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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

UNIVERSIDAD DEL ZULIA.


FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN
DIVISIÓN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS
PROGRAMA EN HISTORIA DE VENEZUELA
NIVEL MAESTRÍA

“HATO, CAMINO REAL Y MEMORIAS ANCESTRALES EN TRES


TIEMPOS HISTÓRICOS DE SAN ISIDRO, MUNICIPIO MARACAIBO”
(Trabajo de Grado para Optar al Título de Magister Scientiarum en
Historia de Venezuela)

Autor:
Lic. Juan David Bracho Ríos
C.I.: V-19.306.184

Tutora:
Dra. Belín Vázquez
C.I.: V-3.927.127

Maracaibo, julio del 2016


“HATO, CAMINO REAL Y MEMORIASANCESTRALES EN TRES
TIEMPOS HISTÓRICOS DE SAN ISIDRO, MUNICIPIO MARACAIBO”

_________________________________________
Licdo. Juan David Bracho Ríos
C.I.: V-19.306.184
juandavidbracho@hotmail.com
Teléfono: 0414-6233529
Dirección: Km. 14 vía a La Concepción.
Av. 25 entre calles 95B-1 y 96,
casa No. 95B-1-34, Sector las Tres “S”

___________________________
Tutora: Dra. Belín Vázquez
C.I.: V-3.927.127
belinvazquez@gmail.com
Teléfono: 0414-6376937
Dirección: Conjunto residencial Portal del Lago, Casa 77,
Avenida Fuerzas Armadas, Maracaibo-estado Zulia
ÍNDICE DE CONTENIDO

Pg.

Dedicatoria……………………………………………………………………………………………
Reconocimiento……………………………………………………………………………………
Agradecimiento……………………………………………………………………………………
Resumen………………………………………………………………………………………………
Abstract………………………………………………………………………………………………..
Introducción…………………………………………………………………………………………

Capítulo I, Historias locales y Memorias ancestrales de San Isidro…

1.1. El Problema…………………………………………………………………………………
1.2. Criterios que fundamentan el estudio de la historia local de
San Isidro desde sus memorias ancestrales………………………………………

Capítulo II, En la sabana de Maracaibo nace el Hato San Isidro,


1555-1775……………………………………………………………….........................

2.1. Ocupación europea en la costa del Lago de Maracaibo………………


2.2. La Sabana de Maracaibo…………………………………………………………….
2.3. Camino Real…………………………………………………………………………………
2.4. Fundación del hato San Isidro…………………………………………………….
2.4.1. Año del Señor de 1555…………………………………………………………….
2.5. Visita Pastoral del Monseñor Mariano Martí………………………………

Capítulo III, Estado, Tierra y propiedad en el Hato San Isidro,


1822-1834……………………………………………………………………………………………

3.1. Los controles comerciales socaban el régimen monárquico en


Maracaibo…..............................................................................
3.2. Toma de Maracaibo, batalla de Jagüey Sabana………………………….
3.3. Con la república Felipe Casanova afianza su poder político, las
propiedades y las tierras del hato San Isidro…………………………………….
3.4. Censo poblacional del Partido Ancón Alto y escenarios hateros…

Capítulo IV, Del Hato San Isidro al caserío y a la comunidad de San


Isidro, 1923-2013……………………………………………………………………………….

4.1. Hato San Isidro a principios del siglo XX con anclajes en el XIX.
4.2. “Fundadores y colonizadores en el monte”……………………………….
4.3. La Iglesia se apropia del hato San Isidro……………………………………
4.4. Las fiestas en honor a San Isidro, el santo patrono…………………
4.5. En torno a la plaza pública y las tierras del hato San Isidro se
fue consolidando la comunidad………………………………………………………….

Conclusiones………………………………………………………………………………………..
Referencias…………………………………………………………………………………………..
Bibliohemerográficas……………………………………………………………………………
Documentales………………………………………………………………………………………
Orales……………………………………………………………………………………………………
Índice de Ilustraciones

Pg.

Figura 1 Plano de la Villa de Maracaibo, año 1562………………………………


Figura 2 Mapa del Lago de Maracaibo, año 1579………………………………..
Figura 3 División político territorial del Estado Zulia, año 1996
(destacado en rojo la sabana de Maracaibo, con intervención
nuestra)………………………………………………………………………………………………..
Figura 4 Plano de la Laguna y Región de Maracaibo, año: 1535-1537
Figura 5 Plano del saco, Barra, Laguna, y Fortificaciones que existen
a la entrada del puerto de Maracaibo, año: 1774……………………………….
Figura 6 Plano de la Laguna y saco de Maracaibo……………………………….
Figura 7 Límites del hato San Isidro…………………………………………………….
Cuadro 1 Relaciones judiciales, civiles y comerciales de Felipe
Casanova……………………………………………………………………………………………….
Figura 8 San Isidro, hatos, caminos y abras……………………………………….
DEDICATORIA

A Fernando José,
por darme la mejor escuela,
el hogar.

A María Olimpia, mi eterno amor,


descansa en paz madre.
RECONOCIMIENTO

A José Rosales, por llevar el


mundo hatero en su alma.

Rosa de Acevedo,
centinela de la historia de
la comunidad de San Isidro.

A Regino García, mi amigo viejo,


por haber rememorado la vida en el
monte para mi entendimiento.
AGRADECIMIENTO

A Dios, creador de lo visible e invisible.

A Julio Bracho, mi tío,


por escucharme en la distancia.

A Rixio Romero, Belín Vázquez y José Brett,


amigos que llegaron cuando
todos se habían ido.

A Marioly Atencio, por su


Apoyo, comprensión y
muy noble compañía.
Bracho, Juan."HATO, CAMINO REAL AND ANCESTRAL
MEMORIESINTO THREE HISTORICAL PERIODS OF SAN ISIDRO,
MUNICIPALITY MARACAIBO" Trabajo para optar al título de Magister
Scientiarum en Historia de Venezuela. Universidad del Zulia, Facultad de
Humanidades y educación, División de estudios para graduados.
Maracaibo, Venezuela. 2016. 30p.

RESUMEN

El análisis histórico-cultural de esta investigación se fundamenta en una


metodología de acción participativa y convivida que da cuenta de nuevos
métodos de investigación histórica. Asumiendo como criterio para abordar
las memorias históricas de San Isidro su análisis desde tres tiempos
históricos, el objetivo de esta investigación es visibilizar las memorias
ancestrales en la comunidad de San Isidro, Municipio Maracaibo – Estado
Zulia, en torno al camino real y al hato San Isidro, describiendo su
desarrollo socio-histórico; cómo se manifiestan sus memorias históricas y
de qué manera el hato San Isidro se configuró como elemento
dinamizador, partiendo de los relatos transmitidos generacionalmente, sus
vivencias y los registros historiográficos, documentales y cartográficos.

Palabras clave: Memorias ancestrales, camino real, hato, San Isidro,


tiempos históricos.
Correo Electrónico: Juandavidbracho@hotmail.com
Bracho Ríos, Juan David. "HATO, CAMINO REAL AND ANCESTRAL
MEMORIESINTO THREE HISTORICAL PERIODS OF SAN ISIDRO,
MUNICIPALITY MARACAIBO" Trabajo para optar al título de Magister
Scientiarum en Historia de Venezuela. Universidad del Zulia, Facultad de
Humanidades y educación, División de estudios para graduados.
Maracaibo, Venezuela. 2016. 30p.

ABSTRACT

The historical- cultural analysis of this research is based on a methodology


of participatory action and convivial realizes that new methods of
historical research. Assuming as criteria to address the historical
memories of San Isidro analysis from three historical times, the objective
of this research is to demonstrate the ancestral memories in the
community of San Isidro , Municipality Maracaibo - Estado Zulia , around
the road and the herd San Isidro , describing their socio- historical
development ; how their history and how the herd San Isidro was
configured as mapping dynamic element , based on the stories
transmitted generationally , their experiences and historiographical
records , documentaries and memories manifest themselves.

Palabras clave: Ancestral memories, kingsroad, herd, San Isidro,


historical times.
Email: Juandavidbracho@hotmail.com
INTRODUCCIÓN

La historia, como construcción de relaciones humanas en espacios


sociales concretos, amerita de una articulación compleja pero maravillosa,
actores sociales-espacio-relaciones-acciones, lo cual forma un entramado
de hilos que se conectan y se separan de acuerdo a las circunstancias. En
este sentido, la historia debe dar claras respuestas a las realidades
histórico-sociales actuales.

Sin embargo, en los análisis históricos se han tomado como


referentes hechos y actores, en muchos casos, dejando de lado las
realidades de localidades, soslayando las dinámicas sociales propias de los
pueblos. Más concretamente, en el proceso histórico zuliano, la
construcción historiográfica ha estado centrada en la ciudad de Maracaibo
como enclave urbano y su puerto lacustre, las actividades comerciales que
generaron relaciones y diversidad de dinámicas económicas, políticas,
militares y sociales, que en nuestra región, también se desarrollaron hacia
la sabana que bordea Maracaibo.

Este espacio conocido históricamente como sabana de Maracaibo


constituye una extensa planicie donde tras la ocupación europea se
desarrollaron diversidad de hatos como núcleos de vida social-campestre
que fungieron como unidades económicas de producción y auto sustento;
unidades políticas y de estrategias militares para la defensa y expansión
territorial de la floreciente Maracaibo.

En nuestro caso, el abordaje de la historia sobre el hato San Isidro y


su influencia en otros núcleos hateros, ha evidenciado que las relaciones
sociales tocan puntos neurálgicos de la dinámica histórica en la sabana de
Maracaibo, articulada por un camino real con sus ramificaciones,
camellones y abras, que han conformado una extensa red de relaciones
humanas y económicas.
En consecuencia, las grandes extensiones de tierras que
conformaban las antiguas unidades de producción se fueron dividiendo
formando otros espacios de menor tamaño, reproduciendo a menor escala
el anterior escenario. Con el surgimiento de los monopolios comerciales en
el sur del lago y la región de Perijá, el hato comenzó a perder poder
político y militar frente a intereses económicos; esta situación se prolongó
a lo largo del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, a partir del
inicio de la explotación petrolera.

Tras este proceso, se intensifica la desarticulación hatera dando


inicios a la proliferación de pequeñas comunidades rurales que, bajo la
forma de ocupación o invasión, empezaron a tomar los espacios de la
periferia urbana en el oeste de la ciudad Maracaibo. El subsecuente
surgimiento de comunidades con sus tradiciones ancestrales comienza a
constituirse en una forma emergente de vida, pues las invasiones de
tierras en torno a los hatos rurales, comienzan a marcar el nuevo modelo
ocupación derivado de la necesidad de un espacio habitable donde vivir.

Es por ello que, ante los silencios históricos que han ensombrecido
la comunidad de San Isidro y, en mayor medida, de la Sabana de
Maracaibo nos hemos planteado la necesidad de darle visibilidad a las
formas de vida en su hacer y sentir en estos procesos históricos locales,
que poseen herencias ancestrales y que hoy encarnan en su cotidianidad.

La metodología que sustenta esta investigación, tiene su soporte


en los encuentros comunitarios, donde la gente habla y reconstruye su
propio proceso, con apoyo en las fuentes, documentales, fotográficas y
bibliográficas, para su posterior triangulación y análisis. En cuanto al
cuerpo de la investigación, está comprendido en cuatro capítulos,
desarrollados de la siguiente manera:

El Capítulo I, Historias locales y Memorias ancestrales de San


Isidro, explica la problemática histórica en el cual se encuentra inmersa
nuestra situación social; la causa del solapamiento de las comunidades en
el devenir del tiempo y la imperiosa necesidad de nuestra visibilización.

El Capítulo II, En la sabana de Maracaibo nace el Hato San


Isidro, 1555-1775. En este primer tiempo histórico se aborda la relación
entre el hato San Isidro y el Camino Real. Se inicia con el establecimiento
del hato1 en la sabana de Maracaibo y concluye con la visita del Obispo
Mariano Martí2.

El Capítulo III, Estado, Tierra y propiedad en el Hato San


Isidro, 1822-1834. En este segundo tiempo histórico, se demuestra
cómo el hato San Isidro se configuró en elemento cohesionador del
espacio histórico local. Se inicia el año 1822, con las escaramuzas bélicas
de la batalla naval del lago de Maracaibo3 en los predios del hato y
concluye con la elaboración del censo poblacional en el año 1834, el cual
refleja un inventario en el hato san Isidro4y hasta donde pervive en la
memoria histórica su influencia en el entorno inmediato y lejano de la
costa lacustre mediante su camino real.

En último lugar, el Capítulo IV, Del Hato San Isidro al caserío y a


la comunidad de San Isidro, 1923-2013, explica cómo se manifiestan
en las memorias históricas ancestrales la transformación del hato San
Isidro a caserío, luego a la actual comunidad y la reactivación de la feria
de San Isidro.

1
Correspondencia emitida por Esteban Aguilar dirigidas a Julián Aguilar en el vecino
Hato de Jagüey Sabana, ambas cartas fechadas en 1555.
2
Recorrido del Obispo Mariano Martí a la Sabana de Maracaibo durante el mes de febrero
de 1775.
3
Escaramuzas bélicas en la Sabana de Maracaibo tras la invasión de la ciudad en 1822
por parte del Capitán Juan Ballesteros y el Coronel Lorenzo Morillo, lo cual culminó con la
batalla naval del lago de Maracaibo.
4
Según señala la Señora Rosa de Acevedo, directora del Museo Comunitario “La Rosita”
y el Señor José Rosales Cronista de la comunidad, existe un censo poblacional en el cual
aparece reflejado un inventario del Hato San Isidro como propiedad de la familia
Casanova.
CAPITULO I

HISTORIAS LOCALES Y MEMORIAS ANCESTRALES DE SAN ISIDRO


1.1. El Problema

Las realidades histórico-sociales dan muestra de la necesidad de


nuevos rumbos investigativos encaminados a generar metodologías para
el abordaje de las historias locales y develar sus memorias y saberes
ancestrales, constituidos por la carga histórico-cultural de las vivencias
trasmitidas generacionalmente a través de la oralidad y las prácticas
cotidianas.

Es el caso que ha predominado la mirada homogeneizadora de las


historias locales, que ha causado olvidos y “creado memorias
hegemónicas”, debido a que el discurso historiográfico, “…se mostró por
mucho tiempo incapaz de representar y dar cuenta de la dinámica
histórica de sujetos sociales que han estado invisibilizados”. (Féliz,
2003:12).

No dar cuenta de los diversos procesos sociales en la cotidianidad de


las comunidades locales, ha implicado que se hayan soslayado sus
memorias históricas, que son el resultado de las hechuras humanas
durante el devenir histórico de cada localidad y constitutivas de saberes
ancestrales y cotidianos. Así lo plantea Mauricio Gaborit en su trabajo
“Memoria Histórica: relato desde las víctimas”:

“En esa historia personal y colectiva se han experimentado


grandes pérdidas y, por lo tanto, la recuperación de la
memoria histórica debe tener la intención de reparar el
tejido social rasgado por la mentira oficial, el discurso
encubridor y el cinismo político”. (Gaborit, 2006: 10).

En este sentido, durante la década de los años 80’ del siglo pasado
se desarrolló la tendencia historiográfica centrada en los estudios
históricos a escala regional y local, del cual reconocemos sus valiosos
aportes históricos-metodológicos. Sin embargo, esto terminó en la
imposición de los centros regionales de poder sobre las localidades.
Además de una reproducción paradigmática de las historias nacionalistas,
los relatos históricos se muestran ajenos a todo protagonismo popular,
por cuanto lo que se ha mostrado son “formas hegemónicas del
conocimiento”, como lo afirma Edgardo Lander en su trabajo
“Pensamiento crítico latinoamericano: La impugnación del Eurocentrismo”:

“Lejos de ser un exquisito asunto propio de especialistas en


epistemología, es una cuestión de medular importancia y
cultural en la medida en que las formas hegemónicas del
conocimiento sobre estas sociedades han operado como
eficaces artefactos de legitimación y naturalización de la
jerarquización y exclusión social que ha prevalecido
históricamente en estas sociedades”. (Lander, 2001: 13).

Estos vacíos han anulado o silenciado características distintivas de


las memorias históricas y los saberes ancestrales reconocibles en la
cotidianidad, mediante la interacción histórico-cultural constitutiva del
entramado social que representa, “la construcción social de los
significados de comunidades de sentido; recreados en la valoración de las
pluralidades comunitarias que configuran el entramado social”. (Vázquez
y Pérez, 2009: 662).

En nuestro caso, el Estado Zulia y, específicamente en Maracaibo, su


devenir histórico ha sido marcado por la cuenca y su lago como elemento
dinamizador, la ciudad- puerto y el comercio lacustre de vital importancia.
Si bien poco se conoce de la influencia de las originarias tierras indígenas
en el levantamiento de la ciudad colonial de Maracaibo, menos aún sobre
estudios que refieran a la sabana que bordea toda su periferia oeste y se
desplaza hasta la sierra de Perijá; lugar poco mencionado en trabajos de
investigación, los cuales lo describen como lugar árido e inhóspito por su
carencia de fuentes acuíferas.

En torno a esta sabana existían antes de su ocupación por los


europeos, grupos indígenas con variedad de interacciones histórico-
culturales entre sí y con el entorno. Para sus actividades de convivencia e
intercambio utilizaron rutas naturales favorecidas por la presencia de
caminos de tierra que comunicaban con ríos, riachuelos, ciénagas,
jagüeyes y caños.

Estas originarias rutas fueron utilizadas por los europeos para


establecerse en la sabana de Maracaibo. Particularmente en su área oeste,
desde inicios del siglo XVII, con las posesiones de tierras fueron surgiendo
los primeros “sitios de hatos”, a partir de los cuales se crearon hatos con
extensas propiedades y a su alrededor pequeños caseríos. Durante el
transcurrir de los siglos, se fueron ampliando los caseríos rurales y, más
recientemente, comunidades consolidadas como puede apreciarse en la
actualidad.

Caso similar ocurre en San Isidro, comunidad que heredó en sí toda


la carga campesina que el hato, a través de las vivencias e imaginarios
pudo establecerse en los vecinos, visibles en tradiciones y costumbres;
estos modos de vida reflejan la complejidad y matices propios de la
cotidianidad comunitaria; en concordancia a esto, María Gracia Castillo, en
su trabajo “Construcción cotidiana de las territorialidades barriales y
vecinales”, indica:

“(…) uno de los aspecto que distinguen a los barrios de otras


localidades urbanas es la existencia de referentes locales comunes,
ya sean espaciales <<jardines, mercados, templos, etcétera>>,
tradicionales <<fiestas religiosas o laicas>> o de costumbres
<<redes de comunicación y solidaridad>>, donde hay relaciones
vecinales de diferente intensidad”. (Castillo, 2002: 3)

Estos enclaves de tradiciones y costumbres permanentemente se


encuentran amenazados por el crecimiento citadino, erosionando sus
tradiciones y referentes históricos, alterando las actividades y dinámicas
económicas, productivas, religiosas y sociales (Castillo, 2002).

1.2. Criterios que Fundamentan el Estudio de la Historia Local de San


Isidro desde sus Memorias Ancestrales
Una referencia emblemática sobre lo anteriormente descrito, es el
Hato San Isidro, cuyo entramado social ha sido profundamente marcado
por su relación con el Camino Real. Este Hato fue erigido en la sabana
durante la colonia, a mediados del siglo XX se convierte pequeño caserío y
luego en comunidad consolidada. Al espacio donde están las ruinas del
hato, la iglesia, la plaza, las edificaciones oficiales y todas las casas que le
circundan, sus vecinos lo han denominado el Centro Histórico de San
Isidro.

En la actualidad, este escenario colonial se encuentra amenazado


por el desdibujamiento de su centro histórico, ocasionado por el explosivo
crecimiento urbano debido a las invasiones en el sector. Aunado a esto, el
fallecimiento de los ancianos, reservorios de la memoria viviente; la
desaparición de las ruinas físicas debido a nuevas construcciones; el
tránsito vehicular y el arado de tractores para la siembra de yuca y maíz.

Tomando como base lo planteado en nuestro anterior trabajo para


optar al título de Licenciado en Educación, Mención Ciencias Sociales,
titulado “Camino Real y tradición hatera como elementos identitarios de la
comunidad de San Isidro. Municipio Maracaibo- Estado Zulia”, Se
evidenció como los hatos articulados por el camino real, son los elementos
físicos que dieron origen a la comunidad de San Isidro, marcando
profundamente las vidas de sus pobladores; para su estudio, se abordó
desde los saberes sociales a partir de los imaginarios producidos y
originados en la vida comunitaria, como expresión voluntaria de sus
identidades, debido a la transferencia de historias y experiencias vividas
hacia dentro del grupo social y sus recuerdos, entrelazados con las
experiencias del presente (Civallero, 2004).

Del mismo modo, se determinó que pese a no estar activos los


hatos y el Camino Real ya no es casi transitado, aún perviven en los
imaginarios de los pobladores “como una construcción colectiva que
permite reunir las representaciones cognitivas, simbólicas, y afectivas que
se comparten hacia el interior de un grupo social” (Valbuena, 2005: 30).
Asimismo, estas representaciones transitan “con y desde el ser y sentir de
los colectivos sociales en su transcurrir cotidiano” (Vázquez y Pérez, 2009:
662).

En este mismo sentido, en el trabajo titulado “Memorias, saberes


ancestrales e identidades en la comunidad de San Isidro, Municipio
Maracaibo-Estado Zulia” (Vázquez y Bracho, 2014), los primeros hallazgos
revelan que esta comunidad preserva su memoria ancestral, pese a las
transformaciones urbanas y culturales del entorno. A través de la
elaboración de paleógrafos, miembros de la comunidad registran las
anteriores divisiones territoriales; los viejos caminos entre hatos; el uso
de la arcilla de jagüeyes para la elaboración de tinajas; el uso de las
mulas como medio de transporte e importancia del Camino Real. Su
impacto se refleja en las prácticas cotidianas, como las técnicas
gastronómicas, técnicas para los cultivos de yuca, maíz, frijol, plátano,
cambur, topocho y la preparación de huertos.

De este modo, se demostró cómo dialogan en el centro histórico de


la comunidad colonial de San Isidro, sus memorias con los saberes
ancestrales en torno a dos elementos identitarios: el camino real y la
tradición hatera, ambos contextualizados en la cotidianidad y la
legitimación que les conferida por el “vivir juntos”.

En nuestro trabajo titulado “Imaginarios Barriales, entre el Discurso


Científico y los Saberes sociales” planteamos la necesidad de resignificar
la noción de barrio desde los aspectos históricos y sociales que conviven
dentro de la comunidad, tomando en cuenta los contextos que impregnan
las vivencias humanas que allí se entretejen y reflejan en costumbres,
identidades y luchas vecinales en aras del fortalecimiento comunitario.

El desarrollo del proyecto de investigación titulado “Historias,


Memorias y Saberes Sociales Emancipatorios para la Soberanía Científico-
Tecnológica en Perspectiva Bicentenaria”, en las comunidades La
Rinconada, El Despertar y San Isidro en el oeste de Maracaibo y la
posterior elaboración de la obra Historias, Memorias y Saberes en el Oeste
de Maracaibo5, se evidenció como las comunidades son portadoras de
historias vivas y saberes propios heredados de todo el pasado de luchas
modificadas con las practicas cotidianas de la vida.

Valorando la historia oral junto a las prácticas sociales como forma


de trasmisión de los saberes sociales legitimados en las memorias de los
pueblos, esto refiere a las luchas, identidades locales, acciones políticas,
prácticas socioculturales y creaciones materiales e inmateriales en las
festividades, danzas, recetas medicinales y culinarias, oficios artesanales
de cada comunidad.

Se asume como criterio de análisis que “la memoria colectiva y de


la historia ya no se cristalizan exclusivamente sobre los grandes hombres”
(Le Goff, 1991:232), pues los imaginarios populares permiten al mundo
académico ampliar su visión sobre los complejísimos entramados sociales,
que sólo desde sus códigos se pueden comprender y analizar.

En sí, la memoria no es reproductora mecánica y cronológica de


hechos y su tiempo, indicando J. Trinidad Chávez que “(…) el papel activo
de la memoria (…) no se limita a registrar o producir mecánicamente el
pasado, sino que realiza un verdadero trabajo de selección, de
reconstrucción, y en ocasiones de transfiguración o idealización” (Chávez,
S/F: 26). La selección, reconstrucción, transfiguración o idealización se
representa en los hechos cotidianos enraizados en los recuerdos.

En consecuencia, este trabajo ha perseguido el propósito de


“Visibilizar el hato, Camino Real y las memorias ancestrales en tres
tiempos históricos de San Isidro, Municipio Maracaibo”. Ello, porque el

5
Producto del proyecto FONACIT, No. 2012000890. Titulado
transcurrir histórico de la comunidad cuenta con tres hitos significativos
para su gente, que aluden a estos tiempos históricos.

El primer tiempo, parte desde la fundación del hato hasta la visita


de Mariano Martí; el segundo, remite a las escaramuzas bélicas producto
de la guerra de independencia y el censo poblacional de 1834; y el
tercero, alude al paso del hato a caserío y luego a la comunidad
consolidada de nuestros días.

El análisis se aborda desde los registros históricos documentales, los


aportes de los miembros de la comunidad, que viven y conviven; del
mismo modo, aquellos que vivieron en el sector, o habitantes de los hatos
vecinos, todo esto desde sus vivencias y querencias. Por tanto, es nuestro
interés investigativo contribuir a visibilizar el hato y el Camino Real desde
las memorias ancestrales en tres tiempos históricos de San Isidro.

En este sentido, nos hemos planteado dar respuesta a las


siguientes interrogantes:¿Cómo fue la relación existente entre el hato San
Isidro y el Camino Real en la sabana de Maracaibo entre los años 1555 y
1775?; ¿Cómo el hato San Isidro se configuró como elemento
cohesionador del espacio histórico local entre los años 1822 – 1834 y
hasta donde pervive en la memoria histórico-social de la localidad su
influencia en el entorno inmediato y lejano de la costa lacustre?; ¿Cómo
se manifiestan en las memorias históricas ancestrales la transformación
del hato San Isidro a caserío y luego a la actual comunidad en la
parroquia San Isidro, del Municipio Maracaibo – Estado Zulia?

De este modo, en el contexto del objetivo general antes descrito,


nos planteamos como objetivos específicos: 1. Determinar la relación
existente entre el hato San Isidro y el Camino Real en la sabana de
Maracaibo entre los años 1555 y 1775; 2. Explicar cómo el hato San Isidro
se configuró como elemento cohesionador del espacio histórico local entre
los años 1822 – 1834 y hasta donde pervive en la memoria histórico-
social su influencia en el entorno inmediato y lejano de la costa lacustre;
3. Registrar cómo se manifiestan en las memorias históricas ancestrales la
transformación del hato San Isidro a caserío y luego a la actual comunidad
en la parroquia San Isidro, del Municipio Maracaibo – Estado Zulia.

El análisis de las memorias ancestrales en San Isidro, Municipio


Maracaibo del Estado Zulia y la ejecución de los objetivos planteados,
aspira contribuir a la reconstrucción histórico-cultural y cartográfica de la
comunidad, teniendo como eje central el Camino Real y los hatos que
otrora lo circundaban. De igual manera, la investigación aspira dar
cumplimiento a lo pautado por las actuales políticas públicas del Estado
venezolano, en lo concerniente a las responsabilidades sociales de las
investigaciones, para consolidar la democracia social, el derecho y la
justicia de los pueblos. En este caso, se orienta a la resignificación de las
historias locales contentivas de memorias y saberes ancestrales, en aras
del fortalecimiento de una ciudadanía que se afirma en la condición
protagónica en el marco de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999).

Asimismo, se inscribe en la necesidad de contribuir a un estado más


soberano e incluyente, como lo expresa el Marco político-estratégico del
Plan Nacional de Ciencia y Tecnología (2005-2030) y el Proyecto Nacional
Simón Bolívar (2007-2013), que asume como propios un conjunto de
valores que pueden y deben servir a la constitución de una sociedad
humanista y justa.

Por otra parte, en lo específico, esta investigación se inserta en el


proyecto Fonacit 2012000890 titulado “Historias, memorias y saberes
científicos-tecnológicos”, respondiendo a un reencuentro social y de
dignificación de comunidades en el oeste del Municipio Maracaibo.

