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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL

DE LOS LLANOS OCCIDENTALES


EZEQUIEL ZAMORA
-UNELLEZ-

Autor
Bastidas Jean Manuel

Guanare, Enero de 2020.

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ÍNDICE

Página

Índice………………………………………………………………………. 2

Introducción....................................................................................... 3

Hepatitis Vírica Canina………………………………………………….. 4

Síntomas............................................................................................. 5

Diagnostico......................................................................................... 7

Tratamiento......................................................................................... 8

Conclusión......................................................................................... 10

Bibliografía......................................................................................... 11

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INTRODUCCIÓN

El presente estudio tiene como objeto definir la hepatitis vírica canina


para tratar de prevenir los síntomas en caso de que le hayan transmitido el
virus al canino tratarlo con el veterinario para diagnosticar y asignarle un
tratamiento al ser vivo
Además, este virus solo se transmite a los caninos donde los signos
más relevantes son: fiebre, anorexia, aumento de las secreciones nasales y
oculares, conjuntivitis, hiperemia de mucosas, vómitos, edema en tejido
subcutáneo cabeza, cuello y partes declives del cuerpo. Y no se relaciona en
absoluto a la hepatitis humana.
Es de allí la importancia de esta investigación para determinar las
causas y consecuencias de esta enfermedad ya que La población canina de
temprana edad es la de mayor riesgo en contraerla.

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HEPATITIS VÍRICA CANINA
La hepatitis vírica canina es una enfermedad que afecta únicamente a
los perros y no guarda relación alguna con la hepatitis humana. La
enfermedad es hoy mucho menos frecuente gracias a la eficacia de las
vacunas. Sin embargo, esta enfermedad extremadamente contagiosa y en
ocasiones mortal todavía se puede observar en la consulta veterinaria, sobre
todo en cachorros que no han sido vacunados. Es una inflamación del
hígado. En ese proceso inflamatorio las células que conforman el órgano
pueden sufrir distintos tipos de daño.

Causas
La hepatitis vírica canina (antes llamada enfermedad de Rubarth) está
causada por un virus, el adenovirus canino del tipo 1. En Europa, afecta
fundamentalmente a perros y zorros.
La principal fuente de infección es la ingestión de orina, heces o saliva
de perros infectados. Los perros que se recuperan de la infección pueden
excretar el virus a través de la orina durante 6 meses.
El virus es resistente a muchos desinfectantes y puede perdurar
intacto en el entorno durante semanas o meses.
Los cachorros muy jóvenes pueden morir en el plazo de unas pocas
horas y en situaciones de hacinamiento el contagio es muy rápido. Al igual
que sucede con el moquillo, la introducción de un cachorro nuevo infectado
en un grupo, quizás procedente de un criador no profesional, desata a
menudo la aparición de un brote de la enfermedad. No obstante, en los
refugios de animales es una enfermedad menos frecuente.
La infección afecta primero al tejido linfático localizado alrededor de la
cabeza, antes de pasar a otros órganos, sobre todo al hígado. Las muertes
son frecuentes, aunque se administre un tratamiento, Hay distintas razones
por las cuales un perro puede padecer hepatitis canina. Estas son:
 Ingesta de orina, heces o saliva de perros que estén contagiados.

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 Mala alimentación del perro.
 Intoxicación por comida o medicamentos.

Síntoma
Dependiendo de la causa, la hepatitis canina se clasifica en distintos
tipos o clases: Los síntomas oscilan entre signos muy leves y la muerte
repentina.

Forma hiperaguda (en cachorros jóvenes)


Los cachorros de menos de 3 semanas pueden manifestar de repente
dolor en el abdomen y la muerte puede sobrevenir en pocas horas. La
mayoría de los cachorros procedentes de fuentes fiables disfrutan de una
protección temporal heredada de la madre (perras madres debidamente
vacunadas), de modo que esta forma de la enfermedad es hoy rara.

