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Rocío Rosas Vargas

Coordinadora

El camino y la voz
Visiones y perspectivas de la situación
actual de Michoacán: género, política,
arte y literatura

Universidad de Guanajuato
Altres Costa-Amic Editores
Coordinación y revisión académica: Dra Rocío Rosas Vargas, responsable del Cuerpo
Académico Desarrollo, Organizaciones y Sustentabilidad, «atximba@yahoo.com.mx».
Revisión y diseño editorial, diseño de portada: Bartomeu Costa-Amic Leonardo
Fotografía de la portada:
Coordinador de impresos: José Alejandro Madariaga Vázquez

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Universidad de Guanajuato
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Prolongación Río Lerma s/n; Col Suiza,
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de la Industria Editorial Mexicana. Registro 3199

Primera edición, diciembre de 2011


ISBN:978-607-8154-06-7
Impreso en México
Presentación

En mi opinión y según la naturaleza de los dioses, estas son las histo-


rias que son convenientes que conozcan y no conozcan los hombres desde
la infancia, pues el objetivo principal de éstos debe ser honrar a los dioses
y a sus padres, y conservar entre sí la unión como un bien para la sociedad

La República,
Libro Tercero.

La obra que aquí presentamos tiene una particularidad y originalidad que forma
parte de los propósitos del libro como unidad y que, al mismo tiempo, permea a cada uno
de sus capítulos: ofrecer un panorama de la polisémica realidad del pueblo michoa-
cano centrándose en los grupos humanos indígenas y mestizos de este vasto terri-
torio, dándole voz a aquellos que no sólo han sido marginados de las oportunidades del
desarrollo, de las políticas públicas, sino también de los estudios e investigacio-
nes de los académicos.
La investigación cualitativa en los estudios sobre la violencia, la institucionali-
dad civil y religiosa en la alternancia de la política de los partidos y la sociabilidad
aprendida con base en el derecho positivo, el curriculum como propuesta que incor-
pora la literatura y las lenguas indígenas, las disonancias estructurales y coyun-
turales de los contextos socio-territoriales de la música en las que se logran rescatar
algunas tradiciones, y el análisis micro-social en los estudios migratorios, consti-
tuyen campos sociales novedosos, y ofrecen una alternativa heurística para el deve-
nir de las ciencias sociales y las humanidades, está presente en estos trabajos y entre
ellos la complejidad de una reconsideración epistémica.
Es desde esa perspectiva, que en el estudio de Guadalupe Huacuz y Rocío Rosas se
destacan aspectos poco visibles de la violencia, que dan cuenta de las dificultades
para mantener en orden la identidad de las mujeres con respecto a los ejes dominan-
tes de la cultura, de manera que las condiciones de pobreza y de adscripción étnica en
ocasiones se conjugan para que los cambios sociales y económicos terminen agravando
la vulnerabilidad en la que se encuentran muchas mujeres indígenas.
[3]
4 p resentA ci ó n

Ivy Jacaranda Jasso nos muestra tres casos de comunidades indígenas con diferen-
tes trayectorias socio-culturales en las que los cambios sociales, territoriales y econó-
micos del México moderno han incidido de manera importante en la configuración de
sus estructuras comunitarias, particularmente en los cargos civiles y religiosos.
Las nuevas estructuras locales que se derivan de los vínculos con la estructura y
dinámica de los gobiernos municipales —en los tres casos estudiados— y con los par-
tidos políticos —particularmente en el caso de Cheranastico— conducen por una
parte a una imponente ampliación y profundización de la participación de los actores
locales en los procesos públicos de decisión, pero por otra parte también conducen a
nuevos desafíos y contradicciones. Una fuente de tensión y contradicción se des-
prende del hecho de que, tanto en lo que respecta a los partidos políticos como en lo que
hace a los municipios, se trata de estructuras de mediación introducidas desde «arriba»
con el fin de poner en práctica proyectos de diversas características y alcances. Por el con-
trario, en lo que hace a las estructuras comunitarias se trata de instituciones confor-
madas a lo largo de los procesos históricos, y en cierto sentido son autónomas y
dotadas de fundamentos sociales y culturales consolidados, que sostienen —como diría
Guillermo Bonfil Batalla— sus relaciones e interacciones con el exterior a través de
un proceso mediado por el Control Cultural.
Un gran aporte, que desde el ámbito académico se ha desarrollado en las Universi-
dades Interculturales de México, se ha centrado en el diseño de la licenciatura en Len-
gua y Cultura Indígena, como prácticamente una de las pocas alternativas que existen
en México para estudiar de manera sistemática la gran diversidad lingüística de México.
En el trabajo de Claudia Carranza se destaca el diseño de una línea de investigación
terminal en la propuesta de la Licenciatura en Lengua y Comunicación Intercultural
de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán que destaca la importancia de
estudiar la literatura y la tradición oral indígena.
La riqueza de las fuentes, textos y códigos de la oralidad no sólo reside en su
contenido, como bien señala Claudia Carranza, sino que para el caso de los pueblos
originarios constituye un eje comunicativo y discursivo trascendental y de uso fre-
cuente, mediante el cual se transmiten y se concretan formas de ver el mundo, valores
y creencias de las diversas culturas de México.
Por otra parte, Alejandro Martínez nos ofrece una investigación que acercándonos
a los puertos y caminos de la historia de la Costa Sierra nos sumerge poco a poco en
los trasiegos y vericuetos de las variantes musicales que se han hecho presentes en di-
versos puntos de este territorio: con el arpa acompañando el son para subir a bailar en
el cajón, con letras alusivas al momento histórico, con influencias de Tierra Adentro
acompasadas con las famosas chilenas.
Las transformaciones tanto de los instrumentos como del disfrute, han tenido su
origen en disímiles causas, desde el repudio o rechazo por parte de miembros de la igle-
sia como en la influencia de otros géneros que han repercutido en lo que se ha llamado
mariachización, como en la variable demanda del mercado que en algunos casos ha
p resentA ci ó n 5
propiciado la movilidad de los propios músicos y los ajustes musicales consecuentes.
Finalmente, el autor nos brinda una hermosa remembranza de las memorias de fami-
lia, trayéndonos al presente los nombres de personajes que han caminado sin voz
fuera de estos territorios.
Eduardo Fernández atiende el fenómeno migratorio, más allá de los referentes
estructurales o del nivel macro, acercándonos a las lecturas que del mismo tienen
los propios migrantes —en un nivel micro— palpando el imaginario de expectativas
que alimentan la posibilidad de futuro en el norte.
Haciendo hincapié en el análisis de las funciones latentes, propuesta de Robert
Merton, Eduardo Fernández, retoma los aspectos del entramado psicológico y social
que se aglutinan alrededor de la adquisición, acumulación y consumo y que conflu-
yen en las representaciones y prácticas del migrante y de los que lo visualizan a
través de la ritualización.
Con El Camino y la voz, se concreta una obra en la que confluyen otras voces que
encarnan al México profundo y diverso del siglo xxi, un libro que sin lugar a dudas,
representa una propuesta metodológica, en la que se ofrece un nuevo abordaje al
explorar las percepciones y visiones de nuevos sujetos de conocimiento de manera
tal que, su voz se convierte en parte de la propia narrativa del investigador.

Davison Mazabel
Noviembre de 2011
Autores

Carranza Vera, Claudia (colsan)


Profesora investigadora de El Colegio de San Luis, México. Claudia Carranza es
doctora en Filología Hispánica, por la Universidad de Alcalá de Henares. Ha parti-
cipado en congresos nacionales e internacionales, con ponencias como: Serpientes
y castigos: las relaciones de sucesos en la tradición. Supervivencia del género, Univer-
sidad de Oviedo, 2004; Procesiones fantasmales y monstruos admirables: prodigios
y portentos de la España del xvii, upaep-Puebla, 2010; El castigo en verso. Aspec-
tos de la maldición en la poesía popular, San Millán de la Cogolla, 2010; «Ande usted
y ande…». Autodenuncias por herejía en los archivos inquisitoriales, El Colegio de
San Luis, 2010. Entre sus publicaciones se cuentan “Temas y usos populares en tres
glosas en décimas del siglo xviii novohispano” (Revista de Literaturas populares, VI-2);
“Monstruos y prodigios en la literatura de cordel del siglo xvii español” (Revista de
Literaturas populares, VII-1); “Yo me casara contigo, / pero ¿con qué te mantengo?”:
los juramentos de amor y la comida en el Cancionero folklórico de México”, en Lyra
míinima. Del cancionero medieval al cancionero tradicional moderno (El Colegio de
México/unam, 2010). Ha participado como coeditora de los libros: Cuentos y leyen-
das inmigrantes. Duendes, fantasmas, brujas, diablos, santos, bandidos, y otros seres
inquietos e inquietantes de Hispanoamérica y de algún misterioso lugar más, coord.
José Manuel Pedrosa, Tierra Oral, 2, PdC, Madrid y Relatos populares de la inqui-
sición novohispana. Rito, magia y otras «supersticiones», siglos xvi-xviii, coords.,
Enrique Flores y Mariana Masera,: unam/csic, Madrid/México, 2010. Trabaja temas
de Literatura tradicional, literatura fantástica y maravillosa y literatura de cordel en
España y México; «cvcarranza@gmail.com».

Fernández Guzmán, Eduardo (ugto-celaya-salvatierra)


Realizó la Licenciatura y la Maestría en Historia en la Universidad Michoacana
de San Nicolás de Hidalgo (umsnh). Doctor en Historia Moderna y Contemporánea en
el Instituto Mora (con Mención Honorífica). Es actualmente profesor-investigador de
[7]
8 a utores

tiempo completo del Departamento de Cultura, Demografía y Política de la División


de Ciencias Sociales y Administrativas de la Universidad de Guanajuato Campus
Celaya-Salvatierra. Y miembro de la Red Internacional de Migración y Desarrollo.
Sus líneas de investigación son la historia contemporánea de la migración internacional
México-Estados Unidos, y las causas y consecuencias de la migración de retorno en las
comunidades de origen. Tiene varias publicaciones en revistas tales como Nortea-
mérica, Revista Académica del cisan-unam; Secuencia, Revista de historia y ciencias
sociales; Revista BiCentenario. El ayer y hoy de México; Ideas concyteg; cimexus;
América a Debate. Así como el libro Migración internacional en un pueblo michoaca-
no. Retorno e inversión migrante (1982-200(): El caso Huandacareo; «kutibirrin10@
gmail.com».

