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¿Qué es la DDC?
La displasia del desarrollo es un trastorno congénito (presente en el nacimiento) de la articulación de
la cadera. Se produce en uno de cada 1,000 nacimientos con vida. La articulación de la cadera se
forma como una articulación de bola y cotilo. En la DDC, el cotilo puede ser poco profundo, lo que
permite que la "bola" del hueso del muslo, también conocida como cabeza femoral, se deslice hacia
adentro y hacia afuera del cotilo. La "bola" puede salirse de forma parcial o total del cotilo.
A menudo, uno de los sexos (masculino o femenino) se ve afectado con mayor frecuencia que el otro
en lo que concierne a los rasgos multifactoriales. Parece haber un "umbral de manifestación"
diferente, lo que significa que un sexo tiene mayor probabilidad que el otro de manifestar el
problema. Por ejemplo, la displasia de cadera es más común en las mujeres que en los hombres.
Una de las influencias del ambiente que se cree que contribuye a la displasia de la cadera es la
respuesta del bebé a las hormonas de la madre durante el embarazo. Un útero estrecho que no
permite el movimiento fetal o un parto de nalgas también pueden causar displasia de cadera. La
cadera izquierda suele resultar más afectada que la derecha por la posición del feto dentro del útero.
La posición del bebé dentro del útero, en especial con presentación de nalgas.
Asociaciones con otros problemas ortopédicos, como el metatarsus adductus, la malformación de pie
zambo, patologías congénitas y otros síndromes.
Un bebé que padece displasia del desarrollo de la cadera puede tener una luxación de cadera parcial
o total, lo cual significa que la cabeza del fémur se desliza en forma parcial o total hacia afuera del
cotilo. Los síntomas de la DDC pueden parecerse a los de otros trastornos de la cadera. Hable
siempre con el proveedor de atención médica de su bebé para recibir un diagnóstico.
Radiografía. Es una prueba de diagnóstico que utiliza rayos de energía electromagnética invisibles
para generar imágenes de tejidos internos, huesos y órganos en una placa radiográfica.
Ecografía (también denominada sonografía). Se trata de una técnica de diagnóstico por imágenes
que utiliza ondas sonoras de alta frecuencia y una computadora para crear imágenes de vasos
sanguíneos, tejidos y órganos. Las ecografías se utilizan para ver el funcionamiento de los órganos
internos y evaluar el flujo sanguíneo a través de varios vasos.
La magnitud de la afección
Su opinión o preferencia
El objetivo del tratamiento es colocar la cabeza del fémur en el cotilo de la cadera para que esta
pueda desarrollarse normalmente.
Existen diferentes tratamientos para los bebés, entre los cuales se incluyen los siguientes:
Dispositivo de posicionamiento no quirúrgico o colocación de un arnés de Pavlik. El arnés de
Pavlik se usa en bebés de hasta 6 meses de edad para mantener la cadera en su lugar y a la vez
permitir que las piernas se muevan un poco. El proveedor de atención médica de su bebé coloca el
arnés, que suele usarse durante uno a dos meses. Durante este tiempo, se examina al bebé a menudo
para comprobar que el arnés calce correctamente y para revisar la cadera. Al finalizar el tratamiento,
se toman radiografías (o ecografías) para verificar la ubicación de la cadera. El arnés de Pavlik
permite obtener muy buenos resultados, pero en ocasiones puede persistir una luxación parcial o
total.
Cirugía. Si los demás métodos fallan o si la DDC se diagnostica desde los seis meses hasta los dos
años de edad, es posible que sea necesaria una cirugía para volver a colocar la cadera en su lugar de
forma manual, lo que se conoce como "reducción cerrada". Los niños mayores de dos años pueden
necesitar una "cirugía abierta" para volver a alinear la cadera, seguida de un yeso en espiga. Si da
resultado, se coloca un yeso especial (denominado yeso en espiga) al bebé con el fin de mantener la
cadera en su lugar. El yeso en espiga se usa durante aproximadamente tres a seis meses. El yeso se
cambia periódicamente para ajustarlo al crecimiento del bebé. También para garantizar que
mantenga su rigidez, ya que puede ablandarse con el uso diario.