Con estos cometidos, también este trabajo forma parte de una


secuencia investigativa que se espera continuar en el Doctorado de
Ciencias Humanas de la Universidad del Zulia. Todo esto como el mismo
propósito de visibilizar los saberes populares, los cuales han sido eludidos
por el discurso científico, ajeno a la dinámica de las comunidades. De allí
que es necesario generar criterios de análisis que den cuenta de las
historias locales, construidas por los actores sociales y que reflejen la
complejidad de sus mundos.

Contribuir al rescate de la historia vivida por hombres y mujeres


que llevan en sus recuerdos la carga histórica de su andar, convertidos en
reservorios de acontecimientos y conocimientos propios de los aspectos
más sublimes de la vida, es de suma importancia; cuando cada uno de
ellos muera se estaría perdiendo la memoria oral. Por otra parte, este tipo
de investigaciones, además del reencuentro de los lugareños, contribuye
al afianzamiento de la identidad comunitaria, a la organización y
socialización de sus saberes y como éstos siguen marcando su rumbo
social, político, económico, vivencial y espiritual.

El ámbito espacial de la investigación es el centro histórico de la


comunidad de San Isidro de Municipio Maracaibo – Estado Zulia, tomando
en cuenta la experiencia de aquellos que vivieron, viven o tuvieron
relaciones con la comunidad. El análisis se realiza en tres tiempos
históricos, por considerar que constituyen hitos fundamentales en el
proceso de conformación y consolidación del actual centro histórico, los
cuales se enuncian a continuación:

1555-1775, En la sabana de Maracaibo nace el Hato San Isidro


1822-1834, Estado, Tierra y propiedad en el Hato San Isidro
1923-2013, Del Hato San Isidro al caserío y a la comunidad de San Isidro

Como antecedentes de esta investigación existen algunos estudios.


Uno de ellos, el trabajo Mervyn Fuenmayor Los Herederos de Morgan,
Historias, Cuentos y Leyendas, propone la divulgación del conocimiento
histórico-cultural, con el fin de concientizar y elevar el sentido de
pertenencia e identidad entre los pobladores de la parroquia San Isidro.
Por su parte, Maira Ojeda en el trabajo titulado “San Isidro Historia y
Creencias”, propone indagar sobre la historia y tradiciones de la
comunidad desde el paradigma cualitativo y el método etnográfico para la
visualización de los principales problemas que afectan el lugar.

Por su parte, Lissette Luzardo, Maira Ojeda y Ely Saúl González, en


el trabajo titulado “Contexto Socio Ambiental y Cultural del Sector San
Isidro, Parroquia San Isidro”, caracterizan el contexto socio-cultural del
sector, identificando sus creencias, costumbres y tradiciones culturales
que han prevalecido desde sus inicios hasta la actualidad. También,
Andrés Calderón y Marioly Atencio, en el trabajo titulado “Historia de la
Comunidad Juan de Dios. Municipio Jesús Enrique Lossada”, proponen
develar el imaginario de los habitantes a través de una metodología
cualitativa desde una mirada pluriversal y la aplicación de herramientas
para el abordaje de las historias locales, mediante la recolección de
testimonios, documentos y otras fuentes que permitan el
redescubrimiento de la historia local.

En este mismo sentido, la presente investigación es de carácter


cualitativo-etnográfico, para lo cual se utilizan como técnicas, la
recolección de información, entrevistas a personas desde sus experiencias
de antaño, de sus ancestros y de la reconstrucción colectiva de su historia
y evidencias patrimoniales, tangibles e intangibles. Todo ello ha hecho
posible que hiciera conciencia sobre el valor de los saberes sociales,
asumidos como conocimientos científicos, en contrastación los aportados
por la bibliografía y la revisión de documentos oficiales sobre la localidad.

Por consiguiente, realizar estudios históricos en el cual los miembros


de la comunidad no son objetos a estudiar, sino hombres y mujeres que
comparten y conviven en un espacio social de relaciones y
representaciones que se reconfiguran y reafirman con el paso del tiempo,
requiere de un método de investigación que liberen de la rigidez de
esquemas que asfixian los aspectos más sublimes de las prácticas
cotidianas de la vida. Por tal motivo, nos hemos planteado realizar este
trabajo mediante los parámetros de la investigación- acción participativa y
convivida.

Según lo indica Arístides Medina Rubio en el Manual de historia local,


la investigación-acción participativa está enmarcada en los parámetros
cualitativos, muy útil en el campo de las ciencias sociales y en el abordaje
de los procesos complejos del ámbito social, reconociendo “el papel activo
de los participantes a lo largo de todo el proceso de la investigación”
(Medina, 2005:10), siendo éstos actores sociales y protagonistas de su
historia local.

Del mismo modo, los actores sociales toman relevancia en la


metodología convivida, pues posibilita la compresión de sus códigos y
prácticas en aras de una mirada histórica desde y hacia el interior de cada
comunidad. Según lo plateado por Alejandro Moreno:

“Sólo desde la convivencia, desde la implicación en el mundo-


de-vida sobre el que se sostiene un horizonte hermenéutico, es
posible poseer sus claves y moverse en sus relaciones de
significado y manejar sus reglas de significación”. (Moreno s/f:
10).

Superadas las nociones que para la elaboración de investigaciones


científicas es tradición considerar como irrelevantes estudiar a las
comunidades, surgió un nuevo planteamiento: la necesidad de acudir a
aquellos que viven la historia y sus complejos procesos. Es por esta razón,
que esta investigación se propone desde y con los saberes sociales de la
comunidad.

Hoy en día, la vigencia de los trabajos donde el investigador


desarrolla su vida en la comunidad a estudiar, le permite tener una mirada
distinta de los acontecimientos, puesto los hace suyos, además de
insertarse con sus mismos códigos en la “otredad del mundo-de-vida
popular” (Moreno, s/s: 10). De este modo, se garantiza la puesta en
marcha de investigaciones donde se complementen de igual manera las
bases documentales con las memorias ancestrales, mediante la acción y
participación de la comunidad en convivialidad.

Como ya lo hemos planteado, el desarrollo de esta investigación en


torno a San Isidro, el hato y el camino real, tiene su origen en los estudios
de pregrado, con proyecciones a ser desarrolladas en estudios superiores.
Este diseño de la investigación por fases, permite el cumplimiento de los
objetivos ya planteados y los que están por plantearse; estando
concatenados unos a otros bajo una secuencia lógica, siendo el inicio de
cada investigación, un repaso mucho más exhaustivo del trabajo anterior.

De esta manera, su base fundamental yace en la dialogicidad con los


saberes ancestrales que hacen vida en la comunidad, convergiendo en
relación de igualdad, lo que conocemos como saber científico y saber
popular; por tanto, la investigación se basa en el encuentro de dialógico
con aquellas historias transmitidas de generación en generación,
memorias históricas ancestrales construidas y reconstruidas en el hacer
cotidiano del pueblo.

Asimismo, está soportada en fuentes documentales, bibliográficas,


relatos de cronistas, cultores populares, entrevistas abiertas a personajes
en la comunidad y elaboración de planos, croquis y paleógrafos, discutidos
y validados en los encuentros comunitarios.
CAPITULO II

EL HATO SAN ISIDRO EN LA SABANA DE MARACAIBO, 1555-1775


En este capítulo se desarrolla el primer tiempo histórico al cual
referimos en la introducción, se aborda la relación entre el hato San Isidro
y el Camino Real. Se inicia con el establecimiento del hato en la sabana de
Maracaibo y concluye con la visita del Obispo Mariano Martí.

2.1. Ocupación Europea en la Costa del Lago de Maracaibo

Con el arribo a nuestras costas del gobernador Welser Ambrosio


Alfinger, la necesidad de exploración para la recolección de oro fue
inevitable. La fama de la comarca lacustre atrajo la atención de los
alemanes que para su exploración establecieron una ranchería en una
planicie de la costa poniente del lago. De esta manera, lo plantea Mario
Sanoja en su obra Historia Sociocultural de la Economía Venezolana:

“El primer gobernador Welser, Ambrosio Alfinger, fundó en 1529


una ranchería o campamento militar en la costa del lago de
Maracaibo, para que le sirviese como soporte logístico de las
campañas de penetración hacia el interior de la provincia y hasta
el interior de la Nueva Granada”. (Sanoja, 2011: 241).

Tomando como base este planteamiento, podemos afirmar que


desde el principio fue necesario, abrir vías de comunicación entre el lago
de Maracaibo y las tierras neogranadinas. Esta ranchería fue ubicada en
un lugar estratégico, no sólo para europeos, también para los pueblos
originarios que tenían allí sus aldeas, como lo indica Sanoja: “En sus
orígenes, la ciudad parece haber estado integrada por varias aldeas
indígenas localizadas en espacios como los actuales El Saladillo y El
Empedrado” (2011: 242).

Asimismo, estas aldeas disponían de un puerto o muelle, según lo


afirma Nectario María en su obra Los Orígenes de Maracaibo:

“Menciona Hojeda en una de sus notas, además del lago, al


Puerto de San Bartolomé; y por estos contornos el único puerto
importante nombrado y poblado que existía entonces, como se
deduce del testimonio de algunos declarantes, y años después de
la actuación de Ambrosio Alfinger, coligiese de allí que bien
pudiera ser el actual puerto de Maracaibo el lugar del
emplazamiento del puerto de San Bartolomé, donde Hojeda se
estacionó en 1499 y en su segundo viaje de 1502”. (Nectario
María, 1959: 128).

De este modo, con una posición estratégica y un puerto ya


establecido, se pudo comenzar la empresa expedicionaria “Emplazada en
un clima cálido, aunque sano, rodeada de tierras yermas” (Fundación
Polar, 1988: 805), dejando a Maracaibo dotada de Ayuntamiento y
Teniente de Gobernador.

Ahora bien, en referencia al carácter o formalidad del primer


asentamiento, Nectario María compara dos descripciones. Por una parte,
cuando refiere: “Con este laconismo particular, y usando el término
despectivo de ranchería, menciona el Fray Pedro de Aguado la fundación
del pueblo de Maracaibo” (1959: 133). Asimismo, señala la
correspondencia emitida al Rey por parte del Licenciado Juan Pérez de
Tolosa: “Alfinger, pobló un pueblo de cristianos llamado Maracaibo”
(1959: 133). Más adelante acota, Maracaibo era ya un poblado formal
que Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés “no tiene reparo en llamar
Villa y darle en sus escritos el honroso determinativo de Villa de
Maracaibo” (Nectario María, 1959: Pp. 164-165), la cual contaba con
Teniente de Gobernador, Alcalde, Escribano y Alguacil Mayor, aspectos
característicos de una ciudad, pero carecía de cabildo.

Transcurridos cinco años de la primera ocupación de Maracaibo a


cargo de alemanes, en 1535 la expedición de Nicolás Federmann traslada
hasta la parte más septentrional de la Península de la Guajira con salida
directa al mar, a los moradores de Maracaibo y se crea un asentamiento
en el Cabo de la Vela, quedando despoblada la villa. Durante los años
posteriores, el poblamiento hispano en Tunja (1539) y en Pamplona
(1549) pujó el espacio en busca de otras salidas distintas al río Magdalena
y desde donde surgieron Trujillo en 1557 y Mérida en1558 (Vázquez,
1986).
La conveniencia definitiva, respecto razones económicas y
estratégicas, de utilizar la vía desde y hacia Nueva Granada, genera una
gran empresa que comienza con la ocupación de un espacio estratégico
capaz de dominar la garganta del lago y, por otra parte, el sometimiento y
aniquilamiento de los pueblos originarios ubicados en la sabana de
Maracaibo y al sur del lago. “…el primer intento lo hizo Alonso Pacheco. Su
expedición partió de Trujillo, y para agosto de 1569 ya estaba fundada la
nueva Ciudad Rodrigo de Maracaibo, dotándola de cabildo” (Fundación
Polar, 1988: 805). Así lo indica, Fernando Guerrero Matheus en su obra En
La Ciudad y El Tiempo, tomo I:

“La presencia en Coro de Pedro Ponce de León, nuevo


Gobernador de la Provincia, a quien le debe Pacheco alguno de
sus cargos, lo reaniman a sus viejos proyectos de conquistar y
poblar la laguna de Maracaibo y a la vez de encontrar un camino
de agua, o simplemente una vía de comunicación más corta y
rápida para las extensas y ricas provincias del Nuevo Reino de
Granada”. (Guerrero, 1970: 24).

No obstante, debido a la oposición de los nativos, decidió


despoblarla. Vale la pena destacar, que en la obra de Guerrero
encontramos un mapa insertado con fecha de 1562, el cual indica que fue
hallado hacia la primera década del siglo XX. En el siguiente mapa de
mediados del siglo XVI, se pueden apreciar la costa lacustre y una serie
de edificaciones, tales como: casa de albergancia, Convento Carmelitas,
lo covacura, cabildo, cementerio, oratorio, molino de José el alemán,
menay, los canarios; del mismo modo refiere a sitios geográficos como:
caño de mono, caño cangrejo, la amaca; por último, resalta al sur la
palabra retiro, al igual que al oeste se observa retiro y al oeste una
construcción encerrada con palo a pique llamado hato.
Figura 1
Plano de la Villa de Maracaibo, año 1562

Fuente: Fernando Guerrero Matheus. En la Ciudad y El Tiempo, 1970

Bajo las órdenes del Gobernador Diego Mazariegos, en 1574 Pedro


de Maldonado refunda la ciudad con el nombre de Nueva Zamora de la
Laguna de Maracaibo, trayendo nuevamente los pobladores y reutilizando
las mismas chozas abandonadas, “en cuyos términos iba incluida el
contorno del lago y sus alrededores, continuidad geopolítica de los
Welser” (Fundación Polar, 1988: 805).

Refiere Belin Vázquez en su trabajo El Puerto de Maracaibo:


Elemento Estructurante del Espacio Social Maracaibo, que las
motivaciones estratégicas, económicas y hasta políticas, “…culminan con
el levantamiento del centro poblado en el sitio que comunica la laguna
con el mar” (Vázquez, 1986: 8), debido a la imperiosa necesidad de
comunicar estas tierras con el Nuevo Reino de Granada. Según Vázquez,
Nueva Zamora es formalizada “…bajo el impulso de los neogranadinos
interesados en fundar un poblado con directo acceso al golfo” (1986: 42)
y, de este modo, darle un impulso a su asentamiento y crecimiento,
controlando la entrada del Lago Coquivacoa e irradiando su influencia
económica, social, política y militar sobre las vastas tierras de la sabana
de Maracaibo.

2.2. La Sabana de Maracaibo

Este espacio geográfico de grandes dimensiones, limita al norte con


el río Limón, al este con el lago, al sur con los ríos Palmar y San Juan, al
oeste con los ríos Socuy, Guasare, Cachiri, Palmar y Las Lajas; además,
posee numerosos jagüeyes y caños. Fue el lugar donde se desarrolló la
vida campestre de la ciudad, con la erección de hatos de grandes
dimensiones territoriales, articulados por caminos y camellones, los cuales
configuraron una gran red de comunicaciones que nacían o culminaban en
el puerto de Maracaibo.

En la citada obra de Nectario María titulada Mapas y Planos de


Maracaibo y su Región (1499-1820) se argumenta que el primer mapa
donde aparece reflejada la sabana de Maracaibo es obra del Cabildo de
Maracaibo presidido por Rodrigo de Arguelles y Gaspar de Párraga con
fecha de 1579.

Al observar el siguiente mapa, es necesario imaginar la imperiosa


necesidad de crear un enclave como puerto de tráfico de mercancías e
insumos; de fortificar la barra para impedir las incursiones de piratas y de
construir una barrera física entre Maracaibo y los bravos indios de la
sierra; en este caso, la barrera serán los hatos, imponiéndose como era
tradición en la vida europea: clasista, militar y mercantil sobre el mundo
originario.

Figura 2
Mapa del Lago de Maracaibo, año 1579

Fuente: Nectario María. Mapas Planos de Maracaibo y su Región (1499-1820)


Siguiendo la pista a los hatos sabaneros que hemos localizado en el
Archivo General de la Nación en la ciudad de Caracas (en adelante AGN),
los mismo datan de la primera mitad del siglo XVII y aparecen registrados
en correspondencias emitidas ante las autoridades para la solicitud y
presentación de títulos; también en pequeñas descripciones geográficas y
limítrofes.

Un documento de la sección de Tierras (AGN), indica que el 4 de


noviembre de 1630 el Capitán Andrés Gallarín, vecino de esta ciudad de
Zamora de la Laguna de Maracaibo, solicita a Don Juan de Meneses,
información de las diligencias sobre las tierras, sabanas, sitios de hatos
que posee en términos de esta ciudad, con sus linderos y para saber si
son de perjuicio de naturales o terceros. El mismo documento, hace
referencia a las sabanas, jagüeyes del Jobo, El Jobito y poblada de casas.
En correspondencia del 5 de noviembre de 1630, se entrega los títulos de
propiedad sobre los hatos El Totumo, El Jobito y El Jobo6.

En la Sabana de Maracaibo, la fertilidad de sus suelos depende de la


proximidad a la sierra de Perijá y, por ende la lejanía al lago. Por tal
motivo, zonas como el actual sector Ayacucho (antiguo hato La
Macandona); El Marite (antiguo hato Turrón y La Tranquilidad), separado
de la Quinta Etapa de la Urbanización la Rotaria (antiguo hato El
Cotoperíz) por la ciénaga El Tigre, drenaban sus aguas por el caño el
Fénix.

Asimismo, la actual Parroquia San Isidro (antiguos hatos San Isidro,


San Dimas, Ancón, San Antonio, Cardón, El Cristo, Tinedo, Quina, Jagüey
Sabana, San José de la Matilla, Curarire, Alcaravanes), cuenta con
yacimientos acuíferos subterráneos, llamados por los lugareños “vetas de
agua”. Más cercanas al lago, en La Pomona (antiguos hatos Fortaleza,
Campo Alegre y Altamira) y San Francisco, fue muy común la construcción

Año 1642. Sección Tierras, Letra G, Número 3, Folios 13.


6
de barbacoas abonadas, mientras que en zonas más distantes como San
Isidro (antiguo Hato San Isidro), el Marite (antiguos Hatos La Tranquilidad
y El Turrón) y La Concepción (antiguos Hatos La Concepción, Arazaure, El
Totumo, El Jobo, Las Cruces, Los Teques, La Parchita, Urrutia, San
Joaquín de Menores, Punta la Gorda), para las labores agrícolas se
utilizaban los huertos y sembradíos directos en la tierra.

En el siguiente mapa se aprecia el área que ocupa la sabana de


Maracaibo, sus límites y desplazamiento desde la costa lacustre hasta la
serranía de Perijá y desde el río Limón hasta el río Palmar.

Figura 3
Mapa de la división político territorial del Estado Zulia, año 1996
(destacado en rojo la sabana de Maracaibo, con intervención
nuestra)

Fuente: Instituto Geográfico Simón Bolívar


2.3. Camino Real

En la configuración histórica de los pueblos, las rutas, vías, abras,


limpias y cañadas, tuvieron un papel fundamental en la construcción de
los espacios durante los siglos coloniales. Más aún, en tiempos “del
imperio español de los siglos XVI y XVII…” (Bombín, 1974: 8), en nuestra
América los europeos hallaron una extensa red de comunicaciones
terrestres y acuáticas, que al ser utilizadas por los pueblos originarios,
sirvieron de plataforma para la nueva empresa.

Los caminos llamados reales no constituyeron una vía única, sino


una extensa red de comunicaciones económicas, políticas, militares o
simplemente cotidianas. A su vez, dependían de las condiciones
geográficas y climáticas del lugar: en verano, el camino pudo pasar por un
sitio; en invierno, al llenarse los jagüeyes y ciénagas, el camino pudo
tomar otro rumbo; o también, un hato de grandes dimensiones que, al
dividir sus tierras, se construyen caminos más pequeños que no pierden el
carácter real, por cuanto su denominación la origina el uso público.

De este modo, los caminos indígenas constituyeron las vías de


penetración y exploración a la llegada de los europeos, los cuales los
acondicionaron para los nuevos usos. En el trabajo titulado “Senderos,
caminos reales y carreteras: El sentido histórico de la comunicación
andino-lacustre”, Ileana Parra et al, indican: “La estructuración vial se
activó, originalmente, por el abastecimiento local en la cuenca lacustre
sostenido desde tiempos precolombinos (Parra et al, 2008: 191). Hasta
ahora, en Maracaibo se han logrado identificar tres caminos reales: hacia
el norte, llamado camino real de Rio de Hacha o de Bella vista y
posteriormente del Milagro; al sur, Camino Real de Perijá y hacia el oeste,
el camino real de San Isidro.

En referencia a la llegada de los europeos a estas planicies, el


recorrido realizado por Alfinger en su segunda visita partió el 1 de
septiembre de 1531, según la relación manuscrita del capitán Esteban
Martín: “Caminando hacia el oeste, llegó al pie de la serranía de Perijá,
que llamaron de los Bubures; allí, a unas quince leguas de Maracaibo”.
(Nectario María, 1959: 165). Más adelante acota: “No cabe duda que la
sierra al pie de la cual Alfinger se detuvo era lo que hoy llamamos Perijá,
porque en ella, dice Estaban Martín, nace el río Macomiti, que no es otro
que el Socuy o Limón”. (Nectario María, 1959: 165).

En el siguiente mapa se refleja la región de Bubures y Buredes de


Gonzalo Fernández de Oviedo con fecha de 1535-1537, insertado en la
obra de Nectario María: Mapas y Planos de Maracaibo y su Región (1499-
1820).

Figura 4
Plano de la Laguna y Región de Maracaibo, año: 1535-1537

Nectario María Mapas y Planos de Maracaibo y su Región (1499-1820)


Posteriormente en su camino por las montañas, bajo al valle de los
indios Buredes, “este valle es el del hoy llamado río César” (Nectario
María, 1959: 167), también llamado Valle de Upar, ubicado a “veinticinco
leguas del cabo de la vela y treinta de Maracaibo, es decir, quince de
sierra y quince de parte llana” (Nectario María, 1959: 165). Entre tanto,
podemos deducir que en el camino recorrido por Alfinger hacia el oeste,
luego de pasar la serranía de Perijá, llegó hasta Buredes, actual
Valledupar, fundada como poblado hispano en 1550.

Cabe destacar que para nuestro anterior trabajo, “Camino Real Y


tradición Hatera como elementos Identitarios de la Comunidad de San
Isidro, del Municipio Maracaibo- Estado Zulia”, se realizó una entrevista al
Señor José Rosales7, natural del Hato El Cardón; el cual en su infancia
recorrió el camino real de San Isidro e indica su recorrido:

“Este Camino Real salía de la Catedral por la plaza la


Concordia, calle Venezuela, Iglesia Santa Bárbara, que no
es aquel iglesión que está allí, sino la capillita que esta de
este lado, y pasaba no por la Basílica sino por la ermita San
Juan de Dios, y se metía a pasar por lo que le dicen ahora el
pingüino a caer a Cañada Honda, el garaje del Estado, vos
llegabas a la Alfarería Unión de este lado había una Iglesia
igualita a esta (señalando a San Isidro) que la tumbaron,
por allí pasaba este camino, y en vez de coger pa` los
claves seguía por debajo y salía por el cerro Buena Vista
donde están los bloques de la urbanización Buena Vista, se
metía por la bomba en la circunvalación eso que le dicen las
cumbres, y salía al Hato El Pedregal , el Camino pasaba por
los jagüeyes del Hato El Pedregal, de allí salía al Hato la
Lechuga, entraba a la montañita, entraba por el hato
Estrella del Valle, el hato el Hoyito, el hato San Dimas y se
dejaba venir por aquí, pasaba por aquí por entre la iglesia y
la casa del Hato San Isidro y cogía los terrenos del Hato el
Ancón, salía del hato el Ancón y se metía en los terrenos del
Hato Jagüey Sabana, salía de Jagüey Sabana y entraba al
Hato el Socorro y se dejaba ir hasta que pasaba por el
frente de la Concepción y de allí iba a dar a Valledupar,
pasaba el rio Palmar pero por arriba donde está el diluvio
hoy en día”. (Rosales, 2011).

7
El señor José de la Trinidad Rosales nace en 1943 en el Hato Cardón, en 1949 con seis
años de edad se muda con su familia a San Isidro, es considerado por muchos como
cronista de la comunidad.
En referencia a esta descripción, en el mapa de autor desconocido
con fecha de 1774, inserto en la obra de Nectario María, podemos apreciar
un camino que parte desde Maracaibo rumbo al oeste, pasando por Perijá.

Figura 5
Plano del saco, Barra, Laguna, y Fortificaciones que existen a
la entrada del puerto de Maracaibo, año: 1774

Fuente: Mapas y Planos de Maracaibo y su Región (1499-1820), Nectario María

Cabría preguntarse, ¿es este camino el de San Isidro o es el camino


real de Perijá? Si bien es cierto que en la ilustración se aprecia a Perijá en
el camino, hay que tomar en cuenta que el camino de dicho pueblo se
dirige al sur y no al oeste franco o poniente, y tal poblando está ubicado al
suroeste, no al oeste franco o poniente. Pero si tomamos el planteamiento
del principio que un camino real está formado por varias rutas con un solo
destino, entonces cabe la pregunta: ¿Será que el camino real de San
Isidro es el mismo que el de Perijá, pero con diferentes ramificaciones?
En el citado mapa de autor desconocido (1777), se aprecia un
camino que parte al oeste y luego se desvía al suroeste hasta llegar al
pueblo de Perijá. De ese punto se divide en dos: una parte al suroeste sin
reflejar su punto de llegada y la otra, al noroeste, adentrándose a la
serranía de Perijá hasta llegar a la ciudad de Valledupar. Del mismo modo,
refleja dos círculos en torno al lago. En el primer círculo se expone: “línea
que demuestra el terreno avanzado y hasta donde hacían continuas las
hostilidades los indios de la bárbara nación motilona, de cuya epidemia se
haya libre la provincia de Maracaibo”. En el menor círculo: “Tierras
ocupadas y antigua habitación de los indios bárbaros motilones, las más
fértiles por el beneficio de los manantiales”.

Figura 6
Plano de la Laguna y saco de Maracaibo

Fuente: Mapas y Planos de Maracaibo y su Región (1499-1820) Año: 1777


2.4. Fundación del Hato San Isidro

2.4.1. Año del Señor de 1555

En la actualidad la comunidad de San Isidro se encuentra ubicada en


la Parroquia con el mismo nombre, de la cual es su capital. Sus límites
son: al Norte, con la Parroquia Venancio Pulgar; al Este, con las
Parroquias Antonio Borjas Romero y Francisco Eugenio Bustamante; al
Sur, con el Municipio San Francisco y al Oeste con el Municipio Jesús
Enrique Losada. Por su parte, la comunidad de San Isidro posee los
siguientes límites: al norte: Country Club. Vía a La Rinconada; Al Este:
Sector las Tres “S”, al Sur: Sector las granjas y el Caimito; al Oeste:
Sector Rafael Urdaneta.

Antes de su transformación a comunidad, este lugar se


denominaba Hato San Isidro y poseía los siguientes límites: al norte, el
hato La Rinconada; al este, el hato San Dimas; al sur, el hato San Antonio
y al oeste el hato Ancón. En el siguiente croquis, se puede observar tales
límites, utilizando fotografías de los hatos La Rinconada, San Dimas y San
Antonio y las ruinas del Hato Ancón.

Figura 7
Límites del hato San Isidro
Fuente: Elaborado por Juan Bracho, año 2011

El hato San Isidro fue erigido en el corazón de la sabana de


Maracaibo, estando en sus tierras inserto el camino real. Debido a su
posición geográfica, funcionaba de alcabala, de barrera física y como lugar
de descanso en el camino a Maracaibo. Su fecha de fundación es incierta,
aunque para los moradores la fecha de su inicio es alrededor del año
1555, guiándose por las correspondencias emitidas en sus predios. Como
se muestra en la siguiente imagen8:

8
Fuente: Documento cedido por la Sra. Rosa de Acevedo.
En los primeros registros documentales sobre hatos en la zona, se
encuentran unas referencias epistolares, fechadas en el año 1555, entre
Esteban Aguilar y su hijo Julián Aguilar. Cabe destacar que la caligrafía no
concuerda con el estilo de escritura del siglo XVI. Según la señor Rosa de
Acevedo9, esta carta fue hallada en 1919 dentro de una casa en la calle
Ciencias de Maracaibo y, al igual que otros documentos, fue una
transcripción de la original.

