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RECURSOS EN EL PROCESO DE AMPARO DE LEGALIDAD

Rama del Derecho: Derecho Constitucional. Descriptor: Derechos Fundamentales.

Palabras Claves: Recurso, Amparo de Legalidad, Artículos 11 y 12 de la Ley de Jurisdicción


Constitucional.

Fuentes de Información: Normativa, Doctrina y Jurisprudencia. Fecha: 21/03/2019.

Nombre del Investigador: Simons Salazar García.

Contenido

RESUMEN ...................................................................................................................................2

NORMATIVA .............................................................................................................................2
Recursos en Contra de los Autos, Sentencias o Providencias en la
Jurisdicción Constitucional .............................................................................................2

DOCTRINA .................................................................................................................................2
Recursos en Contra del Amparo de Legalidad y su Tramitación Según las
Normas de la Jurisdicción Constitucional ..................................................................2
Forma de Tramitación de los Amparos de Legalidad: En Especial al
Régimen Impugnatorio ....................................................................................................4

JURISPRUDENCIA ....................................................................................................................4
1. Recursos en el Proceso de Amparo de Legalidad ............................................4
2. Fase Recursiva en el Amparo de Legalidad .......................................................7
3. Creación Jurisprudencial del Proceso de Amparo de Legalidad y su
Incidencia dentro del Régimen Recursivo .............................................................. 10
4. Inadmisibilidad del Recurso de Casación Contra la Sentencia en
Proceso de Amparo de Legalidad .............................................................................. 11
5. Fundamento Constitucional del Amparo de Legalidad y su Régimen
Recursivo ............................................................................................................................ 12

1
RESUMEN

El presente informe de investigación recopila normativa, doctrina y jurisprudencia


sobre los Recursos en el Proceso de Amparo de Legalidad, considerando los supuestos
normativos de los artículos 11 y 12 de la Ley de Jurisdicción Constitucional, así como, el
criterio externado por la doctrina nacional y los Tribunales de la Corte Suprema de
Justicia, con respecto al régimen recursivo en los procesos de amparo de legalidad.

NORMATIVA

Recursos en Contra de los Autos, Sentencias o Providencias en la Jurisdicción


Constitucional
[Ley de la Jurisdicción Constitucional]i

Artículo 11. A la Sala en pleno le corresponde dictar las sentencias y los autos con
carácter de tales, que deberán ser motivados. Las demás resoluciones le corresponden
al Presidente o, en su caso, al magistrado designado para la instrucción.

No habrá recurso contra las sentencias, autos o providencias de la jurisdicción


constitucional.

Artículo 12. Las sentencias que dicte la Sala podrán ser aclaradas o adicionadas, a
petición de parte, si se solicitare dentro de tercero día, y de oficio en cualquier tiempo,
incluso en los procedimientos de ejecución, en la medida en que sea necesario para
dar cabal cumplimiento al contenido del fallo.

DOCTRINA

Recursos en Contra del Amparo de Legalidad y su Tramitación Según las


Normas de la Jurisdicción Constitucional
[Urbina Solís, M.G.]ii

[P. 118] Continuando con el análisis del trámite del denominado amparo de legalidad
en la sede contencioso administrativa corresponde el turno a la fase recursiva.

Tomando como base la Ley de la Jurisdicción Constitucional hay que considerar que no
cabe recurso alguno contra las sentencias, autos o providencias de la Sala

2
Constitucional al tenor de lo dispuesto por el artículo 11 de la norma citada. Sin
embargo, el panorama en la sede contenciosa es diferente dado que las partes
pretenden incorporar recursos propios del proceso ordinario al trámite del
denominado amparo de legalidad.

No se puede obviar el hecho que, en algunas ocasiones, la interposición de estos


recursos obedece a prácticas dilatorias de alguna de las partes y que la persona
juzgadora puede rechazarlas ad portas en aplicación de los principios que informan la
Jurisdicción Constitucional, celeridad, oficiosidad, tutela de derechos fundamentales
etc. y sobre este punto, tanto la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia, como el
Tribunal de Apelaciones de lo Contencioso Administrativo coinciden en que debe
aplicarse la Ley de la Jurisdicción Constitucional, cerrando cualquier intención de
desnaturalizar el trámite de ordinariar un proceso que es sumarísimo porque como se
viene apuntando el objeto de este es tutelar el derecho fundamental a un
procedimiento administrativo pronto y cumplido, sin dilataciones arbitrarias.

“Como corolario de lo anterior, resulta claro que el amparo de legalidad, tramitado y


resuelto bajo la normativa y principios de la jurisdicción constitucional, será resuelto
por sentencia del Tribunal Contencioso Administrativo en única y última instancia, lo
cual no significa otra cosa que carece de ulterior

[P. 119] recurso y particularmente de casación.- "1

“III. No esta demás señalar lo expuesto por el artículo 11 de la Ley de la Jurisdicción


Constitucional, que en lo que interesa reza: " No habrá recurso contra las sentencias,
autos o providencias de la jurisdicción constitucional." De manera que aplicando las
disposiciones propias de la justicia constitucional, no es posible ubicar la existencia de
un recurso de apelación, máxime pues se parte de la premisa que las decisiones son en
única instancia. Además de rehusarse a aplicar esquemas complicados procesales que
pudieran no permitir el cumplimiento de los derechos fundamentales conculcados. IV.
De la revisión minuciosa de la normativa legal vigente contra la situación que nos
ocupa, es manifiesto que el accionante presenta recurso de apelación contra un auto
en el cual se establece el carácter prematuro de su gestión (ver folio 19 del expediente
judicial) dentro de un amparo de legalidad. Dicha actuación carece del mencionado
remedio procesal en virtud del carácter taxativo que se acredita en esa materia dentro
del proceso contencioso administrativo, según lo expuesto en el primer considerando y
la ausencia de esa posibilidad de recurso a partir de lo normado por la Ley de la
Jurisdicción Constitucional. En consecuencia, no cabe el recurso propuesto, por lo que

1
Voto 879-A-S1-2009 de las ocho horas cincuenta minutos del veintisiete de agosto de dos mil nueve de
la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia, en el mismo sentido es posible ver la 58-A-S1-2009.