Huacuz Elías, Guadalupe (uam-x)


Licenciada en Derecho por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,
Maestra y Doctora en Antropología Social por la Escuela Nacional de Antropología e
Historia (enah), candidata a Maestra en Historia del Arte por la Universidad Nacional
Autónoma de México (unam) y Especialista en Estudios de Género por El Progra-
ma Interdisciplinario en Estudios de la Mujer de El Colegio de México. Miembro del
Sistema Nacional de Investigadores nivel I.
Es profesora investigadora de la Maestría en estudios de la Mujer y el Doctorado
en Sociología de la uam-Xochimilco. Ha trabajado como profesora en la enah y en
proyectos de investigación con Instituciones nacionales e internacionales y ha sido
becaria de importantes fundaciones. Ha participado como asesora de proyectos de inves-
tigación-acción de impacto local y municipal en varios estados del país.
Ponente y coordinadora en varios diplomados de violencia de género y sexual;
docente en el tema de género en la enah, El Colegio de México y de metodolo-
gía y género en las licenciaturas de la Universidad Intercultural Indígena de Mi-
choacán.
Coordinadora a nivel Internacional de proyectos y diagnósticos sociales (con énfasis
en el tema de género y violencia) financiados por la unesco, unfpa, Institute For
Reproductive Health de la Universidad de Georgetown, The Johns Hopkins Univer-
sity, Population Concern , Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (jica), The
John D. and Catherine T. MacArthur Foundation, Banco Mundial, Banco Interameri-
cano de Desarrollo, Fondo Nacional para la Conservación del Medio Ambiente, etcétera.
Ponente en foros y seminarios sobre en temas de la situación de las mujeres en
México y el extranjero (Colombia, Perú y la Universidad de la Habana, en la Univer-
sidad Jaume I de Castellón España, Universidad Complutense de Madrid, Universi-
dad de Costa Rica, entre otras).
Autora de libros, artículos en revistas arbitradas especializadas y de capítulos en
obras colectivas publicadas por diversas ies; «ghuacuz@yahoo.com».
a utores 9
Jasso Martínez, Ivy Jacaranda (ugto-león)
Doctora en Ciencias Sociales, especialidad en Estudios Rurales por el Colegio
de Michoacán (2008). Candidata al Sistema Nacional de Investigadores (conacyt).
De 2007 a 2009 profesora-investigadora de tiempo completo de la Universidad
Intercultural Indígena de Michoacán. Desde 2010 es profesora investigadora de tiem-
po completo del Departamento de Estudios Sociales, Campus León, Universidad de
Guanajuato.
Coordinó el diplomado «Procesos de Pluralismo jurídico e interculturalidad»
(Universidad Intercultural Indígena de Michoacán). Formó parte del grupo de trabajo
«Movimientos Indígenas en América Latina» (clacso, 2007-2008), y también del
proyecto “Pueblos indígenas y reforma del Estado en América Latina” (conacyt,
No. 45173). Ha hecho estancias académicas en la unam, George Washington Univer-
sity, ciesas, y uabjo.
Directora del proyecto «Las prácticas políticas en comunidades purhépechas de Mi-
choacán (2008-2009)», apoyado por coecyt/uiim. Actualmente es directora del proyecto
«Derechos sociopolíticos y procesos de ciudadanización entre la población indígena del
Guanajuato actual», financiado por promep (sep) 2010-2011. Miembro de la Asociación
Mexicana de Estudios Rurales; de la International Association for Intercultural Com-
munication Studies (iaics); y de la Latin American Studies Association.
Tiene en total veinte publicaciones, cinco de ellas son artículos en revistas arbitra-
das, seis capítulos de libros, y otros artículos de difusión y en memorias de congresos.
Maneja temas referentes a las demandas y movimientos indígenas en México,
derechos indígenas, identidades étnicas, interculturalidad y género, políticas hacia
poblaciones indígenas; «ivyja@yahoo.com».

Martínez de la Rosa, Alejandro (ugto-león)


Doctor en Humanidades, por la uam-i y doctorante en Música por la unam. Inves-
tigador Nacional por conacyt. Profesor de Tiempo Completo de la Universidad de
Guanajuato, campus León.
Tiene publicaciones de libros y discos en las áreas de música tradicional, teoría
literaria, y folclore, y dos manuales para interpretar guitarra de golpe, vihuela y arpa
grande. Recientemente obtuvo la Mención Honorífica en los Premios inah 2011 con
el dvd Jóvenes nahuas danzan su tradición.
Ha realizado trabajo de campo con grupos indígenas mayos de Sinaloa y Sonora, na-
huas y p’urhépechas de Michoacán, nahuas de San Luis Potosí, mixtecos de Oaxa-
ca, nahuas de Zongolica, nahuas y popolucas de la Sierra de Santa Marta y tzeltales y
tzotziles de los Altos de Chiapas, así como en regiones culturales del Bajío y la Tierra
Caliente del Centro Occidente del país, en la zona Centro de Guerrero, la Costa Chica y
la Costa Grande de Guerrero y Oaxaca, en la Huasteca, y en el sur de Veracruz.
10 a utores

Fue Coordinador de la Licenciatura en Arte y Patrimonio Cultural en la Universi-


dad Intercultural Indígena de Michoacán, así como Coordinador interino de la Licen-
ciatura de Cultura y Arte en la Universidad de Guanajuato.
Actualmente concluyó el proyecto de investigación «Música y danza tradicional en el
sur de Guanajuato» con apoyo de promep/sep, e inicia la investigación «Danza de
indios broncos en el noroeste de Guanajuato» con el apoyo de la Universidad de Gua-
najuato; «amdelarosa@ugto.mx», «de_la_rosaalejandro@hotmail.com».

Rosas Vargas, Rocío (ugto-celaya-salvatierra)


Doctora en Ciencias con especialidad en Desarrollo Rural (Área de Ciencias
Sociales). Colegio de Postgraduados. Especialidad Género: Mujer Rural. Maestra en
Ciencias en Sociología Rural por la Universidad Autónoma Chapingo y Licenciada
en Historia por la Universidad Autónoma de Baja California. Actualmente es Pro-
fesora Investigadora de la Universidad de Guanajuato en el Departamento de Estudios
Sociales de la División de Ciencias Sociales y Administrativas. Campus Celaya-Sal-
vatierra. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, conacyt y es profesora
con perfil promep. Colabora con diferentes Instancias de la Mujer en Michoacán y
Guanajuato. Realiza investigaciones sobre la temática de Mujeres y Desarrollo. Tiene
más de trece artículos publicados en revistas arbitradas especializadas, así como
capítulos de libros publicados en varias instituciones académicas del país. Ha sido res-
ponsable de proyectos de investigación financiados por conacyt, concyteg, promep,
el Instituto Nacional de las Mujeres, el Instituto de las Mujeres Guanajuatenses, entre
otros. Ha impartido talleres con perspectiva de género a diversos ayuntamientos
de Michoacán y Sinaloa. Responsable del Cuerpo Académico: Desarrollo, organiza-
ciones y sustentabilidad; «atximba@yahoo.com.mx».

* * *
Coordinadora
Rosas Vargas, Rocío (ugto-celaya-salvatierra)
Índice

Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
I. Violencia de género y mujeres indígenas en el Estado de Michoacán, Hua-
cuz Elías, Guadalupe y Rosas Vargas, Rocío. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
II. Entre cargos y partidos: prácticas políticas entre la población p’urhépecha
de Michoacán, Jasso Martínez, Ivy Jacaranda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
III. Reflexiones en torno al estudio de la literatura y la tradición oral indígena.
Notas en torno a un plan curricular, Carranza Vera, Claudia. . . . . . . . . . . . . . . . . 143
IV. Música y sociedad en la Costa Sierra de Michoacán, Martínez de la Rosa,
Alejandro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
V. La importancia de las micro y mesoestructuras en la migración contempo-
ránea México-Estados Unidos: Reflexiones a partir de un estudio de caso
en Michoacán, Fernández Guzmán, Eduardo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
Índice de cuadros, figuras, gráficas y mapas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197

[11]
II. Entre cargos y partidos: prácticas políticas
entre la población p’urhépecha de Michoacán1
Jasso Martínez, Ivy Jacaranda2

El presente texto da cuenta de las prácticas políticas entre la población p’urhépecha de


Michoacán, identificadas a través del estudio de tres casos: la comunidad indígena
de Cheranástico, la comunidad indígena de San Francisco Pichátaro y la comunidad
indígena de San Luis Tsuren.
Este estudio se enfoca en las prácticas políticas como manifestaciones de formas
diferenciadas de entender la realidad y, en este caso, de modos particulares de ejercer la
política y el poder; sin olvidar que los procesos sociohistóricos de las comunidades
indígenas reflejan tensiones regionales y nacionales que en ocasiones provocan
disputas. Las prácticas políticas que se ejercen en estas comunidades están cimentadas
en valores diferentes acerca del poder, la autoridad, y la justicia; presentan una mezcla
de elementos tradicionales y elementos de las sociedades occidentales en la resolución de
conflictos, la autoridad y la organización social.
El ejercicio del poder y la autoridad entre la población indígena, hasta hace relati-
vamente pocas décadas, hacía referencia a elementos como el servicio, el prestigio y
el honor; sin embargo, la migración y la incursión de los medios masivos de comuni-
cación han trastocado estos valores y puesto en crisis sistemas de organización com-
pletos (González, 2000). Esto no significa que las comunidades indígenas estuvieran
aisladas, nunca lo han estado, sino que su capacidad de adaptación a elementos externos
está siendo rebasada.
Estas prácticas también manifiestan formas de clasificar la realidad en acuerdo a
condiciones económicas y sociales definidas (por ejemplo las clases), en un lugar y
momento particular. Es decir, las prácticas están en íntima relación con la situación
1
Agradezco a coecyt el apoyo para esta investigación; especialmente a las estudiantes de la uiim, Mayra Sarahi
Escamilla Campos, María del Socorro Felipe Méndez y Angélica Agustín Diego, por la gran ayuda recibido para el
trabajo de campo en las tres comunidades de estudio.
2
Profesora investigadora de la División de Ciencias Sociales y Humanidades Campus León, Universidad de
Guanajuato, «ivyja@yahoo.com».
[115]
116 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

en que se manifiestan y para este caso, la situación de los pueblos indígenas presenta
peculiaridades vinculadas a un pasado de colonización y de resistencia cultural
(Castilleja et ál, 2003).
Existen pocos estudios de caso que hagan referencia a las prácticas políticas en
comunidades p’urhépechas. La literatura existente se refiere, principalmente, al papel
de los intermediarios políticos y a los efectos de la cultura occidental en los sistemas
políticos indígenas (Franco, 1997; Kemper, 1987; Purnell, 2004; Vásquez, 1986). Es
hasta épocas recientes que el ámbito local ha cobrado interés debido al papel que tiene
en la generación de alternativas y formas novedosas de adaptación a elementos externos
provenientes del sistema político mexicano.
En este sentido, este estudio también tiene como marco las reivindicaciones etno-
políticas que nacieron hacia la década de los setenta del siglo xx en todo el continente.
La relativa apertura a la problemática indígena en la mayoría de los estado-nación de
América provocó que algunos de éstos reconocieran su composición pluricultural y
se mostraran dispuestos a dialogar y participar de un proyecto que incluyera a los pue-
blos indígenas (J. Bengoa habla de la emergencia indígena para América Latina). Este
contexto influyó para que las poblaciones indígenas reforzaran sus sistemas de organi-
zación (procesos de etnogénesis) y enfrentaran críticas y reflexiones en torno a éstos.
Desde una perspectiva que considera las prácticas políticas como ejercicios
cambiantes que se adaptan a la realidad, esta investigación plantea el acercamiento
y análisis de acciones y estrategias que no son fenómenos nuevos, pero que no han
recibido la atención necesaria en el análisis científico. En esta línea, consideramos
que este texto contribuye a generar conocimiento sistematizado de las prácticas polí-
ticas en comunidades p’urhépechas de Michoacán.
Los datos fueron recabados a través de la etnografía y el trabajo de campo en comuni-
dades p’urhépechas. El registro de las prácticas se realizó mediante observación partici-
pante en reuniones y asambleas, y mediante entrevistas a profundidad a autoridades de las
comunidades o a personajes que hubiesen tenido algún cargo de autoridad en el pasado.
La elección de los casos de estudio responde a los siguientes criterios: comunidades
que aún conservaran una parte considerable de sus tradiciones, comunidades que tu-
vieran una organización interna muy viva y pujante, y comunidades diferenciadas en
cuanto a tamaño y ubicación; esto último con el fin de considerar la posible influencia
de estos aspectos en el ejercicio de las prácticas políticas. Una de las particularidades de
la investigación fue que participaron mujeres estudiantes de la Universidad Intercultural
Indígena de Michoacán en el trabajo de campo y, que demás son integrantes de las
comunidades aquí abordadas.

2.1 La región de estudio


El área p’urhépecha conforma una unidad relativamente compacta que se ha man-
tenido con costumbres comunes, además del idioma. Algunos rasgos culturales regis-
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 117
tran pocos cambios en regiones como la meseta o en los alrededores de la cuenca del
Lago de Pátzcuaro. Esta región comprende un área aproximada de 6000 km2 y está lo-
calizada en la parte norte, al centro del estado de Michoacán. Se ubica entre los 1600
y 2600 msnm y se le denomina P’orhépecheo o Purhépecherhu, que significa «lugar
donde viven los purhé» (Huacuz, 1996).
La región p’urhépecha está dividida, a su vez, en cuatro subregiones: la meseta
o sierra es nombrada en lengua p’urhépecha P’ukúmendeo, el Lago o Japóndarhu,
la Cañada de los once pueblos o Eráxaman y la Ciénega de Zacapu o Ts’iróndarhu.

