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SINTAXIS
Subraya el sujeto:
Subraya el atributo
Texto 1
ESTATUA. Ahora, don Juan,
pues desperdicias también
el momento que te dan,
conmigo al infierno ven.
ESTATUA. Ya es tarde.
(DON JUAN se hinca de rodillas, tendiendo al cielo la mano que le deja libre la estatua. Las
sombras, esqueletos, etc., van a abalanzarse sobre él, en cuyo momento se abre la tumba de DOÑA
INÉS y aparece ésta. DOÑA INÉS toma la mano que DON JUAN tiende al cielo.)
Escena III
Texto 2
El aire azotaba los vidrios del balcón; el agua de la fuente lejana caía y caía con un rumor
eterno y monótono; los ladridos de los perros se dilataban en las ráfagas del aire, y las
campanas de la ciudad de Soria, unas cerca, otras distantes, doblan tristemente por las ánimas
de los difuntos.
Así pasó una hora, dos, la noche, un siglo, porque la noche aquella pareció eterna a Beatriz.
Al fin despuntó la aurora: vuelta de su temor, entreabrió los ojos a los primeros rayos de la
luz. Después de una noche de insomnio y de terrores, ¡es tan hermosa la luz clara y blanca
del día! Separó las cortinas de seda del lecho, y ya se disponía a reírse de sus temores pasados,
cuando de repente un sudor frío cubrió su cuerpo, sus ojos se desencajaron y una palidez
mortal descoloró sus mejillas: sobre el reclinatorio había visto sangrienta y desgarrada la
banda azul que perdiera en el monte, la banda azul que fue a buscar Alonso.
Cuando sus servidores llegaron despavoridos a noticiarle la muerte del primogénito de
Alcudiel, que a la mañana había aparecido devorado por los lobos entre las malezas del
Monte de las Ánimas, la encontraron inmóvil, crispada, asida con ambas manos a una de las
columnas de ébano del lecho, desencajados los ojos, entreabierta la boca; blancos los labios,
rígidos los miembros, muerta; ¡muerta de horror!
a) Aquí tienes el final de una leyenda. En ella el espacio ocupa un papel preponderante.
Escribe, desde lo más cercano a Beatriz hasta lo más alejado, los distintos lugares que
aparecen o se mencionan.
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d) En el texto dominan los adjetivos calificativos. Subraya todos los que encuentren: con
un color los que se refieran al tiempo o al espacio; con otro los que se refieran a algún
aspecto negativo.
e) ¿Te parece romántico este final? Justifica tu respuesta.
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Texto 3
El castellano viejo
Andábame días pasados por esas calles a buscar materiales para mis artículos. Embebido en
mis pensamientos, me sorprendí varias veces a mí mismo riendo como un pobre hombre de
mis propias ideas y moviendo maquinalmente los labios; algún tropezón me recordaba de
cuando en cuando que para andar por el empedrado de Madrid no es la mejor circunstancia
la de ser poeta ni filósofo; más de una sonrisa maligna, más de un gesto de admiración de los
que a mi lado pasaban, me hacía reflexionar que los soliloquios no se deben hacer en público;
y no pocos encontrones que al volver las esquinas di con quien tan distraída y rápidamente
como yo las doblaba, me hicieron conocer que los distraídos no entran en el número de los
cuerpos elásticos, y mucho menos de los seres gloriosos e impasibles. En semejante situación
de mi espíritu, ¿qué sensación no debería producirme una horrible palmada que una gran
mano, pegada (a lo que por entonces entendí) a un grandísimo brazo, vino a descargar sobre
uno de mis hombros, que por desgracia no tienen punto alguno de semejanza con los de
Atlante? [...]
No queriendo dar a entender que desconocía este enérgico modo de anunciarse, ni desairar
el agasajo de quien sin duda había creído hacérmele más que mediano, dejándome torcido
para todo el día, traté sólo de volverme por conocer quien fuese tan mi amigo para tratarme
tan mal; pero mi castellano viejo es hombre que cuando está de gracias no se ha de dejar
ninguna en el tintero. ¿Cómo dirá el lector que siguió dándome pruebas de confianza y
cariño? Echóme las manos a los ojos y sujetándome por detrás: -¿Quién soy?-, gritaba,
alborozado con el buen éxito de su delicada travesura. -¿Quién soy?- Un animal irracional-,
iba a responderle; pero me acordé de repente de quién podría ser, y sustituyendo cantidades
iguales: -Braulio eres-, le dije.