Forma aguda (enfermedad clásica)


Los casos en una fase inicial llegan a la consulta del veterinario tan sólo
con una letargia acusada. En la exploración, el veterinario observa que
presentan temperatura elevada e inflamación de las amígdalas (amigdalitis),
así como un intenso enrojecimiento de las mucosas e inflamación de los
ganglios linfáticos situados debajo de la mandíbula. La amigdalitis aguda no
es frecuente en los perros y debe levantar claras sospechas.
Este cuadro evoluciona con rapidez a vómitos y/o diarrea, que se
acompañan de una pérdida completa del apetito; en algunos casos la luz
intensa causa dolor.
El hígado aparece agrandado y doloroso a la palpación. A medida que
la función del hígado se va alterando aparece ictericia y comienzan a sangrar
las encías. Llegados a este punto, las mucosas adquieren un color pálido o
amarillento (ictericia). El perro presenta los músculos del abdomen tensos y
contraídos a causa del dolor y cerca de 1 de cada 5 animales afectados

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acaba muriendo. Los que sobreviven a la fase aguda se recuperan
completamente, aunque pueden tardar muchas semanas en restablecerse.
Por lo que, la inflamación del hígado se produce debido a la ingesta de
medicamentos o de alguna sustancia tóxica que pueda lesionar al hígado.
Lamentablemente, los síntomas se presentan cuando la enfermedad está
avanzada.

Forma leve
Algunos perros sólo presentan fiebre poco elevada y a veces diarrea,
pero muestran los ganglios linfáticos inflamados.

Variantes
El cuadro clínico es mucho menos variado que en el caso del moquillo.
No obstante, muy de vez en cuando pueden aparecer convulsiones, lo que
puede conducir erróneamente a un diagnóstico de moquillo.
No es infrecuente que un perro sufra simultáneamente una infección por
el virus del moquillo y por el de la hepatitis vírica canina.
El edema corneal (que por el aspecto que da al ojo del animal suele
recibir comúnmente el nombre de "ojo azul") es un trastorno que se observa
en muchos de los perros que sufren la enfermedad, dependiendo de la cepa
del virus. Aparece unos 10 días después de los primeros síntomas, durante
la fase de recuperación. Está causado por la formación de edema en la
superficie del ojo, que le da un aspecto turbio y azulado, y desaparece de
manera espontánea, sin necesidad de tratamiento. Este puede ser el único
síntoma de la enfermedad que percibe el propietario.
Se genera a causa de un de ‘error’ en el sistema inmune del
perro. El sistema inmune confunde las células del hígado con agentes
dañinos y las ataca hasta destruirlas.
Los síntomas de esta enfermedad pueden ser confundidos con los de
muchas otras patologías. El dueño del perro debe estar atento y, ante
cualquier duda, acudir al veterinario.

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Algunos síntomas son:

 Pérdida del apetito.

 Vómitos y/o diarrea.

 Sed constante o insaciable.

 Dolor o inflamación en el área abdominal.

 Inflamación de los ganglios.

 Comportamiento errático (pérdida de la coordinación).

 Coloración amarillenta en ojos y mucosas (ictericia). Este síntoma es


muy notable.

Diagnostico

Diagnóstico clínico
 A partir de los signos observados (formas agudas) y los antecedentes
del animal, el veterinario puede emitir un diagnóstico.

 En la forma leve puede resultar más difícil, ya que los síntomas son
bastante ambiguos.

Pruebas diagnósticas
 Los casos de la forma clásica de la enfermedad se pueden
diagnosticar clínicamente, aunque podría ser recomendable recurrir a
análisis de laboratorio para confirmar el diagnóstico.
 El virus CAV-1 puede detectarse en un laboratorio convencional con
pruebas de ADN y otros métodos a partir de una biopsia extraída del hígado
o de un ganglio linfático inflamado.
 En la necropsia, el hígado presenta cambios característicos cuando
se observa una muestra al microscopio.

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 El CAV-1 no se puede tratar directamente y el tratamiento se limita a
intentar que los daños que ocasiona en el animal sean los mínimos. Muchas
veces los perros mueren a pesar del tratamiento.

