BHABHA
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EL LUGAR DE LA CULTURA
MANANTIAL
Buenos Aires
Titulo original: The locarioiz o/ crilrure
Rourledge, 1994
O 1994, Homi K. Bliiblia
ISBN: 987-500-074-4
Derechos reservidos
Prohibida su reproducción toro1 o parcial
INTRODUCCI~N'
MARTIN
HEIUECCER,
Construir, hnbirar. peusar
La arquitectura de esta obra echo sus raíces en lo temporal. Todo pro- VIDAS EN LOS BORDES: E L A R T E D E L PRESENTE
blema humano debe ser considerado desde el punto d e vista del tiempo.
(Fraittz Fanon, Black Skin, White Masks) El tropo propio de nuestros tiempos es ubicar lacuestión de la cultura
en el campo del más alld. En el borde del siglo, nos inquieta menos la.ani-
Tienes que quilación (la muerte del autor) o la epifania (el nacimiento del "sujeto").
a-cen-tu-ar lo pos-i-tivo, ~ u e s t i aexistenciahoy está marcada por un tenebroso sentimiento de su-
el-i-mi-nar lo neg-a-tivo. pervivencia, viviendo en las fronteras del 'presente", para lo cual no pare-
Afirmarte sobre lo a-fir-mativo, ce liaber otro nombre adecuado que la habitual y discutida versatilidad del
y .no meterte nunca con el seíror entre-medio lin-be-tweenl. prefijo 'pos*: posmodernismo, poscolonialismo. posfeminismo ...
(estribillo de "AL-cent-tchu-ate the Positive", de Johnny Mercer) El "más allá" n o es ni un nuevo horizonte ni un dejar atrás el pasado...
Comienzos y fiiiales pueden ser los mitos d e sustento de los años interme-
dios; pero en-el fin de siicle nos encontramos en el momento de iránsito
donde el espacio y el tiempo se cruzan paraproducir figuras complejas de
diferencia e identidad, pasado y presente, adentro y afuera, inclusión y ex-
clusión. Pues en el "más allá" reina un sentimiento de desorientación, una
~ e r t u r b a c i ó nde la dirección: se trata de un movimiento exploratorio, ince-
-
Conridcrando la dificultad de traducción dc un rcxro dificil como ésrr. que abunda en
nsologismory que importa conceptos dc orras dirciplinas como cl pricoaniliris o la filaroBr.
optó poracompañar algunos rs~minorcon su correspondienre inglesa, G t c rccur-
facilita al lecror la corrccra comprcnrión del rsxro. El hccho dc quc el libro crté formado
por difcrcnrcr arrkulor quc pucdcn rcr lcidor ind~~cndicnrcmcntc. nos obliga r rcprir el rir-
mino en ingltr en la primera ocurrsncir de cad. capirulo. En cara dc términor que traducen
por una sola palabra variar dcl ingMr (por cjcmplo yo, l . me,relt) rc aclara cn cada ocurren-
cia & que surgir ambigüedad [n. del c.].
1S HOMl K. UIiAllHA
sarire, q u c expresa ran bien la palabra fraricesa urr-rielu: aquí y allí, en ti)- en niarcha que busca autorizar los Iiíbridos culturales que emergen en m o -
dos lados, f o r t / h , de a c i para a l l i , adelante y atr5s.l nientos de transformación histórica. E1 "derecho" a significar desde l a pe-
El disraiiciamienro de las singularidades de "clase" o "gi.neroV c o m o riferia del poder aurorizado y e l p r i v i l e g i o no depende de la persisrencia de
categorías c o ~ c e p r u a l e sy organizacionales p r i m a r i a s ha dado p o r resulta- la ~ ~ j.d.i..c..i .6 n ; ~ e c u ralr epoder de l a rradición para reinscribirse mediante las
d o una coiiciencia de las posiciones del sujero (posiciones de raza, género, condiciones de contingencia y contradicroriedad que e s r i n a l servicio de
generación, iibicación institucional, localización geopolítica, orientaci6n las vidas de los que e s r i n "en l a minoría". E l reconocimiento que otorga l a
sexual) que I i a b i e ~ nt o d o reclaiiio 3 la idenridad en el m u i i d o moderno. L o tradición es una forma parcial de identificación. A l reescenificar e l pasado
que innova en la teoría. y es crucial en la polírica, es la necesidad de pen- inrroduce eii la invención de l a r r a d i c i ó n otras temporalidades culturales
sar más allá d c las narrativas de las subjetividades originarias e iniciales, y inconmensurables. Este proceso enajena cualquier acceso i n m e d i a t o a una
concentrarse en esos moineiiros o procesos q u e se producen en l a articula- identidad.originaria o una r r a d i c i ó n "recibida". Los compromisos fronte-
c i 6 n de las diferencias culturalrs. Esros cspacios "entre-niedin; [in-l)ct- rizos de l a diferencia c u l t u r a l pueden ser ranro consensuales c o m o conflic-
w r o z ] proveen el terreno para e13borar estrategias de ideiiridad [selfl7oodl. ruales; p ~ i e d e nconfuiidir nuesrras definiciones de la rradición y l a inoder-
(singular o comunitaria) que inician nuevos signos de identidad, y cirios in- nidad; realinear los límites habituales entre lo privado y l o público, l o a l t o
novadorks de colaboración y cuesrionainiento, e n el acto de definir l a idea y l o bajo, y desafiar las expectativas norniarivas de desarrollo y progreso.
misma de socieda?.