Mapa 2.1
La región purhépecha

Fuente: inegi.

La región p’urhépecha se formó con el antecedente de la ocupación del im-


perio tarasco alrededor de siglo xi. Sobre los orígenes de esta población, una de las
hipótesis más acertadas es que sus antecesores eran chichimecas llegados del norte (ca-
zadores guerreros), que se aliaron con pobladores ya asentados en la rivera del lago, éstos
118 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

hablaban un idioma parecido. Se cree que existe una relación con culturas de Suda-
mérica, en especial por referencias al manejo de la metalurgia, ciertos tejidos, deida-
des femeninas y un posible parentesco entre los idiomas.
El término p’urhépecha hace referencia a «gente común». Su generalización se
asocia a la posibilidad de la desaparición paulatina de la nobleza indígena tarasca al
tiempo del proceso de purepechización (Castillejas y Cervera, 2005: 222). Esto se re-
laciona con la desaparición de los linajes y la priorización de un término más general
que no marcara distinciones al interior del grupo étnico. En la Relación de Cuitzeo
aparece el término p’urhépecha al referir el nombre para ellos y su lengua; significa-
ba «hombres de trabajo», y posiblemente se refería a la clase más baja de la sociedad
o simplemente «gente» (Warren, 1977: 8). Sin embargo, este término no aparece
en documentos de la colonia sino hasta fines del siglo xix. De allí que sea más ade-
cuada la denominación de tarasco para referirse a la formación prehispánica que los
españoles encontraron al momento del contacto. Castillejas y Cervera (2005) afir-
man que la gran mayoría de los estudios etnográficos hasta 1940 menciona el término
tarasco como el más común.
Vázquez (1992) considera el fenómeno de purepechización como un proceso de
reindianización de tipo político originado con la dignificación del ser comunero.
Personalmente consideramos que esta identificación no fue tan general, sino que se
dio sólo en ciertos casos. En algunas comunidades, las personas de mayor edad
siguen autonombrándose tarascos y su idioma también es reconocido como tal; y el
p’urhépecha, denominación en uso desde hace veinte años, aparece como un ser
que se reivindica contra el pasado de colonización y explotación, y no necesariamente
como campesino comunero.
Los análisis del idioma p’urhépecha indican que no tiene parentesco lingüístico
cercano con ninguna de las lenguas originales que se hablan en el país o con idiomas
mesoamericanos. Warren (1997) comenta que está relacionado con lenguas andinas.
Con las reservas en cuanto al manejo de datos censales para la cuantificación de
población indígena, en el censo del 2000 se registraron hablantes de idioma p’urhépecha
en todos los municipios de Michoacán, pero la mayor concentración de estos hablantes
se localizó en los municipios de: Coeneo, Charapan, Cherán, Chilchota, Erongarícuaro,
Los Reyes, Nahuatzen, Nuevo Parangaricutiro, Paracho, Pátzcuaro, Quiroga, Tanga-
mandapio, Tangancícuaro, Tingambato, Tzintzuntzan, Uruapan, Zacapu (inegi, 2000).
Para el Conteo del 2005, de los 3 495 742 habitantes que existen en Michoacán de 5 años
y más, sólo 113 166 hablan una lengua indígena (inegi, 2009), esto significa que aproxi-
madamente sólo un 3% de la población tiene esta característica.
En el Conteo del 2005 se calculó que de la población total que habla una lengua
indígena en Michoacán, 96 966 hablan el idioma p’urhépecha y de estos 45 663 son
hombres y 51 303 son mujeres (inegi, 2009). Estas cifras lo colocan como el idioma
indígena más hablado en el estado, seguido del náhuatl (4009 habitantes) y el maza-
hua (3472 habitantes).
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 119
Gráfica 2.1
Hablantes de las principales lenguas indígenas en Michoacán, 2005

Fuente: Elaboración propia en base a los datos del Conteo Nacional de Población y
Vivienda 2005 (inegi).

Como parte de las características especificas de los casos estudiados tene-


mos que ninguna comunidad es cabecera municipal, incluso una es un anexo recien-
te. En los tres casos estudiados, el número de hablantes de p’urhépecha es variable:
Cheranástico (municipio de Paracho) y San Luis Tsuren (municipio de Los Reyes)
presentan mayoría de hablantes del p’urhépecha, en cambio, San Francisco Picháta-
ro (pertenece a Tingambato) es una comunidad en la que los jóvenes ya casi no hablan
el p’urhépecha.
Las tres comunidades cuentan con carretera pavimentada; el servicio de agua
potable es un asunto importante a resolver en San Francisco Pichátaro y San Luis
Tsuren. Todas cuentan con los demás servicios a excepción del drenaje; y con respecto
a las tierras, en los tres casos tienen propiedad comunal, aunque las tres comunidades
manifiestan problemas de linderos con comunidades vecinas.
Para finalizar esta parte, baste decir que los municipios a lo que pertenecen las
comunidades analizadas presentan grados de marginación medio, en comparación con
el promedio del estado de Michoacán que se considera alto.

2.2 Cheranástico
Cheranástico (Ch’ery- ja´htzikurinni que significa «lugar donde hay tepetate en la
cima» o «cerro del tepetate») pertenece al municipio de Paracho, ubicado en la pro-
120 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

Gráfica 2.2
Hablantes de lengua p’urhépecha
en los municipios estudiados, 2005

Fuente: Elaboración propia en base a los datos del Conteo Nacional de


Población y Vivienda 2005 (inegi).

vincia fisiográfica llamada eje volcánico entre los 19º 41’ y 19º 45’ de altitud al norte,
y 102º y 102º 03’ de longitud al oeste (Márquez, 1985). Colinda al norte con terrenos
de la comunidad de Uren (municipio de Chilchota), al sur con Aranza y Paracho, al
oriente con Cherán y hacia el poniente con las comunidades de Ahuiran y Santa Cruz
Tanaco (Márquez, 1982).
Según la tradición oral esta comunidad estaba en el cerro de Tamapu juata («cerro
viejo» en castellano) y tiempo después bajaron a Tsintsikataru («ruinas»), pero en los
meses de lluvia se empantanaba y los pobladores tomaron la decisión de subir al
cerro de Chiran, sitio donde se encontraban otros grupos a quienes se unieron los
pobladores de Kamustarhu («mogote» en castellano).
Cheranástico fue fundado, según el titulo virreinal, por el rey Xamondague, el rey
Harame y los grandes hombres principales: Don Francisco Chorentsi, Pedro Cruz,
Antonio Cariuaco, Francisco Tsitsiki y Francisco Sirangua. Aunque hoy en día no
existe algún documento formal que tome como evidencia verdadera ese título.
Se tiene noticia que en 1524 se llegó a una estancia que se llamaba Cheranazco,
sujeto a Raxa (ahora Aranza), asentada encima de un cerro pelado que se llamaba
Chiran, y bebían de un arroyo que pasaba por allí llamada Condiro. Según el tí-
tulo del pueblo el Irecha Xhamondangue y el Irecha Harame fueron los artífices
de tan importante documento (Márquez, 1985). Entrados en la segunda mitad del
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 121
Cuadro 2.1
Grados e índices de marginación en los municipios que conforman
el territorio p’urhépecha, ordenados de mayor a menor, 2005

Municipio Grado Índice


Estado de Michoacán de Ocampo Alto 0.450
Charapan Alto 0.573
Nahuatzen Alto 0.383
Chilchota Alto -0.036
Tzintzuntzan Medio -0.087
Coeneo Medio -0.107
Erongarícuaro Medio -0.120
Tangamandapio Medio -0.167
Paracho Medio -0.239
Cherán Medio -0.265
Quiroga Medio -0.379
Tingambato Medio -0.381
Tangancícuaro Medio -0.507
Los Reyes Bajo -0.708
Nuevo Parangaricutiro Bajo -0.717
Pátzcuaro Bajo -0.749
Zacapu Bajo -1.170
Uruapan Bajo -1.173
Fuente: conapo (2005).

siglo xviii (1754), los efectos de las políticas de congregación de los pueblos indios
fueron evidentes: una parte de la población paso a formar parte de Uren (munici-
pio de Chilchota) y se llevaron como patrono a San Bartolomé; los que se con-
gregaron en Cheranástico llevaron consigo a San Juan Bartolomé y a San Andrés
(Márquez, 1985).
En la comunidad de Cheranástico, la mayoría de la población conserva el p’urhépecha
como primera lengua y el vestido tradicional de las mujeres también se mantiene.
Los cargos, el compadrazgo y las celebraciones se han registrado, aunque con algunas
modificaciones. También, algunas formas de organización comunitaria se conservan y,
a decir de algunos pobladores, las fiestas también se siguen realizando a la antigua.
Específicamente para este último fin la comunidad se divide en cuatro cuarteles, a partir
de los cuales se organizan y reparten los gastos:
a) Primer cuartel: se encarga de los adornos del templo y de las calles;
b) Segundo cuartel: se responsabiliza de la música para los tres días;
c) Tercer cuartel: se encarga de los juegos pirotécnicos;
d) Cuarto cuartel: se responsabiliza de la organización y la música de los
jaripeos.
122 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

Dentro de estos cuarteles se forman comisionados para cada responsabilidad y


participan tanto adultos como jóvenes, mujeres y hombres. Es posible que antigua-
mente la división de comunidad en estos cuarteles también marcara una división en la
organización política y religiosa, aunque no se tienen registros. No existe división por
barrios como en otras comunidades p’urhépechas.
Esta comunidad tiene una historia de resistencia política. Cheranástico pertenecía
al municipio de Cherán, pero debido a diferencias y problemas de tierras solicitaron su
cambio y ahora pertenecen al municipio de Paracho: “los de Cherán maltrataban a los
de Cheranástico, había un trato injusto” (Entrevista m. t., 2008). En 1946 Cheranás-
tico hizo la solicitud del cambio de municipio ya que no había apoyo de éste y pro-
pusieron estar bajo la jurisdicción de Paracho, lo cual se aprobó después de algunos
meses. En la actualidad, a decir de los entrevistados, no tienen problemas con la
cabecera municipal de Paracho y llevan una buena relación (Entrevista g. m., 2008).
A este respecto hay que mencionar que Cherán es un municipio de mayoría indígena y
que la propia cabecera municipal es poblada por p’urhépechas; en cambio Paracho
tiene una cabecera municipal con mayoría de mestizos.

2.2.1 Cargos religiosos


Cheranástico mantiene separados los cargos civiles de los religiosos, y el cumplir
con la responsabilidad de estos últimos representa un gran prestigio. Anteriormente
existía el cargo de mayordomo (que tenía su bastón), era el segundo después del
sacerdote; se tiene noticia de que este cargo se desempeñó por última vez hace vein-
tisiete años (Entrevista g. m., 2008); igualmente existía el cargo de capital y era el
carguero de la fiesta patronal (Entrevista m. t., 2008).
En la actualidad, se elige en el templo a cuatro parejas cada año para que desem-
peñen tareas específicas:
a) Priaste. Es la pareja que está al frente de todos, se encarga de elegir a las tres
parejas restantes. Este cargo es voluntario y generalmente hay una lista para
ocuparlo;
b) Kenhé/Karari/Biscal. Son parejas que tiene que velar por el templo y coordi-
nar, junto con la pareja principal, todas las actividades (Márquez, 1982: 71).
Estos cargos se asumen por parejas de casados y es posible que esta organización
supliera a la anterior en el intento de equilibrar los gastos y disminuir el peso referente
a la celebración de la fiesta patronal en la comunidad.
Hasta hace algunas décadas se conservaba el antiguo consejo de ancianos que
estaba conformado por la gente de mayor edad en Cheranástico. Aunque ahora
se conserva esta figura, se ha modificado su composición. La comunidad se divide en
cuatro cuarteles, como ya se mencionó, y de cada uno se escoge a dos o tres para
integrarse. Este cargo también es por parejas, permanecen por dos años aproxi-
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 123
madamente y toman posesión por acuerdo de la comunidad. Los que integran este
consejo pueden participar en cuestiones civiles y religiosas, tienen voz y voto
para cuando se requiera.

