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Dr.

Francisco José Rojas Carvajal


EL DERECHO INTERNACIONAL
HUMANITARIO

Los ideales humanitarios inspiran todo el Derecho internacional de los


conflictos armados, dado que sus normas limitan y reglamentan la violencia en
los combates, y de ahí la utilización de la expresión Derecho Internacional
Humanitario.

Tradicionalmente se ha venido distinguiendo dos conjuntos de reglas dentro de


lo que podríamos denominar el Derecho internacional de los conflictos
armados: aquellas que tienen por finalidad regular la conducta de los
beligerantes durante las hostilidades (Derecho de la Haya o Derecho de la
guerra en sentido estricto) y aquellas otras orientadas específicamente a
proteger a las víctimas de la guerra (Derecho de Ginebra o Derecho
Humanitario propiamente dicho).

“Estas dos ramas del Derecho aplicable en caso de conflicto armado han
llegado a estar tan relacionadas entre sí que se considera que poco a
poco se ha convertido en un régimen complejo y único, conocido
actualmente como Derecho internacional humanitario”.
EL DERECHO INTERNACIONAL
HUMANITARIO

El Derecho Internacional Humanitario (DIH) o ius in bello no permite ni prohíbe


los conflictos armados, tanto internacionales como internos, sino que, frente a
su desencadenamiento, se aboca al fin de humanizarlos y limitar sus efectos a
lo estrictamente necesario. Se trata de un conjunto de normas, de origen
convencional o consuetudinario, cuya finalidad específica es solucionar los
problemas de índole humanitaria directamente derivados de los conflictos
armados y que, por razones humanitarias, restringe la utilización de ciertos
métodos o medios de combate.

El Derecho Internacional Humanitario procura el respeto de derechos mínimos


o inderogables en caso de conflicto armado, intenta civilizarlo mediante la
aplicación de principios tales como el respeto a la población civil, la atención y
cura de heridos, el trato digno a las personas prisioneras y la protección de los
bienes indispensables para la supervivencia.
Solferino, la cruenta batalla en la
que nació la Cruz Roja
24 de junio de 1859

Para entender la batalla de Solferino es necesario retroceder en el tiempo


hasta 1859, año en que Austria, dirigida por el emperador Francisco José I,
envió a su gran ejército contra la región de Piamonte -ubicada al norte de
Italia-. Al parecer, esto fue demasiado para el líder francés Napoleón III que,
haciendo valer su alianza con este territorio, aprestó a sus tropas para
enfrentarse al Imperio austríaco.

El empresario Henri Dunant nacido en


Ginebra el 8 de mayo de 1828, vio
horrorizado como miles de soldados
quedaban moribundos en el campo de
batalla y pidió la creación de un cuerpo de
voluntarios para socorrer a los heridos
independientemente del bando que fueran,
esta petición acabaría en la creación de la
famosa Cruz Roja Internacional.
Comité de los Cinco
17 de febrero de 1863
Comité de los Cinco
17 de febrero de 1863

Este comité, conocido más adelante como el Comité de los Cinco, se reunió
por vez primera el 17 de febrero de 1863. Ocho meses más tarde enviarían un
comunicado a los gobiernos de dieciséis países, convocándoles en Ginebra a
una Conferencia Internacional con una idea motriz: sentar las bases para
el auxilio de los heridos de la guerra en aquellos casos en los que el
servicio de sanidad militar fuese insuficiente.

El documento de esta Conferencia contemplaba además, una cruz roja sobre


fondo blanco, -el signo y los colores de la bandera suiza, pero invertidos-,
como emblema oficial del Movimiento que nacía y que confería la neutralidad
e inmunidad al personal y equipos médicos en el campo de batalla. Este
emblema dio nombre a todo el movimiento humanitario.

En 1921, la Cruz Roja adoptó cuatro principios: Imparcialidad; Independencia


política, religiosa y económica; Universalidad de la Cruz Roja e Igualdad de las
Sociedades Nacionales. En 1946, la Federación Internacional de Sociedades
de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, adoptó estos Principios a los que
sumó otros tres: Humanidad, Neutralidad y Carácter Voluntario.
Convenios de Ginebra

El 21 de agosto de 1864, fue la materialización de un marco jurídico, dentro


del cual se podría desarrollar una acción efectiva de socorro a los heridos; a
la par que las instalaciones médicas militares, los vehículos y el personal
sanitario debían ser considerados neutrales y, por lo tanto, protegidos: había
nacido el primer Convenio de Ginebra.

Los actuales cuatro Convenios, vigentes desde el 12 de agosto de 1949, así


como los dos Protocolos Adicionales de 1977 fueron firmados en principio
por sesenta y un Estados, adhiriéndose a los mismos después un total de
ciento ochenta y cinco países que hoy son los Estados Partes de los
mismos.