Es en la emergencia de los inrersticios ( e l solapainienri> y el dCsplaza- Quise Iiacer formas o disponer siruaciones que fucran abiertas [...l. Mi rra-
miento de los dominios de la diferencia) d o n d e se negocian las experien- bajo tirnr mucho que ver con una especie de fluidez, un movimicnro hacia ade-
cias intersubjetivas y colectivas de tnacionalidad [itatioitiiess], interés comu- lanrr y hacia arrás;que no reclama ningún modo de scr especifico O escncia1.2
n i t a r i o o valor.culrural. ¿ C ó m o se f o r m a n sujetos "enrre-niedio", o en el
exceso de, l a suma de las "partes" de la diferencia (habirualmenre enume- Así dice Renée Creen, la arrisra afro-norteameric3na. Reflexiona sobre
radas c o m o raza/claselgénero. etc.)? ¿ C ó m o llegan a ser formuladaslas es- la n:cesid?d.d$ comprender l a diferencia c u l t u r a l c o m o la p r o d u c c i ó n de
trategias de representación o adquisicióii de p o d e r [ e m p o w e r m e n t ] entre identidades miiiorirarias que "se resquebrajan: (se auroenajenan) e n el ac-
los reclamos en competencia de comunidades donde, pese a las hisrorias ro de ser articuladas en u n cuerpo colectivo:
comparridas de privación y discriminación, e l inrercambio de valores, sig-
nificados y prioridades n o siempre puede ser realizado en l a c o l a l > o r i c i ó n El iiiulriculrurilismo no rrflrin 13 compleiidid de I i situación que ya en-
frento diariamente. [...! Sr necesita una pcrsonn que salga fuera de si misma pa-
y el diálogo, sino que puede ser profundamente antagónico, c o n f l i c t i v o y
ra ver realmente lo quc rsrá haciendo. N o quiero condenar a grnrr bieninren-
hasta inconmensurable?
cionada y decir (como esas remeras que se compran en l a calle), "Es cosa de
L a fuerza de esras pregunras se confirma en elUlenguaje" de recientes negros, usredes no rntenderian". Pira mi, eso r z esencializar la nrgrirud.'
crisis sociales desencadenadas p o r historias de diferencia cultural. Los con-
flictos en el srcror centro sur de Los .Angeles enrre coreanos, mexicano-nor- L a adquisición de poder p o l í t i c o y l a ampliación de la causa multicul-
reamericanos y afro-norteamericanos se concenrran en el concepto de "falta turalista provienen de p r o p o n e r cuestiones de solidaridad y c o m u n i d a d
de respeto", expresión forjada en las fronteras de la privación érnica que es, desde l a perspectiva intersticial. Las diferencias sociales n o son dadas sim-
31 mismo tiempo, signo de violencia racializada y sintoma de l a victimiza- plemente a la experiencia medianre una tradición culrural ya autenricada;
ción social. E n la secuela del escándalo de l a novela L o s uersos satánicos en son los signos de l a emergencia de la c o m u n i d a d vista c o m o u n proyecto
Gran Bretaña, feminisras negras e irlandesas, pese a su diferencia de prove- (a l a vez una visión y una construcción) q u e nos lleva "inás allá" de noso-
niencia, hicieron causa c o m ú n contra la " r a c i a l i ~ a c i ó nde la religión" como tros mismos para volver, en u n espíritu de revisión y reconsrrucción a las
discurso dominante a través del cual el Esrado representa sus conflictos y sus c o n d i c i o i ~ e spoliricas del presente:
luchas, p o r más seculares o hasta "sexuales" que éstos puedan ser.
-~
Los rérminos del c o m p r o m i s o cultural, ya sea antagónico o afiliativo, Aun enronces, sigue siendo una lucha por el poder entre distintos grupos
se producen performativamente. La representación de la diferencia n o de- dentro de los grupos &rnicos, por l o que sc dice y quién dice qué, quién repre-
be ser leída apresuradameiitr como el reflejo de rasgos érnicos o culturales senta a quiin. (Que es utia comunidad? ¿Qué es una comunidad negra? ( Q u é
ya dados en las tablas fijas de la rradición. L a articulación social de l a di- es una comuiiidnd larinn? Tengo problemas para pensar en todas esas cosas co-
ferencia, desde l a perspecriva de la minoría, es u n a compleja. negociacióii mo categorins monolíric;is fijas.'
20 . HOMI K. B H A B H A
Si las preguntas de Renée Creen abren u n espacio iiirersricial de inre- m o u i i rosario, buscando establecer conexiones seriales causales, nos ve-
rrogación entre el a c t o de la representación (¿quién?, ¿qué?, ¿dónde?)y la m o s enfrentados a l o que Walter Benjamin describe como u n estallido de
presencia de l a coniunidad misma, entonces consideremos su propia inter- iin m o m e i i r o m o n á d i c o del curso homogéneo de la historia, "esrablecien-
vención creariva d e n t r o de este m o m e n t o entre-medio. L a obra "arquitec- do una concepción del presente como 'el tiempo del ahora'".'
