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1.

Elabora un mapa conceptual considerando los tópicos de las guerras: Árabe- Israelí, de Corea, Cubana, de Vietnam y de
Afganistán
2. ¿Cómo explicas que aún se presenten conflictos armados en algunas regiones del mundo, a pesar de la terminación de un orden
bipolar? 2. ¿Cómo imaginas una solución al conflicto Árabe-Israelí que resulte digna y definitiva? 3. ¿Por qué Corea del Norte
sigue siendo un foco de tensión para la seguridad mundial y es considerada por los Estados Unidos como un escenario de
confrontación? 4. ¿Qué cambios piensas que podrían darse en Cuba cuando concluya el régimen Castrista?
3. Tomando en consideración los siguientes cuestionamientos o juicios. da a conocer en el grupo y lo entrega para su revisión y
valoración.
¿Consideras que el fin de la guerra fría resolvió el conflicto entre los países subdesarrollados y los altamente industrializados?
¿Consideras que el no alineamiento es una política que ha mejorado la situación de los países del tercer mundo?
¿Consideras que se ha superado la posibilidad de que vuelvan a surgir gobiernos autoritarios y represivos en América Latina?

3.1.3. Enfrentamientos Bipolares.

Israel y Palestina
Palestina es una región que, desde sus propios orígenes históricos, ha sido escenario de múltiples y constantes enfrentamientos entre
pueblos tan diferentes, étnica, religiosa y culturalmente que hasta la fecha persisten, específicamente por el control y dominio del
territorio. Está ubicada en la costa oriente del Mar Mediterráneo y fue habitada por tribus como cananeos, filisteos, semitas y hebreos,
entre otros. El nombre proviene de los filisteos, ya que en hebreo se dice pelishtim. El nombre de Israel procede del personaje bíblico
Jacob, al que le fue cambiado el nombre por Yisra'el; es decir, “El que lucha con
Dios”, por ello, las tribus que se unieron y se reconocieron como descendientes de Jacob se llamaron a sí mismas “hijos de Israel o
israelitas.
No fue sino hacia alrededor del año 1,000 a.C. cuando los israelitas tomaron el control del territorio, que luego fue objeto de conquista,
primero por parte de los asirios y luego por los babilonios y los persas. A la dominación persa le siguió la de los griegos, cuando
Alejandro Magno, de Macedonia, conquistó la región en el año 333 a.C. Esa situación perduró hasta que Cneo Pompeyo Magno
conquista Palestina para
Roma, convirtiéndola en una provincia gobernada por líderes judíos.
Muchas fueron las revueltas del pueblo judío contra el dominio romano, pero todas resultaron un fracaso, generándose así la “diáspora
judía”. A partir de entonces, el territorio dejó de llamarse Judea y empezó a referírsele como Palestina.
En el año 639 d.C. serán los árabes quienes conquistarán el territorio, y su dominio se extenderá hasta 1516, con excepción de la época
en que se estableció el “Reino de Jerusalén” (1099–1291) lo cual ocurrió en el período de las cruzadas (siglos XI y XIII). En 1517 fue
anexionada por el imperio otomano, situación que se prolongó hasta 1917, año en el que el imperio británico prometió a los judíos un
“hogar nacional”, lo que finalmente no cumplió.
La lucha por el control de Palestina se vuelve a manifestar una vez finalizada la
Segunda Guerra Mundial. Inglaterra decide retirarse del territorio, ya que el conflicto entre judíos y palestinos había resurgido con
extrema violencia, y deja en manos de la ONU el conflicto para que sea ella quien lo resolviera. La ONU decidió un plan que dividía a
Palestina en dos Estados, dándole a Israel un 54% del total del territorio, dejando a Jerusalén como un territorio administrado por la
ONU. Inmediatamente, la Liga Árabe se opuso a esas resoluciones.
La Liga Árabe fue fundada en 1945 por siete Estados: Egipto, Irak, Jordania,
Líbano, Arabia Saudita, Siria y Yemen; tiene su sede en El Cairo, Egipto. Sus objetivos son: “Servir el bien común de todos los países
árabes, asegurar mejores condiciones para todos los países árabes, garantizar el futuro de todos los países árabes y cumplir los deseos y
expectativas de todos los países árabes”.
Como el 14 de mayo de 1948 expiraba el mandato británico sobre Palestina, el
Estado de Israel fue proclamado como tal de acuerdo con el mandato de la
ONU. Rápidamente, los países árabes vecinos declaran la guerra a Israel, que se mantuvo por 15 meses, y en el que al final de ella Israel
amplió un poco más su territorio: Jordania se apodera de lo que hoy es Cisjordania, y Egipto, de la

