Saneamiento Ambiental

Contaminación de Cuerpos de Agua

Desde siempre las comunidades humanas han tenido y continúan teniendo el problema de
deshacerse de sus aguas servidas cuyas molestias y peligrosidad sanitaria hacen indeseables; durante
siglos, la calle fue el único cauce de evacuación de los residuos líquidos -incluidas las aguas lluvias- de
pueblos y ciudades, pero desde malos olores a la rápida propagación de las epidemias, esta situación
generaba inconvenientes de todo tipo.

En la actualidad este problema se resuelve mediante un conjunto de obras y técnicas que se conocen
con el nombre de saneamiento; la consideración de que el medio ambiente es un factor básico en la
calidad de vida, añade nuevos objetivos cada día más ambiciosos, que han de cubrirse en este campo.

Así pues los principales objetivos del saneamiento de las poblaciones son:

 La evacuación de las aguas residuales de las áreas urbanas, sin que se produzcan molestias,
peligros sanitarios, ni inconvenientes organolépticos a sus ciudadanos.
 Realizar esta evacuación con los mínimos perjuicios, económicamente asequibles, para el medio
ambiente y en especial sin perjuicio para los futuros usuarios de las aguas que se están utilizando.

Las soluciones técnicas destinadas a cubrir estos objetivos, están influenciadas por cuatro factores
básicos:

 La cantidad de cada una de las aguas residuales que han de evacuarse, de acuerdo con las
necesidades de la comunidad.
 El transporte que permita reunir, total o parcialmente, las aguas residuales en el punto o puntos
de evacuación cumpliendo con el primer objetivo.
 El sistema de evacuación que permita a la comunidad deshacerse de sus aguas residuales
cumpliendo con el segundo objetivo, este factor presupone, en general, la existencia de un lugar o
lugares donde se realizará esta operación.
 La calidad mínima que deberá tener el producto vertido de forma que pueda cumplirse el
segundo objetivo.

De estos factores se derivan todos los problemas: cantidad, transporte, calidad y vertido de las aguas
residuales y consecuentemente todas las soluciones técnicas de los saneamientos.

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Todas estas aguas deben regresar al medio, retornar al ciclo hidrológico, así que la opción más
recurrida ha sido el vertido en masas de agua que provoquen su dilución; estas masas de agua pueden
ser corrientes superficiales, lagos y embalses, estuarios, acuíferos o mares; rara vez se dan las
condiciones necesarias para que sea posible su eliminación por otros medios: evaporación (aceptable
en climas desérticos), infiltración o reutilización como agua para agricultura, ganadería, usos
industriales o incluso para agua potable.

Así pues hoy día el sistema de evacuación de las aguas residuales utilizado en la casi totalidad de los
casos, continua siendo el vertido, PERO YA NO PUEDE HABLARSE DE LA INMEDIATA
DILUCIÓN O MEZCLA DE LOS CONTAMINANTES EN EL CAUDAL Y LOS
EFECTOS DE AUTODEPURACIÓN QUE POSEEN LOS CUERPOS DE AGUA.

Lo anterior debido a las ingentes cantidades de contaminantes que requieren de una cantidad de
oxigeno muchas veces superior a la que normalmente se encuentra en los cuerpos de agua, por lo que
una vez este se ha consumido, se producen condiciones anóxicas o anaerobias con la consecuente
muerte de la fauna y adición al problema de esta materia orgánica en putrefacción, lo que incrementa
los malos olores; en ocasiones exacerbados en los periodos cálidos, cuando se producen máximos
caudales de aguas residuales, a ser diluidos en los mínimos caudales naturales circulantes por los ríos.

Respecto a los pesticidas, tóxicos o compuestos químicos dado que son fabricados para ser
venenosos para ciertos organismos o inhibir procesos biológicos, afectan la estructura ecológica del
medio, disminuyendo la cantidad y diversidad de la fauna y flora; y por su estabilidad química
permanecen largos periodos en el agua, llevando a cabo su proceso tóxico, perjudicando los futuros
usos potenciales de esta, incluido obviamente el consumo humano.

En resumen la contaminación afecta el sistema por completo y en muchos casos deja inutilizable el
agua para usos posteriores, debido a:

1. las altas concentraciones de contaminantes que en su oxidación consumen el oxígeno que las
comunidades bióticas requieren para respirar y realizar sus procesos.
2. por la proliferación de microorganismos patógenos, altamente peligrosos para la salud humana
y/o la vida acuática.
3. por el incremento de la turbiedad producida por los sólidos disueltos y en suspensión, que
sofocan la fauna y sellan con fangos anóxicos y/o material particulado la continuidad vertical al
medio hiporreico.

