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El propósito del siguiente trabajo es investigar como aborda Levinas el tema del otro y la
relación que tiene con el infinito, o con la huella divina. Pretendo analizar en qué sentido
Levinas relaciona al otro con Dios, que significa para él, el rostro, y cuales son las
características esenciales que definen la relación con el otro.
I. INTRODUCCION.
Hasta el siglo XIX y principios del XX la filosofía racionalista e idealista había dominado
el pensamiento europeo, la fe en la razón y la máxima cartesiana “Pienso, luego existo”,
fueron los paradigmas a seguir por el pensamiento filosófico. El hombre estaba destinado a
la razón, a partir de esta se construye el mundo. Este sistema de pensamiento que acentúa el
papel de la razón en la adquisición del conocimiento, manifestaba que sólo por medio de la
razón se podían descubrir ciertas verdades universales.
La razón y sus leyes inmanentes van a constituir la gran preocupación del pensamiento
filosófico. “Descartes el llamado padre de la filosofía moderna, inaugura el período de los
grandes sistemas de la filosofía moderna y señala un cambio de dirección en su historia; sus
esfuerzos tienden a edificar una nuevo sistema en el cual se armonice la explicación de la
naturaleza con una metafísica sólidamente establecida”. 1 Este método era el instrumento
matemático de deducción pura, que consiste en partir de verdades o axiomas y luego
deducir de ellos mediante el razonamiento.
A partir del modelo racionalista se desarrollan nuevas posturas filosóficas que se mantenían
en boga a principios del siglo XX, una de ellas; el positivismo que trata de explicar los
hechos de la vida humana por la acción de las fuerzas sociales, Pensadores como
“Augusto Comte, el padre del positivismo francés, llego a persuadirse de que para
prepararse el establecimiento de un nuevo orden social era preciso llevar a cabo una
reforma intelectual; Comte mantenía que el estadio positivo (que era el ideal) se atiene
estrictamente al dato real, al orden de causa y efectos debidamente comprobados. Para él, la
1
Fernando Montes de Oca,”La filosofía en sus fuentes”, ed. Porrúa, 5ª ed. México 2000, p.358.
2
2
Op. cit Francisco. Montes de Oca Pp. 358.
3
3
Idem. P. 451.
4
Es importante mencionar el contexto histórico en el que vivió Levinas, una época que
sacudió a Europa, vivió en la época de la revolución Rusa, la primera guerra mundial, que
no hace falta decir la cantidad de muertos sangre y devastación que esta guerra causó; y la
llegada al poder del nacional socialismo alemán que posteriormente se convertiría en el
régimen nazi, las leyes raciales, la segregación de miles de personas, la deshumanización
del hombre y por último el genocidio de seis millones de judíos, la matanza sistemática del
hombre por ninguna razón imputable a ellos es decir por el mero hecho de tener una
religión diferente.
Lévinas nació el 12 de Enero de 1906 en Kaunas (Lituania) en el seno de una familia judía
y burguesa. Esta circunstancia marcará toda su obra.
En 1914 se vieron obligados a emigrar a causa de la Primera Guerra Mundial, instalándose
en Cracovia, donde vivieron la revolución bolchevique. En el año de 1920 Regresa a
Lituania, allí recibe la enseñanza media. Tres años más tarde se traslada a Estrasburgo
(Francia), donde estudia filosofía con Maurice Blondel hasta 1927.
Durante su estadía en Friburgo cursa filosofía con Heidegger y Husserl. Los cuales
influyeron categóricamente en su filosofía. Publica su tesis de doctorado con el título de
Teoría de la intuición en la Fenomenología de Husserl en el año de 1930, recibiendo un
premio por el Instituto de Francia. Ese mismo año se casa con Margarita Levi.
Se nacionaliza francés en 1931 y durante 1931 y 1932 asiste a los encuentros filosóficos en
casa de Gabriel Marcel, y es uno de los primeros colaboradores de la revista Esprit,
fundada por Emmanuel Mounier. Posteriormente, rompe definitivamente con Heidegger a
quién no perdonará nunca su cercanía al nazismo. En 1935 nace su hija Simona.
En el año de 1939, durante la Segunda Guerra Mundial, es tomado por el servicio militar
para servir de intérprete de ruso y alemán para los aliados. En el año siguiente es hecho
prisionero, permaneciendo durante toda la guerra en un campo de concentración en
Hannover, Alemania. Su condición de militar francés lo salva del trato que recibieron otros
judíos. Durante ese período, prácticamente toda su familia, que había quedado en Lituania,
es masacrada por los nazis. Su esposa y su hija se salvan al quedar escondidas en un
monasterio en Orleans.
5
5
Dr. Francisco Xavier Sánchez Hernández. “Ciencias sociales y alteridad”. Universidad Pontificia de México.
