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Coordinadora
El camino y la voz
Visiones y perspectivas de la situación
actual de Michoacán: género, política,
arte y literatura
Universidad de Guanajuato
Altres Costa-Amic Editores
Coordinación y revisión académica: Dra Rocío Rosas Vargas, responsable del Cuerpo
Académico Desarrollo, Organizaciones y Sustentabilidad, «atximba@yahoo.com.mx».
Revisión y diseño editorial, diseño de portada: Bartomeu Costa-Amic Leonardo
Fotografía de la portada:
Coordinador de impresos: José Alejandro Madariaga Vázquez
La República,
Libro Tercero.
La obra que aquí presentamos tiene una particularidad y originalidad que forma
parte de los propósitos del libro como unidad y que, al mismo tiempo, permea a cada uno
de sus capítulos: ofrecer un panorama de la polisémica realidad del pueblo michoa-
cano centrándose en los grupos humanos indígenas y mestizos de este vasto terri-
torio, dándole voz a aquellos que no sólo han sido marginados de las oportunidades del
desarrollo, de las políticas públicas, sino también de los estudios e investigacio-
nes de los académicos.
La investigación cualitativa en los estudios sobre la violencia, la institucionali-
dad civil y religiosa en la alternancia de la política de los partidos y la sociabilidad
aprendida con base en el derecho positivo, el curriculum como propuesta que incor-
pora la literatura y las lenguas indígenas, las disonancias estructurales y coyun-
turales de los contextos socio-territoriales de la música en las que se logran rescatar
algunas tradiciones, y el análisis micro-social en los estudios migratorios, consti-
tuyen campos sociales novedosos, y ofrecen una alternativa heurística para el deve-
nir de las ciencias sociales y las humanidades, está presente en estos trabajos y entre
ellos la complejidad de una reconsideración epistémica.
Es desde esa perspectiva, que en el estudio de Guadalupe Huacuz y Rocío Rosas se
destacan aspectos poco visibles de la violencia, que dan cuenta de las dificultades
para mantener en orden la identidad de las mujeres con respecto a los ejes dominan-
tes de la cultura, de manera que las condiciones de pobreza y de adscripción étnica en
ocasiones se conjugan para que los cambios sociales y económicos terminen agravando
la vulnerabilidad en la que se encuentran muchas mujeres indígenas.
[3]
4 p resentA ci ó n
Ivy Jacaranda Jasso nos muestra tres casos de comunidades indígenas con diferen-
tes trayectorias socio-culturales en las que los cambios sociales, territoriales y econó-
micos del México moderno han incidido de manera importante en la configuración de
sus estructuras comunitarias, particularmente en los cargos civiles y religiosos.
Las nuevas estructuras locales que se derivan de los vínculos con la estructura y
dinámica de los gobiernos municipales —en los tres casos estudiados— y con los par-
tidos políticos —particularmente en el caso de Cheranastico— conducen por una
parte a una imponente ampliación y profundización de la participación de los actores
locales en los procesos públicos de decisión, pero por otra parte también conducen a
nuevos desafíos y contradicciones. Una fuente de tensión y contradicción se des-
prende del hecho de que, tanto en lo que respecta a los partidos políticos como en lo que
hace a los municipios, se trata de estructuras de mediación introducidas desde «arriba»
con el fin de poner en práctica proyectos de diversas características y alcances. Por el con-
trario, en lo que hace a las estructuras comunitarias se trata de instituciones confor-
madas a lo largo de los procesos históricos, y en cierto sentido son autónomas y
dotadas de fundamentos sociales y culturales consolidados, que sostienen —como diría
Guillermo Bonfil Batalla— sus relaciones e interacciones con el exterior a través de
un proceso mediado por el Control Cultural.
Un gran aporte, que desde el ámbito académico se ha desarrollado en las Universi-
dades Interculturales de México, se ha centrado en el diseño de la licenciatura en Len-
gua y Cultura Indígena, como prácticamente una de las pocas alternativas que existen
en México para estudiar de manera sistemática la gran diversidad lingüística de México.
En el trabajo de Claudia Carranza se destaca el diseño de una línea de investigación
terminal en la propuesta de la Licenciatura en Lengua y Comunicación Intercultural
de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán que destaca la importancia de
estudiar la literatura y la tradición oral indígena.
La riqueza de las fuentes, textos y códigos de la oralidad no sólo reside en su
contenido, como bien señala Claudia Carranza, sino que para el caso de los pueblos
originarios constituye un eje comunicativo y discursivo trascendental y de uso fre-
cuente, mediante el cual se transmiten y se concretan formas de ver el mundo, valores
y creencias de las diversas culturas de México.