3
este Despacho se encuentra legalmente obligado a rechazar de plano el recurso de
apelación formulado”.2

Forma de Tramitación de los Amparos de Legalidad: En Especial al Régimen


Impugnatorio
[Jinesta Lobo, E.]iii

[P. 11] 4ª.) En cuanto la Sala Constitucional señaló que tales pretensiones deben
sustanciarse y tramitarse conforme a los principios, reglas y normas de la Ley de la
Jurisdicción Constitucional (v. gr. gratuidad, legitimación vicaria, defensa material,
única instancia, etc.), se trata, simple y llanamente, de un proceso sumario para la
tutela del derecho a un procedimiento administrativo pronto y cumplido.

JURISPRUDENCIA

1. Recursos en el Proceso de Amparo de Legalidad

[Tribunal de Apelación Contencioso Administrativo y Civil de Hacienda Sección II]iv


Voto de mayoría:

“II. En cuanto al amparo de legalidad, para el año dos mil ocho, la Sala Constitucional,
dispuso que cierto tipo de asuntos, no deben ser cubiertos por el amparo
constitucional común, sino que, por tratarse de aspectos de estricta legalidad, deben
ser conocidos en la jurisdicción contencioso administrativa siguiendo los principios de
la Ley de Jurisdicción Constitucional. Al respecto dispuso:

“En cuanto a este aspecto debe tenerse presente que, con anterioridad a la
promulgación del Código Procesal Contencioso-Administrativo (Ley No. 8508 de 24 de
abril de 2006) y su entrada en vigencia a partir del 1° de enero de 2008, este Tribunal
había utilizado criterios amplios de admisibilidad para la protección de las situaciones
jurídicas sustanciales que tienen asidero en el ordenamiento jurídico infra-
constitucional o parámetro de legalidad, que guardan conexión indirecta con los
derechos fundamentales y el Derecho de la Constitución, verbigracia, la inobservancia
de los plazos legales o reglamentarias para resolver las gestiones y reclamos
planteados a conocimiento de la Administración. No obstante, ante la promulgación de
la normativa indicada, los justiciables cuentan con una jurisdicción contencioso-
administrativa plenaria y universal, sumamente expedita y célere por los diversos

2
Nº 71-2014. Tribunal de Apelaciones de lo Contencioso Administrativo y Civil de Hacienda.

4
mecanismos procesales que incorpora al ordenamiento jurídico esa legislación. De este
modo, la verificación de si la administración pública (en este caso, la Caja Costarricense
de Seguro Social) cumple o no con los plazos pautados por la Ley General de la
Administración Pública (artículos 261 y 325) o las leyes sectoriales para resolver el
reclamo planteado, es una cuestión de legalidad ordinaria que puede ser discutida y
resuelta ante la jurisdicción contencioso-administrativa con la aplicación de los
principios que nutren la jurisdicción constitucional.…” (A modo de ejemplo puede verse
el voto Nº 16837-2008 de las 12 horas 54 minutos del 7 de noviembre del 2008)

Valga traer sobre el mismo tema las aclaraciones realizadas en resolución


contemporánea a aquella:

“NUEVA JUSTICIA ADMINISTRATIVA MECANISMO CELERE Y CUMPLIDO PARA LA


PROTECCIÓN DE SITUACIONES JURÍDICAS SUSTANCIALES DE LOS ADMINISTRADOS.
Finalmente, sobre el agravio que expresa el amparado, en relación con el atraso que
ha sufrido el trámite de su gestión, debe tener en cuenta que la Sala Constitucional,
desde su fundación, ha utilizado criterios amplios de admisibilidad en vista de la
ausencia de cauces procesales expeditos y céleres para la protección de las situaciones
jurídicas sustanciales que tienen asidero en el ordenamiento jurídico infra-
constitucional o parámetro de legalidad, que guardan conexión indirecta con los
derechos fundamentales y el Derecho de la Constitución. Sobre el particular, no debe
perderse de perspectiva que la Constitución por su supremacía, súper-legalidad y
eficacia directa e inmediata da fundamento indirecto a cualquier situación jurídica
sustancial imaginable de las personas. No obstante, bajo una mejor ponderación y ante
la promulgación del Código Procesal Contencioso-Administrativo (Ley No. 8508 de 24
de abril de 2006) y su entrada en vigencia a partir del 1° de enero de 2008, ha quedado
patente que ahora los justiciables cuentan con una jurisdicción contencioso-
administrativa plenaria y universal, sumamente expedita y célere por los diversos
mecanismos procesales que incorpora al ordenamiento jurídico esa legislación, tales
como el acortamiento de los plazos para realizar los diversos actos procesales, la
amplitud de la legitimación, las medidas cautelares, el numerus apertus de las
pretensiones deducibles, la oralidad –y sus subprincipios concentración, inmediación y
celeridad-, la única instancia con recurso de apelación en situaciones expresamente
tasadas, la conciliación intra-procesal, el proceso unificado, el proceso de trámite
preferente o “amparo de legalidad”, los procesos de puro derecho, las nuevas medidas
de ejecución (multas coercitivas, ejecución sustitutiva o comisarial, embargo de bienes
del dominio fiscal y algunos del dominio público), los amplios poderes del cuerpo de
jueces de ejecución, la extensión y adaptación de los efectos de la jurisprudencia a
terceros y la flexibilidad del recurso de casación. Todos esos institutos procesales
novedosos tienen por fin y propósito manifiesto alcanzar la economía procesal, la
celeridad, la prontitud y la protección efectiva o cumplida de las situaciones jurídicas
sustanciales de los administrados, todo con garantía de derechos fundamentales