Del mismo modo, se ha localizado el documento con fecha de 1569,


por el cual se otorga las tierras de propiedad del hato San José de la
Matilla, adyacente a San Isidro. Al igual que el anterior documento, la
caligrafía no corresponde con el estilo de escritura de la época, pero los
moradores mantienen el mismo criterio que es una transcripción del
documento original.

En un documento de la Sección Tierras (AGN) del año 1628, el


Capitán Andrés Gallardín solicita la composición de las tierras llamadas
Sabana de Las Cruces; que según el mismo documento, es un territorio
ubicado entre el sitio el Totumo (lugar conocido como Hato el Totumo,
cercano a La Concepción, Municipio Jesús Enrique Lossada) y la Sierra de
las Lajas10.

Como dato de interés, el documento consta de 23 folios, referidos a


la solicitud de las tierras al rey como compensación por los servicios de
conquista y pacificación de los naturales. En el litigio se aprecia una
descripción del espacio, modos de vida y de dominio de las tierras
realengas.

2.5. Visita Pastoral del Monseñor Mariano Martí

9
Rosa María Ocando de Acevedo, nació el 30 de agosto de 1955 en la comunidad de
Santa Lucia, habita en la comunidad de San Isidro desde el 23 de noviembre de 1988;
Directora del Museo Comunitario La Rosita y el Club de Abuelos y Discapacitados “Padre
José Palmar”, con sede en San Isidro.
10
Año 1642. Sección Tierras, Letra G, Número 3, Folios 13.
Durante el siglo XVIII, las reformas borbónicas del reino hispano
traen consigo la nueva institucionalización de las dinámicas económicas,
centralización del poder, en garantía de la articulación del comercio
ultramarino con los puertos y tierras peninsulares.

“Las medidas del gobierno peninsular tiene dos vertientes: la que


mira a la implantación de una administración más ágil y enérgica
y adecuada a la protección militar de la Indias, y la que se orienta
a la promoción de nuevas empresas mercantiles”. (Navarro,
1975:55).

De este modo, se ordena un censo exhaustivo de toda la diócesis de


Caracas, ejecutado por el obispo Monseñor Mariano Martí. Según el
informe de visita recopilado en la obra Relación de la Visita General que
en la Diócesis de Caracas y Venezuela hizo el IIImo. Sr. Dr. Dn. Mariano
Martí 1771-1784. Llega a Maracaibo el 23 de marzo de 1774 y parte a la
Villa del Rosario el 13 de febrero del año siguiente; el 20 de febrero al
pueblo de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora de Tintiní; el
mismo día llegó al pueblo Nuestra Señora de Belén de Piche y el 22 de
febrero visita el pueblo de San Fidel de Tinacoa.

El día 23 de febrero de 1775 arriba al oratorio privado del sitio el


Jobo en la Sabana de Maracaibo “llegó a este sitio del Jobo territorio del
curato de la ciudad de Maracaibo, y hato nombrado Belén, propio de Don
Tomás Francisco Roldán” (1928: 293), este hato llamado Belén es vecino
al hato San Isidro, separado por los hatos Concepción, San Joaquín de
Menores, Jagüey Sabana y San José.

El 27 de febrero llega al hato de Doña Rosa Andrade, cuyo oratorio


halló en ruinas; el 28 de febrero se adentró en las tierras del sitio el
Ancón, donde visitó el oratorio a cargo de Don Juan Antonio Rodil,
indicando lo siguiente: “llegó al siguiente día veinte y ocho a este sitio del
Ancón territorio del curato de la ciudad de Maracaibo e inmediatamente
procedió a la visita de un oratorio privado” (1928:294). Este lugar al que
se hace referencia queda ubicado en las costas de la Cañada, por
consiguiente no refiere al lugar llamado Ancón que pertenece al mismo
espacio geográfico y social del hato San Isidro.
CAPITULO III

ESTADO, TIERRA Y PROPIEDAD EN EL HATO SAN ISIDRO, 1822-


1834
En este segundo tiempo histórico abordaremos cómo el hato San
Isidro se configuró en elemento cohesionador del espacio histórico local
entre los años 1823 con las escaramuzas bélicas de la batalla naval del
lago de Maracaibo en los predios del hato y la elaboración del censo
poblacional en el año 1834, el cual refleja un inventario en el hato San
Isidro y hasta donde pervive en la memoria histórica su influencia en el
entorno inmediato y lejano de la costa lacustre mediante su camino real.

3.1. Los Controles Comerciales Socavan el Régimen Monárquico en


Maracaibo

Desde el periodo colonial el tráfico comercial por los medios


terrestres, fluvio-lacustres y marítimos ha definido el rumbo político en la
región zuliana y, de manera particular, en la sabana de Maracaibo en
torno a la cual se articulan espacio y tiempo histórico en los intentos que
desde la Maracaibo hispana los grupos elitistas se hacen del poder político
para obtener cada vez mayor autonomía económica.

De este modo, Belin Vázquez en su trabajo el “Puerto de Maracaibo:


Elemento estructurante del espacio social marabino (siglo XVIII) aborda
minuciosamente este proceso económico-social, del cual haremos breve
referencia para comprender el escenario marabino durante la colonia y
tras la disolución de la República de Colombia.

Según esta autora, en 1681 se establece el derecho de Nuevo


Impuesto tanto para Mérida y la Grita con el objetivo de fortalecer la barra
de Maracaibo y mantener la guarnición militar. En 1761, tomando en
cuenta lo referenciado por el Gobernador de la Provincia al Fiscal del Rey,
que a los eclesiásticos también se les debía exigir el cobro del Nuevo
Impuesto, más los aranceles y alcabalas, la autora indica lo siguiente:

“(…) lo anterior nos confirma que la iglesia controla, directa o


indirectamente, el proceso productivo; porque además de ser
hacendados y comerciantes, se apropian del excedente extraído a
los productores (…) los censos, cofradías y obras pías, son
mecanismos oficiales de apropiación de la producción de
haciendas y hatos” (Vázquez, 1986: 76).

Por consiguiente, la representación del clero se irá posicionando del


control, directo o indirecto, sobre la producción de haciendas y hatos en
los espacios estratégicos; de modo que, por intermedio de negociaciones
directas con hacendados y comerciantes o a través de los mecanismos de
dominio de la iglesia católica, como eran los censos, cofradías y las obras
pías, se evidencia que las devociones, cultos, tradiciones y sometimientos
a la autoridad religiosa, actuaban para regular las prácticas según los
códigos de moral cristiana que consagraban el principio divino de la
salvación del alma.

Por otra parte, el comercio oficial y el contrabando estuvieron


íntimamente ligados uno del otro entre civiles y eclesiásticos bajo el
amparo o complacencia de las autoridades. En este sentido, en 1731
Manuel Cañas y Meza, Capitán de Registros, obtiene amplios poderes para
controlar el comercio de cacao y reducir el contrabando, a su vez por
propuesta de los comerciantes vascos la compañía Guipuzcoana toma
control parcial sobre el puerto de Maracaibo, destinando gran parte de los
productos a los puertos de España (Vázquez, 1986).

En este sentido, con el ascenso de los borbones y el emprendimiento


de las reformas comerciales durante el siglo XVIII, desde Madrid el
gobierno monárquico aspiraba una administración capaz de controlar la
vida colonial y uno de los propósitos consistió “(…) en el fomento de la
producción agropecuaria, el incremento y control de los intercambios
directos con España, el aumento de los ingresos fiscales y el freno al
creciente poder económico-político (de particulares y funcionarios)”
(1986: 93).

Sin embargo, ya por entonces Inglaterra, Francia y Holanda se


disputan el control del comercio y el oro americano; la creciente apertura
de estos mercados, tanto en América como en Europa, es garantizada
tras los tratados de Utrecht (1713 y Rastadt (1714). A partir de estos
acontecimientos, se configuraron decisiones a favor de los enclaves
europeos en el Caribe, formando una extensa red de comercio, piratería y
contrabando:

“Comienza, entonces, el progresivo cierre para España de la


hegemonía que poseía en sus enclaves europeos y
americanos, y se teje una amplia red de piratería y
contrabando que consolida al Caribe como un mar de
relaciones foráneas, a la vez que se convierten la mayoría de
las islas antillanas en enclaves coloniales de dichas
potencias” (Vázquez, 1986:89).

Años más tarde, por Real Cédula de 1728, se otorga la concesión a


comerciantes vascos para establecer en la ciudad de Caracas la Compañía
Guipuzcoana, con la finalidad de monopolizar y aumentar la producción
agrícola, particularmente el cacao; controlar el contrabando e incrementar
los ingresos fiscales. Con términos similares a los otorgados para Caracas,
en el año 1752 fue extendido este beneficio guipuzcoano a la Provincia de
Maracaibo; en esta oportunidad se afianzaba el monopolio comercial y se
irradiaban sus efectos hasta San Cristóbal y San Faustino. No obstante,
los vascos logran extender su accionar hasta las extensas tierras del nor-
oriente de la Nueva Granada, afianzando su influencia económica, social-
política, no solamente en la provincia de Maracaibo, también extendida
hasta el norte de Santander y las evidentes alianzas con grupos elitistas
que conformaban y dominaban el corredor mercantil Cúcuta-Maracaibo.

En su trabajo “La región fronteriza zuliana en el contexto de la


geopolítica imperial”, plantea Vázquez que ya para finales del siglo XVIII,
“Maracaibo era liderada por vascos y catalanes con descendiente criollos”
(2007: 46), fortaleciendo las redes de comercio legal e ilegal que
desembocarían en ardua competencia entre España e Inglaterra, Francia,
Norteamérica y Alemania.
Es el caso que tras las guerras anglo-hispanas desarrolladas entre
1779-1783; 1797-1802; 1804-1808 y la hispano-francesa de 1793 a
1795, mermaron el comercio directo entre puertos venezolanos y puertos
hispanos; en razón de lo cual la corona española autoriza la apertura
comercial con colonias extranjeras “amigas” y buques con bandera
neutral, lo que garantizaba “negociar directamente con Holanda,
Dinamarca y Francia, e indirectamente a través de sus colonias extrajeras
antillanas” (Vázquez, 1986: 113). En 1781 la compañía Guipuzcoana
pierde los privilegios comerciales exclusivos, el comercio se abre
legalmente al mercado extranjero y en 1784 la compañía es liquidada.

El conjunto de medidas y las guerras anglo-hispana e hispano-


francesa aumentaron el tráfico comercial que favorecía “las pretensiones
hegemónicas de los centros de desarrollo capitalista” (Vázquez, 1986:
139) instalados en los puertos caribeños, en detrimento del comercio con
los respectivos españoles. A partir de entonces, se fue generando una
situación reversa para España, pues se permitió la entrada y salida de
naves extranjeras y capitales financieros; de tal manera, que el gobierno
de España, aspirando mercados para su reino, legalizaba el tráfico con
otras potencias, situación que aceleraba las emancipaciones de las
colonias.

En el caso del puerto de Maracaibo, entre los años 1796 y 1799, se


evidencia un activo comercio con la posesión holandesa de Curazao, Santo
Domingo, Veracruz, Río de Hacha, Cuba y colonias “amigas”. Entre los
años 1081 y 1806, no solamente se incrementan los intercambios con Río
de Hacha, Santa Marta y Cartagena, puertos activados al contrabando
holandés e inglés; también con los enclaves coloniales europeos bajo el
amparo de buques con bandera neutral, además de otros puertos
activados al comercio extranjero y en manos de extranjeros (Vázquez,
1986).
3.2. Toma de Maracaibo, Batalla de Jagüey Sabana

El 28 de enero de 1821, el Cabildo de Maracaibo y el gobernador


provincial Francisco Delgado con apoyo de Juan Evangelista González y
Don Felipe Casanova quien servía como Alcalde Constitucional y
encargado interinamente del gobierno político de Maracaibo, acuerdan
declarar que la Provincia de Maracaibo es “libre e independiente del
Gobierno Español” y en soberana libertad pactan su adhesión a la
República de Colombia (Vázquez, 1990).

Luego de la batalla de Carabobo, esta decisión provocó dos


invasiones realistas sobre Maracaibo: la primera, organizada en dos
batallones que desembarcan simultáneamente al norte y sur de
Maracaibo, las cuales fracasan; la segunda invasión, dirigida por el
general Francisco Tomás Morales, desembarca en La Guajira, tomando el
control del enclave urbano (Besson, 1945; Guerrero Matheus, 1970; Nava
Urribarrí, 1990).

Plantea Fernando Guerrero Matheus, en la obra Maracaibo en la


Ciudad y el Tiempo (1970), que la operación en Maracaibo se desarrolló
en una especie de “pinza”. Por una parte, el capitán Juan Ballestero
invade por las playas del Empedraito al mando de doscientos dieciséis
hombres y se atrinchera en el hato Juana de Ávila, donde es derrotado por
las fuerza del coronel José Rafael de las Heras. Por otro lado, el coronel
Lorenzo Morillo, al frente de quinientos y tantos hombres, desembarca en
Potreritos, “y a poco sin disparar un tiro; sin que hasta la fecha se sepa
por cuales razones, rinde sus fuerzas al general Lino de Clemente” (1970:
322). Luego, este autor afirma sobre el desembarco de Lorenzo Morillo en
el litoral de Perijá:

“Morillito hace contacto con las fuerzas patriotas al mando,


justamente, del comandante Faria y a los pocos disparos se
retira, capitulando poco después ante el Intendente Militar
de la Provincia, General Lino de Clemente” (1970: 327).
Por su parte Juan Besson en su obra Historia del Zulia, plantea que
Morillo desembarcó en La Cañada “fue tiroteado por Francisco María Farías
sin éxito en Las Misiones y se corrió hacia los lados de Perijá, donde
Capituló el 26 ante Lino de Clemente” (Besson, 1945:116).

En este sentido, el profesor Vinicio Nava Urribarrí publica en el diario


Panorama del 24 de julio de 1990, un artículo titulado “Campaña y Batalla
Naval del Lago de Maracaibo en 1823", en el cual plantea que el general
Francisco Tomas Morales, siguiendo órdenes del general Miguel de la
Torre, se lanza desde Puerto Cabello hacia el occidente y se acantona en
la costa oriental del lago, donde organiza dos batallones para penetrar en
Maracaibo. Este batallón realista fue derrotado en la batalla del hato Juana
de Ávila el 24 de abril de 1822 y el otro fue dispersado en la cañada El
Manglar.

La diferencia de los planteamientos entre Nava y Guerrero, se


evidencia en las afirmaciones en torno al lugar donde desembarcó y
combatió Morillo. El primero, indica a Potreritos como punto de la
invasión, en el cual no hubo necesidad de disparar un tiro. Se puede
inferir que no hubo resistencia al tomar la playa y el enfrentamiento con
Francisco María Faria se desarrolló en otro espacio, en el cual se retira sin
especificar hacia dónde. El segundo, señala a la cañada El Manglar en las
adyacencias de la ciudad de Maracaibo, como el lugar del desembarco, sin
mencionar quien comandó la tropa realista y afirmando que dicho
contingente fue dispersado en el sur de Maracaibo, sin señalar hacia qué
dirección se retiraron.

El licenciado Mervyn Fuenmayor en su obra Los herederos de


Morgan: Historias, Cuentos y Leyendas (2011), sin hacer referencia
bibliografía o documental alguna, señala que para el año 1822 la zona de
Jobo Alto estaba a cargo del coronel realista Lorenzo Morillo y, al mismo
tiempo, era jefe de la archicofradía de Jobo Alto, siendo una orden
religiosa-militar perteneciente a la orden La Doble Cruz, quienes estaban
prestos a colaborar en favor de la república.

Continúa explicando Fuenmayor, sobre las intenciones de Morillo


fueron informadas a Morales, quien marcha sobre Jobo Alto “y destruye la
iglesia del santo San Isidro y los 25 hatos principales de los poblados
indígenas” (2011: 20), dando inicio a una batalla entre la tropa de Morales
y la tropa de la archicofradía, Morillo es derrotado y capturado en la vía a
Perijá. Según el autor, este acontecimiento se conoce como la batalla de
Jagüey Sabana.

Hasta la actualidad no se ha logrado obtener información sobre este


hecho, generando un vacío documental para el desarrollo de la
investigación, lo que ha generado nuevas interrogantes según los
planteamientos de Guerrero, Nava y Fuenmayor ¿Dónde se realizó el
combate entre Morillo y Faria?; ¿Qué dirección tomó la tropa de Morillo al
ser dispersados en la cañada del Manglar?; ¿Realmente Morales atacó
Jobo Alto en busca de Morillo, dando origen a la batalla de Jagüey
Sabana?

Retomando la actuación de Morales tras la fallida acción en


Maracaibo, regresa a Puerto Cabello donde planifica retomar la plaza
marabina, ahora invadiendo por La Guajira. Según el Diccionario de
Historia de Venezuela (1988), las acciones comenzarían por la toma de
“Sinamaica (2 de septiembre) contra el coronel Francisco M. Farías; Zuleta
(4 de septiembre) contra el coronel Carlos Castelli y la toma del Castillo
de San Carlos (9 de septiembre). Para el 13 del mismo mes ya se había
apoderado de todo el Zulia” (1988: 1008).

Continua el profesor Nava (1990), indicando que Morales


desembarca en la Guajira donde toma a Garabulla, Cojoro, Sinamaica,
San Rafael del Mojan y Santa Cruz de Mara hasta Salina Rica en donde el
6 de septiembre de 1822entabló combate contra la tropas del General
patriota Lino de Clemente. Esta derrota de las tropas patriotas condujo a
la toma de la ciudad de Maracaibo por los realistas y la huida de los
patriotas hacia el Cantón Gibraltar. Este acontecimiento significó una
inminente amenaza para la República de Colombia, por la situación
estratégica de Maracaibo y su región, siendo vulnerables Santa Marta por
el paso de La Guajira; Santa Fe de Bogotá por la ruta Pamplona- Tunja y
el Molino y Valledupar por el camino Real de Perijá y San Isidro;
igualmente, serían vulnerables Trujillo, Mérida y San Cristóbal.

3.3. Con la República Felipe Casanova Afianza su Poder Político, las


Propiedades y las Tierras del Hato San Isidro

Tras el conflictivo proceso de independencia, la naciente Venezuela


lleva en sus entrañas la estructura y mentalidad española como herencia
de los siglos de dominación. De igual manera, no escapa de ello la
tenencia de la tierra como sostén del estrato social dominante, pues la
nueva república mantiene las grandes extensiones de tierras agrupadas
en haciendas y hatos conservando sus antiguos señoríos o nuevos
patrones, cuyos servicios prestados a la causa patriótica fueron pagados
con tierra. Esta situación evidencia la semejanza entre la conquista y la
independencia, en el primer escenario se otorgan a través de mercedes
las grandes extensiones de tierra con varios fines, gracias por la
pasificación de los originarios, ordenamiento territorial, generación de
impuestos y protección de enclaves urbanos creando barreras físicas.

El otro escenario, es que los servicios prestados para la


conformación del ejercito patriota fueron pagados con grandes
extensiones de tierra (Vázquez, 2011: XXXV), dando lugar a
terratenientes acaudillados en sus propiedades. De igual manera,
mantuvieron su posición y parcela de poder económico-político tras la
independencia aquellos individuos que personificaron los capitales
extranjeros establecidos en la región, tras la apertura controlada del
puerto en el ocaso de la dominación monárquica.
Pedro Cunill Grau en su obra Geografía del Poblamiento Venezolano
del siglo XIX, señala que en las primeras décadas de este siglo los grupos
dominantes de Maracaibo eran familias acorraladas por los procesos
políticos o asaltos de motilones antes de su reducción y el sector
económico dominante era “comerciantes españoles, en especial catalanes
(…) y vascuences, reconociéndose también importantes comerciantes
criollos” (1987: 222).

Irene Álvarez en su trabajo “Unidades de Producción y mano de obra


en la hoy Región Zuliana (1824-1900)”, afirma que por entonces, la
actividad comercial capitalista se había encarnado en Inglaterra como
centro de poder y desde allí se impusieron los ideales económicos como
condicionantes de la libertad de comercio, “ideas que fueron asumidas por
quienes tomaron el control y el poder político en la Venezuela del siglo
XIX” (1991: 60), permitiendo el incremento de los productos
manufacturados y la extracción de materia prima.

Sellando alianzas estratégicas entre los propietarios-terratenientes y


las casas comerciales extranjeras:

“(…) estas últimas fueron las más favorecidas por el sistema


político, ya que por medio de ellas los propietarios de tierras y
dueños de los medios de producción tenían acceso a los
créditos para la obtención de las materias primas que el
mercado capitalista requería” (Álvarez, 1991: 61).

Este escenario afianzó a la ciudad portuaria de Maracaibo en su


condición estratégica de centro de abastecimiento comercial con mercados
europeos, de manera directa o a través de sus enclaves caribeños;
dinámica que irradiaría su influencia hacia el interior de la provincia de
Maracaibo con su prolongación a las tierras productivas andinas y
neogranadinas; influencias evidenciadas en la articulación de redes
familiares, donde se mezclaban las relaciones comerciales con vínculos
diversos (compadrazgos, fianzas, sociedades mercantiles, lealtades, entre
otros).
Entre los actores sociales de particular interés para nuestro estudio,
especial mención se hará de Felipe Casanova y su grupo familiar. En
varias conversaciones con el señor José Rosales11 hizo referencia a Felipe
Casanova como dueño del hato San Isidro, dato que nos llamó la atención
pues, de ser cierto, estaríamos en presencia de las directas articulaciones
entre el poder político ejercido en Maracaibo y el poder económico en
torno a las extensas propiedades de tierras en el oeste de la sabana de
Maracaibo y el hato San Isidro.

En este sentido, la familia Casanova se encuentra ligada al poder


económico dominante planteado por Cunill Grau, evidenciado en las
frecuentes transacciones comerciales que se ejecutaron en la región a
finales del siglo XVIII y principios del XIX; entre ellas, la compra y venta
de inmuebles, embarcaciones, comercio, hipotecas y grandes extensiones
de tierras. En el Boletín del Archivo Nacional, se hace referencia a la
familia Casanova en Maracaibo indicando que llegaron a Maracaibo en
1759 y señala a Felipe Casanova como “próspero comerciante y político de
Maracaibo” (1925: 52). Es el caso que Felipe Casanova, Felipe Santiago
Casanova y Bernardo Casanova, son mencionados con frecuencia en los
registros documentales de la ciudad y en varios trabajos de los profesores
Belin Vázquez, Irene Álvarez, Arlene Urdaneta y Germán Cardozo.

En la obra “Maracaibo y su puerto en los primero años de la


República”, Germán Cardozo (1985) plantea que para la construcción del
teatro de la ciudad se solicitó por medio de la “Sociedad de la Unión” a
los marabinos y extranjeros más notables la colaboración en beneficio de
las rentas municipales. Entre los donantes están Felipe Santiago
Casanova, Federico Harris, Juan Nepomuceno Santana y Manuel
Aranguren.

11
El señor José de la Trinidad Rosales nace en el año 1943 en el Hato Cardón, en el año
1949 con seis años de edad se muda con su familia a San Isidro.
La conformación de juntas para promover el progreso marabino
fueron comunes en la intencionalidad de sus propósitos. En este caso, la
sociedad Amigos del País integrada por José Ignacio Baralt, Miguel A.
Baralt, Felipe Santiago Casanova, entre otros, estableció la no
intervención en lo político y como propósito publicar los conocimientos
útiles aplicados en los países más desarrollados para implantarlos acá y
para su ejecución, se establecieron “las comisiones permanentes de
agricultura y comercio, Artes y Oficios y Población e Instrucción Pública”
(Cardozo, 1985: 69). Entre los logros obtenidos, destacan:

“Haber impulsado la aprobación de un reglamento de


instrucción pública, gestiones ante el congreso y gobierno
para extinguir el convento de San Francisco y aplicar sus
rentas a una universidad y colegio nacional (…) contactos
para comisionar a Agustín Codazzi la elaboración de una
relación geográfica de la región” (Cardozo, 1985: 70).

En la disputa entre Tembleques y Campesinos por el control político


de la región, según Cardozo, el partido de los Tembleques estuvo
conformado por “arribistas y demagogos”, mientras que los Campesinos
llamados “Yorkistas por estar sus dirigentes afiliados a la Logia Masónica
de los Hermanos Regeneradores de Maracaibo” (1985: 70),defendían los
poderes tradicionales desarrollados antes y después de la independencia,
integrándolo casi el total de la población adinerada, destacando entre
otros, Manuel Aranguren, Felipe Santiago Casanova, Venancio del Pulgar,
Lucas Baralt y Miguel A. Baralt.

En 1840 la Sociedad de la Unión conformada por Miguel A. Baralt,


Manuel Aranguren, Pascual Casanova, Venancio del Pulgar y otros, tiene
como objetivo la “prosperidad y engrandecimiento” de la nación y de la
provincia; tuvo como punto de convergencia entre las dos tendencias el
“bien y prosperidad”, logrando la unificación de ambos partidos civiles.

Continua indicando Cardozo (1985), que el ingreso de empresarios


al atractivo comercio marabino condujo a enraizar los nexos con las
familias tradicionales. De esta manera, los señores Federico Harris,
Guillermo Cook, Roberto Mackay, José Wilson se enlazaron con los Perozo,
Andrade, Hernández, Arocha, Troconis. Asimismo, los actores con menor
poder mercantil, entre ellos, Miguel A. Baralt, Felipe Santiago Casanova,
Juan Nepomuceno Santana, Miguel Aranguren. Otros comerciantes
extranjeros, como Laussat, Harris, Mackay, Mellinet y Dubs, emprendieron
relaciones con los tradicionales comerciantes integrados por los Baralt,
Casanova, Ochoa y Aranguren. El conjunto de redes familiares y
comerciales, personificadas en los actores mencionados, construyeron sus
lazos estratégicos en protección de sus intereses.

Por su parte, Irene Álvarez en el trabajo mencionado con


anterioridad, afirma que Felipe Casanova, además comerciante y
subteniente, fue Alcalde de Maracaibo en 1829, Jefe Político en 1836,
Presidente de la Diputación Provincial en 1834 y elector de Maracaibo en
1840; es decir, este ciudadano propietario comienza a ejercer el poder
político en el estado republicano luego del desalojo monárquico.

El siguiente cuadro, muestra las relaciones judiciales, civiles y


comerciales de Felipe Casanova, a partir de datos extraídos del Registro
Principal del Estado Zulia (en adelante, ARPEZ), localizados en la
publicación Archivo del Registro Principal del Estado Zulia. Catálogo y
extractos de expedientes judiciales, civiles y penales (1780-1836)12 y en
los resultados del proyecto de investigación “Tenencia, propiedad, uso de
la tierra y su vinculación con el Estado y los grupos sociales como factores
estructurantes de la Región Zuliana, 1824-1984”13.