Franja de Gaza.
Después vendría la llamada “Guerra de los Seis Días”, que en 1967 enfrentó Israel con Egipto, Jordania y Siria, con el apoyo de Irak,
Kuwait, Arabia Saudita, Sudán y Argelia. El resultado fue que Israel había conquistado un territorio cuatro veces mayor que el suyo
propio, obtenido en 1949. Otro resultado fue el bloqueo del tráfico del canal de Suez, que se mantuvo hasta 1975.
En la actualidad, Israel ha mantenido bajo ocupación militar durante cerca de 20 años una franja de terreno en el sur del Líbano, la
denominada por Israel como
“zona de seguridad” debido a los continuos ataques que desde el sur de Líbano se producen contra las ciudades del norte de Israel por
parte de grupos armados palestinos.

Los inicios del conflicto se remontan al período colonial y al surgimiento de los movimientos nacionalistas en Europa y en Oriente
Medio.

Desde finales del siglo XIX, en las provincias árabes del Imperio otomano se fueron desarrollando movimientos nacionalistas que
reivindicaban la autodeterminación de la población autóctona haciendo valer su identidad árabe. Asimismo en Europa, al calor de la
ola de nacionalismos, se articuló un movimiento singular, el sionismo, que propugnaba la creación de una entidad estatal para los
judíos dispersos por el mundo. A pesar de ser un movimiento eminentemente laico, el sionismo vio en Palestina, tierra donde se fundó
el judaismo, el lugar ideal para realizar su proyecto nacional. Desde principios de siglo, este movimiento propició la instalación de
judíos europeos en ese territorio todavía bajo administración otomana. Esta inmigración tomó envergadura bajo el Mandato Británico
entre 1920 y 1948 (el sistema de mandatos fue establecido por la Sociedad de Naciones en las colonias de las potencias derrotadas en
la Primera Guerra Mundial; debía prepararlas para la independencia).

Mientras que otras provincias otomanas fueron alcanzando paulatinamente su independencia, la disputada Palestina siguió bajo control
colonial. Los dos proyectos nacionales, el árabe palestino y el sionista, chocaron cuando la comunidad judía inmigrada, aunque
minoritaria, tomó envergadura y amplió sus propiedades siguiendo planes de control territorial. Su proyecto estatal se hizo claro
cuando el yichuv, la comunidad judía en Palestina, fue creando instituciones autónomas a modo de un protoestado judío y
desarrollando prácticas excluyentes y discriminatorias respecto a los árabes. Poco a poco fue creciendo una espiral de violencia entre
árabes y judíos sionistas (entre 1936 y 1939 tuvieron lugar importantes revueltas árabes) lo que llevó a barajar la partición del
territorio. Tras la segunda Guerra Mundial y ante la inminente retirada británica las Naciones Unidas (resolución 181, noviembre
1947) propusieron formalmente la partición del territorio y la creación de dos Estados, uno árabe palestino y otro judío. Este plan fue
rechazado por los árabes pues legalizaba, a sus ojos, los planes y las colonias establecidas por los sionistas.

En mayo de 1948, la comunidad judía declaró unilateralmente la creación del Estado de Israel, acto que desencadenó la intervención
militar de los Estados árabes vecinos en apoyo a los palestinos. A raíz de esta primera guerra árabe-israelí, el Estado judío no sólo
resistió la intervención árabe, sino que provocó la salida de gran parte de la población palestina que quedaba en su territorio y amplió
la superficie de su territorio más allá de lo previsto en el plan de partición. Israel aprovechó además la desarticulación de la sociedad
palestina provocada por el éxodo y la guerra. Los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza quedarían bajo control de Jordania y
Egipto respectivamente; se frustraba la creación de un Estado árabe en Palestina, y la ciudad de Jerusalén quedaba dividida.