5
básicos como el debido proceso, la defensa y el contradictorio. En suma, la nueva
jurisdicción contencioso-administrativa es un cauce idóneo, por sus nuevas
características de simplicidad, celeridad y prontitud para el amparo y protección
efectiva de las situaciones jurídicas sustanciales de los administrados en las que se
requiera recabar prueba o definir algunas cuestiones de legalidad ordinaria.(…)Es
evidente que determinar si la administración pública cumple o no con los plazos
pautados por la Ley General de la Administración Pública (artículos 261 y 325) o las
leyes sectoriales para los procedimientos administrativos especiales, para resolver por
acto final un procedimiento administrativo –incoado de oficio o a instancia de parte- o
conocer de los recursos administrativos procedentes, es una evidente cuestión de
legalidad ordinaria que, en adelante, puede ser discutida y resuelta ante la jurisdicción
contencioso- administrativa con la aplicación de los principios que nutren la
jurisdicción constitucional, tales como los de la legitimación vicaria, la posibilidad de la
defensa material –esto es de comparecer sin patrocinio letrado- y de gratuidad para el
recurrente. Consecuentemente, se impone el rechazo de plano e indicarle al
gestionante que si a bien lo tiene puede acudir a la jurisdicción contencioso-
administrativa.” (Sentencia de Sala Constitucional número 18553-2008, y en el mismo
sentido la número 2008-003272, entre muchas otras).

Posteriormente la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia, se llegó a señalar:

"// IV. Como corolario de lo anterior, resulta claro que el amparo de legalidad,
tramitado y resuelto bajo la normativa y principios de la jurisdicción constitucional,
será resuelto por sentencia del Tribunal Contencioso Administrativo en única y última
instancia, lo cual no significa otra cosa que carece de ulterior recurso y particularmente
de casación.- " (voto 879-A-S1-2009 de las ocho horas cincuenta minutos del
veintisiete de agosto de dos mil nueve de la Sala Primera de la Corte Suprema de
Justicia, en el mismo sentido es posible ver la 58-A-S1-2009).

III. No esta demás señalar lo expuesto por el artículo 11 de la Ley de la Jurisdicción


Constitucional, que en lo que interesa reza: " No habrá recurso contra las sentencias,
autos o providencias de la jurisdicción constitucional." De manera que aplicando las
disposiciones propias de la justicia constitucional, no es posible ubicar la existencia de
un recurso de apelación, máxime pues se parte de la premisa que las decisiones son en
única instancia. Además de rehusarse a aplicar esquemas complicados procesales que
pudieran no permitir el cumplimiento de los derechos fundamentales conculcados.

IV. De la revisión minuciosa de la normativa legal vigente contra la situación que nos
ocupa, es manifiesto que el accionante presenta recurso de apelación contra un auto
en el cual se establece el carácter prematuro de su gestión (ver folio 19 del expediente
judicial) dentro de un amparo de legalidad. Dicha actuación carece del mencionado
remedio procesal en virtud del carácter taxativo que se acredita en esa materia dentro

6
del proceso contencioso administrativo, según lo expuesto en el primer considerando y
la ausencia de esa posibilidad de recurso a partir de lo normado por la Ley de la
Jurisdicción Constitucional. En consecuencia, no cabe el recurso propuesto, por lo que
este Despacho se encuentra legalmente obligado a rechazar de plano el recurso de
apelación formulado.”

2. Fase Recursiva en el Amparo de Legalidad

[Sala Primera]v
Voto de mayoría

I. Según dispuso la Sala Constitucional, variando su propia jurisprudencia en lo atinente


a su esfera competencial, cierto tipo de asuntos (así por ejemplo, la resolución de
reclamos administrativos dentro de los plazos establecidos por ley, incluyendo la fase
recursiva), no deben ser cubiertos por el amparo constitucional común, sino que, por
tratarse de aspectos de estricta legalidad, deben ser conocidos en la jurisdicción
contencioso administrativa, en atención a los principios de la Ley de Jurisdicción
Constitucional. Al respecto estimó: “En cuanto a este aspecto debe tenerse presente
que, con anterioridad a la promulgación del Código Procesal Contencioso-
Administrativo (Ley No. 8508 de 24 de abril de 2006) y su entrada en vigencia a partir
del 1° de enero de 2008, este Tribunal había utilizado criterios amplios de admisibilidad
para la protección de las situaciones jurídicas sustanciales que tienen asidero en el
ordenamiento jurídico infra-constitucional o parámetro de legalidad, que guardan
conexión indirecta con los derechos fundamentales y el Derecho de la Constitución,
verbigracia, la inobservancia de los plazos legales o reglamentarios para resolver las
gestiones y reclamos planteados a conocimiento de la Administración. No obstante,
ante la promulgación de la normativa indicada, los justiciables cuentan con una
jurisdicción contencioso-administrativa plenaria y universal, sumamente expedita y
célere por los diversos mecanismos procesales que incorpora al ordenamiento jurídico
esa legislación. (Consúltese sentencia no. 16837-2008 de las 12 horas 54 minutos del 7
de noviembre de 2008). Posteriormente, puntualizó lo siguiente: “NUEVA JUSTICIA
ADMINISTRATIVA MECANISMO CELERE Y CUMPLIDO PARA LA PROTECCIÓN DE
SITUACIONES JURÍDICAS SUSTANCIALES DE LOS ADMINISTRADOS. Finalmente, sobre
el agravio que expresa el amparado, en relación con el atraso que ha sufrido el trámite
de su gestión, debe tener en cuenta que la Sala Constitucional, desde su fundación, ha
utilizado criterios amplios de admisibilidad en vista de la ausencia de cauces procesales
expeditos y céleres para la protección de las situaciones jurídicas sustanciales que
tienen asidero en el ordenamiento jurídico infra-constitucional o parámetro de
legalidad, que guardan conexión indirecta con los derechos fundamentales y el Derecho
de la Constitución. Sobre el particular, no debe perderse de perspectiva que la
Constitución por su supremacía, súper-legalidad y eficacia directa e inmediata da