Cuadro 1
Relaciones judiciales, civiles y comerciales de Felipe Casanova

12
Rincón Rubio, Luis, et al (2009). Registro Principal del Estado Zulia. Catálogo y
extractos de expedientes judiciales, civiles y penales (1780-1836). Resultado del
Proyecto “Harvard PLALA” (2003-2008).
13
Proyecto adscrito al CONDES, coordinado por la profesora Betilde Nava de Salas.
Arrojó datos documentales de los años 1833, 1837, 1838, 1839, 1841, 1840, 1842,
1845, 1846, 1849, 1851.
PROYECTO OTORGANTE – ADQUIRIENTE OBJETO- OBSERVACIONES DATOS
DEMANDANTE - DEMANDADO COSTO
Sección
Por haberle acusado criminales,
de insurgente, Tomo 1,
Felipe Casanova Rafael Demanda señalándolo con el Número 20,
Quintana dedo de ser Fecha
merecedor del 21-abr-
cuchillo en la 1814/21-may-
garganta 1814
Sección
Judiciales y
Civiles, Tomo
Felipe Casanova José María Demanda Por la propiedad de la 52, Número 13,
Ferrer hacienda Chirurí en Fecha
Gibraltar 13-sep-
1831/04-agos-
1849
Sección
Judiciales y
Civiles, Tomo
José Avenzur Felipe Recusación Propuesta contra 75, Número 17,
“Harvard Casanova Casanova, juez de Fecha
PLALA - comercio, en el juicio 03-mar-
Registro de quiebra de Jesús 1834/15-mar-
Principal del Espina 1834
Estado Zulia Juicio de Sección
(2003- responsabilidad Criminales,
2008)” contra los alcaldes Tomo 40,
Felipe Casanova Ignacio Demanda municipales del Número 16,
Sánchez e Cantón Zulia por Fecha
Hipólito acordar un 16-jul-1833/27-
Echeverría reglamento policial ago-1833
inconstitucional
Pena de muerte por Sección
robar en el almacén Criminales,
Bruno Sentencia de Casanova. Los Tomo 18,
Felipe Casanova Sárraga, José reos fueron pasados Número 13,
de la Cruz por las armas en la Fecha
Solorza y plaza de Santa Ana 07-mar-
Pedro Ramos 1829/10-mar-
1829
Por haber robado una Sección
libra de seda de su Criminales,
almacén Tomo 56,
Felipe Casanova Antonio José Causa Número 16,
Duarte Sumaria Fecha
07-nov-
1836/14-nov-
1836
José R José Roldán con
poder del Sr. ½ legua dentro del Año 1833. Sin
Henrique Wilther, monte. Desde la foliar ni
José Sánchez Felipe Compra- majada de Arazaure numerar.
María Roldán, Casanova Venta por 90 pesos
Belén Roldán y
Rafaela Roldán
Firman como testigos
Federico Harris, Año 1838.
Alfredo Laussat Testamento Manuel Aranguren, Trim. diciembre,
Felipe Casanova, Prot. 5,
Guillermo Hulton y Fol. 1.
Antonio Blasini.
Hacienda Chirurí en Año 1839.
Trim. octubre,
José Cabrera y Felipe Hipoteca costas de Gibraltar,
Prot. 11,
José Domingo Casanova por 2.500 pesos Fol. 4.
Barbosa
Felipe Baptista Felipe Año 1839.
Casanova y Hipoteca Un hato en Punta de Trim enero,
José Agustín Palma del este por Prot. 11,
“Tenencia, Ramírez 300 pesos Fol. 3.
Año 1841.
Propiedad y Diego María Felipe Compra- Hacienda Chirurí en Trim. Octubre,
uso de la Angarita Casanova Venta costas de Gibraltar Prot. 11,
por 2.214 pesos Fol. 3.
Tierra, y su Año 1842.
Vinculación Francisco Felipe Hipoteca un Trim. mayo,
Hernández Casanova Barco por Prot. 11,
con el 534 pesos Fol. 10.
Estado y los Felipe Una casa y dos
Casanova, hatos, para ir a Año 1845.
Grupos Fernández y Sehon Willim y Estados Unidos a Trim. diciembre,
Sociales Gutiérrez Ca, H.E. Hipoteca comprar lo necesario Prot. 7,
Schmilinsky y para montar la Fols. 5-7
como Ca, Joaquín máquina.
Factores Valbuena
Felipe Una casa en la calle Año: 1845.
Estructurant Santos González Casanova ancha por 1.075 Trim. octubre,
e de la Hipoteca pesos Prot. 7,
Fol. 4
Región
Dos casas de tejas, Año 1845.
Zuliana Felipe Hipoteca cerca a San Juan de Trim. octubre,
José Albornoz Casanova Dios por 784 pesos Prot. 7,
1824-1984”
Fol. 7.
Hacienda Curubal, de Año 1845.
cacao y café en el Trim. diciembre,
Fianza- Cantón Zulia Prot. 7,
Felipe Casanova Hipoteca (propiedad del mismo Fol. 34.
Casanova), valorada
en más de 50.000
pesos
Hato el Buque en el Año 1846.
Mateo Delgado y Cantón Altagracia, Trim. mayo,
Catalina Chaves Felipe Cancelación por 240 pesos. Prot. 10,
Casanova de hipoteca Fol. 3.

En el cuadro se aprecia parte de las actividades comerciales,


judiciales y políticas, en las cuales estuvo involucrado el señor Felipe
Casanova; igualmente, sus transacciones de hipoteca de casas, tierras y
hatos en Maracaibo y sus alrededores; compra-venta, hipoteca y fianza
sobre hatos y hacienda de cacao y café en las costas de Gibraltar;
hipoteca sobre hatos en el Cantón Altagracia. En fin, destaca la
adquisición por compras o hipotecas de propiedades y acciones judiciales
como juez de comercio y por robo de telas de seda en almacén de su
propiedad.

De igual manera, también Felipe Casanova estableció como puntos


neurálgicos de sus intereses, el eje del camino real- San Isidro, en el
oeste de la sabana de Maracaibo. Para esta descripción nos apoyamos en
los testimonios aportados por José Rosales, Rosa de Acevedo y Miguel
Silva14.

En 1833 Felipe Casanova adquiere media legua de tierra en la


Sabana de Maracaibo, desde la majada del Hato Arazaure hacia el monte,
desde este punto geográfico hay conexión por el camino real través del
Hato Santa María de Belén con Perijá, El Molino y Valledupar. Las tierras
adquiridas por Casanova limitan con el hato La Concepción, que para 1838
tenía en tierras propias 14.000 matas de algodón, a parte de sus
ganados15. A la fecha no hemos encontrado algún documento que refiera
a relación entre Casanova y el Hato la Concepción, pero se hace evidente.

En 1834 se otorga un título supletorio a Felipe Casanova sobre la


propiedad del fundo San Isidro de conformidad con el decreto de 1833,
por habérsele extraviado sus títulos a causa de las guerras que había
sufrido Venezuela en los anteriores años16.

De interés es señalar que el hato San Isidro tenía varias direcciones


de acceso:
Hacia el oeste, por el camino real, con el hato La Concepción
(intereses de Federico Harrison), pasando por los hatos El Ancón,

14
Cronista del Municipio Jesús Enrique Lossada.
15
ARPEZ. Año 1838, Protocolo 11, Número 10. Datos tomados del Proyecto “Tenencia,
Propiedad y uso de la Tierra, y su Vinculación con el Estado y los Grupos Sociales como
Factores Estructurante de la Región Zuliana 1824-1984”.
16
Datos de la ficha de pre-inventario Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), tomado del
informe cronológico previo a la restauración de la iglesia vieja de la comunidad de San
Isidro realizada por la Alcaldía de Maracaibo en el año 2005, Arquitecta Leyla Cuenca.
Alcaravanes, San José de la Matilla, Urrutia, Jagüey Sabana, Socorro,
Punta La Gorda, la Ciénaga17 y San Joaquín de Menores. Del hato La
Concepción se comunicaba con los hatos Arazaure, El Totumo, Los
Teques, El Jobo y Santa María de Belén.

Hacia el norte, por medio del hato el Cristo y el abra del hato la
Rinconada, se adentraba por el camellón hacia los hatos la Retirada,
Rincón de Ball (Rinconcito), Tulé (intereses de Juan Nepomuceno
Santana) y Santa Cruz de Mara18. Del hato la Retirada había paso hacia
los hatos Chamusca, Caudero, Los Anegados, Alto del Corral conectando
con la costa del monte por el hato El Curarire y Punta La Gorda.

Al este, por el camino real, con Maracaibo a través de los hatos San
Dimas, El Hoyito, Pedregal, Macandona, Buena Vista y los hatos de
Cañada Honda. Desde San Dimas, a través del hato Las Flores, se podía
tomar el camino de Sabaneta por medio del abra del hato Cardón hasta el
Partido Sabaneta Larga.

Al sur, por el abra del hato Cuina (Quina) se podía tomar paso hacia
los hatos San Antonio, Punta de Caimito, San Eduardo, La Danza; al este,
había paso a los hatos Don Antonio y El Cardón; al sur, los hatos Punta
Caimito, Mata Clara, Caujarito, Mata de Palo Blanco (actual Palito Blanco);
al oeste, los hatos Santa Rosa, Lo de Doria, Mata de Párraga, La Parchita,
Urrutia, La Cruz y Jagüey de la Cruz.

En 1845 recae sobre la casa del hato San Isidro, propiedad de Felipe
Casanova, un censo redimible en favor del Colegio Nacional. El documento
señala que la casa está techada de tejas, teniendo el hato como límites: al
norte, el hato El Cristo; al sur, el hato San Antonio19; al frente (este), el

17
Actual Cementerio El Edén.
18
Aún no se ha confirmado el contacto con los hatos El Mamón, Puerto Caballo y Cabeza
de Toro.
19
Actual Cementerio Metropolitano San Sebastián.
de San (ilegible)20 y al fondo (oeste), el hato Ancón; indicando que el hato
lo compró a la señora (ilegible) Álvarez del Villar el 6 de julio de 180921.

También, en el Boletín del Archivo Nacional, publicado en Caracas en


el año 1925, números. 10-16, p. 52, se indica: “Felipe Casanova reconoce
pertenecientes al censo del venerable Convento de San Francisco, los 150
pesos de la hipoteca del hato “San Isidro” en el Partido de Ancón. Fueron
testigos Ignacio Baralt y Juan Delgado”.

3.4. Censo Poblacional del Partido Ancón Alto y Escenarios Hateros

A inicios del siglo XIX varios cálculos poblacionales se registraron de


manera general en la provincia de Maracaibo, en 1802 por Diego de Melo
y 1821 por José Domingo Rus22. En 1834 se realiza el censo poblacional23
por cantones y partidos, en este caso, tomaremos información del Partido
Ancón Alto, al cual pertenece el hato San Isidro:

Censo del Partido Ancón Alto, abril de 1834

Hato la Matilla (San José de la Matilla). Como cabeza está


(ilegible) Roldán, de 48 años de edad, casado y criador, junto a otras 21
personas entre familias, obreros y esclavos. Los apellidos son: Roldán,
Añez, Ortigoza, Urdaneta, López, Colina, Antúnez, (ilegible), Villán y
Yepez, además de dos estudiantes, un esclavo, tres campúra y un Alpera.

20
El límite del frente o del este es el hato San Dimas.
21
ARPEZ. Año 1845, Protocolo 7, Folio 4. Proyecto “Tenencia, Propiedad y uso de la
Tierra, y su Vinculación con el Estado y los Grupos Sociales como Factores Estructurantes
de la Región Zuliana 1824-1984”.
22
Tomado de Historia del Estado Zulia, autor Juan Besson, año 1957, Tomo II.
23
Acervo Histórico del Zulia. Año 1834, Tomo III, Número 8. El Censo contiene
información de los cantones Zulia, Perijá, Gibraltar, Altagracia y de Maracaibo, los
partidos Monte Claro Alto, Monte Claro Bajo, Ancón Alto, Sabaneta Larga y Parroquia
Matriz y San Juan de Dios. Los documentos relativos al censo poblacional en el partido
Ancón Alto, se encuentran en buen estado, pero el encuadernado hace imposible la
lectura de muchos nombres.
Hato Punta de Caimito. Juan Francisco Nava de 25 años, casado
y criador, junto a otras 6 personas, con apellidos Nava y Brabo; se
reseñan un campúra, sin esclavos.

Hato San Antonio. Juan Nava de 76 años, viudo y criador, los


apellidos reseñados son Nava y Martínez, hay esclavo, cocinera y
campúra.

Hato Cruceto. Manuel Pedroza de 65 años, casado y criador, junto


a tres personas más, los apellidos son Pedroza, Pirela y Núñez.

Hato Menores. (San Joaquín de Menores) José María Ávila de 43


años, casado y criador junto a ocho personas, un esclavo y un campúra,
los apellidos son Ávila, Brabo y Galué.

Hato Cuina. (Ilegible) Urdaneta de 33 años, casado y criador junto


a nueve personas, entre ellos una cocinera y un campúra, los apellidos
son, Urdaneta, Ariza, Castillo y (ilegible).

Hato El Cristo. (ilegible) Delgado de 48 años, soltero y criador,


junto a siete personas, entre ellos un esclavo y un campúra, los apellidos
son Delgado, Morillo, Tinedo y Villan.

Hato Caimito. (Ilegible) Acuña de 26 años, soltero y criador,


registrado junto a trece personas, de apellidos Acuña y Morales.

Hato Jagüey Sabana, Pedro Villasmil de 48 años, casado y criador,


junto a 6 personas de apellido Villasmil, Suárez, (ilegible), (ilegible),
Angulo y Marrufo, reflejando un esclavo.

Hato lo de Guerra. Cristoval (Ilegible) de 57 años, casado y


criador, aparece junto a otro hombre también llamado Cristoval de 18
años.
Hato la Ciénaga. Manuela Aizpúrua de 40 años, viuda y criadora,
está registrada junto a siete personas de apellidos Aizpúrua, Paz,
(ilegible), (ilegible), Ramírez y Atencio, entre ellos dos esclavos.

Hato Punta La Gorda. (Ilegible) Esparza de 29 años, casado y


criador, junto a seis personas de apellidos Esparza, Puche, Portillo y
Balzán, entre ellos una cocinera y dos campúras.

Hato Santa Rita. (Ilegible) Molero, de 68 años, casada y criadora,


junto a 5 personas de apellidos, Espinoza, Fernández y Briñez, sin
esclavos y un campúra.

Hato Bartolomé. (Ilegible) Ferrer de 40 años, casado y criador,


registrado junto a trece personas de apellidos Ferrer, Fernández y Trujillo.

Hato Ciénaga de Tío Eucario. Bautino Ferrer de 38 años, casado y


criador, junto a 8 personas de apellidos Ferrer y González.

Hato El Rinconcito. Félix González, de 50 años, casado y criador,


registrado junto a tres personas de apellidos González y Delgado.

Hato La Rinconada. Juan González de 30 años, casado y criador,


registrado junto a nueve personas de apellidos González y Otero.

Hato Palito Blanco. Francisco Suárez de 26 años, casado y criador,


registrado junto a cuatro personas de apellidos Suárez y Martínez.

Hato San Dimas. José Peña de 79 años, casado y criador,


registrado junto a dos personas de apellidos Peña y Puche.

Hato Alto del Corral. (Ilegible) la Rosa Marrufo de 54 años, casado


y criador, registrado junto a ocho personas de apellidos Marrufo, Herrera y
Urdaneta.
Hato Caudero. (Ilegible) Fuenmayor de 30 años, casado y criador,
registrado junto a nueve personas de apellidos Fuenmayor, Suárez y
Ferrer.

Hato Rancho Viejo. Felipe Villalobos de 50 años y casado,


registrado junto a seis personas de apellidos Fuenmayor y Villalobos.

Hato Chamusca. Rosario (ilegible) de 26 años, casado y criador,


registrado junto a ocho personas de apellidos Villasmil y Fuenmayor.

Hato La Retirada. Pedro Fuenmayor de 40 años, casado y criador,


aparece registrado con Bartolo Días de 16 años.

Hato Cujicito. (Ilegible) Lucia Montiel de 76 años, viuda y criadora,


registrada junto a ocho personas de apellidos Urdaneta, (ilegible) y Puche,
entre ellos un criador y dos esclavos.

Hato Ancón de Guerra. (Ilegible) María Brabo de 48 años, casado


y criador, reseñado junto a siete personas de apellidos Brabo, Pérez,
Guerra y Tomo, entre ellos un esclavo nombrado Remigio Guerra de 30
años. Según el censo 4 el hato está registrado con el nombre Ancón de
Guerra, pero el testamento24 de José María Brabo en el año 1844, hereda
a sus hijos Teófilo, Juan y Manuela de su primera matrimonio y a
Asunción, Josefa y Pedro de su actual esposa el hato nombrado Ancón,
declarando que tiene el gravamen de cuatrocientos pesos al cinco por
ciento anual pertenecientes a las reverendas madres monjas de Mérida.
Existe la posibilidad que los fundadores de dicho hato fuesen de apellido
Guerra, y posteriormente vendieron la propiedad, incluyendo al esclavo
Remigio Guerra a la familia Brabo, entrando en desuso el uso del apellido
en la identificación del hato.

ARPEZ. Año 1844, Protocolo 4, Folios 1-3. Proyecto “Tenencia, Propiedad y uso de la
24

Tierra, y su Vinculación con el Estado y los Grupos Sociales como Factores Estructurante
de la Región Zuliana 1824-1984”.
Hato El Carmen. (Ilegible) Velasco de 23 años, casado y criador,
registrado junto a cuatro personas de apellidos Velasco y Brabo.

Hato San Isidro. Felipe Casanova de 58 años y criador, registrado


junto a los esclavos (ilegible) Gutiérrez de 25 años soltero, Juan Padrón
de 20 años, soltero, (ilegible) Casanova de 5 años; además de (ilegible)
Urdaneta de 53 años, casado; (ilegible) Portillo de 30 años, casado; Jesús
Núñez de 29 años, casado; Francisco (ilegible) de 25 años, soltero y María
Soledad (ilegible) de 50 años y soltera.

Pedro Cunill Grau25 señala que los pequeños poblados que han
conformado las afueras de la ciudad de Maracaibo, se organizaban en
Partidos, divididos por la cercanía o lejanía al lago, indicando alto o bajo.
De esta manera, existían Cañada Alta, Cañada Baja, Monte Claro Bajo,
Monte Claro Alto, Ancón Alto, Ancón Bajo; también indica Tobo Alto y
Tobo Bajo, lo cual consideramos como error de redacción al confundirlo
con Jobo Alto y Jobo Bajo. Asimismo, indica el autor que la vida de estos
poblados tendía a gravitar en torno a las capillas u oratorios o a los hatos
más fuertes.

Para finales del siglo XVIII la producción de algodón habría tenido


gran auge por las demandas textileras de Maracaibo, afectado a mediados
del siglo XIX por las plagas y bajos precios del producto; optando como
fuerza económica la cría de animales vacunos y cabrunos en los hatos
sabaneros, tomando como referencia los lugares del Ancón y el Jobo.

En este sentido, el señor José Rosales (2014) con nuestra ayuda,


realizó un paleógrafo para plasmar en papel los recuerdos del mundo
hatero que se dibujaron en el horizonte de su niñez, recordando como los
grandes hatos se erigían a lado y lado de los caminos y atrás, a lo lejos,
se vislumbraban los haticos más pequeños en extensión de tierras y
arquitectura, pero formidables en sus historias y memorias.

Geografía del Poblamiento Venezolano del siglo XIX, 1987, tomo primero.
25
Para realizar la cartografía, el señor Rosales tuvo como referencia
central el oratorio del hato San Isidro, poniendo en diálogo sus vivencias y
los relatos que en él fueron depositados por los viejos. También se hace
evidente la mezcla de los tiempos al llevar a la par sus recuerdos con los
eventos actuales; en este sentido, recalcamos que los tiempos en las
memorias orales no son lineales-cronológicos sino sociales.

El siguiente croquis mantiene estrecha relación con los hallazgos


documentales; tras la digitalización se sobrepusieron algunos sitios de
referencia actual. De la misma manera, se incorpora el extenso contenido
de la entrevista realizada durante la elaboración del paleógrafo para no
descontextualizar la explicación

Juan Bracho, en adelante JB: aja este… más o menos imagínese el… el
sector antes de las carreteras

José Rosales, en adelante JR: le voy a poner una crucecita, ¡aja! Antes
de las carreteras si, cuando yo era… niño, cuando yo era muchacho

JR: cuando nosotros llegamos aquí a San Isidro

JB: ¿en qué año sería eso?

JR: en el año 49, conocimos el camino, el


tal camino real, que venía te voy a hablar
de las tres “s” pá acá verdad, el camino
real venia de ahí pá acá pero después le
vamos a dar más adelante, el camino real
venia y pasaba por el lao de aquí al fondo
de la iglesia, no era como es ahora que es
recto, ese Camino real aquí hacia un
tumbe y subía, aquí estaba el hato el
Ancón, porque ayer después que vos te
fuiste, recordé una vaina que le decían los guerra o los de guerra, que
estaba después del hato el Carmen, en la vía de Concepción, bueno
entonces aquí, estaba el Ancón verdad, ¿cómo le escribo? ¿Cómo le
ponemos?
Figura 8
San Isidro, hatos, caminos y abras

JB: ahí yo le escribo

JR: eso es el original, se iría por aquí y pasaba por ¿cómo llaman eso?
Jagüey Sabana, donde también había una iglesita, seguiii, aquí hacia
como una bifurcación verdad

JB: ¡aja!

JR: uno podía pasar que iba a dar al hato punta gorda, de este lao pasaba
por el frente y por aquí, seguía y pasaba por lo que le dicen el cerro del
socorro, aquí en el frente un hatico, este el punta gorda, el que estaba en
socorro por aquí (señala) el hato socorro, luego este camino sufrió una
modificación, este camino sufre una modificación, te lo voy a hacer
despegado aquí pá que se vea como un nuevo camino, (explica) que de
pronto era un abra, por aquí no había más nada hasta aquí que era el
hato Semeruco, el Semeruco, bueno es lo que hay, igual pasa aquí , aquí
cerca esto es nuevo, yo digo que es el camino Real, te lo voy a hacer
pegado pá que tengáis una idea, eso, los caminos reales no significan que
eran líneas rectas, tenía sus curvas, este camino que venía por aquí, para
mi hacías así, y se unía aquí, ¿por qué? debe ser que esto era cercado del
hato san Isidro, y no existía camino porque esto era cercado, bueno…

JB: es decir ¿esto sería más o menos el abra de San Isidro, el Camino
Real?

JR: yo considero que si porque el hato san Isidro estaba por aquí (señala)
aquí estaba el hato san Isidro, bueno vamos a la otra parte de aquí, pá
que salgamos de aquí

JB: no se preocupe por la lámina.

JR: es este… este camino de aquí hacia así… Quizás cuantas vueltecitas
daba pero sé que era así. Y llegaba a la esquina del country club que ahí
no había esquina, sino que eso era un camino, la esquina la hacen cuando
hacen el country club, bueno, entonces de por aquí, venia otro camino,
1que uno seguía, que uno cogía hacia acá a San Isidro y el otro cogía, la R
verdad hacia la vía de Concepción, a este camino se le iban, se le iban,
todas las abras de esos hatos que habían por ahí. Ehh, uno, Uno de los
hatos estaba por aquí, estaba metió por aquí y era más o menos, este es
el ancón, por aquí, un hato que también se ha nombrado mucho en estas
cuestiones de que también hay tesoro, eso se llamaba rincón de Bol, no sé
si estoy…

JB: ¿esa intercepción que usted me muestra aquí no corresponde con la


actual de ahí verdad?

JR: aquí se unían dos caminos

JB: ¿pero esta que usted me muestra aquí refiere a la misma que esta
allá?

JR: si, a la que está allá! Pero ahora hay una intercepción ahí, que es un…
que es la que pasa por aquí, que es la carretera nueva esa

JB: ¡ujum!

JR: ahora como dibújalas en el segmento del camino, porque es que como
así

JB: ¿en diagonal verdad? no, pero eso lo hacemos en otra lámina
JR: ¡ah bueno! Aquí estaba

JB: por tiempo más o menos

JR: aquí estaba el hato san Matías, por aquí estaba San Francisco, pero
aquí había otro hato más, donde hubo hace muchos años una fábrica de…
un embasamiento de agua mineral, le decían piña fría, pero el hato tenía
otro nombre, San Gerardo creo que era, que está por aquí, metió como
por aquí, por aquí estaba el hato el ébano,

JB: ¿Ébano?

JR: Si, ¡El Ébano! Era de la madre, del abuelo del hijo mayor mío, José
Antonio, el viejo ese, por aquí por este pedacito pero de este lado estaba,
aquí estaba la victoria, la victoria era de un carajo de apellido Bravo, la
victoria y estaba… ¿Cuál es el otro hatico que estaba? Ahí había uno que
se llamaba hatico Blanco y uno que se llamaba Palitooo ehhh… ¡hato
Grande! Aquí creo que estaba hatico Blanco, seguimos y por aquí estaba
hato grande, por aquí estaba… que es donde vive Magdalena, donde vive
Magdalena, había un hatico que… el hatico del gatoo, no me acuerdo, ese
era el hatico ese que esta atrás de magdalena, ahí salió otro camino, que
pasaba por aquí por donde había un hatico, que pasaba un camino,
también pasaba, aquí estaba la Estrella del Valle, todos estos caminos,
todos estos haticos, tenían, los conectaban, antes de llegar a la carretera
de concepción, aquí estaban, Tinedo estaba como por aquí(señala) esto
estaba más acá, esto estaba …este de aquí… este estaba… ¿dije que era
aquí no?

JB: ¿no se acuerda?

JR: Si, yo me acuerdo de quien era pero

JB: ¿el de Magdalena?

JR: que esta sentao en el bahareque grande que está ahí

JB: ¿el de Usmel?

JR: el de Usmel, era de los Galván de Ufo Galván, Uno de los que fueron
supuestamente herederos del terreno de san Isidro

JB: usted los nombro ahí, el nombre del hato pero no me acuerdo

JR: Belén, Belén, bueno estaba ese hato, estaba Alcides Bravo

JB: este, ¿cómo se llama el hato de Alcides?


JR: este… yo tampoco recuerdo creo que fuera estaba… y estaba San
Dimas, después donde están los demás, este es San Dimas (señala) por
aquí estaba el Hoyito

JR: ¿este el hato de los Córdobas?

JR: ¡sí! Que estaba aquí pero ese nació después donde están los tanques
de agua pero ese nació después, este… este es el Hoyito pero por aquí,
¿dónde está Monte Mar?

JB: este es Monte Mar

JR: este es Monte Mar, bueno, estaba el hato de los Chacón

JB: ¿de la mamá de Rinelda no?

JR: si, esto hacia asii, y aquí te voy a atravesarr…

JB: ¡Dele!

JR: esta es la vía de Concepción, este camino pasaba aquí, y pasaba por
donde yo te dije ayer donde esta…

JB: ¿le Lechuga?

JR: ¡la Lechuga! la Lechuga esta de este laoo, dame la otra lámina pá…

JB: Pero vamos a hacer una cosa, vamos a hacerlos de este lao y después
seguimos allá con la otra lamina

JR: ¿de qué lao?

JB: los de este laooo Cuina y esooo…

JR: ¿yo te dije que era qué?

JB: que no se acordaba los nombres

JR: y este es el de, de donde esta Usmel no me acuerdo, belén, belencito


una vaina así se llamaba, pero por aquí hay otro Belén, por aquí hay otro
Belén. Bueno pero este era Belén también el de Alcides no me acuerdo, de
este lao, de este lao aquí estaba Santa María

JB: ¿por dónde está el jagüey?

JR: por donde esta los frente de María, no me acuerdo donde está ahorita
la estación de esa de ENELVEN

JB: ¿por dónde vive Zeny Rosales, Alicia?


JR: Si, pero del lao allá de la carretera

JB: de la carretera

JR: como decir vos vais pal matadero, las casitas que están de este lao,
en el hato Santa María, por aquí había un hatico, que le decían San
Ramón

JB: ¿del jagüey sería ese?

JR: ¿de cuál jagüey?

JB: de la lara

JR: no, no el jagüey de la lara en ese caso te estaría quedando por aquí,
este es Santa María, este San Ramón, después de San Ramón…y por aquí
estaba Miguel Chacón que después del indio José María mucho tiempo del
hermano mío después fue, mucho tiempo de fue de Usmel también yo no
me acuerdo como le dicen ese está aquí, ese fue, ¿que está aquí monte
mar?

JB: ujum

JR: ese esta como por aquí así, y los de los Yelamos que es nuevo esta
por aquí así, aquí ha nacido un nuevo barrio que ¿cómo te lo marco?
¡máginate! este era de Gustavo Higuera, eran terrenos de San Isidro que
compraron a la arquidiócesis, le compró un carajo no me acuerdo que
apellido tenia le compraron eso

JB: y atrás de ese liceo ¿Santa Rosa no?

JR: Aquí, te marco aquí lo de los Yelamos

JB: ¿pero ese es de su época? Cuándo…

JR: no, no eso nació después… aja volvamos ahora a esta parte, esto es
San Isidro

JB: San Isidro, ¡Santa María!

JR: ok entonces vamos al hato Campo Alegre, este es San Isidro

JB: ¡San Isidro!