6
Emmanuel Levinas, “Difícil Libertad” Ensayos sobre judaísmo. Edit. Lilmod, 1ª ed. Buenos Aires, 2004. P.
13
7
mundial donde miles, millones de seres fueron a la cámara de gas simplemente porque
según la creencia de unos no había lugar para otros en el mundo.
En cuanto a Husserl “Levinas criticó profusamente a su viejo profesor por teoreticismo, por
intelectualismo y por desestimar la densidad existencial y el enraizamiento histórico de la
experiencia vivida”,7 para Levinas la relación ética para con el otro no sería
fenomenológica, pues el otro no se da como un tema de pensamiento o de reflexión, se da
en el encuentro y es necesario para el mismo es decir el yo salir de su interioridad, salir al
exterior.
En cuanto a Heidegger, Levinas hace una crítica a su filosofía argumentando, “El primado
de la ontología heideggeriana no reposa sobre el truismo: para conocer al ente es necesario
haber comprendido el ser del ente. Afirmar la prioridad del ser con respecto al ente, es ya
pronunciarse sobre la esencia de la filosofía, subordinar la relación con alguno que es un
ente (relación ética) a una relación con el ser del ente que , impersonal, permite la
aprehensión, la dominación del ente (en una relación de saber) subordina la justicia a la
libertad….. La relación con el ser que funciona como ontología, consiste en neutralizar el
ente para comprenderlo o para apresarlo”.8
Llama a la ontología egoísta, una búsqueda del ser dentro de nosotros mismos, “La
ontología llega a ser de la naturaleza, fecundidad impersonal, madre generosa sin rostro,
matriz de los seres particulares, materia inagotable de las cosas”.9 Llama a la ontología de
Heidegger filosofía del poder e injusticia, puesto que no cuestiona al otro, subordinando a
la relación con el otro; critica que esta filosofía no ve al otro como otro es decir, como un
ser único especial e irrepetible, sino que lo categoriza al ser en general, permaneciendo en
lo anónimo. Para Heidegger, otra persona es apenas, uno de muchos: “el ellos”, la multitud,
la masa, el rebaño. Lo sé todo sobre el otro porque el otro forma parte de la masa que me
rodea y me asfixia.”10 En este sentido el otro me es indiferente nunca llegaré a entablar una
relación cara a cara puesto que no hay algo destacable o desafiante para mi, el otro podrá
llegar a ser mi colega o compañero pero nunca una fuente de compasión, o un objeto de
7
Op. Cit. “Difícil Libertad” Ensayos sobre la exterioridad, P. 13
8
Idem. P. 69.
9
Idem. P. 70.
10
Idem. P. 20.
8
11
Idem. P. 20.
9
A partir de los pensamientos anteriores de Levinas, este llega a la conclusión que tanto la
influencia de Heidegger que nos enseñó a entregarnos a la búsqueda del ser, como la de
algunos de los filósofos occidentales como Hegel han llevado al hombre a no considerar a
la alteridad, haciéndolo anónimo, cosificándolo, deshumanizándolo, convirtiéndolo en
parte de la masa, lo cual conlleva fatalmente, como dice Levinas, a la tiranía, a la
dominación, que en la forma política se traduce en los totalitarismos y la tiranía. “Tiranía
que no es la extensión pura y simple de la técnica en los hombres cosificados. Se remonta
los “estados de ánimo” paganos, al arraigamiento del suelo, a la adoración que hombres
esclavizados pueden profesar a sus señores.”12
Levinas dice que para la tradición filosófica los conflictos entre uno y el otro, es decir entre
el individuo y el otro, en el occidente se resuelven por medio del sometimiento del otro, es
decir, si el otro me estorba, me molesta, me cuestiona, el otro sufre la opresión bajo un
poder anónimo, por parte de la totalidad, y es por esencia asesino del otro.
-Con los horrores de la segunda guerra mundial nos queda el aprendizaje de que el hombre
es capaz de cometer las peores barbaridades cuando no es responsable del otro.13
Levinas argumenta que la fenomenología hace hincapié en la visión, en el sentido de que
podemos ver y conocer todo, pero hay algo que no se deja poseer y ese algo es alguien, el
otro.
Desde la antigüedad la razón ha sido la base y el fundamento de la filosofía, y lo que la
razón quiere es conocer al ser, aprehenderlo, asimilarlo; a la razón nada se le escapa. Por
sobre todas las formas de conocer la vista es a la cual la razón ha dado el privilegio, por
medio de esta se conoce todo lo que se encuentra a nuestro alrededor, nos permite
apropiarnos del mundo exterior; Platón en su libro La República, libro VII14, ya habla del
privilegio de la vista para poder conocer la esencia de todas las cosas 15, en el mito de la
caverna Platón habla acerca de poder ver las cosas como en realidad son y no las
apariencias. La razón se vale de la vista para poder conocer; en este sentido es como la
12
Idem. P. 70
13
Dr. Francisco Xavier Sánchez Hernández. “Ciencias sociales y alteridad”. Universidad Pontificia de
México.