7
fundamento indirecto a cualquier situación jurídica sustancial imaginable de las
personas. No obstante, bajo una mejor ponderación y ante la promulgación del Código
Procesal Contencioso-Administrativo (Ley No. 8508 de 24 de abril de 2006) y su entrada
en vigencia a partir del 1° de enero de 2008, ha quedado patente que ahora los
justiciables cuentan con una jurisdicción contencioso- administrativa plenaria y
universal, sumamente expedita y célere por los diversos mecanismos procesales que
incorpora al ordenamiento jurídico esa legislación, tales como el acortamiento de los
plazos para realizar los diversos actos procesales, la amplitud de la legitimación, las
medidas cautelares, el numerus apertus de las pretensiones deducibles, la oralidad –y
sus subprincipios concentración, inmediación y celeridad-, la única instancia con
recurso de apelación en situaciones expresamente tasadas, la conciliación intra-
procesal, el proceso unificado, el proceso de trámite preferente o “amparo de
legalidad”, los procesos de puro derecho, las nuevas medidas de ejecución (multas
coercitivas, ejecución sustitutiva o comisarial, embargo de bienes del dominio fiscal y
algunos del dominio público), los amplios poderes del cuerpo de jueces de ejecución, la
extensión y adaptación de los efectos de la jurisprudencia a terceros y la flexibilidad del
recurso de casación. Todos esos institutos procesales novedosos tienen por fin y
propósito manifiesto alcanzar la economía procesal, la celeridad, la prontitud y la
protección efectiva o cumplida de las situaciones jurídicas sustanciales de los
administrados, todo con garantía de derechos fundamentales básicos como el debido
proceso, la defensa y el contradictorio. En suma, la nueva jurisdicción contencioso-
administrativa es un cauce idóneo, por sus nuevas características de simplicidad,
celeridad y prontitud para el amparo y protección efectiva de las situaciones jurídicas
sustanciales de los administrados en las que se requiera recabar prueba o definir
algunas cuestiones de legalidad ordinaria.(…) Es evidente que determinar si la
administración pública cumple o no con los plazos pautados por la Ley General de la
Administración Pública (artículos 261 y 325) o las leyes sectoriales para los
procedimientos administrativos especiales, para resolver por acto final un
procedimiento administrativo –incoado de oficio o a instancia de parte- o conocer de
los recursos administrativos procedentes, es una evidente cuestión de legalidad
ordinaria que, en adelante, puede ser discutida y resuelta ante la jurisdicción
contencioso- administrativa con la aplicación de los principios que nutren la jurisdicción
constitucional, tales como los de la legitimación vicaria, la posibilidad de la defensa
material –esto es de comparecer sin patrocinio letrado- y de gratuidad para el
recurrente. Consecuentemente, se impone el rechazo de plano e indicarle al
gestionante que si a bien lo tiene puede acudir a la jurisdicción contencioso-
administrativa.” (Resolución no. 18553 de las 14 horas 33 minutos del 17 de diciembre
del 2008).

II. De lo anterior colige que, por construcción jurisprudencial (de rango constitucional),
se transfirió a la jurisdicción ordinaria (en este caso a la contencioso administrativa), el

8
conocimiento de una serie de asuntos en los que el aspecto de fondo no atenta, al
menos en forma directa, contra un derecho o principio constitucional, pues se
mantiene en el estricto marco de la legalidad común. Sin embargo, por la
particularidad de dicha infracción y dada la relevancia otorgada, se asigna a los
tribunales de lo contencioso bajo la óptica de un proceso célere y ajustado a la propia
Ley de Jurisdicción Constitucional. De allí la denominación coloquial que a este
particular proceso se ha otorgado: “Amparo de Legalidad”. De más está decir, que esta
atribución competencial, no puede ser rehuída por la circunstancia que no exista
previsión legal al respecto, o procedimiento especial para ejercerla; es a la luz del
principio de plenitud hermética del ordenamiento que debe en todo caso ser ejercida.
Por este motivo, en su momento se optó por adecuar el amparo de legalidad a las
figuras contenidas en el Código Procesal Contencioso Administrativo, y por estimarse
el más célere, se acudió al denominado “Proceso de Trámite Preferente” contenido en
el artículo 60 de ese cuerpo normativo. Sin embargo, luego de nuevo estudio, este
Órgano colegiado estimó necesario reconducir el instituto del amparo de legalidad, a
efecto de establecer las reglas correctas con las que debe ser tramitado.

