Rodolphe de Los
más impíos medios, a los herederos de una pingüe hacienda –como paso
fácil del catolicismo romano. Nos dice Umberto Eco, como complementación, “Le
juif es un libro místico (y también patético) que exhala una religiosidad laica y un
libelo antijesuita por excelencia: los Monita Secreta. Sus líneas pretendían
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desgajar con esmerado detalle los secretos del espíritu expansionista de los
debida al hecho de hacerse recopilar por sus alumnos unas cartas anónimas. Fue
cartas enviadas para velar por todos los jesuitas llamadas Monita Generalia
en una posición de poder. Nos dice: “Existen tres fuerzas, sólo tres fuerzas en la
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Tierra, capaces siempre de dominar y cautivar la conciencia de esos débiles
1970, p. 27). La posición del Gran Inquisidor significa el asentimiento a las tres
propuestas del espíritu terrible y sapientísimo del desierto: convertir las piedras en
pan, echarse al vacío para ser salvado por el milagro y, a cambio de adorarle,
recibir “los reinos del mundo y la gloria de ellos”. De donde el pan, primera
lentejas por el cual los hombres venderán la libertad de conciencia. Jacques Ellul
nos lo precisa de otro modo: “El Gran Inquisidor, por el contrario, no tiene rostro
(…) es, simplemente, el orden –el orden en sí- integrando la suma de nuestros
motivos; el orden que nadie crea, pero que se logra con el aporte de cada uno y
creer que la organización colectiva de la seguridad para todos, sólo alcanzará sus
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fines al precio de una total servidumbre del espíritu” (Dostoyevski y otros, 1970, p.
referida por Karamzin (en su Historia del estado ruso) ejerció en su escritura (*), es
de Le Juif Errant con una indigesta y torcida lectura del Gran Inquisidor.
(*) Recreación del sueño del fraile Otrepiev, en el cual haciéndose pasar por
para perpetuar su dinastía, toma el poder en Moscú con el ejército del príncipe
gran valía estética y política: “Nazarín es la primera novela escrita por un escritor
fin como una transfiguración ficcional de Jesús” (p. 101) Este Vía Crucis realista
con San Juan de la Cruz, Santa Teresa y San Francisco de Asís. Su periplo que
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campo para garrapatear un evangelio rabioso que vindica una extraña forma de
vano, inventado por el egoísmo. Nada es de nadie. Todo es del primero que lo
edifica junto a Ándara, el enano Ujo y Beatriz, zozobra como una nave de los locos
socialista, que ahogará el totalitarismo por venir. La anécdota que deviene en una
valiente y crítica de los evangelios, en este caso, nos exhibe los suplicios de Job y
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el proceso amañado que crucificó a Cristo, encarceló a Nazarín, indultó a
El poder y la gloria (1940) de Graham Greene es, sin dudarlo, una de nuestras
Jesucristo, eso sí, bajo la variante “Camarada Jesús”. El realismo endurecido que
e ideológico-social.
Esta tragedia que supuso la persecución del cura por las fuerzas federales,
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desazón ideológica patente en la traición a la Revolución Mexicana, la cual nos la
ratifica Juan Rulfo en sus obras maestras “Pedro Páramo” y “El Llano en llamas”.
como Traven, Lawrence, Lowry y el mismo Greene, nuestro autor en este caso
La dupla sufriente sacerdotal del cura José y pater-whisky se nos muestra sin
que lo matan. Sería un mártir, ¿no es cierto? ¿Qué clase de mártir cree usted que
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teniente depredador. Cada quien forja su modo de vida religioso: el acosado en
revolución, tan celoso como un Inquisidor agustino o mucho más útil que un cura
de pueblo.
El pecado, para Greene, no tiene nada que ver con el moralismo ni las
desaliento, gana otro cielo distinto al que ofrece la política de ultratumba oficial.
Como lo advierte Tolstoi, Cielo e Infierno están aquí y ahora para acceder a una
un cínico anglosajón como Ambrose Bierce. Tenemos por ejemplo un par de gags
que acabaría siendo chupado por el contrabandista y el jefe de policía, claro está,
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Este Jesucristo venido a menos, se ve ennoblecido en situaciones extremas:
Desde la disputa salvaje de un hueso con una perra flaca de hambres, hasta el
utilitarismo clerical).
intelectualidad orgánica.
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revolucionaria, teniendo como antecedente los nihilistas de Dostoievski, es
alzadas.
preferencial por los pobres y marginados): Se nos antoja Los comedores de papa
“Al verlo abarcar el paisaje con sus ademanes, por más que fueran de
rechazo, una extraña asociación trajo a David el recuerdo de la
tentación evangélica: ‘Todo esto te daré si postrado me adorares’.
Sacerdote de un credo abismal de batallas implacables, Suárez venía
en su busca porque había descubierto con él la célula común que
Satanás supo ver en el Hijo del Hombre” (Vera, 2011, p. 107).
los ponía fuera de sí, era la perspectiva de sentarse a la misma mesa de sus
amos, de palpar la seda de sus hermanas, de fumar las colillas de sus cigarros”
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El cinismo de Suárez –dirigiéndose a Caballero- se adviene como catalizador
He aquí una oración clave del relato: “La misma historia sagrada se
por el crítico literario Theodor Ziolkowski a finales de la década del sesenta. Más
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“Jesús” David Caballero, Fernández renuncia decepcionado en lo ideológico y lo
Luis Rojas, por su parte, no tuvo compasión con inducir al suicidio a Bolivita.
Vale todo con tal de tomar el poder por asalto. Su contrario, el intelectual y
organización. Sin embargo, posee una pieza escultórica curiosa de Adán y Eva
que transfigura su propia expulsión de la vida misma: “La estatuilla de Adán y Eva
El Animal Puro pareciera ser una variante también desquiciada de los profetas
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Sin embargo, está latente una poética del Decir a contracorriente de la
decepción estética e ideológica que apuesta por una vida más realizada, digna y
“Hice mía una definición del Duque de Rivas: poesía es pensar alto,
sentir hondo y hablar claro. No es exhaustiva, claro, pero sí una
síntesis muy elocuente. Porque tengo ese criterio, leo muy poco la
poesía contemporánea que se empeña en ser hermética”. Entrevista a
Pedro Jorge Vera, Suplemento “Cultura para Todos”, El Universo
(diciembre, 1992), p.4 [Vera, 2011, p. XXV].
balbuceos, idas y vueltas, nos atrapa iluminando el laberinto interior. Ella, ama de
proveen del instrumental que haga posible su liberación y paz interior. A tal
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apartamento de lujo. La indagación ontológica y metafísica de la protagonista ante
dignificado en esta propuesta, pues vindica las retículas amorosas que vinculan,
y el arte. G.H. no sólo nos lleva de la mano, sino también nos impele a llevar su
cruz a un Gólgota portátil y personal harto impactante. Nos refiere Pedro Téllez, en
versión nada cómoda de la vía dolorosa: «En Poned al hijo en la cruz será Dios
mismo el que descienda, por segunda vez, al idioma castellano. En el soneto pasa
madero, para bajarlo luego y regresar triunfante del Sheol, el Hades o el Orco. La
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temática y estilística de un escritor que tenemos en altísima estima. Nos hemos
apropiado con morbo y placer de la incendiaria parodia del discurso católico que
es “Las Celestiales”, con sus Santos asaeteados por la picante lengua popular, y
“La piedra que era Cristo”. Ambos libros no sólo refieren el espíritu rojo y ateo de
su autor, sino el apetito descarado del artista por desmontar los discursos
autorizados que sustentan el Poder vertical, mezquino y usurero que tritura sin
prosa transparente que se halla sazonado por una poética vitalista, erótica y
cubre las primeras cincuenta páginas, para luego incorporarlo a una conversación
de antología con Jesús de Nazaret: Esto es el río caudaloso hecho poesía [nos
muestra la cabeza cortada del profeta Juan, o “la testa decapitada de un caballo
negro”, vapuleando al Poder abyecto que representa Herodes Antipas: Tus manos
coronación de espinas de Tiziano. Se nos antoja que Otero Silva respeta los
tiernamente: “Es así, y no de otra manera, como le habla un niño a su padre”. Por
interior que nos mueve y sacude a diario en el Amor. La fidelidad a las cosas
autoimpuestas.