El Departamento Político del Consejo Federal Suizo, con sede en Berna, es


el depositario de los Convenios de Ginebra. A él se dirigen los gobiernos que
desean adherirse o ratificarlos.
¿Dónde se encuentra el derecho
internacional humanitario?

El DIH se encuentra esencialmente contenido en los cuatro Convenios de


Ginebra de 1949, en los que son parte casi todos los Estados. Estos
Convenios se completaron con otros tres tratados.
En las dos décadas siguientes a la aprobación de los Convenios de
Ginebra, el mundo presenció un aumento en el número de conflictos
armados no internacionales y de guerras de liberación nacional. En
respuesta a esta evolución, en 1977 se aprobaron dos Protocolos
adicionales a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949. Estos instrumentos
refuerzan la protección que se confiere a las víctimas de los conflictos
internacionales (Protocolo I) y de los conflictos no internacionales (Protocolo
II) y fijan límites a la forma en que se libran las guerras. El Protocolo II es el
primer tratado internacional dedicado exclusivamente a las situaciones de
conflicto armado no internacional.

En 2005, se aprobó un tercer Protocolo adicional, que establece un


emblema adicional, el cristal rojo, que tiene el mismo estatuto internacional
que los emblemas de la cruz roja y de la media luna roja.
¿Dónde se encuentra el derecho
internacional humanitario?

Hay asimismo otros textos que prohíben el uso de ciertas armas y tácticas
militares o que protege a ciertas categorías de personas o de bienes. Son
principalmente:

1. La Convención de la Haya de 1954 para la protección de los bienes


culturales en caso de conflicto armado y sus dos Protocolos;
2. La Convención de 1972 sobre Armas Bacteriológicas;
3. La Convención de 1980 sobre Ciertas Armas Convencionales y sus
cinco Protocolos;
4. La Convención de 1993 sobre Armas Químicas;
5. El Tratado de Ottawa de 1997 sobre las Minas Antipersonal;
6. El Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño
relativo a la participación de niños en los conflictos armados.
I Convenio de Ginebra

Protege, durante la guerra, a los heridos y los enfermos de las fuerzas


armadas en campaña.

Este Convenio es la versión actualizada del Convenio de Ginebra sobre los


combatientes heridos y enfermos, posterior a los textos adoptados en 1864,
1906 y 1929. Consta de 64 artículos, que establecen que se debe prestar
protección a los heridos y los enfermos, pero también al personal médico y
religioso, a las unidades médicas y al transporte médico. Este Convenio
también reconoce los emblemas distintivos. Tiene dos anexos que
contienen un proyecto de acuerdo sobre las zonas y las localidades
sanitarias, y un modelo de tarjeta de identidad para el personal médico y
religioso.
II Convenio de Ginebra

Protege, durante la guerra, a los heridos, los enfermos y los náufragos


de las fuerzas armadas en el mar.

Este Convenio reemplazó el Convenio de La Haya de 1907 para la


adaptación a la guerra marítima de los principios del Convenio de Ginebra
de 1864. Retoma las disposiciones del I Convenio de Ginebra en cuanto a
su estructura y su contenido. Consta de 63 artículos aplicables
específicamente a la guerra marítima. Por ejemplo, protege a los buques
hospitales. Tiene un anexo que contiene un modelo de tarjeta de identidad
para el personal médico y religioso.
III Convenio de Ginebra

Se aplica a los prisioneros de guerra.

Este Convenio reemplazó el Convenio sobre prisioneros de guerra de 1929.


Consta de 143 artículos, mientras que el Convenio de 1929 constaba de
apenas 97. Se ampliaron las categorías de personas que tienen derecho a
recibir el estatuto de prisionero de guerra, de conformidad con los
Convenios I y II. Se definieron con mayor precisión las condiciones y los
lugares para la captura; se precisaron, sobre todo, las cuestiones relativas
al trabajo de los prisioneros de guerra, sus recursos financieros, la
asistencia que tienen derecho a recibir y los procesos judiciales en su
contra. Este Convenio establece el principio de que los prisioneros de
guerra deben ser liberados y repatriados sin demora tras el cese de las
hostilidades activas. Tiene cinco anexos que contienen varios modelos de
acuerdos y tarjetas de identidad, entre otras.
IV Convenio de Ginebra

Protege a las personas civiles, incluso en los territorios ocupados.