Por otra parte, Alejandro Martínez nos ofrece una investigación que acercándonos
a los puertos y caminos de la historia de la Costa Sierra nos sumerge poco a poco en
los trasiegos y vericuetos de las variantes musicales que se han hecho presentes en di-
versos puntos de este territorio: con el arpa acompañando el son para subir a bailar en
el cajón, con letras alusivas al momento histórico, con influencias de Tierra Adentro
acompasadas con las famosas chilenas.
Las transformaciones tanto de los instrumentos como del disfrute, han tenido su
origen en disímiles causas, desde el repudio o rechazo por parte de miembros de la igle-
sia como en la influencia de otros géneros que han repercutido en lo que se ha llamado
mariachización, como en la variable demanda del mercado que en algunos casos ha
p resentA ci ó n 5
propiciado la movilidad de los propios músicos y los ajustes musicales consecuentes.
Finalmente, el autor nos brinda una hermosa remembranza de las memorias de fami-
lia, trayéndonos al presente los nombres de personajes que han caminado sin voz
fuera de estos territorios.
Eduardo Fernández atiende el fenómeno migratorio, más allá de los referentes
estructurales o del nivel macro, acercándonos a las lecturas que del mismo tienen
los propios migrantes —en un nivel micro— palpando el imaginario de expectativas
que alimentan la posibilidad de futuro en el norte.
Haciendo hincapié en el análisis de las funciones latentes, propuesta de Robert
Merton, Eduardo Fernández, retoma los aspectos del entramado psicológico y social
que se aglutinan alrededor de la adquisición, acumulación y consumo y que conflu-
yen en las representaciones y prácticas del migrante y de los que lo visualizan a
través de la ritualización.
Con El Camino y la voz, se concreta una obra en la que confluyen otras voces que
encarnan al México profundo y diverso del siglo xxi, un libro que sin lugar a dudas,
representa una propuesta metodológica, en la que se ofrece un nuevo abordaje al
explorar las percepciones y visiones de nuevos sujetos de conocimiento de manera
tal que, su voz se convierte en parte de la propia narrativa del investigador.
Davison Mazabel
Noviembre de 2011
Autores
* * *
Coordinadora
Rosas Vargas, Rocío (ugto-celaya-salvatierra)
Índice
Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
I. Violencia de género y mujeres indígenas en el Estado de Michoacán, Hua-
cuz Elías, Guadalupe y Rosas Vargas, Rocío. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
II. Entre cargos y partidos: prácticas políticas entre la población p’urhépecha
de Michoacán, Jasso Martínez, Ivy Jacaranda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
III. Reflexiones en torno al estudio de la literatura y la tradición oral indígena.
Notas en torno a un plan curricular, Carranza Vera, Claudia. . . . . . . . . . . . . . . . . 143
IV. Música y sociedad en la Costa Sierra de Michoacán, Martínez de la Rosa,
Alejandro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
V. La importancia de las micro y mesoestructuras en la migración contempo-
ránea México-Estados Unidos: Reflexiones a partir de un estudio de caso
en Michoacán, Fernández Guzmán, Eduardo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
Índice de cuadros, figuras, gráficas y mapas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197
[11]
II. Entre cargos y partidos: prácticas políticas
entre la población p’urhépecha de Michoacán1
Jasso Martínez, Ivy Jacaranda2
en que se manifiestan y para este caso, la situación de los pueblos indígenas presenta
peculiaridades vinculadas a un pasado de colonización y de resistencia cultural
(Castilleja et ál, 2003).
Existen pocos estudios de caso que hagan referencia a las prácticas políticas en
comunidades p’urhépechas. La literatura existente se refiere, principalmente, al papel
de los intermediarios políticos y a los efectos de la cultura occidental en los sistemas
políticos indígenas (Franco, 1997; Kemper, 1987; Purnell, 2004; Vásquez, 1986). Es
hasta épocas recientes que el ámbito local ha cobrado interés debido al papel que tiene
en la generación de alternativas y formas novedosas de adaptación a elementos externos
provenientes del sistema político mexicano.
En este sentido, este estudio también tiene como marco las reivindicaciones etno-
políticas que nacieron hacia la década de los setenta del siglo xx en todo el continente.
La relativa apertura a la problemática indígena en la mayoría de los estado-nación de
América provocó que algunos de éstos reconocieran su composición pluricultural y
se mostraran dispuestos a dialogar y participar de un proyecto que incluyera a los pue-
blos indígenas (J. Bengoa habla de la emergencia indígena para América Latina). Este
contexto influyó para que las poblaciones indígenas reforzaran sus sistemas de organi-
zación (procesos de etnogénesis) y enfrentaran críticas y reflexiones en torno a éstos.