Tratamiento

El tratamiento necesario es el siguiente:


 Tratamiento antibiótico para controlar las infecciones bacterianas
secundarias.
 Medicación para controlar los síntomas, como diarrea, vómitos,
insuficiencia hepática o los problemas de coagulación de la sangre.
 Intentar que el perro coma una dieta especial para la insuficiencia
hepática.
 Guardar reposo absoluto, nada de ejercicio. Muchos animales pueden
sufrir una recaída grave cuando, aparentemente recuperados, dan su primer
paseo.
 Antiinflamatorios.
 Es necesario tener en cuenta que el hígado eliminará con lentitud
algunos medicamentos y quizás sea preciso reducir las dosis o ampliar el
intervalo de administración de los mismos, circunstancia que el veterinario
tendrá en cuenta.
Los perros infectados y los que hayan estado en contacto con ellos
deben permanecer aislados de otros perros sensibles y es preciso adoptar
medidas de higiene (cambio de ropa de las personas en contacto con el
animal infectado, uso de desinfectantes adecuados).

Prevención
Los hábitos saludables del perro evitarán cualquier enfermedad,
incluyendo a la hepatitis:
 Alimentación balanceada.
 Ejercicio diario.

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 Tiempo al aire libre.
 Cariño y atención.

Finalmente, hay que reseñar que, en el caso de la hepatitis vírica, la


mejor prevención es la vacunación. Por eso es siempre aconsejable llevar el
cachorro desde temprana edad al veterinario para que se le administren las
vacunas necesarias. De la misma manera, si se adopta un perro adulto, se le
debe vacunar.
La prevención se basa en la vacunación. La hepatitis vírica canina
siempre forma parte de la primera vacunación de los cachorros y a menudo
también de las dosis de recuerdo anuales.
Muchas vacunas contra la hepatitis vírica contienen la cepa CAV-2 en
lugar de la CAV-1, ya que proporciona una protección cruzada contra ciertas
formas de la tos de las perreras y es menos probable que provoque la
aparición de edema corneal.
Según la situación particular de su perro, el veterinario escogerá el
protocolo más adecuado para sus necesidades. De igual manera, tener la
cartilla de vacunación al día es un requisito obligatorio para asistir a las
exposiciones y las residencias caninas.

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CONCLUSIÓN

El presente trabajo se realizó bajo un análisis exhaustivo y bibliográfico


referente a la hepatitis infecciosa de los perros lo cual ha demostrado que
ese padecimiento es tan importante y grave en canino. Además, es una
insidiosa enfermedad a virus, no transmisible por el aire pero propagada por
el contacto con las secreciones corporales de los perros clínicamente
enfermos y por la orina de los portadores reestablecidos.
De igual forma, los Informes de varias partes del mundo han
demostrado que es una enfermedad ampliamente difundida, y las pruebas
serológicas indican que tiene una alta incidencia en la población canina.
Por lo que, el diagnóstico se basa en los resultados de un examen de
sangre que muestran un aumento en el nivel de las enzimas hepáticas y en
biopsias de hígado. El examen físico del perro puede revelar la enfermedad
cuando hay ictericia. Los perros con hepatitis crónica activa tienen un tamaño
de hígado menor al normal. Esto a veces puede verse en radiografías e
imágenes de ultrasonido de su mascota.
De igual manera, la hepatitis vírica canina es una enfermedad que
afecta únicamente a los perros y no guarda relación alguna con la hepatitis
humana. La enfermedad es hoy mucho menos frecuente gracias a la eficacia
de las vacunas. Sin embargo, esta enfermedad extremadamente contagiosa
y en ocasiones mortal todavía se puede observar en la consulta veterinaria,
sobre todo en cachorros que no han sido vacunados

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BIBLIOGRAFÍA

https://www.zoetis.es/conditions/perros/hepatitis-virica-canina.aspx

https://misanimales.com/hepatitis-canina-causas-sintomas-tratamiento/

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