14
Platón, “La República” Libro VII, Edit. Porrúa, 28ª edición, México, 2003. P. 155.
15
Op. Cit. “Ciencias sociales y alteridad”. UPM.
10
Para Emmanuel Levinas lo primero es la ética; la ética antes que la ontología, la ética como
“La filosofía primera”, puesto que la ética despierta en nosotros la conciencia, nos damos
cuenta del otro, vemos al otro, a partir de la ética podemos ver el rostro del Otro, y sus
necesidades, entendiendo por “ética” una relación de responsabilidad infinita hacia los
demás. Para Levinas lo ético es la expresión, invocación y rezo, la ética para Levinas es un
adjetivo que describe; “estar en relación con el otro irreductible a la comprensión. No es
que la ética se ejemplifique en relaciones, la ética es la relación.”16
Levinas habla acerca del otro, pero de lo otro no como algo que conocemos o podemos
manipular, como un objeto –“Lo otro metafísicamente deseado no es otro como el pan que
como, o como el país que habito, como el paisaje que contemplo. De estas realidades puedo
nutrirme, y en gran medida satisfacerme, como si me hubiesen simplemente faltado.” 17
Levinas se refiere a que el otro es completamente diferente a lo que conocemos o al mundo
que yo como individuo puedo aprehender, esa alteridad surge de una necesidad mía como
individuo de nutrirme del mundo, y el ser se encuentra constantemente nutriéndose de todo
cuanto le rodea, ya sea alimento, la naturaleza, los objetos, etc. “Por ello mismo su alteridad
se reabsorbe en mi identidad de pensante o poseedor”. 18 En el fondo esa alteridad, que es
común en los seres humanos se traduce en deseo, el hombre constantemente desea, Levinas
se refiere a este concepto en el sentido de que el hombre se siente incompleto o despojado
de su grandeza pasada, la conciencia de lo perdido, sería necesariamente una nostalgia,
añoranza.19 Hasta el amor mismo según como el ser humano lo percibe es una satisfacción
sublime puesto que parten de necesidades morales, sexuales o religiosas; “el amor mismo
es así considerado la satisfacción de un hambre sublime. Ya que la mayoría de nuestros
deseos no son puros y el amor tampoco. Los deseos que se pueden satisfacer sólo se
parecen al deseo metafísico en las decepciones de la satisfacción o en la exasperación de la
no satisfacción del deseo”.20 Esto quiere decir que primero el ser se encuentra en el placer
que lo percibe como una totalidad, es el ser que se ha apropiado de su mundo, y con ello se
16
Op. cit. “Difícil Libertad”, P. 19.
17
Emmanuel Levinas. “Totalidad e infinito” Ensayo sobre la exterioridad. Ed. Sígueme, 4ª edición. Salamanca
1997. P. 57
18
Op. cit.”Totalidad e infinito”, P. 57.
19
Ibidem.
20
Idem. P. 58.
12
encuentra en sí, yo soy alguien porque tengo determinado potencial externo e interno y a el
me dirijo, es mi hogar, en este sentido el ser se encuentra en una totalidad cerrada, centrado
en sí mismo, el mundo se deja aprehender, no opone resistencia.
Pero hay en el hombre un deseo totalmente otro de la realidad que ya no es meramente
relativa a mí mismo, ese deseo que es diferente a la necesidad encuentra su cumplimiento
en la experiencia del rostro.
El concepto de “el Otro” en Levinas se eleva a un nivel que incluso verbalmente es difícil
de comprender, puesto que resulta una experiencia espiritual, Levinas lo llama el deseo
metafísico, que tiende a ser lo totalmente otro. “El deseo metafísico tiene otra intención:
desea el más allá de todo lo que puede simplemente colmarlo. Es como la bondad: Lo
deseado no lo calma, lo profundiza”21 Este deseo metafísico se nutre en su hambre, en el
mismo deseo se nutre no requiere de una remuneración o un resultado, el mismo deseo es la
satisfacción, es un deseo que no preconcebido, no se piensa previamente, no se anticipa;
simplemente se da, se aventura a la alteridad absoluta. “El deseo es deseo de lo
absolutamente otro”.22 En este sentido podría decirse que el deseo del que nos habla
Levinas en un principio, el hambre de aprehender, sería una necesidad; el deseo va más allá
de la necesidad; es lanzarse a la aventura de la alteridad de lo otro totalmente desconocido
de salir de casa, es decir, de nosotros, porque para Levinas el hombre está destinado a salir
de sí, pero el temor a lo extraño lo limita, le tenemos miedo a lo desconocido a la razón no
le gusta la oscuridad puesto que no sabe que es lo que hay más allá de lo que conozco, el
ser humano quiere aprehender, y le da miedo el salir de él.
