Una vez un perro y un gato se encontraban jugando en un parque.
El perro era muy
grande, peludo y valiente. El gato era pequeño y muy suave. Mientras jugaban, un rebaño de ovejas que pasaba por ahí se les acerco “Ustedes dos no pueden ser amigos, eso es no es normal, los perros y los gatos deben odiarse” -Dijo una oveja, A lo que el perro responde “cállese viejo lesbiano”.
Un día el perro le dijo al gato: ¿Y si tienen razón?
¿De qué hablas? -respondió el gato Tal vez nosotros no deberíamos de ser amigos, tal vez nosotros estamos mal y no ellos -Exclamo el perro con tristeza El gato algo preocupado por su amigo le contestó: No les hagas caso a ese viejo rebaño, las personas suelen tirar rocas a las cosas que brillan, no pasa nada si nosotros nos llevamos bien, somos felices y eso es lo que importa. El perro le dio la razón así que siguieron jugando y fueron grandes amigos. Moraleja: No trates de hacer feliz a todo mundo, quiérete lo suficiente a ti mismo al grado de que no te importe lo que los demás opinen.