Desde una perspectiva que considera las prácticas políticas como ejercicios
cambiantes que se adaptan a la realidad, esta investigación plantea el acercamiento
y análisis de acciones y estrategias que no son fenómenos nuevos, pero que no han
recibido la atención necesaria en el análisis científico. En esta línea, consideramos
que este texto contribuye a generar conocimiento sistematizado de las prácticas polí-
ticas en comunidades p’urhépechas de Michoacán.
Los datos fueron recabados a través de la etnografía y el trabajo de campo en comuni-
dades p’urhépechas. El registro de las prácticas se realizó mediante observación partici-
pante en reuniones y asambleas, y mediante entrevistas a profundidad a autoridades de las
comunidades o a personajes que hubiesen tenido algún cargo de autoridad en el pasado.
La elección de los casos de estudio responde a los siguientes criterios: comunidades
que aún conservaran una parte considerable de sus tradiciones, comunidades que tu-
vieran una organización interna muy viva y pujante, y comunidades diferenciadas en
cuanto a tamaño y ubicación; esto último con el fin de considerar la posible influencia
de estos aspectos en el ejercicio de las prácticas políticas. Una de las particularidades de
la investigación fue que participaron mujeres estudiantes de la Universidad Intercultural
Indígena de Michoacán en el trabajo de campo y, que demás son integrantes de las
comunidades aquí abordadas.
Mapa 2.1
La región purhépecha
Fuente: inegi.
hablaban un idioma parecido. Se cree que existe una relación con culturas de Suda-
mérica, en especial por referencias al manejo de la metalurgia, ciertos tejidos, deida-
des femeninas y un posible parentesco entre los idiomas.
El término p’urhépecha hace referencia a «gente común». Su generalización se
asocia a la posibilidad de la desaparición paulatina de la nobleza indígena tarasca al
tiempo del proceso de purepechización (Castillejas y Cervera, 2005: 222). Esto se re-
laciona con la desaparición de los linajes y la priorización de un término más general
que no marcara distinciones al interior del grupo étnico. En la Relación de Cuitzeo
aparece el término p’urhépecha al referir el nombre para ellos y su lengua; significa-
ba «hombres de trabajo», y posiblemente se refería a la clase más baja de la sociedad
o simplemente «gente» (Warren, 1977: 8). Sin embargo, este término no aparece
en documentos de la colonia sino hasta fines del siglo xix. De allí que sea más ade-
cuada la denominación de tarasco para referirse a la formación prehispánica que los
españoles encontraron al momento del contacto. Castillejas y Cervera (2005) afir-
man que la gran mayoría de los estudios etnográficos hasta 1940 menciona el término
tarasco como el más común.
Vázquez (1992) considera el fenómeno de purepechización como un proceso de
reindianización de tipo político originado con la dignificación del ser comunero.
Personalmente consideramos que esta identificación no fue tan general, sino que se
dio sólo en ciertos casos. En algunas comunidades, las personas de mayor edad
siguen autonombrándose tarascos y su idioma también es reconocido como tal; y el
p’urhépecha, denominación en uso desde hace veinte años, aparece como un ser
que se reivindica contra el pasado de colonización y explotación, y no necesariamente
como campesino comunero.
Los análisis del idioma p’urhépecha indican que no tiene parentesco lingüístico
cercano con ninguna de las lenguas originales que se hablan en el país o con idiomas
mesoamericanos. Warren (1997) comenta que está relacionado con lenguas andinas.
Con las reservas en cuanto al manejo de datos censales para la cuantificación de
población indígena, en el censo del 2000 se registraron hablantes de idioma p’urhépecha
en todos los municipios de Michoacán, pero la mayor concentración de estos hablantes
se localizó en los municipios de: Coeneo, Charapan, Cherán, Chilchota, Erongarícuaro,
Los Reyes, Nahuatzen, Nuevo Parangaricutiro, Paracho, Pátzcuaro, Quiroga, Tanga-
mandapio, Tangancícuaro, Tingambato, Tzintzuntzan, Uruapan, Zacapu (inegi, 2000).
Para el Conteo del 2005, de los 3 495 742 habitantes que existen en Michoacán de 5 años
y más, sólo 113 166 hablan una lengua indígena (inegi, 2009), esto significa que aproxi-
madamente sólo un 3% de la población tiene esta característica.
En el Conteo del 2005 se calculó que de la población total que habla una lengua
indígena en Michoacán, 96 966 hablan el idioma p’urhépecha y de estos 45 663 son
hombres y 51 303 son mujeres (inegi, 2009). Estas cifras lo colocan como el idioma
indígena más hablado en el estado, seguido del náhuatl (4009 habitantes) y el maza-
hua (3472 habitantes).
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 119
Gráfica 2.1
Hablantes de las principales lenguas indígenas en Michoacán, 2005
Fuente: Elaboración propia en base a los datos del Conteo Nacional de Población y
Vivienda 2005 (inegi).
