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Instagram, ¿traición o consecuencia evolutiva?

Para poder entrar a discutir sobre este fenómeno, primero tenemos que revisar su esencia,
o bien, la libertad, pues de aquí podríamos entender su impacto cultural, porque como
afirman antropólogos, entre ellos Levi Strauss, la sociedad actual es el resultado de todo
el proceso evolutivo a lo largo de los años, pasando por diferentes etapas, algunas fáciles
pero otra difíciles donde hemos concluido que tenemos necesidades y hemos buscado
desarrollar soluciones a esas necesidades; Levi ha demostrado con el análisis de
diferentes fenómenos o problemáticas actuales que cada cambio, transformación, detalle
o juicio, está directamente influido por lo que fue la humanidad primitiva. Algunos
ejemplos de estos temas estudiados son el incesto, la diferencia entre sexos y el
feminismo, por autores como Immanuel Wallerstein, Pierre Bourdieu y Judith Butler
(sociólogos); pero también hemos tenido muchos avances a nivel tecnológico que son un
claro ejemplo de una solución a la necesidad de comunicación , donde surgen las redes
sociales, estos desarrollos evolucionan con nosotros, y ahora se han convertido en fuente
de autoestima, fuente de relaciones públicas y afectivas, volviéndonos un poco más
dependiente de ellos, pero también han sido de mucha utilidad para movimientos sociales
y campañas medioambientales, donde con tanto público se han logrado muchos objetivos.
A veces vivimos en la ignorancia, emitiendo juicios sin saber realmente sobre lo que
estamos juzgando, ignorando que esto tiene un trasfondo que personas influyentes
intentan ocultarnos poco a poco para imponer sus ideales, que paradójicamente son
producto de esa misma evolución. Pero, ¿qué es la libertad?

Algunos la ven como ausencia de límites, otros como una jerarquización de acciones
encerradas en la jaula del sistema global. John Stuart Mill la menciona así; “libertad social
o civil, es decir, la naturaleza y límites del poder que puede ser ejercido legítimamente
por la sociedad sobre el individuo: cuestión raras veces plateada y, en general, poco
tratada, pero que con su presencia latente influye mucho sobre las controversias prácticas
de nuestra época…” Y esa época aplica en todo contexto. Siempre estamos bajo
conceptos sociales que nos llevan a seguir modelos dependiendo de nuestros gustos, y de
lo que sea “tendencia” en el momento, y esto se refleja perfectamente en Instagram, como
una imagen en el agua. Las personas suelen expresar sus sentimientos y estados mediante
fotos para que los demás puedan sentir eso que pretenden transmitir. Y está bien, sabemos
que el ser humano es social por naturaleza, pero ¿qué pasa cuando nos empezamos a
poner máscaras?

Estas máscaras son un refugio bastante cómodo. Nos escondemos en apariencias y


mostramos en esta red social, mediante imágenes, lo que queremos proyectar de nosotros;
Dinero, belleza, sensualidad, humildad (pero siempre logran lo contrario con este punto),
ternura, sociabilidad, en fin… Un punto bastante aclamado y típico: Tratar de mostrar que
somos felices. Una felicidad relativa y subjetiva que el público aclama a gritos; Una
felicidad que cualquiera quiere proyectar a costa de lo que sea… A costa de perder la
individualidad sólo para brindar una imagen atractiva. Myrta Casas de Pereda lo explica
de esta forma: “La apariencia es siempre un cúmulo incesante de sentidos.Y si bien debe
alguna moneda a la verdad, que en parte vela, está mucho más articulada o dependiente
del placer que suscita. (…) La cortina, en su función de ocultamiento revela de algún
modo lo escondido.” Pero eso escondido es precisamente lo que no queremos mostrar; El
miedo, la inseguridad, una baja autoestima, una vida familiar difícil, un matrimonio
destruido, deudas en el hogar, celulitis, ojeras, cabello despeinado, gorditos, un bronceado
de sótano, ¿qué más da? ¿Por qué no poder mostrarnos tal como somos? ¿A caso hemos
creado un gran Leviatán en Instagram contra nosotros con unos estándares altísimos?