JR: el hato Campo Alegre estaba como por aquí (señala) ese si estaba
cuando yo llegue, Campo Alegre y estaba las Cayenas cuando nosotros
llegamos aquí, las cayenas, metio por aquí, ¿qué dice aquí?
JB: ¡San Ramón!

JR: ¿este es quién?

JB: este, ¡los Chacón!

JR: ah bueno que este dijimos que era lo de Gustavo Yelamo, a no lo de


Miguel Chacón no me acuerdo como se llama entonces por aquí, por aquí
estaba el hato Cuina, el hato Cuina no tenía comunicación por aquí sino
por los frente por la vía Concepción, el hato Cuina que más había por
aquí, ¡mas nada!

JB: imaginemos que no está la vía Concepción, Esta San Antonio y como
hacia San Antonio pa venir pa San Isidro.

JR: bueno me tendrías que decir, no se te explicar la vía la Concepción


como carretea asfaltada nace en… 1941, pero yo creo que ellos utilizaban,
creo, que estaba un camino que había, como te explico, como hacemos pa
marcar la gran parada, como aquí

JB: ¡Santa María!

JR: ¡Santa María!

JB: ¡Campo Alegre!

JR: ¡Campo Alegre!

JR: ¿Y este?

JB: Cuina

JR: ¡Cuina! La gran parada estaría como por aquí ¿y aquí está San
Antonio?

JB: no, ¡las Cayenas!

JR: las Cayenas! San Antonio estaría como por aquí, donde está el liceo,
bueno por aquí había un camino, ¿dónde está la gran parada? ¿Esta?

JB: ¡esta!

JR: la Gran Parada, bueno por aquí había un camino, un camino, ¿cómo te
marco el camino? ¿Ehh con el mismo?

JB: ¡si, si!

JR: bueno, había un camino, que la tienda quedaba de este lado, San
Antonio quedaba aquí
JB: las casitas viejas esas yo me di cuenta que tiene una remodelación
que era el tejado que se le veía adelante pero, la casita vieja se veía atrás
y tiene puerta pa este lao es decir que

JR: ¡si, si! Había un camino, este camino eran para yo lo conocí así, aquí
quedaba Punta Caimito, y por aquí quedaba San Eduardo, el camino salía,
era angosto el camino, ya te voy a marcar en pequeñito la raña, hato la
araña

JB: ¿ese era de su hermano no?

JR: de mi hermano, de mi difunto hermano! la Araña, por aquí estaba don


Antonio, que era donde estaba la planta, la planta de agua

JB: ¿Planta C?

JR: ¡AJA! Pero ya aquí entonces tenemos que meter la carretera de


Concepción, pa definir porque de aquí pa dibujar la carretera de
Concepción había un camino

JB: ¿y no podría dibujar el camino, sin dibujar la carretera?

JR: vamos a ver ¿este es?

JB: ¡San Antonio!

JR: ¿y este?

JB: la Gran Parada

JR: ¡la Gran Parada! ¿Aquí?

JB: Las Cayenas

JR: Las cayenas, Bueno, entonces de aquí a la Danza había un camino


que salía a la carretera.

JB: ¿ese no es el camino real de Sabaneta no?

JB: no, el camino real de Sabaneta estaba más adelante, después de aquí
te dibujaría la carretera

JR: no

JB: bueno aquí ya la empezó a dibujar termine de marcar, esta curva


grande que hace aquí sería más o menos la curva de Trinito ¿verdad?
JB: bueno o menos y pasaría aquí, esa que pasa pegaita a la vía lo que es
que la calle como la dibujamos, entonces vamos a dibujar la carretera,
porque esto era las cayenas ¿qué dice aquí?

JB: ¡Campo Alegre!

JR: ¡Campo Alegre! Aquí estaban las velitas, vamos a dejar esto aquí y
ponemos las cayenas más acá y esta las dejamos como Betania que está
frente al cementerio, Betania y la otra Monte Cielo se llamaba, Monte
Cielo, los Techos Rojos nacieron después

JB: ¿y en dónde llegaba las Cayenas?

JR: ¿dónde está Campo Alegre? bueno aquí

JB: ¿aja, aquí seria la curva de Trinito aproximadamente, hay otro que
dice el caimito, sector el caimito, eso no era un hato?

JR: No hay lo que estaba era los Membrillos, en los Membrillos estaban ya
te voy a decir, de este lao, ¿qué dice?

JB: ¡Don Antonio!

JR: ¡Don Antonio! ya vamos pa lante, aquí estaba Don Antonio, estaba el
hato el Cardón, pero el hato el Cardón estaba de este lao, no de este lao,

JR: Don Antonio este lao recuerde que esta el mapa al revés,

JR: no yo lo hice como si viniera de allá pa acá,

JB: ah bueno está bien.

JR: el Cardón estaba aquí,

JB: ¿llegaba cerca del jagüey de inglés?

JR: Si

JB: pero ese era un hato que estaba aquí

JR: no, jagüey del inglés era un jagüey de los de atrás, pero tenía un
jagüey acá, te lo hago aquí, este era un jagüey de la iglesia, este era el
pozo, este era el jagüey de adelante y este el de atrás

JB: ¡se iban a quedar sin agua! y el hatico ese que me conto que está
entre las matapalo

JR: si pero ese esta… hay que… fíjate que aquí estamos en la carretera
Concepción y estamos en
JB: Si ese está en la vía, esto vendría siendo ya la vía de los Bucares,
aquí estaría la vía de bifurcación, que se encuentra uno de frente con
Planta C y cruza pa los Bucares

JR: ¿dónde esta Planta C?

JB: por aquí (señala)

JR: y la vía sería, ¿aquí queda?

JB: San Ramón, Cuina y Santa María

JR: si, le pasaba Cuina por delante. ¿Dónde esta Planta C?

JB: aquí esta Planta C

JR: ¿y esto es qué?

JB: Cuina

JR: ¡Cuina! … ¿esto es qué? ¿Don Antonio?

JB: Don Antonio, el Cardón

JR: esta carretera pasa así, es así y va pa Mata Clara ya, bueno… aquí
llega así, y hace así más o menos, por aquí está el hato El Tigre

JB: si, este es el hato El Tigre

JR: aja pero vamos por aquí, donde está la bueno había un camino que
está aquí, el Preciso, el Preciso… Aquí había una carretera que era la
carretera vía Sabaneta, pero lo que cambia es trinito

JB: si, aquí más o menos a la mitad

JR: si porque esa viene, supone que esta…

JB: esa es San Antonio, aquí esta bifurcación y Planta Cesta aquí, el
Cardón, el Preciso

JR: aquí estaría el Prado, el Prado, pero por aquí había un camino, que
salía… que dice aquí carretera Concepción?

JB: si

JR: por aquí había un camino que entraba el camino viejo estaba ahí, este
camino salía por el Hoyito, ¿dónde está el Hoyito?
JB: ¡aquí!

JR: ¡aja! Esta carretera salía por el hoyito, ¿aquí quién?

JB: Córdoba, San Dimas, Monte Mar, los Chacón, el Hoyito

JR: Quiere decir que este camino salía aquí, y se unía con este, con el
camino real, que vendría siendo este, que esta era la carretera vieja que
iba a la Concepción, después es que nace esta carretera, entonces quiere
decir que esto era, era… el Preciso dice aquí?

JR: ¡el Prado!

JR: ¡el prado! bueno esta venia, esta pasaba por el Prado, en toda la
esquina del Prado vos veis que hay… esto vendría siendo la esquina del
puerquito, carretera vieja de Sabaneta, la carretera vía de Sabaneta
vendría siendo esta, donde está la…

JB: aquí, por estas curvas había un hato que eso hace poco, Acosta eran

JR: Narciso Soturno

JB: ¡Narciso Soturno! ¿Pero ese hato era viejo o nació con la carretera de
concepción?

JR: nooo, era viejísimo! Pero no me acuerdo como se llamaba era de Luis
soturno era de el

JB: ¿las flores no es?

JR: yo no recuerdo bien pero si estaba el hatico aquí

JB: más o menos estaba aquí, entre la curva de Trinito y la carretera vía
de…

JR: si, porque esta carretera vieja le pasaba por el frente de… supone
queestuviera aquí…

JB: ese era las Flores, ¿cómo era el dueño?

JR: Luis, Luis soturno! Entonces esta era la carretera vieja de Sabaneta
¿verdad?

JB: si

JR: esto ahora va pá cuatricentenario no?

JB: si, ¿ese desemboca también al pedregal no? ¿Esa carretera?


JR: ¿esta? ¡No! la que desemboca al Pedregal era la lechuga que está aquí

JB: ¿esta? ¿En algún momento, las dos vías?

JR: no, porque esta va directa por los patrulleros y… lo que pasa que el va
por los patrulleros pasa por los plataneros, se mete por buena vista, sale
a Cañada Honda

JR: ¡correcto!

JR: entonces vamos a finiquitar aquí vamos a… Que hay aquí?

JB: Aquí tenemos Betania, las Cayenas, Campo Alegre, Monte Cielo

JR: hato el Carmen ¡aquí esta San Antonio!

JB: si

JR: yaba, por aquí estaba el hato Cruceto ¿esto es qué?

JB: ¡Punta Caimito!

JR: ¡Punta Caimito! bueno, por aquí pasaba San Eduardo ¿dónde está San
Eduardo?

JB: ¡este! (Señala)

JR: había un hato aquí llamado... San Luis ¿esto es Mata Clara verdad?

JB: ¡sí!

JR: y buscaba la vía Palito Blanco, por aquí estaba… este es San Luis,

JB: ujum

JR: por aquí estaba Maja Grande, aquí está Puerto Colombia, estaba no
me acuerdo como se llamaba, de Evelio Urdaneta y estaba Maja Grande,
que me acuerde… ¿aquí qué puse?

JB: ¡Mata Clara!

JR: ¡Mata Clara! por aquí había un hato, se llamaba el Varillal, por aquí,
¿y este quién es?

JB: San Luis

JR: ese era el camino real, el camino, por este camino que era el de Mata
Clara verdad
JB: Ujum

JR: estaba el Tigre, que ya lo pusiste y el Varillal está aquí, aquí hay otra
casita que era de los Acevedo, yo la voy a marcar ¿qué pusiste aquí?

JB: el Tigre

JR: el Tigre! Le voy a poner la casita de los Acevedo que no me acuerdo,


como es que se llama ahorita no me acuerdo, este es Planta C aquí estaba
jagüey de Puerco, jagüey de Puerco estaba aquí (señala)

JB: ¿de Puerco?

JR: ¡de Puerco!

JB: trate de continuar aquí

JR: ¡ya va! Por aquí estaba, Por aquí estaba la Estancia ¿esto qué es?

JB: ¡bifurcación!

JR: bifurcación, esto

JB: y el Manglar existía pa ese tiempo

JR: los Manglares estaba por aquí, donde está el…

JB: las Flores de Luis soturno

JR: pero nos quedó del lado de la carretera, aquí estaba, había otra
curvita que eso después lo enderezaron, el Manglar, que fue donde estuvo
primeramente, y aquí queda Cuina pero déjame ver si había otra cosa
después del Manglar, por aquí, ¿y esto qué es?

JB: la vía de bifurcación, Concepción con vía de bifurcación.

JR: pero Cuina estaba de este lao

JB: pero esta vía no dividió en dos el hato

JR: yo estoy tomando en cuenta esta, que es la que viene por detrás, aquí
estaba el manglar que era de Gerardo Luís Fernández ¿San Luis lo
pusimos no?

JB: si, San Luis, ¿es el Manglar o el Mangal?

JR: el Mangal, porque había muchas matas de Mango.. Ahí estuvo la


primera escuela que registró por aquí por el Mangal, había 3 escuelas,
estaba el Mangal, el Varillal, y en la concepción y Maracaibo nada más que
había esas 3 escuelas. Se llamaban, no sé si escuela 23 o 26 de San
Isidro, y los de allá se conocía como Marcial Hernández que ahora es
Marcial Hernández. Bueno yo creo que por aquí…

JB: aquí nos falta el…

JR: ¿esto qué es? ¿Esto es el camino de la Rinconada verdad?

JB: sii

JR: que salía a la R verdad

JB: aja Pero nos falta ahí la Rinconada no lo pusimos

JR: el hato La Rinconada

JB: aquí esta San Matías, San Gerardo

JR: bueno, La Rinconada, debe estar como por aquí… (Señala) ¡Ahí está la
Rinconada!

JB: ¿es decir que Rincón de bol… está entre la Rinconada y la R no?

JR: Si pero esta mas como pal fondito así de la Rinconada pero cruzando

JB: Lo que más o menos seria la casa de Portuguesa de Portugal

JR: La casa de Portugal estaría por aquí…

JB: ¿por dónde?

JR: ¡por aquí!

JB: Mm si

JR: aquí metiita aquí

JB: pá este lao estaría Chamusca y esas cosas

JR: Chamusca estaría… La Rinconada, y esto qué es?

JB: ¡Semeruco!

JR: Semeruco, aquí estaría Caudero, donde dije está el Caudero?

JB: ¡por aquí!

JR: porqué esta es la vía de bifurcación ¿verdad?


JB: si

JR: entonces esto sería la esquina de Country Club, donde ahora se hace
la esquina de Country Club, sería… aquí más o menos, aquí vendría
estando ahora, claro que es una línea recta no, pero yo te la voy a marcar
así, yo te la voy a marcar así, porque antes esto, o no te marco vía
porque ahí no había vía

JB: no, no la marque si no la había

JR: voy a poner la Retirada que estaba por aquí

JB: pero, ¿no me puede dar ningún camino que iba pá la Retirada?

JR: ¡Caminos de tierra que se desvían del Camino Real!

JR: la Retirada es donde está la Universidad Rafael Urdaneta URU

JB: esta es la vía de bifurcación, en aquel entonces de San Isidro pá esos


hatos ¿existía ese camino igualito?

JR: existía ese camino pero seguía por aquí

JB: mm, de acuerdo

JR: Entonces ellos buscaban por otras partes, Caudero, Caudero, por aquí
estaba Alto del Corral

JB: ¿no tiene ningún familiar de Alto del Corral?

JR: Eso es de Melvin Urdaneta

JB: de ese hato hay muchos documentos

JR: Alto Corral, este camino siempre andaba y había un camino que cogía
hacia acá y otro que cogía hacia allá (Señala) este iba pá lo que
llamábamos nosotros la costa del monte y aquí estaba el hato San Pedro,
este camino daba tantas vueltas y vueltas que este daba a la bifurcación,
daba muchas vueltas por todo ese contorno pero no había… no había… ahí
habían dos haticos más que no me acuerdo, por la… este camino uno lo
agarraba e iba a dar a Santa Cruz de Mara, por ahí por esos montes, iba a
dar a Santa Cruz de Mara.

JB: una pregunta antes de que se me olvide

JR: esto tenéis que identificalo como San Isidro

JB: no, yo le hago la identificación


JR: y a esta otra parte le vamos a dar, la carretera de concepción esta
allá

JB: ¿este lo va a hacer que, más actual?

JR: no, te lo voy a hacer con los mismos nombres más o menos que yo
me acuerdo

JB: mmok de acuerdo

JR: me vine muy acá

JB: si quiere le damos pal otro lao

JR: esta es la curva de trinito ¿verdad?

JB: aja

JR: y este el camino real de San Isidro, que va hasta la vía de


Concepción, de aquí por estas partes no había nada en ese entonces

JB: ¿la Lechuga estaría de este lao no?

JR: No, de este lao, de allá pa acá de este lao, haber… de este lao… de
este lao, estaría por aquí, que esta retiraita de la carretera de Concepción,
la 3 no existía pa ese entonces, el hato el Pedregal estaba de este lao pero
los jagüeyes del hato el Pedregal estaba por aquí, de ahí pa allá es poco
lo que yo conozco pero hay que colocar ahora los sectores que están ahí,
verdad, el club hípico, los plataneros, te voy a ir nombrando más o
menos, la Lechuga, Pedregal

JB: Pedregal, La Lechuga, Club hípico y los plataneros

JR: aquí atraviesa la 3, supone que sea aquí, aquí atraviesa la 3, verga
pero va a aquedar de este lao el club hípico, no puede ser, el hato
pedregal estaba de este lao, pero el club hípico de este lao

JB: bueno se pone aquí, no hay problema

JR: Los plataneros si están de lao y lao, este es platanero y este es


platanero, llega un momento en que me supongo que el camino era recto
pero tiene un quiebre de allá pá acá antes de llegar a la 2, a la 2, pero
vamos a hacelo recto, este es la 2, aquí está la bomba verdad, aquí está
la bomba de este lao, ¿y aquí esta qué? ¿Qué dice ahí?

JB: la circunvalación 2

JR: aja
JR: Aquí está la bomba, aquí esta Buena… Buena Vista, ¿es que se llama
la urbanización?

JB: Si, donde están los edificios

JR: pero no tomemos los edificios porque eso no estaba, vos pasáis y
estaba el cerro buena vista, donde había un hato, hato Buena Vista,
seguías por ahí y había un recogecito llegaba a la Alfarería Unión, Alfarería
Unión eso pasaba, pasaba por el Garaje de Estado, y llegaba donde esta…

JB: el Pingüino y ese sector ¿no?

JR: ya vamos a ir por otra vía ¿no creéis?

JB: ¡aja!

JR: ¿marcamos que otra vía?

JB: si, si

JR: vamos a tratar de hacerlo más pequeño ¿llegamos en Sanidad?

JB: si,

JR: supongamos que esta es la esquina del pingüino

JB: si

JR: que es la Santa Rosalía, uno sigue y ya aquí vais por la calle del
tránsito

JB: ¿aquí vamos por la placita Bicentenaria no?

JR: ahí vamos por el frente del bicentenario, que estaba Cambuleto por
donde estaba Cambuleto, no, no es aquí, Cambuleto estaba aquí, en esta
esquina, aquí estaba Cambuleto, esta sería la placita centenaria, ella se
iría por atrás hasta llegar a la Basílica verdad, la Basílica de Chiquinquirá

JB: La basílica estaría de aquel lao

JR: no, del lao que estaba Cambuleto estaba la Basílica

JB: es decir, entre la Basílica y el Hospital Chiquinquirá

JR: si, entonce aquí estaba la Basílica, tenéis razón, tenéis razón

JB: eso no importa…


JR: era pá allá, o era pá acá, pero no importa aquí también era así, aquí
estaba la Basílica, aquí había una plazoleta, verdad, por aquí, esta calle
hacia así, y hacia un quiebre y seguía la Ciencia, hacia así

JB:¿Ciencia y Venezuela?

JR:¡la Ciencia! La Venezuela iba por otro lao, este era la Ciencia

JB: ah sí, si

JR: este era la ciencia aquí estaba… un bar que había ahí, entonces esta
hacia así, y hacia… un una vaina así que iba a dar a la plaza Bolívar, la
plaza Bolívar estaba aquí, de este lao le caía la ciencia, y de este lao le
caía la Venezuela y este lao plaza Bolívar, aquí estaba la Basílica, la
Catedral ¿aquí está la Gobernación verdad?

JB: si, si

JR: Aquí está la Gobernación del Estado y aquí está el Consejo Municipal

JB: entonces Puerto Cruz era ¿Por este bar? ¿Pero ese bar desapareció
con la demolición verdad?

JR: si, yo tengo una revista, la casa era de dos pisos había una terraza
arriba y el bar abajo, ¿este es?

JB: La Catedral

JR: La catedral y aquí estaba la casa de la Capitulación en esta esquinita,


pegao con la Gobernación y esta es la Urdaneta, aquí esta, esta es la
Urdaneta y aquí está el Teatro Baralt, ¿verdad? aquí está el teatro Baralt

JB: ¿usted alguna vez ha oído hablar de Puerto Piojo?

JR: si, yo oí hablar de Puerto Piojo

JB: ¿y de Punta Arrieta?

JR: sii Punta Arrieta!

JR: la pregunta que le iba hacer antes de que se me olvide

JR: Se nos olvidao marcar aquí o aquí la marcamos la alfarería unión

JB: si la marcamos, yo la marque

JB: supongamos que esta es la iglesia San Isidro, este, hábleme y marque
lo que eso de la Costa del Monte
JR: La Costa del Monte era como un límite entre, tu sabes había la
Montañita, sabanas de Maracaibo, y la Costa del Monte, la Costa del
Monte era un espacio que empezaba antes de llegar a la Montañita.

JB: ¿qué es eso de la Montañita?

JR: la montañita era un monte pequeño, y Costa del Monte era que ya el
monte era más alto

JB: ¿se refiere a Montañita todo lo que se conoce hoy como Montañita
ahora?

JR: si, todo esa parte de allí de villa Baralt y viniendo hacia acá hasta por
ahí por Cuina, eso era montañita

JB: y el recorrido que hacía era Costa del Monte, que había por ahí?

JR: ¡hatos!

JB: pero no se acuerda más o menos? Yo sé que estaba el Curarire, pero


no sé qué más había por ahí

JR: no se ahí habían muchos hatos! Pero me acordare de algunos, el


Rodeo que era de los Rodríguez, estaba el Zulia, hato el Rodeo, hato el
Zulia, este era de la madre de Mario Urdaneta que estaba entrando,
la Gloria, este que más no infinidades de hatos que habían no me acuerdo
de todos, tendría que sentarme con una persona que recuerde y anótalos.
Chamusca, bueno que Chamusca creo que lo anotamos por ahí, la Fiorella
hasta entonces, hace mucho tiempo, el hato Saltanejo, la Esperanza,
todos esos eran hatos que habían en esa zona de ahí

JB: y era muy difícil llegar hasta allá, era muy lejos?

JR: si había que ir por trillas, por donde cogían eran trillas e iba por aquí
hasta allá, y los que querían ir a Concepción tendría que entrar por el
Curarire eso era pura tierra

JB: Pero eso era algo…de la costa del monte era…

JR: Bueno si yo considero que si, este Juan, por ejemplo, yo tuve un
primo que fue dueño del hato el cardón se llama caimito Galvoa, el decía:
el que dijo Montañitero dijo brollero, era una percepción que él tenía, y los
de la Costa del monte tenían las mismas cuestiones acerca de eso y unos
con ellos también

JB: yo me metí por esa vía del Curarire hasta Santa Cruz, la vía que va
hasta Santa Cruz, y se ven esos cerros ahí le dicen los montículos, si uno
va por la vía de Concepción y al llegar al Curarire cruza a mano derecha,
la vía va… después uno tiene que desviase pá coger pá Santa cruz
JR: este tenéis que llegar hasta los 3 locos, verdad, o también por
caminos de tierras por ahí el que sepa va a dar a Santa Cruz, lo que tenéis
que coger una vía vieja que es del otro camino real que salía a la curva de
molina, pero no lo tengo muy claro que pasaba por un negocio que le
decían los 3 locos, ahí hay una vía, creo que hay una vía de petróleo, un
tubo

JB: ¡aja!

JR: que lleva petróleo pa Santa Cruz de Mara lo bombeaban de aquí de


La Concepción

JB: y cuando uno va por aquí, que va frente a la Universidad Bolivariana


a lo lejos se ve un cerro grande, eso que es?

JR: Ese es cerro cochino, ahí es donde últimamente Hidrolago construyo


una planta de agua, de tratamiento y bombea el agua de la zona…
noreste, viene de ahí, aquí tenemos agua de esa

JB: ¿pero eso esta habitao ahí vive gente en ese cerro?

JR: si, y ahí está la vía que va de bifurcación pá allá, hasta Tulé y de Tulé
pá Manuelote hay un camino

JB: me gustaría agarra carretera por ahí pá conocer eso

JR: lo que hay que tener es un carro dispuesto

JB: ¡recorrimos bastante hoy!


CAPITULOIV

DEL HATO SAN ISIDRO AL CASERÍO Y A LA COMUNIDAD DE SAN


ISIDRO, 1923-2013
4.1. El Hato San Isidro a Principios del Siglo XX con Anclajes en el XIX

Para entender la realidad del hato San Isidro a principios del siglo
XX, es necesario echar un rápido vistazo al siglo anterior, los hatos
cercanos a San Isidro. Felipe Casanova vende la propiedad de San Isidro a
la familia Molero, luego ésta a los Galbán, quienes se establecen en el
hato, pasando de una generación a otra, dando origen a una de las
familias más numerosas del actual sector.

Son varios los hatos que surgieron muy cerca del hato San Isidro,
tomando en cuenta que muchos de los documentos señalan los hatos El
Cristo, La Rinconada, San Antonio, Ancón y San Dimas como límites. Sin
embargo, según algunos registros documentales y orales, otros hatos
también estuvieron dentro de su entorno.

El documento sobre San Isidro, referenciado anteriormente con


fecha de 1845, indica como límites: al norte, el hato El Cristo; al este, el
hato San Dimas; al sur, el hato San Antonio y al oeste, el hato Ancón.
Sobre el particular, indica el señor Rosales:

“(…) el hato San Isidro iba desde donde está la carretera de la


Concepción26 frente al cementerio San Sebastián27, pasando por la
cañada pasaba el lindero la cañada que veis allá28, hasta allí
llegaba por aquí, pasando así y llegaba a la carretera de la
rinconada se iba por la carretera de la rinconada29 y entraba por la
emisora de radio Maracaibo que llaman ahora Marabina; después
del ancianato30 por allí entraba por la carretera, salía por la parte
da acá de las tres “S” salía allá arriba hacia un martillo y cogía
hacia la carretera de Concepción”. (Rosales, 2011).

26
Construida en la década de 1940, a lo cual el señor Antonio García otorgó servidumbre
(porción de tierra) del Hato Cuina, según comenta Regino García.
27
Hato San Antonio.
28
Limite al oeste con el hato Ancón.
29
Límites al norte con el Hato La Retirada y Rinconada.
30
Hogar Santa Cruz.
En el año 1844 Policarpo Ávila hipoteca el hato La Rinconada a
Aranguren y Compañía31, cuyos límites son: al norte, con el hato
nombrado Rinconcito; al sur con el del señor Felipe Casanova; al este, con
el del señor Bautista Ferrebús y al oeste, con el hato Caudero. De esta
manera, se visualizan en la misma temporalidad, dos límites distintos
entre dos hatos vecinos, San Isidro y La Rinconada. En efecto, el hato El
Cristo fue erigido al norte de San Isidro muy cercano a sus tierras.

Según el documento de compra-venta, en el año 1840 José Andrés


Delgado vende con censo redimible el hato El Cristo a Francisco Olave 32,
indicando que es una construcción de bahareque y cobijado de palmas;
cuenta con cercas, dos aguadas y un pozo, ubicado en las inmediaciones
del que llaman San Isidro de la pertenencia de Felipe Casanova. En año
1851 José Tomás Urdaneta vende el hato El Cristo, ubicado en el partido
Ancón Alto, a José de la Rosa del Mar33, con casa, cercas y tres aguadas;
siendo sus límites: por el frente, Juan José Delgado; al fondo, José
Antonio Romero; al lado (Firma ilegible) y Juana Ríos. No hemos hallado
otra propiedad con el nombre El Cristo, tampoco hemos logrado ubicar los
límites establecidos en el documento.

El señor Rosales agrega que “El hato San Isidro lo compusieron los
terrenos del hato El Cristo, Tinedo y este hato San Isidro, eso era
propiedad de la familia Galbán hasta 1919, en esa fecha Andrés Galbán le
vende a Eleodoro Núñez”. Con esta afirmación permite plantear la
posibilidad que el gran hato San Isidro haya sido dividido, dando origen al
hato el Cristo, Tinedo y San Isidro.

En referencia a otros hatos cercanos indica Rosales,

31
ARPEZ. Año 1844, Protocolo 7, Folio 10. Proyecto “Tenencia, Propiedad y uso de la
Tierra, y su Vinculación con el Estado y los Grupos Sociales como Factores Estructurante
de la Región Zuliana 1824-1984”.
32
ARPEZ. Año 1840, Protocolo 7, sin foliar. Proyecto “Tenencia, Propiedad y uso de la
Tierra, y su Vinculación con el Estado y los Grupos Sociales como Factores Estructurante
de la Región Zuliana 1824-1984”.
33
ARPEZ. Año 1851, Protocolo 8, fol. 4. Proyecto “Tenencia, Propiedad y uso de la Tierra,
y su Vinculación con el Estado y los Grupos Sociales como Factores Estructurante de la
Región Zuliana 1824-1984”.
“También está el hato Ancón de Guerra, hato Cujicito, donde está
el cementerio San Sebastián el hato San Antonio eso era
propiedad de la familia Osorio que viene siendo familia de la mujer
mía, nos vamos por aquí estaba el hato Los Robles, hato Corral34,
hato Chamusca, La Retirada, Los Anegados, La Rinconada (…) el
hato San Dimas fíjate que todavía tiene su casa colonial, el hato de
los Chacón35 de la mamá de Rinelda, el hato Tineo36 y el hato El
Cristo y Cuina”. (Rosales, 2011).