2.2 Cheranástico
Cheranástico (Ch’ery- ja´htzikurinni que significa «lugar donde hay tepetate en la
cima» o «cerro del tepetate») pertenece al municipio de Paracho, ubicado en la pro-
120 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha
Gráfica 2.2
Hablantes de lengua p’urhépecha
en los municipios estudiados, 2005
vincia fisiográfica llamada eje volcánico entre los 19º 41’ y 19º 45’ de altitud al norte,
y 102º y 102º 03’ de longitud al oeste (Márquez, 1985). Colinda al norte con terrenos
de la comunidad de Uren (municipio de Chilchota), al sur con Aranza y Paracho, al
oriente con Cherán y hacia el poniente con las comunidades de Ahuiran y Santa Cruz
Tanaco (Márquez, 1982).
Según la tradición oral esta comunidad estaba en el cerro de Tamapu juata («cerro
viejo» en castellano) y tiempo después bajaron a Tsintsikataru («ruinas»), pero en los
meses de lluvia se empantanaba y los pobladores tomaron la decisión de subir al
cerro de Chiran, sitio donde se encontraban otros grupos a quienes se unieron los
pobladores de Kamustarhu («mogote» en castellano).
Cheranástico fue fundado, según el titulo virreinal, por el rey Xamondague, el rey
Harame y los grandes hombres principales: Don Francisco Chorentsi, Pedro Cruz,
Antonio Cariuaco, Francisco Tsitsiki y Francisco Sirangua. Aunque hoy en día no
existe algún documento formal que tome como evidencia verdadera ese título.
Se tiene noticia que en 1524 se llegó a una estancia que se llamaba Cheranazco,
sujeto a Raxa (ahora Aranza), asentada encima de un cerro pelado que se llamaba
Chiran, y bebían de un arroyo que pasaba por allí llamada Condiro. Según el tí-
tulo del pueblo el Irecha Xhamondangue y el Irecha Harame fueron los artífices
de tan importante documento (Márquez, 1985). Entrados en la segunda mitad del
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 121
Cuadro 2.1
Grados e índices de marginación en los municipios que conforman
el territorio p’urhépecha, ordenados de mayor a menor, 2005
siglo xviii (1754), los efectos de las políticas de congregación de los pueblos indios
fueron evidentes: una parte de la población paso a formar parte de Uren (munici-
pio de Chilchota) y se llevaron como patrono a San Bartolomé; los que se con-
gregaron en Cheranástico llevaron consigo a San Juan Bartolomé y a San Andrés
(Márquez, 1985).
En la comunidad de Cheranástico, la mayoría de la población conserva el p’urhépecha
como primera lengua y el vestido tradicional de las mujeres también se mantiene.
Los cargos, el compadrazgo y las celebraciones se han registrado, aunque con algunas
modificaciones. También, algunas formas de organización comunitaria se conservan y,
a decir de algunos pobladores, las fiestas también se siguen realizando a la antigua.
Específicamente para este último fin la comunidad se divide en cuatro cuarteles, a partir
de los cuales se organizan y reparten los gastos:
a) Primer cuartel: se encarga de los adornos del templo y de las calles;
b) Segundo cuartel: se responsabiliza de la música para los tres días;
c) Tercer cuartel: se encarga de los juegos pirotécnicos;
d) Cuarto cuartel: se responsabiliza de la organización y la música de los
jaripeos.
122 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha
En 2009, como se lleva a cabo desde el 2005, se efectuó la elección de dos Jefes
de Tenencia. Hubo dos candidatos, uno era simpatizante del prd y el otro pertenecía
al pri, que son los partidos más influyentes. Esto provocó controversia y la gente no se
llego a un acuerdo, por lo que, además del representante que obtuvo la mayoría
de votos en asamblea, los opositores nombraron a su propio representante. Las auto-
ridades alternas, como se les llama a estos personajes que no fueron elegidos por la
mayoría, no reconocen a las autoridades legítimas y no tienen el reconocimiento
del municipio. Tampoco hacen el trabajo correspondiente, pero tienen un espacio en
la plaza del lugar, donde se construyó un edificio que alberga las oficinas de las auto-
ridades alternas, aunque estos personajes se aparecen poco por allí.
A esta diferencia también se sumó la duplicidad en el Comisariado de Bienes
Comunales. Así, los opositores que no están de acuerdo con lo que decidió la ma-
yoría, acuden a realizar sus trámites directamente al municipio de Paracho ya que no
tienen el reconocimiento ni el sello de la comunidad.
Resumiendo, esta comunidad tiene una historia de lucha y resistencia que la colocan
como una referencia obligatoria en la defensa de la cultura p’urhépecha. Además sus
tradiciones y prácticas culturales, especialmente relacionadas con el aspecto religioso,
se mantienen muy vivas. Sin embargo, esta comunidad presenta síntomas de una
ruptura profunda. La división interna es tan marcada que es difícil llegar a acuerdos
y si existen las condiciones, se presentan tan frágiles que a la menor provocación
pueden desaparecer.