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4. por el empobrecimiento del medio físico y biótico al desaparecer especies animales y favorecer la
aparición de plantas invasoras nitrófilas.
5. por la presencia de nutrientes que generan fenómenos de eutroficación en los ríos o en los lagos,
embalses o estuarios a los que estos lleguen.
6. por los químicos y tóxicos que con sus cargas mutagénicas y teratogénicas alteran la biología del
sistema, incluida la humana
7. por las espumas y grasas flotantes que afectan el intercambio de oxigeno entre aire y agua y
alteran el aspecto estético de las aguas.

VERTIDO EN CORRIENTES SUPERFICIALES

En el vertido en corrientes superficiales de agua aun cuando se presenta la inmediata dilución o

mezcla de los contaminantes en el caudal, se produce la contaminación de estas, quedando afectadas
la vida piscícola, el aspecto estético y dificultados los usos posteriores del agua; más aun
considerando que se le debe sumar el hecho de la coincidencia de los máximos caudales de aguas
residuales que se dan en los periodos cálidos, estiaje o verano, con los mínimos caudales de dilución.

Otros efectos que generan los contaminantes en el agua, se dan diferidos, en el espacio y en el
tiempo; como ejemplos estan la disminución del oxígeno disuelto en la corriente del rio, por acción
de la descomposición de las materias vertidas en él, además de la decantación y/o arrastre en
suspensión de los sólidos que generan turbidez junto con las espumas y grasas que flotan; y en
cuanto a efecto en el tiempo, el principal se da con la presencia de nutrientes en las aguas residuales
vertidas, que irán a generar fenómenos de eutroficación en los lagos, embalses o estuarios a los que
llegue el rio.

Por estas razones, debe mejorarse la calidad del agua residual antes de su vertido mediante los
tratamientos oportunos, de esta forma puede mantenerse la vida acuática en los cauces, obviar los
inconvenientes estéticos y acortar el periodo de autodepuración, en los cuales procesos físicos
(sedimentación, filtración, absorción, etc.) y bioquímicos (oxidación, reducción, nitrificación,
desnitrificación, etc.) dependen de muchos factores (temperatura, tiempo, inhibidores, etc.) pero
principalmente de la disponibilidad de oxígeno para que los microorganismos puedan procesar los
vertidos.

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En todo caso, el objetivo fundamental es preservar la calidad del medio receptor, por lo que el
vertido deberá valorarse en función de su aporte, además que los usos posteriores que han de darse
al agua deben considerarse a la hora de fijar las calidades mínimas de los cauces que reciben vertidos.

VERTIDO EN LAGOS Y EMBALSES

Los vertidos a lagos y embalses

presentan una problemática
específica, pues plantean problemas
de calidad de vertidos, incluso
mayores que los producidos en las
corrientes superficiales; ya que el
equilibrio a largo plazo del lago
presenta problemas, tanto de
perjuicios ecológicos como estéticos
e incluso de eutroficación.

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En estos procesos, la importancia de los nutrientes, radica en que son imprescindibles para el
desarrollo de los fenómenos microbiológicos de degradación de la materia orgánica y para favorecer
la síntesis de la clorofila, pero su vertido en excesivas cantidades, provoca -principalmente en aguas
estancadas o de movimiento lento- la eutrofización o aumento explosivo de la biomasa acuática, con
las siguientes:

1. Incremento de la turbidez por el mayor crecimiento del fitoplancton y la sedimentación de

materia orgánica, parte de la cual puede degradarse.
2. Disminución de la concentración de oxígeno o creación de condiciones anóxicas al
descomponerse esta materia orgánica (animales y vegetación).
3. Alteración del pH e incluso cambios en la temperatura y la velocidad de la corriente; todo ello
con las consecuentes afectaciones a la fauna.
4. La presencia de gérmenes patógenos

VERTIDO EN ESTUARIOS

Un estuario es similar a un río amplio y caudaloso, por sus movimientos bidireccionales y sus valores
de velocidad altos y bajos, y similar a un embalse, por el cambio de nivel con el mar, por su ciclo de
medio día (no anual como el embalse) y por su posible peligro de eutroficación. La alta diversidad de
organismos se debe a la salinidad cambiante, de aproximadamente 500 p.p.m. del agua dulce a los
35.000 p.p.m. promedio del agua de mar.

Es decir, los estuarios de los ríos son zonas influenciadas por las mareas, en los que se produce un
flujo en dirección alternativamente cambiante; por ello, la renovación del agua es lenta y los vertidos
a ellos deben ser de calidad cuidada, a fin de evitar su deterioro e incluso el riesgo de eutroficación,
además por su gran riqueza ecológica, deben tratar de conservarse.