El yeso permanece en la cadera hasta que esta vuelve a su ubicación normal. Después del yeso,
puede ser necesario un elemento ortopédico especial o fisioterapia para fortalecer los músculos
alrededor de la cadera y las piernas.
Los bordes ásperos se pueden acolchar para proteger la piel contra rasguños.
Utilice un secador para el cabello en un lugar fresco para introducir aire dentro del yeso y aliviar la
piel caliente y con picazón. No introduzca aire tibio ni caliente en el yeso.
Cubra el yeso durante la alimentación para evitar que los alimentos derramados ingresen en el yeso.
Levante el yeso por encima de la altura del corazón para reducir la hinchazón.
Fiebre o escalofríos
Displasia de cadera
Dr. CG García Fontecha
Actualizado enero 2018
Siempre que la exploración es patológica o siempre que existan tres o más factores de riesgo
en un recién nacido, exploramos la cadera mediante una ecografía. La última revisión (2015)
de la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos recomienda también realizar una
ecografía en todos los niños menores de 6 meses que presenten uno o más de los siguientes
factores de riesgo: presentación de nalgas, antecedente familiar de displasia de cadera o
inestabilidad clínica en la exploración.
La radiografía convencional constituye el método usual de diagnóstico y control en los niños
mayores de 6 meses, ya que a partir de esa edad la osificación progresiva de la cabeza del
fémur dificulta mucho la interpretación de las imágenes de ecografía.
Esquema de un estudio radiológico de las caderas. En el lado marcado como normal la cabeza
del fémur está enfocada hacia el cótilo o acetábulo de la pelvis. En el lado marcado como CDH,
la cabeza del fémur está por encima y por fuera de su correcta localización. Sobre la
radiografía se realizan una serie de mediciones que nos orientan sobre el grado de afectación .
Adaptado de referencia 1.
www.wheatonbrace.com www.healthcare.ottobock.de
Arnés de Pavlik. Arnés de Tubingen.
Si después de una semana (algunos autores prefieren ampliar el margen a tres semanas) de
tratamiento con férulas de abducción, la cadera no está colocada en su sitio (se mantiene
luxada), el arnés no será efectivo y tendremos que plantear una nueva estrategia terapéutica:
tracción, reducción bajo anestesia general e inmovilización con un yeso pelvipédico.
Finalmente, en los niños mayores de 18 meses, en los que no hemos conseguido una
reducción con los tratamientos previos o en los niños afectos de luxación congénita de cadera
teratológica (cadera luxada antes de nacer) estará justificado un tratamiento quirúrgico:
reducción abierta de la cadera.
En ocasiones, la luxación del cadera se produce en el contexto de un síndrome
polimalformativo, en estos casos (luxación teratológica) el tratamiento suele ser más difícil y el
pronóstico es peor.
Cuando el diagnóstico y el tratamiento se realizan durante los tres primeros meses de la vida,
la evolución suele ser muy buena, desarrollan una cadera normal sin deformidades residuales y
sin secuelas.
Contrariamente, cuanto más tarde se detecta y se trata la luxación, más difícil es el tratamiento
y peores los resultados. Si persiste la luxación, la cojera será permanente. Si la cabeza del
fémur sufre una necrosis avascular, la rigidez y la pérdida de movilidad provocarán una cojera.
Finalmente, cualquier deformidad residual de la articulación de la cadera originará un mal
funcionamiento y se producirá un desgaste precoz que conducirá a una artrosis. Con el tiempo,
la artrosis de cadera puede hacer necesaria una operación como colocar una prótesis de la
articulación.
BIBLIOGRAFIA
1. Lowell and Winters's Pediatric Orthopaedics. Chapter 23. Stuart L. Weinstein: Developmental hip Dysplasia and Dislocation.
Raymond T. Morrissy and Stuart L. Weinstein editors. Fifht edition, Volume 2, pag 906. Lippincott Williams and Wilkins, 2001
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3. Ortiz-Neira CL, Paolucci EO, Donnon T. A meta-analysis of common risk factors associated with the diagnosis of
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Dysplasia of the Hip in Infants up to Six Months of Age. J Am Acad Orthop Surg 2015;23:206-207