tónica" de Creen, hecha para u n lugar especifico, Sites o/ Cenealogy ( O u t S i l a jerga de nuestros tiempos (posmodernidad, poscolonialidad, pos-
o f Site, T h e Iiistirute of Conteiiiporary Art, L o n g Island City, N u e v a Y o t k ) feminismo) tiene algún significado, éste no está en el uso popular de "pos" I
despliega y desplaza l a lógica binaria mediante la cual suelen construirse para indicar secuencialidad (después del feminismo) o polaridad (antimo-
las identidades de la diferencia (BlancolNegro, Y o l O r r o ) . C r e e n hace una dernismo). Estos rérminos que con insistencia señalan a l más allá sólo en-
metáfora del edificio del museo mismo, anres que limitarse a usar el espa- carnan su inquiera energía revisionista si transforman el presente en u n si-
c i o de exposición: tio, expandido y excéntrico, de experiencia y adquisición de poder. Por
ejemplo, si el interés en el posmodernismo se limita a una celebración de la
Use In arquitectura literilmentc como referencia, aprovechando rl desván, fragmentación de 13s "grandes nnrrarivas" del racionalismo postilominis-
la sala de calderas y e1 hueco de l a escalera para hacer asociacioncr rntre cirr- ta, entonces, con t o d o su atractivo intelectual, sigue siendo u n emprendi-
rus divisiones binarias tales como l o alro y l o bajo, y rl cielo y r l infierno. La m i e n t o profundamente provinciano y limitado.
escalera se volvib un espacio liminar, una senda rntre 3rcns m i s altas y más ba- 53 significación mas amplia de la condición posmoderna está en l a con-
jas, cada una de 13s cuales estiba inscripta con plncas que se referían a la ncgri- ciencia de que 19s "límites" episremológicos de esas ideas etnocéntricas
tud y la b l a n ~ u r a . ~ son, - m b i é n ~ o s l í m i r e s enunciativos de un espectro de otras hisiorias y
otras voces disonantes, incluso disidentes: mujeres, colonizados, minorías,
L a escalera c o m o espacio liminal, entre-medio de las designaciones de portadores de sexualidades vigiladas. Pues l a demografía del nuevo inter-
identidad, se torna e l proceso de la interacción simbólica, e l tejido conecti- nacionalismo es la historia de la migración poscolonial, las narrativas de la
v o que construye la diferencia entre l o a l t o y l o bajo, entre negro y blanco. diáspora cultural y política, los grandes desplazamientos sociales de cam-
E l m o v i m i e n t o de l a escalera, el m o v i m i e n t o temporal y el desplazamiento pesinos y aborígenes, las poéticas del exilio, la sombría prosa de los refu-
que impide que las identidades en los extremos se fijen en polari- giados y económicos. EF en este sentido que el límite se vuelve el
dades primordiales. Este pasaje intersricial entre identificaciones fijas abre sitio desde el cual algo comienza su presentarse en u n movimiento n o dis-
l a posibilidad de una hibridez c u l t u r a l q u e mantiene l a diferencia s i n una t i n t o a l a articulación ambulante y ambivalente del más allá que he traza-
jerarquía supuesta o impuesta: do: "Siempre, y siempre de m o d o diferente, e1 puente acompaña la marcha
más r á p i d a o más lenta de los hombres e n una dirección o en otra, de m o -
Sicmprr oscilé entre designaciones raciales y designaciones de la física u
d o que puedan llegar a las otras orillas f...] El puente reúne c o m o u n paso
otras designaciones simb0licas. Todas esras cosas se borronean en cierto modo.
(...] M c intcresa desarrollar una genealogia del modo e n que funcionan los co- que c r ~ z a " . ~
lores y los no colores.6 L o s conceptos mismos de culturas nacionales homogéneas, de transmi-
s i ó n consensual o contigua de tradiciones históricas, o de comunidades ér-
nicas "orgánicas" ( c o m o los /iindameiitos d e l comparativisino cirltural) es-
'Más allá" significa distancia espacial, marca u n avaiice, promete el fu-
t á n e n u n p r o f u n d o proceso de redefinición. El odioso extremo del
turo; pero nuestras insinuaciones de exceder l a barrera o el límire (el acto nacionalismo serbio prueba que l a idea misma de una identidad nacional
mismo.de ir más allá) son incognoscibles, irrepresentables, sin retorno a l pura, o b j e t o de u n a "limpieza érnica", sólo puede lograrse mediante l a
"presente" que, en el proceso de l a repetición, queda dislocado y desplaza- muerte, literal y figurativa, de los complejos tejidos de l a historia y las
do. El imaginario de l a distancia espacial ( v i v i r de algún m o d o más allá de fronteras culturalmente contingentes de l a iiacionalidad moderna. D e este
l a frontera de nuestros riempos) pone de relieve h s diferencias temporales l a d o de l a psicosis del fervor patriótico, m e gusta pensar, hay abrumado-
y sociales que interrumpen nuestro sentimiento colusorio de la contempo- ras pruebas de u n sentido más transnacional y traduccional' de la hibridez
raneidad culrural. El presente ya n o puede ser visto simplemente como u n de comunidades imaginadas. El teatro coritemporineo de Sri Lanka repre-
quiebre o u n puente c o n el pasado y el futuro, o c o m o una presencia sin-
crónica: nuestra autopresencia directa, nuestra imagen pública, se revela
en sus discontinuidades, sus desigualdades, sus minorías. A diferencia de la El autor hace un -iurco .
- de o a l i b m cnire l>-<i>iritriii<rttri1
v tr<iiirl<i,ioiiril.Estc IIiimo ~Crmina 1
m a n o muerta de la historia que pasa las cuentas del tiempo secuencia1 co- refirn: innio ;i Lmducciún corno i inrlnciOn [n. dcl t.].
