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Energía y sensaciones.

Confiamos en nuestros cuerpos para que nos digan cuándo estamos sufriendo dolor; y el
cuerpo, como la mente, sigue pautas familiares. Los hipocondríacos, por ejemplo, consideran
la primera señal de malestar como un mensaje claro de que están gravemente enfermos. En tu
caso, también estás considerando sensaciones familiares y utilizándolas para confirmar tu
sufrimiento.

Muchas personas deprimidas, por ejemplo, interpretan el agotamiento como depresión. Como
no han dormido bien o han trabajado de más, interpretan la fatiga como síntoma de
depresión. La manera de manejar estas sensaciones es despojarlas de la interpretación. En vez
de estar triste, considera esto como la energía de la tristeza. Como el cansancio, la tristeza
tiene un componente corporal que puede descargarse.

En vez de ser una persona ansiosa, maneja la energía de la ansiedad.

Todas las energías se descargan del mismo modo:

Respira profundamente, permanece sentado en silencio, y percibe la sensación en tu cuerpo.


Percibe la sensación sin juzgarla. Sólo retenla.
Permite a los sentimientos, pensamientos o energías que quieran surgir, que lo hagan. Esto
por lo general significa escuchar la voz de la ansiedad, la ira, el temor o el dolor de haber sido
lastimados. Permite que las voces digan lo que quieran decir. Escucha y comprende qué está
ocurriendo.
Deja que la energía se disperse todo lo que pueda. No exijas una descarga completa. Piensa
que tu cuerpo soltará la energía acumulada que pueda.
Luego de unas horas, o al día siguiente, repite todo el procedimiento.
Éste parece un régimen muy estricto, pero lo único que se te pide es que dediques cinco
minutos al día a cualquiera de estas áreas. Los pasos pequeños producen grandes resultados.
La conciencia simple es la normal en la naturaleza; el sufrimiento y las complicaciones que lo
mantienen en marcha no son naturales, y mantener toda esa complejidad es un gasto inútil de
energía. Al esforzarte todos los días por alcanzar un estado más simple, estás haciendo lo
mejor que alguien puede hacer para terminar con el sufrimiento: arrancar las raíces de la
irrealidad.

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