III. En realidad, la figura del “juicio preferente”, no se aviene a la naturaleza de este


tipo de procesos, pues sea como fuere, el procedimiento o trámite previsto en el
numeral 60 de cita, está incardinado en el modelo de conocimiento (plenario), con
requisitos, etapas y recursos incompatibles con la sumariedad e informalismo del
amparo de legalidad. En la estructura normativa del Código Procesal Contencioso
Administrativo no se encuentra ningún régimen o vía en las condiciones propicias para
albergar este tipo de asuntos. Esta laguna del ordenamiento infraconstitucional debe
ser colmada mediante las reglas usuales de integración del bloque de legalidad; lo que
obliga, en el caso, a aplicar analógicamente todas las reglas del recurso de amparo que
se tramita ante la Sala Constitucional, es decir, la Ley de Jurisdicción Constitucional,
con sus reglas, plazos y principios. A más de la congruencia que como sistema tiene, es
clara la intención de la propia Sala Constitucional de que así fuera, tal y como puede
verse con facilidad en el segundo de los votos transcritos. “Es evidente –dijo- que
determinar si la administración pública cumple o no con los plazos pautados por la Ley
General de la Administración Pública (artículos 261 y 325) o las leyes sectoriales para
los procedimientos administrativos especiales, para resolver por acto final un
procedimiento administrativo –incoado de oficio o a instancia de parte- o conocer de
los recursos administrativos procedentes, es una evidente cuestión de legalidad
ordinaria que, en adelante, puede ser discutida y resuelta ante la jurisdicción
contencioso- administrativa con la aplicación de los principios que nutren la
jurisdicción constitucional, tales como los de la legitimación vicaria, la posibilidad de
la defensa material –esto es de comparecer sin patrocinio letrado- y de gratuidad
para el recurrente.” (El destacado no es del original). De esta forma, queda de
manifiesto que, éste no estará sujeto a mayores formalidades, como tampoco lo están

9
los amparos que conoce la Sala Constitucional. Importa aclarar sin embargo, que en
esa misma integración normativa, podrá acogerse aquellos preceptos del Código
Procesal Contencioso Administrativo, que aceleren, beneficien o permitan concluir de
mejor manera el diferendo o la lesión producida, como es el caso de las reglas
previstas para la conciliación (artículos 72 y siguientes) o las que se prevén para la
subsanación de la inactividad administrativa (ordinales 35 y concordantes del mismo
Código).

IV. Corolario de lo anterior, resulta claro que el amparo de legalidad, tramitado y


resuelto bajo la normativa y principios de la jurisdicción constitucional, será resuelto
por sentencia del Tribunal Contencioso Administrativo en única y última instancia, lo
cual no significa otra cosa que carece de ulterior recurso y, particularmente, de
casación. En consecuencia, el recurso interpuesto resulta improcedente, por lo que
deberá rechazarse de plano, según lo ordena el canon 140 inciso a) del CPCA.

3. Creación Jurisprudencial del Proceso de Amparo de Legalidad y su


Incidencia dentro del Régimen Recursivo

[Tribunal Contencioso Administrativo, Sección IV]vi


Voto de mayoría

“III. En relación con la naturaleza de los denominados amparos de legalidad, la Sala


Primera de la Corte Suprema de Justicia ha indicado lo siguiente: "Según dispuso la
Sala Constitucional, variando su propia jurisprudencia en lo atinente a su esfera
competencial, cierto tipo de asuntos (ejemplo la resolución de reclamos
administrativos dentro de los plazos establecidos por ley, incluyendo la fase recursiva),
no deben ser cubiertos por el amparo constitucional común, sino que, por tratarse de
aspectos de estricta legalidad, deben ser conocidos en la jurisdicción contencioso
administrativa siguiendo los principios de la Ley de Jurisdicción Constitucional."

A partir de lo anterior, la Sala Primera denominó a esta acción como "amparo de


legalidad", estableciendo, por la vía de la interpretación que, no siendo en estricto un
proceso de los contemplados en la normativa procesal contenciosa, lo resuelto por el
Tribunal en un amparo de legalidad carece del recurso de casación (ver resolución
N°879-A-S1-2009 de las 8:50 horas del 27 de agosto del 2009). Siendo que estos
procesos son de creación jurisprudencial, se nutren de los principios de la Ley de
Jurisdicción Constitucional y no son revisables por la Sala de Casación (son de única
instancia), considera este Tribunal que la cuestión de la solicitud de la nulidad de una
sentencia de un amparo de legalidad, debe aplicar los mismos parámetros que sobre
ese particular ha establecido la Sala Constitucional, esto es, que en ausencia de
recurso, las sentencias siguen estando sometidas a la Constitución y a la ley y, por
ende, a los principios del Derecho Constitucional, dentro de los cuales se incluye el

10
principio, según el cual, los fallos que dicta un tribunal en única instancia, pueden ser
anulados por éste " cuando se trata de corregir errores evidentes a fin de no deparar
perjuicio alguno para las partes involucradas". (res. 2011-9290, de las 15:40 horas del
19 del 19 de julio del 2011).”