INTRODUCCION 23
senta el c o i i f l i c t o letal entre los tamilrs y los singaleses mediante referen- del sida. L a i i i e t r ó p o l i occidental debe enfreniar su historia poscolonial,
cias alegóricas a la b r u t a l i d a d estatal en S i i d i f r i c a y América latina; el ca- c o n t a d a por su ingreso de migrantes y refugiados en la posguerra, c o m o
n o n aiiglo-céltico de l a literatura y el cine australianos está siendo reescrito una narrativa indígena o nativa i n t e r n a o i i ~ h e r e n t ea srt i d e n t i d a d irocio-
desde la perspectiva de imperativos políticos y culturales aborígenes; las 1101, y el mocivo para esto queda claro en el tartamudeante discurso e b r i o
novelas sudafricanas de Richard Rive, Bessie Head, N a d i n e Gordimer, del señor 'Whisky" Sisodia en L o s versos satánicos: "El problema c o n el
J o h n Coetzee, son documentos de una sociedad dividida p o r los efectos del in-inglés es que su his-his-historia sucedi6 a l o t r o l a d o de losmares, p o r
n p a r r h c i d que i m p o n e n que la comunidad intelectual internacional medite
eso no-no-no saben qué significaP.9
sobre los mundos desiguales y asimitricos que existen e n todas partes; Sal-
L a poscolon/ljdad, p o r su parte, es u n saludable r e c o r d a t o r i o de las
m a n Ruslidic escribe la h i ~ t o r i o ~ r a f ífabulada
a de l a I n d i a y el P a k i s t i n
postindepeiidencia eii H i j o s de la i n e d i a n o c l ~ ey Vcrxiieizzn, sólo para re- persisrentes~r&ciones "iieocoloniales" d e i i r r o del "nuevo" orden m u n d i a l
cordarnos en L o s versos satánicos que la visi6n más verídica ~ u e d eperte- y la d i v i s i ú n niultinacional del trabajo. T a l perspectiva hace posible l a au-
necer aliora a l a doble visión del migraiirc; Beloved, de T o n i Morrison, re- tentificaci0n de historias de explotación y l a evolución de estrategias de re-
vive el pasado de la esclavitud y sus rituales mortíferos de posesión y sistencia. M i s allá de esto, empero, l a critica poscolonial da testimonio de
autoposesi611 para proyectar una fábula c o i i t e m p o r i n e a de la historia de los países y las comunidades (del norte y del sur, urbanas y rurales) cons-
una mujer que es a l m i s m o tiempo el relato de una m e m o r i a hist6rica afec- tituidas, si se m e permite l a frase, "de o t r o m o d o que c o n l a modernidad". .I' .:
.:. '
tiva de una esfera pública emergente de hombres y mujeres p o r igual. Esas culturas de una contramodernidad poscolonial pueden ser c o n t i n g e n i . ; , : .
L o notable del "nuevo" internacionalisrno es que el m o v i i n i e n r o de l o res a l a modeinidad,'discontinuasn enfrentadas 3 ella; reiist=ntes a sU;"tic- ,. , .'.
específico a l o general, de l o material a l o metafórico, n o es un pasaje flui- nologias opresivas y asimilacionist.is; p e r o también despliegan l a hibridez .
do de transición y trascendencia. E l "pasaje intermedio" de l a cultura con- c u l t u r a l de sus condiciones fronterizas para "traducir", y en consecuencia Ij
temporánea, c o i n o sucede con l a esclavitud misma, es u n proceso de des- .. ~..
reinscribir, el imaginario social de l a m e t r ó p o l i y la modernidad O i g a m o s
plazamiento y disyunción que n o totaliza la experiencia. C a d a vez mis, las a C u i l l e r m o Gómez Peña, el artista de "performance" que vive, entre otras
culturas "nacionales" son producidas desde l a perspectiva de minorias pri- ocasiones y lugares, en l a frontera mexicano-norteamericana:
vadas de sus derechos políticos. El efecto más significativo de este proceso
n o es l a proliferación de "historias alternativas de los excluidos", produ- H o l a América,
ciendo, c o m o a f i r i n i r i a alguien, una anarquía pluralista. L o que muestran ésta es l a voz de G r a n Voto Charollero
mis eiemplos es el c a m b i o de base para hacer las conexiones internaciona- transnririendo desde l o s calientes desiertos de Nogales, Arizonn,
les. E l valor del comparativismo crítico, o el juicio estético, ya n o esrá res- zona de libre cogercio,'
paldado e n l a soberanía de l a cultura nacional, concebida c o m a propone 2.000 megaherrz en todas direcciones.'
Benedict Anderson c o m o una "comunidad imaginada", arraigada en u n
"tiempo vacío homogéneo" de modernidad y progreso. L o s grandes rela- Estamos celebrando el D í a del T r a b a j o en Seattle
tos conectores de capitalismo y clase hacen marchar los motores de la re- mientras el K l a n mariifiesta
producción social, pero n o proveen, p o r s i mismos, u n m a r c o fundacional c o n t r a mexicanos en Ceorgia
para los modos de ideiitificación cultural y afecto p o l í t i c o que se generan ironía, 100% ironía'"'
alrededor de problemas de sexualidad, raza, feminismo, e l m u n d o de los
. ,
refugiados o migranres, o el fatal destino social del sida. Estar en el "más allá", entonces, es h a b i t a r u n espacio intermedio, co-
El testimonio de m i s ejemplos representa u n a revisión radical en el con- m o puede decirlo cualquier diccionario. Pero habitar . "en e l más allá" es
cepto de la c o m u n i d a d humana misma. L o q u e puede'ser, c o m o realidad
~
Las cosas están m i s confundidas ahora. Una ruidosa grabación del himno
nacional noruego rcsuena desde un alroparl;inte en la Caza del Marinero sobre
26 HOML K. BHABHA INTRODUCCI6N 27
de que el a u t o r de la acción social puede ser el iniciador de su sentido úni- ver a su esposa. L a guardia retrocede, e l policía se marcha, y aparece A i l a
co, pero c o m o agente n o puede controlar su resultado. N o se trata simple- c o m o una presencia extrana, del l a d o opuesto de su m a r i d o e hijo:
mente de l o que la casa de ficción contenga o "coiitrole" c o m o coiztenido.
pero n tr3vCs de 13 brllrza conocida habiu una vívida exrrañrzi [sfroizge~ress].
