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No fue fácil porque a veces unos trabajábamos y otros no querían trabajar. Todos tenemos que
trabajar para un bien común y nosotros elegimos a un kínder empezamos a trabajar los que podíamos
y querían, pero poco a poco esos niños nos ganaron nuestro cariño con sus sonrisas con sus
agradecimientos el ver sus ojitos llenos de alegría, en darnos las gracias nos daba mucha nostalgia
ver con tan poquito que podríamos darles ellos se les alegraba su carita.
Y una vez citando a mis demás compañeros a una reunión les mostramos las fotos y los vídeos de
esos niños de la alegría con la cual nos recibía y para ellos eso fue una motivación porque al otro día
hicimos la invitación general para los ocho. Y llegamos los 8 para mí fue una alegría una satisfacción
que por medio de esas caritas de esas sonrisas los demás se inspiraron para seguir trabajando y llego
en la fecha en la que teníamos que entregar esa cantidad y no solamente entregamos esa cantidad
si no fue un poquito más llegamos las ocho personas y para mí es una satisfacción enorme haber
jalado al equipo y llevarme grandes satisfacciones como poder apoyar a esos niños me varé en mi
corazón.