Mariano José de Larra, Artículos
b) Larra habla de “una gran mano, pegada […] a un grandísimo brazo”. Cervantes, en El
Quijote, había escrito: “una gran mano pegada a un grandísimo brazo”, y Quevedo: “Erase
un hombre a una nariz pegado”. ¿Qué figura literaria se produce en los tres casos?
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d) La frase “Cómo diría el lector que siguió dándome pruebas de confianza y cariño”, ¿es
irónica? ¿Por qué?
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f) Subraya las palabras y expresiones negativas que emplea el autor para referirse a los
actos de su amigo.
g) ¿Por qué el autor realiza una introducción tan larga antes de la aparición de Braulio?
¿Cuál es su intención?
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Texto 4
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
—Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
—Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
- El ser marginal
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Lee estos dos poemas de las Rimas de G.A. Bécquer y contesta a las preguntas. Lee
primero las cuatro partes en las que se dividen las Rimas de Bécquer por temática.
1ª parte: domina el tema de la poesía, del ideal de belleza poética.
2ª parte: se da una visión exaltada e idealizada del amor.
3ª parte: aparece el desengaño, que provoca melancolía y vacío.
4ª parte: la soledad lo domina todo.
XIII
Tu pupila es azul, y cuando ríes,
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana,
que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul, y cuando lloras,
las trasparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta.
Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
una perdida estrella.
c) En el primer verso de las dos primeras estrofas se produce una antítesis, ¿cuál?
Subráyala.
LII
Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!
Llevadme por piedad a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!
REALISMO
Lee estos textos y contesta a las preguntas.
Texto A
Después de recorrer dos lados del corredor principal, penetraron en una especie de túnel en
que también había puertas numeradas; subieron como unos seis peldaños, precedidas siempre
de la zancuda, y se encontraron en el corredor de otro patio, mucho más feo, sucio y triste
que el anterior. Comparado con el segundo, el primero tenía algo de aristocrático y podría
pasar por albergue de familias distinguidas. Entre uno y otro patio, que pertenecían a un
mismo dueño y por eso estaban unidos, había un escalón social, la distancia entre eso que se
llama capas. Las viviendas, en aquella segunda capa, eran más estrechas y miserables que en
la primera; el revoco se caía a pedazos, y los rasguños trazados con un clavo en las paredes
parecían hechos con más saña, los versos escritos con lápiz en algunas puertas más necios y
groseros, las maderas más despintadas y roñosas, el aire más viciado, el vaho que salía por
puertas y ventanas más espeso y repugnante. Jacinta, que había visitado algunas casas de
corredor, no había visto ninguna tan tétrica y mal oliente. «¿Qué, te asustas, niña bonita? -le
dijo Guillermina-. ¿Pues qué te creías tú, que esto era el Teatro Real o la casa de Fernán-
Núñez? Ánimo. Para venir aquí se necesitan dos cosas: caridad y estómago».
Benito Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta
Texto B
Ramonciño Luminoso contaría a la sazón poco más de veintiséis años, pero ya sus bigotes,
sus cejas, su cabello y sus facciones todas tenían una gravedad melancólica y dignidad algún
tanto burlesca para quien por primera vez lo veía. Su entristecido arqueo de cejas le prestaba
vaga semejanza con los retratos de Quevedo; su pescuezo, flaco, pedía a voces la golilla, y
en vez de la vara que tenía en la mano, la imaginación le otorgaba una espada de cazoleta.
Donde quiera que se encontrase aquel cuerpo larguirucho, aquel gabán raído, aquellos
pantalones con rodilleras y tal cual remiendo, no se podía dudar que, con sus pobres trazas,
Ramón Luminoso era un verdadero señor desde sus principios -así decían los aldeanos- y no
hecho a puñetazos, como otros.
Emilia Pardo Bazán, Los pazos de Ulloa
b) Subraya los adjetivos del texto A. ¿Qué tienen en común la mayoría? ¿No crees que
hay una gradación o intensificación? ¿En qué sentido?
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