El deseo funciona en relación al alejamiento de uno mismo, es decir, no estar centrado y
concentrado en las necesidades individuales, salir del solipsismo, dejarse ir, lanzarse a la
aventura de la alteridad. Podría asemejarse al salto Kierkergaardiano, es decir, dar el brinco
hacia fuera de uno mismo sin tener expectativas ni conocimiento de lo exterior
simplemente darse, en toda la extensión de la palabra, dando el ser.
A diferencia de las necesidades que son palpables, el deseo es invisible, sin embargo no
quiere decir que no esté, pero se da en una relación, esta experiencia de la relación que va
más allá de toda materialidad. “El Deseo es deseo de lo absolutamente Otro. Fuera del
hambre que se satisface, de la sed que se calma y de los sentidos que se aplacan, la
21
Ibidem.
22
Ibidem.
13
metafísica desea lo otro más allá de las satisfacciones, sin que sea posible realizar con el
cuerpo algún gesto para disminuir la aspiración”.23
En este sentido el Deseo es el alejamiento, la alteridad; es ahí donde se vive la experiencia
divina y donde la razón no tiene cabida puesto que es experiencia pura, es abandono, es
donde se experimenta la dimensión de la altura, donde la altura no es el cielo sino lo
invisible.
Para Levinas la forma en que el hombre se conoce, se capta, se reconoce en el mundo es
por la relación entre este y el mundo; es decir, cuando el yo se revela en el mundo. Las
vivencias y experiencias nos mueven y nos sacuden, estas alteran el yo, donde el yo se
revela como el mismo por excelencia, se produce como estancia en el mundo, que consiste
en existir, en morar en el mundo. –La modalidad del Yo contra lo otro del “mundo”,
consiste en morar; es identificarse existiendo allí, en lo de sí. El Yo encuentra en el mundo
un lugar y una casa.24 Habitar quiere decir sostenerse, donde dependo de una realidad que
es otra a lo que yo soy, es decir, que es otra de mi mismo, pero soy a pesar de esta
dependencia, y gracias a ella soy libre. La referencia que da Levinas acerca de ser libre, es
la posibilidad de salir de mi mismidad, salir de mí. Levinas aclara que la capacidad de
poseer del hombre es quedarse en el, no salir de uno mismo y de esta manera no
experimenta la alteridad, es quedarse en lo mismo, la posesión provoca que el hombre se
quede en un estado de mismidad, en un estado de seguridad, el hombre no sale de sí
mismo, es la modalidad de lo mismo; con la certeza y seguridad de las cosas. El hombre
únicamente se queda en el yo, no se arriesga. Salir implica la incertidumbre, no poseemos
el momento ni la situación, lo que es absolutamente otro se niega a la posesión además que
la pone en duda. Esta idea resulta algo difícil para el hombre moderno que encuentra en una
seguridad en el mundo exterior al tener posesión y certidumbre de los objetos y
acontecimientos de su vida, salir de uno implica incomodidad y riesgo.
En sus primeros escritos Levinas se esfuerza por una teoría de la subjetividad,
reaccionando contra el pensamiento ontológico de Heidegger. La subjetividad para Levinas
se da en el placer que siente el hombre cuando el hombre se ha apropiado de su mundo y se
reconoce a sí. “Yo soy alguien porque dispongo de potencial exterior e interior y me dirijo a
él feliz”. El ser se percibe como una totalidad en sí cerrada en su mundo, centrado en sí
23
Ibidem.
24
Idem. P. 61.
14
mismo, el mundo constituye el depósito donde proceden los recursos para la satisfacción de
mis necesidades, sin embargo hay algo más allá de la necesidad, el deseo; que es la
necesidad del totalmente otro de la realidad que ya no es relativa a mi mismo, en este punto
el hombre sale de su solipsismo. Es un deseo que es diferente a la necesidad, y se cumple
en la expresión del rostro del otro.
Levinas nos lleva a pensar de manera profunda el tema de la alteridad, criticando a la razón
misma para demostrar que esta no es todo. Para poder hablar acerca de la alteridad Levinas
parte primeramente del yo, y el yo se reconoce a partir de su morada en el mundo “donde el
Yo se revela como el mismo por excelencia, se produce como estancia en el mundo,
consiste en morar; en identificarse existiendo allí en lo de sí” 25, a partir de la existencia el
hombre se reconoce a sí mismo, yo me reconozco ante lo otro del mundo por identificarme
en mi existencia.