4. Inadmisibilidad del Recurso de Casación Contra la Sentencia en Proceso


de Amparo de Legalidad

[Tribunal de Casación Contencioso Administrativo y Civil de Hacienda]vii


Voto de mayoría

“II. De lo anterior se desprende con facilidad, que por construcción jurisprudencial (de
rango constitucional), se transfirió a la jurisdicción ordinaria (en este caso a la
contencioso administrativa), el conocimiento de una serie de asuntos en los que el
aspecto de fondo no atenta, al menos en forma directa, contra un derecho o principio
constitucional, pues se mantiene en el estricto marco de la legalidad común. Sin
embargo, por la particularidad de dicha infracción y dada la relevancia otorgada, se
asigna a los tribunales de lo contencioso bajo la óptica de un proceso célere y ajustado
a la propia Ley de Jurisdicción Constitucional. De allí la denominación coloquial que a
este particular proceso se ha otorgado: “Amparo de Legalidad”. De más está decir, que
esta atribución competencial, no puede ser rehuida por la circunstancia que no exista
previsión legal al respecto, o procedimiento especial para ejercerla; es a la luz del
principio de plenitud hermética del ordenamiento que debe en todo caso ser ejercida.
Por este motivo, en su momento se optó por adecuar el amparo de legalidad a las
figuras contenidas en el Código Procesal Contencioso Administrativo, y por estimarse
el más célere, se acudió al denominado “Proceso de Trámite Preferente” contenido en
el artículo 60 de ese cuerpo normativo. Así se han venido tramitando y resolviendo un
sinnúmero de asuntos de este tipo, incluyendo, por supuesto, el caso en análisis.

III. Ahora bien, ha manifestado la Sala Primera que, en realidad la figura del “juicio
preferente”, no se aviene a la naturaleza de este tipo de procesos, pues sea como
fuere, el procedimiento o trámite previsto en el numeral 60 de cita, está incardinado
en el modelo de conocimiento (plenario), con requisitos, etapas y recursos
incompatibles con la sumariedad e informalismo del amparo de legalidad, criterio que
prohíja este Tribunal. Es claro que en la estructura del Código Procesal Contencioso
Administrativo no se encuentra ningún régimen o vía con las condiciones propicias
para albergar este tipo de asuntos. Esta laguna del ordenamiento infraconstitucional
debe ser colmada mediante las reglas usuales de integración del bloque de legalidad;
lo que obliga a aplicar analógicamente todas las reglas del recurso de amparo que se
tramita ante la Sala Constitucional, es decir, la Ley de Jurisdicción Constitucional, con
sus reglas, plazos y principios. En todo caso, es clara la intención de la propia Sala
Constitucional en ese sentido, pues ha señalado que es “evidente que determinar si la

11
administración pública cumple o no con los plazos pautados por la Ley General de la
Administración Pública (artículos 261 y 325) o las leyes sectoriales para los
procedimientos administrativos especiales, para resolver por acto final un
procedimiento administrativo –incoado de oficio o a instancia de parte- o conocer de
los recursos administrativos procedentes, es una evidente cuestión de legalidad
ordinaria que, en adelante, puede ser discutida y resuelta ante la jurisdicción
contencioso- administrativa con la aplicación de los principios que nutren la
jurisdicción constitucional, tales como los de la legitimación vicaria, la posibilidad de
la defensa material –esto es de comparecer sin patrocinio letrado- y de gratuidad
para el recurrente.” (resolución no. 18553-2008 de las 14 horas 33 minutos del 17 de
diciembre del 2008, el destacado no es del original). Así las cosas, resulta palmario que
el amparo de legalidad no estará sujeto a mayores formalidades, como tampoco lo
están los amparos que conoce la Sala Constitucional. Importa aclarar sin embargo, que
en esa misma integración normativa, podrá acogerse aquellos preceptos del Código
Procesal Contencioso Administrativo, que aceleren, beneficien o permitan concluir de
mejor manera el diferendo o la lesión producida, como es el caso de las reglas
previstas para la conciliación (artículos 72 y siguientes) o las que se prevén para la
subsanación de la inactividad administrativa (artículos 35 y concordantes del mismo
Código).

IV. Como corolario de lo anterior, resulta claro que el amparo de legalidad, tramitado y
resuelto bajo la normativa y principios de la jurisdicción constitucional, será resuelto
por sentencia del Tribunal Contencioso Administrativo en única y última instancia, lo
cual no significa otra cosa que carece de ulterior recurso y particularmente de
casación.

V. Con base en las consideraciones expuestas, en el presente asunto, estima este


Tribunal que el recurso de casación planteado por la parte demandada deberá
rechazarse de plano por improcedente.”

5. Fundamento Constitucional del Amparo de Legalidad y su Régimen


Recursivo

[Sala Primera]viii
Voto de mayoría

“II. Según dispuso la Sala Constitucional, variando su propia jurisprudencia en lo


atinente a su esfera competencial, cierto tipo de asuntos (ejemplo la resolución de
reclamos administrativos dentro de los plazos establecidos por ley, incluyendo la fase
recursiva), no deben ser cubiertos por el amparo constitucional común, sino que, por
tratarse de aspectos de estricta legalidad, deben ser conocidos en la jurisdicción

12
contencioso administrativa siguiendo los principios de la Ley de Jurisdicción
Constitucional. Al respecto estimó:

“En cuanto a este aspecto debe tenerse presente que, con anterioridad a la
promulgación del Código Procesal Contencioso- Administrativo (Ley No. 8508 de 24 de
abril de 2006) y su entrada en vigencia a partir del 1° de enero de 2008, este Tribunal
había utilizado criterios amplios de admisibilidad para la protección de las situaciones
jurídicas sustanciales que tienen asidero en el ordenamiento jurídico infra-
constitucional o parámetro de legalidad, que guardan conexión indirecta con los
derechos fundamentales y el Derecho de la Constitución, verbigracia, la inobservancia
de los plazos legales o reglamentarias para resolver las gestiones y reclamos
planteados a conocimiento de la Administración. No obstante, ante la promulgación de
la normativa indicada, los justiciables cuentan con una jurisdicción contencioso-
administrativa plenaria y universal, sumamente expedita y célere por los diversos
mecanismos procesales que incorpora al ordenamiento jurídico esa legislación. De este
modo, la verificación de si la administración pública (en este caso, la Caja Costarricense
de Seguro Social) cumple o no con los plazos pautados por la Ley General de la
Administración Pública (artículos 261 y 325) o las leyes sectoriales para resolver el
reclamo planteado, es una cuestión de legalidad ordinaria que puede ser discutida y
resuelta ante la jurisdicción contencioso-administrativa con la aplicación de los
principios que nutren la jurisdicción constitucional. …” (A modo de ejemplo puede
verse el voto Nº 16837-2008 de las 12 horas 54 minutos del 7 de noviembre de 2008)