Los Convenios de Ginebra que se adoptaron antes de 1949 se referían sólo


a los combatientes, y no a las personas civiles. Los hechos acaecidos
durante la Segunda Guerra Mundial pusieron en evidencia las
consecuencias desastrosas que tuvo la ausencia de un convenio que
protegiera a los civiles en tiempo de guerra. Consta de 159 artículos.
Contiene una breve sección sobre la protección general de la población
contra algunas consecuencias de la guerra, sin referirse a la conducción de
las hostilidades, las que se tomaron en cuenta más tarde, en los Protocolos
adicionales de 1977. La mayoría de las normas de este Convenio se
refieren al estatuto y al trato que debe darse a las personas protegidas, y
distinguen entre la situación de los extranjeros en el territorio de una de las
partes en conflicto y la de los civiles en territorios ocupados. Define las
obligaciones de la Potencia ocupante respecto de la población civil y
contiene disposiciones precisas acerca de la ayuda humanitaria que tiene
derecho a recibir la población civil de territorios ocupados.
Convenio de Ginebra
Artículo 3 común

El artículo 3, común a los cuatro Convenios de Ginebra marcó un gran


avance, ya que abarca los conflictos armados no internacionales, que
nunca antes habían sido incluidos en los tratados. Estos conflictos pueden
ser de diversos tipos. Puede tratarse de guerras civiles, conflictos armados
internos que se extienden a otros Estados, o conflictos internos en los que
terceros Estados o una fuerza internacional intervienen junto con el
gobierno.

El artículo 3 común establece las normas fundamentales que no pueden


derogarse. Es una suerte de mini convenio dentro de los Convenios, ya que
contiene las normas esenciales de los Convenios de Ginebra en un formato
condensado y las hace aplicables a los conflictos sin carácter internacional:
Convenio de Ginebra
Artículo 3 común

Establece que se debe tratar con humanidad a todas las personas que no
participen en las hostilidades o que caigan en poder del adversario, sin
distinción alguna de índole desfavorable. Prohíbe específicamente los
atentados contra la vida, las mutilaciones, la toma de rehenes, la tortura, los
tratos humillantes, crueles y degradantes, y dispone que deben ofrecerse
todas las garantías judiciales.

Establece que se debe recoger y asistir a los heridos y los enfermos.


Concede al CICR el derecho a ofrecer sus servicios a las partes en
conflicto.

Insta a las partes en conflicto a poner en vigor, mediante acuerdos


especiales, la totalidad o partes de los Convenios de Ginebra. Reconoce
que la aplicación de esas normas no afecta el estatuto jurídico de las partes
en conflicto. Dado que la mayor parte de los conflictos armados actuales no
son de carácter internacional, es de suma importancia aplicar el artículo 3
común. Es necesario que se lo respete plenamente.
El Derecho Internacional
Humanitario

El derecho internacional humanitario (DIH), o jus in bello, es el derecho que


regula la forma en que se conducen las hostilidades. Su finalidad es
estrictamente humanitaria, ya que procura limitar los sufrimientos causados por
los conflictos armados. Es independiente de los motivos o las justificaciones de
la guerra, que están regulados por el jus ad bellum.

El jus ad bellum (el derecho sobre el empleo de la fuerza) o el jus contra


bellum (el derecho sobre la prevención de la guerra) procura limitar el
recurso a la fuerza entre Estados.

En virtud de la Carta de las Naciones Unidas, los Estados se abstendrán de


recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la
independencia política de cualquier Estado (art. 2 (4)). Se podrá exceptuar
este principio en los casos de defensa propia y tras una decisión adoptada
por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en virtud del Capítulo
VII de la Carta de las Naciones Unidas.
Principios básicos del Derecho
Internacional Humanitario

Los principios fundamentales del Derecho Internacional Humanitario son


aquellas directrices universales, reconocidas por las naciones civilizadas
obligatorias para los Estados más allá de un vínculo convencional, que
pueden abstraerse de las normas contenidas en los Convenios de
Ginebra y sus Protocolos Adicionales, e inspiran esta particular rama del
Derecho y determinan, limitan y encauzan el comportamiento a seguir por
los intervinientes en un conflicto armado para cumplir con las finalidades
perseguidas por el Derecho Internacional Humanitario y, por lo mismo,
orientan su interpretación y aplicación.
Humanidad

El Principio de Humanidad es
aquel en virtud del cual toda
persona que no participa o que ha
dejado de participar en las
hostilidades debe ser tratada
humanamente y no puede ser
objeto de discriminación en razón
de su sexo, nacionalidad, raza,
religión o pensamiento político.

Se refiere este principio a los


heridos, enfermos, náufragos,
prisioneros de guerra y población
civil, víctimas de los conflictos
armados.
Necesidad Militar

El principio de necesidad militar está


íntimamente relacionado con el
objetivo primario del conflicto armado,
cual es el sometimiento total del
enemigo lo más pronto posible, con el
mínimo de gasto de personal y
recursos.