2.2.2 Cargos civiles


Con respecto a los cargos civiles, existe la Jefatura de Tenencia que es confor-
mada por el Jefe de tenencia propietario, el suplente y el cuerpo policiaco (cuatro
auxiliares):
a) Jefe de Tenencia. Su función es gestionar las necesidades de la comunidad,
y resguardar el orden. Expiden constancias de la comunidad y son el vínculo
con la cabecera municipal y toda la documentación relacionada. El cargo tie-
ne una duración mínima de un año y una máxima de dos, a diferencia de
lo que establece la Ley orgánica, que son tres años. Este cargo recibe un
salario de $ 1,600.00 pesos quincenales.
La elección del jefe de tenencia se realiza en asamblea general. Entre los
requisitos para ser electo para este cargo están: pertenecer al pueblo, vivir en
él, ser casado y haber tenido un cargo antes de éste.
b) Suplente del Jefe de Tenencia. Apoya al Jefe en sus funciones y cuando éste
se ausenta de la comunidad asume la responsabilidad. Recibe un salario
de $ 700.00 pesos quincenales. Para asumir este cargo se necesitan los mismos
requisitos que para Jefe de Tenencia.
c) Cuerpo policiaco. Este grupo se encarga de vigilar que se respeten las leyes y
exista orden en la comunidad. Apoyan al Jefe de Tenencia y están al tanto de
cualquier conflicto. Reciben un salario de $ 500.00 pesos quincenales. Hasta
la fecha ninguna mujer ha ocupado alguno de estos cargos.
Cabe señalar que la compensación económica de estos cargos es reciente,
posiblemente de unos seis años a la fecha.
d) Representante de Bienes Comunales. Tiene a su cargo el resguardo de las
tierras comunales y se encarga de corregir y solucionar los problemas de tenen-
cia de la tierra. También tiene un suplente.
Además existen Jueces menores y los Encargados de Obras, quienes tienen la
tarea de supervisar las obras que se realizan en la comunidad, son tres personas por
cada cuartel. Este cargo tiene alrededor de doce años, y es probable que haya surgi-
do como una necesidad en cuanto a la llegada de mayores recursos provenientes de
la federación.
A pesar de que buena parte de los cargos son ejercidos por parejas, individual-
mente las mujeres, no han logrado incursionar en éstos; aunque sí hay participa-
ción activa de ellas en las asambleas, incluso, en ocasiones, llegan a ser mayoría
en estos espacios.
124 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

2.2.3 Llegaron los partidos políticos


En la década de los años ochenta del siglo xx, una parte considerable de la población
y algunos líderes de Cheranástico otorgaron su apoyo a Cuauhtémoc Cárdenas Soló-
rzano como candidato a la presidencia de la República (1988). Ante el supuesto frau-
de electoral participaron en la toma de la presidencia municipal de Paracho, como
una forma de expresar su desacuerdo ante la supuesta victoria de Carlos Salinas de Gor-
tari. Recordemos que hasta ese momento el Partido Revolucionario Institucional (pri)
era casi el único y principal partido político, por lo que a partir de este momento la
escisión que se había formado al interior del pri y de la que había salido Cuauhté-
moc Cárdenas marcó el inicio de una división al interior de las comunidades ante la
simpatía del hijo del Tata Cárdenas.3 Comienza así la historia del Partido de la Revo-
lución Democrática (prd) y algunos de los pobladores de Cheranástico se identifican
como sus fundadores. La simpatía hacia el prd se debe al apoyo que recibió la región
p’urhépecha durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas en la década de los años
treinta del siglo xx (Entrevista m. t., 2008).
A partir de este hecho, la relación entre Paracho y Cheranástico fluye más rá-
pido y empiezan a recibir recursos: se construye la pérgola del lugar, las oficinas
de la Jefatura de tenencia, se acondiciona el adoquín de las calles. En la actualidad
este apoyo a los partidos, y en especial al partido de izquierda, prd, es bastante
cuestionado.
La mayoría de entrevistados en la comunidad coincidieron en que los partidos
políticos influyen mucho: “la gente ajena llega con apoyos y hacen que la comunidad
se divida” (Entrevista g. m., 2008). Alegan que los dirigentes de los partidos políticos
son los causantes de la división de la comunidad y que debilitan la organización y
estructura que se maneja internamente. Incluso un entrevistado afirmó que en los cargos
religiosos también había división por causa de los partidos políticos.
Lo anterior contrasta con el apoyo inicial que algunos de los pobladores mostraron
hacia el partido de izquierda. Algunos de estos fundadores argumentan que en los ini-
cios del prd la comunidad estaba muy bien y “después, sólo hasta después vinieron
los problemas”. En 2004 se suspendieron las votaciones electorales en Cheranástico
y desde entonces, a decir de los entrevistados, ocurre la escisión entre dos grupos del prd:
uno que no quiere conflictos y otro que ha fomentado la división (Entrevista m. t, 2008;
Entrevista a. c., 2008).
Esta comunidad ha registrado, desde entonces, serias problemáticas en la elección
de sus autoridades. A pesar de que existe una organización tradicional, se ha experi-
mentado duplicidad en los cargos civiles. La población se ha dividido principalmente
en dos grupos cada uno ha propuesto a sus propios representantes debido a que,
3
El general Lázaro Cárdenas del Río se desempeñó en la presidencia de México de 1934 a 1940 y tuvo un apoyo
decidido hacia la población indígena en el país, con él toma fuerza la política indigenista. Era originario de Mi-
choacán, por lo que tuvo un especial interés en apoyar a la población de este estado, incluidos los p’urhépecha; quie-
nes lo recuerdan cariñosamente como Tata Cárdenas.
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 125
en algunas ocasiones, los cargos fueron ocupados por personas que realizaron malos
manejos económicos o que aprovecharon los recursos que llegaron a la comunidad
para beneficio personal, dando como resultado la desconfianza de los pobladores
hacia estos líderes:
Como en todo lugar, hay personas que solo buscan el beneficio propio con este tipo
de cargo disfrazándolo como ayudando al pueblo y haciendo negocios sin informar […]
Usando el nombre del pueblo en sus negocios privados (Entrevista g. m., 2008).

En 2009, como se lleva a cabo desde el 2005, se efectuó la elección de dos Jefes
de Tenencia. Hubo dos candidatos, uno era simpatizante del prd y el otro pertenecía
al pri, que son los partidos más influyentes. Esto provocó controversia y la gente no se
llego a un acuerdo, por lo que, además del representante que obtuvo la mayoría
de votos en asamblea, los opositores nombraron a su propio representante. Las auto-
ridades alternas, como se les llama a estos personajes que no fueron elegidos por la
mayoría, no reconocen a las autoridades legítimas y no tienen el reconocimiento
del municipio. Tampoco hacen el trabajo correspondiente, pero tienen un espacio en
la plaza del lugar, donde se construyó un edificio que alberga las oficinas de las auto-
ridades alternas, aunque estos personajes se aparecen poco por allí.
A esta diferencia también se sumó la duplicidad en el Comisariado de Bienes
Comunales. Así, los opositores que no están de acuerdo con lo que decidió la ma-
yoría, acuden a realizar sus trámites directamente al municipio de Paracho ya que no
tienen el reconocimiento ni el sello de la comunidad.
Resumiendo, esta comunidad tiene una historia de lucha y resistencia que la colocan
como una referencia obligatoria en la defensa de la cultura p’urhépecha. Además sus
tradiciones y prácticas culturales, especialmente relacionadas con el aspecto religioso,
se mantienen muy vivas. Sin embargo, esta comunidad presenta síntomas de una
ruptura profunda. La división interna es tan marcada que es difícil llegar a acuerdos
y si existen las condiciones, se presentan tan frágiles que a la menor provocación
pueden desaparecer.
Las prácticas políticas como las asambleas, la elección de representantes, la
conformación de grupos de autoridades religiosas y civiles continúan vigentes, y
ante las fracturas y diferencias internas muestran ajustes. La elección y conforma-
ción de autoridades religiosas está empezando a ser influenciada por las diferencias
políticas. Además, la elección de representantes sin reconocimiento legítimo sólo
marca disidencia y evita la construcción de acuerdos. Hacia el exterior, esto resta
valor a la organización interna y coloca a la comunidad como compleja y conflic-
tiva. Y, a pesar de la fuerza y contundencia que puede llegar a tener la asamblea
(recordemos que se reúnen más de trecientos comuneros), la inconformidad ha
evitado la construcción de lazos fuertes que respalden a las autoridades legítimas.
Por esto se ha recurrido al municipio, una instancia externa y ajena a los indíge-
nas, para que vigile y reconozca su organización.
126 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

Esta problemática ha minado la organización comunitaria a tal grado que al existir


dos autoridades no hay posibilidad de diálogo y las rupturas son frecuentes. Las repe-
tidas juntas y reuniones que se dieron parecían más un pretexto para el enfrentamiento
que un intento por llegar a acuerdos, ya que a pesar de que la mayoría se inclinaba por
una postura, la minoría lograba debilitar la posibilidad de lograr resoluciones.
Una de las particularidades que observamos al platicar con las autoridades fue la
visión que tienen acerca de los profesionistas, pues los ven como agentes que han
contribuido a esta división. Nombraron algunos personajes de Cheranástico que
hicieron estudios fuera de la comunidad y que cuando regresaron trajeron «ideas di-
ferentes» que causaron división; y que incluso llegaron a nombrarse representantes
de la comunidad sin serlo. Finalmente, esta comunidad ha luchado por mantenerse y
conservar su cultura, pero observamos que, ante las influencias y la poca capacidad
para adaptarlas (sin muchos riesgos), presentan fracturas que están obligando a que la
organización interna se reformule. Los habitantes de Cheranástico están en este
proceso y no tenemos duda de que saldrán avante.

2.3 San Francisco Pichátaro


La comunidad indígena de San Francisco Pichátaro es un asentamiento antiguo,
aparece en la Relación de Michoacán con el nombre de Pechataro, donde se hace alu-
sión a Pechataro como un sitio que exploraron los chichimecas durante su estancia
en Vayameo, bajo el reinado de Curatame I. También se señala que cuando Hiripan
y Tangaxoan quedaron huérfanos fueron con su madre a Pechataro (Alcalá, 2008).
Pichátaro es una tenencia del Municipio de Tingambato, se localiza en la parte de la
meseta p’urhépecha (entre los 19° 34.3’ N y 101° 48.4’ O) que colinda con la zona
lacustre de Pátzcuaro. Limita al norte con el ejido de San Isidro y el de la Zarzamora; al
sur con la cabecera municipal Tingambato; al este con los pueblos de Erongarícuaro y
Úricho; y al poniente con Sevina y Comachuen. Esta comunidad comprende un terri-
torio de 100 km2 aproximadamente, un gradiente altitudinal que va de los 2300 hasta
los 3200 msnm y una amplitud de elevación de 900 metros (Barrera-Bassols, 2008).
Barrera-Bassols (2008) clasifica las tierras de esta comunidad purhépecha en tres va-
lles intermontanos organizados de manera escalonada y bordeados por montañas
volcánicas y una meseta basáltica. Una parte importante de las tierras de esta comu-
nidad era un frondoso bosque, pero en la actualidad esta vegetación ha disminuido
considerablemente.
Algunas personas de mayor edad cuentan (como parte de la tradición oral) que an-
tiguamente la comunidad estaba separada, es decir, no estaban unidos los siete barrios
que actualmente conforman San Francisco Pichátaro. Se cree que con la llegada de
los frailes, especialmente Fray Jacobo Daciano, fue cuando se obligó a los siete gru-
pos a concentrarse en lo que actualmente es el pueblo (Alonso, 1983). A cada barrio
se le dio un nombre, que corresponde a su santo patrono: San Francisco, Santo Tomás
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 127
Primero, Santo Tomás Segundo, San Bartolo Primero, San Bartolo Segundo, San
Miguel y Los Santos Reyes. El Barrio de San Miguel es el más grande, y quizás por
eso se nota más el grado de ayuda que dan para su fiesta.
Esta población se considera en su mayoría p’urhépecha, aunque algunas de las
antiguas tradiciones y costumbres se han ido perdiendo, principalmente la lengua, la
gastronomía y el vestido indígena. El idioma p’urhépecha ya sólo se habla entre pocos
pobladores de mayor edad; los jóvenes y niños sólo hablan castellano.