Con respeto al cercano hato Cuina, ubicado al sur de San Isidro,


podemos referir que en 1836 Juan Francisco Echeto 37 vende el hato San
José o sitio de Don Antonio a Manuel Aizpúrua38; consta de patio, cercas y
corrales de palo a pique, dos aguadas labradas y cercadas; señalando sus
límites: al norte, las tierras de Lucas Angulo hacia el lado Cuina y al oeste,
el hato Punta de Caimito.

En consecuencia ya para 1836 existía el hato Cuina, el señor Regino


García, haciendo referencia a la documentación que conservaba su familia
señala: “Cuina fue desde allá desde la corona española, incluso en su
documentación inicial Cuina fue Hipotecada por doscientos cincuenta
pesos a la Abadía de San Juan de dios”. Señala la extensión y límites del
hato:

“(…) las tierras eran 160 hectáreas (…) toda Arca de Noé39, hasta
llegar a salir allá a la esquina del cementerio40 de la Gran Parada,
llegaba hasta el complejo ferial de San Isidro, se venía por el lado
e Santa María, llegaba hasta por allí por el hato de Carlos
Zambrano, de allí cogía y llagaba hasta la esquina del hato La
limpia que queda ahí al lado de donde vive Rangel41 (…) bueno
hasta allí llegaba por esa esquina pa tras era Cuina, porque ya
ese hato está comprendido en esa área”. (García: 2011).

34
Hato Alto del Corral.
35
Hato Jagüey de Flores.
36
Hato Tinedo.
37
Con residencia en Mérida y de tránsito por esta ciudad.
38
ARPEZ. Año 1836, Protocolo 8, Folio 1. Proyecto “Tenencia, Propiedad y uso de la
Tierra, y su Vinculación con el Estado y los Grupos Sociales como Factores Estructurante
de la Región Zuliana 1824-1984”.
39
Actual Barrio Arca de Noé, ubicado en el kilómetro 15 y 16 de la carretera Maracaibo –
La Concepción.
40
Actual Cementerio San Sebastián.
41
Se refiere al Sector Las Tres “S”, ubicado en el kilómetro 14 de la carretera Maracaibo
– La Concepción.
Indica el señor José Rosales que las tierras de Cuina lo conformaban
parte del territorio de San Isidro. Según sus palabras, “eso tenía un
pedazo que era de ellos y otro que era de San Isidro, 39 hectáreas de esa
hato eran de San Isidro”. De allí que podemos afirmar que el hato Cuina
surge dentro de las tierras de hato San Isidro, como también otros hatos.

En relación a los hatos vecinos a Cuina indica el señor Regino


García42:

“(…) circundantes estaban: Santa María, San Dimas, el hoyito, el


hato de pepe el que está al fondo de que Cheo Chacón, el
mangar43, el hato San Antonio, hato las veritas44, allí había otro
hato de Víctor Segundo Ferrer, y al fondo de nosotros el hato
Punta Caimito que ese terreno también fue de papa Antonio, el
hato el Descanso45”. (García, 2011).

En cuanto a los hatos ubicados cerca del hato y oratorio de San


Isidro, partiendo por el norte en sentido de las agujas del reloj, estaban:
El Cristo, Tinedo, Grande, Cuina y Santa María. Un poco más distante, La
Rinconada, San Dimas, El Hoyito, Estrella del Valle, El Mangar, Jagüey de
Flores Caimito, Punta Caimito, Cardón, Don Antonio, San Eduardo, San
Antonio, Cruceto, El Carmen, Ancón, La Retirada, Caudero, Los Anegados,
Alto del Corral y Chamusca. Estos hatos tenían paso a través de caminos,
camellones, trillas, caminitos, abras y majadas que, con sus sombras y
junto a los jagüeyes, refrescaron la vida y los haceres de campesinos,
criadores, cocineras, esclavos, arrieros e infantes que poblaron estas
tierras.

De otra parte, en referencia al proceso de propiedad de hato San


Isidro, no hemos encontrado documentos que especifiquen hasta que
fecha fue Casanova su propietario. Según registra la cadena documental,

42
El señor Regino García nace el 24 de febrero de 1944 en el hato Cuina, fallece en el año
2014.
43
Actual Barrio Villa Concepción, ubicado en el kilómetro 12 de la carretera Maracaibo –
La Concepción.
44
Frente al Cementerio San Sebastián.
45
Actual Barrio Las Mercedes, ubicado en el kilómetro 15 y 16 de la carretera Maracaibo
– La Concepción.
el 31 de octubre de1864, el señor José María Molero vende el hato San
Isidro a Manuel Galván46, cuya esposa era María Asunción Villalobos de
Galván. De este modo, vemos como la propiedad ya no es de Casanova,
sino de Molero y luego de los Galván por varias generaciones.

El 14 de agosto de 190747 la señora María Asunción Villalobos de


Galbán, viuda de Manuel Galván, lo adquiere señalando el documento: “el
hato o casa de campo, situado en el Municipio de nuestro domicilio
nombrado San Isidro habido por ella del modo que determina la escritura
de venta que a su favor firmaron Jesús, Ángel, Wilfrido, Trinidad, Augusto,
Andrés y Carmela”, quienes fueron sus hijos.

El 23 de abril de 1919, los hermanos Galbán y sus descendientes


certifican la venta que hace María Asunción Villalobos del hato San Isidro
a su hijo Andrés Galbán:

“Carmela Galbán de Sánchez i Sinecia Galbán de Medrano con el


asentimiento de nuestros respectivos esposos Prisco Sánchez i
Geólfido Medrano, quienes autorizan esta escritura en prueba de
ello; Wilfrido, Trinidad i Augusto Galbán; Temístocles, Sebastián,
Manuel, Hercilia i María de los Santos Galbán Medrano; Wilfrido i
Manuel Galbán Fernández, todos ;Mayores de edad i del Municipio
Chiquinquirá de este Distrito, declaramos: la ciudadana María
Asunción Villalobos viuda Galbán, vendió a su hijo Andrés Galbán,
el hato o casa de campo en el Municipio de Nuestro domicilio
nombrado San Isidro”.

Limita al norte con el hato La Rinconada, de la sucesión de Fermín


Bravo; al sur, con el hato San Antonio; al este, con el hato San Dimas y al
oeste, con el hato Ancón; el costo de la venta fue de tres mil doscientos
bolívares:

“(…) de la cual nada está a deber el comprador, por lo cual


mostros que junto con el dicho comprador somos herederos
legítimos de la ciudadana María Asunción Villalobos de Galbán, por
ser Carmela, Wilfrido, Trinidad i Augusto Galbán sus hijos i los

46
Oficina Subalterna de Registro del Distrito Maracaibo. Protocolo 7, Folio 2 y el 4 de
mayo, Protocolo 8, Folio 1. En este documento se registra el apellido con la letra V, en
los demás documentos está registrado con letra B (Nota nuestra).
47
Oficina Subalterna de Registro del Distrito Maracaibo. Número 144, Folios 106 y 107.
demás sus nietos, le otorgamos esta escritura de propiedad ya que
no la obtuvo de su vendedora María Asunción Villalobos de
Galbán”.

La venta directa del Hato San Isidro por parte de María Asunción a
Andrés Galbán no quedó registrada, y es en 1919 cuando sus hermanos y
sobrinos certifican la transacción48.

4.2. “Fundadores y Colonizadores en el Monte”

“La tierra no valía nada en aquel tiempo ¿y cómo iba


a trabajar un tipo en una industria si no la había, pa
dónde tenía que coger? el que fomentaba una familia
tenía que pensar en el monte” (García, 2011). Con
estas palabras el señor Regino García comienza su
explicación de la vida en el campo, remontando su
relato a las historias de su abuelo, el señor Antonio
García49 propietario del hato Cuina, vecino del hato San Isidro. Recalca
que aquellos que iban al monte a establecer su hogar eran fundadores,
colonizadores en el monte.

Plantea el señor García que aquellos que partieran a fundar sus


hatos y establecerse en el monte tenían que construir simultáneamente la
casa los huertos y corrales. Según lo expresaba: “una persona se iba
hacia el monte a hacer lo que se llamaba antes unas tumbas es decir
sembrar maíz, sembrar yuca, sembrar auyama, frijolillo, lenteja” (García,
2011). En relación a la ganadería y agricultura en torno al hato, indica:

“(…) eso era de siembra porque el que se iba pa allá no podía


esperar que una vaca pariera pa tener leche pa poder vivir, el tenía
que irse a lo más rápido a lo más pronto, y que todo lo que se
consumía allí lo produjera, es allí donde está el negocio de poder
subsistir donde él estaba”. (García, 2011).

48
Oficina Subalterna de Registro del Distrito Maracaibo. Protocolo 1, Tomo 2, Número
298, Folio 284.
49
Antonio García, nació en el Partido Sabaneta Larga, murió en el hato Cuina en 1957.
En relación a su familia, relata como arribó su abuelo al hato Cuina y
empezó a construir su mundo:

“(…) él se apareció en el hato Cuina con mi abuela montada en


una burra y él en una yegua, ese fue el capital que el llevo, la
mujer una burra y la yegua más nada, y allí empezó a trabajar,
comprar chivo e ir metiendo al hato, iba trabajando e iba
aumentando y así fue formando su capital de animales, como
quien dice su rebaño y sembrando matas, arboles, haciendo
huertas, sembrando yuca, frijoles, lenteja, mango, cajuiles,
nísperos; incluso sembraba matas de tapara para hacer los
envases que se utilizaban en la casa, porque allá no existía el
plástico, se rompía una totuma se iba a la mata y se hacia otra
jajajaja”. (García, 2011).

Al hablar sobre el hato, hacemos mención a todo el conjunto de


aspectos que conformaban la vida en esos predios y que difícilmente
podemos explicar, pues aquello se elaboró con vidas, agua, viento, tierra
y candela. En este sentido, podemos preguntarnos ¿cómo se iniciaría este
mundo?, “se formaba una casa y las cercas perimetrales de la casa eran
de palo a pique, que llaman palo a pique, palos paraos todos uno al lado
del otro, porque el alambre era imposible de comprar” (García, 2011);
una de las utilidades de los palos fue la elaboración de cercas en torno a
la casa, también en la construcción de corrales, y cercas exteriores, hasta
los momentos no sabemos si se delimitaban los potreros puesto que solo
hacen referencia al monte. Sobre el uso de cercas de palo, refiere Regino
García:

“Entonces la costumbre era, pa los cochinos era palo a pique, pal


ganao palo a pique, pa apartar los becerros palo a pique, pa los
chivos, carneros. Para toda clase de animales. El gallinero eso era
palo a pique todo”. (García, 2011).

También fue común el uso de árboles frutales a lo largo de la cercas,


proporcionando mayor firmeza y durabilidad, además que se
aprovechaban sus frutos y sus sombras: “sii lo primero que se sembraba
quien fuera a cultivar en el primer limpio que hacía, sembrar matas de
mango, de níspero, de ciruelas, caujiles, de aceitunas”, y continúa
explicando: “de guayaba de limón lima naranjas que iban sembradas
cercas de palo a pique que distanciaban los animales de la casa” (García,
2011). Otro aspecto que podemos resaltar es alejar los animales de la
casa, con la finalidad de mantener despejado y limpios los alrededores del
hogar.

En muchos casos, las múltiples labores para el establecimiento y


mantenimiento de los hatos sobrepasaban las capacidades físicas del
criador y sus familiares, por lo que dichas faenas eran compartidas con
aquellos amigos o vecinos que quisieran contribuir en la labor. De la
siguiente manera, lo indica el señor Regino:

“(…) en aquel tiempo seee como uno solo en el campo no podía


hacer todas las cosas, se ayudaban con frecuencia unos con otros
y de allí nacen unas grandes amistades y otras grandes
rivalidades ¿entendéis cómo es la cosa? ¡Este es un desgraciao
porque este no me ayudo a mí en nada!, ¡este si es buena gente
porque este me ayudó!”. (García, 2011).

En relación al compadrazgo en el monte, el señor Regino lo asocia


con las mutuas ayudas en las labores campestres y el respeto a la
propiedad del otro, señalando:

“(…) se hacían compadres y se odiaban también porque como te


dije al principio hay unos que se ayudaban unos con otros,
ejemplo hay faenas que dentro de la construcción no la puede
hacer uno solo y otras veces había uno que tenía el toro y otro no
tenía, entonces el toro conseguía una vaca en el monte en celo y
se venía y con él la vaquita y de guan decían este es el toro de
fulano porque eso se conocían todos los animales… y se conocían
los hierros ¿entendéis?, es mas no existían ni hierros ni señales,
aquí cada quien inventaba una figura y se la poníaa los animales
y no se sabía si eso tenía registro no tenía nada. Sino que se
respetaban porque se conocían las señales allá en su área, y por
eso todavía hoy en día existe en pleno siglo XXI la famosa ley del
costumbrismo, ¿qué es eso?, es aquella costumbre precisamente
de gente que hacían negocio, se vendía su matera o su fundo o
su hato, unos con otros, te lo vendo por tanto anda vete y esto es
mío y no había documentación, el tesoro era la palabra“. (García,
2011).

El respeto a la propiedad del otro, constituyó un factor de suma


importancia para conservar la paz, armonía y bienestar entre los criadores
y su gente; mantener y dar fe en los contratos orales perdurables en el
tiempo sin quebrantarse, creaba una igualdad jurídica entre la palabra y
los documentos oficiales, por lo que traemos a colación el proceso en el
que María Villalobos vende el hato San Isidro a su hijo Andrés y
posteriormente sus hijos, quienes certifican el proceso en 1919.

Continúa narrando el señor Regino:


“La vos autorizada era la de papa Antonio, por eso es importante
conservar las buenas costumbres, la honradez, la dignidad de la
persona, que podáis perder todo el capital del mundo, pero esas
condiciones no las perdéis nunca, lo que vale tu palabra eso no lo
vais a perder nunca, el honor de la familia“. (García, 2011).

En referencia a los oratorios, se le preguntó ¿y tenían oratorio,


tenían un santo?, a lo que respondió: “el único santo patrono era la correa
del abuelo mío”. Estos comentarios dejan claro que los procesos
comerciales y la autoridad eran ejercidas por el viejo, el abuelo, en este
caso, “papá Antonio”, cuyo accionar iba dirigido a perpetuar en su prole su
propio patrón de comportamiento ante vida y su entorno social.

“Mi abuelo tenía una yegua, perdón yegua no, mula y tenía ahí su
corral de vacas, cabras y esa las ordeñábamos nosotros todos los
días para sacar la leche hacer una cuajada y comer.
Sembrábamos yuca, se sembraba frijolillo, se sembraba patilla.
Teníamos muchos árboles de chirimoya, mangos, aceitunas,
caujaros, matapalos, tamarindo (…) desde pequeñitos nos
acostumbraron a trabajar con una obediencia, respeto y…
teníamos que obedecer porque la voz del abuelo, ese era el
caudillo de la familia el gran papá y a él no podíamos decir que no
en nada porque ese era el mandamás, eso se respetaba como la
vos de dios, lo que él dijera ¡santa palabra!”. (García, 2011).

Pero también la labor en el campo servía de ejemplo para los


muchachones que en el hato se iban criando, reproduciendo en ellos la
responsabilidad de cuidar y expandir lo propio para generar el auto
sustento. Al respecto agrega:

“(…) desde chiquitico cuando ya vos podéis carretiar un pote e


agua te decían andá échamele un pote de agua a aquella mata, a
la de ají a la de cebolla, a los cochinos, andá échamele esta
auyama, que ya uno podía con un machetico picar la auyama y
despachar a los cochinos. Uno desde chiquitico no pierde tiempo
en ver el chavo ni en ver nada, porque uno la diversión que tiene
en el monte es la cultura que te van imponiendo a través de la
mecánica natural del hacer de todo los días. Todos los días hay
una faena que cumplir, o muchas faenas que cumplir, aparte de
que te manden pa la escuela, uno va pa la escuela, pero cuando
viene uno tiene tarea que hacer: recoger chivos, ordeñar cabras,
hacer cuajaitas, despachar cochinos, limpiar la huerta, sembrar
si vas a sembrar, ayudar a limpiar la siembra. Claro que no todas
las tareas se hacen en un mismo día, eso se va haciendo por
etapas, de acuerdo a la labor del hato en el campo le valla
pidiendo a uno lo que hay que hacer. Salir a buscar un árbol seco
pa cortar la leña pa traerla pal fogón, traerte un palo grueso que
ese es el vigía ¿por qué se llama así? porque ese es el que
siempre va a estar prendido pa no gastar en fósforos, se prende
con el mismo palo, prendío todo el tiempo tirado arriba del fogón,
y cuando queráis hacer candela tiráis palitos finitos y lo sopláis
con una tapa de olleta ra-ra-ra vuelve a coger fuego se prende y
después ponéis la leña gruesa. La vida campesina fue un ahorro
total de todas las cosas”. (García, 2011).

Su última frase, “la vida campesina fue un ahorro total de todas las
cosas”, refiere a todo aquello que el mundo moderno les ofrecía,
vestimenta, tecnología, gastronomía, en fin todo lo que iba penetrando
por el mercado marabino; en cambio, en su mundo hatero, el trabajo al
ritmo que el campo, la lluvia y la luna, iban indicando lo necesario y más
adecuado para las labores domésticas y agrícolas. De acuerdo con esta
vida campesina, la diversión y distracción era proporcionada por los
chistes en la enramada, por las burlas mientras se arriaba el ganado, por
los chismes en el fogón, mirar a las muchachas mientras se bañaban en
los jagüeyes, subir a los curarires para seleccionar la mejor horqueta para
las hondas y correr por toda la inmensidad que ofrecía la sabana.

En relación a las múltiples tareas que se desarrollaban en el hato,


comenta:

“(…) se hacía de todo, se cultivaba, había cría de animales,


siembras de árboles frutales o sea trataba de generarse todo la
comida que allí se produjera en el hato para el mantenimiento de
la familia, entonces el cochino se freía y se hacia la manteca, se
comía uno el chicharrón y guardaba la manteca pa cocinar lo
demás , se mataba un chivo, uno se comía la parte fresca que se
iba a comer ese día y la otra parte la salaba, te la querías comer
en coco, allí habían matas de coco, ibas cortabas uno dos o tres
cocos de la mata ra-ra los pelabas y ya tenías comida en coco, no
tenías que salir pa ninguna parte. Se sembraban plátanos,
guineos, topochos, de producción rápida pues”. (García, 2011).
Desde luego, la relación existente entre la cosecha y la cocina era
directa. Las sazones para las preparaciones de las comidas eran
encargadas a la abuela, en este caso, a “mamá”, en cuyas manos tenía las
medidas y “el punto” heredados de sus abuelas, quien debía enseñarles a
sus hijas y nietas. Le preguntamos a Regino ¿Y tu abuela cocinaba
bueno?, a lo que respondió:

“¡La mejor comida la hace tu mamá! yo quisiera comerme hoy en


día un sancocho e costilla hecho de mamá, allá en el monte
¡Mejor imposible!, la vida en el monte en aquel tiempo era lo más
lindo y lo más bello, lo más hermoso que había en el mundo, y a
uno por desacreditarlo peyorativamente le decían a uno
montuno”. (García, 2011).

Ante la pregunta, ¿no había cubito ni adobo?, responde:

“(…) noo nada de eso, el aliño lo hacia la abuela50 mía moliendo


en una piedra con una, una piedra e mano chucutu chucutu, ahí
molía el hachote el cilantro el ajo y lo machucaba, lo recogía, lo
echaba en una botella con agua y hacía varias botellas, y ese era
el aliño que usábamos en las comidas. Entonces ¿mejor?
imposible… ve a ver si te coméis una carne aquí en Maracaibo así
aliñaita como no las comíamos en el monte, un guiso… jamás ni
nunca”. (García, 2011).

En general, al hablar de la cocina y comida casera florecen muchos


sentimientos y recuerdos. En las respuestas se hace presente la añoranza
por el pasado, reviviendo en pocas palabras lo que en el fogón se hacía, el
proceso de preparación y la conservación del aliño por parte de su abuela,
para su posterior uso en las comidas.

Otros espacios de encuentro de esta vida en el campo fueron los


jagüeyes, huertas, abras, enramada, corrales y las majadas. Sobre esta
última le preguntamos ¿Qué había en la majada de los hatos? y su
respuesta fue:

“(…) bueno la majada de los hatos significa limpiar todo el monte


y dejar solo los árboles, ¿me explico?, quitar todo el monte bajito
y dejar los arboles parado, eso es lo que había en la majada (…)
para darle un frente limpio a las casas pues, eso era majada para

Refiere a la señora Lina Rosa Leal García, esposa del señor Antonio García.
50
darle un frente limpio a las casas, y creo yo que su condición era
pa ver más lejos quien venía o despejar el área o los animales pa
cuando salieran del monte y vinieran a recogerse allí de tarde pa
después pasarlos pal corral, entendéis era más fácil las labores de
arriar los animales, de traerlos pal corral así (…) En esos hatos
limpiábamos los patios pa que cuando el calor estaba muy fuerte
colgábamos las hamacas debajo de los árboles y allí dormíamos
cuando veníamos del colegio sino había tarea que hacer, porque
siempre en todo momento, casi siempre teníamos una tarea que
hacer en los hatos”. (García, 2011).

Las majadas constituyeron un espacio amplio ubicado entre la casa


de hato y el abra que conduce al portón; su finalidad fue generar una gran
sombra con un ambiente mucho más fresco para el descanso de
campesinos y animales, según lo referido en la entrevista también era un
lugar estratégico para la vigilancia del camino, el portón y abra, pudiendo
avisar con tiempo si alguien se avecinaba.

Podemos asegurar que este cúmulo de vivencias suscitadas en


Cuina, se repitió de igual manera en los hatos que conformaron el núcleo
rural en San Isidro y su entorno, impregnando a sus pintorescas vivencias
la cotidianidad del sector.

4.3. La Iglesia se Apropia del Hato San Isidro

En párrafos anteriores indicábamos que ya en 1761 se sugiere que a


los eclesiásticos se les exija el cobro de todos los impuestos, puesto que,
aparte de poseer sus haciendas y comercios también controlaban de
forma directa o indirecta la producción del resto de haciendas y hatos a
través del cobro de los censos redimibles, obras pías, cofradías, lo que se
infiere directamente en el producto transformado en la moneda circulante.

En el mismo orden de ideas, planteamos que la iglesia


progresivamente se fue posicionando en lugares estratégicos, no solo de
manera comercial sino hacia las creencias y luego tradiciones de los
pueblos sabaneros, que devotamente honraban a sus santos patrones,
celebrando sus festividades bajo la observación cercana del clero.
El 4 de junio de 1888, el Gobierno Superior Eclesiástico concede 40
días de indulgencia a todo aquel que visite las estaciones del Vía Crucis en
la Capilla de San Isidro, según indica el documento resguardado en el
Museo Comunitario “La Rosita” a cargo de la señora Rosa de Acevedo, en
el cual se reseña lo siguiente:

Indulgencias

Gobierno Superior Eclesiástico

Maracaibo: 4 de Junio de 1888

Cuando concedimos permiso para


establecer el Vía-Crucis erigiéndolo
canónicamente en la Capilla de San Isidro, á
solicitud del Venerable Cura, á cuya
jurisdicción pertenece aquella iglesia filial, fué
con todas las gracias, privilegios é
indulgencias que ha concedido la Sede
Apostólica al Vía-Crucis, siendo éstas
innumerables y el ejercicio piadoso más
enriquecido con ese tesoro emanado de los
méritos de N. Señor Jesucristo.
Nos, por nuestra parte, accedemos á
las suplicas que nos hace la sociedad “San
Isidro”, concediendo cuarenta días de
indulgencias á los que piadosamente visiten
cada estación de esa Vía Sacra.
Román Obispo de Mérida
Por mandado de S.S. Yltma
Dr. Nicolás M. Olivares. Secretario.
Es copia fiel de su original

Según el documento, hubo una anterior autorización al señalar,


“Cuando concedimos permiso para establecer el Vía-Crucis erigiéndolo
canónicamente en la Capilla de San Isidro”; luego, mediante la anterior
autorización, se otorgan las indulgencias a aquel que recorra las
estaciones de la Vía Sacra, del mismo modo hace referencia a la
“Sociedad San Isidro”.

Esta asociación será antecesora de la Sociedad Culto a San Isidro, la


cual se funda 1908, funcionando bajo la protección de María
Inmaculada51; en este sentido, la señora Rosa de Acevedo afirma que
existe un documento fundacional el cual se encuentra extraviado y que
señala a las familias Ferrer, González, Pirela y otras como fundadoras de
esta sociedad.

En relación a la misa y otros actos religiosos, comenta el señor José


Rosales que para la segunda década del siglo XX, era el padre “Eleodoro
Núñez un sacerdote encargado de aquí y que venía a caballo, en los días
de fiesta se quedaba y después se iba y volvía cada quince días, me
supongo que era de la basílica, porque esto perteneció a la parroquia san
Juan de dios, después parroquia Chiquinquirá”.

El 27 de abril de 1922 el señor Andrés Galbán vende el Hato San


Isidro al presbítero Heliodoro Núñez, señalando:

“Conste por el presente documento como yo Andrés Galbán, mayor


de edad i vecino del municipio Chiquinquirá de este Distrito,
procedo como persona hábil a vender como vendo, pura e
irrevocablemente al señor Presbítero doctor Heliodoro Núñez,
mayor de edad i vecino del municipio Bolívar de este Distrito, sin
reserva alguna i con todas sus adherencias i pertenencias por
precio de tres mil doscientos Bolívares que he recibido a mi
satisfacción, el hato o casa de campo denominado <<San
Isidro>>, situado en el partido Ancón Alto, jurisdicción del
municipio de mi vecindario que consta además de potreros, huerta,
seis aguadas, una pequeña masa de ganado cabruno i su
correspondiente título de hierro i señal, los terrenos en que está
situada esta posesión son propios, según documentos que entrego
al comprador i linda al Norte, con hato <<La Rinconada>> de la
sucesión de Fermín Bravo; al Sur, hato <<San Antonio>>, al este,
Hato <<San Dimas>> i al Oeste, hato <<El Ancón>> (…) y libre
de todo gravamen traspaso en el comprador todos los derechos de
dominio, propiedad i posesión que a dicha finca tengo”52.

En referencia al padre Núñez, agrega el señor Rosales:

51
Datos de la ficha de pre-inventario Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), tomado del
informe cronológico previo a la restauración de la iglesia vieja de la comunidad de San
Isidro realizada por la Alcaldía de Maracaibo en el año 2005, Arquitecta Leyla Cuenca.

Oficina Subalterna de Registro del Distrito Maracaibo. Protocolo 1, Tomo 1, Número


52

114, Folio 76.


“(…) dicen que ahí mismo en el hato San Isidro cuando nosotros
llegamos en el año 49, en el pie de un dividivi había como una olla
así que se veía que habían sacado tierra, dicen que el entierro lo
sacó el padre ese, el padre Núñez”.