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memorias de Abelardo Cuadra, se nos cuenta que su autor compartió prisión en la
instante en que la Guardia Nacional le aplicara la trapera ley de fuga: “Se sentó en
secreto se me fue acercando hasta pegar su cara a la mía, pero yo lo rechacé con
repugnancia. ‘No te me pegués tanto’, le dije. En ese instante descubrí que tenía
el rostro ensangrentado, y que en sus ojos había una lumbre extraña”. Sin
crítico de la realidad: se deshacen las fronteras de género por vía de la parodia del
León, oculta la mano criminal de Anastasio Somoza que en 1936 se haría del
por Monte Ávila en 1977, o en cuentos como “De la afición a las bestias de silla”,
presidio: “los prisioneros escuchaban las narraciones heroicas que hacían los más
pero sucumbía al fin Carlomagno en una batalla, y morían con él los doce pares
que se escribe a varias manos para preconizar el Pacto o la Alianza del Pueblo en
libro. Si con Rosalío empezó, justo es que con Rosalío termine”] alude a la
Esta novela del comunista y ateo José Saramago no pasaría desapercibida del
como aliado de Cristo, se hace una descripción del precioso grabado alusivo a la
misterio religioso de la muerte sacrificial crística para edificar una Cruci-ficción que
narrativo per se. El autor simula no reconocer a Jesucristo como figura histórica,
influjo discontinuo [por el libre albedrío como don de Dios al Hombre], decisivo y
evangelio según San Mateo, capítulo 13, versículos 55-56, se evidencia que el
Hijo de Dios tuvo hermanos carnales: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se
llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? // ¿No
están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas
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transoceánicos pobres: Perteneció a una familia humilde y numerosa de
trabajadores.
delirantes, lo movió a asesorarse con los maestros de la ley mosaica por si acaso,
no sólo de los cuatro evangelios sino también de este Quinto. Se desarrolla pues
como el del film de Marcel Carné con el libreto del poeta Jacques Prevert, Las
Puertas de la Noche: Cada cual anunciará el Vía Crucis de Cristo y luego el de los
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hasta el punto de empadronarse el arcángel mendigo junto a José y María en el
“la palma donde están trazadas todas las líneas de vida y de muerte de
los hombres y de todos los otros seres del universo, pero también, y ya es
tiempo que se sepa, la línea de la vida y de la muerte del mismo Dios” (p.
79).
avizorara Friedrich Nietzsche, por supuesto, más allá del bien y del mal [o de la
banalización del mal que no cesaría siglos después con los juicios de Nuremberg].
Otra inflexión narrativa, las voces de los que acogieron a la Sagrada Familia en el
establo, recalcan la humanidad hiperrealista del Niño Dios: “El hijo de José y
María nació como todos los hijos de los hombres, sucio de la sangre de su madre,
desconocido, por lo multifacético y coral, que hace trizas el tenor sacro y unívoco
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de la anécdota tradicional: “La vida de los pobres ya en aquellos tiempos era difícil
y Dios no podía atenderlo todo” (p. 99). En este caso la muerte de la divinidad,
del Padre de cambiar las cosas en el marco del Imperialismo romano. Dios se
la que hizo desenvainar los puñales, pero vuestro egoísmo y cobardía fueron las
cuerdas que ataron los pies y las manos de las víctimas”. Esta culpa torturaría
hasta la muerte a José el obrero alienado, así como el trío de chicos sacrificados
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contrista y solidariza con el carpintero resentido consigo mismo y el entorno
El padre o dios muerto sobrevive al Hijo en las pesadillas en las que éste es
acomete parricidio moral ad infinitum, lo cual nos señala que el evangelista relator
que procura tratar el alma dividida de Jesucristo: Freud, Jung, Lacan, para acabar
de una buena vez por todas con el discurso fallido de las religiones históricas y
otras sectas que van a dar al albañal negro. Padre e Hijo sólo se reencontrarán en
Por tal razón, cónsono con el intervalo de silencio evangélico que va de los
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abandono de la casa familiar. No obstante que más de la mitad de la novela cubre
más señas- y cuatro años más tarde con el mismísimo Dios, así nos lo confirma:
“he aquí que lo venimos sufriendo el remordimiento de aquello que no hizo, pero
tensión habida también con la familia celestial de Dios Padre, Espíritu Santo, El
con un sentido salvaje del humor negro. Más adelante, Jesús y Dios Padre
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Gran Inquisidor de Dostoievski: “el hombre, tanto en la paz como en la guerra,
(p. 426). Por supuesto, la referencia alude a una confrontación crítica con las
judío e islámico.
cuerpo en un tenor erótico a la par del Cantar de los Cantares. Los milagros están
presididos, por otra parte, más por las pulsiones psíquicas de Jesús o los artificios
Cristo, no obstante la furia de los porquerizos que perdieron una buena manada
Templo, sino también a los malos manejos de los pescadores, quienes botaron
los peces para forzar un aumento de precios de los productos del mar.
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8.- El evangelio según Satanás (2008), Luis Eustáquio Soares (1966).
referentes literarios las novelas Macunaíma el héroe sin ningún carácter (1928) de
Mário de Andrade y, en especial, Paradiso (1966) del cubano José Lezama Lima.
primera a la tercera persona: ¿Acaso confronta la voz del hombre rebelde con la
más bien como personaje descoyuntado que transita del ámbito literario, político y
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Por tal sin-razón, el discurso transgenérico brinca, se escurre y desparrama en
Diablo o el Hombre [hijo díscolo de Dios] nos habla de un Cristo órfico desprovisto
donde Dios siempre habitó” (Soares, 2008, p. 8). Más adelante, pontifica en la
Rosa y Lezama Lima para trizar las bases y cimientos canónicos de nuestra
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desdice ambas formas del maniqueísmo, amén de la mala lectura dirigida por una
la fealdad y las pulsiones sádico-anales. No se trata del fin del mundo cuando
baje del cielo la Nueva Jerusalén, sino de una impostura disolvente y coprófaga:
político para sacudir por las solapas a los poderes fácticos, sean aristócratas o
sátira como aparejos de tortura para la gente decente, esta es la que se asimila y
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acuesta en los sepulcros blanqueados y farisaicos que Cristo denunció en los
nada más que aprender de los errores y aciertos, porque, como Satanás, aprendí,
golpea las creencias y supersticiones del Otro, con un botellón envuelto en papel
periódico: “De ahí que la ironía es una cuestión de clase social, porque, después
internacional: “su verga era un misil atómico” (p. 68). Los arquetipos de la
literatura como tal, el rey y la puta. Joana ya ha tenido cuatro sueños [eróticos]
como los proféticos de José en Egipto, dos de ellos con Sir Bucho [Bush padre e
José Cemí, saltando del Paradiso a este Quinto Evangelio diabólico, es el hijo
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Horizonte, ensoñación mediante. No lo volvió a ver pero sabía que había muerto
“Vesper jugaba con el pipí de José Cemí, que jugaba con el clítoris de ella y
ambos se reían mucho (…) Puta, puta, puta, lance la primera, la segunda, la
Sin embargo, las preguntas clave, como si se las hiciera el teólogo Dietrich
sin ser moralista? ¿Cómo ser trascendente sin dejar de ser inmanente?, ¿ser
cuerpo sin dejar de ser alma y viceversa?” (p.100). Al igual que el mártir alemán,
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Las rupturas capitulares son estimuladas por un ars insistente y prevaricador
que redunda en una burla del sí mismo [personajes protagónicos, polifonía del
alma, autoría precaria] por vía de las cacofonías y, tal vez, las repeticiones
innecesarias que se mofan de las letanías piadosas: “repito, sin ese pito de repito,
sin ese rito, o mito [a] que de ser necesario…” (p. 105). Persiste la dispersión
Vesper a JC, manifiesta la utopía mediática construida por una puta en tanto
proverbial por Juan Rulfo en Pedro Páramo / El llano en llamas y luego por Alejo
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Sardinhas deglutido por los indios caetés. En resumidas cuentas, Jesucristo y JC
murieron por la suya: Cargar sobre sí la mitología mal curada del pecado original
América.
expresivos de dos de sus novelas anteriores: “La Casa Verde” (1966) y “La
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(SVGPFA, siglas como las de las legiones romanas del Imperio), tiene el verde y
b. rojo por el ardor viril de nuestros clases y soldados que el Servicio contribuirá a
Los informes, firmados por el oficial Pantaleón Pantoja, son cada vez más
los evangelios, el Panta se puede concebir como un Tirano Aguirre que recorre el
la muerte del niño en la cruz provocada por el fanatismo religioso, empalma con
los intríngulis del Servicio de Visitadoras, siendo estas putas las víctimas
entusiasta.