2.3.1 Cargos religiosos


Antes de 1950 el gobierno estaba en manos de las autoridades comunales, con-
servaban su título de autoridad: el colector, el uandari («el que habla en idioma
p’urhépecha») y la iglesia. Las costumbres y tradiciones eran la base de las formas de
convivencia comunal. En el caso del establecimiento de compromisos matrimonia-
les el uandari era la persona que representaba la autoridad y quien establecía las con-
diciones más favorables del matrimonio para las dos familias. Asimismo era una parte
constitutiva de las ceremonias, ya que se encargaba de dirigirlas, alertar sobre el
sentido de las prácticas que incluía, y establecer, a través de sus palabras, los compro-
misos y lazos sociales entre los miembros de la comunidad. En la actualidad, su
presencia ya no es imprescindible, se convierte más en un lujo , lo que ha ocasionado
que sólo tres personas de la tercera edad ejerzan esta función.
Los cargueros eran sumamente importantes por ser las autoridades religiosas
que tenían influencia en toda la comunidad. El colector era una autoridad impor-
tante que se encargaba del cuidado de las propiedades agrícolas y el manejo de
los recursos de la iglesia. Con apoyo de regidores y otros cargueros, el principal
distribuía las tierras y las obligaciones a todos, y junto con éstos cuidaban de la
caja comunal y la tesorería.
En la actualidad, el sistema de cargos religiosos permanece independiente del sis-
tema de cargos civiles. El tener un cargo que dé prestigio y honor, como ser colector
o carguero, no es criterio para que la persona sea elegida autoridad civil de la comu-
nidad. Esta situación es similar a la de otras comunidades de la meseta.
a) Colector o Carguero. Este cargo es el más importante de la iglesia, la persona que
lo ejerce vive un año en el curato ofreciendo sus servicios al sacerdote; este
cargo se pide con anticipación. Entre sus tareas está la de nombrar a todos
aquellos que le quieran ayudar con su cargo, acompañar al sacerdote cuando
tiene que salir a algún lado, poner las velas que se ocupen en las misas, pro-
porcionar el vino. Su esposa prepara la comida para el párroco y para todos
ellos; junto con el resto de su familia hacen la limpieza, lavan la ropa, cambian
las flores, recogen el diezmo, etcétera. Sus labores comienza el día 1º de enero:
por la mañana se le bendice a él y a su esposa junto con las dos parejas de
128 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

regidores y salen a visitar todas las esquinas del pueblo. En las esquinas vi-
sitadas la gente de la comunidad saca imágenes religiosas y algunos a sus
niños Dios en una mesa y los adornan. Al llegar al lugar, el sacerdote (quien
también acompaña en la peregrinación), hace una breve oración y al final les
da la bendición a todos. Los ayudantes del carguero recogen la mazorca y li-
mosna que dejan los feligreses y caminan a otro altar hasta que recorren todo
el pueblo. El día 6 de enero se oficia una misa y el nuevo colector recibe al
niño Dios en su casa y durará en ésta un año.
El colector sigue siendo un personaje importante, aunque ha quedado relega-
do únicamente al servicio del sacerdote y al mantenimiento de la parroquia. Este
cargo asumió funciones y tareas de cargos que ya desaparecieron, según nos con-
tó la gente mayor.
b) Regidores: Son los ayudantes del carguero, son dos parejas casadas y los pri-
meros se encargan de buscarlos o ellos mismos se proponen. Estas tres parejas
se bendicen el mismo día y los regidores les dicen padrinos a los cargueros o
colectores. Los tres ayudan en el templo y su cargo dura un año.
c) Mayordomo: Se encarga de comprar por un año las flores para el templo, pero
este cargo se bendice en el mes de marzo.
Todos estos cargos son voluntarios. Existen otros, como por ejemplo el de la imagen
de San José o San Isidro; las familias que los resguardan en sus casas acuden y los
llevan a la iglesia cuando es su fiesta, éstas se cambian al año para que una nueva
familia se haga cargo.

2.3.2 Cargos civiles


Como ya mencionamos, Pichátaro se conformó a partir de la unión de siete barrios,
los cuales aún gozan de cierta autonomía y tienen sus propios representantes.
Cada barrio es dirigido por un encabezado electo por los mismos pobladores de
esa demarcación.
Cada barrio es autónomo y no pueden intervenir en las decisiones de los otros
barrios. Incluso, el Encabezado sólo comunica las decisiones que se toman en el barrio.
También se forman comisiones al interior de éstos, con el fin de organizar y juntar
la cooperación para la fiesta barrial. Este cargo también es reconocido en la cabecera
municipal y son los que representarán al Jefe de Tenencia una vez electo.
a) Encabezado de barrio. Estas personas manejan internamente su barrio, es
decir, son autónomos entre sí. Frecuentemente convocan a los señores del barrio
para ponerse de acuerdo en lo referente a la fiesta del mismo, mejora de las
calles o para contar a los habitantes los temas tratados en las asambleas a las que
asiste el encabezado.
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 129
Anteriormente los encabezados eran los encargados de cambiar o propiciar el
cambio de autoridades civiles. Se reunían los siete encabezados y evaluaban el desempe-
ño de éstas, si no les satisfacía eran sustituidas.
Entre los requisitos para ocupar este cargo está el ser casado y cumplir con faenas
y cooperaciones. Entre las razones para no aceptarlo están el pertenecer a un comité
o no tener los recursos suficientes para atender esta actividad que no recibe salario (Entre-
vista e. c., 2008). Ninguna mujer ha sido encabeza de barrio y se cree que así ha
funcionado bien, “sin mujeres” (Entrevista e. c., 2008).
La elección se hace en asamblea barrial, el tiempo que dura el cargo es general-
mente un año, pero pueden permanecer más tiempo o si no tienen buen desempeño
los pobladores les piden que entregue el cargo y nombran a otro. Aunque algunos
encabezados afirmaron que hay un máximo de tres años para desempeñar el cargo.
En su entrevista el encabezado del barrio de Santo Tomás II comentó que a él
en un principio no se le dio el cargo tal cual, sino que nadie en el barrio quería ser en-
cabezado, entonces se formó un comité de cuatro personas (todos hombres) para que
entre ellos decidirían lo que era mejor para su barrio y se rotarían la asistencia a las jun-
tas. Sin embargo, los tres compañeros se fueron saliendo uno por uno y él fue quien
se quedó como encabezado (Entrevista g. m., 2008).
Además de estos representantes, en la actualidad existen el Jefe de Tenencia y
el Representante de Bienes Comunales. Anteriormente, la comunidad de San Fran-
cisco Pichátaro ejercía su poder internamente y sus miembros no recurrían al mu-
nicipio u otra instancia del gobierno para reglamentar sus costumbres y ejercer la
justicia. Sólo acudían a estas instancias en casos graves como asesinato o robo mayor,
y las autoridades municipales únicamente recogían el cadáver o detenían al acusado
sin intervenir con las decisiones de la comunidad, según dijeron las personas mayores
entrevistadas (Entrevista r. f.; Entrevista m. a., 2008).
A partir de los años cincuenta del siglo xx las cosas cambiaron drásticamente, la inter-
vención de las instituciones del gobierno en la vida comunal se materializó y se nombró
un Jefe de Tenencia y un Representante de Bienes Comunales. Estas figuras y las insti-
tuciones que de ellas se desprenden (que se fueron estableciendo en casi la totalidad
de las comunidades indígenas) desplazaron y, en algunas ocasiones, reemplazaron a las
autoridades comunitarias anteriores (como el uandari o algunas funciones del colector).
En este sentido, algunas de las normas indígenas que anteriormente funcionaban y
que gozaban del reconocimiento de la comunidad se fueron subordinando a las leyes
del derecho positivo establecido en México, especialmente las normas y las costum-
bres de carácter jurídico que empezaron a perder importancia, no así las normas reli-
giosas que aún se registraron.
b) Representante de Bienes Comunales. La misión de esta persona es velar por
el cuidado y la defensa de las tierras o bienes comunales (los recursos fores-
tales y minerales patrimonio de la comunidad).
130 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

c) Consejo de vigilancia. Esta institución tiene la función de vigilar el desem-


peño del Representante de bienes comunales y de auxiliarlo en el cuidado de
éstos. Está conformado por un grupo pequeño de hombres adultos.
d) Jefe de Tenencia. Éste se encarga de mantener el orden en la zona poblada de
la comunidad, es decir, vigila el cumplimiento de los acuerdos tomados en
asamblea. Los encabezados de barrio le transmiten las inquietudes, necesida-
des y propuestas de la colectividad a la que representan.
El Jefe de Tenencia se ha convertido en el gestor para obtener obras y créditos de
parte del gobierno, ya que sirve de vinculo entre la comunidad y el municipio en las
actividades y servicios que éste presta: registro civil, agua potable, registro de ganado,
drenaje, receptoría de rentas, correo, arreglo de calles, mejoramiento a los planteles
escolares, coordinación de festividades del pueblo (Huacuz, 1996).
El Jefe de Tenencia sólo se acompaña de secretaria y un cuerpo de policías que
vigilan el orden de la comunidad, recibe un salario de $ 2,200.00 pesos quincenales.
Anteriormente contaba también con un suplente y un comandante que ahora ya
no existen. Entre los requisitos para ocupar el cargo está el ser casado y ser de la co-
munidad. Es común que antes haya ocupado cargos religiosos como mayordomo
o que haya formado parte de alguna comisión. Antiguamente este cargo no tenía
una partida asignada, sino que se trataba de un servicio para la comunidad (Entre-
vista l. f., 2008).
El Jefe de Tenencia y el Representante de Bienes comunales tienen la responsa-
bilidad de mantener la organización de la comunidad y velar por sus intereses. Para
ocupar estos dos cargos el pueblo se reúne y los elige en una asamblea general reali-
zada en la plaza del lugar por votación general. Ambos duran generalmente un año,
sin embargo, si los pobladores no se sienten a gusto con el desempeño de los electos
los pueden «quitar» de su puesto, y en caso de que trabajen bien pueden permanecer en
estos cargos por más de un año, aunque se dice que ninguna persona ha durado más
de dos años (Entrevista l. f., 2008).
Anteriormente, cuando se iba a elegir alguno de estos cargos, en la entrada y
salida de la comunidad, así como en algunas calles, se colocaban rocas para taparlas
y uno o dos hombres las vigilaban para que nadie saliera y se garantizaba de esta ma-
nera que todos los habitantes asistieran a la junta. La gente mayor dice que antes eran
más respetuosos y hacían caso a estas costumbres, pero que con el tiempo se ha venido
perdiendo el respeto, principalmente por parte de los jóvenes.
En el 2008, había diferencias entre el Jefe de Tenencia y el Representante de Bie-
nes Comunales, el primero alegaba que el Representante estaba rebasando sus funciones
y que se metía en asuntos que no eran de su competencia (problemas de concesiones e
internos) (Entrevista l. f., 2008). En la comunidad se tenía conocimiento de que cada
uno trabajaba por su lado, e incluso los Encabezados de barrio llamaron la atención
sobre esto e intentaron removerlos de los cargos, pero no lograron hacerlo, ya que un gru-
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 131
po de la población apoyó al Jefe de Tenencia para que permaneciera. Uno de los an-
teriores encabezados cree que al Municipio le conviene esta situación: “le conviene
que estemos peleados para que ellos hagan lo que quieran” (Entrevista g. m., 2008).

