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Las principales doctrinas de Epicuro Página 1 de 3

L as doct r i n as pr i n ci pal es de E pi cu r o
I n t er pr et acion es con t em por án eas por K en Mylot t
(ver s ión en es pañol de S er gio S otomayor )

1: S i Dios es per fecto, Él es tá s iempr e en paz y no puede enoj ar s e o moles tar s e con nadie o por
nada, por que el dis gus tar s e s ólo es pr opiedad de un s er imper fecto. De igual maner a, s i Dios es
per fecto, Él no neces ita ni des ea nada de nadie, ya que s i É l neces itas e o des eas e algo, no s er ía
Dios s ino un s er infeliz e imper fecto.

2: La muer te no es nada par a nos otr os , una vez que el cuer po y el cer ebr o s e convier ten en polvo
y ceniz as , no hay s entimiento ni pens amiento, y lo que no tiene s entimiento o pens amiento es
nada par a nos otr os .

3: Lo máx imo en el placer es es tar libr e de todo dolor y moles tia, tanto en el cuer po como en la
mente. Cuando es te placer es tá pr es ente, todo el dolor es tá aus ente.

4: Las enfer medades que pr ovocan un dolor ator mentador dur an s ólo cor to tiempo, luego de ello
uno es tá libr e. Las enfer medades que acar r ean un dolor atenuado pueden dur ar lar go tiempo, per o
es pos ible vivir de for ma tal que los placer es de la vida s uper an con lar guez a las moles tias . En
ambos cas os , el dolor no es algo que uno deba temer .

5: Es impos ible s er feliz s in también s er s abio, honor able y hones to, y es impos ible s er s abio,
honor able y hones to s in también s er feliz . La felicidad es tan dependiente de la pr áctica de la
s abidur ía, el honor y la hones tidad que s er negligente con s ólo uno de es tos valor es conducir á
ir r emediablemente a pr oblemas y lamentaciones en la vida.

6: Abs olutamente todo lo que nos alej e de s er dañado por la gente es bueno y cor r ecto.

7: Algunos hombr es y muj er es des ean s er famos os y bien conocidos por que piens an que es to har á
que s us vidas es tén a s alvo de r ies gos . S i la fama acar r ea la s egur idad, es bueno y cor r ecto des ear
s er famos o; per o s i una vida famos a tr ae más pr oblemas que una vida os cur a, es tonto des ear lo
que es r ealmente malo par a nos otr os .

8: No hay placer que s ea malo en s í mis mo. L o que es malo s on las des agr adables cons ecuencias
que puedan r es ultar s i no s e us a la cabez a cuando s e decide qué placer es per s eguir y cuáles evitar .

9: S i todo placer per manecies e y afectas e a todo el cuer po y no s ólo a una o dos par tes , no habr ía
difer encia entr e un placer u otr o; todos ellos s er ían igualmente des eables .

10: S i las cos as que pr ovocan placer a los hombr es y muj er es licencios os los liber as e de tener
mentes per tur badas , es decir , s i una vida as í los liber as e del temor a Dios , el temor a la muer te y
el temor al dolor , y s i aquellas cos as les ens eñar an cómo manej ar r acionalmente s us des eos , no
ver íamos nada malo con es os hombr es y muj er es ; ellos habr ían alcanz ado la cima del placer y
es tar ían libr es de todo el s ufr imiento cor por al y mental, que es el pr incipio y el fin de todo el mal.

11: S i nues tr a paz mental no fuer a dis tur bada por ideas s uper s ticios as s obr e cometas , es tr ellas
fugaces y otr os tipos de fenómenos as tr onómicos , o por pens ar en la muer te (lo que r ealmente es

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nada par a nos otr os ), as í como por nues tr a car encia de entendimiento de los limites del s ufr imiento
y cómo manej ar r acionalmente nues tr os des eos , no tendr íamos neces idad alguna de adquir ir un
cabal entendimiento científico de la natur aleza.

12: Una per s ona no puede es tar libr e de la mayor ía de los temor es que pr eocupan s obr e el
univer s o en tanto car ez ca de un cabal entendimiento científico de la natur aleza y cr ea más bien en
leyendas , par ábolas y mitos . S in un cabal entendimiento científico de la natur aleza uno no puede
alcanzar la cima del placer .

13: No hay r az ón par a luchar denodadamente por logr ar s egur idad fís ica y mental ante aquellos
quienes pueden dañar nos s i nues tr a paz mental puede s er fácilmente atacada y des tr uida por
temor es y ans iedades que pr ovienen de un entendimiento no científico de por qué la natur alez a s e
compor ta como lo hace en el cielo, en la tier r a, o en cualquier otr o lugar del univer s o.