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“-Si no te importa, te ruego que llames a este lugar el centro logístico en vez de
Pantilandia- se esfuerza por parecer serio, seguro y funcional el señor Pantoja” (p.
112).
experimentada de todas.
“-¡Es Olguita la Brasileña!- esculpe senos, caderas, muslos el Chino Porfirio-. Una
idea luminosa, señol Pan-Pan. Ese monumento nos dalá fama. Vuelvo de viaje y
frágiles y severas instituciones del Estado peruano a lo largo del río Amazonas.
aniversario.
tenemos la emisión radial “La voz del Sinchi” –periodismo amarillista con discurso
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social y moral. Claro está, debido a que el Panta no se le amilanó al chantajista
del Sinchi, en cuanto a una tajada en la trata de blancas [¿o acaso verdes?]. La
delirio proxeneta-militar de Pantoja: “Te aseguro que algún día se llevarán una
Conselheiro en la Guerra de Canudos? Quizás sí, pues un poco más tarde Vargas
Llosa reescribirá “Los Sertones” de Da Cunha en “La guerra del fin del mundo”,
selva, la Hermandad del Arca levanta su Vía Apia de crucificados: Desde el niño
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“brutalmente crucificado en Moronachoa”; pasando por el indio que no pudieron
crucificar vivo “reclutas fanáticos” en el Puesto de San Bartolomé, río Ucayali (pp.
religioso.
En el inicio del año del Señor de 1959, la Pasión y Muerte de Olga Arellano,
número especial del diario “El Oriente”, a cargo o bajo la coordinación “intelectual”
y discurso [arenga] militar, del capitán Pantoja; la crónica policial del mismo medio
rematar, la “Epístola a los buenos sobre los malos” del Hermano Francisco que
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10.- El Cristo de espaldas (1952), Eduardo Caballero Calderón (1910-1993).
discurso narrativo de esta novela breve. Eso sí, la propuesta está desprovista de
Cacique o Señor Feudal Don Roque Piragua, quien fue asesinado antes del arribo
de nuestro protagonista.
La prosa tremendista de la novela, sin embargo, se inclina por una Poética del
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institucional, atribula al clérigo jovencísimo, al punto de hacerle notar el primer
capítulo del evangelio de Juan y la poesía de Fray Luis de León como chispazos
reveladores.
Isaías, Jeremías y el Bautista. Las palabras les fueron dictadas por su propio
proceso interior o flujo de la conciencia: “El predicador hizo una larga pausa, y
Se nos antoja una poco frecuente mixtura del monólogo interior y el fluir de la
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Uno de los aciertos del discurso novelístico radica en la reiteración de
Agua Bonita, está signado en primera instancia por la rivalidad entre los caciques
o patriarcas Don Roque y Don Pío Quinto, dos modalidades feudales harto
con Anacleto quien le pide asilo en la iglesia, pues se le perseguía como parricida.
Se produce un curioso y bien enhebrado lapsus narrativo o salto temporal (pp. 50-
entre Don Roque Piragua y Pío Quinto Flechas. El casamiento de Roque con la
armisticio entre los Piraguas y los Flechas, mientras el mal marido y peor padre
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Asimismo tenemos la recapitulación del episodio bíblico de la Venta de la
familiar prescinde del diálogo en pro de la sucesión impía del poder latifundista.
apellido, para mentarse el Flechas de su madre, “De manera que -¡cosa curiosa!-
carro al que están carburando” (p. 57). Al punto que la catedralización del
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cree en su inocencia de todo lo imputado hasta que se demuestre lo contrario,
“No sabrá explicar que uno de los guardias, para redondear que el
sueldo era bajísimo, tenía licencia de matarife, y el otro, por la misma
razón, era contrabandista de aguardiente (…) ¡Nadie sabe cómo es de
dura la vida en los pueblos para los empleados oficiales!” (p. 64).
No se trata sólo del odio al padre sino de liquidar al jefe del partido conservador,
de donde el autor material fue Anacleto parricida doble, y el intelectual Don Pío
idiota; del Alcalde, cual Poncio Pilatos, que se restregó las manos con su
ingenuidad de piedra pómex; y del Notario, Caifás civil, que lo evaluaba como un
pobre Diablo.
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Sin embargo, nuestro sacerdote no se nos antoja un maníaco imitador de
Cristo como David Koresh ni un Camarada Jesús como Camilo Torres. Por el
cómo administrar los tres talentos (confiados por su Señor) en tan concreta
coyuntura:
más pobre. En otros términos: “El gran pecado es la ignorancia de Cristo, cuya
consecuencia es la dureza del corazón que ciega la fuente de aguas vivas que es
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El ‘buen cura’ realiza un ejercicio espiritual ignaciano en vivo y en plena
De lo que el lector atento, ser humano de buena voluntad, infiere que el perdón
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II.- CUENTÍSTICA:
11.- Cuentos:
roles al calor del festejo [un Cristo goliardo que burla al Diablo], en alusión a la
instrumentación terrenal.
Belcebú hizo pasar su licor por mosto francés, coloreándolo con la sangre de
faisanes, tigres y jabalíes [se ve pues la sazón barroca antillana]: “El mismo Baco
envidió aquel día a los comensales de Satanás” (p.144). Sin embargo, del
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del cuerpo y el espíritu de los invitados [ello sublima un cuestionamiento al
nihilismo].
“-No, porque habrá maridos que empiecen por la última sangre. Desde
entonces todo beodo es sucesivamente Gallo, Tigre y Cerdo, y los
matrimonios de Satán se parecen a los beodos, empiezan alegres y
ruidosos, continúan iracundos y pendencieros y terminan entre el lodo y
cieno” (p. 146).
propiciatoria del Imperio Romano hasta que es sustituido por Jesucristo, producto
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La culpabilidad inducida de nuestro titubeante Barrabás, se pasea de la
carcelero físico, se erige en juez y verdugo del discurso sofístico y kafkiano que lo
perturba. Más que imputarle el homicidio del hijo de Jahel, lo lapida con un cargo
mucho peor:
-¿Callar?
Yo le respondí: [Barrabás]
-Sí, me han dicho que se llama Jesús. Creo que es un maniático” (p. 149).
52
“Y ahora mujer, quiero que me digas. ¿Lo habías oído decir alguna vez? ¿Es
que las palabras pueden echar puñados de confusión sobre la vida?” (p. 150).
religiosa y cultural. Esto es la épica del hastío y la indiferencia del mundo, eso sí,
desprovista de un heroico Mesías que ponga patas arriba el orden vertical que nos
esteriliza.
“Sin esperar respuesta salió al camino que se hundía en los ojos de la mujer. El
Este relato supone una encrucijada entre lo histórico y lo ficticio, por vía de una
versión o variación del mito de El Dorado. Eso sí, ajena a la cronología positivista:
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“Era un Cristo como el de la Expiración, el cual veía desde su infancia, pero al
acercarse vio que el color y los rasgos eran los mismos de aquellos indios”
y una india que quiso seducirlo –no obstante el trato piadoso a los indígenas
que nos remite hoy a una teología tímida y sucedánea de la liberación: “Tinajero
se puso a lavar los pies de los indios. La gente al verle se indignó. Aquello no
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Iban a la provincia de Carora, en la tierra de los jirajaras. Decían que allí había
cuando colocó la primera piedra de la República petrolera que aún atribula a los
venezolanos.
