Como se viene mencionando, en Colombia las obsolescencias más presentes son la técnica, vista
desde la venta de innumerables productos a bajo costo debido a su baja o media calidad de
fabricación; y la otra es la obsolescencia ética, que puede ser relacionada con las ideas de Brook
Stevens, éste diseñador industrial buscaba provocar al consumidor a través de la misma apariencia
del producto, haciéndolo ver un poco más innovador al modelo anterior, aunque realmente no lo
fuera, por lo menos no a un nivel funcional, éste modelo adoptado en Estados Unidos a mediados de
los años 50 fue no un modelo de auxilio económico, sino más bien una nueva cultura que se fue
adoptando a través de los años en todo el mundo. Y aquí en nuestro país los dispositivos
tecnológicos son los que demarcan más la presencia de la obsolescencia gracias a las constantes
publicaciones de promociones y afiliaciones con las respectivas marcas según los usuarios;
independientemente del estado de nuestro equipo anterior - está viejito, se traba mucho, no tiene
suficiente memoria, me lo robaron - siempre estamos al tanto de las actualizaciones que traen los
nuevos dispositivos para saber cuál será nuestro próximo favorito. Lo que no sabemos es que todos
los favoritos que hemos tenido a lo largo de los años y que hemos desechado, provocan un gran
impacto ecológico, según datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en Colombia se
desechan más de 250 mil toneladas de residuos electrónicos al año; productos que dejamos de usar
porque se dañaron o porque ya no los queremos. Esta cifra equivale a un promedio de 5,3 kg de
basura electrónica por colombiano, mientras que el promedio mundial está en 7,0 kg según la
Unesco.
Con datos como éstos, en los últimos años se han tratado desarrollar ideas y herramientas que
buscan reducir los altos niveles de desechos que está produciendo nuestra sociedad obsoleta día a
día (apps para intercambio de ropa entre usuarios, promociones en tiendas que proponen al usuario
entregar sus prendas antiguas para obtener descuentos en compras de prendas nuevas, páginas
para la venta de objetos de segunda mano, etc). Aunque son herramientas que incentivan a algunas
personas a la reutilización de sus productos, no cubre la totalidad de la población colombiana
reflejando los verdaderos intereses de la sociedad y que no es posible pensar en un desarrollo que
pretenda la conservación de condiciones para la vida de las generaciones futuras, cuando ni siquiera
se garantizan las necesidades de las generaciones presentes. Por tanto, es de vital importancia salir
de paradigmas que física y éticamente no pueden sostenerse en la realidad del planeta, salir de
paradigmas que trascienden al modelo obsoleto sobre el que la humanidad se presume como
desarrollada, aún cuando el desarrollo de unos implique el deterioro de otros. Estas relaciones
humanas deben evolucionar hacia unas que se fundamenten en principios vinculados al respeto por
la vida de todos, a la responsabilidad de existir y coexistir con otros y con el lugar que nos provee
recursos y vida.