El nuevo Estado judío se alineó pronto con las potencias europeas frente al nacionalismo árabe (guerra del canal de Suez en 1956);
ganándose su apoyo político y económico. Además a raíz del genocidio nazi, afirmó su razón de ser al declarar Israel como único
refugio seguro para todos los judíos. Durante las primeras décadas Israel se consolidó como Estado y promovió la instalación masiva
de judíos. En cambio, a raíz de la guerra, los palestinos vieron frustrado su derecho a disponer de un Estado propio. Dispersos entre
varios países y divididos internamente su actuación casi se limitó a algunos hostigamientos poco eficaces contra Israel. En 1964 se
crearía la Organización para la Liberación de Palestina, OLP.

Por imperativos de seguridad (la necesidad de contar con más profundidad defensiva ante los hostigamientos de sus vecinos árabes) y
de recursos naturales (el control del agua), en junio de 1967 Israel ocupó el Golan sirio, la península del Sinai egipcio y los territorios
palestinos de Cisjordania y Gaza. Con la ocupación de estos últimos Israel se apoderaba de la totalidad del territorio de la Palestina del
Mandato; sin embargo no los anexionaría ante la imposibilidad de expulsar a su población árabe y para evitar incrementar el número
de árabes con ciudadanía israelí.

Desde 1967 Cisjordania y la Franja de Gaza han estado bajo ocupación militar israelí. Este régimen ha supuesto el estado de
excepción permanente (autoridades y legislación militar), la persecución de los nacionalistas palestinos, la apropiación de sus recursos
naturales (tierra y agua), la gradual expropiación de tierras para la instalación de colonos (en 1997 hay más de 150.000 colonos en los
territorios ocupados y otros 170.000 en Jerusalén Este) y bases militares, la progresiva judaización de la parte oriental de Jerusalén
(donde se pretende que la población árabe deje de ser mayoritaria), y, en fin, la total subordinación de la economía palestina a la
israelí.

Mientras tanto la oposición palestina se organizó en el exterior. Durante los años 70 y 80', la OLP recompuso el tejido nacional
palestino y organizó un Estado en el exilio que logró el reconocimiento y el apoyo internacional. La OLP combinó el encuadramiento
de la población palestina refugiada, la acción diplomática y la lucha armada para liberar el territorio. Progresivamente la OLP fue
aceptando la fórmula de la partición territorial pero exigiendo la materialización de los derechos nacionales del pueblo palestino: libre
determinación, derecho a disponer de un Estado y retorno de los refugiados.

Ante la intransigencia israelí y el continuo apoyo de sus valedores externos, ni la vía diplomática seguida por la OLP ni la lucha
armada dieron resultados. A finales de 1987 la iniciativa fue retomada por los palestinos del interior que desencadenaron el
levantamiento popular en Cisjordania y Gaza. La intifada supuso un vasto movimiento de rechazo a la ocupación y de desobediencia
civil que causó una profunda conmoción en Israel, desenmascaró la realidad de la ocupación y desencadenó un vasto apoyo
internacional a los palestinos.

Al calor de la revuelta, en junio de 1988, Jordania cortó sus vínculos administrativos con Cisjordania, y en noviembre el Consejo
Nacional Palestino (parlamento en el exilio) declaró el Estado de Palestina. La situación se hizo cada vez más insostenible para Israel,
que seguía resistiéndose a cambiar de política. La Guerra del Golfo crearía las condiciones para que se concretase un marco de
negociaciones tutelado por los EE.UU..