I g u a l de i m p o r t a n t e es l a metaforicidad de las casas de l a meiiioria racial
l...] Era como s i una cxpcriencia parricular hubiera visto cn ella, como un pin-
que t a n t o M o r t i s o n c o m o G o r d i m e r construyen, esos sujetos de l a narra-
tor puede v e r en s u tema, l o que ella era, lo que Iiotiin n l l i para descubrir. En
c i ó n que m u r m u r a n o balbucean c o m o el 124 de Bluesrone Road, o m a n - Lusaka, cn CI sccrrt<>,en 13 circel, quiL.n sabe diinde. ella había posado para su
tienen u n c a l m o silericio en el "gris" suburbio de C i u d a d del Cabo. rostro oculro. ter tia^^ qi<creco~iocerla.'~
Cada una dc las casas en L a historia de m i h i j o de G o r d i m e r está ocu-
pada p o r u n secreto específico o una conspiración, una inquietud extraña. A través de esta distancia pictórica emerge una vívida extrañeza; u n
L a casa en el gueto es l a casa de la conspiratividad de los mestizos e n sus " y o " parcial o doble es enmarcado en u r i momento p o l í t i c o c u l m i n a n t e
relaciones antagónicas c o n los negros; la casa mcndaz es l a casa del adul- que es también u n hecho histórico contingente: "Una experiencia particu-
terio de Sonny; después e s t i l a casa silenciosa del camuflaje revolucionario l a r [...I q u i é n sabe dónde. [...) l o que había a l l í para descubrir".j0Tenían
de Aila; también esti l a casa nocturna de Will, el narrador, escribiendo so- que reconocerla, ¿pero qué reconocen e n e l l a ?
bre l a narración que delinea el ascenso del fénix en su casa, mientras que Las palabras no hablan y el silencio se congela en las imágenes del
las palabras se vuelven ceniza en su boca. Pero cada casa "extraña" marca apartheid: documentos de identidad, trampas de la policía, fotos de frente
u n desplazamiento histórico más profundo. Y ésa es la c o n d i c i ó n de ser y de perfil tomadas a l entrar a l a circel, las graneadas fotografías de pren-
"mestizo" en Sudifrica, o, como l o describe Will, "a m i t a d de c a m i n o [...I sa de los terrorisras. Por supuesto, Aila n o es juzgada, ni juzga. Su vengan-
sin definición; y era esta falta de definición e n sí misma l a que nunca debía za es m u c h o más sabia y más completa. E n su silencio se vuelve el "tótem"
cuestionarse, sino observarse como u n tabú, algo que nadie, mientras l o si- del t a b ú de los sudafricanos mestizos. Despliega el m u n d o "extraño", "el
guiera, podía admitir"." m e d i o c a m i n o entre [...] el indefinido" m u n d o de los mestizos c o m o el "lu-
Esta casa a medio c a m i n o de los orígenes raciales y culturales hace el gar y e l tiempo dislocados en los que ellos, todos ellos, Sonny, Aila, H a n -
puente "entre-medio" de los orígenes diaspóricos de los mestizos sudafri- nah, vivían".jl El silencio que tenazmente sigue al m o r a r de A i l a a h o r a se
canos y los vuelve el sínibolo de l a vida cotidiana, d i v i d i d a y desplazada, vuelve una imagen de los "intersticios", l a hibridez inter-media de la histo-
de l a lucha p o r l a liberación: " C o m o tantos otros de esta clase, cuyas fa- r i a de 13 sexualidad y l a raza.
milias están fragmentadas p o r la diáspora del exilio, los nombres en códi-
go, l a actividad clandestina, gente para quienes una hogar real y relaciones La necesidad dc hacer l o que hice. -Colocó los'bordcs dc las dbs manos, los
reales son algo para o t r o s que vendrán después".'8 dedos extendidos y juntos, como un marco 3 ambos lados dc las hojas del tes-
L o privado y l o público, el pasado y el presente, l o psíquico y lo social, rimonio que tenia frente a ella. Y se puso frcnte a él, para ser juzgada por é1.2'
desarrollan u n a i n t i m i d a d intersticial. Es u n a i n t i m i d a d que cuestiona las
divisiones binarias a través de las cuales tales esferas de experiencia social E l r o s t r o o c u l t o de Aila, el borde de cada mano, esos pequeños gestos
mediante los cuales habla, describen o t r a dimensión de "habitar" e n el
suelen estar opuestas espacialmente. Estas esferas de la vida están relacin-
m u n d o social. A i l a c o m o mujer mestiza define el l í m i t e que está a l a vez
nadas mediante una temporalidad "intet-media" [in-between] que aprecia
adentro y afuera, l a externidad del i n t e r i o r . E l silencio que l a rodea, los
el significado de estar en casa, mientras produce una imagen del m u n d o de i
! huecos en su historia, su vacilación y s u p a s i ó n que h a b l a n entre e l y o y
l a historia. Es el m o m e n t o de la distancia estética que provee a l relato u n !