Las prácticas políticas como las asambleas, la elección de representantes, la
conformación de grupos de autoridades religiosas y civiles continúan vigentes, y
ante las fracturas y diferencias internas muestran ajustes. La elección y conforma-
ción de autoridades religiosas está empezando a ser influenciada por las diferencias
políticas. Además, la elección de representantes sin reconocimiento legítimo sólo
marca disidencia y evita la construcción de acuerdos. Hacia el exterior, esto resta
valor a la organización interna y coloca a la comunidad como compleja y conflic-
tiva. Y, a pesar de la fuerza y contundencia que puede llegar a tener la asamblea
(recordemos que se reúnen más de trecientos comuneros), la inconformidad ha
evitado la construcción de lazos fuertes que respalden a las autoridades legítimas.
Por esto se ha recurrido al municipio, una instancia externa y ajena a los indíge-
nas, para que vigile y reconozca su organización.
126 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha
regidores y salen a visitar todas las esquinas del pueblo. En las esquinas vi-
sitadas la gente de la comunidad saca imágenes religiosas y algunos a sus
niños Dios en una mesa y los adornan. Al llegar al lugar, el sacerdote (quien
también acompaña en la peregrinación), hace una breve oración y al final les
da la bendición a todos. Los ayudantes del carguero recogen la mazorca y li-
mosna que dejan los feligreses y caminan a otro altar hasta que recorren todo
el pueblo. El día 6 de enero se oficia una misa y el nuevo colector recibe al
niño Dios en su casa y durará en ésta un año.
El colector sigue siendo un personaje importante, aunque ha quedado relega-
do únicamente al servicio del sacerdote y al mantenimiento de la parroquia. Este
cargo asumió funciones y tareas de cargos que ya desaparecieron, según nos con-
tó la gente mayor.
b) Regidores: Son los ayudantes del carguero, son dos parejas casadas y los pri-
meros se encargan de buscarlos o ellos mismos se proponen. Estas tres parejas
se bendicen el mismo día y los regidores les dicen padrinos a los cargueros o
colectores. Los tres ayudan en el templo y su cargo dura un año.
c) Mayordomo: Se encarga de comprar por un año las flores para el templo, pero
este cargo se bendice en el mes de marzo.
Todos estos cargos son voluntarios. Existen otros, como por ejemplo el de la imagen
de San José o San Isidro; las familias que los resguardan en sus casas acuden y los
llevan a la iglesia cuando es su fiesta, éstas se cambian al año para que una nueva
familia se haga cargo.
4
Los de Tsuren vivían del lado oeste de San Luis y llevaba ese nombre (tsuren) porque poseían un ojo de agua
que caía de gota en gota.
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 133
la Revolución (Entrevista f. m., 2008), quienes se dispersaban por todo el bosque para
esconderse de los enfrentamientos armados.
Como argumenta Onofre Alonso (1983) esta gente lidiaba con problemas de insa-
lubridad y pestes, producto de la revuelta armada de J. Inés Chávez García,5 a lo que
después se sumó la rebelión cristera ocurrida de 1925 hasta 1929 (Alonso, 1983: 3-4).
Estos episodios causaron hambrunas, conflictos armados y enfermedades, por lo que
la gente prefirió retirarse a los cerros y permanecer allí. Éste fue el principal motivo
por el que la gente vivía tan separada y también por ello no se hicieron trazos o pla-
nos, ni se repartieron las tierras de una manera en que todos fueran beneficiados
al momento de rehabitar los terrenos.
5
Este personaje azoró la región durante la Revolución, entre los años 1915 y 1917. En la región fue un bando-
lero, rufián y héroe. Especialmente las dos primeras acepciones se deben a que recogía comida, mujeres, ganado y
todos aquellos recursos útiles para sus revueltas.
134 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha
6
Todavía en los años noventa del siglo xx los bosques eran abundantes y también la madera que se extraía de
éstos (Entrevista j. a., 2008), ahora son más escasos.
I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha 135
también tiene bajo su cuidado los principales caminos que van de la comuni-
dad a otros pueblos, al bosque comunal y a donde la gente lleva su ganado a
pastar. Este cargo está subordinado al del Representante de Bienes Comu-
nales de Pamatácuaro; tenía una duración, de tres años, pero en la actualidad
el subrepresentante estará por cuatro años. Las autoridades entrevistadas des-
conocen el motivo de esta modificación, ya que desde la oficina de bienes co-
munales en Pamatácuaro no les explicaron el porqué de la permanencia en el
cargo por más tiempo. Una afirmación que todos los entrevistados compar-
tieron es que nunca se ha vuelto a elegir a la misma persona para ocupar
nuevamente un cargo.