2.3.3 Los partidos políticos


La entrada de los partidos políticos ha sido paulatina; éstos no tienen gran influen-
cia en la vida comunitaria, más bien se registran actos de los partidos políticos cuando
se aproximan las elecciones. Se ha registrado una inclinación por el pri y el prd prin-
cipalmente. Estas figuras aún no son decisivas para la elección de los cargos civiles
en la comunidad, aunque si el presidente municipal y alguna de las autoridades de la
comunidad son del mismo partido hay mayor rapidez en la implementación de recur-
sos y servicios hacia Pichátaro.
Una de las particularidades encontradas es que la comunidad ha tratado de controlar
estos actos de proselitismo electoral exigiendo verdaderas propuestas por parte de
los candidatos y expresando abiertamente los engaños que han vivido en el pasado
por parte de los «políticos».
Igualmente se registró que algunos pobladores reconocían a los partidos políticos
como figuras que entraban a dividir la comunidad, y que aunados a los problemas entre
autoridades (especialmente por la distribución de recursos) incrementaban los problemas
internos. Algunos otros recuerdan instituciones que podían ayudar en estos conflictos,
como el Consejo de ancianos, que hasta hace unos años existía: se reunía para platicar
asuntos de relevancia y lo comentaban en las asambleas (Entrevista r. f., 2008). Parte
de lo que ellos decían era tomado en cuenta por los representantes. En cambio, ahora
es poco lo que se retoma, como ellos lo mencionan: “son pensamientos distintos y lo
único que quieren es beneficiarse a ellos mismos y ponen también a gente sin expe-
riencia y vuelve otra vez a lo mismo” (Entrevista r. f., 2008).
Ante esta posible fractura, uno de los encabezados de barrio recuerda que antes
estaban más organizados, por ejemplo, al presentarse el problema de las rencillas entre el
Jefe de Tenencia y el Representante de Bienes Comunales, los encabezados ya los ha-
brían cambiado.
Uno de los aspectos que permanece en estos ámbitos es la poca participación de
las mujeres. Esto se debe a que «no es bien visto» que ellas intervengan, aunque dicen
que los tiempos están cambiando y que cualquiera puede gobernar. Como se observó
en una de estas reuniones, pocas son las mujeres que asisten y mucho menos las que
participan. También puede deberse a una cuestión cultural, ya que algunas de ellas co-
mentaron que no tienen nada que hacer en esas juntas porque los hombres son quienes
se deben de encargar de eso y las mujeres deben ocuparse de las labores domésticas. A
este respecto, uno de los entrevistados afirmó que en una ocasión hubo candidatas mu-
jeres a los cargos de autoridad pero no ganaron (Entrevista l. f., 2008). Es posible que
la participación de las mujeres en estos espacios sea discrecional y aún débil.
132 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

2.4 San Luis Tsuren


La comunidad indígena de San Luis Tsuren está ubicada en el municipio de Los Reyes
de Salgado, al oeste del estado de Michoacán. Colinda al norte con la comunidad de San
Benito de Palermo, al sur con la comunidad de Sicuicho, al oeste con Pamatácuaro, al este
con Charapan y al noreste con San Antonio Tierras Blancas. Esta comunidad fue fundada
por aglomeración, probablemente los problemas surgieron cuando se intentó consolidarla.
Las familias que habitaban estas rancherías se enfrentaron a una serie de obstáculos antes
de que pudieran obtener los terrenos legalmente.
San Luis Tsuren es un anexo de Pamatácuaro. No cuenta con tierras de cultivo y la
parte urbana, donde se localizan las casas, fue adquirida a través de compra venta. Sólo
tienen en propiedad comunal una parte de bosque (todas las personas pueden disponer de
los recursos de éste si tienen alguna necesidad económica, o para construir una casa)
y dos fuentes de agua potable. Consideran que todos son comuneros y que pueden
disfrutar de todos los derechos y apoyos que lleguen a la comunidad.
San Luis Tsuren es una comunidad indígena relativamente pequeña, se calcula que
cuenta con cuarenta y cinco familias y un poco menos de trescientos habitantes. Éstos
provienen de las comunidades cercanas, principalmente de Pamatácuaro. La mayoría
de sus pobladores habla el p’urhépecha como primera lengua, y las mujeres adultas
aún conservan la vestimenta tradicional. Como es una comunidad pequeña, todos se
conocen y la mayoría de la población es parientes entre sí.
La fundación de San Luis Tsuren surgió a partir de la unión de dos rancherías: la de
San Luis y la de Tsuren. Para el municipio (Los Reyes) y los demás órganos de gobier-
no estas dos rancherías conformaban una sola población y se le conocía como San Luis,
pero los dos asentamientos humanos estaban separados por una barranca y una distancia
aproximada de dos kilómetros.4 A fines del año de 1972 se les exigió que se congregaran
en un solo lugar si querían ser beneficiarios del programa de electrificación que se estaba
llevando a cabo en la región. Se iba a electrificar la comunidad vecina de San Benito de
Palermo y la línea eléctrica pasaría por la ranchería de San Luis, pero existía el inconve-
niente de que los materiales para realizar los trabajos serían muy costosos y eran muy
pocos los habitantes (cuatro familias) (Entrevista a. p., 2008).
Por esa razón, desde principios de 1973, empezaron los acuerdos entre las dos ran-
cherías para unirse y alojarse en los terrenos aledaños a los de San Luis, ya que, ade-
más de que la línea eléctrica pasaría por esas tierras, se abriría la brecha para comunicar
la comunidad de San Benito de Palermo con la carretera nacional que va de Pamatá-
cuaro a Charapan. La solicitud fue enviada a la presidencia municipal con fecha
del 1° de febrero de 1974 y en los meses posteriores recibieron respuesta favorable.
A decir de las personas de mayor edad, la gente que habitaba estos lugares eran per-
sonas que habían escapado de las revueltas que se vivía en todo el país en tiempos de

4
Los de Tsuren vivían del lado oeste de San Luis y llevaba ese nombre (tsuren) porque poseían un ojo de agua
que caía de gota en gota.
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 133
la Revolución (Entrevista f. m., 2008), quienes se dispersaban por todo el bosque para
esconderse de los enfrentamientos armados.
Como argumenta Onofre Alonso (1983) esta gente lidiaba con problemas de insa-
lubridad y pestes, producto de la revuelta armada de J. Inés Chávez García,5 a lo que
después se sumó la rebelión cristera ocurrida de 1925 hasta 1929 (Alonso, 1983: 3-4).
Estos episodios causaron hambrunas, conflictos armados y enfermedades, por lo que
la gente prefirió retirarse a los cerros y permanecer allí. Éste fue el principal motivo
por el que la gente vivía tan separada y también por ello no se hicieron trazos o pla-
nos, ni se repartieron las tierras de una manera en que todos fueran beneficiados
al momento de rehabitar los terrenos.

2.4.1 Cargos religiosos


Como mencionamos, ésta es una comunidad relativamente nueva (poco más de
treinta años) que ha reformulado los cargos públicos con el fin de dar una dinámica
funcional a su vida religiosa. En este sentido, la fiesta patronal ha adquirido una
dinámica y organización que permita a los pobladores, que son pocos y de escasos
recursos, una forma particular de repartir los gastos y evitar que sea una carga pesa-
da para una sola familia.
a) Mayordomo. Este cargo de carácter religioso se aplica a un grupo de cuatro
personas elegidas por la comunidad y avaladas por el párroco de la iglesia de Pa-
matácuaro (jurisdicción a la que pertenece la comunidad de San Luis Tsuren).
Las personas elegidas se encargan de hacer las colectas para ayudar a las co-
munidades en sus fiestas patronales.
Las colectas son una especie de préstamo que se hacen entre sí las comunidades,
ya que el día de la fiesta patronal de una comunidad los mayordomos de las comuni-
dades vecinas regresan el dinero con un poco más de lo prestado. Esta dinámica se
considera un trabajo colectivo entre las comunidades que pertenecen a la parroquia
de Pamatácuaro.
b) Presidente. La persona para ocupar este cargo es elegida por la comunidad y
avalada por el párroco en turno. Tiene la tarea de ayudar al sacerdote en cues-
tiones económicas o necesidades del templo, también debe avisar a la comunidad
sobre alguna disposición que aquel indique y dotar a la iglesia, con el apoyo
monetario de la comunidad y el permiso de la misma, de todos los recur-
sos que se necesiten. Cuando la persona que ocupa este cargo manifiesta que
quiere abandonarlo se hace el cambio en una celebración religiosa.

5
Este personaje azoró la región durante la Revolución, entre los años 1915 y 1917. En la región fue un bando-
lero, rufián y héroe. Especialmente las dos primeras acepciones se deben a que recogía comida, mujeres, ganado y
todos aquellos recursos útiles para sus revueltas.
134 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

c) Legionarios. Este es un cargo para un grupo de cuatro mujeres. Al igual que


los otros cargos religiosos, son elegidas por la comunidad en conjunto con el
párroco en una celebración religiosa. Ellas se encargan de organizar y hacer
las colectas para las fiestas menores durante todo el año, sobre todo de aquellas
celebraciones relacionadas con las imágenes religiosas de vírgenes.
d) Sacristán. Esta persona es la encargada de mantener el templo en buenas
condiciones para que se realicen las celebraciones religiosas en cualquier
momento y también lo arregla durante todo el año cuando no hay fiestas. En
días festivos toda la comunidad ayuda en esa labor.
e) Comisionado. Las personas que ocupan este cargo son elegidas por la co-
munidad que se divide en cuatro grupos, cada uno de ellos escoge un represen-
tante para la comisión. Es un cargo civil y religioso porque las personas
que lo ocupan se encargan de estimar el presupuesto que se utilizará en la
realización de la fiesta patronal. Calculan el costo de los adornos y arre-
glos florales del templo, así como el de la banda de música que tocará en
los días de la celebración (consultando previamente a la comunidad). Una
vez que hacen el presupuesto, se encargan de anunciarlo a la comunidad
(algunos meses antes de fiesta) y empiezan a hacer la colecta cada domingo
hasta que las familias completan su cooperación.
Es común que en todos estos cargos los ocupantes se autopropongan, a diferencia
de los cargos civiles como veremos a continuación.
Los entrevistados afirman que no recuerdan que haya habido otro tipo de cargos, inclu-
so señalan que en la actualidad hay más cargos que antes, porque ahora hay cargueros
de santos o más precisamente de las imágenes religiosas. Estos cargos están relacio-
nados con la religión católica y fueron establecidos por influencia de los párrocos. Tam-
poco recuerdan la existencia de un consejo de ancianos, o por lo menos no han escuchado
de alguna figura parecida en la comunidad, aunque uno de los informantes afirmó que
en Pamatácuaro sí existió el Consejo de Ancianos, pero no recuerda cuál era su función.

2.4.2 Cargos civiles


Los cargos civiles también tienen bien definidas sus funciones y, como recién men-
cionamos, en algunas ocasiones convergen con los religiosos en ciertas actividades.
a) Subrepresentante de bienes comunales. Se encarga de resguardar y mantener
en buen estado las propiedades que pertenecen a la comunidad, así como de
resolver problemas legales que tengan que ver con los recursos de ésta, como
es la madera (descienda o no de los bosques comunales).6 El subrepresentante

6
Todavía en los años noventa del siglo xx los bosques eran abundantes y también la madera que se extraía de
éstos (Entrevista j. a., 2008), ahora son más escasos.
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 135
también tiene bajo su cuidado los principales caminos que van de la comuni-
dad a otros pueblos, al bosque comunal y a donde la gente lleva su ganado a
pastar. Este cargo está subordinado al del Representante de Bienes Comu-
nales de Pamatácuaro; tenía una duración, de tres años, pero en la actualidad
el subrepresentante estará por cuatro años. Las autoridades entrevistadas des-
conocen el motivo de esta modificación, ya que desde la oficina de bienes co-
munales en Pamatácuaro no les explicaron el porqué de la permanencia en el
cargo por más tiempo. Una afirmación que todos los entrevistados compar-
tieron es que nunca se ha vuelto a elegir a la misma persona para ocupar
nuevamente un cargo.
Entre los requisitos para desempeñarse como Representante de Bienes Comu-
nales está el ser casado; no es necesario haber tenido un cargo civil, aunque la mayoría
ha ocupado cargos menores o el de mayordomo de la comunidad (cargo religioso).
Los entrevistados enfatizaron que estos requisititos no están escritos en algún papel
o algo por el estilo, sino que la gente de la comunidad los sabe y conoce. La elección
es realizada mediante la votación de toda la gente que se reúne en la plaza de la
comunidad para este fin.
b) Encargado del orden. Se dedica a organizar faenas para realizar mejo-
ras en la comunidad. También resuelve conflictos internos que se pre-
sentan entre los habitantes, tales como: invasión de propiedad, peleas en
las calles, etcétera. Igualmente promueve y vigila la realización de obras
como la construcción de aulas, la cancha de básquetbol o la construcción
de la carretera que atraviesa y comunica a esta comunidad (Entrevista b. a.,
2009). Otra de sus tareas es la búsqueda de ayuda o de programas que bene-
ficien a la comunidad.
El Encargado del orden tiene la obligación de resolver los problemas que surjan
en la comunidad. Las partes afectadas asisten a la casa de la persona que en ese mo-
mento ocupa el cargo y éste se encarga de lograr un acuerdo que beneficie a todas las
partes. Si el problema es muy grave y no se puede resolver en la comunidad, se pasa
a la jurisdicción a la que pertenece San Luis Tsuren y el Jefe de Tenencia de Pamatá-
cuaro se hace cargo.
Los requisitos necesarios para ocupar este cargo son nacer y vivir dentro de la
comunidad, además de participar en todas las faenas y cooperaciones que se re-
quieran.7 Al igual que el de subrepresentante, este cargo se asume por elección
de toda la comunidad que se reúne en la plaza para este fin; tenía una duración de
tres años, pero ahora dura cuatro. Tampoco se conoce de alguna persona que haya