Levinas distingue dos esferas en las que el hombre habita, la primera, anteriormente
mencionada es la esfera del yo o de lo mismo “– el cuerpo, la casa, el trabajo, la posesión,
la economía, son articulaciones de la estructura de lo mismo. La identificación del Mismo
no es el vacío de una tautología, ni oposición dialéctica a lo Otro, sino lo concreto del
egoísmo.”26 Con esto Levinas coloca a el yo o lo mismo en una categoría, y nos habla
acerca de otra dimensión metafísica muy distinta donde el yo se sale de su egoísmo y se
lanza a la experiencia, a la incertidumbre a la aventura; esta experiencia se relaciona con el
otro pero a la manera en que se da la relación con el otro, no nos especifica o nos habla
acerca del otro en sí, sino a la relación que se genera entre mi salida de mi mismo en
dirección a la relación metafísica del Otro. Esta relación del mismo con lo Otro, Levinas la
llama relación metafísica, la cual no se puede enunciar en sustantivos o adjetivos, se da más
allá del lenguaje, a través del rostro, esta no se puede poseer, ni aprehender, simplemente se
vive; esta relación va más lejos de cualquier explicación, se eleva y sobrepasa al lenguaje.
Para Levinas la relación con el otro es irreductible a la comprensión, la relación cara a cara
con el Otro no es una relación perceptual o visual, sino siempre lingüística. La dimensión
del encuentro con el otro es distinta al mero hecho de ver, al rostro se le escucha.
Para Levinas “El rostro” no son las caracteristicas fisicas del ser humano, y no puede ser
descrito por la razón, no es algo que yo veo, sino algo a lo que le hablo, el rostro que me
habla sin dejarse ver. El rostro le da la posibilidad al ser humano de salir de él mismo y
experimentar el exterior, el rostro es el maestro que me habla y a quien yo no oigo sino
escucho atentamente antes de responderle, y “Más aún, cuando le hablo o lo llamo o lo
escucho al otro, no me reflejo en él, sino que estoy sumido activa y existencialmente en una
relación no incluyente en la que me concentro en el individuo particular que se halla frente
25
Ibidem
26
Idem, p. 62.
16
a mi.”27 En la experiencia del rostro tengo la posibilidad de ser enseñado, de recibir una
enseñanza exterior, “…. no se trata de un rostro al que yo puedo ver y apropiármelo,
privándolo de su misterio; sino de un rostro que me habla, un rostro al que yo no puedo ver
no por deficiencia óptica, sino porque viene de un lugar inaccesible para mi, de una altura
metafísica que Levinas relaciona con Dios”.28
Lo Otro metafísico es otro como una alteridad que no es formal, con una alteridad que no es
un simple revés de la identidad, ni de una alteridad hecha de resistencia al Mismo, sino con
una alteridad anterior a toda iniciativa” 29, su fin esta en sí mismo en esa alteridad, se
constituye a sí mismo su contenido. Lo Otro es fugaz, no se puede aprehender, sobrepasa lo
conocido, es libre, no lo puedo dominar, y no se encuentra de lleno en mí se escapa.
La relación del mismo con el Otro, como menciona Levinas, se eleva, entre el yo y el otro
no hay conjugación ni tampoco sobreposición, el otro a pesar de la relación sigue siendo
trascendente. La comunicación en lenguaje verbal es limítrofe para la relación, el yo sale de
sí a la metafísica con el Otro, el yo y el otro se reflejan en un pensamiento, para que la
alteridad se produzca en el ser hace falta un pensamiento y un yo.
Debajo del acontecimiento del habla, se encuentra la revelación del rostro.
Por medio del conocimiento se define en el ser la relación metafísica, “El saber o la teoría
significa primeramente una relación tal con el ser que el ser cognoscente deja manifestarse
al ser conocido, respetando su alteridad sin marcarlo de modo alguno con esta relación de
conocimiento.”30 Levinas llama conocimiento al encuentro con lo otro, lo cual es un
encuentro puro y sin prejuicios. Sin embargo la relación se puede dejar de producir cuando
interviene el pensamiento, la razón, sucede cuando el ser conocido se enfrenta a un
concepto pensado, se produce un choque entre el mismo y el otro, no se da la relación,
porque esta abdica a favor del pensamiento.
Levinas santifica la relación entre el yo y lo Otro, argumentando que en ella el pensamiento
únicamente viene a entorpecer esta relación puesto que invoca términos y conceptos, de
hecho el pensamiento rompe con la totalidad que se da en la relación.
27
Op.Cit. “Difícil Libertad” Ensayos sobre judaísmo. p.19.
28
Dr. Francisco Xavier Sánchez Hernández, “Ciencias sociales y alteridad”, Una reflexión a partir de la
filosofía de Emmanuel Levinas. Univ Pontificia de México.
29
Op. Cit. “Totalidad e infinito”, p. 62
30
Idem, p.66
17
En cuanto al ser en este mundo Levinas nos dice que de debe fluir con el mundo que se le
presenta, el negar su condición, sería negar la alteridad, puesto que se está pensando
constantemente en la situación de uno mismo, este estado es el egoísmo que no coincide
con la alteridad ni con el rostro del otro, puesto que si el ser humano se encuentra
concentrado en sí mismo no hay cabida para el otro en su mundo.