De igual manera, estableció con posterioridad sobre el mismo tema lo siguiente:

“NUEVA JUSTICIA ADMINISTRATIVA MECANISMO CELERE Y CUMPLIDO PARA LA


PROTECCIÓN DE SITUACIONES JURÍDICAS SUSTANCIALES DE LOS ADMINISTRADOS.
Finalmente, sobre el agravio que expresa el amparado, en relación con el atraso que ha
sufrido el trámite de su gestión, debe tener en cuenta que la Sala Constitucional, desde
su fundación, ha utilizado criterios amplios de admisibilidad en vista de la ausencia de
cauces procesales expeditos y céleres para la protección de las situaciones jurídicas
sustanciales que tienen asidero en el ordenamiento jurídico infra- constitucional o
parámetro de legalidad, que guardan conexión indirecta con los derechos
fundamentales y el Derecho de la Constitución. Sobre el particular, no debe perderse de
perspectiva que la Constitución por su supremacía, súper-legalidad y eficacia directa e
inmediata da fundamento indirecto a cualquier situación jurídica sustancial imaginable
de las personas. No obstante, bajo una mejor ponderación y ante la promulgación del
Código Procesal Contencioso-Administrativo (Ley No. 8508 de 24 de abril de 2006) y su
entrada en vigencia a partir del 1° de enero de 2008, ha quedado patente que ahora los
justiciables cuentan con una jurisdicción contencioso- administrativa plenaria y
universal, sumamente expedita y célere por los diversos mecanismos procesales que
incorpora al ordenamiento jurídico esa legislación, tales como el acortamiento de los

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plazos para realizar los diversos actos procesales, la amplitud de la legitimación, las
medidas cautelares, el numerus apertus de las pretensiones deducibles, la oralidad –y
sus subprincipios concentración, inmediación y celeridad-, la única instancia con
recurso de apelación en situaciones expresamente tasadas, la conciliación intra-
procesal, el proceso unificado, el proceso de trámite preferente o “amparo de
legalidad”, los procesos de puro derecho, las nuevas medidas de ejecución (multas
coercitivas, ejecución sustitutiva o comisarial, embargo de bienes del dominio fiscal y
algunos del dominio público), los amplios poderes del cuerpo de jueces de ejecución, la
extensión y adaptación de los efectos de la jurisprudencia a terceros y la flexibilidad del
recurso de casación. Todos esos institutos procesales novedosos tienen por fin y
propósito manifiesto alcanzar la economía procesal, la celeridad, la prontitud y la
protección efectiva o cumplida de las situaciones jurídicas sustanciales de los
administrados, todo con garantía de derechos fundamentales básicos como el debido
proceso, la defensa y el contradictorio. En suma, la nueva jurisdicción contencioso-
administrativa es un cauce idóneo, por sus nuevas características de simplicidad,
celeridad y prontitud para el amparo y protección efectiva de las situaciones jurídicas
sustanciales de los administrados en las que se requiera recabar prueba o definir
algunas cuestiones de legalidad ordinaria.(…)Es evidente que determinar si la
administración pública cumple o no con los plazos pautados por la Ley General de la
Administración Pública (artículos 261 y 325) o las leyes sectoriales para los
procedimientos administrativos especiales, para resolver por acto final un
procedimiento administrativo –incoado de oficio o a instancia de parte- o conocer de
los recursos administrativos procedentes, es una evidente cuestión de legalidad
ordinaria que, en adelante, puede ser discutida y resuelta ante la jurisdicción
contencioso- administrativa con la aplicación de los principios que nutren la jurisdicción
constitucional, tales como los de la legitimación vicaria, la posibilidad de la defensa
material –esto es de comparecer sin patrocinio letrado- y de gratuidad para el
recurrente. Consecuentemente, se impone el rechazo de plano e indicarle al
gestionante que si a bien lo tiene puede acudir a la jurisdicción contencioso-
administrativa.” (Sentencia 18553-2008, de las 14 horas 33 minutos del 17 de
diciembre del 2008)

III. De lo anterior se desprende con facilidad, que por construcción jurisprudencial (de
rango constitucional), se transfirió a la jurisdicción ordinaria (en este caso a la
contencioso administrativa), el conocimiento de una serie de asuntos en los que el
aspecto de fondo no atenta, al menos en forma directa, contra un derecho o principio
constitucional, pues se mantiene en el estricto marco de la legalidad común. Sin
embargo, por la particularidad de dicha infracción y dada la relevancia otorgada, se
asigna a los tribunales de lo contencioso bajo la óptica de un proceso célere y ajustado
a la propia Ley de Jurisdicción Constitucional. De allí la denominación coloquial que a
este particular proceso se ha otorgado: “Amparo de Legalidad”. De más está decir, que

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esta atribución competencial, no puede ser rehuida por la circunstancia que no exista
previsión legal al respecto, o procedimiento especial para ejercerla, a la luz del
principio de plenitud hermética del ordenamiento. Por ende, en su momento se optó
por adecuarlo a las figuras contenidas en el Código Procesal Contencioso
Administrativo, y por estimarse el más célere, se acudió al artículo denominado
“Proceso de Trámite Preferente” contenido en el artículo 60 de ese cuerpo normativo.
Así se han venido tramitando y resolviendo un sinnúmero de asuntos de este tipo,
incluyendo, por supuesto, el caso en análisis. No obstante, por interpretación de esta
Sala, en múltiples resoluciones se ha negado a estos procesos el recurso de casación,
contra lo cual se muestra inconforme la señorita procuradora en los términos que
anteriormente se han sintetizado.