La Guerra de Corea

Por muchos siglos, la península de Corea estuvo gobernada por la dinastía Yi, como una monarquía absoluta independiente. A principios
del siglo XX fue centro de disputas por el dominio regional entre China, Rusia y Japón. En 1905, el imperio ruso reconoció la supremacía
de Japón sobre Corea, convirtiéndose en un protectorado de ese país. En 1910, Japón completó la anexión de Corea, dominio que se
prolongó por cerca de 35 años. En 1919, un grupo en el exilio, en China, había establecido un gobierno.
Durante la Segunda Guerra Mundial se organizaron grupos clandestinos de resistencia. Por su parte, los países aliados se habían
comprometido a través de la “Declaración de El Cairo”, en diciembre de 1943, a restablecer la independencia de Corea una vez finalizada
la guerra, pero el hecho de que la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas diera evasivas, primero en Yalta y luego en Potsdam, para dividirla en cuatro zonas de
ocupación, abrió un espacio de incertidumbre sobre su futuro.
Hasta el 8 de agosto de 1945, dos días después de estallada la bomba de
Hiroshima, la Unión Soviética invadió Corea del Sur en su parte norte y
Manchuria. Al capitular Japón, Estados Unidos le pidió que se rindieran a la
Unión Soviética a los que estaban por encima del Paralelo 38, y a las tropas de debajo de ese paralelo, que se rindieran a Estados Unidos.
Desde entonces quedaron, de hecho, dos zonas de ocupación, siendo el Paralelo 38 la frontera.
A partir de este momento se iniciará el conflicto que a la postre terminaría en guerra entre ambas Coreas, con la consecuente división
del territorio. Dicho conflicto inició cuando fue planteada la pregunta de quién debería supervisar la instauración de un nuevo sistema
político en Corea. La Unión Soviética se inclinaba por el establecimiento de una república popular o comunista, con Kim Il
Sung a la cabeza. Estados Unidos y la ONU, por una república democrática y representativa, por lo que deberían celebrarse elecciones
en todo el territorio.
No se llegó a ningún acuerdo. La Unión Soviética cedió el poder en el territorio a la alianza de partidos de resistencia, encabezados por
el Partido del Trabajo; en cambio, en mayo de 1948, las Naciones Unidas impulsaron la celebración de elecciones en la parte sur del
Paralelo 38, que daría lugar a la creación de la
Asamblea Nacional o Parlamento, cuya principal función sería redactar una constitución democrática.
El 3 de septiembre de 1948 fue instituida, bajo el patrocinio soviético, la
República Popular Democrática de Corea. Días antes, el 15 de agosto, y con el apoyo de Estados Unidos, había sido proclamada la
República de Corea como único gobierno legítimo. La intención de la ONU y de Estados Unidos era establecer un sistema parlamentario
similar al de la mayor parte de las naciones europeas y al método de gobierno impuesto en Japón por las fuerzas de ocupación
estadounidenses; es decir, un régimen donde el parlamento contara con un predominio notable dentro del sistema político, y el presidente
de la república o primer ministro desempeñara un papel meramente parlamentario.
El Parlamento coreano terminó por nombrar a Syngman Rhee como presidente, el cual, a través del tiempo, convertiría al régimen
coreano en una dictadura personalista y permanecería en el poder hasta 1960, cuando una ola de manifestaciones lo obligó a abandonar
el país.
El 25 de junio de 1950, Corea del Norte invadió a Corea del Sur con el fin de unificarlo bajo el comunismo, comenzando así la guerra
que duraría tres años.
China Popular y la Unión Soviética apoyaron al norte, mientras que Estados
Unidos y Gran Bretaña apoyaron al sur. Este conflicto finalizó en julio de 1953 con la firma de un armisticio entre ambas apartes, por
lo que técnicamente ambos países se encuentran aún en guerra, pues nunca se firmó un tratado de paz.