En tal sentido se señaló que el único


objetivo legítimo que los Estados
deben proponerse durante la guerra
es la debilitación de las fuerzas
militares del enemigo.
Limitaciones

No es ilimitado el derecho de las


partes en conflicto a elegir los
medios y modos de combatir contra
la parte adversa. Este principio está
basado en la prohibición de causar
males superfluos e innecesarios al
enemigo y que por tanto, limita los
medios y métodos que pueden
emplear las partes en el conflicto
armado, exige que las operaciones
sean dirigidas sólo contra objetivos
militares.
Proporcionalidad
Se prohíben las armas y los métodos que causen a las personas civiles y
a sus bienes, daños excesivos con respecto a la ventaja militar concreta
y directa prevista. Así, se prohíbe lanzar ataques cuando sea de prever
que causarán incidentalmente muertos y heridos entra la población civil,
o daños a bienes de carácter civil, o ambas cosas, que serían excesivos
en relación con la ventaja militar prevista.
Distinción
En la conducción de las operaciones militares se debe hacer una
diferenciación entre los combatientes y los no combatientes, y entre los
objetivos militares y los bienes civiles. La primera es una distinción de
personas y la segunda una distinción de cosas. El propósito de esta
diferenciación es que las hostilidades se libren entre combatientes y
contra objetivos militares para que en ninguna circunstancia afecten a los
no combatientes y a los bienes civiles. “El único objetivo legítimo que los
estados deben proponerse durante la guerra es el debilitamiento de las
fuerzas militares del enemigo”.
Buena Fe

Según el Derecho Internacional Público “Un


tratado deberá interpretarse de buena fe
conforme al sentido corriente que haya de
atribuirse a los términos del tratado en el
contexto de éstos y teniendo en cuenta su
objeto y fin”

(Art. 31 de la Convención de Viena sobre el


derecho de los tratados). Por lo tanto, “Una
parte no podrá invocar disposiciones de su
derecho interno como justificación del
incumplimiento de un tratado”

(Art. 27 de la Convención de Viena sobre el


derecho de los tratados).
Protección al Medio Ambiente

Este principio postula que en


todo conflicto armado debe
garantizarse el respeto y
protección al medio ambiente,
prohibiendo expresamente
utilizarlo como un medio de
combate. ha cobrado especial
interés a partir de la guerra de
Vietnam, dado que las
características de su entorno
permitieron la deforestación a
gran escala como método de
combate.
Cuando se aplica el Derecho
Internacional Humanitario

Conflictos armados Internacionales.

Guerra declarada o de cualquier otro conflicto armado entre dos o más


altas partes contratantes. (Convenio de Ginebra)

Casos de ocupación total o parcial del territorio de una alta parte


contratante, aunque tal ocupación no encuentre resistencia militar.

Los conflictos armados en que los pueblos luchan contra la dominación


colonial y la ocupación extranjera y contra los regímenes racistas, en el
ejercicio del derecho de los pueblos a la libre determinación consagrado
en la carta de las naciones unidas y en la declaración 2625 (XXV)
(Protocolo I de 1977)
Cuando se aplica el Derecho
Internacional Humanitario

Conflictos armados no Internacionales.

Intensidad de las Hostilidades

Organización de las partes.

Se excluyen situaciones de tensiones o disturbios internos.


Tratado de Armisticio y Tratado de
Regularización de la Guerra
Tratado de Armisticio y Tratado de
Regularización de la Guerra

En Trujillo se abre y se cierra el ciclo macabro del decreto de Guerra a Muerte,


el cual mantuvo su vigencia hasta la firma del Tratado de Regularización de la
Guerra elaborado por puño y letra del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José
de Sucre en la misma ciudad, conjuntamente con el Armisticio el 25, 26 y 27 de
noviembre de 1820.

Este Tratado de Regularización de la Guerra ponía fin a la Guerra a Muerte o


guerra de exterminio que ambos bandos venían ejecutando desde 1812, fueron
ocho años de exterminio y fue la población venezolana la que sufrió esta
devastadora acción, al igual que miles de europeos que dejaron sus vidas en
estas tierras.

El General Antonio José de Sucre, manteniendo su fe en la razón concentro


todos sus esfuerzos en el sentido de lograr simplemente la humanización de la
guerra.
Tratado de Armisticio y Tratado de
Regularización de la Guerra

El Mariscal Antonio José de Sucre, fue el artífice en el año de 1820 del Tratado
de Armisticio con el gobierno de España, así como el Tratado de
Regularización de la Guerra, “Ambos instrumentos constituyen documentos de
necesaria y obligatoria lectura para los analistas del Derecho Humanitario”.

El armisticio de seis meses fue un argumento que dio a conocer al mundo que
ya la República de Colombia trataba como una potencia con España, el mismo
convenía según los términos, en suspender las hostilidades durante ese
tiempo.

Ambos ejércitos quedarían ocupando sus respectivas posiciones,


prohibiéndose que bajo cualquier pretexto se pretendiese alterar el statu quo.

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