sus actos, son momentos en que lo p r i v a d o y lo público se tocan en l a con-
doble filo, que como el sujeto sudafricano mestizo representa una hibridez,
tingencia. No se l i m i t a n a transformar e l contenido de las ideas políticas;
u n a diferencia "interna", u n sujeto que habita el b o r d e de una realidad
el "lugar" m i s m o desde el cual es h a b l a d o lo politico, l a esfera p ú b l i c a
"inter-media". Y la inscripción de esta existencia fronteriza habita u n si-
misma, se vuelve u n a experiencia de l i m i n a r i d a d que cuestiona, en pala-
lencio de tiempo y una extrañeza de marco que crea la "imagen" discursi-
bras de Sonny, l o que significa hablar "desde el centro de la vidaW.j3
va en l a encrucijada de l a historia y l a literatura, relacjpnando el hogar y el
mundo. La política central de l a novela, hasta la aparición de A i -
la, se concentra en l a "pérdida de absolutos", l a disolución de la guerra
Esa extraña quietud es visible en el r e t r a t o de Aila. SU m a r i d o Sonny,
fría, el m i e d o "de que si n o podemos ofrecer el viejo paraíso socialista a
aliara ya pasado su m e j o r momento politico, en suspenso su romance c o n
c a m b i o del infierno capitalista, habremos traicionado a nuestros herma-
su amante revolucionaria blanca, hace su p r i m e r a visita a la cárcel para
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32 HOMI K . BHABHA
r r n c i a radical y anárquica a l o t r o que de hecho constituye la interioridad
nos".j4 L a lección que enseña A i l a exige u n m o v i m i e n t o de a p a r r a m i e r i t ~
del ~ u j e r o " . ' ~;No es siniestramente sugerente que las metáforas de Levi-
de u n m u n d o concebido en términos binarios, fuera de u n a noción de las
nas para esta especial "oscuridad" de l a imagen provengan de esos sirios
aspiraciones del pueblo dibujadas en simple blanco y negro. También exi-
extranos dickensianos, esas polvorientas escuelas de internado. la liiz páli-
ge un desplazamiento de la atención de la política c o m o una práctica pe-
da de las oficinas de Londres, las oscuras y húmedas riendas de ropa de se-
dagógica e ideológica a la política c o m o la necesidad imperiosa de l a vida
gunda iiiano?
cotidiana, l a política c o m o performatividad. A i l a nos lleva al m u n d o ex-
Para Levinas la "inngia artística" de la novel:i contemporinea reside eii
t r a ñ o donde, escribe Cordimer, se a c t ú a n las banalidades: los alborotos
su rriodo de "ver la interioridad desde afuera", y es este posicionatiiicrit«
por naciinientos, bodas, problemas familiares, con sus ritualesde supervi-
ético-estético el que nos devuelve, finalriiente, 3 la comunidad de l o extra-
vencia referidos a comida y ropa.js Pero es precisamente en estas hanalida-
60, n 13s famosas línuas iniciales de Beloved: "El 1 2 4 era i i i ~ l é v o l » .Las
des donde se agita l o extraño, cuando l a violencia de una sociedad racial¡-
mujcrcs de l a casa l o sabían, y taml>ién los niiios".
zada cae de m o d o más contundente sobre los detallcs de la vida: d ó n d e
Es T o n i M o r r i s o n quien lleva inás lejos y más p r o f u n d o este proyecto
puede u n o sentarse, o n o puede; c ó m o puede vivir, o n o puede; qué puede
ético y estético de "ver 13 interioridad desde afuera", hasta el m o d o en que
aprender, o no; a quién puede amar, o no. Entre e l acto banal de la liber-
Beloved n o m b r a su deser) de identidad: " ~ u i e r oque m e toques cn ni¡ par-
t a d y s u negación histórica se eleva e l silencio: " A i l a exhalaba una atmós-
te interior y m e llames p o r m i nombre"." H a y u n m o t i v o o b v i o para que
fera callada; l a charla cesó. Fue c o m o si todos descubrieran que habían en-
u n fantasma quiera hacerse realidad de este modo. L o más oscuro, y más
t r a d o sin a d v e r t i r l o en una casa rara, y era l a de ella; ella seguía
3 propósito, es c ó m o u n deseo interno e i n t i i n o proporcionaría u n "paisaje
E n el silencio de Aila, en la oscura necesidad d e ese silencio, avizora-
;nrcriorn [inscape]de la menioria de la esclavitud. Para Morrison, el p r o -
m o s lo que Emmanuel Levinas ha descripto mágicamente c o m o 13 existen-
blema está precisamerite en la significación de los límites históricos y dis-
cia crepuscular de l a imagen estética: l a imagen d e l arte c o m o "el aconre-
cursivos de l a esclavitud.