IV. Sin embargo, luego de nuevo estudio, este órgano colegiado estima necesario
reconducir el instituto del amparo de legalidad, a efecto de establecer las reglas
correctas con las que debe ser tramitado. En realidad, la figura del “juicio preferente”,
no se aviene a la naturaleza de este tipo de procesos, pues sea como fuere, el
procedimiento o trámite previsto en el numeral 60 de cita, está incardinado en el
modelo de conocimiento (plenario), con requisitos, etapas y recursos incompatibles
con la sumariedad e informalismo del amparo de legalidad. De allí que en la estructura
normativa del Código Procesal Contencioso Administrativo no está ningún régimen o
vía en las condiciones propicias para albergar este tipo de asuntos. En tal caso, la
laguna del ordenamiento infraconstitucional debe ser colmada mediante las reglas
usuales de integración del bloque de legalidad; lo que obliga, en el caso, a aplicar
analógicamente todas las reglas del recurso de amparo que se tramita ante la Sala
Constitucional, es decir, la Ley de Jurisdicción Constitucional, con sus reglas, plazos y
principios. A más de la congruencia que como sistema tiene, es clara la intención de la
propia Sala Constitucional de que así fuera, tal y como puede verse con facilidad en el
segundo de los votos transcritos. “ Es evidente –dijo- que determinar si la
administración pública cumple o no con los plazos pautados por la Ley General de la
Administración Pública (artículos 261 y 325) o las leyes sectoriales para los
procedimientos administrativos especiales, para resolver por acto final un
procedimiento administrativo –incoado de oficio o a instancia de parte- o conocer de
los recursos administrativos procedentes, es una evidente cuestión de legalidad
ordinaria que, en adelante, puede ser discutida y resuelta ante la jurisdicción
contencioso- administrativa con la aplicación de los principios que nutren la
jurisdicción constitucional, tales como los de la legitimación vicaria, la posibilidad de
la defensa material –esto es de comparecer sin patrocinio letrado- y de gratuidad
para el recurrente.”( el destacado no es del original). Así las cosas, queda de
manifiesto que, éste no estará sujeto a mayores formalidades, como tampoco lo están
los amparos que conoce la Sala Constitucional. Importa aclarar sin embargo, que en
esa misma integración normativa, podrá acogerse aquellas del Código Procesal

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Contencioso Administrativo, que aceleren, beneficien o permitan concluir de mejor
manera el diferendo o la lesión producida, como es el caso de las reglas previstas para
la conciliación (artículos 72 y siguientes) o las que se prevén para la subsanación de la
inactividad administrativa (artículos 35 y concordantes del mismo Código).

V. Como corolario de lo anterior, resulta claro que el amparo de legalidad, tramitado y


resuelto bajo la normativa y principios de la jurisdicción constitucional, será resuelto
por sentencia del Tribunal Contencioso Administrativo en única y última instancia, lo
cual no significa otra cosa que carece de ulterior recurso y particularmente de
casación.”

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compromete a citar el nombre del autor, el título de la obra y la fuente original y la digital completa, en caso
de utilizar el material indicado.

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i
ASAMBLEA LEGISLATIVA. Ley 7135 del once de octubre de 1989. Ley de la Jurisdicción
Constitucional. Vigente desde 19/10/1989. Versión de la norma 5 de 5 del 31/10/2011.
Publicada en Gaceta número 198 del 19/10/1989. Alcance: 34.

ii
URBINA SOLÍS, Marvin Gerardo. (2016). Trámite del Amparo de Legalidad en la Sede
Contencioso Administrativo: "Análisis Jurídico- Comparativo de su Regulación Procesal y su
Vinculación con el Principio de Seguridad Jurídica". Trabajo Final de Graduación para Optar
por el Titulo de Licenciatura en Derecho. Facultad de Derecho, Ciudad Universitaria Rodrigo
Facio, Universidad de Costa Rica. San Pedro de Montes de Oca, San José, Costa Rica. Pp 118-
119.

iii
JINESTA LOBO, Ernesto. (Septiembre-Octubre de 2010). “Amparo de Legalidad”: Origen y
Evolución. En Revista Ivstitia Año 24, No 285-286. San José, Costa Rica Pp 11.

iv
TRIBUNAL DE APELACIÓN CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO Y CIVIL DE HACIENDA SECCIÓN
SEGUNDA. Sentencia 71 de las quince horas del veinticinco de febrero de dos mil catorce.
Expediente: 13-003527-1027-CA.
v
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 746 de las trece horas con
veinticinco minutos del trece de junio de dos mil trece. Expediente: 12-002976-1027-CA.

vi
TRIBUNAL CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO SECCIÓN CUARTA. Sentencia 3-Bis. de las ocho
horas con cincuenta minutos del veintiuno de noviembre de dos mil once Expediente: 10-
001741-1027-CA.
vii
TRIBUNAL DE CASACIÓN CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO Y CIVIL DE HACIENDA. Sentencia
75 de las once horas con veinticuatro minutos del seis de enero de dos mil diez. Expediente:
08-001266-1027-CA.
viii
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 879 de las ocho horas con
cincuenta minutos del veintisiete de agosto de dos mil nueve. Expediente: 08-000880-1027-
CA.

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