Entre los requisitos para desempeñarse como Representante de Bienes Comu-
nales está el ser casado; no es necesario haber tenido un cargo civil, aunque la mayoría
ha ocupado cargos menores o el de mayordomo de la comunidad (cargo religioso).
Los entrevistados enfatizaron que estos requisititos no están escritos en algún papel
o algo por el estilo, sino que la gente de la comunidad los sabe y conoce. La elección
es realizada mediante la votación de toda la gente que se reúne en la plaza de la
comunidad para este fin.
b) Encargado del orden. Se dedica a organizar faenas para realizar mejo-
ras en la comunidad. También resuelve conflictos internos que se pre-
sentan entre los habitantes, tales como: invasión de propiedad, peleas en
las calles, etcétera. Igualmente promueve y vigila la realización de obras
como la construcción de aulas, la cancha de básquetbol o la construcción
de la carretera que atraviesa y comunica a esta comunidad (Entrevista b. a.,
2009). Otra de sus tareas es la búsqueda de ayuda o de programas que bene-
ficien a la comunidad.
El Encargado del orden tiene la obligación de resolver los problemas que surjan
en la comunidad. Las partes afectadas asisten a la casa de la persona que en ese mo-
mento ocupa el cargo y éste se encarga de lograr un acuerdo que beneficie a todas las
partes. Si el problema es muy grave y no se puede resolver en la comunidad, se pasa
a la jurisdicción a la que pertenece San Luis Tsuren y el Jefe de Tenencia de Pamatá-
cuaro se hace cargo.
Los requisitos necesarios para ocupar este cargo son nacer y vivir dentro de la
comunidad, además de participar en todas las faenas y cooperaciones que se re-
quieran.7 Al igual que el de subrepresentante, este cargo se asume por elección
de toda la comunidad que se reúne en la plaza para este fin; tenía una duración de
tres años, pero ahora dura cuatro. Tampoco se conoce de alguna persona que haya
7
Hubo una ocasión en que se propuso a una persona que es de la comunidad, pero que pasaba la mayor parte del
tiempo en la ciudad o en otro estado, entonces la gente no lo aceptó porque decían que se necesitaba alguien que
estuviera al pendiente de los problemas y que los viviera junto con los demás (Entrevista b. a., 2009).
136 I I . E ntre cargos y partidos : prácticas pol í ticas entre la poblaci ó n p ’ urh é pecha
vuelto a ocupar el mismo cargo por más de un periodo (Entrevista b. a., 2009; En-
trevista f. m., 2008). Ha ocurrido que se propone a personas que no quieren parti-
cipar en las actividades de la comunidad y de esa forma los obligan a trabajar y
volverse partícipes de la misma.
El desempeño de otros cargos también sirve como referencia cuando se elige a una
persona para los cargos civiles. Ha ocurrido que otras personas quedan como colabo-
radores del encargado del orden, esto sucede cuando un equipo ha trabajado bien en
otros cargos, principalmente religiosos.
En San Luis Tsuren, las reuniones que se realizan no se conocen como asambleas,
sino como reuniones comunales. Se efectúan cada que hay algún asunto que tratar
con la comunidad, cuando reciben apoyos o se necesita de alguna faena en la comuni-
dad. El que convoca estas reuniones es el encargado del orden de la comunidad y fre-
cuentemente se convocan de un momento a otro, es decir, no hay un anuncio previo
ni se anticipa algunos días de la reunión. Anteriormente era común que las reuniones
se celebrarán cuando se hacía faena, que era cada semana.
Cuando se realiza el cambio de cargos civiles se notifica al municipio para que
mande a algún funcionario que acuda a dar fe del cambio; Éste únicamente observa
todo el proceso de discusión y al final de la reunión redacta el acta y la lee a toda la co-
munidad para ver si están conformes. Si todos están de acuerdo se firma el acta (toda
la comunidad o todos los asistentes a la reunión). (Entrevista b. a., 2009) Con el acta
firmada el municipio lo reconoce y le da su nombramiento oficial. Generalmente el
cambio se efectúa en el mes de enero.
San Luis Tsuren parece un lugar más armónico y menos complicado, tal vez se
debe a lo reducido de su población; sin embargo, la capacidad que mostraron sus
pobladores para conformarse como una unidad da cuenta de su perseverancia. Recor-
demos que los más antiguos vienen de comunidades vecinas y que llevaron con ellos
su lengua y costumbres, esto nos habla de su capacidad de adaptar y seleccionar
formas, prácticas y estructuras de acuerdo a las circunstancias. Es decir, no negaron
su pasado indígena, sino más bien lo retomaron y lucharon por constituirse como
un colectivo con raíces. Esto también hace preguntarse acerca de la conveniencia de
conservar prácticas que tal vez en el presente contexto no parezcan tan favorables,
pero que al mirarlas de cerca nos indican una forma cultural de adaptarse a la realidad
con mayores posibilidades de solidaridad y ayuda mutua.