“Los Gutres eran tres: el padre, el hijo, que era singularmente tosco, y una
El clima que rodea esta revisita a la Pasión de Cristo, está marcado por la
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gauchos suelen ignorar por igual el año en que nacieron y el nombre de quien los
He aquí un par de Historias cíclicas que mutan en dos puertas para escoger
una: “la de un bajel perdido que busca por los mares mediterráneos una isla
santificación del cordero forastero por los Gutre se realiza el viernes santo, previo
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11.5. A.- La última cena (1971), Héctor Murena (1923-1975).
El argentino Héctor Murena nos presenta una pieza maestra corta que fusiona
par de forjar una trama presidida por la imaginación poética (Bandello y Vasari en
este relato sobre cómo Leonardo compuso “La última cena”). La transparencia
expresiva y el afán lúdico son los pigmentos esenciales con los que Murena pinta
La revisita del episodio bíblico y estético acarrea también una relectura de “El
Por tal razón, Leonardo –sin aparentemente darse cuenta- escogió a la misma
persona como modelo para Jesucristo y Judas. El inicio y el cierre del cuento
Jesucristo y Judas, qué duda cabe, son el anverso y reverso de una moneda
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11.5. B.- El centro del infierno (1956, 1971), Héctor Murena.
Este relato de gran estirpe narrativa, no se conforma con una fácil y confortable
mirada del lector entre aterrada y compasiva. Explora las aristas de tan mítico
inigualable que desconcierta e inquieta, dada la índole del suplicio y –por qué no-
complementase un díptico con otro de los cuentos del autor argentino, La última
cena. Ello en un acceso místico y paranormal que riñe con el sentimiento piadoso
del cristianismo oficial, aparato ideológico del Estado feudal y luego burgués: “Es
que, otra vez, sueña mientras que las oscuras formas retoman su ronda, cede
turba que liberó a Barrabás? ¿Pío XII o Juan Pablo II? He aquí una hipótesis o
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“Descubre, más penetrante que cualquiera, qué les exige, qué les suplica
Él: que lo entreguen, uno con amor más fuerte que el amor, decidido a
descender al pozo de la abyección en cuyo fondo yace el puñal reservado
a su pecho, que lo arrastren al patíbulo, para que lo que está escrito sea
consumado” (p. 37).
Sólo que peor que el bestiario del dolor, es la soledad del intrincado mausoleo
cuenta el texto del escritor ruso antes mencionado, sería una segunda venida
desgarre de una cortina del Templo. La insania o, peor aún, el nihilismo fue el
móvil pestilente de la apostasía masiva: “pues lo que importaba era darle curso a
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La saturnal no traería consigo la Edad de Oro mesiánica, sino el silencio denso
de Dios y, por ende, el desmadre del mundo: “Sin Dios, la humanidad está
de Jesús, la cual posee un innegable sesgo liberador ignorado por los ideólogos y
“Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Hijo del Hombre, amigo del
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11.6. B.- Nueva York, hermano… (1978), Pedro Jorge Vera.
autor, bajo las olas, que el valor de uso está condicionado por el valor de cambio
“Y les doy a escoger: si quieren, me las entregan ahora; si no, después, cuando
las de todas las religiones: nos proponemos la lucha contra el Mal en la tierra” (p.
283).
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La prosperidad artificial de Pedro y, claro está, el miedo supersticioso de Juan,
son modos de vida ilusorios que sostienen el desmadre del mundo. Para ambos
evangelistas.
insurrección cristera.
Marcos, este último el narrador del relato. He aquí la genealogía cristera a fuerza
de sarcasmo, “Nos mira a los cuatro hijos Lucas, Juan, Mateo y Marcos yo, así
nombrados, decía mi padre, para pasar del Antiguo al Nuevo Testamento de una
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Si se quiere, Fuentes dialoga con el libro padre “Pedro Páramo” de Rulfo, al
con la godarria católica, ello por vía de una ácida transfiguración ficcional: “Viva el
familiar, troca en una breve crónica del despropósito político que dio al traste con
no sólo en “gran paraguas político de todas las posturas ideológicas” (p. 52), sino
para la nueva camada de los hijos de Pedro Páramo, por lo cual también se
Abraham Buenaventura como martirio cristero, con el ingreso de los cuatro nietos
63
El celo religioso, con sus métodos terroristas, tan sólo aliña la historiografía
en la intimidad del sótano que los ampara. “(…) yo Isaac Buenaventura volví a ser
rebelde como mi padre porque yo mismo preparé la rebeldía de mis hijos” (p. 61).
Como bien se ve, los hombres enderezan con letra chica los renglones
No es difícil enamorarse de Sol Linares por partida dupla: tanto de sus novelas
protagónico, Clarice [no es alusión directa sino amor manifiesto por la narradora
64
Nuestra narradora apela a fuentes diversas y conexas en la red intrincada y
por ende, el cuento “El Padre Sergio” de Tolstoi. En ambos textos tenemos la
a ser praxis literal y atribulada en el caso del cura Sergio quien se amputa la mano
que tocó a la hembra lasciva. Esto es si la mano o el pie nos instan a caer, no
esquizoide. “Así dejó expuesta su vagina, caliginosa, incoherente como una flor
65
eso sí, en un sentido de santificación inversa: siguiendo al clítoris, tenemos la
mano derecha, su propia sombra, las piernas, su corazón espinado, dos ojos
implacable al asedio final de Clarice: “[Fando] Tarde o temprano tendrá que mirar
debajo de la cama donde las hormigas van a buscar algo grande, deslumbrados
por un futuro mejor” (p. 115). Simulación de un pasaje evangélico psicodélico que
nos cita la secuencia final de Cien años de soledad o, mejor aún, las hormigas
realización de sus muy personales rituales, claro está, que aparentan formas
ente de papel, supone una rebeldía e iconoclastia extremas que se nos escurren
del entendimiento, cercado por la inquietud. “Algo en uno jala hacia la desdicha”
(p. 108).
novela de Otero Silva [La piedra que era Cristo], sino especialmente en esta joya
66
mercado?]: Las posaderas papales de Benedicto XII, el pintor renacentista Andrea
Mantegna [su Lamentación sobre el Cristo muerto, anticipa a una foto del Che
una revisita cruel del suicidio del tesorero apostólico Roberto Calvi a raíz del bluff
manifestación bipolar.
“-Coño Judas, te advertí lo que pasaría, te dije que todo estaba escrito; tras lo cual
67
III.- POESÍA:
1646).
del monje agustino mexicano Miguel de Guevara. Dos de ellos están referidos al
clásicas de Jesucristo.
una revista, apodado XXX por tramposo y luego ignorante, los publicó sin leer esta
entrega atribuyéndole la autoría a este autor del siglo XX. Entonces, a la lista de
cómoda de la vía dolorosa: «En Poned al hijo en la cruz será Dios mismo el que
descienda, por segunda vez, al idioma castellano. En el soneto pasa por el ojo de
68
una unidimensional imitación de Cristo, sino en una versión problematizadora de
los evangelios: se sacude el alma en la consideración solidaria del dolor del Otro,
Prosiguiendo con ese mismo soneto, tenemos que la voz poética propone un
cambio de roles con Dios Padre e hijo, quizás para encarnar y luego comprender
aunque sea interrumpido por los poderes fácticos: Hace posible el Amor al Prójimo
más frágil y enfermo, cuando probamos sus zapatos raídos. He aquí que cobra
Getsemaní: “Muéveme en fin tu amor en tal manera / que aunque no hubiera cielo
69
evangélico de culpabilidad criminal y alienante, le da dentera el cariz liberador del
“Estoy sin tener tiempo y sin dar cuenta, / sabiendo que he de dar cuenta del
Mobiliario para saborear intensamente la vida día a día y no para trabar la puerta
que nos impide acceder al Estado de Gracia que nos haga libres y realizados.