7
Hubo una ocasión en que se propuso a una persona que es de la comunidad, pero que pasaba la mayor parte del
tiempo en la ciudad o en otro estado, entonces la gente no lo aceptó porque decían que se necesitaba alguien que
estuviera al pendiente de los problemas y que los viviera junto con los demás (Entrevista b. a., 2009).
136 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

vuelto a ocupar el mismo cargo por más de un periodo (Entrevista b. a., 2009; En-
trevista f. m., 2008). Ha ocurrido que se propone a personas que no quieren parti-
cipar en las actividades de la comunidad y de esa forma los obligan a trabajar y
volverse partícipes de la misma.
El desempeño de otros cargos también sirve como referencia cuando se elige a una
persona para los cargos civiles. Ha ocurrido que otras personas quedan como colabo-
radores del encargado del orden, esto sucede cuando un equipo ha trabajado bien en
otros cargos, principalmente religiosos.
En San Luis Tsuren, las reuniones que se realizan no se conocen como asambleas,
sino como reuniones comunales. Se efectúan cada que hay algún asunto que tratar
con la comunidad, cuando reciben apoyos o se necesita de alguna faena en la comuni-
dad. El que convoca estas reuniones es el encargado del orden de la comunidad y fre-
cuentemente se convocan de un momento a otro, es decir, no hay un anuncio previo
ni se anticipa algunos días de la reunión. Anteriormente era común que las reuniones
se celebrarán cuando se hacía faena, que era cada semana.
Cuando se realiza el cambio de cargos civiles se notifica al municipio para que
mande a algún funcionario que acuda a dar fe del cambio; Éste únicamente observa
todo el proceso de discusión y al final de la reunión redacta el acta y la lee a toda la co-
munidad para ver si están conformes. Si todos están de acuerdo se firma el acta (toda
la comunidad o todos los asistentes a la reunión). (Entrevista b. a., 2009) Con el acta
firmada el municipio lo reconoce y le da su nombramiento oficial. Generalmente el
cambio se efectúa en el mes de enero.

2.4.3 Partidos políticos que sólo recuerdan en época de elecciones


Todos los entrevistaron coincidieron en que los partidos políticos sólo se acuerdan
de los pueblos indígenas cuando hay elecciones y no percibieron ningún beneficio por
parte de éstos para la comunidad. Antes los candidatos de los partidos políticos vi-
sitaban la comunidad cuando se acercaban las elecciones y nunca regresaban, ahora
eso ha cambiado, afirmó un entrevistado. Hace poco recibieron la visita del presidente
municipal y de funcionarios de otros partidos políticos.
Los entrevistados afirmaron que los partidos políticos no han roto los lazos comu-
nales y sólo se han registrado algunos enfrentamientos verbales entre los que se dicen
priístas y perredistas. Los entrevistados marcaron notoriamente que los habitantes de
la comunidad siempre han estado unidos en todos los casos que tienen que ver con la
comunidad y que no ha habido división al interior por proselitismo partidario.
En contraste, las autoridades en 2009 mencionaron que sería bueno que la gente
ayudara más y fuera más participativa, “que tuviera más voluntad para sacar adelan-
te todas las necesidades que tiene la comunidad” (Entrevista a. f., 2008), que se
recuperara la organización que tenían anteriormente, porque toda la gente, sin excep-
ción, participaba en todas las actividades que se realizaban en la comunidad: “donde
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 137
la comunidad sabía sus responsabilidades con la comunidad y por supuesto las cum-
plía sin necesidad de estarlos presionando como autoridad” (Entrevista b. a., 2009).
A esto se suma el apoyo recibido por el municipio en épocas más recientes. Las
autoridades afirmaron que la relación con el ayuntamiento es relativamente buena, ya
que han logrado varios apoyos como la pavimentación de algunas calles y que pro-
porcionara pipas de agua semanalmente. Esto no ha sido así siempre, anteriormente
(afirma una ex autoridad) ni siquiera los recibían en el municipio, en cambio ahora
los reciben muy bien y hacen todo lo posible por otorgar los recursos o los apoyos
necesarios y más urgentes:
Éste [el presidente municipal en funciones] ha apoyado mucho a la comunidad, ya
que la mayoría de la gente aquí es simpatizante del partido que él representa y por el
mismo motivo recibió mucho apoyo para llegar a la presidencia municipal (Entre-
vista a. f., 2008).
Finalmente, las autoridades argumentaron que los problemas de la comunidad
siempre se han resuelto de la misma manera: con el encargado del orden sin ninguna
intervención de algún partido u otra persona ajena. En esta línea, también se registró
otro factor que llama la atención: la creciente profesionalización de esta comunidad.
Hasta hace pocos años los profesionistas representaban una minoría y la mayoría se
quedaba a trabajar en el lugar; pero ahora es común que los jóvenes salgan a estudiar
y en ocasiones ya no regresan a vivir a la comunidad. Esto ha provocado la incursión
de otro tipo de ideas y cosmovisiones ajenas a las que practicaban los antepasados
(Entrevista a. p., 2008). Con la idea de evolucionar, tanto en San Luis como en San
Benito, las formas de resolver conflictos están siendo cuestionadas, ya que las perso-
nas mayores aún siguen conservando costumbres antiguas y los hombres más jóvenes,
que han estudiado una carrera profesional, intentan desplazarlas y tratan de imponer
costumbres “más occidentales”.

2.5 Comentarios finales


Los tres casos aquí tratados presentan diferencias entre sí, por ejemplo, la comu-
nidad de San Luis Tsuren es relativamente nueva, en cambio la de San Francisco
Pichátaro es un asentamiento muy antiguo y su organización interna hace referencia
a una estructura que viene desde la época prehispánica, como lo son las agrupaciones
o tribus, antecedente de los barrios. Cheranástico por su parte, es una comunidad
indígena antigua, pero que de forma acelerada ha entrado a la arena política y ha
sufrido algunas fracturas internas.
Puede apreciarse que San Francisco Pichátaro mantiene una organización interna
sólida en los encabezados de barrio, es posible que hasta años muy recientes estos
cargos empezaran a perder importancia, al tiempo que otras autoridades civiles
adquirieron más influencia (Jefe de Tenencia y Representante de Bienes Comunales).
138 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

Esto se relaciona con la relativamente reciente llegada de recursos económicos y apo-


yos para las comunidades, ya que comúnmente se manejaban recursos internos para
la celebración de fiestas patronales y otras celebraciones internas. Lo anterior ha im-
plicado una exigencia de mayor habilidad para la distribución y manejo de recursos,
ya que se trata de cantidades mayores y es común que los pobladores no estén pre-
parados o carezcan de experiencia para manejar estas finanzas.
En el caso de San Luis Tsuren las autoridades religiosas y civiles siguen siendo
respetadas y, al tratarse de una comunidad relativamente nueva, han podido trazar re-
glas no escritas que reglamentan bastante bien la organización interna; aunque algunas
personas mayores manifestaron cierta preocupación por las ideas que llegan de fuera,
a través de los jóvenes profesionistas, y que empiezan a cuestionar dichas normas.
Algo similar sucede en el caso de Cheranástico, quizás más antigua que la de San
Luis, donde la creciente profesionalización de pobladores, ha provocado diferencias
y divisiones muy marcadas.
Cheranástico resultó ser una comunidad abierta a la vida de las sociedades oc-
cidentales, participó desde una época temprana en la conformación de una disi-
dencia y alternativa a lo existente (pri) en la arena política nacional y regional;
aunque esta incursión temprana está cobrando la factura y en la actualidad es una
comunidad que no ha llegado a acuerdos duraderos, experimentando la duplicidad
de autoridades. No obstante, ha logrado conservar sus tradiciones y vincularse sin
tantas desventajas con el exterior. Como se explicó, algunos de sus cargos desapare-
cieron y otros se han modificado.
En relación a los partidos políticos, Cheranástico fue el caso que recibió mayor in-
fluencia por parte de éstos. En un inicio la entrada del prd fue benéfica y los pobladores
parecían complacidos y satisfechos con la oportunidad de expresarse en la arena polí-
tica, pero más adelante se fueron produciendo diferencias. Esto puede estar relacionado
con la política externa del partido, es decir, la poca sensibilidad que el prd ha mostra-
do en algunas ocasiones y especialmente en el trato con poblaciones indígenas deja
mucho que desear y ha orillado a que conflictos externos a la comunidad fueran asumi-
dos y vividos por integrantes de Cheranástico provocando enfrentamientos.
En Pichátaro y San Luis la incursión de los partidos políticos aún es tenue y parece que
poco a poco gana terreno, especialmente en lo que respecta a la facilidad o las tra-
bas para otorgar apoyos.
En los tres casos la asamblea o reunión comunal sigue siendo el espacio de deci-
sión por excelencia. En ésta se toman acuerdos, se forman comisiones, se elige a las
autoridades, aunque no han estado exentaos de conflictos. Incluso estos espacios tam-
bién han sido utilizados para manifestar fracturas y puntos de vista opuestos. Es posible
que en algunos casos las asambleas, como en el caso de Cheranástico, estuvieran a
punto de desbordarse y presentar enfrentamientos.
Es importante rescatar que a estos espacios, en mayor o menor medida, acuden las
mujeres y tienen derecho a participar y ejercer el voto, pero salta a la vista que en nin-
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 139
guna ocasión han resultado electas para los cargos de dirección o autoridad. En cam-
bio, en los cargos religiosos las mujeres participan con sus esposos y tienen un papel
activo muy importante. Lo anterior no quiere decir que las mujeres queden completa-
mente excluidas, lo que hemos querido resaltar es la falta de participación activa en
la representación de la comunidad ante instancias y agentes externos.
Para terminar este punto también es importante mencionar que fue en el caso
de San Luis Tsuren donde se registró mayor participación de las mujeres, ya que
han ejercido una marcada influencia en las decisiones y posturas de las autorida-
des (de los esposos y parientes masculinos que han ocupado algún cargo). Esta
característica puede significar una ventaja, pues aunque no ocupen los cargos de
autoridad puede sorprendernos la forma en que resuelven problemas desde una pers-
pectiva femenina.
Con respecto a los cargos religiosos, Cheranástico posee costumbres arrai-
gadas y, en este sentido, ha tratado de mantener separada la organización civil y
religiosa, aunque como nos comentaron algunos entrevistados la simpatía hacia
algún partido político empieza a influir en la elección de los cargos religiosos. En
Pichátaro y San Luis también continúan vigentes estos cargos, aunque hemos re-
gistrado que en esta última comunidad se han diversificado para equilibrar los gas-
tos que implican. San Luis Tsuren está innovando y reelaborando su organización
interna sin tantos problemas.
En el caso de Pichátaro parece que la pervivencia de cargos civiles, como son los
encabezados de barrio, ha ayudado a mantener cierto control interno. Este recono-
cimiento hacia cargos antiguos puede deberse a la importancia que tienen estas autori-
dades, recordemos que la división por barrios es anterior a la llegada de los españoles.
Hasta el momento, en San Francisco Pichátaro, éstas son autoridades respeta-
bles y las decisiones que comunican vienen respaldadas por todo el barrio que re-
presentan. Incluso, si tienen que tomar alguna determinación, no lo hacen hasta que
lo hayan consultado con la gente que los eligió en el barrio: “es una responsabilidad
grande, sobre todo cuando hay conflictos” (Encabezado del Barrio Santo Tomás II).
Consideramos que este cargo quizás es de los más determinantes en el desempeño de
la vida comunitaria, y todas las decisiones tienen que ir avaladas por la mayoría de los
encabezados. No obstante lo anterior, también se ha registrado una disminución en
la fuerza y respetabilidad de éstos, ya que a pesar de que pueden promover el cam-
bio del Jefe de Tenencia o el Representante de Bienes Comunales cuando existe un
desempeño poco favorable para la comunidad, en 2008 no fue posible removerlos.
La entrada de grupos políticos e intereses personales está minando esta estructura;
algunos hablan de partidos políticos aunque su influencia aún no es tan marcada. Lo
que se observó es que los encabezados están perdiendo apoyo, y esto puede deberse
a cambios en las expectativas de vida de los pobladores. Recordemos que este cargo
no tiene remuneración e implica bastante tiempo para asistir a reuniones, visitas al
jefe de Tenencia, realizar diligencias, etcétera.
140 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