La Revolución cubana

Al igual que otros territorios de América Latina, la isla de Cuba también fue colonia española desde 1512, y así como los habitantes de
América lucharon por obtener su independencia, Cuba la inició a partir de 1868 con el llamado
“Grito de Yara”, dirigido por Carlos Manuel de Céspedes. Este primer movimiento independentista se extendió por un período de diez
años, ya que finalizó con la firma de un convenio bautizado como “Paz de Zanjón”, firmada en 1878.
En 1895, se reanuda el movimiento de independencia con el “Grito de Baire”, ahora bajo el liderazgo de José Martí, y con la intervención,
a partir de 1898, de
Estados Unidos, que había intentado adquirir en varias ocasiones, por medio de compra venta, la isla, a lo cual España siempre se había
negado. Ahora, Estados Unidos, en su intento por controlar la ruta comercial del mar Caribe así como la producción azucarera de la isla,
veía con buenos ojos el fin de la presencia española en Cuba, lo que haría más factible su control de la isla y reafirmaría la
“Doctrina Monroe” de rechazar cualquier presencia europea en América. Por eso fue que, utilizando el pretexto de la explosión, un tanto
misteriosa, de uno de sus buques de guerra en el puerto de La Habana, decidió intervenir de manera definitiva en el conflicto a favor de
los independentistas.
La guerra “hispano-estadounidense” o “guerra de independencia de Cuba”, finalizó con la firma del “Tratado de París”, el 10 de
diciembre de 1898. Este tratado significó el inicio del colonialismo estadounidense, ya que Cuba dejaba de ser española y Puerto Rico
era cedido a Estados Unidos, así como el archipiélago filipino.
Sin embargo, Cuba lograría su independencia, ahora de Estados Unidos, hasta mayo de 1902, ya que un gobierno militar estadounidense
administraba la isla desde la firma del Tratado de Paris. Cuba se había convertido en un protectorado estadounidense.
Tomás Estrada Palma fue el primer presidente de Cuba, practicando una política de gobierno sumisa a Estados Unidos. En 1906, su
reelección resultó bastante irregular, por lo que se suscitaron una serie de protestas orillándolo a solicitar la intervención de Estados
Unidos para salvar su gobierno. Cuando finalmente dimitió, Cuba quedó bajo el control de Estados Unidos, el cual impuso a un
gobernador títere de nombre Charles Magoon.
Esta nueva intervención se mantendría hasta 1913, año en que se realizaron elecciones presidenciales, triunfando el conservador Mario
García Menocal.
Vendría después el conflicto de la Primera Guerra Mundial, en el cual Cuba participó del lado de los aliados.
Las constantes dificultades económicas generadas por el control estadounidense, tanto en las finanzas, la agricultura y la industria de
Cuba, generaba un ambiente de crisis que no tenía fin. Se sucedieron más gobiernos aliados a Estados Unidos que prometían reformas
para mejorar la calidad de vida del pueblo cubano. Esas reformas nunca se cristalizaron, por lo que la situación de inconformidad seguía
creciendo en la Isla.
El 10 de marzo de 1952, un militar de nombre Fulgencio Batista y Zaldívar, que ya había ocupado el poder hasta por dos ocasiones en
años anteriores, llevó a cabo un golpe de Estado, construyendo un régimen militar dictatorial. Se mantendría en el poder hasta 1959, año
del triunfo de la “Revolución Cubana”, que encabezó Fidel Castro Ruz junto con Ernesto “Ché” Guevara y Camilo
Cienfuegos, entre otros.
El 3 de enero de 1961, en una de las últimas medidas de su gobierno antes de entregárselo a John F. Kennedy, el presidente Dwight D.
Eisenhower cortó las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba. El enfrentamiento abierto era inminente, y se mantiene hasta
nuestros días.
Los motivos de esa ruptura estriban en que la revolución cubana adopta la forma de “Revolución Comunista”, afectándose de manera
absoluta los intereses de los empresarios estadounidenses al ser nacionalizadas todas sus propiedades.
Estados Unidos responde, primero, con el embargo comercial y, luego, con el entrenamiento militar, promoción y apoyo hacia un grupo
de anticastristas exiliados para invadir la isla con el fin de derribar al régimen comunista de Fidel Castro. Este hecho, ocurrido el 17 de
abril de 1960, se le conoce como el
“Desembarco de Bahía de Cochinos”, la cual organizó la CIA desde Nicaragua y que resultó un completo fracaso.
Después vendría la “Operación Mangosta”, también organizada por la CIA, con el fin de promover actos de sabotaje, terrorismo,
asesinatos de los líderes cubanos, ataques militares e infiltraciones que desestabilizaran al gobierno cubano y lo llevaran a su
aniquilación. La ofensiva de aislamiento contra Cuba avanzó en enero de 1962, cuando los países americanos tomaron la decisión de
excluirla de la OEA.
Como respuesta, Cuba accedió a la sugerencia de la Unión Soviética de instalar cohetes nucleares en su territorio, lo que condujo a la
“Crisis de los Misiles de
Cuba” en octubre de 1962, constituyéndose en el momento más importante de la “Guerra Fría”. Esta crisis se resolvió cuando la Unión
Soviética accedió a desmantelar las bases de misiles a cambio de la promesa de que Estados
Unidos no invadiría a Cuba.