Trasmitía lo que se comentaba a su llegada a la comunidad en 1949


y lo que el presenció al observar el hueco cercano a las ruinas del hato. El
10 de agosto de 1923 el presbítero Heliodoro Núñez vende el hato San
Isidro a Monseñor Marcos Sergio Godoy, Obispo del Zulia:

“Yo, Presbítero doctor Heliodoro Núñez, mayor de edad, sacerdote


católico, con actual residencia en esta ciudad de Maracaibo, declaro
que he vendido pura i simplemente al doctor Marcos Sergio Godoy,
mayor de edad, Obispo de la Diócesis del Zulia, lugar de su
residencia, el hato o casa de campo de mi propiedad situada en el
partido Ancón Alto, jurisdicción del municipio Chiquinquirá de este
Distrito, compuesta de casa de habitación, potrero, huerta, seis
aguadas i algunos animales de ganado vacunos y cabrunos,
marcados con el hierro i señal de mi propiedad, que se incluyen en
esta venta. Esta casa de campo generalmente conocida con el
nombre de <<San Isidro>>i comprende la extensión de terreno
que indica la documentación relativa a la propiedad, i es la misma
que compré a Andrés Galbán (…) i con ese título he verificado esta
venta por el precio de tres mil doscientos bolívares, que ya recibí El
nombrado doctor Godoy me ha pagado ese precio, que ha sido
recolectado entre los vecinos del partido donde está ubicado el
inmueble, para que este pertenezca exclusivamente a la Iglesia del
Zulia, i en tal virtud ese inmueble no puede ser enagenado ni
gravado en ninguna forma, sino únicamente en el caso que el
templo de aquel lugar necesite una reparación total, i que ésta no
pueda efectuarse por falta de medios. Y yo, doctor Marcos Sergio
Godoy en mi carácter de Obispo de esta Diócesis declaro que he
verificado esta negociación en la forma escrita i que en
consecuencia me obligo a cumplir las cláusulas de este
documento”53.

Según este documento, el hato estuvo en posesión de presbítero


Heliodoro Núñez por un lapso de quince meses, en propiedad de la Iglesia
del Zulia con el dinero aportado por los lugareños. De ahí que será la
Diócesis, a cargo del Obispo Marcos Sergio Godoy54, quien dispondrá de
sus bienes materiales y tierras. También goza de apoyo de los feligreses
que con la devoción a San Isidro Labrador, patrono de los agricultores, se

53
Oficina Subalterna de Registro del Distrito Maracaibo. Protocolo 1, Tomo 1. Número
208.
54
Tercer Obispo del Zulia, toma posesión de la diócesis en 1920; creador del seminario,
palacio episcopal, la iglesia San José y otras obras en la Diócesis.
congregan para dar gracias por sus tierras y cosechas en el oratorio del
hato, controlado totalmente por el clero, bajo la tutela de la Parroquia
Chiquinquirá y San Juan de Dios.

4.4. Las fiestas en Honor a San Isidro, el Santo Patrono

El artículo “Las Mazorcas de San Isidro”55 ofrece una “narración


retrospectiva de la fiesta de San Isidro en el caserío de su nombre, en las
Sabanas de Maracaibo” (1965: 721).Refiere que los suelos áridos
característicos de la sabana, con esfuerzo y años de labor, han creado un
oasis como hogar de las familias que descienden de los fundadores y con
su arraigo campesino luchan en el campo como la herencia más valiosa.

Añade que, entre los hatos, en Buena Vista 56dominó el paisaje con
sus cultivos y gran variedad de plantas ornamentales que adornan los
jardines bajo el cuidado de Aura María, haciendo de esas grandes
extensiones de tierra un pequeño paraíso, a los lados del camino que lleva
de la puerta de tranca a la casa hay árboles frondosos, brindado refugio a
los campesinos y pájaros del fuerte calor.

De la puerta de la pequeña iglesia en culto a San Isidro Labrador,


continúa, se visualizan las majadas de “Hato Grande”, propiedad de Elías
Bravo, quien con su fe trabajó esas tierras para el sustento familiar. A
causa de la poca lluvia, perdió sus siembras y sus ganados se diezmaron
por la peste, acorralados por la hipoteca y deudas Victoria Molina, su
esposa, depositaba junto a su marido Elías, la confianza en San Isidro
cuyas fiestas estaban próximas.

Continúan narrando que para los preparativos de las fiestas, Aura


María tenía a su cargo un grupo de muchachitos para la primera comunión

55
David Belloso (1965).Obras Completas.
56
No hemos encontrado referencia oral o documental sobre el hato Buena Vista cercano
a San Isidro, tenemos conocimiento del hato Buena Vista en los cerros del mismo
nombre.
y un matrimonio; en el pequeño templo entraban y salían los sacerdotes
de Maracaibo que venían a honrar al patrono con sus misas, músicos,
cantores y fuegos artificiales. Desde la mañana del 15 de mayo, el
oratorio, ahora templo, atraía la atención de ganaderos, campesinos,
citadinos y comerciantes que armando sus chocitas vendían sus
productos, comida, dulces caseros y artesanía, a la espera del acto
solemne.

En Hato Grande, sus dueños Elías y Victoria, sentían el olor a lluvia


traído por el viento junto al repique de campana llamando a la procesión
del patrono por sus dominios, el cual trajo consigo la fuerte lluvia que
regó todas las tierras adyacentes, regando consigo los maizales de Bravo.

En el informe titulado “Reseña Histórica de la Comunidad de San


Isidro”57, según los señores José Rosales, Hernán Acevedo58 y Rosa de
Acevedo, un grupo de vecinos conformaron la “Junta Pro-Templo”,
dedicada a las diligencias y recolección de fondos para la construcción del
nuevo templo. Tras la culminación de la iglesia esta organización pasó a
llamarse “Junta Pro-Feria”, encargada de planificar, organizar y coordinar
todas las actividades concernientes a las fiestas de San Isidro.

Al preguntarle al señor José Rosales cuales vecinos contribuían a la


organización de las fiestas, respondió:

“(…) si como no, te puedo nombrar Aspiridato González de los


muertos, a Lucas Torres, a Carmelo Mariducci un italiano, a Pepe
Bartigielli, te puedo nombrar a Rubén Urdaneta, a Atilio Urdaneta,
¡a Miguel Rosales mi hermano!, vivos quedamos Manuel Torres,
Narciso Sotulno y María de Sotulno, ellos ya están bastante
enfermos pero quedamos vivos 4 o 5, yo creo que de un grupo
de 16 quedamos como 4 o cinco vivos, que éramos los que
seguíamos la festividad e inclusive terminamos ese templo, el
templo nuevo que hay allí”. (Rosales, 2012).

57
El informe no presenta autor ni fecha de elaboración.
58
El señor Hernán Acevedo, nacido en Maracaibo el 19 de diciembre de 1950, vive en la
comunidad desde el 23 de noviembre de 1988.
Al referirse al nuevo templo, señala una edificación construida justo
al lado de una edificación con estilo de hato que sirvió de casa para los
sacerdotes, conocida como “casita cural”, que estuvo ubicada al lado
derecho de la vieja iglesia, conocida como el oratorio del hato San Isidro.
Sobre la iglesia nueva acota:

“(…) nosotros por insistencia de Carmelo Mariducci el italiano y


Lina de Mariducci nos incentivó y nos motivó para que
trabajáramos y termináramos, he lo agarramos en el 72 y lo
entregamos en el año 83 terminado sin que el gobierno pusiera
medio para eso (…) nosotros lo agarramos en el año 72 y en el
año 83 se lo entregamos a la arquidiócesis de Maracaibo, estee
listo porque eso lo empezaron en el 68 y lo dejaron abandonado
una familia de aquí”. (Rosales, 2012).

En las siguientes imágenes se puede observar la iglesia vieja de San


Isidro antes de la remodelación59, al fondo la iglesia nueva y a la derecha,
la fachada actual de la pequeña capilla.

En la siguiente imagen60 se observa la referida casita cural, la cual


fue demolida; en ella se hospedaban los sacerdotes que visitaban la
capilla, también allí llegó la familia Rosales en 1949 cuando se trasladaron
del hato Cardón a San Isidro; posteriormente, la habitó la señora Ofelia
Garrido quién era catequista de un grupo de niños, preparándolos para la
primera comunión y participando en las fiestas patronales y organización
de las ferias.

59
Fotografías propiedad del Museo Comunitario “La Rosita”.
60
Fotografía propiedad del Museo Comunitario “La Rosita”.
En la entrevista sobre las ferias de San Isidro, la señora Rosa de
Acevedo (2012), indica:

Juan Bracho, en adelante JD: ¿y las ferias?

Rosa de Acevedo, en adelante


RA: habían ferias y la gente a
través de ese camino real iban a
dar a la paz al laberinto a todos
esos sitos donde llegaban a san
Isidro

JD: ¿y qué juegos hacían allí?

RA: ¿juegos? Los caballitos, el


juego donde tiraban el aro para las botellas, venían los fotógrafos
con caballitos forrados en piel y fotografiaban a las personas, se
también que habían unos juegos muy tradicionales, en una
oportunidad hicieron el juego de alcanzar la banderita y la
banderita la pusieron en una mata de Lara antiquísima que había
en ese jagüey61

También sobre estas ferias relata el señor Regino García (2011):

Juan Bracho, en adelante JD: ¿y cómo eran las ferias antes?

Regino García, en adelante RG: bueno muy bonitas, muy


agradables, la gente se engalanaba como la gran fiesta que
teníamos nosotros en aquel tiempo, pero después cuando se
empezó a comercializar la plaza, cada feria se detuvo lo

Jagüey ubicado en la intercepción del camino real con la carretera de bifurcación Tulé-
61

Planta C.
autóctono por hacerla más propagandística, con el sentido
comercial de vender la plaza, de vender cerveza que es el
objetivo, ya eso dejó de ser fiestas patronales, en si locales pa
pasar a ser fiestas comerciales, entonces así se perdió la fe
popular en la atracción de la feria, como la feria de San Isidro,
¿entendéis? Como la fiesta patronal de San Isidro, en cambio se
iba a ver el conjunto que tocaba más bonitos, más muchachas…
en total ya la iglesia pasó a ser un segundo plano.

JD: ¿qué atracciones había en la feria?

RG: bueno había cochino encebao, el palo enrredao, carrera de


enmochialos…

JD: ¿vos llegaste a concursar?

RG: no, en ninguna de esas actividades. Uno era montuno,


montuno real.

Por su parte la señora Felicita Bravo62(2016) narra su experiencia


de la siguiente manera:

Juan Bracho, en adelante JB: ¿Usted ha oído hablar de las ferias


de San Isidro?

Ofelia Bravo, en adelante


OB: ¡Claroo que yo he oído
hablal de las ferias de San
Isidro!, nosotras éramos unas
de las que nos íbanos como a
las ocho nueve de la mañana
todos pa San Isidro pa la feria
pa ayudar a mi abuelita que
tenía una enramada muy
grande allá, lo que le decían
antes enramada y allá ella ponía toda, todo lo que iba a vender los
bollitos, las arepas de coco, los besitos, las arepas de queso, estee
empanadas, arepas rellenas, jugos de toa clases, de tamarindo dee
hacían muchos jugos, de panela con limón y eso todo se vendía

JB: ¿y dónde estaba ubicada esa choza, en San Isidro, en qué


parte?

OB: eso estaba en el patio de San Isidro, en la parte dee, como le


digiera, no de esta lao sino del otro lado, de donde está ahora los
tanques del agua

JB: ¡aja!

62
La Señora Felicita del Carmen Bravo de Brett, nacida el 24 de agosta de 1950, en hato
Villa María, propiedad de sus padres, los señores Astolfo Bravo y Aura Soturno. Lugar
cercano al hato Los Membrillos, actual Sector Los Membrillos.
OB: aja por ahí estaba ubicada una enramada muy grande y
vendían de todo de todo

JB: ¿y qué recuerda de la feria de San Isidro, qué había, qué


hacían?

OB: noo, belloo, bello las ferias de San Isidro no se compara, no se


comparaba en ese entonces con otras ferias, eso era precioso y
mucho respeto, mucho respeto y la virgen, a San Isidro lo sacaban
eran los viejitos de antaño, hace muchos años, los viejitos de
antaño sacaban a San Isidro y le tocaban en la procesión, en la
puerta estaban y le tocaban ellos y lo llevaban y le caminaban la
procesión con ellos tocándole a San Isidro

JB: ¿dónde, su primera, la primera comunión la hizo usted en San


Isidro?
OF: ¡la hice en San Isidro, en San Isidro!, la hice no te voy a decir
la fecha porque no la recuerdo, pero sé que de once años hicimos
la primera comunión dos, que fue mi, una hermana mía llamada
María ella ya falleció y yo, estee hicimos la primera comunión en
san Isidro, llegamos a la iglesia a las ocho de la mañana, bueno ahí
en la iglesia viejita hicimos nosotros la primera comunión.

En pleno auge de las fiestas patronales, a mediados del siglo


pasado, los alrededores del pequeño templo eran adornados con papeles y
cintas de colores, palmas y ramas verdosas en forma de arcos, en cuyo
follaje acomodaban los productos cosechados en el campo, plátanos,
yucas, mangos, cocos, nísperos, cambures y caujiles.

En los campos adyacentes se organizaban los juegos criollos y


atracciones mecánicas; el ejército realizaba exposiciones de armamento
de guerra y algunos coleccionistas presentaban sus vehículos; los
ganaderos traían de La Paz, El Laberinto y otros lugares cercanos, sus
mejores ganados; las caballerizas presentaban sus caballos de paso para
las demostraciones de destreza.

No menos importante era el certamen para la elección de la reinas


de las ferias con hermosas mujeres que debían representar todo el
potencial que tenía el mundo agropecuario. Este certamen se realizaba a
través de un jurado que examinaba las cualidades y destrezas de las
participantes. En las siguientes imágenes63 se observa parte de la
celebración que realizaban con bailes de gala. Como se podrá apreciar, en
una de las tres pistas de bailes se observa la reina de la feria. También,
entre ellas, están las reinas de la feria, agricultura y ganadería, ante la
exposición de frutas, hortalizas y dulces caseros, que se solía representar
las fortalezas agrícolas.

Fotografías propiedad del Museo Comunitario “La Rosita”.


63
Las primeras comuniones, era otro acontecimiento en el marco de
las fiestas o en cualquier otra ocasión. Los niños del pequeño caserío o de
los hatos más lejanos, veían a prepararse a través de las catequesis y
luego recibir el sacramento en San Isidro. En la siguiente fotografía 64 se
observan varios grupos de niños luego de su primera comunión.

A pesar de ser valoradas las ferias como patrimonio de San Isidro,


hacia los años noventa fue disminuyendo su organización, debido al
aumento de conflictos generados porque la actividad religiosa se fue
mezclando con los juegos y el licor. En la actualidad, se están organizando
nuevamente las festividades, con el agrado de los fervientes vasallos,
quienes ante el silencio dejado por el ocaso de las ferias, aún llevan las
festividades en su corazón.

Trasmitidas generacionalmente estas creencias que perduran en la


memoria colectiva, en la siguiente fotografía podemos ver a un niño
luciendo el atuendo y barba de Isidro, marcando en su vida lo que
conocieron sus padres y lo que sus padres quieren que el niño reproduzca
en conducta y costumbres.

64
Fotografías propiedad del Museo Comunitario “La Rosita”.
De manera natural, los vecinos y extraños conservan en sus hogares
pequeñas estatuas, afiches o estampas del patrono como una oración
permanente rogando por su auxilio para la siembra, la salud, el trabajo, la
sequía y la lluvia.
En los casos representados en las anteriores fotografías, son
personas cuyos padres y abuelos traían a la iglesia cada 15 de mayo la
representación de San Isidro, como forma de mostrarle al patrono su total
fidelidad, ahora son los descendientes quienes por tradición siguen
trayendo las pequeñas imágenes.

Ha sido evidente la directa relación ente San Isidro con el campo, la


agricultura y los campesinos. En la comunidad este cúmulo de creencias
se ha extendido hacia las escuelas, dispensarios y comercios; lo cual
demuestra que quienes ejercen distintas actividades en la comunidad, son
herederos de aquellos que en el pasado enraizaron dichas costumbres.

En este caso, podemos visualizar el santo patrono en el trabajo


escolar de San Isidro, expuesto en una quincalla o tiendita de la
comunidad, como amuleto o veneración.

Durante las festividades mientras el santo se encuentra en su nicho,


varios ancianos indígenas entran, y frente a él recitan poemas, canciones
e improvisaciones en su propia lengua. En el acto solemne, uno de los
grupos más llamativos en su homenaje son los Wayuu, los cuales entran
al templo con sus herramientas de trabajo, machetes, picos, escardillas,
garabatos, palines, barretones y con el cabo de la pala van golpeando
fuertemente el piso al ritmo de sus tambores, cantando canciones en su
idioma. Aunque de ello no tenemos registro audiovisual ni fotográfico, si lo
hemos presenciado.

En el presente, los frutos del campo son llevados en cestas durante


la misa como ofrenda por los favores concedidos. En la primera imagen,
se puede observar una cesta llena de plátanos, topochos, naranjas,
mangos, ciruelas, caujiles, cocos y sobre ellos un machete. En la segunda
imagen, se observa sobre la mesa del altar un platón con maderas de
yuca en forma de cruz; en cada ángulo un puñado de caraotas negras,
arvejas, lentejas y frijolitos; debajo un papel escrito a mano con la
inscripción “Inteligente, Santo, Inocente, Digno, Respetuoso, Obediente”,
lo que evidencia como concibe la comunidad a su santo y patrón para
modelar las conductas de los vecinos.
En la anterior imagen, está representado San Isidro en su altar de
mapostería en la iglesia vieja, adornado por flores y un mantel blanco;
escoltado a la derecha por San José y a la izquierda por la Virgen del
Carmen; a sus pies, donde otrora estuvo la piedra de consagrar, está el
sagrario. Desde este, lugar el santo puede observar el camino real que
desde su frente pasa hacia el resto de los hatos de la sabana. Su nombre,
repetido todos los días por los que trabajan la tierra de la comunidad, le
piden favores, lluvia, fertilidad y abundantes cosechas.

4.5. En Torno a la Plaza Pública y las Tierras del Hato San Isidro se fue
Consolidando la Comunidad

En San Isidro, la construcción de su plaza data de los tiempos


cuando era un caserío hasta su actual emplazamiento de escenario
fundamental en la cotidianidad comunitaria. Además de espacio de
encuentro y recreación donde se socializan las relaciones vecinales; lugar
desde donde se irradian las calles; donde se concentran las actividades
comerciales y las instituciones públicas y se realizan los actos políticos,
festivos y religiosos. Sin embargo, aparte de servir de espacio de
socialización y elemento articulador de la vida pública, también se sigue
concibiendo como majada, lugar de refugio para los transeúntes ante el
fuerte calor y de descanso para los animales cuando regresan a sus
corrales luego de su pastoreo.

Los orígenes de la plaza se vinculan con la propiedad de la Iglesia


sobre las tierras pertenecientes al hato San Isidro. Las referencias
documentales remiten a la fecha del 13 de marzo de 1952, cuando el
Monseñor Marcos Sergio Godoy vende un lote de terreno al Estado,
destinado para la plaza del caserío San Isidro:

“Yo, Doctor Marcos Sergio Godoy, domiciliado en esta ciudad


y Distrito Maracaibo, en mi carácter de Obispo de la Diócesis
del Zulia, y de acuerdo con lo resuelto por el Capítulo
Diocesano, en sesión efectuada el 7 de febrero del presente
año, por el presente documento declaro: que en nombre y
representación de la Diócesis del Zulia vendo pura, simple e
irrevocablemente al Estado Zulia una porción de terreno que
mide cien metros por cada uno de sus lados Norte, Sur, Este
y Oeste, formando un cuadrado y que abarca una superficie
de diez mil metros cuadrados, ubicada en jurisdicción del
municipio Cacique Mara del Distrito Maracaibo de este
Estado, en el caserío llamado <<San Isidro>>, los linderos
de la referida zona son los siguiente: por el Norte, Este y
Oeste, terrenos del fundo “San Isidro” y por el sur, terreno
del mismo fundo destinado a plaza pública. La deslindada y
determinada zona de terreno forma parte de mayor
extensión del hato denominado <<San Isidro>>65”.

En el texto añade que dicho inmueble (San Isidro) corresponde al


mismo que fue sujeto de deslinde judicial, practicado por el juzgado del
Distrito Maracaibo el 19 y 23 de junio de 1934. El gobernador, coronel
Néstor Prato autorizó la cancelación de cinco mil Bolívares, a nombre de la
Iglesia del Zulia, para la adquisición del delimitado terreno, el cual
corresponde a la majada del hato San Isidro.

Alrededor de la plaza estaría ubicada la pequeña capilla acompañada


de la casita cural, los vestigios del hato, ya que para 1949, fecha en que
llegó la familia Rosales, la casa de hato, ubicada en la parte trasera de la
iglesia vieja, se hallaba en ruinas. Al respecto testimonia el señor José
Rosales:

“(…)ahí todavía se ven los vestigios donde estuvo el hato San


Isidro, dicen que ahí mismo en el hato San Isidro cuando
nosotros llegamos en el año 49, en el pie de un dividivi había
como una olla así que se veía que habían sacado tierra, dicen que
el entierro lo sacó el padre ese… el padre Núñez”.

Igualmente afirma el señor Rosales que otro conjunto de ruinas,


ubicadas en la parte norte de la majada, corresponde al hato El Hornito,
destinado a la elaboración de lozas para pisos, adobes y tejas66.

65
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Trimestre primero, Tomo 2, Número 165, Folios 233-234. (Destacado
en original).
66
Aparte de los vestigios sobre las ruinas, no hemos encontrado evidencias sobre la
existencia de este pequeño hato, por lo que suponemos que pertenecía al mismo hato
San Isidro (Nota nuestra).
En 1939 el gobierno construye la escuela Octavio Hernández en la
parte noreste de la majada de San Isidro; edificación que fue diseñada por
Efrén Valladares67. En 1953, se instala en la parte este de la plaza pública
el Dispensario Rural I.

Es de interés destacar que, además de los terrenos donde se


construyó la plaza pública, la venta de tierras del hato San Isidro por
parte de la Diócesis del Zulia, luego Diócesis de Maracaibo y
posteriormente Arquidiócesis de Maracaibo, además que fueron
configurando el nuevo espacio público del caserío, también la adquisición
de tierras se hicieron extensivas a particulares entre los años 1953 y
1964, como lo confirma la cadena documental, reseñada a continuación:

El 4 de febrero de 1953 vende parte de este terreno a Herminio


Pirela68 y a José del Carmen Pirela69.
El 10 de junio de 1955 vende parte del terreno del fundo al Dr.
Mario Martínez Villasmil70.
El 7 de marzo de 1956 vende parte de este inmueble a Amílcar de
Jesús Guillén71.
El 26 de abril de 1956 vende parte de este terreno del hato San
Isidro a Padrelio Pulgar72Manuel Ángel Pereira73.
El 8 de mayo de 1956 vende parte del terreno del hato San Isidro a
Marcos Evangelista Galbán Galbán74.

67
Testimoniado por los señores José Rosales, Hernán Acevedo y Rosa de Acevedo.
68
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Protocolo 1, Tomo 2, Número 56.
69
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Protocolo 1, Número 66.
70
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Protocolo 1, Tomo 6, Número 98.
71
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 7, Número 123.
72
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Protocolo 1, Tomo 3, Número 52.
73
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 4, Número 57.
74
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 4, Número 87.
El 28 de mayo de 1956 vende parte del terreno de este fundo a
Guillermo José Medina75 y a Alcides Inciarte Bracho76.

El 25 de julio de 1956 vende parte de este terreno a Ángel Ramón


Marín77; a Melania de Medina78; a José (ilegible)79 y a Carlos Luis Medina
Morillo80.
El 14 de agosto de 1956 vende parte de este terreno al Dr. Jesús
García Arenas81.
El 17 de agosto de 1956 vende parte de este terreno a José del
Carmen Wilhelm Bravo82.
El 21 de agosto de 1956 vende parte de este terreno a Manuel María
Molero Barboza83.
El 29 de agosto de 1956 vende parte de este terreno a Jesús Esteva
Parra84.
El 3 de septiembre de 1956 vende parte de este terreno al Bachiller
Néstor Mena85.
El 6 de septiembre de 1956 vende parte de este terreno a Eduardo
Emiro Sánchez Soto86.
El 6 de octubre de 1956 vende parte de este terreno a Manuel Ángel
Fuenmayor87.

75
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 1, Número 108.
76
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 6, Número 34.
77
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 3, Número 32.
78
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 3, Número 30.
79
Ilegible.
80
Ilegible.
81
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 1, Número 110.
82
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 2, Número 115.
83
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 1, Número 122.
84
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 5, Número 110.
85
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 1, Número 154.
86
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 8, Número 74.
El 18 de julio de 1957 vende parte de este terreno a Pedro Elías Tang
Barrios88.
El 28 de marzo de 1960 vende parte del terreno a la Sociedad de
ayuda de Ancianos y Desamparados89.
El 30 de septiembre de 1964 es hipotecado el inmueble a la
Corporación Venezolana de Fomento90.

Sostiene el señor Regino García que para la década del 60 las calles
del caserío eran las abras de los hatos y haticos, cuyos caminos
convergían en el centro de San Isidro. El camino hacia el norte, era el
abra de los hatos El Cristo y Rinconada; al norte, el abra del hato Tinedo y
el camino real; al este, las abras de los hatos Cuina y San María, que
comunicaba San Isidro con la carretera Maracaibo-La Concepción en el
lugar conocido como la “Gran Parada”, (…) esa era la entrada principal,
por el frente había un abra”, y acota:

“Había otro camino hacia atrás y hacia el lado izquierdo que era
por donde venía la gente que se le dice de la costa del monte, la
gente de Ancón, que venían todos a dar a San Isidro”. (García,
2011).

El camino a la izquierda nombrado por el señor García, corresponde


al brazo oeste del camino real, que conduce al hato Ancón, Jagüey
Sabana, Curarire y los demás hatos anteriormente nombrados.

En 1972 el Instituto Nacional de Obras Sanitarias adquiere el hato


Cuina para la construcción de la Carretera de bifurcación que parte desde
el embalse de Tulé hasta la planta de Tratamiento Alonso de Ojeda (Planta
C), a lo que refiere el señor Rosales:

87
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 8, Número 6.
88
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 1, Número 32.
89
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 9, Número 124.
90
Documento registrado en la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Distrito Maracaibo. Tomo 8, Número 138.
“(…) esa nace en el año 72 cuando Caldera inaugura la represa
de Tulé, Hidrolago parte de allá, de bifurcación tiró una carretera
fíjate que va directo a la planta, ahí fue donde tumbaron el hato
Cuina”. (Rosales, 2011).

Esta nueva vía pasa en medio de la plaza pública dividiéndola en dos


extensos terrenos; además, abre un camino directo hacia la carretera
Maracaibo- La Concepción, la cual existía desde 1941.

Años más tarde, el 21 de junio de 1983, el señor Néstor Núñez


Oliveros vende a Robinson Moran, una casa tipo quinta, con paredes de
adobes techo de zinc y piso de cemento, la cual poseyó desde el 26 de
abril de 1974, ubicada en el lugar conocido como San Isidro, cuyos límites
son: al norte, propiedad que es o fue de Adelso Ferrer; al sur, Iglesia San
Isidro; al este, majada de San Isidro y al oeste, terrenos ejidos. El lugar
donde se encuentra la casa es conocido como hato Altamira o lo de
Núñez91.

El 9 de mayo de 1988, Monseñor Domingo Roa Pérez, vende a la


Sociedad Mercantil MODICA C.A. una parcela de terreno propiedad de la
Arquidiócesis de Maracaibo, conocida como hato Santa María, limitando
por el norte, con terreno que es o fue de los hermanos Jorge y Benito
Acosta y el camino real de San Isidro; por el sur, hato Cuina; por el este,
con terreno que es o fue de Jesús Esteva Parra y por el oeste, vía Tulé-
Planta C92.

El 27 de mayo de 1988, Monseñor Domingo Roa Pérez vende a


Hernán Acevedo una parcela de terreno ubicada en el lugar denominado
San Isidro, limitando al norte con terreno de la Arquidiócesis de
Maracaibo; al sur, vía pública; al este, Grupo Escolar “Dr. Octavio
Hernández” y comandancia policial; al oeste, con la carretera de

91
Notaría Pública Primera de Maracaibo. Número 39, Tomo 31.
92
Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del Distrito Maracaibo. Protocolo
10, Tomo 11, Número 33. Hasta ahora no hemos encontrado documentación en el cual
se especifique la adquisición del vecino hato Santa María por parte de la iglesia de
Maracaibo, por lo cual podemos afirmar dicho hato fue erigido posteriormente o fue
adquirido conjuntamente con San Isidro en 1923. (Nota nuestra).
bifurcación Tulé-Planta C. La parcela pertenece a una extensión de terreno
conocido como hato san Isidro93.