San Luis Tsuren parece un lugar más armónico y menos complicado, tal vez se
debe a lo reducido de su población; sin embargo, la capacidad que mostraron sus
pobladores para conformarse como una unidad da cuenta de su perseverancia. Recor-
demos que los más antiguos vienen de comunidades vecinas y que llevaron con ellos
su lengua y costumbres, esto nos habla de su capacidad de adaptar y seleccionar
formas, prácticas y estructuras de acuerdo a las circunstancias. Es decir, no negaron
su pasado indígena, sino más bien lo retomaron y lucharon por constituirse como
un colectivo con raíces. Esto también hace preguntarse acerca de la conveniencia de
conservar prácticas que tal vez en el presente contexto no parezcan tan favorables,
pero que al mirarlas de cerca nos indican una forma cultural de adaptarse a la realidad
con mayores posibilidades de solidaridad y ayuda mutua.
Finalmente, la toma de decisiones al interior de estas comunidades es problemática
y también nos muestra divisiones internas. Existen grupos de interés y grupos eco-
nómicos que influyen en la arena política de estas comunidades indígenas. Aunque
tampoco basta buscar al enemigo afuera, sino que también es necesario ser críticos
y reflexivos para observar esta realidad. Consideramos que las comunidades ejercen
una vida política compleja por lo que es necesario más tiempo de estudio. Esta investi-
gación es un paso inicial para comprender a profundidad sus procesos.

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Cibergrafía
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inegi.gob.mx).
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142 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha

Testimonial
Entrevista M. T., 2008, Cheranástico.
Entrevista G. M., 2008, Cheranástico.
Entrevista A. C., 2008, Cheranástico.
Entrevista E. C., 2008, Pichátaro.
Entrevista G. M., 2008, Pichátaro.
Entrevista R. F., 2008, Pichátaro.
Entrevista M. A., 2008, Pichátaro.
Entrevista L. F., 2008, Pichátaro.
Entrevista A. F., 2008, San Luis Tsuren.
Entrevista F. M., 2008, San Luis Tsuren.
Entrevista J. A., 2008, San Luis Tsuren.
Entrevista B. A., 2009, San Luis Tsuren.
Entrevista A. P., 2008, San Luis Tsuren.
Índice de cuadros, figuras, gráficas y mapas

Cuadros
1.1 Mujeres indígenas encuestadas en la endireh 2006. . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
1.2 Número de mujeres encuestadas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
1.3 Número de mujeres encuestadas por comunidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
1.4 ¿De dónde son las mujeres que hablan una lengua originaria?. . . . . . . . . 55
1.5 Número de mujeres que hablan una lengua originaria, según zona de es-
tudio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
1.6 Lengua indígena según nivel de escolaridad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
1.7 Estado civil, según rango de edad de las participantes. . . . . . . . . . . . . . . . 57
1.8 Nivel educativo de las participantes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
1.9 Número de mujeres según nivel educativo y rango de edad. . . . . . . . . . . 58
1.10 Número de hijos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
1.11 Trabajo remunerado según estado civil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
1.12 Número de salarios mínimos semanales que reciben las mujeres indí-
genas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
1.13 Salario semanal que reciben las mujeres indígenas participantes. . . . . . . 62
1.14 Tipo de trabajo de las mujeres indígenas participantes. . . . . . . . . . . . . . . 63
1.15 Ocupación de los esposos o parejas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
1.16 Salario semanal de los esposos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
1.17 Mujeres con casa propia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
1.18 ¿De quién es la casa? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
1.19 Lugar de residencia del y la migrante. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
2.1 Grados e índices de marginación en los municipios que conforman el te-
rritorio p’urhépecha, ordenados de mayor a menor, 2005. . . . . . . . . . . . . . . 121

Figuras
4.1 Teponahuastle de Ostula (junio de 2009). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
4.2 Procesión en Ostula (diciembre de 2005). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
[197]
198 Í ndice de cuadros , figuras , gráficas y mapas

4.3 Minueteros de Arteaga (marzo de 2005). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164


4.4 Rumbo a la iglesia con un mariachi de Coalcomán (Maquilí, diciembre
de 2005). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
4.5 Taller de construcción de instrumentos (Coalcomán, mayo de 2008). . . 171
4.6 Músicos de Tumbiscatío y Arteaga en una función religiosa (mayo de 2004). 173

Gráficas
1.1 Población hablante de lengua indígena en el estado de Michoacán. . . . . 19
1.2 Población de 5 años y más hablante de una lengua indígena en Mi-
choacán (%). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
1.3 Asistencia escolar de la población indígena de 6 a 14 años (Michoacán). 20
1.4 Población hablante de lengua indígena, entre 8 y 14 años, que sabe leer y
escribir en Michoacán (porcentajes). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
1.5 Tasa de alfabetismo de la población hablante de lengua indígena de 15
años y más (Michoacán). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
1.6 Tasa de monolingüismo de la población hablante de lengua indígena de
5 años y más (Michoacán). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
1.7 Porcentaje de hogares de Michoacán, según tipo de jefatura. . . . . . . . . . 22
1.8 Porcentaje de hogares indígenas de Michoacán, según tipo de jefatura. . 22
1.9 Porcentaje de mujeres con al menos en incidente de violencia en los últi-
mos doce meses por estado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
1.10 Porcentajes de mujeres indígenas en la endireh 2003. . . . . . . . . . . . . . . . 26
1.11 Porcentaje de mujeres que dijeron que su pareja se molesta si trabajan
fuera del hogar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
1.12 La pareja se molesta con ellas si ganan más dinero que ellos. . . . . . . . . . 27
1.13 La pareja se molesta por la forma como educa a los hijos e hijas. . . . . . . . . . . 28
1.14 La pareja se molesta si se embaraza. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
1.15 La pareja se molesta si no cumple como madre. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
1.16 La pareja se molesta si visita amistades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
1.17 La pareja se molesta por la manera en que se viste. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
1.18 La pareja se molesta si no lo obedece. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
1.19 La pareja se molesta si es celosa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
1.20 La pareja se molesta si ella no desea tener relaciones sexuales. . . . . . . . . 32
1.21 La pareja se molesta por todo sin razón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
1.22 Cuando se enoja con ella no dice ni hace nada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
1.23 Cuando se enoja con ella hablan o platican. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
1.24 Cuando se enoja con ella le deja de hablar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
1.25 Cuando se enoja con ella discuten. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
1.26 Cuando se enoja con ella le grita y la insulta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
1.27 Cuando se enoja con ella golpea o avienta cosas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
Í ndice de cuadros , figuras , gráficas y mapas 199
1.28 Cuando se enoja con ella la golpea. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
1.29 La pareja la ha amenazado con hacerle daño. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
1.30 La ha encerrado y prohibido salir. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
1.31 Le ha hecho sentir miedo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
1.32 La ignora o no la toma en cuenta en la toma de decisiones. . . . . . . . . . . . 38
1.33 La pareja la ha pateado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
1.34 La pareja la ha golpeado con las manos o con un objeto. . . . . . . . . . . . . . 39
1.35 La pareja la ha amenazado con un arma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
1.36 La pareja le ha reclamado por la forma como gasta. . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
1.37 Aunque la pareja tenga dinero ha sido codo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
1.38 La pareja le ha amenzado con no darle el gasto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
1.39 La obligó a tener relaciones sexuales aunque ella no quisiera. . . . . . . . . . 41
1.40 Su esposo usó la fuerza para tener relaciones sexuales con ella. . . . . . . . 42
1.41 ¿El hombre debe responsabilizarse de todos los gastos de la familia? . . 44
1.42 ¿Una mujer tiene la misma capacidad que un hombre para ganar dinero? 44
1.43 ¿Es obligación de la mujer tener relaciones sexuales con su esposo aun-
que ella no quiera? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
1.44 Cuando la mujer no cumple con sus obligaciones, ¿el marido tiene dere-
cho a pegarle? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
1.45 ¿Las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos para tomar sus
decisiones? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
1.46 ¿Las mujeres y los hombres tienen la misma libertad? . . . . . . . . . . . . . . . 47
1.47 ¿Se considera valiosa? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
1.48 ¿Tiene derechos? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
1.49 ¿La acariciaron o manosearon sin su consentimiento? . . . . . . . . . . . . . . . 48
1.50 ¿Le hicieron sentir miedo de sufrir un ataque o abuso sexual? . . . . . . . . . 48
1.51 ¿Le han dicho piropos groseros u ofensivos sobre su cuerpo o de carácter
sexual? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
1.52 Cuándo esto ocurrió, ¿dio aviso o denunció este hecho? . . . . . . . . . . . . . 49
1.53 ¿Una buena esposa debe obedecer a su esposo en todo lo que él ordene? 50
1.54 ¿Se considera atractiva? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
1.55 Porcentaje de mujeres encuestadas, según zona. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
1.56 Porcentaje de mujeres que hablan o no una lengua originaria. . . . . . . . . . 54
1.57 Porcentaje de mujeres según lengua originaria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
1.58 Porcentaje de mujeres según estado civil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
1.59 Porcentaje de mujeres indígenas que tienen un empleo remunerado. . . . 59
1.60 Número de salarios mínimos por semana que ganan las mujeres que tie-
nen un trabajo remunerado, porcentajes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
1.61 Número de miembros que componen los hogares (porcentajes). . . . . . . . 64
1.62 ¿Tiene algún pariente migrante? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
1.63 Porcentaje de mujeres que reciben remesas de familiares. . . . . . . . . . . . . 66
200 Í ndice de cuadros , figuras , gráficas y mapas

1.64 Porcentaje de mujeres que tienen un pariente migrante. . . . . . . . . . . . . . . 67


2.1 Hablantes de las principales lenguas indígenas en Michoacán, 2005. . . 119
2.2 Hablantes de lengua p’urhépecha en los municipios estudiados, 2005. . . . 120

Mapas
2.1 La región purhépecha. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
4.1 Mapa de la Costa Sierra. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
El libro El camino y la voz. Visiones y perspectivas de la
situación actual de Michoacán: género, política, arte y
literatura, de Rocío Rosas Vargas, et ál, se terminó el
15 de diciembre de 2011 por Altres Costa-Amic Editores,
S. A. de C.V., Calle 3 Sur 905 Altos, Centro Histórico,
Puebla, Puebla 72000, telcel 222-200-3349, telfax (222)
289-7927, «altrescostaamic@prodigy.net.mx». La edi-
ción de 1000 ejemplares, con la colaboración de Isaías
Velázquez García en la maquetación y Martha Soledad
Dávila Márquez en la corrección de estilo, estuvo al cui-
dado de la doctora Rocío Rosas Vargas y Bartomeu
Costa-Amic Leonardo.

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