Finalmente, el soneto “Levántame, Señor, que estoy caído”, nos da una vuelta
asunción responsable y libre del vivir, sin que vaya en detrimento del placer que lo
nuestra propensión pecadora pero humana: Como lo dice en sus epístolas el hábil
Pablo, lo que queremos hacer no hacemos, lo que es lícito acometer tampoco. “Tu
poder y tu bondad truequen mi suerte, / que en otros veo enmienda cada día / y
70
voluntad quitarnos las gríngolas y tener una visión panorámica que nos reconcilie
como reza el subtítulo, a imitación de otro poema del M.R.P.M. Fr. Hortensio Félix
Félix Paravicino y otro poeta innombrable que es triturado por la glosa. Lo integran
recurso preponderante que ata el cielo sublime con el peladero de chivo que es la
integran al caos discursivo, pues se esconden tras una poética como paredón de
71
gongorino. De allí la perogrullada cómica, por ejemplo, ante la copla “Luces apaga
a la vida / porque amante se presuma; / que faltas de nuevos daños / son las
muriático: “Apagar luces es acción; y decir que Cristo apagó luces a su vida, es
con los jesuitas, el influjo por demás barroco de los Ejercicios Espirituales
cruz.
procura dos fines: inculcar tanto el dolor de haber pecado como el miedo terrífico
al Infierno.
72
Sin embargo, la actitud tremendista de la voz poética, cambia a un estado de
“Ave, en la herida del pecho / rayos de sangre conoce; / flor de abierto costado,
autentificación histórica.
“De sus carnes se revisten / almas de muchos varones / que a sus sustancias
“Pío afecto dio al cadáver, / porque tres soles lo alojen, / túmulo virgen, que
antagonista.
73
“La cabellera flamante / tras la corona depone / el sol, y en pardas cenizas /
esto traer por los cabellos hasta los mismos cabellos, que el que anega y el
En “Erratas del Libro” se sintetizan con látigo inflexible y riguroso las fallas que
sublimada:
“La primera errata es toda la obra, que erró el tiro, pues tiró a pintar
un Cristo y pintó una mona. La segunda errata es trascendental, que es
el autor mismo; porque dio una en el clavo y ciento en la herradura. La
tercera es la de algunos versos buenos, pero acertados por yerro” (p.
418).
didácticas ni simbólicas.
74
“Otros dos mancebos hace / el suplicio vil conformes, / si bien el uno
maleantes].
“Un delito a dos mancebos / fija a dos troncos biformes, / de quien, en coros
Bebe tósigos el uno, / si el otro antídotas coge, / que tan nuevo centro hizo /
En cambio, el vate impío desenrolla una equívoca copla que colinda bastante
“Polos sirven otros dos / al orbe de su estatura, / fijeces dando a la pena, / que
A tal despropósito, la lengua cínica del crítico no se viene por las ramas y sí
tenemos el remate inmisericorde del matador: “Y para ser Cristo que finge de
75
12.3.- Altura amarga / Y ahora estoy aquí (1942), El Cristo (1912-1961,
Altura amarga / Y ahora estoy aquí (1942), provenientes del conjunto “Poemas
musicalidad muy cercana al Fado o, por qué no, al Tango: “He subido al dolor / y
poético al punto: “¡Oh el gozo que me da este saberme grande! / El dolor sin
contrario, el diálogo con el poema revela encarar el vía crucis cotidiano con
Ejerciendo el entendimiento, más allá del intelecto y más acá de las sacudidas
“Y vosotros -¡oh míos; oh leales; oh fieles!- / los que hallasteis mis manos, por
(p. 63).
76
El segundo involucra la relación simbiótica con el padre, su referencia divina y
“Ahora estoy aquí, donde tú me acogías / ávido de mostrarme los detalles más
la vida”, el verbo con que daba vida al jardín y la muerte que lo resucitaría en el
María de Magdala se topa con su Dios redivivo: “Mas llorando, oh, mi padre,
aún soy toda tu hija / porque mi llanto fluye alto, copioso y puro / por el vigor sin
Vargas y otros cultores populares, en las que Jesucristo nos muestra desde la
cruz su rostro más simpático y ajeno, eso sí, al dolor postizo e histérico de beatas
grises.
milagro. / Y siempre con igual ternura abrió los brazos" (p” 121).
77
La voz poética, de nuevo transfigurándose en una redimida María Magdalena
(enamorada de una nueva vida muy propia, claro está, divorciada del
cantar:
“¡Oh, Cristo! En esta mañana dulce, / quiero aprender la dulzura eterna…” (p.
121).
“Muerte”.
aprehendido por la voz poética a la manera del Homenaje Fúnebre a un Titán. Sin
sombra. / ¡Oh sombra tierna, flor de lo sombroso!” (Arvelo Larriva, 1976, p. 31).
78
Más adelante, revolcando tiempo y espacio, se agradece la inculcación política
Las sombras de las que habla la poeta en dos de las tres citas anteriores, se
Preside el dolor expresado sin arrebatos ni artificios del estilo. Sin embargo, el
destile una esperanza por construir y sostener, eso sí, en el afán vital de cada día.
79
Las paredes de la prisión, el exilio y la casa abatida se vienen abajo por obra y
pétreos”.
“A esos muros vinieron tus canciones, / como claras ventanas a lo humano” (p.
34).
Las Celestiales de Miguel Otero Silva es una obra satírica capital en el devenir
Ambos textos no sólo refieren el espíritu rojo y ateo de su autor (rebatido hoy
peor editorialista del diario El Nacional), sino el apetito descarado del escritor por
80
desmontar los discursos autorizados que sustentan el Poder vertical, mezquino y
“¡Pobre de los pobres! Yo les aconsejo que respeten siempre la ley, y que la
cumplan, pero que se orinen en sus representantes”. Por supuesto, la ley hecha
El discurso diabólico, como ocurre con el habla salvaje y primaria de los niños y
Las Celestiales de Miguel Otero Silva, este gran rosario inverso integrado por
81
Escucarreta (alias Pedro León Zapata), S.J., en tanto ilustrador que caricaturiza a
santos y mártires. Fue una bomba que estalló simultáneamente en la meritita cara
momento de su aparición.
agrega un prefacio de Miguel Otero Silva en carne y hueso que simula una
ejercicio híbrido a la par de referentes notables como Borges [El Evangelio según
San Marcos] e incluso Héctor Murena [La última Cena]: La copla, destacada en
Iglesia Católica.
El Papado ha sido la alcabala religiosa que tan sólo merece un jalón de papada
aparejado con la carcajada del vulgo: “Al Papa Ruperto Doce / ni lo menciona la
Historia, / porque se cagó una noche / en la Silla Gestatoria”. En este fetiche, nada
que ver con la estupenda silla de Van Gogh, queda al descubierto el culo y los
cojones del Papa electo, pues el colegio cardenalicio debe templar las dos bolitas
para evitar que otra Juana la Papisa escarnezca tan sagrada institución machista.
82
Carlos Borges que lame y eyacula el voluptuoso cuerpo femenino. Qué decir de
los prejuicios y mitos urbanos que aún despierta la orden jesuítica, suponemos
quisiste, / San Ignacio de Loyola, / pero quisiste ser Papa / y te pisaste una bola”.
inquieten los católicos ni los ateos de buena voluntad, pues su sed de verdadera
(1912-2002).
Una de las líneas poéticas del nicaragüense Pablo Antonio Cuadra, consiste en
83
“El verso es este anhelo de un verso no cumplido, / el verso es el
tormento de anunciar el deleite, / la expresión de una sed que se bebe
el olvido, / la ley de la palabra que en su piedra desciende” (Cuadra,
1991, p. 51).
Por supuesto, la voz poética (en crisis existencial) atiende con responsabilidad
(p. 50).
semi-feudal.
para tocar como los campesinos a la tierra, / adorar al Señor con esta inclinación
ruinas del latifundio. De nada vale el ritualismo cómplice del Arzobispado que
Dios habla y convive con la humanidad sufriente, ello por vía del sacrificio de
84
sin quererlo, la pertinencia terrenal, profética y espiritual de esta instancia
comunitaria.
que el martirologio de Monseñor Romero fue celebrado por los Pedro Páramo y
libaciones al Don Dinero. He aquí el desafío que implica una vida crística en
“Ernesto: nuestra senda / es una sed andante y una luz de aventura / que al
ocasiones nos retrotrae a John Cage y otras veces a Béla Bartók. El crucificado
los maderos, los fierros como el martillo y los clavos, “el triste hermano Látigo
sombras”.