VERTIDO EN ACUIFEROS

De acuerdo al tipo de acuífero el problema será diferente, pues en terrenos kársticos el tratamiento
será similar al de los ríos, por su volumen importante y por su flujo a lámina libre; mientras que en
un medio poroso o permeable, el problema será más especifico

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El vertido de aguas residuales al terreno, presentará en la zona aireada del suelo; es decir la que se
encuentra entre la superficie y la zona saturada, definida la frontera entre estas últimas por el nivel de
aguas freáticas; unos efectos tales como:

1. Depósito de materiales en el suelo: basuras, fertilizantes y abonos

2. Lixiviación de materiales, como por ejemplo los nitratos (NO3).
3. Retención física: sedimentación, filtración, adsorción de sólidos disueltos y en suspensión.
4. Contaminación bacteriológica, que según el tiempo de retención, la influencia de la radiación
ultravioleta y la predación, disminuirá.
5. Síntesis de la materia orgánica, sea suspendida o disuelta, con la biocenosis del suelo,
consumiendo oxígeno para ello, con lo que disminuirá la concentración de materia orgánica, pero
aumentará la concentración de dióxido de carbono, que a su vez se disolverá más en el agua de
infiltración.

Consumo O2 suelo   MO   CO2  CO2 disuelto en el agua de infiltración.

6. Migración del nitrógeno orgánico a nitrógeno amoniacal (N-NH4), de allí a nitritos (NO2) y
finalmente a nitratos (NO3), y aunque este sirva para consumo de la vegetación, si se da en
exceso contaminará el acuífero.
7. Consumo de fósforo por parte de la vegetación, más si se es en demasía, la parte que fuese
absorbida por el suelo, lixiviará contaminando el acuífero.
8. Fenómenos fisico-químicos en el suelo y por ende una posible contaminación del acuífero, por
los contaminantes disueltos (metales organotóxicos).

Otros impactos sobre los acuíferos, causados por la sobreexplotación, son la contaminación de sus
aguas, ya que al perforar el suelo se pueden comunicar dos estratos de agua de diferentes calidades,
por ejemplo uno más superficial contaminado y otro profundo en adecuadas condiciones; caso
inverso, es el fenómeno de intrusión salina que se da en las zonas cercanas al mar, donde el agua
salada del estrato inferior penetra por los pozos “salando” el agua dulce de la superficie. Un último
impacto generado por la excesiva extracción de agua subterránea es la desestabilización de las
construcciones en la superficie, el volumen que ocupaba el agua extraída, al quedar vacío, hace que el
suelo circundante se reacomode generando asentamientos y consolidaciones que afectan las
infraestructuras en la superficie.

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VERTIDO EN MARES Y OCÉANOS

Los vertidos en mares y océanos tienen la ventaja de disponer, en principio, de una gran masa de
agua, lo que permite diluir en gran medida a las aguas residuales; además de una elevada capacidad de
autodepuración o asimilación de la materia orgánica por la gran masa de oxígeno disuelto. Por ello,
las aguas residuales que han de verterse al mar, aunque necesitan calidades estrictas, suelen ser menos
rigurosas que las que son vertidas en corrientes superficiales.

Los efectos de la contaminación, si se vierten aguas poco tratadas, pueden ser muy diversos:

1. Contaminación bacteriológica, que afecta el baño y a los cultivos marinos.

2. Eutroficación en zonas limitadas, de poco movimiento y baja renovación del agua.
3. Turbidez generada por los sólidos, lo cual deteriora zonas especiales o de alta calidad por su
transparencia
4. Permanencia en el espacio de elementos flotantes: detergentes, grasas, aceites, plásticos.
5. Persistencia en el tiempo de tóxicos y metales pesados, por su bioacumulabilidad.

Sin embargo, es una solución a la que se opta con frecuencia, ya que bien manejada puede ser una
buena disposición de los vertidos; lo importante es tratar las aguas hasta un nivel suficiente antes de
verterlas al mar y allí conseguir una buena dilución, para lo cual se exige llevar las aguas lejos y a la
mayor profundidad posible; pues de no ser así la contaminación vertida retornará a la costa,
impulsada por los vientos, corrientes o por su propia difusión. Y puesto que en la costa pueden
existir zonas de recreación y deporte, cultivos marinos o sectores de acusado valor estético o
paisajístico; la protección de estos, precisa que la dilución de las aguas residuales, a su retorno a la
costa sea lo suficientemente amplia como para no afectar sus usos o valores.

