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Por
Nuria Marín Domínguez
La motivación lleva consigo una serie de elementos que hace que ésta se de en los
alumnos. Existen, por tanto, factores personales que influyen directamente en el
desarrollo de una tarea, pues la influencia llega a partir de los objetivos y las metas que
éste se propone. El significado del esfuerzo, de la superación ante las dificultades que se
den mientras se busca el camino establecido para alcanzar las metas propuestas.
Motivación Intrínseca
Se trata de aquel objetivo que el alumno se plantea por su propio sentir hacia algo. En
esta ocasión no depende de nada externo, tan solo la competencia y una meta propia que
se marque la persona, en ocasiones por superación personal.
Por ejemplo, es aquella motivación que surge por un placer, como es el caso de saber los
nombres de los personajes de una serie de televisión.
Como podemos observar, el alumno no espera una recompensa, lo hace por su propio
interés.
Motivación Extrínseca
En este caso se pretende recibir cierto premio externo o tal vez evitar algo, pues se
realiza la acción por esperar algo del exterior, como un premio.
Por ejemplo, cuando el niño realiza una tarea de la casa con objeto de que los padres se
lo reconozcan y lo premien dejándolo salir antes de tiempo a la calle.
Son numerosos los factores que influyen directamente en el interés. Por ejemplo, el
entusiasmo que muestre el docente.
Este factor se puede observar fácilmente en el aula pues, ¿cuántas veces una asignatura
nos ha apasionado sin haber otro indicio que la forma en la que la imparte el docente?.
La motivación se transmite cuando el esmero que pone el maestro es idílico. Además de
la relación entre los iguales y el buen clima que pude tener un aula.
Otra gran influencia viene a partir de metodologías participativas e idóneas que motiven
y del uso de las Tic como fuente de motivación. Hablamos de las herramientas
oportunas para fortalecer y fomentar la creatividad a través de distintos estímulos.
Y por último, otro factor relevante es la posibilidad del éxito. Contemplar entre las
posibilidades conseguir excelentes resultados en la acción equivale a contemplar una
excelente motivación. Por ello, aquellos alumnos que mantienen como objetivo el
fracaso posiblemente no logran a conseguir su objetivo.
La autoestima también tiene que ver en este proceso, pues puede verse atacada por la
negatividad o influenciada por la motivación que represente la persona. Es la propia
actividad académica la que puede recaer en la autoestima como eje fundamental para la
adquisición de conocimientos.
Un ejemplo de ello es que el maestro sepa el nombre del alumno, ya que la acción de
llamar a la persona por su nombre aumenta considerablemente la autoestima y, en
consideración, la motivación por hacer algo.
El docente, en primer lugar, debe plantearse una serie de metas ante la posibilidad de
motivar a sus alumnos. Una vez alcanzado el objetivo de obtener la motivación, las
acciones del docente se relacionan con mantener esta motivación. Y, por último, a través
de esta motivación lograr que el alumno adquiera las competencias que en un primer
momento se establecieron que adquiriera.
Por tanto, motivar no solo es una acción que el docente debe realizar al inicio de su
actuación, sino que se trata de algo que se debe mantener constante, como todo triunfo.
Además, si el proceso ha tenido un resultado positivo, posiblemente para nuevos
procesos la motivación, ya estará iniciada en los alumnos y, por tanto, el esfuerzo donde
será menor.
No obstante, al igual que en todas las situaciones que envuelven a los seres humanos,
todas las personas son distintas y, por tanto, la motivación no es la misma en todos los
alumnos. Por ello, una misma actividad o un mismo objetivo provocan una reacción
distinta en cada uno de los alumnos.
Por ello, hay varios autores que sostienen que la motivación colectiva queda limitada si
no se hacen individualidades que tengan relación con cada uno, pues influye en demasía
la personalidad de cada componente del grupo.
Con anterioridad hemos estado analizando qué es la motivación, siempre desde la visión
de si es negativa o positiva. No obstante, el docente puede encontrarse con situaciones
donde deba intervenir a través de una mejora de la motivación en el alumnado. A
continuación, presentamos una serie de estrategias donde pueda trabajarla:
1. Eliminar del diálogo en trabajos en grupo las críticas negativas hacia los demás.
2. Utilizar los trabajos en grupo como medio para que colaboren todos por igual.
6. Adaptar el aprendizaje a todos los niveles, sin obviar aquellos niveles más bajos,
pues son los que requieren mayor atención e incremento de la motivación.