“(…) Cruz es esta ruptura del ser en tierra y cielo. / Cruz este amor
que sale de las manos al nivel de las doncellas, / o que se eleva del
85
llanto a la altura del ángel. / Cruz porque un hombre ha sido clavado en
mi deseo, / Cruz porque un Dios ha sido crucificado sobre mi cuerpo!”
(pp. 66-67).
interior, amén del cansancio crepuscular y amargo que nos provoca el desmadre
del mundo. Cristo es sostén, aliviadero y suave coz cómplice en las costillas que
//¡Oh, venid! ¡He vaciado de sangre mi corazón / para dar lugar a que los hombres
86
12.6.- Pecado Original, José Emilio Pacheco (1939-2014).
Este excelente texto del poeta, novelista y traductor mexicano, abomina del
después.
Priva el humor negro por medio de una púber humorada que triza a prelados y
las aguas bautismales / que nos absolverían, aunque no para siempre, del
negación terminante del verdadero buen vivir. En este caso, el sexo y el erotismo,
87
El culpabilismo inducido por el poder institucional de la Iglesia, es la antípoda
terrorista del cristianismo primitivo y comunitario. Los juicios históricos, más que
del Clero.
Por lo que la traviesa voz del infante y el adolescente [¿recuerdan al Cristo pre-
focaliza en la Memoria.
“De aquella lejanía submarina del abismo, / agua del tiempo y mar
de la memoria, / rescato el triunfo del demonio, la inmensa dicha / de
ver de paso a Tere, a Rosa, a Eugenia, a Susana, / las futuras bellezas
de los entonces impensables años sesenta / aquel breve imperio / de la
absoluta juventud y el talento, / pasó muy pronto y ya es / como si
nunca hubiera existido” (p. 65).
88
12.7.- Dolorosa (1995), Alejandro Oliveros (1948).
del poemario no llama a engaño. Los sonetos universalizan motivos del paisaje y
autor.
Claro está, valga las pertinentes advertencias del prólogo, y lo que evidencian
imaginería primigenia de la infancia: “En esta tarde calurosa de mayo, / veo cómo
89
apartas el pesado manto / y caminas conmigo hacia la sombra / rumorosa de los
en la poesía. Destacan los poemas “Ofrenda”, “La carta de Judas”, “El marinero”,
incapaz de desdecirse.
“Quieto”.
engordas con tu leche a la muerte / en los cuartos, los baños y las manos” (p. 13).
90
La transfiguración poética de Cristo, toma y reelabora pasajes diversos que se
refiere una versión derrotista del caso del joven misterioso que huyó desnudo
las epístolas de San Pablo, el mal llamado inventor del Cristianismo. El soneto en
Marta?
“(…) Que sea el cumplimiento / en mí, para mí, amor, te ruego / unjas mi
simulados en versos flemáticos y diáfanos, nos parece que Caravana podría haber
“¿Hacernos calvario sobre la casa del Diablo hasta vomitar? (p. 73).
91
12.9.- El Oráculo Exteriorista del Decir, Ernesto Cardenal (1925).
Pablo Antonio Cuadra y José Coronel Urtecho. Entre sus libros de poesía tenemos
poética” suya bajo la curaduría de Luis Alberto Angulo quien también escribió el
prólogo [este texto glosaría también la suma poética del poeta y revolucionario
impacto inolvidable de visitantes notables como Nelson Mandela y los poetas Lêdo
el Esposo que se tarda / y sólo yo soy la esposa sola sin esposo”] y el Apocalipsis
[“Y HE AQUÍ / que vi un ángel / (todas sus células eran ojos electrónicos) / y oí
92
latina, por lo que la Poesía del Decir supone un territorio fértil de diversas fuentes
revisitada en el deseo erótico y la militancia del Decir [“Te doy, Claudia, estos
versos, porque tú eres su dueña. / Los he escrito sencillos para que tú los
aunque soy pobre, a todos los millones de Somoza”]; e incluso las bravatas
irónicas del mismo Catulo y Juvenal que despellejan los anti-valores imperiales de
Roma y Washington [“Tú has trabajado veinte años / para reunir veinte millones de
pesos. / Pero nosotros daríamos veinte millones de pesos / para no trabajar como
están más cerca del lector [sea obrero o catedrático] pues se desenvuelven en la
oralidad del habla cotidiana: “Yo quisiera morir como vos, hermano Laureano, / y
Solentiname, me valió verga la muerte’ ”]. El discurso poético se vale, muy a favor
textual, ello para componer una Teología de la Liberación y al punto una Estética
mestiza. Bien sea la guerra de guerrillas sandinista en “Hora 0”, que mixtura el
reportaje, la crónica y la Historia [“Un ejército alegre, con guitarras y con abrazos”];
Todavía hay luz como si fuera mediodía / y una luna llena como si fuera
93
medianoche”]; o la Elegía como elogio biográfico intenso en “Coplas a la muerte
de Merton” [“Sólo amamos o somos al morir. / El gran acto final de dar todo el ser.
del discurso político como aspectos neurálgicos a tratar en este Decir místico y
lírico a ráfagas. Por supuesto, el Amor Erótico, Místico y por el Otro constituye una
oscura” (1993), Ernesto Cardenal exhibe así nomás el río caudaloso de su propia
arrebatos líricos de San Juan de la Cruz y Santa Teresa, Rubén Darío y Sandino:
“El que amó más de todos sus compañeros, / el que amó más en toda su
existente. / En qué has venido a parar, Ernesto”. Valga la duda de este gran poeta
en sí mismo, para acceder a las maravillas, idas y vueltas de la Poesía del Decir.
Coincidimos con el poeta Angulo en que Cardenal es uno de los poetas místicos
12.10.- Traspié entre dos estrellas y Acaba de pasar el que vendrá (1937) /
94
términos de la Teología de la Liberación latinoamericana, de asumir la opción
Lo que en los evangelios de Mateo (5: 1-12) y Lucas (6: 20-23) apuntan del
para revertir las privaciones de los desposeídos: “Amado sea / el que tiene hambre
o sed, pero no tiene / hambre con que saciar toda su sed, / ni sed con qué saciar
menos por una utopía de ultratumba con que cautivar a la desdicha feligresía.
aquel que tiene chinches, / el que lleva zapato roto bajo la lluvia, / el que vela el
cadáver de un pan con dos cerillas, / el que se coje un dedo en la puerta” (p.187).
pasando por la calle para enarbolar la bandera roja en la huelga; hasta bailarle con
económico establecido, de por sí harto opresivo: “¡Amado sea el niño, que cae y
aún llora / y el hombre que ha caído y ya no llora! // ¡Ay de tanto! ¡Ay de tan poco!
95
¡Ay de ellos!” (p. 188). El pasaje evangélico vincula la salvación de la Humanidad
“Acaba de pasar el que vendrá” nos ofrece una lectura política, de raigambre
adverse el ascenso contextual del fascismo: “Acaba de ponerme (no hay primera) /
su segunda aflixión en plenos lomos / y su tercer sudor en plena lágrima (p. 204).
(clero, aristocracia, oligarquía financiera): “Acaba de hacer al bien los honores que
(p. 204).
96
Finalmente, “España, aparta de mí este cáliz” trae consigo una recreación del
Cena. Los Evangelios de Mateo (26: 36-46), Marcos (14: 32-42) y Lucas (22: 39-
46), se refieren al titubeo temeroso de Jesús respecto al amargo trago por libar
tiempos revueltos por venir, dejando que los niños y la cultura de la vida reanimen
poeta Lêdo Ivo en Brasil, no evade los diagnósticos endurecidos del contexto en
1939:
el exilio de los Solanes, los Rosemblat, los Nuño, los Buñuel, entre otros, para
terredad: “(…) si la madre / España cae –digo, es un decir- / salid niños del
97
12.11.- Getsemaní (1934) / Soneto VIII de Escala de soledad (1943-46),
Tomás Alfaro Calatrava, Juan Beroes, Aquiles Nazoa, Luz Machado, Ida Gramcko
y Ana Enriqueta Terán, entre otros), Monseñor Henríquez también retornó a las
formas clásicas como el soneto, ello bajo la fluencia de los místicos españoles
como el trío San Juan de la Cruz, Fray Luis de León y Santa Teresa de Ávila.