La Guerra de Vietnam
Indochina, ubicada al sur de China, fue un espacio colonizado por los franceses desde principios del siglo XIX. Ese territorio comprendía,
entre otros, al que hoy conocemos como Vietnam, el cual en 1940 fue invadido por Japón, que luego de ser derrotado por las fuerzas
aliadas, declara su independencia el 2 de septiembre de 1945.
Francia intentó recuperar Vietnam, pero finalmente, después de una larga lucha contra su ocupación, que duró casi un siglo, Vietnam
obtuvo su independencia por medio de una revolución encabezada por Ho Chi Min.
Fue a raíz de su derrota en la batalla de Dien Bien Phu, llevada a cabo en 1954, cuando los franceses decidieron celebrar negociaciones
de paz en Ginebra. Ahí se prescribió que Vietnam se dividiría provisionalmente en dos zonas militares: Al norte del Paralelo 17 se
mantendrían las fuerzas comunistas de Ho Chi Min, que desde septiembre de 1945 habían establecido en dicha área la República
Democrática de Vietnam; en el sur quedaron estacionadas las fuerzas francesas y los vietnamitas anticomunistas, encabezados por Ngo
Dinh Diem, que en 1949 había creado, con la venia de París, la República de Vietnam.
De acuerdo con lo estipulado en Ginebra, se debía proceder a la realización de elecciones en el país para reunificarlo y definir la tendencia
política del nuevo gobierno. Diem se negó a cumplir esta condición, alegando que el país corría peligro de caer bajo el totalitarismo
comunista, y se limitó a ordenar la celebración de un referendo en el sur mediante el cual fue confirmado como presidente. De esta
forma se materializó la división de Vietnam en dos estados antagónicos entre sí.
En un principio parecía que el gobierno sureño podría garantizar la supervivencia del Estado anticomunista, pero muy pronto el régimen
de Diem comenzó a ser acosado por las guerrillas comunistas del Vietcong. La verdad era que el sur estaba pésimamente administrado
por un incompetente y corrupto gobierno militar, incapaz de enfrentar eficazmente los grandes problemas que aquejaban a la población.
Por si fuera poco, el frente militar se estaba deteriorando gravemente a favor de los comunistas. Para fines de los años sesenta, parecía
sólo cuestión de tiempo que el sur cayera en manos de los comunistas del norte. Fue cuando hizo su aparición Estados Unidos para
impedir la derrota definitiva del gobierno de Diem y evitar que se propagara el comunismo por todo el sureste asiático. Desde 1961,
Estados Unidos envió apoyo militar y logístico masivo a Vietnam del Sur, mientras que el Norte era apoyado por la Unión
Soviética. En Vietnam se escribió una de las más sangrientas y vergonzosas páginas de la “Guerra Fría”. Casi una década y media de
guerra entre el
Vietcong y el ejército de Estados Unidos devastó al país. Bien conocida es la bárbara destrucción que las fuerzas armadas de Estados
Unidos perpetraron en
Vietnam, país en el que arrojaron más bombas que las usadas en total durante la
Segunda Guerra Mundial. Fue sobre todo durante el período 1965-1968 cuando el ejército de Estados Unidos se ensañó más sobre
Vietnam y su pueblo.
Además, durante la guerra, Estados Unidos experimentó armas perversas como el NAPALM y los defoliantes, que arrojó
indiscriminadamente sobre la población.
Nada de eso pudo doblegar a Vietnam del Norte; al contrario, la eficaz estrategia de “guerra de guerrillas” estaba diezmando al
todopoderoso e invencible ejército de Estados Unidos, que fue humillado en varias ocasiones, como sucedió durante la denominada
“ofensiva del Tet” en 1968.
Estados Unidos perdió la guerra en el frente interno. Las atrocidades cometidas en Indochina tuvieron trascendencia mundial y
provocaron en el interior de
Estados Unidos una profunda división, producto de la crisis moral que desataron las protestas de los sectores estudiantiles e intelectuales.
El rechazo a la guerra se convirtió en un fenómeno político mayúsculo que desacreditó a la administración de Lyndon B. Jonson,
desmoralizó a las fuerzas en el frente y confrontó a la sociedad estadounidense consigo misma. En Vietnam llegaron a contarse hasta
casi 700 mil efectivos militares, la mayor parte de los cuales jamás encontró alguna buena razón para justificar su presencia tan lejos de
casa.
En 1968, Richard Nixon llegó a la presidencia de Estados Unidos con la intención de poner fin a la impopular guerra en la primera
oportunidad, lo cual logró con la firma del “Tratado de Paz de París”, en 1973, aunque no sin antes ordenar el recrudecimiento, por
algún tiempo, de los bombardeos a Vietnam y
Camboya.
Esta guerra terminó con la histórica victoria de las fuerzas del Vietcong en 1975, cuando tras una corta ofensiva, los norvietnamitas
lograron concretar la recuperación del sur para, aproximadamente un año más tarde, unificar definitivamente al país bajo el mando
comunista

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