" cimiento m i s m o del oscurecer, u n descenso a l a noche, una invasi6n.de l a
L a violencia racial es invocada p o r fechas históricas (1876, p o r ejem-
somhran.j7 L a "complctud" de la estética, e l distanciamiento del mundo
p l o ) pero M o r r i s o n se muestra u n tanto impaciente respecto de los hechos
e n l a imagen, es precisamente una actividad no trascendental. L a imagen
'- "en sí mismos", a l pasar de prisa p o r encima del "significado auténtico de
( o l a actividad metafórica, "ficcional", del discurso) hace visible "una in-
la Ley de Fuga, de la.Tasa de Instalación, l a Justicia de Dios, el anriescla-
terrupción d e l tiempo p o r u n m o v i m i e n t o que sucede e n el lado de acá del
tiempo, e n sus inrersticios".~8L a c o m p l e j i d a d de esta afirmación se hará vismo, la manumisión, el voto de l a L o qiie debe soportarse es el
conocimiento de la duda que proviene de los dieciocho años de desaproba-
más clara cuando recuerde el silencio del tiempo a través del cual A i l a su-
c i ó n de Sethe y una vida solitaria, su expulsión al m u n d o extraño del 1 2 4
brepticia y subversivamente interrumpe la continua presencia de l a activi-
de Bluestoiie Road, c o m o la paria de su comunidad postesclavista. L o que
' d a d política, usando su r o l intersticial, su m u n d o doméstico tanto para
.~, en ú l t i m a instancia hace que los pensamientos de las mujeres del 1 2 4 sean
'oscurecer" s u papel político c o m o p a r a articularlo mejor. O bien, c o m o
"pensaniientos indecibles que quedan n o diclios", es l a comprensión de
en Beloved, l a erupción continua de los "lenguajes indescifrables" de l a
que las víctimas de l a violencia son ellas mismas "significadas": son las
memoria de l a esclavitud oscurece el relato h i s t ó r i c o del infanticidio sólo
víctimas de temores proyectados, ansiedades y dominaciones que n o se
para articular l o n o dicho: ese discurso fantasmal que entra al m u n d o del
o r i g i n a n d e n t r o de los oprimidos y n o los fijan en el c i r c i i l o del dolor. L a
1 2 4 "desde el exterior" para revelar e l m u n d o transicional de las conse-
inquietud de la emancipación trae consigo el conocimiento de que los cre-
cuencias de l a esclavitud en l a década de 1870, sus caras privadas y públi-
yentes en la supreinacía racial creen "que debajo de cada piel oscura había
ca, su pasado histórico y su presente narrativo.
una jungla", creencia que crecía, se difundía, tocaba a cada perpetradot
La imagen estética revela u n tiempo ético de l a narración porque, escri-
del m i t o racista, l o enloquecía con sus propias mentiras, y era luego cxpul-
be Levinas, "el m u n d o real aparece e n l a imagen c o m o si estuviera entre
sada del 124 de Bluesrone Road.
paréntesis".jY Igual que los bordes de las manos de A i l a dando su enigmá-
Pero antes de tal emaiicipación de las ideologías del amo, M o r r i s o n in-
tico testimonio, igual que el 1 2 4 de Bluestone Road, que es una presencia
siste <n el desgarrador reposicionamiento ético de la m a d r e esclava, q u e .
plenamente realizada, habitada p o r lenguajes indescifrables, l a perspectiva
debe ser el sitio de enunciación para ver l a interioridad del iiiuiido esclavo
parentética de Cevinas es también u n a visión ética. Efectúa una "externali-
desde afuera, cuando el "afuera" es el r e t o r n o fantasmal del n i ñ o al que
d a d de lo i n t e r n o " c o m o la posición enunciativa misma del sujeto históri-
ella inató; el doble de sí misma, pues "ella es la risa y o soy l a que río veo
c o y narrativo, "introduciendo en e l c o r a z ó n de l a subjetividad una refe-
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su cara que es mían.*; ( C u á l puede ser la ética del i n f a n t i c i d i o ? (Qué co- A h o r a l o sabemos: es la h i j a hecha de u n a m o r c r i m i n a l que vuelve a l
nocimiento histórico vuelve a Sethe, a través de la distancia estética, o ine- a m o r y a l o d i o para liberarse. Sus palabras son quebradas, c o m o los lin-
diarite el "oscurecimiento" del acoiitecimiento, en l a f o r m a espectral de chados c o n el cuello quebrado; incorpórea, c o m o los n i ñ o s muertos que
Beloved, su hija m u r r t a ? p e r d i e r o n sus cintas. Pero nadie puede equivocarse respecto de lo que d i -
En su excelente descripción de las formas de resistencia de los esclavos cen sus palabras vivientes cuando surgen de los muertos, pese a l a pérdida
en Wirl?in the Plarrt~zrio?~ Hoirscbolcl, Elizaberh Fox-Genovese considera el de l a sintaxis y a su presericia fragmentada.
homicidio, la automutilacibn y el infanticidio como la diiiáriiica psicológica
nuclear de toda resisteiicia. O p i n a que "estas formas extremas captan l a Mi rorrro viene Ten50 que rcncrlo Estoy buscando la uniOn
esencia de 13 autodefinición de l a mujer esclava".^" Una vez niás vemos có- cstoy amando tanto 111i rostro Quicro unirmr Estoy amando tanto m i
[ n o este 3 C t 0 de violencia siirnamente trágico e í n t i m o es realizado en una rostco mi rostro oscuro r s t i cerca de m i quiero unirnic."
