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Me has dejado el alma reluciente

de misterios,

y en los pulmones un átomo

de tu aire malsano.

Has cubierto de caminos

mis zapatos,

de serpientes mis lapiceros,

más a donde vayas llevarás

como un incendio

el tibio sudor de mis manos

y a donde voy espero,

con doble espanto,

el momento de perder en el mio

la levedad de tu cuerpo.

Año nuevo de 1978

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