Entendiendo a la ética como, “una relación de responsabilidad infinita hacia los demás”.31
La ética tiene lugar como cuestionamiento del yo, Levinas se refiere a la ética como
vivencia personal que llega desde dentro, no como un sistema de leyes y reglamentaciones
impuestas desde fuera, es algo mas intimo y trascendente, es algo que no se puede obligar,
sino que viene del deseo hacia el otro, viene de la conciencia del yo y de ser en el mundo,
este dominio de lo mismo o de ser en el mundo mantiene una relación con la alteridad, en la
cual se reduce la distancia entre el yo y el otro, y la oposición entre estas dos se desvanece.
El yo se enfrenta con el otro y se ve cuestionado por él, el cual no se deja reducir, se me
escapa.32 , la conciencia moral no es tener experiencia de los valores, sino acceso al ser
exterior; puesto que el hombre no puede hacer propia la alteridad, el hombre no puede
apropiarse del otro.
“La ética para Levinas es crítica. Es el cuestionamiento crítico de la libertad, la
espontaneidad y el emprendimiento cognitivo del yo, el cual trata de reducir toda alteridad
a sí mismo, la ética consiste en ubicar un sitio a la alteridad, a lo que llama “exterioridad”
que no se puede reducir a mi mismo.”33
Para Levinas la acción social debe de estar siempre dirigida hacia la ética, la relación ética
se mira desde adentro es decir, el yo se encuentra inmerso en esta relación, no es un
espectador, es un actor, Levinas propone una ética en la que el yo o el Mismo tenga en
cuenta al Otro irreducible, una relación con la alteridad “donde el poder, por esencia
asesino del Otro, llega a ser frente al Otro y contra todo buen sentido imposibilidad de
asesinato, consideración del Otro o justicia. Levinas se empeña en mantener en la
31
Op. cit. “Difícil Libertad”, p. 12.
32
Idem, p.23.
33
Ibidem.
18
comunidad anónima, la sociedad de yo con el Otro, lenguaje y bondad. Una relación que va
más allá de toda violencia, la filosofía contraria a la de la libertad (mal entendido) y el
poder; va hacia el ser en su exterioridad absoluta, y su intención es hacia la verdad. Levinas
parte de darle al su dignidad en una relación de lenguaje y bondad. El empeño de una
relación donde el poder llega a ser frente al otro, deja como alternativa la imposibilidad el
asesinato.
Es importante destacar que a diferencia de Buber en donde la relación yo tu son de
igualdad, es decir de forma horizontal, para Levinas el otro adquiere una importancia
mayor a mi, es decir, la relación puede parecer de iguales, sin embargo por la ética que
manifiesta la filosofía de Levinas, “tú me pones una obligación que me te sitúa por encima
mío, te hace más que mi igual.”34
34
Idem, p. 21
19
2. El rostro.
35
Ibidem.
36
Idem, p. 21, 22.
37
Ibidem.
20
Cuando Levinas habla acerca del rostro no lo hace de manera en que concebimos
normalmente un rostro es decir, no habla de la percepción visual en la que vemos a una
persona, no se trata de la cara de una persona; “para él, “el rostro” no es un objeto que
podamos conocer, describir y manipular a nuestro antojo, porque, dice Levinas, el rostro es
del orden de la trascendencia, de lo Infinito y del absoluto que nos escapa.” 38 El acceso al
otro se da mediante la ética, mediante la escucha y la relación.
El rostro es cuando mi mirada se cruza con la mirada del otro, en esa experiencia se hace
accesible la realidad absoluta, más no como algo dado sino como una aspiración.
La relación con el otro se da en un doble sentido, la primera realidad se manifiesta
sensiblemente, corporalmente, y la segunda realidad es la de la alteridad, la mirada del otro
que afecta a la mía, “que siempre está dispuesta a ejercer el dominio mirando desde
arriba”.39
Levinas concibe al otro es en un lugar superior a al mismo (a uno), “Es por una parte, el
huérfano, la viuda y el extranjero, indefenso y necesitado ante el cual soy rico, o es el
Altísimo ante quien me siento indigno. Mejor dicho, es las dos cosas al mismo tiempo”. 40
Esta cita nos hace ver el nivel de profundidad y espiritualidad en que Levinas eleva al otro,
y es en este sentido como el hombre podrá continuar con su estancia en este mundo, con un
infinito respeto a la alteridad, de esta forma se logrará una convivencia pacífica entre uno y
el otro, una verdadera hermandad un sentido de responsabilidad y al mismo tiempo de
amor, y ¿no es este el mensaje de Dios? cualquiera que sea la religión, Dios nos manda
respetar al prójimo, Dios nos acoge con amor, Dios me creó a mi pero también al otro, por
lo tanto no soy única debo respetar al otro como a mi mismo, en el caso de Levinas es
respetar al otro más que a mi mismo, porque en el otro se encuentra la huella de Dios, el
rastro de la eternidad. En este sentido, nunca hay una igualdad en la relación, ni similitud
en la posición, la relación no parte del sujeto hacia otro, desde mi libertad, sino que viene
hacia mí, es la postura de quien sufre un acontecimiento inesperado que se encuentra
anterior a la elección y su respuesta es la de servir. “Sería la pasividad originaria del Bien
que no da lugar a la elección” 41 Levinas ejemplifica la relación como cuando uno se
38
Francisco X. Sánchez Hernández. “Cómo hablar de Dios al hombre de hoy”. Univ. Pontificia de México. P.