14: S i bien buena par te de s entir nos a s alvo de otr os pudier a pos iblemente obtener s e a tr avés de
acumular gr an r iqueza y poder , la s egur idad, la pr otección y la tr anquilidad s er ían más cier tamente
nues tr as s i s implemente viviés emos una vida calmada y s encilla, r etir ada del mundo.

15: Entiende que la ver dader a r iquez a es tener lo que r ealmente s e neces ita par a una vida feliz y
aver iguar ás cuán fácil es s atis facer la completamente; cr ee, er r óneamente, que la r iquez a cons is te
en pos eer todo lo que uno pudier a pos iblemente imaginar y s oñar , y no habr á nunca un tér mino
par a tus afanes y s udor es .

16: Al manej ar continuamente los as untos más impor tantes de la vida de acuer do con los dictados
de la r az ón, el hombr e, o la muj er , s abio cons tr uye una defens a de por vida contr a las des dichas y
dificultades , y r ar a vez s ufr e por ellas .

17: El individuo hones to tiene más paz mental que nadie; es el hombr e o muj er des hones to quien
s iempr e tiene alguna r az ón par a pr eocupar s e y s entir s e ans ios o.

18: T an pr onto como s e ha alcanz ado la cima del placer fís ico a tr avés de la s atis facción del ans ia
cor por al, no hay mayor placer que dis fr utar por s obr e ello; uno ha alcanz ado un nivel que no puede
s er s uper ado. E n es e punto, uno puede var iar el tipo de placer ; uno no puede incr ementar la
intens idad. E l placer mental también tiene un límite natur al que no puede s er s uper ado y es te es lo
s iguiente: la paz de mente que r es ulta del entendimiento r acional y la bús queda del placer y de un
cabal entendimiento científico de aquellas cos as que acos tumbr aban llenar la mente con temor y
es tr emecimiento.

19: Una vida inmor tal no pr oveer ía una opor tunidad par a ningún placer adicional de lo que es ta
vida mor tal pr ovee. Un entendimiento r acional de la felicidad es clar ece el hecho de que la cima del
placer s e logr a aquí y ahor a, en es ta vida, y no puede s er s uper ada, ni aún s i uno pudier a vivir
par a s iempr e.

20: S i no hubier a ningún límite natur al par a el placer , tomar ía una eter nidad s atis facer el númer o
infinito de des eos que uno pudier a imaginar y s oñar . La mente, s in embar go, es capaz de des cubr ir
el límite natur al y la cima del placer ; es además capaz de liber ar nos de todos los temor es de
cualquier vida des pués de la muer te, de for ma que no neces itamos , ni des eamos , ni tememos a la
eter nidad. Por lo tanto, aún s i nos llegas e la hor a de par tir de es ta vida, podemos acer car nos a
nues tr o des cans o final con la abs oluta confianz a que hemos goz ado todo el placer que fue pos ible
goz ar .

21: El individuo que apr ende cuáles s on los límites natur ales del placer s abe cuán poco s e r equier e
ver dader amente par a s atis facer s us neces idades y tener una vida feliz , y cuán fácil es obtener la.
Por lo tanto, es inneces ar io malgas tar s u vida luchando y fatigándos e.

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22: En la toma de toda decis ión, el pr incipio bás ico debier a s er el obj etivo último de la vida que
tenemos fr ente a nos otr os y lo que r ealmente s abemos y hemos ex per imentado (en lugar de lo que
otr os alocadamente imaginan): s i nos apar tamos de es ta nor ma, nos ver emos abr umados con la
duda y la confus ión.

23: S i negamos o des car tamos todo aquello que s abemos y hemos ex per imentado, no quedar á
nada par a s er vir nos como pr incipio fundamental cuando r equir amos for mar nos una opinión s obr e
cualquier as unto, ni s iquier a aquellos puntos de vis ta que r econocemos como fals os .

24: La confianz a abs oluta al deter minar lo que es cier to y lo que es alucinator io es s ólo pos ible s i
apr endemos a dis tinguir clar amente entr e aquellas ideas que s e bas an en lo que s abemos y hemos
ex per imentado y aquellas otr as que tienen s u or igen en la imaginación y nada más . En otr as
palabr as , s i damos la mis ma autor idad a la imaginación y a nues tr os s entimientos inter nos que el
que damos a lo que s abemos y hemos ex per imentado, nunca es tar emos completamente s egur os
r es pecto de nada, toda vez que no habr á un pr incipio bás ico con el cual eliminar la duda y la
confus ión.

25: S i no tenemos clar o en nues tr a mente el obj etivo último cuando r equer amos tomar una
deter minación s obr e s eguir o evitar un par ticular placer o dolor , y pr ocedemos en nues tr a decis ión
de acuer do con algún cr iter io menos r eflex ionado, nues tr o compor tamiento no s er á cons is tente con
nues tr os pr incipios .

El Jardín

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