Finalmente, la toma de decisiones al interior de estas comunidades es problemática
y también nos muestra divisiones internas. Existen grupos de interés y grupos eco-
nómicos que influyen en la arena política de estas comunidades indígenas. Aunque
tampoco basta buscar al enemigo afuera, sino que también es necesario ser críticos
y reflexivos para observar esta realidad. Consideramos que las comunidades ejercen
una vida política compleja por lo que es necesario más tiempo de estudio. Esta investi-
gación es un paso inicial para comprender a profundidad sus procesos.
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Testimonial
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Entrevista G. M., 2008, Cheranástico.
Entrevista A. C., 2008, Cheranástico.
Entrevista E. C., 2008, Pichátaro.
Entrevista G. M., 2008, Pichátaro.
Entrevista R. F., 2008, Pichátaro.
Entrevista M. A., 2008, Pichátaro.
Entrevista L. F., 2008, Pichátaro.
Entrevista A. F., 2008, San Luis Tsuren.
Entrevista F. M., 2008, San Luis Tsuren.
Entrevista J. A., 2008, San Luis Tsuren.
Entrevista B. A., 2009, San Luis Tsuren.
Entrevista A. P., 2008, San Luis Tsuren.
Índice de cuadros, figuras, gráficas y mapas
Cuadros
1.1 Mujeres indígenas encuestadas en la endireh 2006. . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
1.2 Número de mujeres encuestadas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
1.3 Número de mujeres encuestadas por comunidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
1.4 ¿De dónde son las mujeres que hablan una lengua originaria?. . . . . . . . . 55
1.5 Número de mujeres que hablan una lengua originaria, según zona de es-
tudio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
1.6 Lengua indígena según nivel de escolaridad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
1.7 Estado civil, según rango de edad de las participantes. . . . . . . . . . . . . . . . 57
1.8 Nivel educativo de las participantes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
1.9 Número de mujeres según nivel educativo y rango de edad. . . . . . . . . . . 58
1.10 Número de hijos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
1.11 Trabajo remunerado según estado civil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
1.12 Número de salarios mínimos semanales que reciben las mujeres indí-
genas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
1.13 Salario semanal que reciben las mujeres indígenas participantes. . . . . . . 62
1.14 Tipo de trabajo de las mujeres indígenas participantes. . . . . . . . . . . . . . . 63
1.15 Ocupación de los esposos o parejas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
1.16 Salario semanal de los esposos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
1.17 Mujeres con casa propia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
1.18 ¿De quién es la casa? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
1.19 Lugar de residencia del y la migrante. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
2.1 Grados e índices de marginación en los municipios que conforman el te-
rritorio p’urhépecha, ordenados de mayor a menor, 2005. . . . . . . . . . . . . . . 121
Figuras
4.1 Teponahuastle de Ostula (junio de 2009). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
4.2 Procesión en Ostula (diciembre de 2005). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
[197]
198 Í ndice de cuadros , figuras , gráficas y mapas
Gráficas
1.1 Población hablante de lengua indígena en el estado de Michoacán. . . . . 19
1.2 Población de 5 años y más hablante de una lengua indígena en Mi-
choacán (%). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
1.3 Asistencia escolar de la población indígena de 6 a 14 años (Michoacán). 20
1.4 Población hablante de lengua indígena, entre 8 y 14 años, que sabe leer y
escribir en Michoacán (porcentajes). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
1.5 Tasa de alfabetismo de la población hablante de lengua indígena de 15
años y más (Michoacán). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
1.6 Tasa de monolingüismo de la población hablante de lengua indígena de
5 años y más (Michoacán). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
1.7 Porcentaje de hogares de Michoacán, según tipo de jefatura. . . . . . . . . . 22
1.8 Porcentaje de hogares indígenas de Michoacán, según tipo de jefatura. . 22
1.9 Porcentaje de mujeres con al menos en incidente de violencia en los últi-
mos doce meses por estado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
1.10 Porcentajes de mujeres indígenas en la endireh 2003. . . . . . . . . . . . . . . . 26
1.11 Porcentaje de mujeres que dijeron que su pareja se molesta si trabajan
fuera del hogar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
1.12 La pareja se molesta con ellas si ganan más dinero que ellos. . . . . . . . . . 27
1.13 La pareja se molesta por la forma como educa a los hijos e hijas. . . . . . . . . . . 28
1.14 La pareja se molesta si se embaraza. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
1.15 La pareja se molesta si no cumple como madre. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
1.16 La pareja se molesta si visita amistades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
1.17 La pareja se molesta por la manera en que se viste. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