lucha p o r hacer retroceder las fronteras del m u n d o esclavo. A diferencia de
actos de enfrentamiento contra el a m o o el capataz, que se resolvían dentro
del coiitexto doméstico, el infanticidio era reconocido c o m o u n acto contra BUSCANDO LA UNIbN
el sistema y a l ineiios reconocía la posición legal de la esclava en l a esfera
pública. El infanticidio era visto c o m o u n acto contra la propiedad del a m o Terminar, c o m o he terminado, c o n e l nido del fénix y n o c o n su pira,
(contra sus ganancias excedenrarias) y quizás eso, concluye Fox-Genovese, es, en o t r o sentido, volver a mi comienzo e n el m i s a!l. Si Gordirner y
"llevaba a algunas de las más desesperadas a sentir que, matando a l niño M o r r i s o n describen el m u n d o Iiistórico, entrando p o r la fuerza en l a casa
que amaban, l o estaban reclamando de algún m o d o c o m o propio".4S del arte y l a ficción para invadir, alarmar, d i v i d i r y desposeer, también de-
Ese reclamo, precisamente, es el que tiene lugar mediante l a muerte y el muestran l a compulsión contemporáiiea a pasar más allá; a c o n v e r t i r el
regreso de Beloved: la madre esclava recupera, inediante l a presencia de la presente en e l "post"; o, c o m o d i j e antes, a tocar el f u t u r o p o r su l a d o de
niña, la propiedad de su persona. Este conocimiento viene c o m o u n a espe- acá. L a identidad inter-mcdia de Aila y las dobles vidas de Beloved a l a vez
cie de a m o r p r o p i o que es también el a m o r del "otro": E r o s y Ágape jun- a f i r m a n las fronteras de la exisreticia de una cultura insurgente e intersti-
tos. Es u n amor ético en el sentido levinasiano, en el que l a "interioridad" cial. En ese sentido, t o m a n posición en l a senda de Renée Green entre las
del sujeto está habitada p o r la "radical y anárquica referencia al otro". Es- polaridades raciales; o en la historia migrante de Rushdie del inglés escrito
te conocimiento es visible en los intriganres capítulos46 que se acumulan en los márgenes de versos satánicos; o e n la cama de Osorio, una morada,
unos sobre otros, en los que Sethe, Beloved y Denver realizan una ceremo- ubicada entre el extraíiamiento de l a m i g r a c i ó n y la pertenencia barroca
nia, en clave de fuga, de reclamo y nominación mediante subjetividades in- del artista metropolitano, neoyorkino-puertorriqueño.
tersectantes e intersticiales: "Beloved es m i hija"; "Beloved es mi herma- C u a n d o la naturaleza pública del hecho social encuentra e l silencio de la
na"; " Y o soy Beloved y ella es inía". Las mujeres hablan e n lenguas, desde palabra, puede perder su compostura y clausura histórica. E n este p u n t o
u n espncio "inter-medio" entre una y otra, que es u n espacio comunitario. deberíamos recordar la reflexión de Walter Benjamin sobre l a dialéctica dis-
Exploran una realidad "interpersonal": una realidad social que aparece locada de la modernidad: "La ambigüedad es l a apariencia figurativa de la
dentro de la imagen poética c o m o si fuera u n paréntesis: estéticamente dis- dialéctica, l a ley de l a dialéctica detenidaW.*8 Para Benjamin, ese silencio es
tanciado, mantenido a distancia, y a u n así históricamente enmarcado. Es la utopía: para los que viven, c o m o he descripto, "de o t r o m o d o " de c ó m o
difícil iransmitir el r i t m o y la imp;ovisación de esos capítulos, pero es im- se vive en la modernidad pero n o fuera de ella, el momento utópico no es el
posible n o ver en ellos l a curación de la historia, una comunidad reclama- horizonte necesario de la esperanza. H e terminado esta argumentación con
da en la formación de u n nombre. Finalmente, podemos preguntarnos: l a m u j e r enmarcada (la Aila de Gordimer) y la mujer rebautizada (la Belo-
¿Quién es Beloved? ved de M o r r i s o n ) porque en las casas de ambas irrumpieron grandes acon-
Ahora comprendemos: es l a h i j a que vuelve a Sethe para que su mente tecimientos mundiales (la esclavitud y el npartheid) y su acontecer se volvió,
ya n o carezca de hogar. mediante esa peculiar oscuridad del arte, una Segunda Revelación.
¿Quién es Beloved? A u n q u e M o r r i s o n repite con insistencia a l final de Bcloved: "Ésta n o es
Ahora podemos decir: es la hermana que vuelve a Denver, y trae la es- una historia para transmitir", lo hace sólo para grabar e l hecho en las
peranza del retorno de su padre, el fugitivo que m u r i ó en su fuga. fuentes más profundas de nuestra amnesia, de nuestro inconsciente. Cuan-
;Quién es Beloved? d o l a visibilidad histórica se ha desvanecido, cuando el tiempo presente del
. , . 36 HOiMI R. BHABHA
i L
. 133-4.
12. A. Sekula, Fish Story, manuscriro, pág. 2.
47. Ibid..~. - 213.
oác.
48. W. Bcnjamin, Charles Bor<delaire: A Lyric Poet in the ero of Higli Copita-
13. Ibid.;pág. 3. lism, Londres, NLB, 1973, pág. 171.
14. F. Fanon, Black Skin, White Mnrks, inrroducción de H. K. Uhabha, Lon-
dres, Pluro, 1986, págs. 218, 229, 231.
15.H:James, Tlie Porrroit o/ a L a d y , ' ~ u e v aYork, Norton, 1975, pág. 360.
16. lbid., pág. 361.
17. T. Morrison, Beloved, Londres, Chatto & Windus, 1987, págs. 198-9.
18. R. Tagore, Thc Home oiid rhe World, Harmondrworth, Pcnguin, 1985, . i
págs. 70-1.
19. N. Gordimer, My Son's ~ t o 4 Londres,
, Bloomsbury, 1990, pág. 249. l
20. S. Freud, 'Thc uncanny", Srandard Edirion XVII, pág. 225; H. Arcndr, The
Humair Condiriori, Chi,c;igo, Chicago Uriiversiry Prcri, 1958, pág. 72.
21. T. Morrison, Beloued, op. cit., pág.. 170.
1l
22. W. H. Audrn,. "Thc cave o t making", en ADour lhe Houre, Londres. Fn-
ber, 1959, pig. 20. ¡
!
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