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Bogotá, septiembre 21 de 2019

Señores (as)
EMIGRANTES DE VENEZUELA
La ciudad

Queridos Emigrantes:

Tenemos conocimiento de la situación que pasa en estos momentos su país, sabemos que
desenas de ustedes han salido de su país en búsqueda de mejorar su calidad de vida a
varios países cargando con maletas y recuerdos de un país que dicen que ya no les
pertenece, sabemos que muchos piensan que le "arrabataron" su país.

En varios países sabemos que son esclavos de los tiempos actuales, ya que son
inmigrantes que trabajan muy por debajo del salario mínimo en condiciones denigrantes
y sin derechos. En varios países muchas veces por ser venezolanos son discriminados y
no les dan empleo, es una discriminación generalizada e injusta.

Salir de su país solo con lo poco que pueden llevar ha de ser muy difícil ya que hay
historias a montones de venezolanos marginados por su color de piel, por su origen
inmigrante, por su condición socioeconómica.

Pero la situación por la que pasan no será para siempre y pronto todo se solucionara y
podrán volver con su familia a su anhelado país.

Para concluir, la revista semana en su edición 1951 realizo una entrevista a un emigrante
de Venezuela Nicolás Newman donde nos comenta de las situaciones por las que ha
pasado y por las enseñanzas que le ha dejado el no estar en su país.

“Hace cinco años que salí de Venezuela y no hay un solo día en el que no imagine volver
a mi país, pues como dice la canción, llevo su luz y su aroma en mi piel y definitivamente
el cuatro en el corazón. Ser venezolano no es fácil en estos días, pues sobran las razones
para estar inquieto, sentirse frustrado e impotente. Estar lejos complica aún más ese sentir.
Sin embargo, ser venezolano implica tener la capacidad de adaptarse, enfrentar los
obstáculos y llevar siempre una sonrisa en el rostro, sonrisa que posiblemente
mantenemos por los recuerdos de la Venezuela de antier o los sueños de la Venezuela del
mañana.

Estar lejos de mi país ha sido una experiencia muy enriquecedora, pues, he podido
contrastar realidades, entender y conocer contextos antes ajenos, comparar situaciones y
sentirme doblemente capaz y comprometido con el entorno y las personas que me rodean.

Mi vida como inmigrante me ha permitido experimentar múltiples situaciones,


situaciones que posiblemente no hubiese podido vivir si no hubiese salido de Venezuela.
Estas situaciones me han ayudado a entenderme más a mí mismo y ser más precavido o
prudente respecto a lo que digo y hago. Lo anterior ha generado en mí un imperativo que
es el de darme la tarea de entender y respetar al otro pese a sus diferencias. Creo que al
igual que yo, muchos de los venezolanos que salieron del país también han tomado este
imperativo para sí mismos. Por esta razón, me gusta y procuro ser optimista.

Así, pienso que esta dura situación por la que estamos pasando los venezolanos ha sido y
será de gran aprendizaje para todos en múltiples sentidos.

Creciendo y aprendiendo, tanto dentro como fuera de Venezuela, hoy por hoy los
venezolanos tenemos 116 motivos para sentirnos orgullosos y esperanzados, pues, son
116 los días en los que el pueblo de Venezuela, y especialmente los jóvenes en la calle,
han demostrado su voluntad e incansable aspiración libertaria, resistiendo así a la brutal
represión de aquellos que son minoría y pretenden mantener secuestrado al país y sus
instituciones.

Así mismo, los venezolanos, tanto dentro como fuera del país, hemos demostrado nuestra
capacidad de organizarnos, y democráticamente, manifestar nuestro profundo rechazo a
la inconstitucional Constituyente propuesta por el régimen de Maduro. Lo anterior por
medio de la mayor muestra de desobediencia civil que suscitó la consulta popular del
pasado 16 de julio donde participamos más de 7.500.000 venezolanos. También los
venezolanos le hemos dicho al mundo que seguiremos firmes a nuestras raíces
republicanas, con la verdad y la paz como bandera, hasta que recuperemos nuestro país y
finalmente podamos gritar ¡Viva Venezuela libre!.

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