Respecto a esos estándares, existen dos tipos de personas; las que crean los estereotipos
aprovechando su fama y poder, y las personas que los siguen, aunque muchas veces los
estereotipos son creados por los mismos seguidores al ser tantos que desean ser como una
sola figura. Pero no tienen en cuenta que estas apariencias nos dañan primeramente a
nosotros mismos, tú mismo te quitas tu identidad ya que tú tienes el poder de decidir si
aceptarte o querer ser alguien que no eres, como dice Strauss “nadie puede ser feliz si no
se aprecia a sí mismo”, pues mostrar lo que no se es un grito que expresa tu inconformidad
con tu esencia, con tu ser, cuando lo más importante para la estabilidad de la vida de cada
uno es el autoestima, que muchas veces es dañada también por malos comentarios que
hacen personas que ni te conocen y se empeora la situación cuando lo que ellos creen
conocer ni siquiera eres tú, además muchas veces dejamos de vivir nuestro presente,
hacemos a un lado a las personas reales de nuestro entorno, preocupándonos más por
mostrar nuestra mascara y por el juicio que emitirán de nosotros al ver esta en una red
cuando a personas ni siquiera les importará y entonces resulta que no logramos ninguno
de los dos objetivos, ni vivir la realidad ni lograr mostrar o transmitir lo que se quiere
,quebrantando así la concepción de Strauss “ el hombre que más ha vivido no es aquel
que más años ha cumplido, sino aquel que más ha experimentado de la vida”, pues
tenemos que empezar a vivir más un mundo real que uno virtual. Por otro lado vienen
“las amistades” por Instagram que son totalmente falsas ya que si las dos personas
muestran lo que no son, son dos seres inexistentes amigos, Strauss se refiere a esto así,
“no conozco mayor enemigo del hombre que el que es amigo de todo el mundo” pues
ninguna de las personas que están interactuando pueden saber con certeza quien está del
otro lado, aquí es donde vienen las situaciones que atentan contra la integridad de las
personas, por este intercambio de información a ciegas.

No obstante, está la variable del marketing, va enfocado en toda la publicidad dentro de


la red social, cómo aprovechan las innumerables cifras de usuario para crear necesidades,
y esto no está mal, el problema está cuando todas las personas se empiezan a obsesionar
y se presta para hacer publicidad falsa pero por el hecho de hacer “click”, la cuenta de la
empresa se llena de billetes, el ser siempre ambicioso y egocéntrico pensando solo en su
beneficio pueden llegar a estafar, como sucede en muchos casos.

Sin embargo, Instagram ha tenido muchos impactos positivos en nuestra sociedad, más
que todo por su gran audiencia a nivel global, pues por medio de campañas se ha logrado
una gran ayuda al planeta, como por ejemplo con el #Basurachallenge, además ha sido de
gran utilidad en cuanto a las denuncias por injusticia como violencia a la mujer, y se ha
obligado a los gobiernos a actuar frente a la corrupción, pues entre más personas sean,
más presión se siente de que muchas personas tengan los ojos bien abiertos, entre muchos
mas logros.

En conclusión, también existen personas que aprovechan esta red para aportar cosas
buenas al mundo, como campañas para disminuir la contaminación, entre otras causas, y
cada día aumentan por toda la consciencia que se quiere crear en las personas a través de
esta red, también. Finalmente es triste ver como el mundo, en su mayoría, se rige por
modas perjudiciales para el ser humano, y que en la actualidad sea tendencia el no
quererse tal cual se es, pues la libertad es intrínseca pero el ser humano lo ha
transformado, gran parte, en esta red haciéndose daño él mismo, condicionándose más de
lo que estaba desde su nacimiento, pero todo objetivo requiere de un proceso lento de
cambio y hoy existen demasiadas herramientas para lograr un mundo mejor, lo que se
quiere es que los procesos positivos continúen desarrollándose, y aquellos aspectos donde
está estancado el mundo puedan evolucionar, la idea es que los problemas se soluciones
desde la raíz, es decir, desde la consciencia o el interior de cada uno, ahí es donde
verdaderamente se notará el avance, para eso el mundo necesita personas más reales,
apasionadas y dedicadas, y menos personas conformistas, virtuales y prejuiciosas.

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