El 15 de agosto de 1995, Rafael González vende a Julio Romero y


María de Romero una granja que poseyó desde 1976, cuyos límites son: al
norte, la propiedad de Augusto Galbán; al sur, de Jesús Bravo; al este, de
Isidro Urdaneta y al oeste, de Isidro Cubillán94.

En 1996, el Alcalde Fernando Chumaceiro inaugura dentro del


terreno de la plaza, el Pre-escolar “Monseñor Domingo Roa Pérez”,
nombre que, a petición del Ministerio de Educación, fue sustituido por
“Madre Candelaria de San José”. En el mismo año, al este de la plaza, se
instala la Jefatura Civil. De esta manera, ocurrió el paso de caserío de
hatos y haticos a la comunidad de haticos, parcelas, instituciones públicas
y religiosas, agrupadas desordenadamente en torno a la plaza.

En la actualidad, enclavada en el corazón de la comunidad, se


encuentra la plaza pública, teniendo al norte, el hogar de los señores
Hernán y Rosa Acevedo donde se localiza el Museo Comunitario “La
Rosita” y el Club de Ancianos y Discapacitados “Padre José Palmar”;al
lado, la comandancia policial y la escuela “Dr. Octavio Hernández; al este,
el Pre-escolar “Madre Candelaria de San José”, la cancha deportiva, la
Intendencia de Seguridad Ciudadana y el MERCAL; al sur, el camino real y
al este, la iglesia vieja, la plazoleta de juegos, la iglesia nueva, los salones
parroquiales, el hato Altamira y los pozos de agua.

93
Sin foliar ni numerar.
94
Notaría Pública Segunda de Maracaibo. Tomo 126, Número 15.
CONCLUSIONES

Los resultados de la investigación evidencian que abordar los


estudios de historia local posibilita dar cuenta de realidades históricas que
han sido soslayadas por el discurso científico. De este modo, es notoria la
pervivencia del desconocimiento de los procesos históricos y cotidianos
materializados en cada comunidad local. Estos responden a complejos
entramados socioeconómicos y culturales, construidos y reconstruidos
por las hechuras humanas cargadas de memorias ancestrales heredadas
generacionalmente a través de oralidades y prácticas.

A propósito de las memorias ancestrales, poco se conoce sobre la


influencia de las originarias tierras indígenas en el levantamiento de la
ciudad colonial de Maracaibo y, menos aún, de estudios que refieran a las
dinámicas que establecieron en la sabana que bordea toda su periferia
oeste y se desplaza hasta la sierra de Perijá. Sobre las dinámicas y
articulaciones que lograron establecerse en los primigenios territorios
indígenas, debido a sus recorridos cotidianos por las naturales rutas de
tierra y agua, se asentaron los europeos para conformar el entramado
social y económico.

Del conjunto de propiedades coloniales en la sabana de Maracaibo,


el hato San Isidro constituye un caso emblemático. Fue erigido durante la
colonia y a mediados del siglo XX, a su alrededor, existe un pequeño
caserío y, décadas más tarde, es una comunidad consolidada.
Actualmente, el espacio donde están las ruinas del hato, la iglesia, la
plaza, las edificaciones oficiales y las casas que le circundan, es
denominado por los vecinos el Centro Histórico.

Bordeado por rutas de agua y tierra, durante el periodo colonial el


camino real de San Isidro partía desde el centro de Maracaibo hacia el
oeste, rumbo a Valledupar (Colombia). Este era el mismo camino utilizado
el 1 de septiembre de 1531 por Ambrosio Alfinger, el cual partió desde
Maracaibo al oeste, llegando a la serranía de Perijá y luego pasó al Valle
de Upar. Posteriormente, en el siglo XVII, se conoce que el camino de San
Isidro se une con el camino de Perijá cerca del hato Belén, también
conocido como Santa María de Belén, en el Sitio del Jobo.

El primer tiempo histórico que se aborda en esta investigación,


referido a los años 1555-1775, confirma en la sabana de Maracaibo la
relación entre el hato San Isidro y el Camino Real. A partir de la presencia
de caminos de tierra que comunicaban con ríos, riachuelos, ciénagas,
jagüeyes y caños, desde inicios del siglo XVII los europeos fueron
ocupando la parte oeste de la extensa sabana de Maracaibo. De este
proceso que emergió de la posesión, uso y tenencia de tierras,
inicialmente surgieron los “sitios de hatos” y el afianzamiento del
escenario colonial derivó en la presencia de hatos, algunos con extensas
propiedades de tierras. Con el transcurrir de los siglos, progresivamente,
ya formaban pequeños caseríos.

En torno al camino trazado por los indígenas y usado por Alfinger, fue
erigido el hato San Isidro, sin lograr conocerse su fecha de creación,
aunque señalan siendo 1555 la fecha indicada por los moradores, teniendo
como referencia las correspondencias emitidas desde los predios del hato
entre Esteban Aguilar y su hijo Julián Aguilar.

Las correspondencias entre Andrés Gallardín con distintas


instituciones reales a principios del siglo XVII, devela la existencia de
actividad social y económica en el mismo espacio geográfico donde se
encuentra el hato San Isidro, articulado por el camino mencionado
anteriormente.

Durante la visita pastoral del Obispo Mariano Martí por la sabana de


Maracaibo donde recorre poblaciones aledañas y visita a oratorios de los
pueblos de misión la Villa del Rosario, Inmaculada Concepción de Nuestra
Señora de Tintiní, Nuestra Señora de Belén de Piche, San Fidel de
Tinacoa, la investigación ha demostrado que no visita el oratorio de San
Isidro, a pesar de que los habitantes de San Isidro lo certifican; como
tampoco el hato Ancón ubicado al norte de San Isidro, pues la
documentación refiere al sitio Ancón ubicado en La Cañada.

Durante el segundo tiempo histórico, 1822-1834, se demuestra que


para estos años ya el hato San Isidro era un elemento cohesionador del
espacio histórico local bajo su influencia geográfica, económica y religiosa.
Específicamente durante año 1822, hay indicios que en los predios del
hato se hicieron presente algunas escaramuzas bélicas anteriores a la
batalla naval del lago de Maracaibo95. En todo caso, su importancia para
época se evidencia en el censo poblacional del año 1834 que muestra un
inventario del hato San Isidro96 y en el entorno inmediato pervive su
influencia en la memoria histórica, así como su camino real en el lejano de
la costa lacustre.

Tras el largo proceso colonial y luego de independencia, las familias


blancas descendientes de la nobleza española, incrementan su poder
político y económico debido a la tenencia de grandes extensiones de
tierras productivas, agrupadas en las haciendas y los hatos.

Por ejemplo, Felipe Casanova adquiere el hato San Isidro en el año


1806; desde 1833 las tierras en torno a los hatos Arazaure y La
Concepción y en 1841 la hacienda Chirurí en Gibraltar. Además de otros
bienes, con estas propiedades fortalece su poder político y económico que
ejerce desde Maracaibo apoyado en las extensas propiedades de tierras en
el oeste de la sabana de Maracaibo y del sur del lago.

95
En la Sabana de Maracaibo tras la invasión de la ciudad en 1822 por parte del Capitán
Juan Ballesteros y el Coronel Lorenzo Morillo, estas escaramuzas preceden la batalla
naval del lago de Maracaibo.
96
Según señala la Señora Rosa de Acevedo, directora del Museo Comunitario “La Rosita”
y el Señor José Rosales Cronista de la comunidad, existe un censo poblacional en el cual
aparece reflejado un inventario del Hato San Isidro como propiedad de la familia
Casanova.
Es el caso que San Isidro y las tierras inmediatas a Arazaure y La
Concepción se constituyen en puntos neurálgicos de penetración del
espacio y establecer relaciones entre los hatos de los Partidos, Ancón
Bajo, Ancón Alto, Sabaneta Larga, Macandona, Jobo Bajo, Jobo Alto y
Cañada Alta, teniendo contacto con la ribera lacustre por Maracaibo o los
partidos Cañada Baja y Monte Claro Alto.

Estos hatos sabaneros impulsados por el capital de las élites criollas


establecidas durante la colonia y convertidos en empresarios que
invirtieron luego de la independencia, contribuyeron a la reconfiguración
del espacio, además de territorios estratégicos para las relaciones
comerciales, políticas y militares desde el interior de la sabana hasta la
ribera lacustre.

La presencia de la iglesia católica se ha hecho evidente en la


comunidad de San Isidro, primeramente con el cobro censos, cofradías y
obras pías; simultáneamente la apropiación religiosa de los pobladores se
afianzó con la devoción a San Isidro y las posterior adquisición de la
propiedad por parte de la Diócesis de Maracaibo. Siendo esencial este
acontecimiento para la conformación de la comunidad con las
características distintivas de nicho religioso y enclave de la iglesia católica,
a cuya necesidad se fue configurando la comunidad con estilo de
pueblecito.

Estos escenarios de hatos alejados del enclave marabino reflejaron


la realidad política suscitada para la primera mitad del siglo XIX, la batalla
de Jagüey Sabana representó un hecho significativo para la comunidad;
en este caso, no hayamos registro documental y pocas orientaciones
orales relacionados con los hechos bélicos ocurrido en el espacio de San
Isidro, esta situación contraria a esclarecer lo sucedido ha generado
nuevas interrogantes.
La conformación del espacio social en el Partido Ancón Alto durante
el siglo XIX, demuestra la articulación de hatos en función a los “sitios” u
oratorios de relevancia, dando origen a los caseríos en la sabana; en el
caso de San Isidro gravitaron en su entorno los hatos El Cristo, Tinedo,
Santa María, San Dimas, San Antonio, Punta Caimito, San Eduardo, El
Ancón, La Rinconada, La Retirada, El Rinconcito, Hato Grande, El Ébano,
El Manglar, El Hoyito, Estrella del Valle, Los Membrillo, El Descanso, Cuina
(Quina), San Antonio, de igual manera los hatillos y casas sin nombre.

Los apellidos Nava, González, Osorio, Soturno, Urdaneta, Atencio,


Bravo, Pirela, Delgado, Villasmil, Aizpúrua, Puche, Espinoza, Fernández,
Ferrer, Fuenmayor, Vílchez, Torres y Galbán, cuyas familias habitaron los
hatos circundantes determinaron la conformación de las comunidades
circunvecinas, dando origen a la mayoría de sus habitantes; en el caso de
la familia Galbán habitaron el hato San Isidro desde 1864 hasta 1922 y
posteriores vecinos del caserío.

Los rasgos históricos ancestrales visibles en las cotidianidades,


reflejan toda la carga histórica-cultural que yacen en el sentir y hacer de
la comunidad; las representaciones religiosas y las manifestaciones de fe,
dan muestra de las herencias campesinas heredadas de nuestros pasados
europeos, representado en la veneración de San Isidro, y la herencia
indígena reflejada en la devoción y cuidado hacia la tierra que nos da de
comer.
En cuanto al tercer tiempo histórico, 1923-2013, extenso período
donde transcurre la transformación del Hato San Isidro en caserío y con el
transcurrir de los años en la actual comunidad de San Isidro, remite a
evidenciar que cómo las tierras del hato fueron dando paso a la venta de
parcelas que condujeron al caserío y la posterior instalación de espacios
públicos que conformaron el actual centro histórico de la comunidad.

Igualmente, la religiosidad colonial en torno a la vida hatera, ha sido


una herencia ancestral que marcó la vida rural del caserío en torno a San
Isidro. Más precisamente, aun siendo caserío hasta las décadas finales del
pasado siglo, la religiosidad popular expresada en sus fiestas y ferias
patronales, reconocidas por su valor patrimonial e histórico cultural, se
mantienen vivas en la memoria colectiva.

Índices de Referencias

Documentales Manuscritas

ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN

Año 1642. Sección Tierras, Letra G, Número 3, Folios 13.


Año 1628. Sin foliar. Andrés Gallardín solicita la composición de las tierras
llamadas Sabana de Las Cruces; haciendo mención a los hatos el Totumo,
El jobo, el Jobito y la Sierra de las Lajas.

Año 1630. Sin foliar. Andrés Gallarín, solicita a Don Juan de Meneses,
información de las diligencias sobre las tierras, sabanas, sitios de hatos
que posee en términos de esta ciudad, con sus linderos y para saber si
son de perjuicio de naturales o terceros.

ACERVO HISTÓRICO DEL ESTADO ZULIA

Año 1834, Tomo III, Número 8. Documentos Relativos al Censo


Poblacional, Partido Ancón Alto.

ARCHIVO DEL REGISTRO PRINCIPAL DE MARACAIBO

Sección: Judiciales y Civiles; Tomo: 75; Número: 17, Fecha: 03-mar-1834


al 15-mar-1834. Recusación Propuesta por José Avenzur contra Felipe
Casanova, juez de comercio, en el juicio de quiebra de Jesús Espina.

Sección: Judiciales y Civiles; Tomo: 52; Número: 13, Fecha: 13-sep-1831


al 04-agos-1849. Demanda por Felipe de Casanova contra José María
Ferrer por la propiedad de la hacienda Chirurí en Gibraltar.

Sección: criminales; Tomo 1; Número: 20, Fecha: 21-abr-1814 al 21-


may-1814. Felipe Casanova demanda a Rafael Quintana por haberlo
llamado insurgente, señalando con el dedo ser merecedor del cuchillo en
la garganta.

Sección: Criminales; Tomo: 18; Número: 13, Fecha: 07-mar-1829 al 10-


mar-1829. Se sentencia a pena de muerte a Bruno Sárraga, José de la
Cruz Solorza y Pedro Ramos, por haber robado en el almacén de Felipe
Casanova; los reos fueron pasados por las armas en la plaza de Santa
Ana.

Sección: Criminales; Tomo: 40; Número: 16, Fecha: 16-jul-1833 al 27-


ago-1833. Juicio de responsabilidad que se instruye por petición de Felipe
Casanova contra Ignacio Sánchez e Hipólito Echeverría, alcaldes del
Cantón Zulia, por haber acordado un reglamento de policía de manera
inconstitucional.

Sección: Criminales; Tomo: 56; Número: 16, Fecha: 07-nov-1836 al 14-nov-


1836. Causa sumaria que se instruye contra Antonio Duarte por hurtar una libra
de seda del almacén de Felipe Casanova

Sección Tierras. Año: 1833, Sin foliar. José Roldán con poder de Henrique
Wilther, José Sánchez, María, Belén y Rafaela Roldán vende a Felipe
Casanova, media legua de tierra dentro del monte; desde la majada de
Arazaure siguiendo por la falda del monte hacia los hatos del sur, dejando
dichas tierras de frasquito incluido los jagüeyes de la cañada el frasquito,
luego hacia arriba monte firme hacia el oeste y de allí caminando por el
monte hasta las lomas y de allí mirando al este por la falda del monte
hasta rematar en la boca de la banda de afuera.

Sección Tierras. Año: 1838, Protocolo: 5, Folio: 1. Testamento de Alfredo


Laussat, escrito originalmente en inglés. Hereda sus bienes a Ana Laussat,
Francisco Bousquet, Estela Laussat. Firman como testigos Federico Harris,
Manuel Aranguren, Felipe Casanova, Guillermo Hulton y Antonio Blasini.

Sección Tierras. Año: 1839, Protocolo 11, Folio 4. José Cabrera y José
Domingo Barboza hipotecan la hacienda Chirurí ubicada en las costas de
Gibraltar a Felipe Casanova, por 2.500 pesos.

Sección Tierras. Año: 1839, Protocolo 11, Folio 3. Felipe Baptista hipoteca
un hato en las costas de punta de palmas del este a Felipe Casanova y
José Agustín Ramírez, por 300 pesos, con un plazo de 4 meses

Sección Tierras. Año: 1841, Protocolo 11, Folio 3. Diego María Angarita
vende la hacienda Chirurí, ubicada en las costas de Gibraltar a Felipe
Casanova por 2.214 pesos.

Sección Tierras Año: 1842, Protocolo 11, Folio 10. Francisco Hernández
hipoteca un barco a Felipe Casanova por 534 pesos, con intereses de 2 %
mensual en el plazo de un año.

Sección Tierras. Año: 1845, Protocolo 7, Folio 5-7. Señores Fernández y


Gutiérrez hipotecan dos hatos, una casa en la calle de la Tercera Orden y
la existencia de madera en la Guaira, a Felipe Casanova, Sehon Willim y
Ca, H.E. Schmilinsky y Ca, Joaquín Valbuena, para ir Fernández a Estados
Unidos a comprar lo necesario para montar la máquina.

Sección Tierras. Año: 1845, Protocolo 7, Folio 4. Santo González hipoteca


Una casa en la calle ancha a Felipe Casanova, por la suma de 1.075
pesos.

Sección Tierras. Año: 1845, Protocolo 7, Folio 7. José Albornoz hipoteca


Dos casas de tejas, cerca a San Juan de Dios a Felipe Casanova, por la
suma de 784 pesos

Sección Tierras. Año: 1845, Protocolo 7. Folio 34. Felipe Casanova es


fiador de la hipoteca que recae sobre la hacienda Curubal ubicada en el
Cantón Zulia, cuya propiedad es del mismo Casanova, sembrada de cacao
y café y valorada en más de 50.000 pesos.

Sección Tierras. Año: 1846, Protocolo 10, Folio 3. Mateo Delgado y


Catalina Chaves cancelan a Felipe Casanova la hipoteca por 240 pesos,
que recaía sobre el hato el Buque, ubicado en las costas de Altagracia.
Sección Tierras. Año 1838, Protocolo 11, Folio 10. José Agustín Ramírez y
Ascensión Bravo hipotecan el hato La Concepción con sus tierras,
ganados, potreros y 14.000 árboles de algodón, al Sr. J. M. Dacosta (de
San Tomas), y su apoderado es Isaac Moyer, por 400 pesos en un plazo
de 4 meses.

Sección Tierras. Año 1845, Protocolo 7, Folio 4. Felipe Casanova debe


cancelar al Colegio Nacional el censo redimible que recae sobre la casa del
hato San Isidro, el cual no fue cancelado por su anterior propietaria
Lorenza Álvarez del Villar.

Sección Tierras. Año 1844, Protocolo 4, Folios 1-3. Testamento de José


María Bravo, hereda el hato nombrado Ancón, ubicado en el partido Ancón
Alto, Teófilo, Juan y Manuela (de su segunda esposa) y Asunción, Josefa y
Pedro (de su actual esposa). El hato contiene bestias, algún ganado
mayor, burros, un potro, un rebaño de cabras, enseres, tierras, aguadas y
cercas.

Sección Tierras. Año 1844, Protocolo 7, Folio 10. Policarpo Ávila hipoteca
el hato La Rinconada a Aranguren y Compañía, cuyos límites son por el
norte el hato El Rinconcito, por el sur con el de Felipe Casanova, al este
con el de Bautista Ferrer y al oeste con el hato Caudero; por la suma de
175,75 pesos, pagando 2 % mensual en un plazo de 6 meses.

Sección Tierras. Año 1840, Protocolo 7, Sin foliar. José Andrés Delgado
vende con censo redimible a Francisco Olave el hato El Cristo, de
bahareque y cobijado de palmas, en las inmediaciones del que llaman San
Isidro de Felipe Casanova; por la suma de 600 pesos.

Sección Tierras. Año 1851, Protocolo 8, folio 4. José Tomás Urdaneta


vende el hato El Cristo por 125 pesos a José de la Rosa del Mar, cuyos
límites son al frente Juan José Delgado, al fondo José Antonio Romero y al
lado Firma y Juana Ríos. El hato contiene casa, cerca y tres aguadas.

Sección Tierras. Año 1836, Protocolo 8, Folio 1. Juan Francisco Echeto


vende el hato San José o Sitio de Don Antonio a Manuela Aizpúrua; cuyos
límites son al norte con tierras de Lucas Angulo hacia el lado de Cuina, al
sur con otras del mismo Angulo hacia el lado del hato Mataclara, por el
este con el hato de Angulo nombrado Cardón y por el oeste con el hato
Punta de Caimito; por la suma de 750 pesos.

OFICINA SUBALTERNA DE REGISTRO DEL DISTRITO MARACAIBO.

Año 1864.Protocolo 7, Folio 2 y Año 1866. Protocolo 8, Folio 1. José María


Molero vende el hato San Isidro a Manuel Galván.

Año 1907. Número 144, Folios 106 al 107. María Asunción Villalobos de
Galbán, viuda de Manuel Galván, adquiere el hato San Isidro, propiedad
de su difunto esposo.
Año 1919.Trimestre tercero, Protocolo 1, Tomo 2, Número 298, Folio 284.
Los Herederos de María Asunción Villalobos viuda de Galbán, certifican la
venta que ella hizo a Andrés Galbán.

Año 1922. Protocolo 1, Tomo 1, Número 114, Folio 76. Andrés Galbán
vende el hato San Isidro a Heliodoro Núñez, por la suma de 3.200
Bolívares.

Año 1923. Protocolo 1, Tomo 1, Número 208. Eliodoro Núñez vende el


hato San Isidro a Marcos Sergio Godoy, Obispo del Zulia, el hato o casa de
campo conocido con el nombre de San Isidro, por la suma de 3.200
Bolívares.

Año 1952. Trimestre primero, Tomo 2, Número 165, Folios 233-234.


Marcos Sergio Godoy, en mi carácter de Obispo de la Diócesis del Zulia,
por el presente documento declaro en nombre de la Diócesis del Zulia,
vendo al Estado Zulia una porción de terreno que mide cien metros por
cada lado, en el caserío llamado San Isidro, este terreno destinado a plaza
pública forma parte de mayor extensión de tierra conocido con el nombre
de hato San Isidro.

Año 1953. Protocolo 1, Tomo 2, Número 56. La Diócesis del Zulia vende
parte de este terreno a Herminio Pirela.

Año 1953. Protocolo 1, Número 66. La Diócesis del Zulia vende parte de
este terreno a José del Carmen Pirela.

Año 1955. Protocolo 1, Tomo 6, Número 98. La Diócesis de Maracaibo


vende parte del terreno de este fundo al Dr. Mario Martínez Villasmil.

Año 1956. Tomo 7, Número 123. La Diócesis de Maracaibo vende parte de


este inmueble a Amilcar de Jesús Guillén.

Año 1956. Protocolo 1, Tomo 3, Número 52. La Diócesis de Maracaibo


vende parte de este terreno a Padrelio Pulgar.

Año 1956. Tomo 4, Número 57. La Diócesis de Maracaibo vende parte del
terreno del hato San Isidro a Manuel Ángel Pereira.

Año 1956. Tomo 4, Número 87. La Diócesis de Maracaibo vende parte del
terreno del hato San Isidro a Marco Evangelista Galbán Galbán.

Año 1956. Tomo 1, Número 108. La Diócesis de Maracaibo, antes diócesis


del Zulia, vende parte de este fundo (San Isidro) a Guillermo José Medina.

Año 1956. Tomo 6, Número 34. La Diócesis de Maracaibo, antes diócesis


del Zulia, vende parte de este terreno (San Isidro) a Alcides Inciarte
Bracho.
Año 1956. Tomo 3, Número 32. La Diócesis de Maracaibo, antes diócesis
del Zulia, vende parte de este terreno (San Isidro) a Ángel Ramón Marín.

Año 1956. Tomo 3, Número 30. La Diócesis de Maracaibo, antes diócesis


del Zulia, vende parte de este terreno (San Isidro) a Melania Medina de
Medina.

Año 1956. Tomo 1, Número 110. La Diócesis de Maracaibo, antes diócesis


del Zulia, vende parte de este terreno (San Isidro) al Dr. Jesús García
Arenas.

Año 1956. Tomo 2, Número 115. La Diócesis de Maracaibo, antes diócesis


del Zulia, vende parte de este terreno (San Isidro) a José del Carmen
Wilhelm Bravo.

Año 1956. Tomo 1, Número 122. La Diócesis de Maracaibo, antes diócesis


del Zulia, vende parte de este terreno (San Isidro) a Manuel María Molero
Barboza.

Año 1956. Tomo 5, Número 110. La Diócesis de Maracaibo, antes diócesis


del Zulia, vende parte de este terreno (San Isidro) a Jesús Esteva Parra.

Año 1956. Tomo 1, Número 154. La Diócesis de Maracaibo, antes Diócesis


del Zulia, vende parte de este terreno (San Isidro) al Bachiller Néstor
Mena.

Año 1956. Tomo 8, Número 74. La Diócesis de Maracaibo vende parte de


este terreno (San Isidro) a Eduardo Emiro Sánchez.

Año 1956. Tomo 8, Número 6. La Diócesis de Maracaibo vende parte de


este terreno (San Isidro) a Manuel Ángel Fuenmayor.

Año 1957. Tomo 1, Número 32. La Diócesis de Maracaibo vende parte de


este terreno (San Isidro) a Pedro Elías Tang Barrios.

Año 1960. Tomo 9, Número 124. La Diócesis del Zulia vende parte de este
terreno (San Isidro) a la Sociedad de ayuda de Ancianos Desamparados.

Año 1964. Tomo 8, Número 138. La diócesis del Zulia hipoteca este
inmueble (San Isidro) a la Corporación Venezuela de Fomento.

Año 1988. Protocolo 10, Tomo 11, Número 33. Doctor Domingo Roa
Pérez, procediendo en representación de la Arquidiócesis de Maracaibo,
antes llamada Diócesis del Zulia, por este medio declaro que mi
representada ha vendido a la Sociedad mercantil “AGROPECUARA MODICA
C.A.”, una parcela de terreno en propiedad exclusiva de la Arquidiócesis
de Maracaibo, conocida como hato Santa María. Por la suma de
610.801,25 Bolívares
NOTARÍA PÚBLICA PRIMERA DE MARACAIBO

Año 1983. Tomo 31, Número39. Néstor Núñez Oliveros vende a Robinson
Moran una casa con seis hectáreas de terreno conocido como hato
Altamira o Lo de Núñez, ubicada en San Isidro, cuyos límites son al norte
Adelso Ferrer, al sur iglesia de San Isidro, al este la majada de San Isidro
y al oeste terrenos ejidos. Por la suma de 175.000 Bolívares.

NOTARÍA PÚBLICA SEGUNDA DE MARACAIBO

Año 1995. Tomo 126, Número 15. Rafael Enrique González Acosta, vende
a Julio César Romero López y a María Trinidad García de Romero, una
granja ubicada en un lote de terreno que poseo desde 1976, cuyos límites
son al norte Augusto Galbán, al sur Jesús Bravo, al este Isidro Urdaneta y
al oeste el mismo Isidro Cubillán. Por la suma de 1.300.000 Bolívares.

Documentales Impresas

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la Diócesis de Caracas y Venezuela hizo el IIImo. Sr. Dr. Dn.
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Municipio Maracaibo” proyecto FONACIT No. 2012000890.

Orales

Entrevistado: José de la Trinidad Rosales


Lugar y fecha de nacimiento: Hato Cardón en 1943
Lugar y fecha de la entrevista: San Isidro, 15 de julio del 2011
Duración de la entrevista: 17 minutos

Entrevistado: José de la Trinidad Rosales


Lugar y fecha de nacimiento: Hato Cardón en 1943
Lugar y fecha de la entrevista: San Isidro, 18 de enero del 2012
Duración de la entrevista: 01:35 minutos

Entrevistado: José de la Trinidad Rosales


Lugar y fecha de nacimiento: Hato Cardón en 1943
Lugar y fecha de la entrevista: San Isidro, 18 de marzo del 2014
Duración de la entrevista: 01:48 minutos

Entrevistado: Regino García


Lugar y fecha de nacimiento: Hato Cuina, 24 de febrero del 1944
Lugar y fecha de la entrevista: Urb. la Victoria, 18 de mayo 2011
Duración de la entrevista: 01:24 minutos

Entrevistado: Rosa de Acevedo


Lugar y fecha de nacimiento: Santa Lucia, 30 de agosto de 1955
Lugar y fecha de la entrevista: San Isidro, 9 de enero del 2012
Duración de la entrevista: 24 minutos

Entrevistado: Felicita del Carmen Bravo de Brett


Lugar y fecha de nacimiento: Hato Villa María, 24 de agosto de 1950
Lugar y fecha de la entrevista: Barrio La Montañita, 3 de febrero del
2016
Duración de la entrevista: 40 minutos

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