Para Pastori, el poeta prelado ha sido la voz mística venezolana más notable
del siglo XX. El conjunto de “Escala de Soledad” (SUMA, 1945) así lo confirma
98
No se trata entonces de solidarizarse en la construcción de bellas utopías
Cristo en Getsemaní.
apostólica del momento: “El alma tengo rota por la senda de abrojos / y el
El cierre, por vía de la diafanidad del discurso poético, reviste una plasticidad
99
penetró en la espesura,
y entre la noche oscura
clareó del Maestro la pálida silueta” (p. 24).
En este caso, la voz lírica hace al Señor un llamado aterrado que la reconcilia
abstracción intelectual.
100
En el segundo cuarteto, se impostan en falsete no sólo los alaridos de los
en la “Exposición del libro de Job”: “Lo fino de su valor estuvo en que sintiese, y
aguas de Puerto Cabello, evasión fantástica del voraz Imperio Romano de Tito,
101
fervorosa voz poética rinde a Cristo un colofón que colinda con una apología
saludable y constructiva.
del alma” son grandes poemas de la lengua. Integró junto a Santa Teresa de Ávila
experiencia poética y estética sin par. Se asimila a una colmena breve y cálida.
de Juan, 1: 1-18, explica que es Verbo trino y encarnado por vía del habla
octosílaba del pueblo español. En este caso, se despoja la Palabra del discurso
102
y principio no tenía” (p. 31). Lo cual conduce a una ruptura con el tiempo histórico
cosmogónicos.
sí, facilitados por una Poética del Decir. Deviene en un hipertexto en red que se
cruza con la crónica, la profecía y la poesía que hace de la Biblia una Biblioteca
de pasadizos intrincados.
Génesis por la vía expedita del Verbo creador. En Mateo y Lucas, la Genealogía
Segundo Romance:
103
aquejado de hambre de pan y prodigios; y –claro está- la comunidad entre Dios y
la encarnación del Hijo en Jesús de Nazareth y el Cantar de los Cantares con sus
y Lejano Oriente.
104
el Padre con amor tierno
desta manera decía:
Ya ves, Hijo, que a tu esposa
a tu imagen hecho había,
y en lo que a ti se parece
contigo bien convenía;
pero difiere en la carne
que en tu simple ser no había” (p. 38).
de la cristiandad; hasta que se decante el final abierto del Apocalipsis según San
y el Nacimiento como Actos trascendentales del Habla mística con que San Juan
105
12.13.- El Cristo de Velásquez (1920), Miguel de Unamuno (1864-1936).
para atenuar el dolor que implica el vivir en un siglo tan revuelto, sino también
retrato: Ver a Cristo en la Fe no es posible sin verse a uno mismo, eso sí,
sumergido y girando en espiral como el Cristo de Salvador Dalí –el de San Juan
el poeta vasco intercambia roles con Jesucristo, pues si éste –siendo Dios-
ocupado por el invasor romano]; el poeta lo baja del madero ignominioso para
106
El cuadro titubeante pero lúcido de Unamuno, en base a su propia y agridulce
107
por Ti la muerte se ha hecho nuestra madre,
por Ti la muerte es el amparo dulce
que azucara amargores de la vida;
por Ti, el Hombre muerto que no muere
blanco cual luna de la noche”.
murado que intimidaba hacía poco al que cantaba sus ganas de traspasar el
umbral de la Muerte.
abrasadas por una zarza que arde sin cesar en el más inhóspito desierto. La
108
mística, conceptual y lírica del que se contrista del crucificado y de sí mismo como
Optar por el verso blanco pero uniforme [endecasílabo], constituye más que la
aplicación ingeniosa de una técnica literaria, una pulsión hambrienta del ser que
convenido entre el poder supremo y el que lo cree [y crea] dudando, antes que la
109
IV.- CRÓNICA:
13.- Crónica:
Sus memorias “Hombre del Caribe”, prologadas y pasadas en limpio por Sergio
de los Somoza, logrando escapar a pie por la selva que lo llevaría a Costa Rica.
y el Caribe.
ajiaco en prosa que involucra los géneros del epistolario, la crónica, las memorias
110
Cuadra, el discurso de Don Abelardo –sin artificios estilísticos- reivindica la
hora de comer.
Este conservador muy simpático, entre otras cosas, propuso como nueva
las memorias lúdicas y trágicas de este héroe menor e ignorado desmontan los
por la literatura.
Sandino no está en haber matado tal o cual número de yankis, sino en haber
También nos aproxima al mundo íntimo del héroe de Las Segovias: “Era abstemio,
111
estaba de guardia en el campamento, se cuenta de mujeres que atravesaban la
mitología popular: La condición del peso pluma dada su baja estatura, la buena
hombre que nos lo cuenta con entusiasmo militante: “Se las sabían todas, por eso
aguantaron pelear seis años con las puras uñas. Y yo aprendí mucho de ellos”
móvil el amor.
está tatuada con fuego en el propio pellejo del memorialista, ello entre la
salesianos con los que le tocó lidiar en la infancia y la adolescencia. Del auténtico
y la resurrección: “Y ese chingaste, ese rescoldo, esa furia y frustración por haber
112
necesariamente que materializarse en algo concreto, una sublevación” (Cuadra,
dos alas diferentes del cristianismo, una personal teología de la liberación con el
poeta Pablo Antonio Cuadra (el primero presbiteriano y el segundo católico): “(…)
nuestra senda / es una sed andante y una luz de aventura / que al riesgo de una
contundente justicia poética: la muerte del Tirano envejecido a manos del poeta
de su hijo Tachito en la capital de Paraguay, pues otro poeta haló del gatillo de la
jauría de hienas que era la soldadesca ebria. Sin embargo, Don Abelardo se
redime y levanta del muladar con el firme pulso de su escritura: “La noticia de que
asesinaron a este hombre pequeño de estatura, con esos pies gorditos y blancos,
como chinita, van a gritarla los voceadores en las calles asfaltadas y concurridas;
y meterá bulla e indignación la clase de muerte que se les dio. Hombres famosos y
113
anónimos, en las grandes ciudades del mundo y en los pueblos más pequeños,
hablarán de ellos, los que yo estoy mirando aquí”. Además del pueblo en armas
que derrocó la tiranía de los Somoza en 1979, tenemos las voces de Salomón de
la Selva, Ernesto Cardenal, José Coronel Urtecho, Pablo Antonio Cuadra, Manolo
Este cuento es uno de los once relatos que integran el volumen de ficción
“Alguien anda por ahí” (1970). También abrió el libro “Nicaragua tan violentamente
dulce” (1984), siendo el único cuento del conjunto que reúne también crónicas,
Tacho Somoza.
114
peregrinos trae consigo el fin probable de una bellísima utopía. La historia de
apóstoles como Esteban, Pedro y Pablo. Sólo que se realiza en el cuerpo colectivo
“una vez más la visión primera del mundo, la mirada limpia del que
describe su entorno como un canto de alabanza: (…) el bautismo en
una iglesia que no cree en la perspectiva y se trepa o se cae sobre sí
misma” (Cortázar, 1976, s/f versión digital, p. 2).
interpretan [el Nuevo Testamento] mejor que cualquier teólogo, y sus palabras
115
cual remite a la Teología de la Liberación unida a la Poesía del Decir, ambas
“Los ticos son siempre así, más bien calladitos pero llenos de
sorpresas, uno baja en San José de Costa Rica y ahí están
esperándote Carmen Naranjo y Samuel Rovinski y Sergio Ramírez
(que es de Nicaragua y no tico pero qué diferencia en el fondo si es lo
mismo, qué diferencia en que yo sea argentino aunque por gentileza
debería decir tino, y los otros nicas o ticos)”. [Cortázar, 1976, s/f versión
digital, p.1]
116
“El Apocalipsis habla de nuevo cielo y de nueva tierra y eso también
significa el hombre nuevo. El Evangelio habla también del hombre
nuevo, como lo habla Fidel, como lo hablaba el Che. El hombre nuevo
de San Pablo, es exactamente el hombre nuevo que se trata ahora de
crear en Cuba. El hombre que vive en función de los demás. El hombre
solidario” (Cardenal, 1974, p. 26).
asesinos, sus cómplices y alienados espectadores, todos ellos cautivos del Poder
117
V.- ENSAYO:
Salamanca, 1936).
publicado en el exilio a finales del año 1924: Siendo la locación París y la lengua el
aguardo”. La agonía del cristianismo no se refiere a una muerte por venir, sino a la
lucha que supone este modo de vida religioso que excede lo institucional e incluso
lo ideológico. Por tal razón este intervalo discursivo se inicia con el verso epígrafe
despedida abierta del propio Unamuno que remata el prólogo: “Y ahora, lector de
tu agonía, y yo, a la mía, y que Dios nos las bendiga” (Unamuno, 1945, p. 931).
predilectos.
