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PASTORAL JUVENIL
REGLAS PRACTICAS:
o Este tema es invitación a una respuesta. Se invita por lo tanto, a las personas, a abrirse o
a abandonarse en el Espíritu. Es El que nos hace dar la respuesta en la Evangelización
y el que produce la vida nueva.
ESQUEMA DE CONTINUIDAD:
A. La vida cristiana comienza con un nuevo nacimiento. Citas
a. Es el Espíritu Santo el que produce vida nueva
b. Tenemos esa vida nueva desde el bautismo
B. Todo es obra del Espíritu:
a. El hace reconocernos pecadores. Nosotros nos justificamos
b. El hace descubrir al Salvador. Nosotros no entendemos la salvación.
c. El junta pecador con Salvador y produce vida nueva.
C. No se trata de saber lo anterior, sino abrirnos a la acción del Espíritu. Citas
“Es necesario nacer de nuevo”. “El que no nace de lo alto no leude ver el Reino de Dios”. El
que no nace de Espíritu Santo no pude entrar en el Reino de Dios”. Juan 3, 3ss.
Es el Espíritu Santo, Señor y Vivificador, el que produce en nosotros el nuevo nacimiento para
Vida Nueva.
Como cristianos ya bautizados hemos recibido, por la acción eficaz del sacramento, en germen
esa Vida Nueva, y se ha tenido en lo profundo del espíritu un nuevo nacimiento.
Pero de joven o de adulto, con pleno conocimiento de causa, se debe hacer una opción lúcida y
libre, de lo que inconscientemente se recibió de pequeño.
De pequeños, decía San Agustín, nuestros padres y padrinos no nos prestaron los pies para
encaminarnos a la Iglesia, el corazón para creer y los labios para confesar la fe.
Pero después cada uno debe hacer su propia decisión y opción, dirigiéndose por sus propios pies
hacia la Iglesia, creer con su propio corazón, y confesar la fe y testificar con sus propios labios.
Decisión y opción lúcida y libre que se abra a la experiencia de ese nuevo nacimiento donde
empieza también la experiencia de Vida Nueva.
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No basta estar enterados de la multiforme acción del Espíritu Santo, necesitamos abrirnos a su
acción volviéndose hacia El, invocándolo.
Ven, Espíritu Santo!, ilumíname, condúceme, llévame a Jesús, mi Salvador.
Es el Espíritu Santo quien prepara el corazón y es El quien, por la acción sacramental eficaz, sea
del bautismo o de la reconciliación, realiza la obra de salvación.
Abrámonos al Espíritu Santo, tomemos conciencia de que Él es el que nos conduce en el camino
de la conversión y el que produce en nosotros el nuevo nacimiento.
Todo cristiano bautizado necesita la experiencia de esa acción vivificadora del Espíritu en un
nuevo nacimiento siempre actual.
“Te invadirá el Espíritu de Yahvé y quedarás cambiado en otro hombre”. 1 Samuel 19, 6
“Quitaré de su cuerpo el corazón de piedra y le daré un corazón de carne, para que caminen
según mis preceptos y observen mis normas y las pongan en práctica”. Ezequiel 11, 20.
“Os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un Espíritu Nuevo”. Ezequiel 36-26.
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