113.
39
E. Coreth, et. al. “Curso fundamental de filosofía”, La filosofía del siglo XX. Ed. Herder, 2ª ed. Barcelona
1989, P. 78.
40
Op. cit. “Totalidad e infinito”, p. 37.
41
Idem P. 38.
21
encuentra en una situación límite en la cual la única alternativa es responder, el dice que “el
Otro solo puede responder dando su vida por el Otro, garantizándole su bondad y
despojándose al mismo tiempo de todo poder”.42 El rostro llama a ocuparme de él.
Primeramente sucede el encuentro cara a cara el cual es un encuentro físico, corporal y
sensible con el otro, condición necesaria del encuentro; posteriormente el encuentro se
eleva a otra dimensión, es cuando yo estoy frente al otro que se produce la relación y el
deseo del Infinito, cuando mi mirada cruza con la del Otro me doy cuenta de todo su ser, de
su rostro, “el otro llega a ser para mi una ventana abierta a un absoluto, que yo no puedo
poseer, medir o dominar”.43 A esta experiencia Levinas le llama “epifanía del rostro”.
Este encuentro es totalmente espiritual, no interviene la razón, ni el pensamiento, se da más
allá del nivel intelectual, en este sentido yo no soy el que escoge conocerme, a este
concepto Levinas lo llama contra intencionalidad de la conciencia, es decir, yo no soy el
que toma la iniciativa, el otro me escoge y yo debo servirle.
En el encuentro mi yo no busca ver al otro, sino escucharlo, en el escuchar hay silencio
para poder oír la voz exterior, hay una actitud de humildad, interés, misericordia, amor,
sumisión, encogimiento; esta es una escucha moral, el otro se dirige a mi alma.
42
Ibidem.
43
Op. cit. “Cómo hablar de Dios al hombre de hoy”, p. 114.
22
Es evidente que Levinas fue un hombre religioso, como anteriormente mencioné desde
pequeño tuvo cercanía y educación en la religión, su aprendizaje en la interpretación
talmúdica, marcan su desarrollo filosófico. En sus escritos hay referencias constantes tanto
al antiguo testamento como al nuevo. Para el la ética presentada en la Biblia es una base de
sus pensamientos acerca de Dios y de la alteridad, del otro.
En el nuevo testamento Levinas hace referencia a Mateo 25-35, 36 para argumentar su
filosofía “Porque tuve hambre, y me disteis de comer, tuve sed, y me disteis de beber; era
forastero y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la
cárcel, y acudisteis a mi.”44 En esta cita la relación a Dios se presenta como la relación al
otro hombre, con un sentido de ayuda incondicional y servicio, porque así como Levinas
decía, “primero usted”, se presenta el hombre al servicio del otro. “No es una metáfora, en
el otro hay presencia real de Dios”45, entendiéndolo como que en el otro escucho la palabra
de Dios o percibo su huella, pero siempre guardando la debida distancia porque el otro no
es Dios, Dios no se encarna en el otro, pero hay algo de él en el rostro del otro.
“Levinas acepta la idea de encarnación interpretándola como un acto de humildad de Dios
(kenose) que hace irrupción en la tierra, en la historia y en el tiempo, para hablarle al
hombre a través del rostro de cualquier hombre.”46
La idea de Dios para Levinas se presenta en el otro, el Infinito deja su huella en el rostro del
Otro, de esta manera podemos percibir a Dios. También nos habla acerca de la
responsabilidad que tenemos como seres humanos hacia Dios, que en él se traduce como la
responsabilidad que yo tengo para con el otro, porque en el otro esta la huella de Dios, con
respecto a esta idea el dice: “…. El infinito no puede encarnarse en lo deseado, no puede
infinito, encerrarse en un fin. El solicita a través del rostro”47
El mensaje del rostro es, no me matarás, sólo ante el sentimiento, a la aspiración que habla
desde los ojos indefensos del otro, se me abre la esfera de la verdad, en virtud de la cual me
capacito para la autocrítica y el auto conocimiento, y dejo de ser yo el centro del mundo
para darle lugar al otro e inclusive servirlo con humildad.