Estas condiciones refuerzan el hecho de que el vertido debe realizarse a la mayor distancia posible de
la costa, lo que implica la necesidad de disponer de una conducción submarina que lleve el agua hasta
el punto de vertido; a esta conducción se le denomina “emisario submarino” y deberá ser tanto más
larga, cuanto menor sea el grado de tratamiento; esto conduce a un problema económico cuyo
óptimo debe ser la solución elegida. En cualquier caso, se comprende que estas instalaciones están
condicionadas por los vientos, las corrientes, el suelo marino, los usos de la costa entre otros; cuyo
estudio no siempre resulta fácil, además que la estabilidad estructural de los emisarios submarinos es
otro problema importante que ha producido no pocos fracasos.

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Otra contaminación que se hoy día se considera sufren los cuerpos de agua son las grandes
cantidades extraídas de líquido, pues tanto para riego como para abastecimiento humano e industrial,
los caudales requeridos de agua se han incrementado notablemente en los últimos años,
convirtiéndose es una de los principales presiones sobre los recursos hídricos. Pero no es solo la
sustracción de agua del medio, sino los impactos generados por las duras intervenciones para llevarlo
a cabo: construcción de obras civiles en los ríos, sobreexplotación de acuíferos perforando más
pozos y extrayendo más de ellos, regularización de caudales mediante diques y presas, trasvase de
agua entre cuencas, etc. con los efectos adversos que dichas intervenciones generan sobre los
componentes hidrológicos, geomorfológicos y biológicos de los sistemas fluviales.

Es usual que la demanda de agua para riego sea mayor que la demanda doméstica, industrial o de
servicios, debido no solo a la mayor área que emplea sino a las mayores pérdidas que genera; un
cultivo con riego es más productivo y para algunos productos agrícolas es indispensable, pero para
suplir las pérdidas -evaporación e infiltración- generadas en la habituales, largas y rudimentarias
conducciones, además del agua que no es absorbida por las plantas del cultivo, es normal extraer del
medio una cantidad muy superior a la requerida.

De igual manera las ciudades y las actividades socioeconómicas en estas, día a día ejercen una mayor
presión sobre los cuerpos de agua, extrayendo caudales cada vez superiores, destinados no solo a
suplir el consumo humano, sino el mantenimiento de parques y jardines, la limpieza de zonas
públicas, los deportes acuáticos, las actividades de recreo, etc. Además que la mejora en el nivel
económico de la población y el aumento del número de personas y su edad, impulsa la construcción
de más viviendas y/o la posesión de una segunda residencia, con lo que se incrementa el área de las
ciudades (y por ende las longitudes y pérdidas en las redes) o la construcción en lugares de climas
más benéficos -usualmente con menor oferta hídrica- implicando una mayor presión sobre el recurso
acuático.

Esta excesiva extracción de agua impacta de tal manera a los ríos, que al final, por los cauces circulan
caudales mínimos -gran parte del año, durante muchos años- lo que en términos hidrológicos
corresponde a un cambio en los regímenes de flujo, presentando como efectos: disminución en las
conectividades tridimensionales, desaparición de hábitats, pérdida de especies nativas e ingreso de
foráneas; y en el caso de eventuales crecientes, las propiedades de los espacios húmedos de
almacenar y luego evacuar lentamente las aguas, se ha perdido con su desecación. Cuando se trata de
aguas subterráneas, el principal impacto de la sobreexplotación de los acuíferos es el abatimiento de
los niveles freáticos, con sus efectos paulatinos en disminución del contenido de humedad en el
suelo, desecación de zonas húmedas y con esta la total transformación del ecosistema, ya que se

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sustituye la vegetación y la fauna; o incluso si el descenso de los niveles es muy pronunciado, la

muerte de la vegetación, al no poder, con su sistema radicular, penetrar hasta hallar las capas
húmedas del suelo.

Además hoy día tras múltiples estudios realizados sobre corrientes hídricas canalizadas y
regularizadas, se evidenció:

1. Las desconexiones del cauce con sus riberas

2. La interrupción de flujo entre aguas superficiales y subterráneas
3. La importancia de las fluctuaciones de caudal (crecientes y sequías) en el mantenimiento de la
biodiversidad ligada a los ríos.

Esto hizo surgir el concepto que “artificializar los cursos de agua, es contaminarlos más devastadora
y persistentemente”, lo que llevo a redescubrir prácticas más respetuosas con el ambiente y el paisaje,
técnicas hidráulico-forestales de donde nació la ingeniería naturalística, con sus hoy conocidos y
apreciados, tratamientos de bioingeniería. (CIRF, 2006) (González y García, 2007)

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