1.18 La pareja se molesta si no lo obedece. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
1.19 La pareja se molesta si es celosa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
1.20 La pareja se molesta si ella no desea tener relaciones sexuales. . . . . . . . . 32
1.21 La pareja se molesta por todo sin razón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
1.22 Cuando se enoja con ella no dice ni hace nada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
1.23 Cuando se enoja con ella hablan o platican. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
1.24 Cuando se enoja con ella le deja de hablar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
1.25 Cuando se enoja con ella discuten. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
1.26 Cuando se enoja con ella le grita y la insulta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
1.27 Cuando se enoja con ella golpea o avienta cosas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
Í ndice de cuadros , figuras , gráficas y mapas 199
1.28 Cuando se enoja con ella la golpea. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
1.29 La pareja la ha amenazado con hacerle daño. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
1.30 La ha encerrado y prohibido salir. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
1.31 Le ha hecho sentir miedo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
1.32 La ignora o no la toma en cuenta en la toma de decisiones. . . . . . . . . . . . 38
1.33 La pareja la ha pateado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
1.34 La pareja la ha golpeado con las manos o con un objeto. . . . . . . . . . . . . . 39
1.35 La pareja la ha amenazado con un arma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
1.36 La pareja le ha reclamado por la forma como gasta. . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
1.37 Aunque la pareja tenga dinero ha sido codo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
1.38 La pareja le ha amenzado con no darle el gasto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
1.39 La obligó a tener relaciones sexuales aunque ella no quisiera. . . . . . . . . . 41
1.40 Su esposo usó la fuerza para tener relaciones sexuales con ella. . . . . . . . 42
1.41 ¿El hombre debe responsabilizarse de todos los gastos de la familia? . . 44
1.42 ¿Una mujer tiene la misma capacidad que un hombre para ganar dinero? 44
1.43 ¿Es obligación de la mujer tener relaciones sexuales con su esposo aun-
que ella no quiera? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
1.44 Cuando la mujer no cumple con sus obligaciones, ¿el marido tiene dere-
cho a pegarle? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
1.45 ¿Las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos para tomar sus
decisiones? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
1.46 ¿Las mujeres y los hombres tienen la misma libertad? . . . . . . . . . . . . . . . 47
1.47 ¿Se considera valiosa? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
1.48 ¿Tiene derechos? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
1.49 ¿La acariciaron o manosearon sin su consentimiento? . . . . . . . . . . . . . . . 48
1.50 ¿Le hicieron sentir miedo de sufrir un ataque o abuso sexual? . . . . . . . . . 48
1.51 ¿Le han dicho piropos groseros u ofensivos sobre su cuerpo o de carácter
sexual? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
1.52 Cuándo esto ocurrió, ¿dio aviso o denunció este hecho? . . . . . . . . . . . . . 49
1.53 ¿Una buena esposa debe obedecer a su esposo en todo lo que él ordene? 50
1.54 ¿Se considera atractiva? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
1.55 Porcentaje de mujeres encuestadas, según zona. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
1.56 Porcentaje de mujeres que hablan o no una lengua originaria. . . . . . . . . . 54
1.57 Porcentaje de mujeres según lengua originaria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
1.58 Porcentaje de mujeres según estado civil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
1.59 Porcentaje de mujeres indígenas que tienen un empleo remunerado. . . . 59
1.60 Número de salarios mínimos por semana que ganan las mujeres que tie-
nen un trabajo remunerado, porcentajes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
1.61 Número de miembros que componen los hogares (porcentajes). . . . . . . . 64
1.62 ¿Tiene algún pariente migrante? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
1.63 Porcentaje de mujeres que reciben remesas de familiares. . . . . . . . . . . . . 66
200 Í ndice de cuadros , figuras , gráficas y mapas
Mapas
2.1 La región purhépecha. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
4.1 Mapa de la Costa Sierra. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
El libro El camino y la voz. Visiones y perspectivas de la
situación actual de Michoacán: género, política, arte y
literatura, de Rocío Rosas Vargas, et ál, se terminó el
15 de diciembre de 2011 por Altres Costa-Amic Editores,
S. A. de C.V., Calle 3 Sur 905 Altos, Centro Histórico,
Puebla, Puebla 72000, telcel 222-200-3349, telfax (222)
289-7927, «altrescostaamic@prodigy.net.mx». La edi-
ción de 1000 ejemplares, con la colaboración de Isaías
Velázquez García en la maquetación y Martha Soledad
Dávila Márquez en la corrección de estilo, estuvo al cui-
dado de la doctora Rocío Rosas Vargas y Bartomeu
Costa-Amic Leonardo.