Podemos observar las fuentes bíblicas en las que se apoya Levinas, el mandamiento bíblico
de “no matarás” como principio ético del decálogo, mandamiento de Dios, para Levinas es
44
Mateo 25, versículo 35, 36.
45
Op.cit. “Cómo hablar de Dios al hombre de hoy”, p. 106
46
Ibidem.
47
Emmanuel Levinas, “Un Dios hombre?” en Entre nous. p. 74
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imperativo recordarle al hombre, puesto que el ser humano es depredador, toma todo lo que
se encuentra a su alrededor, creemos que podemos apropiarnos, poseer o destruir todo lo
que está fuera de mí, sin embargo el rostro grita, a mi no me puedes matar, a mi no me
puedes poseer, destruir, yo no soy una cosa. El hombre como depredador arrasa su
alrededor, lo aplasta y aplastamos y destruimos al otro cuando lo colocamos (como cosa) a
nuestro servicio, para satisfacer nuestras necesidades. Es en este punto que contrariamente a
lo que pensamos, el que se destruye es el yo, uno mismo, me destruí por utilizar al otro, por
no mirarlo ni escucharlo como la huella o el velo de Dios que nos pide servirlo.
Para Levinas la filosofía occidental ha sido una ontología la cual esta centrada en uno
mismo, y la reducción del otro al mismo. “Esta primacía del mismo fue la lección de
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Sócrates. No recibir nada del Otro sino lo que esta en mi, como si desde toda la eternidad
yo tuviera lo que me viene de afuera”48, al colocar a la razón como la primacía y soberana
del interés del hombre, trajo consigo la idea de utilizar a “la razón como una manifestación
de libertad, que neutraliza lo Otro y que lo engloba”, 49 la idea de la soberanía de la razón se
tomó como excusa para pasar por encima del Otro, el Otro se neutraliza y pasa a ser un
mero objeto.
Levinas reflexiona acerca del “desgarramiento de una civilización proveniente de un doble
orígen, Atenas y Jerusalén: Una civilización esencialmente hipócrita. Quizá sea hora de
reconocer en la hipocresía el desgarramiento profundo de un mundo, ligado a la vez a los
filósofos y a los profetas, si Europa es la Biblia y los griegos” 50, en este pasaje se refleja la
enorme decepción que este filosofo expresa acerca de la civilización occidental en la
modernidad. Levinas cree que nuestra filosofía occidental no nos ha llevado a experimentar
la alteridad, vivimos la experiencia de la mismidad, es decir, lo que cuenta soy yo, los
demás cuentan al servicio de mi mismo, esta forma de pensar filosófica le da la prioridad y
el privilegio al yo, creando seres egoístas, que únicamente piensan en sus necesidades,
pasando por alto al otro, únicamente nos damos cuenta del otro en la medida en que nos
puede servir.
El ideal de la verdad socrática reposa en la suficiencia esencial del mismo en su
identificación de ipseidad, en su egoísmo. Para Levinas la filosofía occidental es una
egología, puesto que supone primacía del mismo.
Para la tradición filosófica el conflicto de la alteridad se resuelve por la teoría en que el otro
se reduce a mi mismo. “Descartes considerado el padre del pensamiento moderno, toma
como punto de partida el yo existo porque pienso,”51 sin embargo en sus meditaciones no
hace referencia a la alteridad, el hombre se encuentra solo, ésta es la propuesta de la
filosofía moderna, la razón como elemento primordial del hombre, desafortunadamente
tomar como base a la razón encierra al hombre en el individualismo y egoísmo.
Levinas critica a la ontología por su egoísmo, critica a Heidegger en el sentido de que para
el, la relación con el otro es una relación de pertenencia, de posesión.
48
Op. cit. “Totalidad e infinito”, p. 37.
49
Idem. 67.
50
Alberto Sucasas. “Levinas: lectura de palimpsesto”, edit. Lilmod, 1ª ed. Buenos Aires, 2006, p. 56.
51
Op. cit. “Ciencias sociales y alteridad”, UPM.
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X. CONCLUSION.
Es evidente que el lugar del otro es la base de la filosofía de Levinas, el otro como la idea
del infinito, se le podría criticar, y algunos lo han hecho, por el hecho de que Levinas
coloca al otro en un nivel más alto que al yo, pudiendo ser esta relación una de igualdad
(como lo propone Buber). Sin embargo después de haber experimentado la catástrofe de las
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BIBLIOGRAFIA.
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Buenos Aires, 2004.
29
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2009.
Volpi, Francisco. “El Nihilismo”. Edit. Biblos, 1ª ed. Buenos Aires. 2005.
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Barcelona 1989.
http://es.wikipedia.org/wiki/Emmanuel_Levinas.
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