118
Para Unamuno la Fe cristiana implica vivir la duda, la cual posee la cualidad
dual del combate, sea con nosotros mismos y contra el entorno que nos circunda.
vasco de nacimiento y salmantino de hábito, nos advierte que “El modo de vivir, de
luchar por la vida y vivir de la lucha, de la fe, es dudar. Ya lo hemos dicho en otra
(Marcos, IX, 23). Fe que no duda es fe muerta” (p. 939). Unamuno se reconoce en
ende, se asimila al acto lúdico del Verbo y de Dios que son una misma entidad, si
Evangelio según San Juan: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y
vida, sino juego creativo de palabras, antítesis y paradojas. Hurgando las epístolas
de San Pablo, el primer gran místico [otros verían al de Tarso como egregio
“Como Dios jugó a crear el mundo, no para jugar luego con él, sino
para jugar a crearlo, ya que la creación fue juego. Y una vez creado lo
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entregó a las disputas de los hombres y a las agonías de las religiones
que buscan a Dios” (p. 942).
en la tradición teológica que de Él se derivó: “En San Pablo el verbo se hace letra,
misma fe. El ritual solapa otro trasfondo político, económico y social: La tenencia
letra no se puede buscar la vida” (p. 951). Por tal razón, quizás o quién sabe,
120
tanto los místicos españoles como los poetas exterioristas nicaragüenses
oficio escritural, según nuestra vivencia, nos ha salvado la vida sin perder la Fe en
apostamos por una escritura paradójica, contingente pero viva. Tenemos como
muestra los grandes profetas bíblicos, el libro de Job, el Cantar de Cantares, Los
fuerza vital de los cuatro evangelios con esos milagros del lenguaje que son las
Parábolas de Jesucristo.
Si bien Jesús predicó el evangelio (la buena nueva), ¿qué había escrito en la
Esta colección ensayística –además de los textos sobre Poe, Arlt, Martínez
Estrada y Florencio Sánchez –nos aporta un polémico y singular trabajo que trata
121
como el solitario ejemplar de una especie, pues al desplazar el canon
probatorio hacia un escenario metafísico proponía un esfuerzo en el
cual era preciso preguntarse por los vacíos, interrogar devenía así en
un imperativo antidemagógico” (Murena, 2004, p. 19).
Pues se inicia con el pecado original de Adán y Eva como instancia mitológica y
muchos otros factores- es uno de los rasgos a través de los cuales la situación
original de América. Esto es castigo por una culpabilidad por conocer y explicar:
índole espiritual. A tal respecto, para bucear en la poco conocida época colonial,
se sugiere leer a Francisco Herrera Luque [Los Amos del Valle], Isaac Pardo [Esta
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[el díptico Casa León y su Tiempo, El Regente Heredia] y los más recientes
puedan hechos y valores ser juzgados con libertad, en su significación más veraz”
(p. 213).
¿Socialismo indigenista? ¿El foquismo guevarista? ¿El libre mercado del patio
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participativa? ¿Y quién o quiénes mediarían otro proceso de reconstrucción
Para contrarrestar los dos arquetipos que han suscitado los equívocos y
institucionalidad histórico-religiosa.
tremenda maza del mundo y la muerte sobre el hombre” (p. 260). Si no,
124
imperio jesuítico, relativo al aplastamiento del comunismo teocrático en las
Reducciones del Paraguay, puede sernos de mucho provecho como papel inicial
de estudio.
¿Por qué no explorar esta asombrosa vía? Por nuestra parte, no nos
La Última Cena del Ensayo se nos antoja una transfiguración ensayística de los
escurridiza ars poética del género que invoca y trastoca a Montaigne, Bacon, José
En este caso, desde el ateísmo militante –Fe de Vida y Muerte al fin y al cabo-
y la poética del ensayo, Pedro Téllez nos obsequia un breve y magistral texto. A
tal fin, convoca a trece comensales [Cristo y sus doce apóstoles] en clave de
125
Nos retrotrae los extraños escritos de Key Ayala, los libros e imposturas
carnavalizadas de Bolívar Coronado, o, por qué no, El diccionario del cínico (o del
Dios, el Hijo del Hombre ocupa el primer aforismo que vincula el ensayo con el
“fluir del pensamiento”. Nos bastan el Sermón de la Montaña y las parábolas que
caminan sobre la mar del lenguaje poético. Como se sabe, el ensayo es la mezcla
devocionario inverso: “Judas como Mesías. Salir con blancas o con negras; elogiar
El aforismo 9 nos cita a Pablo, el mal llamado inventor del cristianismo. Del
se cita sin mencionar las fuentes, o porque se trabaja con ideas prestadas” (p. 72).
Valen también la Torah, el Talmud, los Profetas del Antiguo Testamento o los
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El 12 remite al poeta místico Fray Luis de León: “Por eso los mejores
Jacobo y a Juan, el discípulo evangelista y bien amado, a los que Jesucristo llamó
los hijos del trueno: “El aforismo, como ustedes saben, consiste en el cambio de
evangelio según San Juan una mixtura o fusión de poesía, crónica y ensayo?
dudas pre-cartesianas y estigmas por jurungar. “Eso que mata siete veces al gato,
aforismo 5: “Se dice que el ensayo debe leerse en una sentada; pero además de
nalgas el lector hará uso de su cerebro”. Por supuesto, hay que contar también
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IMÁGENES ALUSIVAS
128
Cristo muerto de Holbein
129
El Cristo resucitado de Guayasamín
130
La Piedad de Guayasamín
131
Cristo de Velázquez
132
Cristo de Dalí
133
Cristo en la cruz adorado por dos donantes, El Greco
134
Cristo crucificado de Bárbaro Rivas
135
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bruguera.
Cortázar, Julio (1977; s/f versión digital). Alguien anda por ahí. Link:
https://www.textosenlinea.com.ar/cortazar/Alguien%20que%20anda%20por
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136
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Biblioteca Ayacucho.
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Monte Ávila.
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Otero Silva, Miguel (1984). La Piedra que era Cristo. Bogotá: Oveja Negra.
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Vargas Llosa, Mario (1983). Pantaleón y las visitadoras. Bogotá: Oveja Negra –
Seix Barral.
Vera, Pedro Jorge (2011). Los animales puros y otros textos. Caracas: Biblioteca
Ayacucho.
Monte Ávila.
138
NOTICIA DEL AUTOR
139
ÍNDICE
INTROITO
I.- NOVELÍSTICA:
II.- CUENTÍSTICA:
11.- Cuentos:
140
11.3.- Martín Tinajero (1932), Enrique Bernardo Núñez (1895-1964)……………..53
III.- POESÍA:
1962)………………………………………………………………………………………76
141
12.5.- Canto Temporal (1943) / Canto coral de los instrumentos de la Pasión y El
Cristo en la tarde [Libro de las Horas (1946-1954)], Pablo Antonio Cuadra (1912-
2002)………………………………………………………………………………………81
12.10.- Traspié entre dos estrellas y Acaba de pasar el que vendrá (1937) /
IV.- CRÓNICA:
13.- Crónica:
142
V.- ENSAYO:
Salamanca, 1936)………………………………………………………………………118
IMÁGENES ALUSIVAS………………………………………………………………128
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS………………………………………………….136
143